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27. El mundo es un pañuelo

-Vamos chicos o llegaremos tarde- dijo Akala con prisa.

-Ya vamos- dijo Milo saliendo por la puerta junto con Aya.

Todos los alumnos volvían al instituto como un día normal, incluso parecía que el incendio nunca sucedió.

-Hola- saludó Lena sonriendo cuando vio llegar a Milo y Aya a la clase.

-Hola- devolvió el saludo Milo mientras se sentaba.

En la clase de Akala, en cambio, las dos lobas que compartían clase con ella estaban más pendientes de sus propios asuntos que de lo que las rodeaba. Kiara estaba preocupada por la manada italiana y Tala planeaba cómo darle una paliza a la rubia que más odiaba.

-Podeis pedirnos ayuda a alguno de la manada si necesitais algo- dijo Thiago a los tres chicos italianos quienes estaban en la misma clase que él.

-De acuerdo- dijo Nico agradeciéndole.

-Después de las clases tenemos un descanso para comer- avisó el rubio -Podeis venir con nosotros.

-Genial- dijo Marco animado y pensando en investigar sobre el lobo solitario.

Los tres chicos estaban en la misma clase que el Alpha y el Beta de Silver Moon, por lo que Thiago se ofreció a ser su guía. Enzo solo se mantenía en silencio, pues él no veia obligatorio intercambiar palabras con ellos, a menos que fuera necesario.

-Vamos- dijo Enzo poniéndose de pie cuando llegó la hora del descanso.

Akala y Aya ya estaban sentadas en una mesa esperando a Milo y su comida. Mientras, Lena y Kai lo habían acompañado para pedir algo también.

-Hola- saludaron el pelirrojo y la castaña al ver a Akala.

-Hey, ha pasado un tiempo- dijo la rubia a modo de saludo.

Luego de eso, llegaron los chicos que faltaban, pues habían ido a ver los alrededor para conocer el insituto. Enzo avanzó hasta la mesa donde se encontraban Tala y Kiara. Thiago, en cambio, hablaba con los chicos nuevos mientras se dirigía a la mesa de los hermanos Winter.

-¡Akala! ¡Milo!- dijo Nico feliz al verlos de nuevo llamando la atención de todos los miembros de la manada.

-Chicos- dijo Akala cuando estos se acercaron a la mesa.

-¿Se conocen?- preguntó Thiago entre confundido y sorprendido.

-Estuvimos viviendo en Italia, por lo que nos conocimos allí- respondió la rubia como si fuera obvio.

-Va a ser verdad que el mundo es un pañuelo- dijo Kai igual de sorprendido que los demás.

-Es increíble- dijo Lena.

-Sentaros- dijo Akala señalando la mesa.

Thiago nunca había visto a la rubia mostrar algo de confianza a alguien, por lo que no podía dejar de sorprenderse. Enzo también observaba lo que ocurría, pues desconfiaba de Akala y los suyos, pero no esperaba que la manada italiana los conociera.

-Genial- dijo Tala mirando descaradamente la otra mesa -Se conocen.

-Ya dije que no eran de fiar- dijo Kiara con la cabeza en alto por tener razón.

-¿Qué hacemos?- preguntó la pelirroja a su Alpha.

-Yo me encargo- dijo el moreno pensando en sacarles información a esos chicos cuando volvieran a la manada.

-¡Qué guay!- reaccionó Lena emocionada -¿Cómo eran antes de venir aquí?- preguntó la castaña a los chicos curiosa por el pasado de los Winter, haciendo que los otros lobos estuvieran pendientes de la conversación.

-Qué puedo decir- dijo Nico sentado al lado de la rubia mirándola -Es muy reservada- dijo refiriéndose a Akala.

-Tiene una mirada que te atraviesa- dijo Marco sonriéndole a la castaña como si le hubiese contado un secreto.

-Que cosas más bonitas me decis- dijo con sarcasmo la cazadora.

-Y Milo, que es un buen chico- dijo Nico mirándolo.

-Es demasiado bueno para nosotros- dijo Luka revolviéndole el pelo.

-Sabeis que ese chico bueno puede dejaros fuera de juego de un golpe, ¿no?- dijo Marco a los otros dos chicos.

-Tienes razón- dijo Nico riendo.

-Chicos- les llamó la atención Akala.

Los tres lobos dejaron de hablar al escuchar a la rubia y levantaron las manos en señal de paz.

-Todavía no es la hora- dijo la rubia terminando de comer.

-¿No es la hora de que?- dijo Thiago sin entender.

-Nada, no tiene importancia- dijo Akala levantándose y mirando a los tres chicos italianos para después marcharse.

-Nosotros también nos vamos- dijo Milo imitando a su hermana -Vamos Aya.

-Ya voy- dijo la chica a su ritmo.

-Tenemos que hablar- le dijo Enzo a Nico cuando se levantó para irse -Nos reuniremos cuando regresemos a la manada.

-Bien- dijo el rubio serio.

Los tres chicos se miraron entre ellos, habían entendido el mensaje de Akala, el acuerdo entre la manada y los cazadores todavía no estaba hecho, por lo que tenían que ser muy cuidadosos con sus palabras.

-Así que, ¿cómo se conocieron?- preguntó Lena curiosa.

-Estuvimos en el mismo colegio- dijo Marco.

-¿Cuál fue vuestra primera impresión de ellos?- preguntó de nuevo la castaña.

-Lena- dijeron Kai y Thiago a la vez.

-¿Qué?- dijo la chica -Tengo curiosidad.

-Bueno, no eran muy sociables- contó Nico -Akala era muy popular, se llevaba bien con todos, pero no consideraba a nadie su amigo. Era como que los demás no estaban a la altura.

-Distantes- dijo Marco pensando -A Milo lo conocimos al siguiente año de entrar Akala al colegió, entró justo cuando empezabamos a juntarnos con ella.

-Es verdad- dijo Nico recordando -Nos lo presentó ella, sino no hubieramos sabido que tenía un hermano.

-Demasiado perfectos, no encajaban con los demás- dijo Luka.

-Parecían diferentes de ahora- dijo la castaña.

-¿Perfectos?- dijo Tala escuchando todo e interviniendo en la conversación -¿Qué tiene de perfecta esa chica?- dijo la pelirroja.

-Era perfecta en todo, el colegio, las notas, los deportes, su comportamiento- dijo el Alpha italiano -Era una alumna modelo.

-No lo parece- dijo la chica loba sin creerselo.

-Tienen padres estrictos- dijo Luka -Les exigen mucho y no les permiten errores- dijo haciendo que los otros dos chicos bajaran un poco la mirada.

-No parece que lo hayan tenido fácil- dijo Lena siendo comprensiva.

-¿Padres?- dijo en voz baja Thiago analizando las palabras del chico.

-Ya veo- dijo Enzo quien se encontraba al otro lado de la puerta y había escuchado todo.

El moreno no se marchó de allí, sino que solo se quedó en el pasillo. Empezaba a entender un poco sobre la chica rubia, el como era capaz de llamar la atención de todos sin ser amistosa ni amable o el como era que tenía respuestas para todo y siempre estaba a la defensiva.

-No es perfecta- dijo el moreno para sí mismo mientras se iba de ahí -Yo mismo lo demostraré.

-Achús- estornudó Akala mientras caminaba con Milo y Aya.

-¿Te resfriaste?- preguntó su hermano.

-No creo- contestó Aya a Milo -A lo mejor alguien está hablando a sus espaldas.

-Las clases comenzaran en un rato- dijo la rubia ignorando el tema -Tengo que hablar con Nico y los chicos, además de buscar a Akira- dijo la chica para ella misma -Son un problema.

-¿Crees que hablen de más?- preguntó Milo preocupado.

-Lo harán, estoy segura, pero no dirán nada que este relacionado con ellos- dijo resaltando la última palabra refiriéndose a los cazadores.

-Siempre puedo lanzar algún hechizo o hacer una poción que prohiba el hablar o nombrar algo- dijo Aya como idea.

-No será necesario, confió en ellos- dijo la rubia.

-Son leales- dijo Milo a la chica bruja -No nos traicionaran.

-¿Por qué tan seguro?- preguntó Aya desconfiada.

-Saben nuestro secreto y saben que si hablan, estaremos en peligro tanto ellos como nosotros- dijo Milo seguro y confiado.

-Es una cuerda floja- dijo Aya -No hay un seguro que os garantice lo que dices.

-Nosotros estamos acostumbrados a que nuestras vidas esté siempre en peligro, somos herramientas para un fin- dijo Akala interviniendo -Pero los lobos tienen vidas que proteger además de las suyas.

-Los cazadores usan los acuerdos como intercambio, si no haces lo que ellos quieren, acabaran con tu gente- dijo Milo -Nico lo sabe bien, por eso no dirá nada que ponga en peligro a su gente y a nosotros, además es un lobo y es nuestro amigo.

-Los amigos no duran para siempre- dijo la chica de pelo azul.

-Puede ser, pero siempre hay algún sentimiento de por medio, bien sea negativo o positivo- dijo la rubia -Ya sea de odio, preocupación, cariño, amor...

-Incluso la indiferencia- dijo Milo pensando en su padre adoptivo.

-Incluso un rival, puede preocuparse por ti- dijo la chica loba -Pues se establece una relación entre los dos, en este caso puede ser de competitividad.

-No lo comprendo del todo- dijo la chica bruja -Pero puedo decir que confio en Akala.

La rubia sonrió a la chica en agradecimiento por sus palabras.

-Ya sabes que los cazadores nos usan porque les somos útiles- dijo la rubia mientras caminaba tranquila -Somos herramientas que serán desechadas en cualquier momento.

-Por lo que no está mal tener contactos y lugares donde refugiarte- dijo Milo -Maaka lo tiene todo pensado.

-Pero para mi serían refugios temporales- añadió Akala -Ya que pondría en peligro a la manada y a su gente.

-Ellos no te dejaran marchar tan fácilmente- dijo en voz baja Milo triste por no poder hacer nada.

-Un refugio para tu hermano- dedujó en voz baja Aya mirando al chico -Lo quieres poner a salvo.

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