Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Ocho



Antes de responder, lo primero que hago es buscar en google el prefijo el número que me está hablando aprovechado que tengo el portátil al lado y encendido. Es español por lo que sí, es Mireia.

Y me pongo nervioso. Me paso la mano por el pelo, suspiro y sigo mirando mi móvil sin bloquearlo, releyendo esos dos mensajes de forma continua.

¿Le respondo? Sí, tengo que hacerlo, aunque no estoy obligado, ella no me ha hablado en semanas, ¿por qué debería hacerlo con rapidez?

Además, no sé qué decirle o cómo responder, por lo que cuando me vuelve a vibrar en la mano, haciéndome ver que ha seguido hablando, sé que tengo que pensar rápido.

Estás en línea...
¿Haciéndote el interesante, James?
¿Por eso tardas en responder?
Porque sé que me has leído, llevas un rato en línea
Y si me preguntas que cómo lo sé, que puede ser una casualidad, te diré que no lo creo
Te has conectado al poco de que te hablase...

Descarto lo de pensar antes de responderle, simplemente voy a improvisar, decirle lo que se me pase por la cabeza.

Tienes mucha confianza en ti misma, ¿no crees?
Estás dando por hecho la cosas

Sí, tengo mucha confianza en mí
¿No te había quedado eso claro?
No me gusta la falsa modestia
Me gusta ser directa y me has dado la razón, ¿te das cuenta?

¿Por qué dices eso?

Justo me respondes cuando me quejo de que no lo haces
Es un claro intento de disimular
Y aún no me has dicho si sabes quién soy

Eres Mireia

¿Tan claro tenías que te iba a hablar?

Tu prefijo es español
No hay muchas más opciones

¿No tienes amigas o amigos de España?

Sí, pero los tengo guardados
No me sale el prefijo y el número
Tampoco voy dando mi número a gente que no conozco

Tienes tu punto de razón
Voy a ir al motivo por el que te he hablado
No tengo mucho tiempo, estoy trabajando

Así que hay una razón...
¿No me ibas a hablar si no fuera por eso?

¿Quizá?

Eso es un no
¿Entonces por qué me hablas ahora?

No te ofendas
No es personal
Es solo que...
Déjalo
Si tú querías hablar conmigo, ¿por qué no lo has hecho?

No me diste tu número
Y lo hiciste así queriendo

¿Puede?
Además, ahora te estoy hablando
¿No es lo que querías?

¿No decías que irías directa al grano?

Me van a dar una condecoración o algo similar por haberle salvado la vida a tu amigo
¿Tienes algo que ver?

Me tienes en más alta consideración de lo que deberías
Soy solo un abogado

¿Entonces por qué me quieren dar algo así?
Solo hice lo que debía
Salvar la vida a alguien

Ese alguien va a casarse con la futura reina de Suecia
¿Te parece poco?

A mí eso me da igual
Es una persona más

Felicidades por tu condecoración
Pero no entiendo que tengo yo que ver en esto

¿No ha sido idea tuya?

Te lo acabo de decir, soy solo un abogado
Me alegra saber que tienes tan buena imagen de mí

Voy a aceptarla
Y eso implica que tendré que ir a Suecia

Muy bien, me alegro por ti

¿Querrás que quedemos?

¿Cómo?

Mira, sé que debería haberte hablado antes
A mí me apetecía

¿Lo hacía?
No lo parece

No soy boba
Me doy cuenta de las cosas, ¿sabes?
Tú también te diste cuenta
Y... bueno, no hace falta una explicación de lo obvio
Ya que iré a Suecia me apetece verte

¿Te han dicho alguna vez que eres impredecible?

Muchas veces
Me gusta sorprender
¿Eso es un sí?

No lo sé...

Tengo que seguir trabajando, James
Lo digo en serio, quiero verte
Y bueno, si estás tan molesto porque no te haya hablado...
Eso tiene muy fácil solución

¿La tiene?


Cuando salga de trabajar, te hablaré
Me tengo que ir
Que te vaya muy bien lo que queda día
PD: me encantan tus ojos


Deja de estar en línea y no contesto más porque, de nuevo, no sé qué ponerle.

Ha sido una conversación... extraña. Demasiado. Aunque no sé de qué me sorprendo, había sido en cierta forma muy parecida a cuando habíamos estado en la cafetería, ella llevando el control en todo momento y yo salvando la situación como podía, yendo a su compás sin pretenderlo.

Bloqueo el móvil con una sonrisa tonta en el rostro, ha dicho que le encantan mis ojos y yo...

Yo me siento tonto, en serio, me siento muy tonto.

Es una suerte que no esté Sebastian aquí, se estaría riendo de mí durante semanas al verme la cara.

Para dejar de darle vueltas, me centro en lo que estaba haciendo antes de que me llegasen los mensajes, prepararme bien las clases del cursillo al que nos hemos apuntado Sebastian y yo, que empieza la semana que viene, y con todo lo relacionado con mis clases de la universidad.

Así paso lo que queda de día, respondiendo algunos mensajes de Sebastian, que por lo que noto se aburre, y con Lexie, que me obliga a prometerle que mañana haremos una videollamada porque tiene que contarme una cosa muy importante.

Mireia no me vuelva a hablar hasta la mañana siguiente, tal y como había dicho, al salir de trabajar. Me explica que ha estado de guardia hasta ese momento, que lo que parecía un turno tranquilo se había vuelto un auténtico caos.

Siendo sincero, que haya cumplido con lo que me había dicho me ha dejado sorprendido, creía que no me hablaría, que todo se quedaría en unas bonitas palabras y nada más.

Intento darle una vuelta a lo que han sido nuestros intercambios, no ir tan a la corriente y mostrarme un poco más como soy y creo que lo consigo, en los audios que me manda, porque según explica le da mucha pereza escribir mientras vuelve a su casa, se ríe y me devuelve los comentarios ingeniosos del mismo modo.

Estoy tan distraído hablando con ella que ni me doy cuenta cuando Sebastian entra en mi apartamento, con una ceja alzada.

—No me mires así —dice de inmediato, excusándose por haber usado la llave que tiene solo para emergencias—. Llevo llamándote mucho tiempo, pero no me has hecho caso.

—Ni siquiera has llamado al timbre... —rebato y bloqueo el móvil.

Sebastian se hace el ofendido, poniéndose una mano en el pecho y se sienta a mi lado en el sofá de una forma muy exagerada.

—Tenías que estar preparado para cuando viniera, sabías que iba a hacerlo —murmura y se queda callado, mirándome fijamente—. ¿Con quién estás hablando?

—¿Por qué debería estar hablando con alguien? —desvío la atención de eso, intentando que se centre en otra cosa—. ¿Por qué estás aquí?

—No funciona. —Sebastian se ríe y pone morritos para darme pena—. ¿No me dirás con quién estás hablando? Tienes una sonrisa muy sospechosa.

—Con nadie, Sebastian.

—Mentiroso. —Me señala con el dedo, acusándome—. ¿Vas a obligarme a que te saque el móvil?

Es más que capaz de hacerlo y no me apetece que me destroce el sofá en el proceso, por lo que soy sincero.

—Con Mireia.

—¿Mireia como la misma chica que no te dio su número y por la que tenías un gran flechazo? —Asiento su pregunta y él parpadea de forma repetida—. Necesito ver esos mensajes.

—Eso sí que no —respondo de inmediato—. Es... mi intimidad.

Sebastian empieza a reírse a carcajada limpia, como si lo que acaba de escuchar es muy divertido. No sé si cree que estoy bromeando, o lo que le pasa por la cabeza, pero he hablado muy en serio.

—No diga tonterías, siempre nos enseñamos estas cosas... —Al ver que sigo con mi negativa, añade—. Crees que me voy a reír de ti.

—¿No lo haces ya?

—Vale sí, lo hago y seguramente vuelva a hacerlo, pero todo es con confianza y amor, ya sabes... —se justifica y sé que es cierto—. Es que me resulta muy divertido verte así, no lo sabes tú bien.

Acabo accediendo, aunque no debería, desbloqueo el móvil y le enseño los mensajes sin dárselo directamente, no me fío de él, es más que capaz de ponerle algo haciéndolo pasar por mío.

—No quiero comentarios... —me adelanto a su posible chinche.

—No puedes pedirme eso... —protesta y suspira—. Tengo tantas cosas en la cabeza para burlarme de ti... Todo con cariño. Siempre con cariño y amor.

—Sebastian... —lo aviso.

—Es que estás adorable, tan nervioso, tan indefenso... Muy achuchable.

Y volvemos a lo que hemos hablado ya en repetidas ocasiones. No para de mencionar lo mismo y no me gusta.

¿Se le ha olvidado cómo era él?

—¿Te recuerdo cómo eran tus primeros mensajes con Lena?

—Geniales, como todo lo que hago.

—Intentabas llamas su atención de forma exagerada, a veces incluso ridícula —menciono con una ceja alzada—. Más de una vez tuve que pararte los pies.

—Bueno, de eso hace mucho tiempo —no le da importancia—. Ahora la situación es distinta y soy yo el que se divierte a tu costa. —Espero que siga diciendo algo, pero no lo hace. Sus ojos de ese azul tan distinto al mío, de tonos zafiro, dejan la diversión por un momento para ponerse más serio—. Estás empezando ya a ser tú, eso me gusta, los comentarios son muy de tu estilo. Espero que le digas que sí a lo de veros, Lena y yo no hemos montado todo esto para que pases sin más. Que su padre haya accedido con rapidez no quiere decir que es un sacrificio que hacemos por ti.

—Sebastian...

—Como soy muy buena persona, y me adoras, vamos a dejar el tema por ahora y hacer la videollamada con Lexie, a ver qué es lo que nos quiere decir...

Ni él ni yo estamos preparados para escuchar lo que nos dice.

No. Me niego. Lexie no puede tener novio. Y sé que Sebastian piensa del mismo modo.

Es mi hermana pequeña, nuestra hermana pequeña, no puede tener novio.

No soy tonto, sé que Lexie ha tenido intereses amorosos, rollos, novios o lo que sea...

Pero nunca nos había anunciado que tenía uno formal, o al menos no nos lo había dicho a nosotros. Eso es que va en serio.

Ni se os ocurra hacer un viaje exprés para amenazarlo —gruñe Lexie, nos conoce demasiado bien—. De hecho llevo más tiempo con él del que creéis.

¿Pretendes que no haga nada cuando mi hermana pequeña tiene un novio y lleva no sé cuánto tiempo con él? —Sebastian está molesto y no lo oculta—. Porque no es para nada mi estilo. Miraré algún vuelo de inmediato.

No puedes hacer eso. —Lexie me mira fijamente a mí—. Dile que no puede hacer eso, tendrá cosas de futuro príncipe por hacer, preparar su boda por ejemplo.

Tiene razón, Sebastian ya no puede hacer nada sin hablarlo antes y consultarlo, y menos aún un vuelo internacional.

Yo ya aviso, a mi boda no vas a venir con ningún chico al que no le haya dado la aprobación antes —gruñe Sebastian, que sigue en sus trece—. Y tampoco va a venir a Estocolmo, no. En mi casa no va a entrar, ni en la de James.

¡Sebastian! —protesta Lexie—. ¿No me vas a apoyar?

Estoy con él, lo siento —admito, tragando saliva, esto me supera—. Tampoco me hace especial gracia que tengas novio y que no lo haya conocido aún, tengo muchas preguntas por hacerle. ¿Mamá y papá le conocen?

Obviamente, por mucho que os quiera muchísimo, no quería contároslo aún, pero mamá ha insistido...

—No está invitado a mi boda —repite Sebastian—. Y no vas a poder aliarte con Lena en esto.

¿Crees que soy una inconsciente? —Lexie pone los ojos en blanco—. No voy a invitarlo, y menos a un evento tan importante, imaginad que acabamos cortando y las fotos de la boda, que seguro que están para siempre en internet, me lo recuerdan —explica muy seria—. Tengo unas ganas de que te cases de una vez, no lo sabes tú bien. Pensaba que se casaría antes James, de hecho estaba segura de que nunca te casarías o que lo harías en plan locura para que luego James lo arreglase todo.

Yo también lo había pensado más de una vez, sobre todo antes de que conociese a Lena. De hecho tenía ya un documento en mi ordenador guardado por si hacía falta.

—Y yo de casarme... —Sebastian sonríe con muchas ganas, está muy enamorado—. Por cierto, ¿podemos hablar ya de lo que acordamos, Lexie? Burlarme de James contigo es mucho más divertido. Porque sí, yo también creía que se casaría antes él.

Aguanto todas las bromas que me hacen con todo el tema de Mireia, porque según me acabo de enterar, Sebastian ha mantenido al día a Lexie de todo lo relacionado con ella.

Al final acabo riéndome con ellos, porque tienen razón, lo reconozco, actué como un idiota y sigo haciéndolo un poco.

Además, tengo sentido del humor, sé reírme de mí mismo.


•❥❥❥•


Con el paso de los días, Mireia y yo hemos seguido mandándonos mensajes de forma más habitual, no cada día porque sería extraño, y cada vez me resulta más fácil. Aunque al contrario que ella, no mando notas de voz, porque sé que si lo hago soy más que capaz de trabarme de nuevo o decir algo que no debo.

Es una mujer sorprendente y cada vez me doy más cuenta de ello. Me sorprende a diario, no sé por dónde va a salir, me hace reír y es muy muy inteligente.

Más de una vez le pido que me cuente temas del que soy un ignorante, sobre todo de temas de medicina, no solo para dejar de serlo, también por la forma en que me lo explica, la pasión que muestra aunque solo sea por notas de voz.

No es lo único destacable que pasa en este período de tiempo, Sebastian y yo empezamos el curso de primeros auxilios y mi mejor amigo actúa como solo él sabe hacerlo.

Puede que en un futuro próximo vaya a convertirse en príncipe, pero hay cosas que no cambian. Y espero que no lo hagan nunca, esa espontaneidad tan suya es de las cosas que más me gustan de él.

—¿Estás nervioso, James? —pregunta Lena con esa mirada que la caracteriza, esa que si no la conoces parece que te está juzgando, cuando no es así para nada—. En poco tiempo va a venir Mireia.

Aprovechando que hace un tiempo relativamente bueno, si te fijas en la fecha en la que estamos, hemos quedado para tomar algo en uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad.

Haber pasado años junto a los dos, y que considero ya a Lena una gran amiga, no hace que me sienta fuera de lugar, ni que sobro a su lado.

—Está nervioso —responde por mí Sebastian, guiñándome un ojo—. Muy nervioso.

—Te equivocas —murmuro con mucha calma—. No estoy nervioso. No aún al menos —le explico a Lena—. Hemos estado hablando bastante.

—Me alegra escuchar eso —dice con mucha sinceridad—. Tengo ganas de conocerla, Sebastian no para de mencionar que si estás así es porque te ha dado muy fuerte.

Niego con la cabeza, disimulando una sonrisa. No me molesta que Sebastian le cuente cosas a Lena, sé que no tienen secretos. Además, sé que puedo poner la mano en el fuego por ambos, que no me traicionarían. Por no hablar de que soy más que consciente que mi mejor amigo no diría nada si supiera que no quiero compartirlo.

—Por los mensajes que vi, ya que no me ha dejado ver más. —Sebastian hace otro gesto exagerado para aportar drama a la situación—. El coqueteo es más que evidente, no de forma directa, muy a la manera de James, educado y correcto, pero ella se las devuelve. Me siento muy orgulloso.

—¿Orgulloso?

—Mucho —asegura y sonríe—. A Mireia, si quieres, la invitamos a la boda cuando ya seáis pareja, porque lo seréis. A ella sí.

—¿Puedes no precipitarte? —Lena se gira para pedirle que no siga con eso—. Estás sonando igual que Freya. —Frunce el ceño, como si hubiese repasado lo que ha dicho Sebastian—. A ella sí, ¿te estás refiriendo al novio de Lexie?

Había hablado con mi madre de ese tema en varias ocasiones, la primera vez al poco de que colgase la videollamada con mi hermana y aún estaba con Sebastian.

Por lo que me ha dicho mamá, es un buen chico, atento y cariñoso con ella, que la trata muy bien.

Y sí, puede que sea así, porque tanto Sebastian como yo hemos investigado todo lo posible de él por internet y sus redes sociales y no hay nada extraño.

Sin embargo, hasta que no  lo conozca en persona no podré tener mi propia opinión.

—No hay discusión con eso —gruñe Sebastian—. Lexie no puede tener novio.

—Tu hermana tiene ya una edad, no es una niña, tampoco es menor de edad.

—Para mí siempre será mi hermana pequeña —sigue protestando Sebastian—. Y James piensa igual, no cambiaremos de opinión.

—Si Lexie me lo pide, invitaré a su novio —sentencia Lena sin perder la compostura—. Y no quiero que me lo discutas, ahora estamos hablando de James y Mireia. —Centra sus ojos azules en mí—. ¿Irás a por ella al aeropuerto?

—¿Por qué?

—No lo sé, podía ser una posibilidad, ¿no? Ella no nos ha pedido transportes ni nada parecido y entre tú y un taxi...

No es una mala idea, puedo preguntárselo a ver qué le parece, no pierdo nada por hacerlo.

—No —me interrumpe Sebastian—. No se lo puedes decir por mensaje, llámala.

Miro a Lena y asiente, ella piensa del mismo modo, así que me levanto para tener intimidad mientras dudo mucho si llamarla o no.

Al final lo hago y me salta el buzón de voz, así que le dejo un mensaje.

—Mireia, soy James, James Watson —aclaro sin razón—. Te llamo porque en pocos días vas a estar en Estocolmo y he estado pensando que podría ir a por ti al aeropuerto, si quieres claro, tampoco te estoy obligando, es solo una sugerencia, creo que te sería mucho más cómodo que coger un taxi y eso, por si quieres que vaya a por ti. —Me río incapaz de controlarme—. A mí me apetece ir a buscarte, no voy a negarlo y... Y sigo hablando sin razón, estoy hablando demasiado, ¿puedes creer lo largo que está siendo este mensaje? Yo tampoco. —Estoy muy nervioso y se me nota demasiado—. Espero que estés bien y que el trabajo también te vaya muy bien, llámame cuando escuches este mensaje, o háblame por whatsapp. Muchos besos. Adiós.

Cuelgo y aún con el teléfono en la mano frunzo el ceño.

¿Muchos besos?

¿Qué se me pasa por la cabeza?

Menos mal que Sebastian no está a mi lado, se hubiese reído de mí con seguridad.

Y quizá Mireia también lo hace... Maldición, ¿por qué me vuelvo tan estúpido al hablar con ella?





¡Hola!

Pues me hace ilusión volver a subir en una semana, intentando volver a mi ritmo, a ver si sigo así.

Mireia es muy ella y tiene a James bastante loco, y lo peor no ha llegado haha. Me he divertido mucho escribiendo sus mensajes.

Btw, no cuesta nada comentar, ¿sabéis? 

Muchos besos xx



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro