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- Momo, déjame cocinar por favor. Se una receta de un arroz a la jardinera que es buenísimo.- La joven Hirai solo miró a la chica y levantó los hombros.

- Esta bien... Pero si necesitas ayuda me la puedes pedir o a mi mayordomo, él siempre está a disposición.- Momo sintió el dedo de la joven en su boca y se sonrojó.

- No te preocupes.- Dahyun salió de la sala y Momo la miraba desde el asiento. Su cabello negro que contrastaba tanto con su piel albina, sus ojos pequeño pero alegres y su boca, una boca hermosa que daba las sonrisas de Momo y su felicidad.

Pero en esos hermosos pensamientos, Momo se miró a sí misma. Era asquerosa, no merecía ni siquiera mirarla, tocarla ni nada.

Ella sentía que el mundo le arrebataría a su luz si ella se mostraba como era de verdad.

- Ya terminé, Momo. Ven y pruébalo para que decidas si esta bien o no.- Momo se levantó y plancho su camisa con las manos. Cuando llegó, una cuchara voló a su boca y ella solo pasó el contenido.

- V-Vaya, está delicioso.- Momo sentía arder un poco su boca por el calor de haber sido recién cocinado pero el sabor era muy bueno.

- Me alegra mucho, utilicé algunas cosas de tu nevera y otras me trajo Yugyeom-San.- Momo miró desde la ventana al chico que solo barría.

Su felicidad desapareció tan pronto vio a Dahyun viéndolo con una sonrisa.

"Se que no soy a la única que mira así. Sin embargo, eso no significa que no me duela".

- Pruebe más, Hirai.- Dahyun le puso otra vez la cuchara junto con el arroz.

"Todas las personas te harán sufrir de alguna manera. Sólo tienes que encontrar por quien valga la pena sufrir".

- Esta delicioso.

Momo era un monstruo, si. Pero jamás dejaría a Dahyun perderse en su oscuridad.

- Quisiera que trabajes aquí, ya van 3 semanas desde que me cocinas y eso...- La dubitativa Momo solo miraba su pies.

- ¿Está segura?.- Dahyun la miró con esperanza a lo que Momo le respondió con un asentimiento.- ¡Gracias Momo!.

La nieve al fin se comenzaba a derretir de la casa de Momo.

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