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10. Bloquear


Maybe you're the same as me, we
See things they'll never see

Live Forever - Oasis


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La noche en Broadway estaba llena de luces y una brisa fría que cortaba la respiración. Jake y Mack salieron del teatro, todavía sumidos en la magia de "El Fantasma de la Ópera". Mack, como gran amante del teatro musical, no podía dejar de hablar de la impresionante actuación de los protagonistas.

—¿Qué te pareció? —preguntó Mack, lanzándole una mirada curiosa mientras cruzaban la calle.

—Sorprendentemente bueno... —Jake respondió con una sonrisa un poco contenida, tratando de no dar demasiada importancia al hecho de que realmente le había gustado—. Aunque no entiendo cómo no se dieron cuenta de que el fantasma estaba en el maldito techo.

Mack soltó una risa ligera. —¿En serio? ¡Eso es lo que te preguntas! Es una obra, Jake. No todo tiene que ser realista.

—Pues si me vas a llevar a más de estas, al menos explícame las reglas del juego.

Ella lo miró con burla. —Te vas a acostumbrar. Deberías agradecer que te llevé a ver "El Fantasma de la Ópera" y no algo experimental con gente gritando en idiomas inventados.

Jake negó con la cabeza mientras metía las manos en los bolsillos de su chaqueta. Se sentía extraño. No estaba acostumbrado a este tipo de salidas, y mucho menos con alguien como Mack, quien parecía tener siempre todo bajo control.

Cuando doblaron una esquina, Mack de pronto se detuvo en seco, agarrándolo del brazo. —No te des la vuelta, pero creo que hay paparazzis a unos metros.

Jake giró la cabeza automáticamente, a pesar de la advertencia. —¿Dónde?

—¡Jake! —Mack chasqueó la lengua, fastidiada.

—Lo siento. Es instinto.

—Bueno, pues tu instinto necesita mejorar. Vamos, sígueme. Sin dudarlo, Mack lo tomó de la mano y lo guió por un callejón lateral.

Jake la seguía, tratando de no tropezar con el ritmo rápido de ella. —¿Qué haces?

—Te estoy salvando de ser la portada de mañana, tenemos suficiente con Twitter —respondió Mack, girando una esquina sin soltarlo—. Confía en mí, conozco un lugar.

—¿Un lugar? ¿Qué tipo de lugar?

—Un bar, pero no uno cualquiera. Es un poco exclusivo. Brina me habló de él la última vez que nos vimos.

Jake arqueó una ceja, incrédulo. —¿Exclusivo? ¿Y tú tienes pase?

—Me subestimas, jefe.

Llegaron a una puerta casi imperceptible en un callejón mal iluminado. Mack tocó un par de veces, como si siguiera un código secreto.

Un hombre robusto abrió, y tras una breve mirada, les dio paso. Pero antes de entrar al área principal del bar, Jake se dio cuenta de que habían llegado a un vestíbulo con lockers empotrados en la pared.

—¿Qué es esto? —preguntó, mirando a su alrededor.

Mack abrió su bolso y sacó una llave pequeña—Es para esto. Aquí no puedes entrar con tu celular, es una regla.

—¿Cómo que no puedo entrar con mi celular? —Jake la miró, confundido.

—Es para evitar fotos o videos. Es un lugar completamente privado. Relájate, no pasa nada. Dame tu teléfono.

Jake dudó, pero finalmente se lo entregó, observando cómo Mack guardaba ambos dispositivos en un locker y lo cerraba con un giro rápido de la llave.

—¿Siempre planeas todo, o esto es improvisado?

—Un poco de ambas. Vamos.

Finalmente, cruzaron una cortina pesada que daba paso al bar. El ambiente era cálido, con luces tenues que iluminaban discretamente a los clientes presentes. La música un poco alta se escuchaba en el lugar.

Mack eligió una mesa en un rincón alejado, y ambos se sentaron. Jake se dejó caer en el asiento, todavía procesando la experiencia.

—Está bien, lo admito. Sabes lo que haces.

Mack sonrió, triunfante, mientras pedía algo para los dos. —Lo sé. Ahora dime, ¿por fin te vas a relajar?

Jake soltó una risa suave y se recargó en el respaldo de la silla. —Supongo que ya me convenciste. ¿Cómo es que no haces esto más seguido?

—Oh, lo hago. Solo que nunca invito a un archienemigo.

Jake rodó los ojos y sonrió, admitiendo para sí mismo que, por primera vez en mucho tiempo, la noche se sentía genuinamente buena.

Un par de minutos después, un mesero llegó a su mesa con las bebidas que Mack había pedido: algo suave para ambos, lo justo para comenzar la noche sin prisas.

Mack tomó un sorbo de su copa y se recargó en el respaldo de su silla, aparentemente relajada. Jake la observó mientras giraba su bebida entre los dedos, aún con cierto aire curioso.

—A ver, explícamelo otra vez, porque no lo entiendo —dijo Jake, apoyando los codos en la mesa—. ¿Cómo es que no estás acostumbrada a esto? Eres una youTuber famosa, ¿no? Esto debería ser tu pan de cada día, especialmente ahora que tu álbum "Phoenix" te hizo aún más popular.

Mack levantó la mirada de su copa, arqueando una ceja. —¿Acostumbrada a qué? ¿A correr de paparazzis? ¿A esconderme en bares exclusivos para poder tomarme una copa tranquila? No, gracias.

Jake la miró con incredulidad. —¿En serio? Pensé que parte de tu mundo era este tipo de cosas. Eventos, fotos, flashes por todas partes...

Ella negó con la cabeza, dejando la copa sobre la mesa. —No, Jake. A ver, yo empecé todo esto porque me gustaba grabar y editar videos, y porque disfrutaba jugar en stream con mis amigos. Eso es lo que amo hacer. Todo este lado de la fama, el de los paparazzis y las portadas, lo odio.

Jake dejó escapar una risa suave, pero no burlona. —Nunca pensé que dirías eso.

—¿Por qué no? —replicó Mack, con un toque de indignación.

—Porque siempre te ves como alguien que tiene todo bajo control. Como si pudieras manejar cualquier cosa que te lancen.

Mack se encogió de hombros, mirando su copa. —Puedo manejarlo, pero eso no significa que me guste. Me acostumbré a trabajar desde mi casa, grabar tranquila, editar por horas en mi cuarto... incluso ahora, prefiero estar en stream con mis amigos. Eso me hace feliz.

—Entonces, ¿el álbum? —preguntó Jake, apoyándose en el respaldo de su silla mientras la miraba con curiosidad.

—Phoenix no fue algo que hice para ser más famosa o para meterme en ese mundo. Lo hice para mí... y para todos los que pudieran sentirse como yo. Nunca fue sobre ganar más seguidores o salir en entrevistas. Solo quería sacar lo que llevaba dentro, porque no podía cargarlo más sola. Fue mi forma de sanar... aunque no voy a mentir, nunca imaginé que llegaría tan lejos. Pero eso no significa que quiera estar en el centro de los reflectores.

Jake se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras, pero no tardó en fruncir el ceño con curiosidad.

—Entonces, ¿fue solo una especie de terapia? ¿Y qué pasó con toda esa rabia y tristeza que tenías? Porque, seamos honestos, con lo que pasó, tenías razones de sobra para explotar.

Mack soltó una risa breve, amarga, y volvió a tomar su copa, pero no bebió. —Eso es lo curioso. Durante todo el proceso de ruptura, quería hacer algo que nunca me dejaron.

—¿Qué cosa? —preguntó Jake, intrigado.

—Quería tomar hasta olvidar. Hasta no sentir nada de lo que estaba pasando a mi alrededor. Solo... desconectarme de todo, aunque fuera por una noche. Pero las personas a mi alrededor se aseguraron de que no lo hiciera. Me cuidaron tanto, como si fuera una muñeca de porcelana que podía romperse en cualquier momento. Y lo agradezco, de verdad... pero parte de mí deseaba haber tenido esa noche para mí, para hundirme en el caos y después salir de él.

Jake soltó una carcajada sincera, que hizo que Mack levantara una ceja, confundida.

—¿De qué te ríes? —preguntó, entre divertida y molesta.

—De ti, obviamente. —Jake se inclinó hacia adelante, apoyando los brazos en la mesa—. Aquí estamos, en un bar privado, sin paparazis, sin nadie que te esté cuidando. Si todavía quieres cumplir tu deseo, creo que esta es tu oportunidad.

Mack lo miró con incredulidad durante unos segundos, pero luego una sonrisa comenzó a formarse en sus labios. —¿Estás diciendo que debería emborracharme contigo?

Jake levantó su copa como si brindara.

—Exacto. Esta es tu noche. Además, prometo no dejar que termines cantando canciones de odio en público.

Mack no pudo evitar reírse ante el comentario. —Eres un caso perdido.

—Lo sé, pero admítelo, soy un buen compañero para cumplir deseos pendientes.

Con una sonrisa en los labios y la sensación de estar más libre que nunca, Mack levantó su copa y brindó con Jake. Si había un lugar y un momento para olvidar por una noche, definitivamente era ese.


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