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Capítulo Ventiseis

Capítulo 26



Riley.

Unas leves cosquillas a lo largo de mi rostro me despertaron repentinamente. Acua estaba a mi lado restregándose contra mi mientras ronroneaba por lo bajo.

— Tranquila pequeña, ahora voy a darte tus golosinas. — Le dije entre bostezos, estirándome en la cama. Desde que la había dejado con Tanya la gata había tomado la costumbre de despertarme temprano pidiéndome comida.

Me levanté y le di de comer de mi propia mano y, aprovechando que me había despertado una hora antes de lo normal, tomé el libro de Animagia y me dirigí a la Sala Común intentado no hacer ruido para no despertar a nadie.

Me llevé también mis apuntes sobre las fases lunares, dado que necesitaba saber cuándo sería la nueva luna llena para poder empezar con la hoja de mandrágora. Según el calendario aún quedaban diez días, por lo que tenía tiempo para buscar la hoja.

Lo primero que vino a la cabeza fue preguntarle a Xenophilius. Con lo que le gustaban las plantas y el tiempo que pasaba en el invernadero seguro que podía darme alguna. Incluso podría darme algún consejo.

El resto de elementos de la poción en cambio eran más difíciles de encontrar.

"Tal vez Snape puede ser una buena opción", pensé de inmediato. No lo conocía mucho, pero sabía que era el mejor en pociones de prácticamente todo Hogwarts. Y si era amigo de Lily, Xenophilius y Tanya seguro que era buena persona. Era cuestión de hablar con él y, quién sabe, tal vez pudieran hacerse amigos.

Con todo esto en mente me hice un pequeño esquema de lo que tenía que conseguir y cómo. Guardé con cuidado todo otra vez, ya que solo había tardado media hora en planearlo todo, y me preparé con tranquilidad, aprovechando que los baños comunes estaban completamente vacíos.

Una vez ya vestida me encontré a mi hermana saliendo de la cama, aún medio dormida.

— Buenos días Mer. —La saludé dándole un beso en la mejilla.

—...buenos... —Salió de forma entrecortada de sus labios mientras intentaba abrir uno de sus ojos, cerrándose otra vez inmediatamente.

Reí por lo bajo al verla así, con la baba chorreando por la comisura de la boca y los ojos legañosos medio abiertos.

Salí por la puerta de la habitación y me dirigí al Gran Comedor. Hoy tenía entrenamiento de Quidditch pero me daba tiempo de ir a buscar a Xenophilius antes de comenzar el partido. Era un amistoso contra Slytherin así que irían bastantes alumnos a vernos.

No tenía mucha hambre pero tenía que coger fuerzas para el partido, la última vez no sé cómo no me desmaye.

El gran comedor estaba medio vacío así que me dirigí tranquilamente donde solía sentarme, sintiendo que alguien me observaba.

Mire hacia todos lados y entonces los vi, Wyatt estaba sentado al lado de Sirius charlando animadamente.

Me acerqué a ellos, sorprendida de verlos allí tan temprano.

— ¿Qué traman? — Fue lo único que les dije mientras me sentaba frente a ellos en la mesa de Hufflepuff.

— Buenos días a ti también. — Río Sirius ruidosamente.

— Jugo de naranja, ¿verdad? — Wyatt me acercó un vaso.

Asentí con la cabeza mientras lo cogía. Adoraba el jugo de naranja, y el hecho de que el Hufflepuff se acordara de esos detalles conseguía que el cosquilleo en la boca de mi estómago se sintiera con más fuerza.

— Pero en serio, ¿qué estáis tramando? —Volví a preguntar, consiguiendo que ambos se miraran de reojo con complicidad.

— Eso es un secreto. —Canturreo Sirius procediendo a devorar su desayuno. —Por cierto, — llamó mi atención tras un rato con la boca llena— ¿sabes dónde está James?

— Estará durmiendo aún, ¿no?

— Salió antes que yo con Lily, pero no les he visto desayunar.

— Pero bueno, —fruncí el ceño— ¿hoy todos nos hemos despertado súper temprano o que?

— Eso parece. —Soltó una voz conocía a mi espalda tras un sonoro bostezo.

Remus se sentó a mi lado y reposó su cabeza en mi hombro.

— ¿Por qué estamos aquí? —Pregunto esta vez ignorando a Sirius que se metía con él por estar aún medio dormido.

— Ni idea, pregúntaselo a ellos. — Les señalé con la mano.

Al ver que Lupin estaba realmente cansado, tomé un plato de tortitas y comencé a darle de comer a la vez que me alimentaba a mi misma.

— Ojalá me alimentases a mí. — Wyatt suspiró mientras nos miraba, fantaseando.

— Si te portas tan bien como Remus tal vez lo haga. —Solte sin pensar consiguiendo que me mirara fijamente.

— Te tomo la palabra.

Desvíe la mirada ruborizada y seguí desayunando con Lupin sin decir nada.

No tardó mucho hasta que llegó mi hermana junto a Alice.

— ¿Qué hacéis en la mesa de Hufflepuff? —Preguntaron al unísono sentándose a mi otro lado, observando a Remus dormitar en mi hombro.

Sin decir nada volví a señalar a mis compañeros, que se tomaron de los hombros riéndose con complicidad. Mer y Alice les miraron con detenimiento, claramente confundidas.

—No sé porqué pero no me fío de esa sonrisa. —Me susurró mi melliza.

—Creeme, yo tampoco. —Le susurré de vuelta, acariciando los cabellos de mi compañero.

El resto del desayuno pasó con tranquilidad. Una vez Remus se terminó de despertar le di un beso en la frente y me levanté despidiéndome de todos, alejándome del grupo.

Me dirigí tranquilamente hasta la puerta del laboratorio en el que conocí a Snape pero nada más abrir la puerta de la habitación me quedé helada. Allí dentro, junto a Xenophilius, se encontraban Snape, Lily y James charlando. Bueno, más bien Lily y Snape, ya que James los observaba al lado de un trabajador Xenophilius con una sonrisa en la cara.

No queriendo interrumpirles me acerqué a James.

— ¿Qué hacen aquí?

— Lily quería recuperar su relación con el mugroso, pero no sabía cómo. Así que la acompañé hasta aquí esta mañana y... bueno. —Les señaló sonriente. — Están así desde que entramos.

Ambos parecían realmente felices conversando completamente animados, cómo si fueran dos viejos amigos que hace mucho que no se ven y tienen mucho que contarse.

Y seguramente fuera así.

— ¿No te da celos verlos así? —Le chinche, dándole golpecitos con el codo en el costado.

— ¿Acaso debería tenerlos, tú me has visto? — Empezó a posar, poniendo pose de interesante. — Soy una belleza, no puede competir contra mi. — No pude evitarlo y comencé a reírme. — De todas formas, —se puso más serio— realmente me gusta verla así.

— Tienes razón. —A pesar de todo el escándalo que estábamos montando, los otros dos estaban tan metidos en su mundo que ni siquiera se habían dado cuenta de mi llegada. — Realmente da gusto verla así.

— La sala es realmente grande. —Musitó el rubio, que durante toda la conversación había estado a nuestro lado trabajando en una poción.

Al oírlo la sonrisa de mi primo se ensanchó maquiavélicamente.

—Oh, ¿te estamos molestando? —James se acercó a él como si no entendiera el concepto de espacio personal, apoyándose en uno de sus hombros. Consiguiendo que el otro frunciera un poco el ceño.

— Somos tan malos, tan malos. —Le seguí el juego, rodeándolos y poniéndome en el otro hombro de Ravenclaw, observando cómo poco a poco cada vez se ponía más nervioso y empezaba a tener movimientos erráticos.

Hasta que se equivocó de ingrediente por los nervios y el líquido del caldero se expandió hasta desbordarse.

Los tres nos alejamos de inmediato.

— ¿¡Qué ha pasado!? — Gritó Severus consternado, acercándose a nosotros.

— Yo no he sido. — Soltamos al unísono James y yo levantando las dos manos, cruzando miradas al darnos cuenta de lo que habíamos hecho para posteriormente comenzar a reírnos como posesos.

El Slytherin nos miró con sospecha y con un movimiento de varita y un hechizo recitado en voz increíblemente baja el líquido que comenzaba a regar el suelo desapareció.

— Ahora a empezar de cero otra vez. — Suspiró.

— Oh vamos, tampoco es para tanto. — Le restó importancia mi primo mientras Lily se acercaba a nosotros.

— ¿Cuándo llegaste Ry?

— Hace un rato. — Sonreí a la pelirroja, alejándome de los chicos para pegarme a la pelirroja. — ¿Sabes? Ver ese líquido extraño me ha dado una idea.

— Creo que no te debería de volver a dejar solas con tu primo. — Lily se alejó un poco al ver cómo no dejaba de acercarme a ella mientras su miraba se alternaba entre la poción y yo.

— ¿Por qué no jugamos a algo divertido? Algo en el que pierda tenga que comer algo asqueroso. — Finalmente conseguí llegar a ella y agarrarle el brazo, prácticamente pegando mi cuerpo a ella.

— No... no sé si me gusta la idea.

— Oh vamos, ¿acaso no te gustaría ver a James comiendo algo sumamente asqueroso? —Pude ver un pequeño destello de diversión en sus ojos ante la idea.

"Te tengo"

—Vale, —aceptó finalmente— pero el castigo serán grageas.

— Lo veo bien. —Le sonreí mirando por el rabillo del ojo a James, que se reía con los otros dos sin saber la que se le venía encima.

"Pobrecillo..."

A los segundos de mirarlos recordé algo y me volví a acercar.

—James, ¿cuánto falta para el partido con Slytherin?

—No quedará mucho, un segundo. —Con un movimiento de varita unos números aparecieron en el aire. Al verlos se puso pálido.— ¡Mierda, queda menos de media hora!

—Otra vez tarde no... —Fue lo único que me dió tiempo a susurrar antes de salir corriendo tras mi primo, despidiéndome de los demás con la mano.

—¡Ahora iremos a verlos! —Nos gritó Lily, siendo secundada por los otros dos que simplemente afirmaron con la cabeza.

Corrimos sin descanso hasta la puerta de los probadores de Gryffindor junto al campo, donde el resto de nuestros compañeros de equipo nos esperaban ya vestidos y preparados, charlando junto a algunos chicos del equipo de Slytherin.

—Llegan tarde. —Dijo Marie Connor seriamente, para inmediatamente sonreírnos— Pero estan de suerte, se ha retrasado el partido.

—¿Y...eso? —Pregunté de forma entrecortada viendo que a James le era imposible preguntar nada por la falta de aire. Cómo se notaba que no estaba acostumbrado a esas carreras repentinas.

—Uno de nuestros compañeros ha tenido un percance y tardará en llegar. — Me respondió el goleador de Slytherin.

Aprovechando que teníamos tiempo nos adentramos a los vestidores donde nos cambiamos y preparamos tranquilamente.

Una vez preparados salimos al campo y nos reunimos con todo el equipo para planificar la estrategia que seguiríamos ese día. Sin embargo, al ver uno de los lados del grupo vi a un pequeño grupo, y no pude evitar alejarme del equipo para acercarme a ellos.

—¿Qué hacéis aquí reunidos? —Les pregunté mirándoles con intriga.

—Vigilarla para que no haga nada raro. —Me contestó Regulus sin apartar su mirada de Tanya que nada más oírme se alejó de él para pegarse a mi brazo.

—Yo nunca haría nada raro, ¿a qué no Ry? —No me dió tiempo a contestar al ser cortada inmediatamente por el Slytherin.

—Eso díselo a Jonah.

—¿Ese no es el jugador de Slytherin que falta? —Fruncí el ceño buscando con la mirada al equipo.

—Es posible, —mi amiga se pegó más a mí— pero no es realmente importante ahora mismo.

—No, lo importante es saber qué le hiciste. —Intente acariciarle el pelo pero alejó su cabeza impidiéndomelo sin dejar de agarrar mi brazo.

—Solo... marqué territorio. —Refregó su cara contra mi brazo sin dejarme tocarla.

—¿Qué? —Les miré interrogante.

Regulus simplemente suspiró, tomando a Tanya de los hombros y alejándola un poco de mí.

—Digamos que la razón por la que "tu amiga" tiene el puesto que tiene en Slytherin es... por... su forma de marcar territorio.

—También soy tu amiga. —Hizo un puchero ante sus palabras.

—No sé porqué pero me lo imagino. —Me reí recordando la travesura de hace unos días, en los que literalmente tintamos a unos muchachos de Ravenclaw.

—No sé porqué, pero tengo la sensación de que tu idea no coincide del todo con la realidad... —Susurro Regulus justo antes de ser cortado por uno de sus compañeros de equipo.

Al parecer el tal Jonah había llegado al campo de Quidditch, con aspecto de estar cansado pero preparado para competir.

Antes de acercarme a mi equipo miré a mi amiga, que me miró de vuelta con una sonrisa enorme.

—¡Gana por mí! —Me gritó antes de llevarse un codazo de Regulus, que le regaño abiertamente diciéndole que a quien debía de decir eso era a su equipo y no a Gryffindor.

Con una sonrisa me volví y me encaminé a mi equipo, deteniéndome a la derecha de mi capitán.

—Chicos, el partido es amistoso, pero recordad que la final es contra Slytherin. — Habló James serio como cuando un partido comenzaba.

—¡Sí capitán!— Gritamos todos al Unísono y nos dirigimos al centro del campo con nuestras escobas.

Se podían escuchar los gritos de nuestros seguidores animándonos y también los de Slytherin animando a su equipo, aunque sabía que Tanya estaría animándome a mí y a James.

Sam y Aaron se fueron a los laterales del campo, mientras que Rhys se situaba en los aros.

Marie, James y yo nos colocamos detrás de Abril quien estaba en el centro del campo justo enfrente de otro buscador.

El guardián del sexto año abrió las cajas y soltó la snitch. Una vez ambos buscadores se movieron el partido comenzó.

Al principio fue tranquilo, íbamos muy igualados.

—Esto no puede seguir así, Will y Abril son iguales de rápidos, tenemos que sacarles ventaja— James se situó a mi lado y yo asentí.

—Tengo una idea pero puede ser peligroso. —Mire a mi primo durante unos segundos. Pude notar en sus ojos un poco de duda y temor, pero era eso o perder y yo sabía que él no aguantaría una derrota y más por parte de Slytherin.

—Está bien, pero lleva cuidado.

—Siempre lo tengo— le guiñé un ojo.

Justo en ese momento apareció Aaron y evitó que una Bludgers me golpeara.

—A, necesito tu ayuda.

—Dime.

—Tienes que ser mi golpeador personal durante un tiempo. Tenemos que sacar ventaja, a Abril le está costando conseguir la Snitch y vamos muy empatados, tenemos que sacarles 160 puntos de diferencia.

—Cuenta con ello.

Marie apareció a nuestro lado.

—Dejen de hablar y jueguen más — en su tono se podía ver lo agobiada que estaba.

—Necesito el campo lo más libre posible. —Le dije a ambos. —Tengo un plan.

Mi cuerpo estaba sudando pese al frío que hacía, aunque mis dedos y mi cara estaban rojos por el aire invernal que rodeaba el castillo.

Aaron estaba justo delante mía preparado para cubrir cualquier bludger que se me acercara. James y Marie decidieron hacer el movimiento de la Pinza de Parkin.

Solo me tenía que encargar del guardián y de Regulus.

"Sin presiones Ry"

De fondo se escuchan los viroteos y abucheos de ambos fanes del partido. Miré a las gradas de Gry y allí estaban todos gritando de emoción.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y sin pensarlo mucho actué.

Fui directa hacia Regulus manejando la Quaffle, mi pensamiento era ir en su dirección hasta conseguir que se apartara y así tener vía libre para encestar en los aros. Su guardián era rápido pero a lo largo del partido me pude fijar en que siempre avanzaba un poco hacia centro lo cual ambos lados se quedaban libres. Aaron también se ocupó de que me fuera más fácil encestar y así fue como conseguimos sacarle un poco de ventaja a Slytherin.

Sam ayudó a James y Marie a despejarles el camino con lo que solo estábamos a 5 encestadas para conseguir los 160 puntos de ventaja, pero justo cuando creía que Reg se iba a apartar no lo hizo y ambos nos chocamos, cayendo en picado hacia el suelo.

Esta vez fui rápida y antes de llegar al suelo saqué mi varita y conjuré un "Arresto momentum" protegiendo a Regulus también. Unos segundo antes él había lanzado un "Flipendo" a las tablas de madera contra las que nos íbamos a golpear.

El golpe contra el suelo fue suave, cosa que agradecí. Cuando iba a levantarme la mano de Regulus apareció en mi campo de visión.

—Estas loca— balbuceó mientras tiraba de mi.

—Y tú más por no quitarte — sonreí provocando una carcajada por su parte.

Durante unos segundos todo se quedó en silencio, levanté mi vista hacia el campo y pude ver como todos nos miraban excepto Abril quien al fin atrapó la Snitch dándonos así la victoria.

El silencio fue roto por los gritos de victoria de la casa de Gryffindor.

—Eres más testaruda que Mer— ambos nos montamos en nuestras escobas y fuimos hacia el centro.

—Cuando me propongo algo soy peor que mi hermana, lo sé.

—Oye Ry— agarró mi brazo para encararme. —He visto que tus ojos...

—¡Chispa! ¡Ven! —mire a mi primo para después volver mi vista hacia Regulus, Quedándome durante unos segundos esperando a que continuara, pero negó con la cabeza y sonrió.

—No es nada, ve a celebrar la victoria. — Se giró volando hacia su equipo.

La incertidumbre me invadió, pero la dejé a un lado para recibir un abrazo de todo mi equipo.

—Vayamos a comer— habló mi primo atravesando el campo.

—Si, pero primero duchate, apestas— reí y salí corriendo.

—Mi olor no es nada comparado con tu peste— gritó riendo mientras intentaba alcanzarme.

Mientras corría iba esquivando alumnos, pero había tantos que antes de llegar me choque con alguien, perdiendo la ventaja que le había sacado a James.

—Perdón — me disculpe, ya era algo habitual en mí.

—Otra vez tú — mierda esa voz.

Mi mirada conectó con la suya, y efectivamente era el chico de Ravenclaw, el cual se había metido un par de veces conmigo.

Pude fijarme en que su cuerpo tenía un color un poco raro.

Tanya serás...

No pude evitar sonreír.

—¿Qué te parece tan gracioso?— me agarró del brazo derecho arrastrándome hacia un pasillo vacío.

—Suéltala — la voz de James se hizo presente detrás de mí.

—¿Y si no quiero?

Note como James se tensaba y apretaba sus puños. No era momento de peleas así que actúe.

—"LeviCorpus"

Así fue como me soltó del agarre y quedó boca abajo, colgado del tobillo totalmente indefenso.

Sin decir nada entrelacé la mano de mi primo y lo arrastré hacia los vestuarios.

—Hora de la ducha, Charles — reí y corrí hacia mi vestuario.

—¡No me llames Charles!

Cuando entré en la duchas las chicas estaban casi terminando, dándome así vía libre para estar sola.

—Buena jugada, Riley— Abril se acercó y me felicitó.

—Si, ha sido una locura pero hemos ganado —secundo Marie.

—Gracias chicas — sonreí. — Bien hecho Abril, aprovechando la caída para sacarle ventaja a Will.

Las tres comenzamos a reír. Había sido un partido duro pero divertido.

Cuando terminamos de hablar se marcharon y empecé a desvestirme para ducharme.

Abrí el grifo y dejé que el agua me mojara todo el cuerpo. Sintiendo una sensación de relajación instantánea.

Escuché unos ruidos, cerrando de inmediato el grifo. Me envolví en la toalla y salí en busca del ruido.

Miré por todos lados hasta que vi a la chica que había visto varias veces. Su cara me era familiar.

Estaba sonriendo mientras se peinaba delante del espejo.

—Hola, soy Riley— me presenté pero ella seguía cepillando su cabello.

Al ver que no respondía me situé a su lado, para ver si me veía. Justo cuando intenté tocarla mi mano la atravesó desapareciendo de inmediato.

Pestañeé varias veces y sacudí mi cabeza. No sabía que acababa de pasar pero sabía que tenía algo que ver con las visiones.

Una vez termine de ducharme salí de los vestidores y me dirigí a la puerta, donde ya me esperaba James junto a los demás.

—Si que has tardado. —Rio mi hermana. —Anda, vamos rápido al comedor que estoy hambrienta.

—Yo ahora mismo me comería hasta a un hipogrifo. —Le siguió mi primo.

Nos encaminamos hacia el Comedor entre risas y bromas, charlando sobre el partido. Una vez llegamos allí me giré hacia Sirius.

—¿Nos sentamos en Gryffindor o quieres ir a Hufflepuff? —Le pregunté sonriente con una ceja alzada en broma.

—Hummm, —se acarició la barbilla pensativo— aún no hemos terminado de "hablarlo" —remarco la última palabra refiriéndose a Wyatt, entendiendo la broma al instante— pero prefiero decírselo mañana. A "solas".

—¿Tú a solas con Wyatt? —Mer le miró incrédula. —¿Qué están planeando?

—Secreto, secreto —canturreo sentándose en la mesa de nuestra casa.

A los pocos segundos de sentarnos la mesa se llenó de deliciosa comida. James y yo comenzamos a comer con ansias por el hambre generado tras el partido, obviando a los demás qué comían tranquilamente y bromeaban entre ellos.

—Parece que no habéis comido en un mes. —Rió Peter al vernos, intentando esquivar las salpicaduras de James, que cogía la comida tan rápido que acababa tirando todo.

—¿Te vas a comer eso? —Le pregunté a mi hermana que tenía a su lado un plato de puddin, el último.

—No, anda ten. —Me lo pasó con una sonrisa viendo cómo prácticamente lo engullía.

—Merlin, esto es el cielo, ahora mismo podría morir de felicidad. —Solte aún con la boca llena y los ojos cerrados, disfrutando del sabor.

—No comáis hasta reventar, que después vamos a probar unas "cosillas". —Lily nos miró a todos juguetona, ganándose una mirada asustada por parte de todos excepto de mi, que la miré con complicidad.

—¿Podemos pasar de ello? No tengo ganas de comer cosas extrañas. —Remus la miró suplicante.

—No. —Negó de forma redundante. —O lo comes o sentirás las consecuencias.

Con un sonido de resignación aceptó.

El resto de la comida fue bastante tranquilo, aunque de vez en cuando los demás miran de reojo a Lily con recelo.

Tan divertido.

—Bueno, —habló la pelirroja tras un rato— ya que hemos terminado, ¿porque no vamos a la Sala Común?

—No sé porqué pero todo esto me parece mala idea. —Mer se acercó a Sirius nada más levantarse, claramente insegura.

—A mi también, y eso me encanta. —Declaro alegre este, pasando un brazo por los hombros de mi hermana.

—Por mi bien, pero ven un segundo Lily. —Tomé a mi amiga del brazo y le alejé de los demás. —¿Tienes grageas en la habitación? Porque yo no tengo.

—¿Tú no tienes? Mierda, pensaba que sí.

Me quedé pensativa, intentando una forma de solucionar el inconveniente.

—Podemos hacerlo otro día...

—No. —Le corté. —Tengo una idea, tú ve a la habitación, yo ahora iré. Espérenme.

Sin mediar palabra salí corriendo del comedor en dirección de las mazmorras.

En cuanto llegué corrí hacia la puerta de Slytherin y me detuve en frente.

Ahora solo hay que descubrir cómo entrar.

—¿Una Gryffindor? —Oí una voz a mi espalda. —Oh, es Riley.

Me di la vuelta encontrándome con dos chicos de primero, reconociendo a la que había hablado de inmediato.

—Tu eres la chica que estaba en los baños cuando me quedé en Slytherin, ¿verdad? —Pregunte para estar segura.

La pequeña pelinegra asintió sonriendo.

—Así es, me llamo Kylie. ¿Vienes en busca de Tanya?

—Si.

—¿La buscas por algo en especial? —Preguntó la otra completamente seria, sin presentarse siquiera.

—Quería pedirle una cosa... —Ambas me miraron interrogantes, esperando a que siguiera. —Quería preguntarle si tiene grageas.

Al oírme ambas se miraron y se asintieron con malicia.

—Espera aquí un segundo. —Habló Kylie. —"Esta noche habrá una aurora boreal" —La puerta se abrió ante ella y me guiñó el ojo mientras entraba con su compañera.

Me quedé esperando unos pocos minutos hasta que apareció Tanya junto con la pequeña pelinegra.

—¡Pecas! —Sonreí por el apodo, hacía mucho tiempo que no me llamaba así. —Ten, te he preparado unas grageas un tanto... especiales.

Me tendió una pequeña caja de grageas y las miré buscando algo extraño, pero parecían normales.

—Gracias Tan. No sé qué haría sin ti.

—Desde luego no te lo pasarías tan bien no. Esas grageas a pesar de su aspecto no son normales, así que antes de jugar con ellas yo me tomaría esto. —Me pasó un pequeño caramelo.

—¿Y esto?

—Hace que pierdas la capacidad de saborear durante una hora. —Ambas rieron maliciosas. —Y te puedo asegurar que lo vas a necesitar.

Sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral.

"Merlín, esto va a ser tan divertido."

Con una sonrisa enorme que casi no me cabía en la cara me despedí de ambas mientras me tomaba el caramelo y me dirigí hacia mi Sala Común, en donde se encontraban los demás esperándome.

Tragué lo que quedaba del caramelo y les llamé.

—Chicos, miren lo que tengo. —Canturree mostrándoles la caja de grageas, meneandola de una lado a otro con la mano.

Todos, excepción de Lily, me miraron con miedo.

—¿Grageas, justo después de comer? Vamos a terminar vomitando. —Peter se removió nervioso. —¿No será mejor dejarlo para otro momento?

—No, ahora. Vamos a nuestra habitación. —La pelirroja agarró a James y a mi hermana de la mano y tiró de ellos mientras me miraba por el rabillo del ojo en complicidad. Los demás, derrotados, la siguieron también.

Una vez en la habitación nos sentamos, algunos en el suelo y otros en alguna de las camas.

—Vale, entonces... ¿Cómo lo hacemos? —Preguntó Sirius sentado en una de las camas junto a Mer.

—Vamos a jugar a verdad o reto, pero el castigo en vez de beber serán grageas. —Sentenció Lily tomando una pequeña botella que tenía en su mesilla bebiéndose todo su contenido de golpe y poniéndola en el suelo mientras todos hacíamos un círculo a su alrededor.

—Espero que eso fuera agua. —Bromee.

Me miró sonriente y sin desviar sus ojos de los míos le dió un leve golpe a la botella, que comenzó a girar sin control.

A los pocos segundos se detuvo, señalando a James.

—Las reglas son simples, a la persona que señale la botella es a la que se le hace el reto. Tras terminar, gira la botella y se lo hace al siguiente. —Rió con malicia, poniendo una voz inusualmente dulce. —Como he girado la botella yo, comienzo yo. ¿Reto o pregunta James?

Mi primo tragó saliva visiblemente nervioso.

—Reto. —Lily sonrió aún más.

—Tienes que besar en los labios al chico que te parezca más atractivo de la sala.

Todos la miraron con los ojos muy abiertos mientras James abría la boca con insistencia, intentando respirar.

—Que... ¿Qué?

—Beso o grageas James. —Respondió esta vez mi hermana tapándose la boca con una mano, intentando aguantarse la risa.

—Dame las grageas. —Estiró su brazo hacia mí sin apartar la vista de la pelirroja.

Le puse una en la mano dejando la caja cerca de la botella.

—Recuerda que tienes que saborearla. —Habló de nuevo Lily, que lo conocía lo suficiente como para saber que en cuanto pudiera la tomaría de una y se la tragaría sin siquiera saborearla.

Este miró la pequeña gragea amarilla con insistencia hasta que finalmente pilló valor y se la tomó, masticando con lentitud.

Nada más tomarla su cuerpo hizo un movimiento extraño y se inclinó hacia adelante, con el rostro completamente deformado por el asco. Tapó su boca con las dos manos y, al ver cómo su cuerpo no dejaba de tener espasmos, Remus se levantó y le acercó una de las papeleras que teníamos en la habitación para que vomitara.

—Dios, ¿de qué era eso?

—No... no estoy seguro. —James respiró por la boca con fuerza. —Pero nada más metermelo en la boca todo comenzó a oler a diarrea... ha sido como si me cagaran en la boca.

Todos hicimos una mueca del asco.

—No sé donde has conseguido esas grageas Ry, pero no sé si quiero saberlo. —Peter bromeó algo nervioso.

—De Tanya. —Me encogí de hombros.

—No se porque, —Remus frunció el ceño —pero eso hace que me fie mucho menos de las grageas. —Ignoré su comentario.

Una vez James se recompuso giró la botella, que señaló a Peter.

—Verdad. —Dijo este sin que le diera tiempo siquiera al otro a preguntarle qué quería, si reto o verdad.

—¿Te gusta alguien?

Peter se quedó unos segundos en silencio mirando al suelo, hasta que finalmente tomó valor y le miró a los ojos.

—Sí. —Contestó de forma simple, sin contemplaciones. Y tomó el culo de la botella dándole un golpe. —Vale Remus, ¿que prefieres?

—Prefiero reto. —Levantó ambas manos en son de paz. —No seas muy duro conmigo.

—Humm, chupa los pies de... Mérida. —Le señaló finalmente.

Esta le miró con evidente molestia.

—¿Por qué tienen que ser los míos? —Inquirió poniendo nervioso a Peter.

—¿A Ry entonces? —Desvió su dedo señalando esta vez a mi, prácticamente temblando de los nervios.

—No voy a hacer algo así a otra persona sin permiso Peter, pasadme las grageas.

—A mi no me importa. —Respondí rápidamente, incluso antes de que pudiera tomar uno solo de los caramelos, sorprendiendome hasta a mi misma.

—¿Segura? —Remus me miró receloso.

—Segura. —Me quite el zapato izquierdo para dar más fuerza a mi afirmación, estirando la pierna hacia él y moviendo los dedos del pie de forma juguetona.

Este pasó su mirada entre mi pie y la gragea de forma repetida, sin saber qué hacer. Hasta que se acercó a mí, arrodillándose frente a mi, y lo lamió. Un escalofrío me recorrió al verlo así, "como un perro ante su dueño".

Meneé la cabeza sorprendida ante mis propios pensamientos.

Finalmente se alejó y volvió a girar la botella, que se paró en mí, provocando risas en el grupo.

—Qué rápido ha llegado la venganza. —Se carcajeó Sirius.

—¡Yo no fui quien le dio ese reto, fue Peter! —Hice un puchero quejándome.

—Ry. —Volvió a llamar mi atención Remus. —¿Reto o verdad?

—Verdad.

Antes de que pudiera decir nada, Sirius se acercó a él y le susurró algo en el oído, haciendo que se pusiera rojo.

—Eres... es decir... tu has... ¿con alguien? —Empezó a balbucear. Le miré sin comprender hasta que ví a Sirius hacer un gesto con las manos, y lo comprendí.

Me estaba preguntando si había tenido sexo.

Completamente indignada les miré mal a los dos, altiva. Y tomé una de las grageas, fingiendo que me sabía mal. Seguimos un rato más jugando en el que cada vez las grageas que salían eran peores. Hasta que llegó el momento de mi venganza.

Acaba de hacer un reto (ponerme las bragas sucias de Lily en la cabeza) y la botella señalaba a Sirius.

Sonreí malévola.

—¿Qué sientes por Mer, Sirius?

Este se removió mirando a mi hermana con insistencia, que le miraba curiosa. Se notaba que había algo ahí, era latente que el cariño hacía tiempo que había llegado a algo más. Pero también era obvio que esos sentimientos no se habían declarado aún de forma completamente sincera, y le conocía lo suficiente como para saber que no se le iba a declarar de esa forma, él intentaría ser romántico.

Intentaría.

Como me esperaba no contestó y optó por tomarse una de las grageas. Retorciéndose en cuanto se la tomó, escupiendolo a velocidad récord en el cubo de basura.

Estuvimos un rato más. Sin embargo, llegó un punto en el que los demás no pudieron más, ya que cada vez que veían una de las grageas comenzaban a tener náuseas mientras yo seguía fingiendo que me daban asco también. Así que nos detuvimos.

"Adiós a la diversión". Fue lo último que pensé viendo a los demás completamente derrotados, Lily y Mer tiradas por completo en el suelo mientras que los chicos se peleaban por el cubo.

Me estiré un poco y me levanté.

—Me esta doliendo muchísimo la cabeza. Voy a salir a tomar el aire un rato.

Los demás siquiera me miraron excepto Remus, el que menos grageas había tomado, que simplemente hizo un gesto con la mano haciéndome entender que me había escuchado.

Salí por la puerta y, una vez la cerré, sonreí.

"¿Me pregunto con que les puedo hacer sufrir la próxima vez?" Canturree en mi mente sorprendiéndome de muy mala manera. Moví la cabeza con frustración intentando sacarme todos esos pensamientos extraños que tenía tras el juego. "Yo no soy así", me recordé metalmente, dirigiéndome a la sala de pociones en el que supuestamente estaba Severus todos los días. Ver como los demás vomitaban me había hecho pensar en que por la mañana se me había olvidado pedirle lo de la poción al Slytherin. Anduve por los pasillos hasta llegar a donde quería, deteniéndome.

De repente sentí que alguien me llamaba.

Me di la vuelta y vi a Severus al otro lado del pasillo, llamándome para que me acercara.

—¿Qué pasa? —Le pregunté nada más llegar a su lado.

—No mucho, —se rascó la nuca— simplemente pensé que esta mañana te acercaste al laboratorio por alguna razón. Así que te quería preguntar qué necesitabas.

Al oírlo se me iluminó la mirada.

—Quería pediros un favor a ti y a Xenophilius. —Me indicó que continuará con la mirada. —He decidido empezar con la Animagia, y necesito los materiales para ello. Pensé que tal vez vosotros me los podríais dar... o decirme dónde conseguirlos.

—Es una hoja de mandrágora y materiales para la poción final, ¿no? —Asenti.— Xenophilius estaba cultivando unas cuantas en el invernadero, mañana se lo comento. Respecto a la poción... —Se quedó unos segundos callado con el ceño fruncido. — Tengo los materiales, te la preparo yo. Pero no se lo digas a nadie, esto es un secreto entre tú y yo. —Me amenazó finalmente.

—Te prometo que no se lo diré a nadie. —Alce ambas manos en son de paz, mientras recordaba algo importante. — Pero... lo voy a hacer con mi hermana así que...

—No, te doy los materiales para ella.

—Vale, vale, —"Mer, a diferencia de mi, es buena en pociones. No habrá problema alguno" pensé— ¿pero por qué a mí sí?

Este suspiró pesadamente, como si el simple pensamiento le agotara.

—Porque si se entera Tanya de que sólo te he dado los materiales la tendré detrás mío durante meses.

Ante esto no pude evitar reír a carcajadas.

—Merlin, ¿por qué le tenéis tanto miedo a Tanya?

Él simplemente se quedó pensativo, como si estuviera considerando si contármelo o no. Hasta que finalmente se decidió.

—Ven conmigo, te lo contaré. Pero que esto quede entre tú y yo.

—Como la poción.

—Exactamente —asintió.

Sin más dilación nos alejamos del pasillo en dirección al laboratorio. Una vez dentro cerró la puerta y le puso un encima.

—Vale, ahora nadie podrá entrar ni escuchar. —Se acercó a mí.— No sé si te has dado cuenta, pero por lo general en todos los años de Slytherin hay alguien que destaca que es seguido por todos. Generalmente alguien de buena familia, con buenas notas y gran poder mágico.

—Entonces Tan...

—Déjame seguir. —Me cortó de inmediato. — Esto puede parecer casual, pero no es así. Todos los años durante el primer mes de clase los mejores de cada curso compiten entre sí para mostrar su superioridad. Ya sea a partir de duelos limpios o... a partir de métodos más sucios.

—Pero... los duelos están prohibidos...

—Lo están, pero sólo si los profesores se enteran. Esos duelos son una costumbre desde hace más de cincuenta años, ya se crearon todas las medidas necesarias para que nadie se entere. —Suspiró.— El problema es que sólo suelen participar sangre puras, dado que en sus casas les preparan para ello. Sin embargo...

—Tanya no lo es.

—Que yo sepa, no. El caso es que no contaron para ella cuando se generó el duelo en primer año. Cuando se enteró no le sentó muy bien y... bueno. Decidió mostrar que ella era superior a quien había ganado...

—Y ganó. —Sonreí orgullosa de mi amiga.

—Si, pero no se quedó solo ahí. Ganó a los campeones de todos los años.

—A... ¿todos? ¿Incluso a los de séptimo? —Le pregunté perpleja.

—A todos. —Afirmó serio, pero con los ojos brillantes, orgulloso. —Desde entonces Slytherin es completamente diferente. Generalmente junto al campeón se quedan aquellos con valor, gente rica, con contactos, con buenas notas... y el resto es degradado a simples seguidores. Sin embargo, desde que ella llegó todo es más equitativo. Aquellos que son buenos en algo ayudan a los que no, las peleas entre compañeros están prohibidas, no hay diferencias entre los cursos...

—Por eso cuando fui a vuestra Sala Común el ambiente era tan relajado. —Dictamine recordando el día que dormí con mi amiga.

—Así es, los de cursos más bajos y los que antes eran solo seguidores la adoran. Pero el resto... digamos que han intentado volver varias veces al sistema anterior, con resultados bastante malos.

—Me lo puedo imaginar. —Reí. —Así que Tanya es como una especie de líder, sorprendente.

—Algo así. Además, se nota que le gusta. Suele decir que le sirve de práctica para el futuro. —Sonrió completamente relajado.

—Gracias por contármelo.

—Te ibas a enterar tarde o temprano así que no hay problema. —Se encogió de hombros. —Al fin y al cabo nos ha remarcado tratarte como a uno de los nuestros, al igual que con Xenophilius.

—Oh, ¿entonces voy a recibir tratamiento especial por vuestra parte?

—Efectivamente, no podemos tratarte mal ni herirte de ninguna manera, debemos ayudarte en todo lo que necesites y puedes utilizar todo lo que hay en nuestra Sala Común cuando quieras.

—¿Entonces puedo entrar a la Sala Común cuando quieras? —Le miré sorprendida, pensando en todas las posibilidades.

—Sí, acércate cuando quieras y lo comprobarás. —Se levantó y se estiró, quitando los hechizos por lo bajo. —Nos vemos mañana Riley. — Tras despedirse salió por la puerta.

Tras un rato sola pensando, me levanté y salí al pasillo.

Mi estómago estaba revuelto después de haber ingerido tantas grageas, pese a que no saboreé ninguna, quitándome así el sueño.

Decidí salir a dar un paseo nocturno, pese a las consecuencias. Me sabia algunos pasadizos y escondites, pero apenas me hizo falta usarlos. En cuestión de minutos me encontraba en las cocinas, justo enfrente de los barriles que conducían a la sala común de Hufflepuff.

Me quedé pensando unos segundos intentando recordar la contraseña, pero me resultó imposible.

No sé el porqué pero me apetecía ver a Wyatt. Invoque un "tempus" dándome cuenta cuán tarde era, así que decidí volver sobre mis pasos justo cuando la puerta se abrió.

—Saltándose el toque de queda, Señorita Potter —en cuanto escuche su voz, mis pulmones volvieron a funcionar con normalidad.

—Solo me lo salto cuando es necesario — ni siquiera yo creía las palabras que había dicho.

—¿Estás bien? ¿Ocurre ...—Coloque mi dedo sobre su boca para mantener silencio, había escuchado un ruido.

Al ver que se había callado agarre su mano y lo lleve entre los barriles los pasos se escuchaban más cerca.

Agarré mi varita y con un simple movimiento desplacé despacio un barril, por suerte había hueco suficiente para escondernos ambos.

Él entró primero y después yo, cubriéndonos por el barril de antes.

La única luz que inundaba el hueco era una fina línea que se colaba entre los barriles.

—Veo que estás muy acostumbrada a esconderte— susurró en mi oído provocando que mi corazón se acelerara y se me erizara la piel.

—Shh...—Asentí mientras lo mandaba a callar, no quería que nos descubrieran.

—¿Cuándo me vas a dar de comer? Como hiciste esta mañana con Remus... —Se movió para mírame directamente a los ojos, pude ver como una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Me mantuve callada, mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro imaginándome la situación.

—Así que sabes sonreír en un momento serio. —Se acercó a mí nuevamente y apartó el pelo de mi cuello, para depositar un suave y cálido beso.

Eso me pilló desprevenida y golpeé el barril sin querer, alertando a la persona que había fuera.

—¿Quien anda ahí? —Vociferó dando pasos por nuestro alrededor.

—Profesor Brerewood. —Lo interrumpió lo que parecía ser otro profesor. — Dumbledore lo espera en su despacho.

Tras unos minutos los pasos se hicieron lejanos mientras atravesaban las cocinas.

—Casi nos pillan Wyatt... —Le propiné un codazo antes de desplazar el barril, una vez estaba seguro de que no había nadie.

—¿Y por qué no me has callado?

—Lo he intentado pero...— me interrumpió.

—Hay más maneras de hacerme callar, ¿sabes? —Acortó la distancia que nos separaba estando a escasos centímetros el uno del otro.

Mi respiración se aceleró al tenerlo tan cerca, mi corazón me decía que lo besara, pero mi mente me decía que no. Su mirada alternó entre mis ojos y mi boca, para finalmente entrelazar su mano con la mía sin decirme nada y me arrastró hacia el interior de su sala común.

Mi corazón iba rápido por la adrenalina y porque me estaba llevando a su cuarto sin ni siquiera haberme preguntado antes.

Lo que Wyatt me hacía sentir era algo de explicar, me ponía nerviosa pero a la vez me daba serenidad. Él sabía escucharme y me ayudaba siempre que podía.

Cada vez quería pasar más tiempo con él.

Creo que me estaba enamorado de él y no me estaba dando cuenta de ello.

Justo al entrar en su habitación me dio tiempo a echar un vistazo, estaba vacía, solamente estaban las camas deshechas pero no había nadie.

Cerró la puerta y me miró unos segundos, un instante en el que pude ver el color de sus ojos y su forma de mirarme, esa forma que me había estado mirando desde un principio.

Después, todo ocurre muy rápido.

Mi pregunta muere en su boca cuando se acerca y me besa.

N/A: Janna y Lu

Dejo esto por aqui y me voy lentamente.

Llevamos tiempo desaparecidas, pero andamos liadas. De momento subiremos por separado los capítulos ya que a veces un termina el capítulo antes que la otra, el lado bueno es que tendréis doble capítulo 😏😉

¿Que os ha parecido el capítulo?

Teorías
😚
¿Momento favorito?

¿Que pensáis sobre lo que Regulus le ha dicho a Ry (sobre los ojos)?🧐

¿Que le está sucediendo a Ry?😳

¿Y el besoooo?😱

El próximo será entero de Mérida

Os queremos Lu y Janna 💕💕💕

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