Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Veintiuno - Parte Dos

Capitulo 21: parte 2


Riley.

El sábado amaneció más nublado de lo habitual. El armario estaba lleno de ropa de invierno así que me coloque algo cómodo y bonito.

— ‘Bauleo’.

En unos segundos mi maleta estaba lista para marchar a la mansión Potter. Dadas las circunstancias lo que menos me apetecía era asistir a una gala benéfica organizada por mi tíos.

— ¿Con qué familia crees que van a intentar emparejarte? — Preguntó  mi melliza mientras escuchaba el sonido que solía emitir las camas al tirarse contra ellas. —Yo creo que los Parkinson te tienen en la mira. — Deje caer el chaleco sobre mi cuerpo para mirarla divertida.

—Nuestra tía no va permitir que nos emparejen fácilmente. He oído rumores de que los Borgin te han estado observando y te quieren como pretendienta para su hijo el mayor. — Le lancé una mirada picara llevándome un almohadazo por su parte. Por un momento creí que me iba a golpear pero gracias al Quidditch mis reflejos siempre estaban alerta.

Me quedé unos segundo viendo como mi melliza se dirigía a la puerta con todo preparado para marchar.

—¿Estas ya?—preguntó Mer  una vez en el marco de la puerta con Maze dentro de su jaula.

Solo me limité a asentir, creyendo que me esperaría mientras agarraba la maleta, antes de marchar tenía que pedirle un favor a Tanya.

—Lo único bueno que le veo a esta gala es ir antes de lo esperado a casa, así podremos ojear los libros, seguro que hay algo en alguno de ellos…— Comente pero al ver que mi melliza no decía nada la busque con la mirada, percatándome de que ya no estaba.

Suspire pesadamente y arrastre la maleta sin ganas hasta la Sala Común, donde el resto de mis compañeros me esperaban impacientes.

—Venga, seguro que será divertido. — El brazo de Lily se entrelazó con el mío y me llevó escaleras abajo.

—Estoy deseando que sea esta noche— habló Sirius, y los chicos vitorearon compartiendo su entusiasmo.

A pesar de todo yo era incapaz de sentir esa alegría, tenía demasiadas cosas encima como para ello. Entre los exámenes finales, el castigo, los entrenamientos y la infructuosa búsqueda de información relacionada con el  poder extraño poder que compartía con mi melliza me era difícil conciliar el sueño.

—Anima esa cara. — La voz de Remus a mis espaldas me sacó de mis pensamientos. —Y diviértete por mi. — Me guiño un ojo, provocando en mí una sonrisa.

—Tengo que pedir un favor a Tanya. — Me miró curioso ante mi afirmación. — Quiero que le eche un vistazo a Acua en mi ausencia.

—Yo podría cuidar de Acua. — Se acercó a la jaula recibiendo un fuerte bufido por parte de la gata. — Pensándolo mejor… seguro que ella lo cuida mejor que yo.

— Está bien, enseguida vuelvo.— No pude evitar sonreír, no era la primera vez que Acua le bufaba a Remus. Cada vez que ocurría me recordaba a aquella vez en la que el perro de nuestra vecina en Avelgem se coló en nuestra casa y ella no dejaba de bufar completamente erizada ante el perro. Siempre que veía a mi amigo tenía la misma reacción.

Saliendo por el cuadro de la señora gorda me crucé con una chica rubia de pelo.

—Perdón…— Me disculpe por casi toparme con ella mirándola a sus ojos verdes, eran bastantes parecidos a los de mi madre. Sin embargo ella no respondió, avanzando hasta atravesar mi cuerpo, al igual que haría un fantasma. Sintiendo un escalofrío recorrer mi columna vertebral me di la vuelta, pero justo cuando me voltee, ella ya no estaba.

Moví la cabeza varias veces olvidando lo que acaba de pasar.

Tal vez fuera uno de los fantasmas de Hogwarts.

Con un rumbo fijo llegue a la puerta de la sala común de Slytherin. No sabía cómo llamar a Tanya hasta que vi Regulus y me acerqué a él, dejando a Acua en la entrada.

—¿Regulus? — Toque su hombro notando como se tensaba de inmediato, cuando su cara me analizo se relajo.

—Hola, Riley. — Su voz sonó dura.

—No quería molestar…— Dije al ver que estaba con sus primas.

—Pues entonces ¿para qué lo has llamado?— Bellatrix se río abriéndose paso al lado de Regulus.

—De igual forma no era importante— me gire hacia la sala común pero una mano me retuvo.

—Tu eres la Potter sumisa…— Pasó su varita por mi pelo, intimidando, depositando un mechón rebelde detrás de mi oreja.

—Si quieres que lo comprobemos...

—¡Basta Bella!— Regulus la agarró por su cintura estrecha y la colocó al lado de sus hermanas. — ¿Que querías Riley?— Se volteo para verme.

—No importa, sigue con ellas… —Dije dándome la vuelta sin darle tiempo a decir nada.

Me dirigí de nuevo a la puerta de la Sala Común y justo en ese momento vi a Ión saliendo por la puerta.

—Ión…— Lo llame alejándome de la familia Black.

—Ey, Riley. — Me saludo con la mano, vergonzoso.

— Me harías el favor de llamar a…— No termine de acabar la frase porque la vi atravesando la puerta.

—¡Pecas!— Gritó emocionada y me abrazó. — ¿Qué haces aquí parada sola frente a mi nidito de serpientes particular?

—Te estaba buscando. — Le devolví el abrazo, a lo que ella inmediatamente se removió.

—¿Qué necesitas?— Algo que admiraba de Tanya era que siempre podías contar con ella para cualquier cosa, incluso para enterrar un cadáver.

—Este fin de semana marcho para una gala beneficia que han organizado mis tíos. — Rodé los ojos. — Quería preguntarte si te podías hacer cargo de Acua, tanto viaje no le sienta muy bien…

—Por supuesto, a mi tampoco me gusta viajar, ¿para que moverte si estás agusto donde estas, con tu cama y comida? —Se acercó al maletín y lo abrió allí mismo. — Así mejor, que te encierren es una mierda, ¿verdad? — Le preguntó a la gata que inmediatamente se restregó contra su pierna ronroneando.

—Al menos a ti no te ha bufado.— Sonreí al ver que Acua estaba tranquila, había tomado una buena decisión.— A Remus le ha bufado y no entiendo el motivo, él es inofensivo.

—Oh, creeme que la entiendo. — Dijo por lo bajo poniendo cara de asco y mirando a la gata.

—Debo irme, aunque si me queréis acoger en vuestra sala común, yo me acoplo. — Reí, prefería estar en el castillo sola antes que ir a otra gala de sangre pura.

— ¡Claro! —Saltó en su sitio dando pequeñas palmadas. — Todos estarán encantados con tu presencia, ¿a que sí Ión?

—S...si…¡Sí! —Finalmente exclamó, mirando a mi amiga con evidente nerviosismo.

—Bueno, entremos. — Tanya tomó el maletín y se adentró en la sala siendo seguida por Acua.

Suspire y seguí los pasos de mi amiga, escuchando a Ión seguirme.

Una vez dentro me quedé asombrada con el enorme tamaño de la sala común. Se podía contemplar el lago negro por todos lado, dando un toque lúgubre pero hermoso. A ambos lados de la sala varios sillones negros se encontraban ocupados por alumnos, justo enfrente de dos chimeneas que le daban calidez a la sala. Había mucha gente en la Sala Común, mucha más de la que solía haber en la de Gryffindor, pequeñas escalinatas daban a una pequeña zona superior donde se podían observar a través de los grandes ventanales a los habitantes del lago, que saludaban hacia los del interior. Mientras que en cada rincón había grandes estanterías repletas de libros y pequeñas mesas donde los alumnos más pequeños jugaban al ajedrez y a las cartas o, en algunos de los casos, estudiaban.

Al pasar al medio de la sala vi a Tanya y Acua subir las escaleras de la derecha, que conducían a los dormitorios femeninos. Realmente me gustaban las alturas pero estaba aquí abajo viendo cómo los seres del lago viven en su hábitat era algo que me fascinaba.

—Es bonito ¿verdad?— Ión se posicionó a mi lado.

No tenía palabras así que me limité a asentir sonriendo viendo como algunos curiosos se volteaban a vernos y fruncían el ceño, para posteriormente volver a darse la vuelta en sus quehaceres.

Ojalá la torre de gryffindor fuera la mitad de asombrosa.

—Gracias por tu ayuda, Clayton. — Sonreí dándole un aparento en el brazo y me dirigí hacia donde mi amiga había desaparecido.

Al subir la escaleras pase mi mano por la barandilla sintiendo el frío en mi mano, pero la calidez de la sala a mi alrededor.

—¿Tanya?— La llame sin gritar mientras andaba puerta por puerta.

—Al final…— gritó provocando una sonrisa en mi.

Una vez llegue a su cuarto sentí como perdía el aliento.

A primera vista parecía una habitación normal y corriente, con una larga alfombra adornando el suelo y varias camas verdes a los lados, así como una pared de cristal que daba, al igual que en la Sala Común, al fondo del lago. Pero lo que realmente me dejó helada en el sitio fue el techo, cubierto por estrellas. Se sentía como si estuviera observando de forma directa una pequeña parte del cielo.

—Es la constelación de Lynx. — Dijo al verme ver el techo sin hablar. — Utilicé el mismo hechizo que en el techo del Gran Comedor, sólo que esta vez lo dirigí a un sitio concreto.

—Woow…— No podía dejar de mirar la constelación. — Mi escoba se llama Lynx.— Me atreví a sentarme a los pies de una de las camas.— Un día cuando era pequeña y Mer estaba enferma, mi padre me vio triste y decidió sacarme al jardín trasero de casa y enseñarme algunas constelaciones. La que más me llamó la atención fue esa, por eso mi escoba tiene ese nombre.

—Y por estas cosas nos llevamos bien. —Me sonrió. — Ahora cuéntame, ¿de qué huyes?

— ¿Sinceramente? De todo…— Mire como Acua se hacía un ovillo al lado de Tanya, sonriendo. — Por una parte quiero ir a la mansión para ver si consigo encontrar algo que nos pueda ayudar a Mer y a mi, pero por otra parte no quiero asistir a la beneficencia. Tengo cosas más importantes en las que pensar que una estúpida gala…— Suspiré exasperada.

—¿Es obligatorio que vayas?

—Lo es… Además, es una oportunidad que aprovechan para emparejarnos. Todos los años hay una beneficencia mínimo.

— Bueno, — me miró pensativa — siempre podemos decir que te encontrabas mal. Estoy segura de que a la señora Pomfrey no le importará.

—Eso sería maravilloso, pero hace unos años estuve mala con viruela y la aplazaron un par de días hasta que me recupere para poder celebrarla. No hay manera de poder huir de esas galas…— Me tumbe en la cama con los brazos en la cabeza admirando la constelación que había en nuestras cabezas.

—¿Llevas la libreta que te regalé encima?

—Siempre la llevo, ¿Por qué?— pregunté curiosa.

—Damela que le voy a añadir una función, para que no te sientas tan sola. —Tomó la libreta y comenzó a añadir pequeñas runas a lo largo del círculo principal. —Esto es algo que he estado viendo con mi hermana mayor, ahora puede seguir pequeñas órdenes como: tráeme esto o ve hacia aquí. Pero recuerda que es chiquitín, no le hagas mover muebles que lo escojas.

—¿En serio?— la mire feliz— ¿Funciona ya?— ella asintió y me tendió el libro. — Lo llamaré Hydra…

— Me gusta.

—Mmm… Hydra tráeme la pluma de la estantería. — Sonreí feliz al ver que el dragón acataba mi orden, una vez llego a mi la dejo caer.— Me encanta— chillé emocionada, asustando a Acua mientras abrazaba a Tanya de improvisto notando como nada más tocarla intentaba evadirse.

—Sí, sí, yo también te quiero mucho. — Me dejó abrazarla durante unos segundos hasta finalmente apartarme.

—Debería irme ya, voy justa de tiempo. — Mire el reloj de mi muñeca.

—Ya sabes que puedes venir cuando quieras. — Me guiñó un ojo.

— Pero no me la contraseña...

—Oh, eso es fácil de solucionar, tú acércate a la estatua y di que vienes de mi parte, ya me aseguraré de que te deje entrar. —Miró durante dos segundos hacia el techo. — Y dile que la constelación en mi habitación es de Lynx, eso corroborará que ya has estado aquí.

—¿Así de fácil?— Sonreí y me levanté de la cama. — Gracias Tanya, que pases un buen fin de semana. — Atravesé el marco de la puerta no sin antes haber acariciado a Acua.

—¡Suerte con los tiburones, recuerda que pueden sentir la sangre! —Gritó a mi espalda.

Eso último me hizo recordar a Thalía, la amiga de Wyatt. Me quedaba pendiente hablar con Tanya sobre eso. Me hubiera gustado haber visto a Wyatt para ver cómo se encontraba pero no tenía más tiempo, así que muy a mi pesar, me dirigí a la estación del expreso de Hogwarts.

—¡Riley!—  James y Mérida me llamaron al unísono.

—Casi nos vamos sin ti. — Mi primo pasó su brazo por mis hombros.

—Que sería una fiesta sin mí.— Bromee sonriendo, aunque la realidad era que me hubiera preferido quedarme charlando con Tanya.

—Vayamos dentro. — Mérida tiró de mí hacia el interior de unos de los vagones.

Sirius ya estaba dentro así que empujé levemente a Mérida, cuando vi que se quería sentar al lado de James, guiñandole un ojo. Sabía que Sirius sentía algo por Mer, pero no estaba segura si ella se sentía atraída por Canuto. El poco tiempo que he pasado con Sirius me había dado cuenta de que es una persona que al igual que nosotras había sufrido,tal vez no de la misma forma que nosotras, pero estaba segura de que él podía comprender a Mer. En el fondo eran parecidos y tal vez es alguien por el que merece la pena luchar.

—¿Tu que opinas Ry-ry?— La voz del pelinegro de cabello corto me sacó de mis pensamientos.

—¿Sobre?

—La gala…— Justo en ese momento se callo al ver que su hermano pasaba por delante de nuestro vagón. Su cara se tensó y me percate como Mer hizo el amago de acariciar su mano pero se retuvo y me miró, a lo que yo solo sonreí y asentí.

—James… — Llamé su atención para que mi melliza pudiera calmar la ira que se había formado en Sirius. — Seguro que vas a babear en cuanto veas a Lily. — Me reí  al ver como su cara se volvía roja, provocando risas al resto del grupo.

El trayecto de hizo ameno contando anécdotas y chismes recientes que se rumoreaba por el castillo.

Una vez en la estación, visualizamos a nuestros tíos.

—Me alegro de verlos, chicos. — Mi tía nos envolvió en sus brazos. —¿Todo bien por Hogwarts?

—Si tía, la otra noche…

—La otra noche castigaron a un chico de Ravenclaw que se saltó el toque de queda…— Interrumpí a mi melliza agarrando su brazo, estaba segura de que le iba a contar la pesadilla, pero decidí que era mejor guardalo para nosotros, ya que ellos no querían contarnos nada. Me fijé que no se lo tomó a mal por lo que puede respirar con tranquilidad.

—Dijeron que estaba en el bosque prohibido intentado cazar una acromantula para gastar una broma. — Sirius me siguió el juego.

—Estos mestizos ya no respetan nada. — Mi tío Fleamont negó con la cabeza disgustado.

El rumbo a la mansión fue rápido algo que agradecí, estaba deseando llegar para colocar las cosas en su sitio y estirar las piernas.

Una vez llegamos cada uno fue a su dormitorio, no sin antes escuchar por parte de Euphemia que la comida sería en breve.

Colocando todo en su sitio agarre la cartera dispuesta a sacar el libro de Hydra, pero sin darme cuenta tope con la caja en la que se encontraba el collar de Wyatt. Realmente era un collar bonito y aun no lo había usado adecuadamente así que se me paso la idea de que podría combinarlo con el vestido.

Aleje esa idea de mi cabeza y me centre en sacar a Hydra. Una vez el libro abierto el dragón comenzó a dar vueltas a mi alrededor.

Quería probar si aparte de traerme cosas podía llevarlas a otra persona, así que agarré un trozo de pergamino en el cual escribí la palabra libro y buscar. Así si acaba en manos equivocadas nadie sabría a qué me estaba refiriendo.

—Hydra entrega esto a James — Le tendí el trozo de pergamino y se marchó por el hueco de la puerta que estaba abierta.

Al cabo de varios minutos volvió con un trozo de papel un poco más grande que el que se había llevado, una vez encima de mi cabeza repitió la acción que hizo con la pluma.

Al abrir el papel vi que era la letra de James y decia: ‘despues comer ático oeste’

Sonreí al ver que realmente funcionaba y que era un buen método para poder comunicarme con alguien sin tener que ser vista.

La hora de la comida fue bastante abrumadora, nuestros tíos nos comentaron a todos los invitados que asistirán a la ceremonia.

Mi cabeza estaba a punto de explotar con tanta información para recordar, pero al pensar que tendría un par de horas antes de la fiesta para poder buscar junto a los chicos desconecte de la charla.

Nada más terminar me dirigí a mi cuarto a descansar y despejar mi mente ante tanta información y, pasado un rato, decidí que era buen momento para buscar entre los viejos libros de la mansión Potter.

No tardé mucho en llegar así que empecé a ojear por mi cuenta, sobresaltandome al escuchar la puerta abrirse.

—Casi te quedas sin prima, estupido…— Respire aliviada al ver que era James.

No dijo nada, tal vez no han sido las palabras más adecuadas con todo lo ocurrido, pero es algo que debíamos superar juntos.

—James…— Golpee la silla que había preparado previamente para él.— Lo siento… — Lo abrace al ver que se había quedado estático en su sitio.

—No lo vuelvas a decir…— Suspiro abrazándome fuerte.

—Es algo que ya ha pasado. Estoy bien ¿si?— Me aleje un poco de él y lo obligue a mirarme a los ojos, los cuales se encontraban acuosos. — No me vas a perder… seremos viejos cascarrabias a los que les gusta jugar al quidditch, ¿vale?

— ¿Lo prometes, chispa?

—Te lo prometo Cornamenta. — Bese su mejilla— Y ahora busquemos información, el tiempo es oro, primo. — Tire de su mano obligándolo a sentarse a mi lado.

—¿Mer y Sirius ?— indague al ver que tardaban en llegar.

—A ellos los mande a la biblioteca pequeña que hay en el ala Este, allí puede haber algo diferente.

Asentí y comenzamos con la búsqueda, sabiendo que cabía la posibilidad de que no hubiera nada. Estuvimos alrededor de más de una hora ojeando libros, pero no había nada relacionado con lo que buscábamos.

La hora de la fiesta se acercaba y me estaba agobiando al ver que no había nada útil.

— Tendremos que convencer a tu padre para volver a Avelgem… — Cerré el último libro frustrada, pasando mis manos por mi cabeza. Deje unos libros de quidditch encima del escritorio con hojas de jugadas que james había creado estas navidades. Teníamos que dejar las menos pistas posibles.

—Espera, creo que tengo algo… es un diario...— James me miró con un pequeño brillo en sus ojos. Me levanté a toda prisa, ocasionado un pequeño mareo en mi.  ‘Nota metal: ve más relajada cuando te levantes Riley’

Cerré los ojos fuerte y me posicioné detrás de mi primo leyendo en voz alta lo que rezaba en laque viejo diario:

Día 2
Hoy he empezado a sentir pequeños golpecitos provenientes de mi interior. ¡Tanto John como yo estamos tan ilusionados! A pesar de que vamos a ser padres primerizos estoy segura de que los vamos a hacer bien. Al fin y al cabo, aún no han nacido y ya le queremos más que a nuestras propias vidas.

Día 12
¡El médico dice que van a ser dos! Estoy tan ilusionada, ¿serán mellizos o gemelos? ¡No puedo esperar a que salgan!

Día 34
Hoy he soñado como el vecino de al lado moría, me he despertado tan mal y con tanto miedo que John ha tardado una hora en ayudarme a tranquilizarme. Espero que esto no haya afectado a mis bebés.

Día 37
Hoy mi vecino ha muerto. Estoy aterrorizada, yo nunca había tenido una premonición así. Espero que no vuelva a pasar.

Día 48
Falta poco para dar a luz y estoy que no quepo en mí de gozo. Últimamente estoy soñando muchas cosas relacionadas con mis padres, estoy segura de que les encantaría ver a los bebés. Van a ser preciosos.

Día 70
Hace una semana que di a luz a dos niños preciosos. Al final son mellizos y no podría estar más contenta, ¡son tan parecidos y tan diferentes al mismo tiempo!

Así seguían todas las entradas en el diario, contando días felices y lo bonitos que eran sus hijos, hasta que en cierto punto las cosas cambiaron.

Día 4507
Hoy Gohan y Stuart han comenzado a decir que John, su padre, mi John, va a morir. A veces me sorprende la imaginación de los niños, dicen que lo han visto caerse del tejado. Debería vigilarles, creo que su primo no es buena influencia para ellos, les cuenta demasiadas historias de fantasmas.

Día 4510
John ha muerto.

Día 4521
John murió al intentar arreglar una teja del tejado que se rompió tras un día de tormenta. Al parecer aún estaba resbaladizo y cayó al suelo, partiéndose la columna vertebral. Estoy empezando a temer a mis niños. Ayer dijeron que iba a haber una inundación. ¿Será cierto o lo de John habrá sido una coincidencia? Son muy jóvenes…

Día 4525
Tenían razón. Saben todo lo malo, hoy han visto a un señor y le han gritado que deje de golpear a su hija. Los vecinos han entrado en la casa y estaba la niña llorando con moretones en todo el cuerpo. La gente del pueblo comienza a creer que son capaces de notar las emociones negativas o algo parecido. Pero yo creo algo mucho peor, creo que han hecho un trato con “él”. Últimamente están empezando a aparecer animales muertos, pequeños pájaros y perros. Estoy segura de que es cosa suya.

Día 4571
Dicen que les voy a matar. Hoy me han mirado con terror a los ojos diciendo que les iba a acuchillar. ¿¡Cómo se atreven!? ¡Soy su madre, la única que les protege cuando los vecinos preguntan si son los culpables de lo que está pasando!

Al llegar a este punto nos dimos cuenta de que había una gran cantidad de  páginas arrancadas, quedando únicamente la última en la que rezaba:

Día 4670
Hoy lo he hecho, les he liberado de su sufrimiento. “Él” ya no tendrá poder sobre ellos. Ahora sólo tengo que ir con ellos.

La hoja tenía manchas oscurecidas con el tiempo, repartidas a lo largo de esta como pequeñas gotas de rocío caídas.

—Oh dios…— musité sintiendo como una lágrima caía por mi rostro. — Al final los mato…

—Todos murieron Ry…

—¡Chicos!— ambos nos miramos asustados al escuchar la voz de Fleamont buscarnos.— ¿James? ¿Sirius?

Antes de que mi primo dijera nada tape su boca con mi mano. Lo mande a la callar colocando mi dedo índice sobre sus labios, recibiendo un asentimiento por su parte.

Con un movimiento de cabeza le indique que agarrara el libro y lo guardara.

Agarre su mano llevándolo detrás de la puerta, podía sentir su respiración agitada al colocar mi mano en su pecho. Busqué mi varita y sin decir palabra, solo rezaba porque funcionara, había estado practicando hechizos sin tener que pronunciarlo, lanzando un encantamiento de invisibilidad renderizando el área detrás de la puerta.

Los pasos de mi tío pararon en la puerta, echando un ojo en el interior de la sala. Se acercó a las sillas y las coló en su lugar.

—Este chico está obsesionado con el quidditch. — Comentó al ver las hojas y libros que había colocado estratégicamente minutos atrás. Cerró las tapas y ordenó un poco el escritorio, marchándose en cuestión de segundos.

— Eres la mejor en encantamientos, chispa. — Me abrazo y beso mi frente.

— Vayamos a prepararnos, no tardarán mucho en llegar los primeros invitados. — Tire de su mano para salir de la sala, no sin antes comprobar que estábamos solos.

Nos separamos al llegar al pasillo de los dormitorios, despidiéndonos con un leve movimiento de cabeza.

Entre a mi cuarto y cerré la puerta tras de mí y me dirigí a la ducha. Había sido un día largo y necesitaba sentir el agua caliente sobre mi piel y que mis músculos se relajaran para la gala.

En ese preciso momento no echaba de menos los baños compartidos de Gryffindor, ya que tener una bañera para mi sola era algo que me encantaba. Me fije en que habían esencias de baño diferentes a las de la ultima vez asi, que decidi experimentar con varias de ellas, dejando un aroma a geranio y rosa que me cautivó.

Al cabo de una media hora decidí salir porque quería ir a hablar con James para encontrar un buen momento para enseñarle el diario a Mer y Sirius. En el armario se encontraba el último vestido que había usado para el baile de invierno en el castillo, cayendo en la cuenta de que las elfinas ya habían colocado el vestido nuevo encima de la cama. Agradecí internamente que no estuvieran, por lo que a toda prisa me lo coloque antes de que llegaran, aun no estaba acostumbrada a que me vieran en ropa interior.

Unos instantes después de haberme colocado el vestido, la puerta fue atravesada por la elfina que me atendió al principio.

— Buenas señorita Potter. — Me senté enfrente del tocador mientras ella arrastraba su pequeña silla para poder trabajar bien con mi pelo. — ¿Qué desea?

— Un recogido simple. — Me limité a sonreír, viendo a través del espejo cómo asentía. — Me gustaría saber tu nombre…—Su cara se volvió más pálida de lo que ya era. — No es necesario que…

—Weeny...— Musito tan bajo que apenas lo escuche con claridad, pero sonreí al ver que su cara volvía a adquirir color, llegando a sonrojarse tenuemente.

Supuse que era de una de las pocas personas que se habían interesado en  preguntar su nombre.

No tardó mucho en hacer algo que realmente me había enamorado. Era simple pero a la vez elegante, algo que combinaba perfectamente con mi vestido.


—Muchas gracias por tus servicios Wenny. — Deposite un cálido beso sobre su frente. Algo que me sacaba de quicio era ver como trataban de inferior a los elfos.

Busqué la cartera para colocarme el collar que Wyatt me había regalado, pensé que era una buena manera de darle un uso adecuado, encontrándome una pequeña botella de cristal que termine dejando sobre la mesita de noche.

Ya lista observe que me daba tiempo a buscar a James para poder contarle a Mérida y Sirius sobre el diario que habíamos encontrado.

La puerta estaba entreabierta y escuché un par de quejas desde el interior.

— ¡Odio las corbatas!— Entre sin avisar y pude ver como la cabeza de mi primo echaba humo sin evitar poder reír ante la escena.

—¿Te ayudo?— Me ofrecí una vez estaba a su lado.

— No, yo puedo. — Me limité a sentarme en la silla sonriendo viendo como se peleaba intentado hacer un simple nudo, recibiendo una mira de enfadado sabiendo que realmente no estaba enfadado conmigo, sino con la corbata.

— Ven anda...— Me levante a la vez que él se acercaba hacia a mi.— Es más fácil de lo que parece. — Lo mire a los ojos mientras él miraba los movimientos que hacía con el trozo de tela.

Una vez finalice el nudo suspiro como quitándose un peso de encima.

— Gracias prima, eres la mejor. —  Depositó un beso en mi frente.

—  Tenemos que hablar con Mer y Canuto para…

— ¿He oído mi apodo?—  Sirius se dejo ver a través del marco de la puerta, con un traje negro bastante parecido al de James, resaltando sus tonificadas figuras.

—  Oyes lo que quieres cuando quieres. —  James rió al ver a su amigo adentrarse en el interior de la habitación.

— Solo falta Mer. —  Hable caminando hacia la puerta justo cuando esta apareció frente a mi casi chocando de narices.

— Perfecto estamos todos. —  Finalizó James.

Incite a mi hermana a entrar cerrando la puerta para permanecer un poco ajenos al resto de la casa, aunque aún se podían escuchar algo de murmullo en la planta inferior.

La miré de arriba a abajo y me llevé las manos a la boca sorprendida. Ese vestido realmente le quedaba perfecto. El color verde combinaba perfecto con el collar.

—Vaya...Estas hermosa.. — La abracé sin dudar.

—Tu no estás nada mal eh. — Dijo removiendose entre mis brazos.— ¿Que ocurre?

—  James y yo hemos encontrado un diario de un antepasado nuestro. —  Mi primo sacó el diario y lo situó encima de la cama, haciendo que todos los pudiéramos ver perfectamente.

Nos mantuvimos callados mientras mi melliza y Canuto lo leían.

— Predicieron la muerte de su padre...—  Soltó Sirius al llegar a ese punto.

De repente la puerta sonó varia veces, sobresaltandonos. James agarró el libro y lo guardo a la vez que una de las elfinas de la mansión abría la puerta.

— Amo, señoritas Potter, señor Black. —Hizo una pequeña reverencia con la cabeza al vernos a todos juntos. —  No deseo importunarlos, pero los invitados están llegando.
 
Nos dirigimos todos juntos hacia la puerta del salón principal donde mis tíos nos esperaban ya arreglados, con costosas túnicas de gala. Nos miraron orgullosos y asintieron conformes con la indumentaria que llevábamos, para posteriormente volverse hacia el pasillo, a la espera de que llegaran los invitados para ir saludándoles conforme entrarán.

Entramos al interior del salón y me quedé confusa, creyendo que no se trataba del mismo salón habitual que había estado pisando las pasadas vacaciones de invierno.  La cristaleras estaban impecables permitiendo el paso de la luz de la luna en su interior. Los cuadros que decoraban la habitación habían cambiado a unos más caros y recatados, creando así un ambiente menos familiar y más de beneficencia. Las cortinas estaban corridas hacia un lado, pero me percate que estas eran más finas y sedosas que las que solían estar, habiendo sido cambiadas por otras de colores más sobrios.

En el interior ya habían varios de los invitados, así que fuimos saludando.

Cuando  quise darme cuenta nos habíamos separado, entreteniéndonos en aquellos invitados que más conocíamos. Así, aprovechando que me había quedado prácticamente sola y que nadie me miraba, decidí que lo mejor sería esconderme.

Me acerqué a  uno de los rincones de la gran sala intentando pasar desapercibida. Pero no tardó mucho hasta que uno de los asistentes de más edad al que conocía desde mi más tierna infancia se diera cuenta de mi escondrijo y se acercara a mí para saludarme.

—Buenas Riley, has crecido mucho por lo que veo.

—Buenas noches señor Zabini, ¿está disfrutando de la velada? — Pregunté de forma sosegada, inclinandome ligeramente, siguiendo el protocolo sangre-pura.

Realmente no me gustaba seguir las normas de este tipo de eventos, me sentía como si fuera otra persona. Pero era lo que me habían inculcado desde niña.

—La estoy disfrutando mucho, es una fiesta fantástica. Deberías acercarte al resto y disfrutar tu también, hoy han traído a uno de los mejores chefs de Europa. —Acercó uno de sus brazos.

Lo miré unos segundos hasta finalmente aceptar el brazo, agarrándome a él con las dos manos. Al fin y al cabo, al ser un adulto de una familia del mismo renombre que la mía habría sido una falta de educación enorme no aceptarla.

Nos acercamos a una de las mesas donde varias familias charlaban entre sí y les saludé educadamente, dándome cuenta de que, entre ellos, se encontraban los cabeza de familia de los Black junto a Regulus.

—Riley Potter, ¿verdad? — Preguntó uno de ellos de forma grosera, casi escupiendo las palabras.

—Así es señora Black. —Respondí intentando que no se notara mi asco, inclinándome al igual que había hecho con el señor Zabini, siguiendo el protocolo.

—Al menos esta tiene modales. —Dijo su mujer a su lado mirándome fijamente. — Dime cariño, — pude sentir como un escalofrío me recorría al oírle decir “cariño”, esas muestras de cariño nunca eran algo bueno. — ¿tienes ya prometido?

Me quedé helada, sintiendo como el aire abandonaba de forma brusca mis pulmones. Miré a Regulus, que observaba a su madre completamente pálido, con el rostro deformado por el horror.

Al ver que no era la única que entendía que estaba insinuando y que pensaba que era una locura, me recompuse, asegurándome de que en ningún momento se notara el terror en mi voz.

—No señora Black, mis padres querían que me comprometiera cuando fuera mayor de edad y encontrará al indicado, y aún no lo he encontrado. —Respondí con simpleza sin dar muchos detalles.

—Ciertamente es importante sentir que la persona con la que te vas a casar es la indicada, pero tristemente ya no están tus padres para asegurarse de que tomas la decisión correcta y puede que encontrar un marido ahora sea la mejor opción. Al fin y al cabo, ¿quién sino se va a hacer cargo del linaje Potter? —Noté como miraba a su hijo al decir las últimas palabras.

Ese comentario me cabreó, ya que daba por hecho de que nadie en la familia era capaz de hacer algo así y que mis tíos no servían para mantener su potestad. Que me subestimaran a mí tenía un pase, pero que lo hicieran con mi hermana y mi familia era otra historia.

—Comprendo su  preocupación, es cierto que en algún momento esa opción ha pasado por mi mente —mentí— , pero finalmente he decidido que voy a cumplir ese último deseo por parte de mis padres y esperar hasta la mayoría de edad.

—Una opción inteligente pero, ¿por qué no ir buscando candidatos para ese entonces? En este lugar hay familias de las más distinguidas, aunque pocas llegan a la altura de las nuestras. — Me señaló para posteriormente señalarse a sí misma y a su hijo. — Estoy segura de que la unión de dos familias como las nuestras sería algo conmemorable.

—Su hijo sin duda sería una opción magnífica, pero prefiero considerarlo más adelante.

—Claro, claro, pero recuerda que sólo te quedan dos años. —Sonrió y miró al resto de adultos, que observaban la conservación atentos. — Deberíamos alejarnos y dejar a los jóvenes hablar, ¿no creen?

El resto simplemente afirmó, alejándose.

El señor Zabini fue el último en alejarse, lanzándome una mirada de disculpa al ver lo que había ocasionado antes de perderse entre la muchedumbre y dejarnos a Regulus y a mí a solas.

—Esto no puede estar pasando. —Fue lo único que le oí decir, con voz temblorosa, ocultando su rostro entre sus manos.

—Bueno, siempre puede ser peor. —Intenté quitarle hierro al asunto al verlo tan alicaído. — Siempre te podrían haber intentado comprometer con una Dolohov.

Todo el mundo sabía que las hijas de los Dolohov no estaban bien de la cabeza, y que todos los maridos de estas morían en extrañas circunstancias.

Nadie quería acabar con las Dolohov.

—¿Realmente pensaste que vas a esperar a la mayoría de edad para planteartelo es una buena idea? —Me miró serio quitándose las manos de la cara.

Fruncí el ceño molesta.

—Al menos les he dado tiempo para replanteárselo, estoy segura de que pronto se olvidaran de mí, no hace falta ponerse así.

—¡No lo entiendes, al hacer eso les has llamado más la atención, parecías una Slytherin! —gritó de pronto, llamando la atención de la gente a nuestro alrededor.

—Si vas a gritar no lo hagas aquí. —Le pedí mientras señalaba con la cabeza una de las puertas hacia uno de los balcones. — Allí hablaremos mejor.

Nos dirigimos en silencio, codo con codo, al balcón. Cerrando la puerta de cristal tras nosotros.

—Si lo que acabo de hacer les ha llamado tanto la atención lo único que tienes que hacer es decirme qué hacer para que la pierdan. Con la familia que tengo no será difícil hacer una locura.

—Eso no serviría, sabrían que lo estás haciendo para evitar que nos comprometieramos. Podrías llamar aún más su atención.

—Bueno. —Me quedé pensativa, mirando a la brillante luna. —Entonces si me comprometo antes no pasara nada, ¿verdad?

Pude ver como me miraba con evidente sorpresa.

—Si llega a darse la situación sólo tengo que comprometerme con alguien de confianza durante el tiempo necesario hasta conocer a mi futura pareja. —Seguí hablando tranquilamente.

—Tienes más pensamiento Slytherin que yo… — No pude evitar reír al oírlo.

—Bueno, una de mis mejores amigas lo es, ciertas cosas se te quedan.

—Me alegro. —Sonrió por fin. — Menos mal que uno de los dos es capaz de mantener la cabeza fría, si hubiera sido al revés habría entrado en pánico.

Ambos reímos, apoyándonos en el barandal. Sin darnos cuenta comenzamos a charlar.

— Perdón por como te hablé esta mañana. —Se disculpó de pronto. —Pero no es bueno que te acerques mucho a Bellatrix, ella es algo... Especial.

—Lo tendré en cuenta la próxima vez. —Le sonreí dándole a entender que todo estaba bien, que aquello estaba ya en el pasado.

—Voy a ir entrando, que si me quedo mucho tiempo a solas contigo se van a pensar lo que no es.

No pude evitar reírme a carcajadas. Estaba segura de que alguien ya habría creado rumores extraños sobre nosotros. No podías acercarte a nadie en ese tipo de eventos sin que se generará un rumor.

Me despedí viéndole salir, cuando la vista se me nubló una vez más.

Me agarré a la barandilla de piedra buscando estabilidad, sintiendo como el mundo daba vueltas a mi alrededor. El dolor volvió a mí una vez más como un relámpago, atravesando cada célula de mi cuerpo.

Mordí con fuerza mi labio intentando contener el grito que luchaba por salir.

Estuve un buen rato conteniendo el dolor, hasta que amainó.

Me quedé un buen rato allí en silencio, con el suave ulular de un búho como acompañante. Tras de mí podía oír levemente el ruido de la música y de risas difuminadas, alejadas. Se sentían como dos mundos completamente diferentes.

— ¿Riley? —La puerta se abrió de pronto, dando paso a un rostro conocido. —¿Estás bien? Llevas mucho tiempo fuera sola.

En ningún momento me giré a verle, estaba demasiado agotada para ello.

—Duele... —Fue lo único que salió de mis labios.

Wyatt inmediatamente agarró mi hombro y me volteó para observarme.

—Ly... Son los dolores otra vez, ¿verdad? —Asentí ante su pregunta.

Sin mediar palabra pasó un brazo por mis hombros y me llevó de vuelta hacia el interior del edificio.

Atravesamos el salón principal, pasando a través de los adultos que siquiera nos dirigieron una mirada, hasta que salimos por una de las puertas llegando al pasillo.

—¿Dónde está tu habitación?

Sin decir palabra le fui guiando, señalando el camino.

Una vez llegamos a mi habitación me tumbo suavemente en mi cama.

—Aquí estarás mejor sin tanto ruido, voy a llamar a tu hermana y a tus tíos. —Se dió la vuelta, pero antes de salir algo en mi mesilla llamó su atención. — ¿Eso que es? —Señaló a la pequeña botella que días antes Xenophilius me había dado.

Recordando las palabras de aquel entonces del Ravenclaw, me incorporé lentamente en la cama.

—Es... Para el dolor. —Conseguí decir, con el cuerpo aún medio dormido.

Extendí mi mano y Wyatt me acercó la botella.

La bebí de un solo trago evitando saborearlo, ya había tenido una mala experiencia con los mejunjes de mi compañero y no tenía intención de repetir la experiencia.

De inmediato pude sentir como mi mente se despejaba, liberando mi cuerpo de los restos de dolor y confusión. Sin embargo, otra sensación acompañó a esta liberación. Me sentía suelta, con unas ganas de hablar tremendas.

—¿Cómo te encuentras? —Preguntó Wyatt a mi lado al ver que me había quedado quieta como una estatua tras beber aquel líquido extraño.

—Me siento como si estuviera en una nube, de esas que cuando las ves te preguntas qué sabor tienen.  —Respondí completamente sincera, mirándole a los ojos. — ¿Sabes que eres muy guapo? Tienes unos ojos muy bonitos.

De repente la cabeza comenzó a darme vueltas, todo se movía, sobretodo el techo.

—Creo que...— Apoye mi espalda en el cabecero de la cama y con la otra sujete mi cabeza.

—Lo que yo creo es que lo que te has tomado tenía algún efecto secundario.

No estaba segura de si realmente estaba en mi cuarto o no. El dolor de cabeza había desaparecido pero mi visión seguía borrosa, provocando que todo se moviera levemente de su lugar.

—No me había dado cuenta que eres igual de alto que un Alce...— Solté de repente, al recordar que me sacaba una cabeza.

Su respuesta fue una risa que rompió el silencio.


Mis ojos observaban cada detalle de su rostro. Él también tenía pecas, menos visibles que las mías pero las tenía. Su mandíbula estaba definida algo que me pareció súper atractivo, mordiéndome el labio sin caer en la cuenta de que él también me observaba.

—¿Sabes qué es lo que yo pienso? —. Tomo la libertad de sentarme en una orilla de la cama— Que ese vestido que llevas puesto, me hace pensar en cómo te verías sin él...— soltó sin más, como si él también hubiera tomado parte del brebaje.

De inmediato me sonrojé desviando la mirada hacia mi tocador.

—Sinceramente yo también lo pienso... — Sus ojos se abrieron como platos—  Ese traje te queda tan bien que... — Tape mi boca con mis manos, no sé qué me estaba ocurriendo pero yo no era así, yo no me atrevería a decir esas cosas.

Aunque las pensara.

—No pasa nada, Arlet. — Sonrió dándome a entender que no había porqué preocuparse, apartando mis manos delicadamente de mis labios.

—No me gusta ese nombre, pero en tus labios suena muy bien...— Me golpee mentalmente y oculte mi rostro con una almohada, escuchando su risa calmada.

—Voy a ir a avisar a tu hermana....

—No te vayas, quédate un poco más...—lo corte haciendo un puchero, dedicándome una mirada que parecía ver en mi interior.— Me gusta estar a tu lado Wyatt, de alguna forma contigo me siento segura y yo misma. — Atreviéndome a mirar su rostro — De algún modo sé que no me vas a juzgar haga lo que haga. Es cierto que la confianza que sentía hacia ti ha disminuido, pero hay algo en mi interior que me dice que eres una persona leal a tus principios. Mi vida es un caos, y se que si fuera otra persona tal vez se hubiera alejado de mí desde un principio pero tú...— agarré su mano sin apartar la vista— tú me has ayudado y me has contado lo que realmente estaba pasando con Candace, aunque podrías habérmelo dicho antes...

—Eso intentaba, pero en ese momento tú no querías ni verme y comprendí que necesitabas tu espacio... — colocó un mechón suelto detrás de mi oreja y acarició mi mejilla con los dedos suavemente.

Su tacto me hizo estremecer
sintiendo como mi pulso se acelera a la vez que sentía mariposas en mi estómago.

Justo cuando iba a apartar su mano la retuve suplicándole con la mirada que no lo hiciera.

—Ly...— cerró los ojos y suspiró para dedicarme una mirada de ¿deseo? Acarició mis labios con su dedo pulgar lentamente para acto seguido levantarse de repente pasando sus manos por su pelo, dándome la espalda.

—Wyatt...— me levanté situándome a su lado recibiendo un leve mareo provocado por lo que había tomado.

— Mierda Arlet... — se giró dejando el espacio mínimo incitando a rozar nuestros cuerpos, obligándome a mirar hacia arriba para poder verlo a los ojos— quiero estar contigo, protegerte, hacerte reír porque tú sonrisa me da vida— no apartó la mirada ni un segundo, se estaba sincerando— Quiero estar contigo en los momentos buenos y en sobretodo en los malos, quiero ser esa persona con la que te sientas tú misma... Pero tengo miedo... miedo de defraudarte de no estar a la altura... —Sus ojos estaban mojados.

—Ey... — sus brazos me envolvieron, notando como su corazón latía mucho más rápido que el mío.

—Creo que... estoy enamorado de ti Riley Arlet Potter...

Mi corazón dio un vuelco al escuchar sus palabras. Nunca nadie me había dicho  que estaba enamorado de mí, creando una pequeña duda de si realmente yo estaba sintiéndome de la misma forma que él.

No sé qué llevaba ese brebaje pero me había hecho soltar cosas que no hubiera soltado sin más.


Mérida.

El sábado menos esperado había llegado brindándonos un día nublado y apagado, todo lo contrario a lo que sentía esa mañana. Cómo de costumbre me desperté antes de la alarma, me estire en la cama intentando comenzar el día que íbamos a sobrellevar.

Me acerqué hasta el armario y analicé lo que había, me dirigí a una ventana y la abrí sacando al mismo tiempo un brazo para analizar la temperatura.

—Uh hace frío—Susurre para mi misma y cerré la ventana, mientras me frotaba el brazo para recuperar temperatura, volví mi mirada hacia el armario y elegí el atuendo.

El baúl ya lo tenía armado desde anoche, ya que odiaba organizar todo a último momento, detestaba las galas aunque amaba lucir vestidos y llamar la atención, es algo narcisista pero me hacía sentir bien.

Sin hacer mucho ruido, gire el pomo de la puerta y baje por las escaleras encontrándome con mi persona, me acerque cautelosamente al sofá donde estaba sentado y lleve mis pequeñas manos hacia sus ojos para evitar que me viera.

—Mer...—Dijo con una sonrisa, y yo bufé y de un salto me ubique junto a él.

—¿Cómo me descubriste?

—Siempre hueles a coco y vainilla—Dirigió sus ojos castaños hacia mi rostro y luego volvió a su libro—Despertaste temprano hoy.

—Sep, debo contarte algo...—Dije jugando con la manga de su suéter marrón, haciendo que me mirará preocupado.—Ayer...casi me beso con Canuto.

—¡Qué! Cuéntame todo—Abrió los ojos como platos, y una sonrisa ¿victoriosa? Por lo que procedí a contarle, evitando lo de las cicatrices aunque quizás Lunático ya sabía pero intente evitarlo.

Al terminar le dí un beso en la mejilla y volví al dormitorio para encontrarme con mí hermana eligiendo su atuendo, me lancé en su cama y dirigí mi mirada al techo de la habitación y le dije.

—¿Con qué familia crees que intenten emparejarte? Yo creo que los Parkinson te tienen en la mira—Mi hermana me miró divertida y me respondió.

—Nuestra tis no va a permitir que nos empareje fácilmente. He oído rumores de que los Borgin te han estado observando y te quieren como pretendienta para su el mayor.—Me miró pícara ganándose un almohadazo de mi parte, el cual esquivó con facilidad.

Me dirigí a la puerta con Maze, el baúl y en el marco de la puerta me di la vuelta para mirar nuevamente a mi hermana.

—¿Estás ya?— A lo que esta solo se limitó a asentir, baje con mis cosas.

En la sala común me encontré a los chicos que por sus caras se veían muertos de hambre.

—Estoy deseando que sea está noche— Habló Sirius dedicándome una mirada, mientras notaba como Lily se situaba a mi lado.

—Podemos ir a comer algo creo que voy a agonizar—Dijo James con cara de perro hambriento.

Solo me limité a mirar a Lily y sonreír.

Llegamos al comedor y desayunamos tranquilamente, cuando fuimos directo al expresso junto a mi primo y Sirius alguien me tomó de la cintura y me dirigió hacia un salón vacío.

—P-Pero qué—

—Shh, soy yo Mer—Automáticamente me relaje y me di vuelta para darle frente.

—Regulus...¿Qué pasa?—Dije mientras al mismo tiempo me sentaba sobre un escritorio para quedar medianamente a la misma altura.

—Escucha...esta noche volverás a ver a mis padres—Hice una mueca—Y quieren comprometerme y Mer..yo no quiero eso..—Sentí una angustia interna al verlo así.

—¿Qué?

—Sí—Comenzó a caminar por el salón pasándose las manos por el cabello—Pero estoy seguro de que tú no eres porque digamos que son muy puristas y la única vez que los viste "Fuiste muy poco educada".

—Reg podrás salir de esta fácilmente eres Slytherin piensa..—Se acercó abruptamente a mí.

—No lo entiendes Mer.

—Regulus Arcturus Black, mis padres eran puristas de la misma forma, y estas galas me las sé de memoria, y evite cientos de compromisos—Dije severamente.

—Pero yo desearía que te comprometieran conmigo—Dijo por lo bajo pensando que no lo había escuchado, me limité a guardar silencio.

Llevé una de mis manos a su rostro y lo acaricie, por alguna extraña razón aquello lo tranquilizaba.

—Trata de disfrutar la fiesta esta noche, es una más, yo tampoco tengo ganas de ir pero aquí estamos, debo irme o perderé el tren y James me asesinara—Dije mientras me bajaba del escritorio y le daba una sonrisa. Salí de allí encontrándome con dos individuos alterados.

—¿Dónde estabas? ¡Y DONDE ESTA RILEY!—dijo James.

Mire a mi alrededor y me topé con mi otra mitad—Allí está...—Me miré a mi misma—Aquí estoy— a lo que James puso los ojos en blanco.

—¡Riley! — la llamamos a la vez.

James se acercó a mí hermana y ambos sonrieron. Para no quedarme atrás  junte mi brazo con él mi hermana y la lleve al tren.

Entramos al vagón y justo cuando iba a tomar lugar junto a James mi hermana me dio un leve empujoncito y una mirada para que tomara asiento junto a Sirius, le sonreí levemente, descarada sabía lo que hacía.

Me senté junto a él e incliné mi cabeza en su hombro para descansar, el paso el brazo por encima de mis hombros y pude notar como James y Ry intercambiaban miradas de complicidad.

Mientras los chicos hablaban de la gala mi mirada por alguna extraña razón estaba perdida cuando de repente Regulus paso por delante de nuestro compartimiento y miró de una mala manera a Sirius al ver que tenía su brazo sobre mis hombros, pude ver como los ojos de Sirius se inyectaban en sangre, su cuerpo se tensaba por lo que tomé su mano y la acaricié, Regulus siguió su camino, aprovechando me acerque a Sirius que ante mi tacto se había tranquilizado.

—Ey..trata de no asesinarlo en la gala, sería de muy mal gusto—Haciendo que el pelinegro sonriera y me mirara divertido.

El viaje transcurrió bastante rápido, de repente ya estábamos frente a la mansión donde mis tíos nos esperaban ansiosos. Mi tía se acercó a mí y me abrazó, mis fosas nasales percibieron el aroma de su perfume al instante.

Me separe para contarle que habíamos tenido una pesadilla sobre nuestra madre, creí que debía saberlo quizás nos brindaría algún tipo de respuesta o algo que nos ayude.

—Anoche...—Justo cuando iba a comentarle Riley me interrumpió, y Canuto le siguió el juego.

Al instante caí en cuenta que ellos eran los que querían evitar contarnos lo de nuestros padres por lo que no me enfade con Riley. Nos adentramos en la mansión y fui a dejar mis cosas en mi habitación para ya dejar todo organizado ya que en un par de horas tendríamos la...nefasta fiesta.

Cuando gire el pomo e iba a salir de allí me tope con Sirius quién me tomo de mi muñeca.

—Debemos ir al Ala este Mer, James me ha dicho que quizás encontremos algo—Asentí y nos pusimos en marcha hacia allí.

Al llegar me paré en una estantería donde había álbumes familiares o lo que se podía observar a simple vista. En silencio me puse a ojear lo que iba viendo y descartando sobre el suelo organizadamente, vi de reojo como Sirius no dejaba ordenada y negué con la cabeza. Dirigí uno de mis pies a la estantería para treparme ya que no alcanzaba los libros de arriba, mis dedos luchaban por alcanzar el libro pero fue en vano.

Mis dedos rozaron el libro dejándolo caer en la cabeza de Sirius, este se llevó una de sus manos a la cabeza y se frotó en donde el libro había golpeado. Lo mire con una sonrisa y módule con mis labios 《Perdón》 baje de un salto quedando, cuando Sirius se fue quizás a buscar a los chicos para ver qué es lo que tenían hasta ahora.

Un suspiró salió de mis labios y llevó mi cuerpo hacia el lado de la estantería, cuando Sirius llegó nuevamente.

Luego de un rato de buscar, entre las infinidades de libros que yacían en aquella magnífica biblioteca.

—No hay nada aquí.—Solté, esperando algún tipo de respuesta, pero no hubo alguna por lo que dirigí mi mirada hacia Canuto que miraba un álbum mio de bebe—¡No!

Me abalance sobre él intentando quitarle el álbum pero el solo se reía y extendía el brazo hacia arriba aprovechando su altura, me subí a una estantería para tomarlo pero mis dedos fallaron, y resbale haciendo que el rostro de Sirius cambiará su rostro de diversión a preocupación en un movimiento soltó el álbum y llevo una de sus manos a mi cintura debajo de la remera ante el movimiento brusco. Nuestro rostros quedaron cerca, baje la mirada, sus dedos estaban acariciando la piel desnuda de mi cintura. Mi respiración se aceleraba su toque mandaba señales nerviosas a todo mi cuerpo.

Una de mis manos se encontraba sobre su hombro ya que por instinto intenté agarrarme de algo, No le dirigí la mirada a Sirius estaba pegada en mis pies, su respiración era pesada. Me mordí el labio inferior al estar nerviosa.

De repente sentí como su mano en mi piel se apretaba más y mi espalda chocaba contra la estantería y su cuerpo estaba más cerca del mío, el espacio era nulo.

—Mérida mírame—Dijo con una voz ronca. —¿Cuando vas a pedirme que te bese?

Mi silencio se hizo presente y no sabía qué responder.

《Sí sabés pero no quieres decirlo》

—Mí autocontrol tiene un límite...—Dijo a centímetros de mis labios, inconscientemente me humedece los labios moría por probar los suyos, mi mano se deslizó hacia su rostro mi dedo pulgar acarició aquellos labios carnosos que te pedian a gritos que los beses.

—En este momento estoy luchando con mis impulsos pero...no quiero ser una conquista más—besé su mejilla y volví con mi hermana, intente pasar desapercibida con el nudo en la garganta que tenía.

Agradecí que ella no me mirara. Salimos de la biblioteca y me dirigí a mi dormitorio sin detenerme a la bañera, necesitaba un momento para mí.

Encendí el grifo dejando que el vapor del agua caliente inundara el baño empañando los vidrios, me quite la ropa dejándola caer a un lado y me adentre a la espumosa agua. Apoyé mi cabeza contra el borde y cerré los ojos levemente.

—Oh Mérida—Esa voz, hizo que abriera mis ojos y me diera vuelta estrepitosamente para mirar donde estaba.

—¿Q-Qué haces aquí?—Dije intentando sonar segura.

—Vine a hacerte una visita cariño...—Seguía buscando con la mirada.

—Ahora estoy...algo ocupada...—Dije mirando el agua.

—Cómo sino hubiera visto algo así antes—Dijo soltando una leve risa.

—¿Por qué no puedo verte?—Pregunté mientras el rojo de mis mejillas se iba.

—Porqué me gusta observarte no ser observado...—Justo cuando iba a contestar unos toques en la puerta del baño resonaron.

—Señorita Mérida debe salir y cambiarse, debemos preparla—La elfinas hizo sonar su tierna voz a través de la puerta.

—Ya voy—Dije saliendo del agua y envolviendome en la toalla, para salir y encontrarme a dos elfinas.


Me coloqué el hermoso vestido, que encajaba perfectamente cómo si estuviera hecho a medida. Las elfinas se miraron entre sí y sonrieron, me senté frente al espejo y deje que me secaran e hicieran ondas en mi cabellera, y al final me coloqué el collar que me habían regalado en mi cumpleaños que combinaba perfectamente con el color verde del vestido.

—Mérida los invitados están ya abajo querida—Dijo mi tía desde la puerta mirando hacia al pasillo para luego dirigir sus ojos verdes hacia mi— Oh querida—llevo su mano a su boca—Tu madre y tu padre estarían encantados.

Sonreí levemente y me dirigí  a la puerta sin antes darle las gracias a las elfinas que me habían auxiliado. Me dirigí a la puerta donde me encontré con mi hermana y los chicos.

—Mer, Te estábamos esperando—Dijo mi melliza, que antes de seguir dijo—Wow estás preciosa.

—Tú no estás nada mal eh—Dije haciéndola reír, pude notar que Sirius no despegó la mirada de mí.—Dime que pasa.

Mi hermana procedió a contarme lo que habían encontrado en la biblioteca junto a James sorprendiéndome.

Era demasiada información y quería soltar mis hipótesis sobre aquel diario, quería hablar del tema pero...

—Debemos seguir buscando—Fui interrumpida por una elfinas.

—Amo, Señoritas Potter y Señorito Black deben bajar—Dijo levemente.

Bajé por las escaleras y al final del último escalón pude visualizar a Regulus que me esperaba tal y como en el baile de navidad. Me extendió su mano a lo que la tome con gusto, y besó el dorso de mi mano, como educación salude con una reverencia ya que tenía a varias familias mirándome.

—Veo que llevas puesto el collar—Sonrió de oreja a oreja. —Te quedó bellísimo.

Pude ver la cara de disgusto de su madre al ver que llevaba puesto aquel collar por lo que volví la mirada al menor de los Black.

—Deberías ir con tus padres dudo que desean verte conmigo—Dije formalmente, a lo que él se limitó a asentir y retirarse, me di la vuelta y me encontré con el sonriente Weasley.

—Mérida veo que te has hecho toda una dama—Hice la reverencia correspondiente, los Weasley siempre me habían caído bien, y acepté el brazo extendido que tenía.

—Estás hermosa igual que tu madre de joven, en su última gala antes de casarse con tu padre—Lo mire y le brinde una sonrisa— Mi pequeño Arthur está ansioso de conocerte aunque es un poco mayor para tí, tiene 21.

El señor Weasley pensaba que no conocía a su hijo, aunque sí y mantuvimos contacto mientras estaba en Bélgica al llegar aquí lo perdí. Mis ojos conectaron con los del Arthur que me brindó una de sus simpáticas sonrisas, hicimos la reverencia y nos pusimos a charlar animadamente.

Luego de un rato ví llegar a Sirius, y al mismo tiempo su padre Orión iba a su dirección, me despedí amablemente de Arthur, y dirigí mis pasos acelerados hacia el pelinegro, tomándolo por el brazo haciendo que se sorprendiera y al mismo. Tiempo después su padre llegó.

—Veo que al menos tienes un poco de clases y no andas con sangres mestizas. —Dijo Orión.

—Ahora no Orión—Dijo Sirius, pude ver como el mencionado se le tornaba el rostro rojo de la ira y levantaba la mano para golpear a Sirius pero yo me interpuse en el medio, casi su mano rozaba mi mejilla.

—No creo que sea de buena educación hacer este tipo de escándalos en una gala de beneficencia, y es de poco respeto hacerlo delante de tantas Familias sangre pura, insulta su propio apellido—Dije sabiendo que le dolería, tome a Sirius del brazo y nos dirigimos a la pista de baile, automática posicione los brazos de Sirius en mi cintura y sin dejar de mirar a Walburga que en cualquier momento me tiraría un creció.

—Mer—El mayor me volvió a la realidad, haciendo que mis ojos azules y los ojos grises de él se conectaran—No debiste hacer eso...pudo haberte golpeado.

—Te dije que te protegería y nunca más nadie te haría nada...—Dije sin despegar mis ojos de él— Si me tocaba un pelo varias familias se hubieran interpuesto y mi tío lo asesinaría si no lo hacía James o mi hermana.—Haciéndolo sonreír levemente.

—¿Me permitiría a la bella dama para bailar esta pieza?—Ambos miramos al dueño de aquella voz, vi como Sirius tensó su mandíbula, el mayor de los Borgin era alto cómo Sirius, de cabello castaño sus ojos eran de un color miel similares a los de Ry y poseía pecas por casi todo su rostro, hicimos la reverencia y Sirius se alejó, el mayor de los Borgin colocó sus manos en mi cintura haciéndome sentir algo incomoda.

De reojo pude ver como Sirius tomaba una copa de las bandejas que repartían los elfos que nos ayudaban en la fiesta y miraba atentamente los movimientos.

—Mérida, ¿Estás comprometida con el mayor de los Black?—Dijo sorprendiéndome.

—Disculpe..

—Maximus Froy Borgin.

—Maximus...¿A qué se debe su curiosidad?—Trataba de mantener la calma mientras bailábamos e intentábamos mantener una conversación.

—Oh ya sabés los rumores vuelan en este tipo de galas, se te vió demasiado con Sirius...traidor..—dijo por lo bajo—Por lo que las Familias piensan que estas comprometida con...él..No queremos que piensen eso de una Potter ¿O sí?—Con una mano apretó su agarre en mi cintura y la otra la deslizó más abajo. Ante su toque actue con impulsividad.

No quería que me tocara.

Le brinde una cachetada en su mejilla que hizo resonar en toda la sala, pude ver que ante la fuerza volteo su cara pálida tornándose de un color carmesí.

Seguí con mi acting exagerado ya que tenía muchas familias observando. Los hermanos Black se acercaron con miradas asesinas.

—Soy una dama y se me debe respetar, es una decepción para el apellido y no pienso tolerar esa falta de respeto—Me di vuelta exageradamente y me dirigí hacia los jardines, necesitaba un respiro, pude oír el murmullo que hablaban mal de los Borgin por lo que sonreí victoriosa.

Unos aplausos se hicieron presente, me di vuelta y encontré a mi pelirroja favorita.

—Lily viniste—dije sonriendo yendo a abrazarla para luego separarme—¿Y Alice?

—Está con los padres de Frank—Hizo una mirada pícara—¿Sabés algo?

Dijo mientras nos apoyamos en el barandal.

—Dime.

—Creo...que James, me parece algo lindo—Dijo riéndose.

—¡Lo sabía!—Dije haciendo un bailecito, recibiendo seguidamente un golpecito en mi hombro—Auu, era hora de aceptar tus sentimientos Evans..

—Lo dice la Potter que n-—Lleve mi mano a su boca.

—Hoy casi sucede lo mismo—Sus ojos se agrandaron, procedí a contarle lo sucedido en la biblioteca.

—Esa es mi chica, poniendo los puntos donde se debe y no dejándote llevar por los encantos Black—Dijo con una expresión de madre orgullosa que me hizo sonreír.

—Lily...—Una voz hizo que ambas nos diéramos vuelta—¿Me concederías esta pieza?—Mi primo extendió el brazo algo apenado mientras la música que yacía adentro resonaba.

Empuje levemente a Lily haciendo que los tórtolos fueran adentro, suspiré en alegría, James había conseguido bailar con Lily sin babear.

Mi mirada vio el jardín que solamente estaba iluminado por la luz de la luna, tome mi vestido con ambas manos para no pisarlo y dirigí mis pasos hacia la escalera de piedra por la cual resonó ante la pisada con los tacos, camine por el césped y me quede admirando la naturaleza.

Unos pasos se acercaron detrás de mí hasta que su respiración se hizo notar en mi oído, erizando mi piel al instante.

—Odio cuando alguien te pone una mano encima—Su voz ronca susurrando mi oído subía la temperatura de mi cuerpo. —Cómo si fueras de ellos...—Su dedo índice acariciaba mi brazo descubierto.

—No soy de nadie...—Dije desafiando, aún sin voltearme, no dijo nada pero de pronto sentí su respiración en mi nuca, una mano se dirigió a mi melena moviendola hacia un costado dejando al descubierta mi piel, unos labios se situaron en mi piel dejando un beso allí, haciendo que de golpe inhalara aire pero intentar calmar la temperatura que tenía en mí, sentí una sonrisa y luego como aquellos labios se alejaban.

—Voy a demostrarte que no eres una mas, Potter—Y se fue de allí dejándome sola con miles de pensamientos, sin poder procesar lo que acababa de suceder.

—Enserio crees que un mujeriego dejará a todas por tí—Esa voz nuevamente
—Pensé que eras inteligente—Mis ojos viajaron por el jardín, hasta que cayeron en el bosque.

—Deberías dejar de espiar donde no te llaman—Respondí mirando el límite del bosque donde él se encontraba sonriendo, para luego darme la vuelta para dirigirme a la fiesta que estaba terminando—Buenas noches—grité.

—Buenas noches Mérida—la voz del muchacho sin nombre hizo eco.

Entre nuevamente a la mansión encontrándome ya con pocas familias en la sala, mi tía se despedía de las personas que partían de la fiesta, dirigí mis pasos a la cocina topandome con mis amigos que comían pastel.

—¿Están comiendo sin mí?—Lleve una mano hacia mi pecho fingiendo estar ofendida.

—Recién comenzamos, este pastel de café es delicioso Mer te va a gustar—Dijo Frank con la boca llena, recibiendo al final un golpe de Alice.

Me senté en la mesada junto a mi pelirroja que comía un pastel red velvet, mientras que una elfina me alcanzaba un plato con pastel de café.

—Oh dios—Dije apenas un bocado de pastel había llegado a mis papilas gustativas—Esto está delicioso—Dirigí mi mirada a los elfos que me miraron con cierta vergüenza ante mi cumplido.

—¿Han visto a Ry?—Dirigí mi mirada hacia James que nego con la cabeza mientras masticaba.

No me alarme ya que sabia que estaba dentro de la casa, mis ojos viajaron y pude notar cómo James estaba con Lily y Alice con Frank.

《Debemos irnos Mer aquí hay demasiada demostraciones de amor》

Me baje de la mesada y decidí subir por la escalera de la cocina que llevaban a los dormitorios, me despedí y subí por las escaleras.

Mis tacos resonaban por todo el pasillo, hasta dar con mi dormitorio, me adentre y apenas cerrar la puerta detrás de mí tiré mis tacones por la habitación y con un movimiento de varita el cierre de mi vestido se bajó dejándome como mis padres me trajeron al mundo en mi solitaria habitación. Deslice mi pijama de seda negro por mi cuerpo y me acosté en la cama a leer un rato, hasta que mis ojos cansados se cerraron.

N/A:Lu💚🐍 & Janna💛🦡 

Os amamos❤️ gracias por los 3.36k de leídos.

Capítulo más largo hasta ahora 😱😱 cada día nos superamos 😳😳

Quién adivine la cantidad de palabras o quién más se acerque tendrá sorpresa ❤️❤️😳

¿Momento/s favorito/os? 😇🥰

¿Os va gustando hasta ahora?

¿Momento Mer y Sirius?

¿Momento de Ry con Regulus o Wyatt?

No olvidéis seguidnos en Instagram

@MellizasPotter subimos imágenes y adelantos 😏😏.

Seguidnos en tiktok y nuestros Instagram personales 😍😍

TIKTOK:
Lu_ferraro y JannaScamander

INSTAGRAM:
Johannanicolees y Lu_ferraro1

Os amamos 😍😍😍😍

ACTUALIZACIONES LUNES Y VIERNES

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro