Capítulo Trece
Capítulo 13
NARRADOR OMNISCIENTE
Las vacaciones de Navidad se habían pasado volando. Ya se habían adaptado a la nueva mansión.
En Nochebuena cenaron juntos y hubieron regalos para todos incluido Sirius.
Riley recibió pergaminos y pinturas para seguir dibujando.
Mérida unas zapatillas nuevas de ballet.
James una escoba nueva la suya estaba ya destrozada.
Y para Sirius algo de ropa.
La de ojos miel se la pasaba jugando con su primo al quidditch, tocando en piano mientras James hacia un intento de cantar, o dibujaba cosas que veía.
Por el contrario la de ojos azules leía libros de la biblioteca, bailaba y comenzó a conocer más a Sirius.
Riley se había vuelto muy unida a James. Mientras que Mérida intentó ponerse en la situación de su nuevo amigo, Canuto.
Llegó el día de Año Nuevo y todos festejaron, a las mellizas se le hizo un poco raro todo, sin sus padres, pero intentaron pasarlo bien.
El último día antes de la partida decidieron ir al pueblo, era bonito y solían ir a menudo.
POV MÉRIDA
Aquella mañana un día antes de volver al viejo Castillo que llamábamos hogar, donde toda la magia y aprendizajes ocurrían.
Me estiré sobre mi cama rozando las suaves sábanas de seda blanco que me cubría el cuerpo, estire mis brazos hacia arriba recibiendo la helada brisa que se adentraba por la ventana, me incorporé, saliendo de mi cama. Mis pies tocaron el frío piso de madera, dirigí mi mirada adormilada hacia la belleza que caracterizaba la mansión Potter, un paisaje lleno de árboles, un jardín que cualquier criatura adoraría.
Me sentía en casa, una sensación que ya hacía vacío en mi.
Esa misma mañana iríamos todos al pueblo, algo que James ama, y quería ir antes de que regresaramos a Hogwarts, aquel pueblo era de un estilo medieval, tengo recuerdos alejados del mismo.
Procedí a asearme y cambiarme de ropa para así bajar a desayunar antes de partir, aún el rostro de aquella persona rondaba en mis recuerdos...aunque su rostro me parecía tan familiar, como si aquello fuera algo ya vivido. Aleje esos pensamientos, y procedí a salir de mi cuarto.
Me dirigí a las escaleras, encontrándome con mi primo, nos dimos aquella mirada de "Hagamos una carrera" y así fue que empezamos a bajar con tal velocidad de la misma que mi tía Euphemia nos gritó.
—CHARLES Y ARAGOT NO CORRAN POR LAS ESCALERAS NO SON UNOS NIÑOS—.
Salté 3 escalones juntos hasta llegar al suelo, elevé mis brazos al aire y dije.
—TE GANE CHARLES—dije con mi sonrisa de victoria—.
—No es justo, me distrajo mi madre— bufo como niño pequeño ya que odiaba perder—
Llegamos al comedor con una mesa llena de cosas deliciosas, pareciera que fuera para 25 personas pero éramos solo 6 y las elfinas.
Mi tía nos dio una mirada de reproche por desobedecer, mientras Sirius intentaba no reír ante la mirada de Euphemia, me dirigí a la silla de mi hermana y besé su cabeza a lo que ella solo sonrió.
James se sentó junto a Sirius y yo tomé asiento junto a mi melliza.
Desayunamos tranquilamente, mientras conversábamos alegremente.
Nos pusimos los abrigos y tomamos rumbo al pueblo, quedaba cerca aunque la brisa fría se colaba por nuestros abrigos y decidimos tomar el carruaje familiar.
Llegamos al pueblo y no pude evitar sonreír, era tal y como lo recordaba, di una vuelta en mi eje, visualice a mi hermana, nieve y no dude un segundo. Me agaché sigilosamente, tome entre mis manos la nieve helada, que envió señales a mi cerebro de la temperatura de la misma. Me acerqué amistosamente a mi melliza, la cual me sonrió con ternura y le estampe la esfera de nieve en el rostro y ella solo chilló del susto y salí corriendo de allí mientras me reía.
Corrí por el pueblo como si mi vida dependiera de ello, lo cual era cierto ya que si me agarraba me asesinaría hasta que mis ojos sintieron que había más oscuridad en aquella calle, me choque contra el pecho alguien.
—Mil disculpas—dije sobando mi nariz ya que había impactado con el pecho de aquella persona desconocida y dirigí mi mirada al incógnito—.
Mi piel se heló, mi corazón dejó de latir, mi respiración se ahogó, sentí todo mis vellos del cuerpo erizarse, mis signos de alerta se activaron, no podía formular una palabra.
Esa sonrisa
Ese rostro
Era él.
La persona que me atormenta en aquellas pesadillas que me siguen desde hace años.
Quería correr pero mis pies no se movían quería gritar pero no podía formular una palabra, mi vista no se despegaba de aquel rostro...
Hasta que el sonido de la voz de mi primo me sacó de mi cabeza.
Volteé la mirada y allí estaba James, volví la mirada a donde estaba el rostro.
Había desaparecido
Voltie para todos lados y no estaba, volví mi mirada a James que me vio preocupado, como siempre.
—Estás pálida Mérida ¿Que paso?—se acercó a mí tomándome mi rostro con ambas manos, mis ojos estaban vidriosos no podía explicarlo—.
—Y-y-yo no sé, estaba ahí y ya no estaba más—dije con mi voz que se quebraba—.
—¿Mer? ¿Quién? Estabas sola cuando te encontré—su cara de preocupación analizaba la mía—.
—¡¡James!!—La voz de mi melliza nos sacó de aquel momento y aproveché aquello para alejarme de mi primo, y fui directo a abrazar a mi hermana—.
La abracé a lo que ella tardó unos segundos en corresponder—Es él. —Le susurre en el oído a mi hermana, se separó de mí y me miró confundida—.
—¿De quién hablas? —La confusión de Riley sonaba en su voz—.
—Solo dame tiempo y te contare todo Ry es complicado ahora, y es muy largo—acaricie su rostro con la yema de mis dedos, la necesitaba tanto en ese momento, necesitaba soltarle todo, pero todo a su debido tiempo.
No quería alarmar a nadie, pero aquel hombre que veía en mis sueños, y que me visitaba cuando era pequeña, era algo que solo mis padres sabían, Riley estaba fuera de aquel tema ya que mis padres me advirtieron que no debía decirle, pero ya había pasado tiempo y mis padres no estaban.
Sabía que se me venía un reproche por dejar pasar años sin contarle, pero se que ella me comprendería, al fin y al cabo eramos hermanas.
[FLASHBACK]
*5 años atrás*
Salí a bailar al jardín de mi casa, como usualmente hacía junto al árbol antes de entrar al límite del bosque, mis padres no me dejaban pasar de aquel árbol, no entendía el porqué pero obedecía.
Todas las tarde que iba allí aparecía un muchacho atractivo de unos 17 años, a hablar conmigo, nunca me dijo su nombre pero sí que quería ser mi amigo, ¿Quién no querría un juez para que me diga como bailó?
Siempre fue bueno conmigo, me visitaba hacíamos chistes, hasta que un día mi padre vino enfurecido y me tomó del brazo bruscamente y ahuyento a mi amigo.
Mi padre me sujetó de los hombros y me dijo.
—Mérida ¿con quien hablabas?—Su alteración era mucha por lo que me asuste—.
—Con mi amigo del bosque papi—Dije pero eso lo asustó más y me mandó de regreso a mi casa advirtiéndole a mi madre lo sucedido, a lo que ella solo reaccionó llevándose la mano a la boca.
Ese día me castigaron, no podía salir de mi cuarto, ni siquiera podía ver a Ry, aún no entendía el porqué.
*1 año atrás*
Estaba en mi cuarto, viendo algunos libros que yacían en mi biblioteca, cuando un fuerte dolor de cabeza hizo que se me nublara la vista haciendo que viera todo negro.
—Mérida—una voz varonil, se hizo presente en aquella sala negra—Han pasado años, estás hecha todo una mujer—me miró de arriba a abajo—.
—¿Qué haces aquí? Me has traído solo problemas a mi casa, hace años no te veía por favor, vete...—solté, no me asustaba él sino el comportamiento de mis padres, que nunca me explicaron—¿Cómo es posible que sigas viéndote igual que cuando yo tenía 10?
Sonrió coqueto—Tienes un recuerdo mio muy débil, yo era un niño y creci Mérida—se acerco a mi y yo solo me alejé—No te alejes—dijo con una voz imponente—.
[Fin del Flashback]
—Melena—La voz de Sirius me sacó de mis pensamientos—¿Vamos?—extendió su brazo situando en su cintura para que yo me agarrara de él—.
Tomé su brazo. —¿A dónde vamos?
Me miró tiernamente y me sonrió—Sí que estabas pensativa, te dije que iríamos a tomar café con James y Ry, tus tíos fueron a hacer un par de cosas.
Así que dicho eso fuimos a tomar el café los cuatro
POV RILEY
Los nervios estaban instalados en mi interior.
Mañana partiremos de nuevo a Hogwarts, tenía muchas ganas pero a la vez estaba nerviosa.
Miré el reloj de mi mesilla y marcaban las cinco am. Llevaba al menos media hora despierta dando vueltas en la cama.
Decidí bajar a la cocina para beber algo caliente y ver si conseguía conciliar el sueño.
Los elfos estaban durmiendo así que me acerqué al armario y saqué una infusión.
Justo cuando me di la vuelta me encontré a Sirius sin camiseta y con un pantalón de chándal.
—Dios, casi se me para el corazón — lo aparté con la mano libre y me dirigí a la encimera.
—Joder, ni que fuera un fantasma— rebusco algo y cerró la puerta.
—Un fantasma hace más ruido que tú — sonreí.
—¿Insomnio? — se sentó mientras yo calentaba agua en la olla. —Los nervios me producen insomnio...
—¿Y por qué estás nerviosa? Es decir, ya has estado en Hogwarts, no es algo nuevo...
—Tienes razón... — me serví la infusión en una taza y me senté enfrente. — Es algo que no puedo evitar...
Levante mi vista. Su cara estaba relajada, no parecía el mismo Sirius con el que me topaba a diario.
—Pero si se puede controlar...— suspiró.
—Y como pretendes que haga eso, si ni siquiera se el motivo.
—Yo te puedo ayudar, si quieres...
—¿Sirius Orión Black ofreciendo su ayuda? — reí provocando que él también lo hiciera.
—Oye, no soy tan malo...
—Está bien, acepto tu ayuda.
— Te veo en una hora en la sala del ala este. Sé puntual, Chispa — dejó el vaso en el fregadero y me revolvió el pelo.
—Que manía tenéis con mi pelo...— su risa retumbó en la cocina.
Me terminé el té y me cambié de ropa, colocándome unos leggins con una sudadera simple.
A las seis entre a la sala y al prender la luz vi que Sirius aún no había llegado.
—Eres más puntual que un reloj — habló atravesando la puerta.
—Me dijiste que fuera puntual.
—Tienes razón, ahora siéntate en el suelo y cierra los ojos.
Le hice caso, cruzando las piernas.
—Ahora escúchame con atención— susurró y pude notar como la intensidad de la luz menguó. La había apagado. — Lo primero que tienes que hacer es aprender a respirar. Si estas nerviosa la respiración se agita, se vuelve entrecortada y te resulta más difícil inhalar. En cambio una respiración lenta y acompasada te ayudará a relajar los nervios que van desde el diafragma hasta el cerebro, enviando el mensaje de que todo está bien.
Le hice caso, respire hondo y solté el aire poco a poco. Intento relajarme.
Pero no podía, había algo que no me dejaba y no sabía lo que era.
—Esto es inútil Sirius — abrí los ojos y me levanté.
—Dios, eres más terca que Mérida — se carcajeó.
— Y tú eres un idiota, te lo he dicho alguna vez ¿no? — le seguí la broma.
—Mmm...— se agarró la barbilla pensativo— Creo que nunca me lo has dicho...
Nuestras risas se instalaron en la sala, y pude fijarme en los detalles de su rostro mientras reía. Era atractivo, su sonrisa lo era.
Ahora podía entender el porqué todas las chicas se fijaban en él. Y entonces apareció en mi mente. Aquellos ojos azules mirándome con una sonrisa.
Mi respiración se aceleró nada más pensar en él.
—Aja... Ese es el motivo de tus nervios... — Se acercó a mí lado— Scamander es el motivo por el que estás nerviosa.
—¿Qué? — cómo podía saber que estaba pensando en él— ¿Cómo es posible que...?
—Soy muy observador— levanté una ceja— bueno en mis ratos libres.
— Ajam... En tus ratos libres solo le miras el trasero a mí hermana... — lo miré y desvío su mirada. — Venga ya Sirius, que no nací ayer. Puedo notar la atracción que sientes hacia Mer.
—Mira no soy el único que sabe cosas— evadiendo el tema y echó un brazo por mis hombros— Nos parecemos más de lo que parece Chispa.
—Vamos a desayunar, tengo hambre— lo miré por encima de mi hombro y caminamos hacia la cocina.
—Creo que me caes bien, Ry-ry. —Beso mi cabellera.
—Yo no puedo decir lo mismo...— salí corriendo mientras reía, escuché los pasos de Sirius tras de mí.
Cuando giré la esquina me topé con mi tío Fleamont.
—Cuidado Riley...— agache la cabeza avergonzada. — la última vez te caíste.
—Perdón tío...
Sirius apareció a los pocos segundos.
—Bajen a desayunar—acarició mi pelo y le dedicó una mirada a Sirius, no era una mirada de enojo, era más bien una mirada de que tengamos cuidado.
—Ahora entiendo tu apodo...— apoyó sus manos en sus rodillas. — Eres muy rápida.
—Vamos tortuga... — bajé las escaleras y me senté al lado de Sirius, mientras los elfos servían la comida.
—Me caes bien Canuto, pero lleva cuidado con Mer. No la lastimes...
No dijo nada más, solo me miró y asintió.
—Y tu a mi Chispa. Ya te lo he dicho, pero si quieres más formas de aprender a calmar tus nervios, búscame.
—¡Ja! Te gané Charles — Mérida y James se unieron al desayuno.
Mi Melliza se acercó y besó mi cabeza a lo que yo sonreí.
—¿Cómo dormiste, primita? — James se sentó enfrente mío y se sirvió jugo de calabaza.
—De maravilla, como oso en época de hibernación. — miré a Sirius sonriendo, quién sabía que no había sido así, pero guardó el secreto.
El resto de la mañana la dediqué a colocar las cosas menos necesarias en la maleta y después me cambié de ropa a algo más abrigado. Fuera estaba nevando. El tiempo estaba loco.
Un dolor se instaló en mi cabeza. Tanto que me tuve que sentar en la cama. Habían pasado varias semanas sin ningún dolor y justo ahora volvía.
Me dirigí al baño para refrescarme la cara pero todo se volvió borroso.
Me desperté tirada en la puerta del baño, me incorporé como pude.
El dolor de cabeza seguía estando. Mi mano viajó a mí frente y noté algo pegajoso. Sangre.
Una vez de pie me ayude con la manivela de la puerta dejando una mancha de sangre.
Abrí el grifo dejando que cayera agua. Busqué en el botiquín una gasa, cuando escuché la puerta de mi habitación abrirse.
—¿Ry-ry? Vamos James y Mer están en el carruaje. — mierda era Sirius.
—Si, ya bajó un momento...— cerré la puerta del ba
—¿Ocurre algo? — se adentro.
—No, salgo ya...
Miré a la puerta rezando para que se fuera y caí en cuenta que había la puerta estaba manchada de sangre, de cuando me había apoyado en ella.
La puerta se abrió estrepitosamente, la cara de Sirius cambió a preocupación.
—¿Así que todo en orden no? — parecía James echándome la bronca.
—No es nada, Canuto de verdad.
—Ya...
Agarró las gasas y las empapó en agua, limpiando la sangre de mi frente.
—Gracias Sirius...Pero no hacía falta.
—Listo— colocó una tirita en la herida. —¿Me vas a decir que ha pasado?
Negué con la cabeza.
—Esta bien, voy a decirle a James... — lo agarré del brazo.
—No le digas nada, ha sido una caída tonta...
—Ry, se cuando alguien miente y tu lo haces fatal. Aunque no eres la única— sonrió ante un recuerdo.
—Te digo la verdad...
—Está bien. Ahora dime el motivo de la caída.
—Un dolor de cabeza...
En qué momento habíamos llegado a este punto, parecía James... Se estaba preocupando por mí casi de la misma manera que su mejor amigo.
—Chicos los están esperando abajo. — mi tía nos avisó desde el marco de la puerta.
—Ya vamos...
—¿Ocurre algo? ¿Todo bien? — Preguntó mi tía con voz preocupada.
Sirius me miró y habló:
—Si todo bien, solo he venido a avisarle.
—No tarden — se marchó
—Gracias de nuevo...
—Se puntual Ry-ry — salió por la puerta riendo.
En un día había conocido una parte de Sirius que nunca llegué a imaginar que existiera. Había sido amable y se preocupaba por mi. Aún me quedaba mucho por conocer, pero creo que haremos buenas migas.
Me coloqué un abrigo caliente y baje a toda prisa, no sin antes colocarme un gorro para tapar la herida.
Cuando llegamos al pueblo muchos recuerdos me invadieron. A pesar de que el día anterior hizo una buena temperatura, se podía observar un poco de nieve en el suelo.
Sin esperarlo note algo helado en mi rostro. Nieve.
—¡Joder! — ya iban dos susto en un día.
Me limpie la cara y pude ver cómo Mer salía corriendo, como si en ello le fuera la vida.
Mierda, la tirita. Mientras los chicos andaban me aseguré de que estuviera en su lugar y que no se hubiera despegado.
Al voltear la cabeza vi que James no estaba y Mer tampoco, solo estaba Sirius parado en mitad de la calle. Me aproximé a él a la vez que metía sus manos en los bolsillos de la chaqueta.
—¿Estas mejor? — comenzamos a caminar.
—Bueno... Me duele todo pero sobretodo la cabeza...
—Es normal, ha tenido que ser una buena caída para haberte hecho esa herida— me miró un segundo, después desvió su mirada hacia mi frente. —Tranquila, no diré nada.
La herida estaba cubierta con el gorro. Por lo que no se veía nada.
—¡James!— grité al ver que estaba hablando con mi melliza y ella parecía desubicada.
De pronto Mer se me abalanzó haciendo que perdiera un poco el equilibrio, pero me mantuve firme. Me dolía todo y más cuando me abrazó. Estaba fuera de sí, decía cosas sin sentido, cosas incoherentes.
—Es él— susurró angustia y con la voz temblorosa.
—¿De quien hablas? — no entendía nada, no sabía a lo que se refería.— Mérida estás pálida, cuéntame...— acaricié su pelo mientras la abrazaba, pero pude notar como su mente estaba en otro lugar, no escuchaba lo que le estaba diciendo.
—Solo dame tiempo y te contare todo Ry es complicado ahora, y es muy largo— me acarició el rostro con sus dedos, me dio de sus miradas tranquilizadoras, y se alejó de allí yéndose con mis tíos abrazándose así misma.
—Mérida... — la llamé pero de nuevo estaba metida en sus pensamientos, sabia que necesitaba espacio y que le costaría demasiado abrirse conmigo.
Mer nunca había actuado de ese modo, no delante mío. Nunca la había visto tan fuera de sí.
Estaba preocupada, y no sabía qué hacer. Mérida Aragot Potter no se había visto tan vulnerable delante de nadie.
Pero aquello sabía que iba a cambiar, ella iba a abrirse conmigo de una vez por todas, Mer iba a salir de su caparazón, después de todo iba a permitir que la ayudase, después de todo para eso están los hermanos.
James agarró mi brazo y por encima del hombro vi a Sirius acercándose a Mer.
—Vayamos a tomar algo caliente. Mis padres están haciendo unos recados—mi primo me adentro en el local sin darme cuenta.
Asentí no muy convencida de lo que acababa de ocurrir.
N/A: Janna💛🦡 & Lu💚🐍
Os amamos❤️ gracias por los 2.31k de leídos.
¿Momento/os favorito/os?
¿Riley y Sirius, amigos?😭💔
¿Como creéis que se encuentra Mer al tener que recordar todo eso?😰
Se acerca el cumpleaños de las chicas. Estad atentas a Instagram... 🤫🎉🎊
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