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Capítulo Diecisiete

❤️Capítulo dedicado a anaisvetencourt2018 Esperemos que te guste ❤️

POV RILEY

La mañana del lunes me desperté antes de que el despertador sonara. Llevaba despierta un buen rato, en el cual me había podido percatar que Mérida no estaba.

Agarré el uniforme y fui directamente a la ducha, junto a Acua quien no se había separado de mí en toda la noche. 

Mientras la gotas de agua caliente corrían por mi piel haciéndome sentir como nueva recordé el día de ayer.

Fue un domingo raro y muy silencioso. Todos los pasamos juntos en la sala común, después de que Madame Pomfrey nos mandara reposo todo el día. Remus estaba con Mérida abrazados y yo me refugié en los brazos de mi primo. Ninguno decía nada, solo estábamos asimilando todo lo ocurrido.

Lily y Alice solo se limitaron a estar a nuestro lado entregándonos mimos.

James estaba bastante callado al igual que todos.

Ese domingo reinaba el silencio.

Al salir de la ducha me encontré a las chicas que estaban vistiéndose. Me daba vergüenza vestirme delante de alguien que no fuera Mer, pero en el tiempo que llevaba aquí me había dado cuenta que ellas eran mis amigas y podía cambiarme tranquilamente junto a ellas.

—¿Vieron a Mer? — No la había visto desde anoche antes de dormir.

— Esta mañana escuché a Maze picoteando la jaula. — habló Alice.

— Seguramente habrá ido a soltarlo un rato— Lily apretó mi brazo suavemente.

— Posiblemente sea eso, aunque  tengo un mal presentimiento— sonreí junto a las chicas.

—Es normal, con todo lo ocurrido es natural que estés más alerta— La pelirroja me abrazó fuertemente, a lo que yo respondí de igual forma. Un abrazo a tiempo es oro. 

Al entrar en la habitación vi como Mérida salía con Maze por la puerta.

—Mer, espera...— avance hasta la puerta pero en el pasillo no había nadie. Sacudí la cabeza confundida.

Creí que había visto a Mer pero posiblemente había sido imaginación mía.

Cuando baje a desayunar me encontré a mí melliza junto a los chicos que estaban riendo.

Me alegraba verlos así, ayer fue un día duro para todos.

— ¡Buenos días Leona! — Sirius se rió junto a mi primo.

—¿Se están burlando de mi? —pregunté haciéndome la ofendida, sin poder ocultar mi sonrisa.

— Venga vamos a desayunar. — James tiró de mi jersey obligándome a sentarme a su lado.

Mérida estaba callada supongo que el haberse abierto no había sido nada fácil, así que decidí darle su espacio, se que lo necesitaba.

Las clases fueron productivas excepto la de adivinación, no entendía nada. Parecía mentira que mi madre tuviera el poder de ver el futuro y yo ni siquiera podía adivinar una simple taza de té.

—Trata de no mirar mucho la taza harás que explote—me dijo melliza en tono divertidos lo que solo recibió una mirada de cansancio por mi parte  mientras apoyaba mi frente en su hombro. Esto era superior a mí.— Es solo una clase tonta, tranquila.— suspiré pesadamente.

Mi frustración era notable así que decidí hacer un poco de boxeo, para desahogarme.

—Riley te estaba buscando— la voz de James detuvo mis pasos.— Los de Hufflepuff nos han dicho de hacer un partido amistoso, el Campo está reservado ¿Te apuntas? — colocó sus manos en modo de súplica.

—Está bien, pero sólo si admites que soy mejor cazadora que tú— me crucé de brazos con la cabeza alta intentando aguantar la risa.

Se acercó a mí y me susurró al oído 

—Eres mejor cazadora que yo, pero no se lo pienso decir a nadie...— salió corriendo y yo tras él. 

Una vez en el vestuario para ponerme el traje de quidditch, guarde la cartera. Entonces recordé que Wyatt me había regalado algo y aún no lo había visto.

Rebusqué y encontré la caja blanca. Al abrirla había  un collar de medallón de chispa.  

Era hermoso, de color dorado con un medallón y en centro una chispa de mar con un dibujo de una estrella al su alrededor.

—Es precioso...— susurré para mí misma, creyendo que estaba sola. Sonriendo volví a guardarlo en la cartera.

—Me alegro que te guste.— pude notar su aliento chocando en mi pelo. Acarició mi brazo con sus dedos de una forma en la que me hizo erizar mi piel. 

Mi corazón latía aceleradamente en mi pecho, con un simple roce me había puesto nerviosa.

Con un sencillo movimiento apartó mi cabello y depositó un beso suave en mi cuello.

Intenté reaccionar pero mi cuerpo no lo hacía. Cuando me di la vuelta ya no estaba.

Ya con el traje puesto salí al campo junto a James.

—¿Estas bien, no?— me echo un vistazo preocupado.

—Ajam, no te preocupes — golpeé su costado con mi codo y comencemos a reír.

Una vez en el aire los problemas se los llevó el viento. Aún estaba algo cansada pero eso no me impidió adelantar a Hufflepuff por diferencia de 150 puntos.

Una ráfaga golpeó mi rostro haciéndome sentir cómoda pero cuando abrí los ojos solo veía una mesa con libros.

—¡Riley! ¡La Quaffle! — Escuché a James gritar pero no sentía nada, el viento había desaparecido y no podía controlar mi cuerpo.
 
Solo podía oler la colonia de un chico y el olor a libros empolvados. Mérida estaba en la biblioteca con Regulus.

Me estaba agonizando,  no tenía control sobre nada así que respire profundo y calme mis pulsaciones, solo podía esperar que alguien me ayudara.

Note una mano agarrando mi brazo. 

—Te tengo— por un momento creí que era James pero resultó que era Wyatt.

Cuando pude ver con mis propios ojos me quedé confundida. Estaba viendo a través de los ojos Mer, sintiendo y oliendo lo mismo que ella, pero a la vez escuchaba todo lo que estaba pasando a mí alrededor.

Me senté en el césped y miré a Wyatt, quién no se había separado de mí.

—¿Estas bien? — James bajó de la escoba de un salto y me examinó el rostro, sujetándolo con ambas manos.

—Si, estoy bien...— aparte sus manos con delicadeza y las sostuve dándole un apretón. Él tiró de mí y me abrazó. 

Un corrillo se formó alrededor pero Wyatt enseguida los despachó.

—Ve y descansa, luego hablamos los tres. — me miró a los ojos, besó mi frente y volvió al campo.

Sabía que se refería a mí melliza, andado por el medio del campo, asimilando lo que acababa de ocurrir.

Cuando me encaminaba hacia los vestuarios escuché unos pasos siguiéndome. Al voltearme vi a Wyatt.

—Estoy bien, ya me has oído hablar con James. — Continúe mi camino.

—Ya lo se, pero yo no — me paré en seco al escuchar sus palabras. —Ayer estuve todo el día pensando en ti. No sabía si estabas bien o no, y hoy... Hoy casi te caes de la escoba... Qué está pasando Ly... Cuéntamelo...

—No puedo...— lo encaré con los ojos llorosos— ahora mismo no confío en ti, Wyatt. Primero te tienes que ganar mi confianza...— las lágrimas corrían por mi rostro. No sé cómo me las apañaba pero siempre acababa llorando delante de Wyatt.

En cuestión de segundos acortó la distancia y me rodeó entre sus brazos, cosa que opuse resistencia, pero me sujetó más fuerte.

—Si quieres seguir odiándome después hazlo, pero ahora mismo necesitas un abrazo y yo no te pienso soltar...

POV MÉRIDA

El domingo había sido bastante tranquilo ya que Madame Pomfrey nos indicó que debíamos permanecer en reposo o intentarlo, nadie en el grupo asimilaba lo que había ocurrido el día anterior. 

Como siempre me mantuve en mis pensamientos, intentan descifrar recuerdos del pasado con respecto a lo que estaba sucediendo, pude ver como Remus no se despegaba de mí y como Sirius me mantenía en la mira desde lejos, para ver que estuviera bien. Las chicas se limitaron ese día a abrazarnos y a consentirnos, quedaron bastante preocupadas ni hablemos de James era el peor.. 

Ese domingo por primera vez reinó el silencio. 

Me desperté al amanecer debido a los picotazos que soltaba Maze para que la liberara de su Jaula, Dirigí mi mirada hacía la jaula, bostecé y me estire en la misma intentando despegarme de la cama, lleve ambas manos para frotar mi rostro y así despertarme un poco más, mis piernas se dirigieron automáticamente a la ducha, ese día me apetecía tomar una duchade agua helada así fue, cosa que mi salud me reprenderia después, tome mi uniforme, me lo coloque correctamente y con un simple hechizo me sequé el pelo.

Fui hacía la jaula de mi halcón, la abrí y dejé que se posara en mi hombro, le dí un último vistazo a las chicas y pude ver como mi pelirroja favorita abría un ojo. 

¿Vas a soltar a Maze?- dijo con un ojo abierto y el otro cerrado, algo que me causo gracia, y solo me limite a asentir, volviéndose así a dormir. 

Camine por los pasillos del castillo, hasta llegar a las escaleras que me llevan cuesta abajo hacia el lago. Visualicé a Maze exaltada por alguna razón esperando a que le diera la orden de volar. 

-Ve-Le susurre, pude ver como abría sus alas llenas de plumas blancas, combinandose con las rafagas frías del invierno verla volar era como apreciar la misma libertad. 

-Mer..-Una voz me sacó de mi laguna mental- ¿Vamos al Gran Comedor?-Extendiendo su brazo para que lo tomara. 

-Podrías dejarte de preocupar estoy bien Remus..-Tome su brazo y lo abracé- Además muero de hambre-. 

-Ya volvió mi Mer- Dijo haciendo que soltara una carcajada-. 

Cuando llegamos para desayunar visualicé a Peter, James y Sirius, que parecía que recién llegaban al Comedor. 

Veo que la encontraste- Dijo mi primo sonriéndome. 

Es bastante predecible- Dijo Lunatico tomando asiento en uno de los lados de Sirius-. 

¿Estamos hablando de la misma Mérida?- Dijo Sirius en tono divertido, me senté junto a él y le propine un golpe en el hombro- Au! eso dolió- Besó mi sien.
Aquel gesto me tomó desprevenida, lo miré y él estaba concentrado en servirme una taza de café. 

-Gracias- Le susurre. 

Gracias a Merlin nadie estaba preocupado por mi estado de ánimo apagado , por lo que me trajo tranquilidad a mi mañana, podía oír las risas de los chicos y yo estaba ahogándome a mi misma en mis pensamientos. Apoyé mi cabeza en el hombro de Sirius, y mis ojos conectaron con los de James que me daba una mirada de ternura algo muy extraño en él ya que siempre quería asesinar a todo chico al que me acercara o se me acercara.

Las clases transcurrieron normalmente, en clase de adivinación pude ver como Riley se frustraba por la taza de té que Trelawney nos había dado para su clase. 

-Trata de no mirar mucho la taza harás que explote- Le dije a mi melliza en tono divertido, y solo recibí una mirada de cansancio y como apoyaba su frente en mi hombro- Es solo una clase tonta, tranquila-.

Luego de la última clase, tenía dos opciones: ir a bailar o ir a la biblioteca a sumergirme en todo aquel conocimiento que poseía aquel salón. 

Por lo que me atrajo más el poder de la sabiduría, tome mis cosas y tomé rumbo hacia la biblioteca, mientras avanzaba por los pasillos de piedra, las voces se oían cada vez más alejadas, el aroma a libro se acercaba. 

Pase por el umbral de la puerta, y saludé a la Señora Pince, la cual adoraba, pude observar como la biblioteca sólo poseía un par de alumnos de cursos menores al mío, mis pies se empezaron a mover através de las estanterías, estos generaban un crujido en la madera, hasta que ví una mesa libre al fondo. 

Dejé caer mi bolsa sobre la silla, y mis ojos se dirigieron a los libros sobre Criaturas Mágicas, algo que me fascinaba aprender sobre seres que se los cree incomprendido debido a su belleza extraña a nuestro parecer, quizá nosotros invadimos su mundo y somos simples ocupantes. 

Tomé el libro viejo entre mis manos y me deje caer en la silla, deslicé mis dedos para abrir cada página de este y me deje hundirme en su conocimiento. 

Cuando una persona me interrumpió con su carraspeo. 

-Disculpa- Una chica alta de cabello negro y ojos azules, muy bella, que llevaba una túnica de Ravenclaw- Siempre vienes a la biblioteca y te he visto...-Decía nerviosa- Mi nombre es Anais Vetencourt- extendió su mano-. 

Mérida Potter, un gusto, disculpa nunca te había visto- Dije respondiendo el saludo-.

-Oh no te preocupes, necesitaba alguna recomendación sobre algún libro Muggle, he visto que leíste casi todos, ya que el sello de la Señora Pince figura tu nombre en varios de ellos- Replicó. 

Me limité a sonreír y me puse de pie dirigiéndome a la parte de los libros Muggle, empecé a analizar la estantería y tome entre mis dedos un libro- Orgullo y prejuicio, un clásico, leelo y luego dime si te gusto- Se lo entregue en mano y ella me dio las gracias-. 

Había terminado el libro así que decidí salir de allí, me despedí de la señora Pince y me encontré a Sirius en la salida.  

-Te estaba buscando- Dijo el mayor de los Black. 

¿A mí? ¿A qué se debe?- Pregunté curiosa haciendo que él sonriera-. 

¿Vamos a las cocinas? Oí que los elfos tienen Pastelitos de Brave- Dijo moviendo las cejas de arriba a abajo, algo que me hizo sonreír. 

Ya me convenciste- Dije riendo-. 

Nos dirigimos a las cocinas, donde los elfos nos recibieron con sonrisas. Deje caer mi peso sobre uno de los mesones de las cocinas y espere a Sirius a que trajera los pastelitos. 

Se posó frente a mí entregándome uno de los pastelitos, lo lleve hacia mi nariz y aspire el aroma que éste desprendía, luego los lleve hacia mis labios para probar un bocado de aquel manjar. 

-Esto esta exquisito- dije con la boca llena, haciendo reír a Sirius que tenía sus labios sucios de azúcar impalpable (glas).- Tienes algo aquí- Lleve mi dedo índice hacía mi labio superior indicando donde tenía, pude ver como intentaba quitárselo con la lengua haciéndome reír- Ay ya ven aquí- lo tome de la camisa acercandolo a mí, lleve mi pulgar hacía su labio y frote levemente para quitarle el azúcar, pude ver como se había quedado perplejo ante mi acto- Ya estas limpito- dije mientras nuestros ojos se conectaron, pude visualizar cómo sus pupilas se dilataban, su respiración se acelera al igual que la mía-. 

-Señorito Black, Señorita Potter, deberían irse antes de que algún profesor venga- Dijo uno de los elfos sacándonos de nuestro trance. 

-Gracias- le agradecí al elfo por avisarnos, me baje del mesón y tome la mano de Sirius para dirigirnos al pasillo. 

—Canuto tengo que irme a darle clases a Regulis—Le dije mirándolo a sus ojos grises sin soltar su mano. 

—Bueno—bufo y luego soltó en un tono enojado—Pero déjame acompañarte. 

—Es tu hermano no un asesino serial—reí levemente a lo que él solo se limitó a voltear sus ojos. 

Llegamos a la biblioteca, dio una mirada a su alrededor, y volvió su mirada hacia mi. 

—Cualquier cosa que necesites solo dime ¿si?—Dijo Sirius dándome ternura de cómo me protegía luego de lo ocurrido en la fiesta, me limité a asentir y me dio un beso en la sien dejándome en la puerta. 

Entre en la biblioteca y la saludé nuevamente a Madame Pince, me brindó una sonrisa y seguí hacia la mesa en donde siempre Regulus y yo nos sentábamos para nuestras clases, visualicé su cabellera negra ondulada sentada en la silla con los libros ya sobre la mesa. 

—Disculpa el retraso—dije mirando mi reloj de bolsillo mientras dejaba caer mis cosas—. 

—Has llegado puntual como siempre Mer que dices—dijo mientras levemente sonreía—. 

Le sonreí de vuelta, me acomode un mechón detrás de la oreja y dije—Bueno hoy solo daremos teoría de los ingredientes más difíciles de conseguir para las pociones ¿Sí?—le entregué el libro—Pero no quiero que me los anotes tal cuál está el libro quiero que lo redactes a tu manera—Sonreí al ver que su cara se ponía seria y bufaba—Va se que puedes. 

Mientras Regulus realizaba el pergamino minuciosamente, yo estaba adelantando los deberes que teníamos, cuando de pronto mi vista ya no visualizaba el libro que tenía en mano, no me encontraba alrededor de libros, mi olfato percibía el olor al césped, a una escoba y sentía el aire chocando con mi rostro. 

De pronto dirigí mi vista hacía bajo y estaba en una escoba a muchos pies de altura, mi vista sin tener un poder alguno sobre ella visualizó a James gritando que me moviera, o eso creía ya que no escuchaba nada, de pronto visualicé una caída de la escoba mis ojos se desesperaban, los cerré de golpe pero cuando  volví a abrirlos no vi el césped sino que vi a Wyatt. 

Esperen estaba viendo lo que veía Riley, estaba totalmente confundida. 

Volví a la biblioteca y vi a Regulus mirándome confundido. 

—¿Estas bien?—Dijo observandome con sus ojos verdes–. 

—Sisi solo me quede pensando en algo de esta tarea—dije segura y le di una sonrisa—. 

—¿Te gusto el collar?—Me preguntó tímidamente. 

—Me encanto Reg—extendí mi mano para tocar su mano— Gracias.. 

Él solo se limitó a sonreír y cada uno prosiguió con lo que debía hacer

NARRADOR OMNISCIENTE

James terminó el partido, se duchó y espero pacientemente a las chicas en la sala común.

Mérida no tardó mucho en atravesar el cuadro quién lo miró sorprendida. Solamente con la mirada que James le echo sabía que algo pasaba. Así que sin mediar palabra se sentó enfrente de su primo.

Unos minutos más tarde apareció Riley.

—¡Te dije que descansarás y acabas de llegar! — James le reprochó a la mayor.

—¡Y yo te he dicho que estoy bien! — gritó más de lo que pretendía.— No soy una chica pequeña.— Riley se volteó hacia las escaleras pero la mano de James la retuvo.

—Ninguna lo es, James. — habló Mérida levantándose del sillón.

—Ya lo se... Pero son mi familia, y no quiero que les pase nada...— ambas hermanas se miraron y asintieron mientras abrazaban a su primo.

—Lo sabemos James... — dijo Mérida.

—Te queremos primo. — Riley lo abrazo mas fuerte.

Una vez se separaron James habló:

— Tenemos que descubrir lo que mis padres nos ocultan...— se pasó las manos por el pelo arreglándose.

—¿Y cómo haremos eso, genio? — Preguntó Mer.

— En la casa tiene que haber en la casa... — comentó Ry.

— Y tal vez aquí también haya algo— finalizó James.


N/A:Lu💚🐍 & Janna💛🦡 

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