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Capitulo Dieciséis

💕Decidamos este capítulo a writter_girl221 esperemos que te guste 💕

Capítulo 16

NARRADOR OMNISCIENTE

La profesora Mcgonagall había mandado a cada uno a su respectiva sala común.

Lily, Alice y Frank se dirigían a la torre de Gryffindor, mientras que Tanya y Regulus tomaban dirección a las mazmorras.

Ninguno de los dos Slytherin espetó palabra hasta el último momento.

—Seguro que salen de esta— Regulus miró a Tanya quien estaba ensimismada en sus pensamientos— Ellas son fuertes— acarició el hombro, y se marchó hacia el interior de la sala común

Justo cuando Tanya iba a entrar unas voces llamaron su atención.

—¡Wyatt no vayas! Quédate conmigo. Esa leona no te merece. — la voz de Candace se hizo presente en las puertas de la cocina.

—¡Ya basta Candace! — gritó alterado. En su voz se podía notar preocupación.—No te vuelvas acercar a mí ¿Entendido?

Las miradas de Tanya y Wyatt se conectaron. El Hufflepuff se acercó a la Slytherin con los ojos rojos.

—Tanya esperá— la sujetó del brazo al ver que está se dispuso a entrar a su sala común.—Solo quiero verla... Necesito verla...

—Está en la enfermería, pero no creo que James te deje entrar— habló para acto seguido marcharse.

Wyatt no dudo un segundo y se encaminó hacia la enfermería. Una vez allí desde la puerta visualizó a todos los chicos, Sirius, Remus, Peter y James.

Este último se encontraba devastado. Y era entendible, incluso Wyatt estaba preocupando.

Entró con cautela hasta que los chicos se dieron cuenta de su presencia.

—Solo...necesito verla— habló antes de que todos se abalanzaran sobre él, mirando a James quien asiento levemente sin fuerzas para oponerse.

Wyatt se fijó en que Sirius sujetaba la mano de Mérida, haciéndole pequeños círculos sobre esta. Remus y James estaban apoyados en la pared entre ambas camas y Peter agarraba la mano de Riley.

Lo miró dejando su orgullo aparte y se acercó a Riley. Su cara estaba relajada y su respiración era tranquila. Una vez a su lado acarició su rostro y su cabello contemplándola tranquilo al ver que estaba bien.

Echó un último vistazo a toda la sala y besó la mejilla rosada de Ry. Quién como respuesta respiró hondo.

Justo en ese momento apareció La profesora Mcgonagall junto al director Dumbledore.

—Chicos váyanse a descansar, aquí no pueden hacer nada— habló mientras tocaba el hombro de James.

— La profesora Mcgonagall tiene razón — Remus se separó de James y se colocó junto a Sirius. — Vayamos a descansar, James.

El susodicho levantó la mirada con los brazos cruzados y negó repetidas veces.

—Yo me quedo con ellas— su voz apenas era audible, pero se podía escuchar con todo el silencio que había en la sala.

—Señor Scamander ¿qué hace usted aquí?— la profesora se percató de que el Hufflepuff se había saltado el toque de queda.

—Me he enterado de lo ocurrido y he venido, si tiene que castigarme hágalo— agachó la cabeza.

—Yo hubiera echo lo mismo por Mérida, Profesora— Sirius se levantó del lado de Mer.

La profesora solo suspiró y con un gesto de mano, los mando a todos a su sala común.

La habitación quedó completamente vacía a excepción de los tres muchachos y de ambos profesores.

—¿Qué les está pasando? — la voz de James se quebró— no puedo perderlas...

—Todo esto tiene una explicación...— empezó la profesora pero justo Riley despertó con la respiración agitada y sudando.

—Mer...— fue lo único que pronunció al despertar. Se intentó levantar para ver a su melliza pero James se lo impidió abrazándola y besando su cabellera.

Segundos después Mérida se despertó de la misma forma que su hermana.

—Ry... — la busco con la mirada. James soltó a la mayor para ir abrazar a Mérida.

La de ojos miel no dudó en levantarse y abrazar a su mitad. James las envolvió entre sus brazos llorando.

—Ahora que están los tres aquí— Dumbledore comenzó a caminar por la sala mientras Mcgonagall se limpiaba un par de lágrimas que caían por su rostro.

—Tenemos que hablaros sobre una cosa importante— prosiguió la profesora.

—Es sobre nuestros padres y algo que tenían escondido ¿verdad? — los interrumpió  Riley— La noche que estuve en la enfermería, después de la caída de quidditch os escuché hablar sobre mis padres... Se que no debía escuchar pero...

—Esta bien— Dumbledore se paró delante de las chicas y James. — Les contaré todo lo que necesitan saber. Les contaré la verdad.

—Artemisa y Aragulus eran mis mejores alumnos, ellos sabían que algo estaba ocurriendo descubrieron a unos mortifagos intentado acceder al colegio. Decidieron unirse a ellos para así saber todo lo que estaban tramando. — hizo una pausa y miró a ambas chicas— Su madre quedó embarazada de ustedes y no quería correr riesgos de perderos, así que ambos huyeron con mi ayuda hacia Bélgica, donde nacieron ustedes. Artemisa tenía visiones, antes de que algo pasará solía verlo y nunca fallaba, por eso una vez quedó embarazada decidieron huir ella vio en sus visiones que si no huían ustedes no nacería. Una vez que  estaba  embarazada perdió la visión por completo incluyendo sus visiones, Aragulus me comentó que padecía unos dolores intensos de cabeza, Igual que os ocurre a vosotras. Un par de meses antes de que nacieran recuperó la vista. Pero sus visiones desaparecieron. Ella sospecho que ese don se los transmitió a ustedes y esto que les ha pasado es una prueba de que ella tenía razón.

—Hasta aquí es todo lo que sabemos— Mcgonagall se acercó a las chicas quién no sabían qué decir.

—Pero... ¿Por qué ahora? Porque no desde pequeñas... — habló James.

—No tenemos ni idea señor Potter.— Dumbledore cruzó sus brazos detrás de su espalda— solo queda esperar a ver cómo evoluciona todo.

—¿Entonces estos dolores de cabeza se han acabado?— preguntó Riley a la vez de Mérida preguntó:

—¿Y que se supone que nos ha pasado?

Justo antes que el director hablara, las puertas de la enfermería se abrieron de par en par haciendo que James se pusiera de pie para observar a las personas que habían entrado estrepitosamente.

Eran nada más y nada menos que Euphemia y Fleamont Potter.

La tía de las mellizas se encontraba con los ojos enrojecidos y alterada, algo que jamás habían visto ninguno de los tres, y vociferó.

—Basta...No ahora, ni corresponde y mucho menos si sus tutores no están presentes—Eso último lo dijo casi gritando haciendo que su esposo se acercaba a calmarla, las mellizas se miraron entre sí pero solo la menor los enfrentó.

—¿A que se refieren? Ustedes saben las respuestas y no son capaces de decir nada.
—miró al director y a su jefa de casa.

—Podrían habernos avisado al menos— musitó la mayor al lado de James.

—Es sobre nuestros padres, y los mandan a callar. Me imagino que si ustedes estuvieran en nuestra situación querrían que les resuelvan sus preguntas—dijo Mérida soltando toda la impotencia, cruzando miradas con su tío.

—Dijo que no. No vamos a arriesgarnos a perder a nadie más en esta familia—finalizó su tío haciéndole entender a Dumbledore y a Minerva que salieran de allí para poder hablar a solas.

Ambas mellizas se miraron, Mérida se limitó a bufar y golpear una almohada por la impotencia que llevaba en sus hombros  James se acercó para calmarla pero Riley lo detuvo. Sabía que su melliza era capaz de noquearlo en estos momentos.

—Mamá, ¿Qué está pasando? —James se acercó a su madre agarrándole la mano, dándole un suave apretón.

— Lo más posible es que hayan desarrollado el poder que tenía su madre. No hay porque alarmarse tanto— dijo Fleamont restándole importancia.

—¿Y se les ocurre que ahora es un buen momento para decirlo? — Mérida estaba enfadada, Riley entrelazo su mano con la de su melliza.

—No sabíamos si era posible que...

— Nos deberían haber avisado. — espetó Riley. — aunque solo hubiera sido para prevenir todos estos sustos.

—Teneis razón... — Euphemia se acercó a las chicas y las abrazo — Les pido perdón— besuqueo a ambas a la vez con los ojos llorosos.

James se quedó al lado de su padre observando cómo su madre les daba todo el cariño que necesitaban.

Decidieron que ya era hora de volver a casa, ellas debían descansar igual que James.

Riley y Mérida observaban cómo sus tíos atravesaban la puerta de la enfermería junto a James, a quien habían convencido que debía descansar.

El dolor de cabeza aún estaba presente en ambas hermanas pero era un dolor aguantable.

La mayor se cruzó de piernas encima de la cama mirando hacia su melliza.

—No se Mer, todo esto me huele raro...— se mordió el interior de sus mejillas nerviosa.— Es muy extraño que no nos hayan dicho nada y ahora justo cuando el director iba a decirnos algo, aparecen nuestros tíos y los mandan a callar, al final sin resolver nuestra dudas...

— Arggg — se levantó de la cama y se sentó junto a Riley— tienes razón están ocultando algo y como que me llamo Mérida Aragot Potter pienso averiguar que están ocultandonos— sentenció la menor.

—Estoy de acuerdo contigo, no pienso quedarme de brazos cruzados. — la rodeó entre sus brazos.

Ambas se sumergimos en un silencio el cual era agradable.Podían notar sus corazones bombeando en sus cabezas a causa del dolor.

Muchas preguntas rondaban la cabeza de Ry, sobre todo lo que le había pasado antes de venir a Hogwarts. Estaba esperando a que ella se abriera, pero su paciencia tenía un límite y más si se trataba de alguien importante para ella. Se armó de valor, esperando cualquier reacción por parte de su melliza, y le preguntó;

—¿Mer? ¿Qué pasó el día antes de venir aquí? Estabas fuera de sí, no parecías tú...— asombrada se separó de ella, cerró los ojos y respiró profundamente, para acto seguido mirarla a los ojos directamente.

La pregunta impactó demasiado a Mérida, no creía que fuera a preguntarle por aquel tema, pero debía hacerlo. Su melliza se había quedado mirándola bastante confundida y preocupada debido a su silencio.

Suspiró—Bueno, quiero que sepas que no te había dicho antes debido a que nuestros padres me lo prohibieron—iba a interrumpirla—No podía Ry...

La susodicha se limitó a asentir e intentar poner en la situación de su hermana.

—No se por donde comenzar, ¿recuerdas nuestra casa en Bélgica, la del patio enorme junto a un bosque?—Asintió dándole a entender que prosiguiera—Cuando era pequeña, tendría unos seis o siete años, cada tarde que salía a bailar o al patio sola al límite del bosque había un niño, nunca supe su nombre, tampoco me llamaba la atención el no saberlo, siempre hablábamos o jugábamos o era mi juez de baile—Mérida desvió la mirada, nunca le había tenido miedo a ese niño— Un día papá salió al jardín y me vio hablando con alguien, se asustó, en sus ojos podía ver preocupación, claro que una niña de 7 años lo iba a entender...Me llevó adentro de la casa le dijo a mamá y está me gritó, me dijo que no te dijera nada y me encerraron en mi cuarto—su melliza la miró intentando recordar aquel día.

Miro hacía el techo de piedra liso de la enfermería, tomando aire. Volvió su vista a su hermana y prosiguió.

—Pasaron los años y yo seguía teniendo visitas de aquel muchacho, era bastante guapo a decir verdad nunca te lo negaría y suena super extraño—Riley sorprendida abrió los ojos de par en par.—Claro que si venía no entraba a mi dormitorio solo se limitaba a estar en la ventana y pasábamos horas hablando, nunca me dejó saber su nombre, trate de no indagar por primera vez en mi vida. Una tarde...—trago en grueso— Mamá volvió a encontrarme hablando "sola"— marcó las comillas—Y me regañó, exigiendo el nombre del muchacho, estaba desesperada y aunque tuviera 15 años seguía sin entender y mamá me abofeteó acto seguido papá entró y se la llevó—La cara de confusión de la mayor era palpable— Esa noche él volvió, y me asusté, claro yo no quería más problemas y él solo se enojo, hasta tuvo un ataque de ira, luego se marchó.

—¿Y aquel día en el pueblo?—insistió Riley.

—Antes de ir al pueblo tuve una pesadilla, y él estaba, pero ya no era tan amigable...Me decía que "Él señor me iba a poseer a mí", estaba atada, no podía moverme...y él quería...—la.voz de la menor se cortaba—Tocarme...me dijo "Lo vas a disfrutar", y de un momento a otro  desperté—sin pensarlo mucho Riley abrazo a su hermana quién continuó hablando en el oído de su melliza.— Aquel día en el pueblo, cuanto estaba escapando de que me asesinaras—una lágrima solitaria cayó por el rostro de Mérida—Me choque una persona...y era él, hacía 1 año que no lo veía Ry..Me sorprendió claro solo lo había visto en Bélgica, ¿Qué hacía él en Londres? Justo James apareció y..ya había desaparecido—Finalizó separándose mirándola a los ojos.

La de ojos miel se abalanzó de nuevo hacía su otra mitad y la abrazó, acto que no tardó en responder, abrazándola fuertemente. —Ry, yo estoy bien, no debes preocuparte ¿si?—Besó su cabellera y se separó de ella, se puso de pie y se dirigió hacia la ventana donde se podía apreciar el campo de Quidditch.






N/A: Janna💛🦡 & Lu💚🐍

Os amamos❤️ gracias por los 2,81k  de leídos.

Hola!! Soy Johanna, quería pedir disculpas por no poder subir Capítulo ni el viernes ni el lunes, no me encontraba muy bien del estómago. Próximamente haremos un maratón de capítulos💕💕💕

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