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Capítulo Cuatro

Capítulo 4

NARRADOR OMNISCIENTE

Las semanas en Hogwarts pasaron relativamente rápido, el cumpleaños sextoavo de las mellizas se acercaba pero ambas estaban en otras cosas.Todo iba marchando de maravilla para las mellizas. Tenían sus momentos buenos y malos, pero no sé daban por vencidas, eran unas leonas.

Habían sido dos semanas bastante ajetreadas. Se acercaba uno de los primeros partidos de la temporada.

Riley la mayoría de noches dormía poco por los nervios, era su primer partido en Hogwarts. Ella creía que iba a ser suplente y estaba algo relajada, hasta que hablando con James le comentó que confiaba en ella y jugaría de Cazadora junto a él y Abril.

Respecto a lo ocurrido con el Hufflepuff, no dijo nada a nadie. En las clases de historia de la Magia apenas cruzaba palabra con Wyatt, se sentía avergonzada. Lo máximo que le decía era Si o No.

También sabía que el partido era contra hufflepuff y sabía que jugaría contra él.

Algunos días le faltaba tiempo porque no paraba de entrenar, no quería decepcionar a su primo.

En cambio la de ojos azules se había vuelto bastante cercana a Remus. Varios días iba a bailar al aula y cuando descansaba contemplaba a su hermana jugar, le recordaba a su padre cuando iban a los partidos de quidditch a animarlo.

La otra mitad del tiempo se la pasaba con Remus estudiando en la biblioteca o en las cocinas preparando chocolate.

Mérida no paraba de pelear con Sirius cada dos por tres. Ella intentaba no dirigirle la palabra, pero siempre buscaba las mañas para hacer que entra en su juego.

POV MÉRIDA

Las semanas pasaron rápidas pero intensas.

Sirius no dejaba de molestarme y ya me estaba cansando un poco.

Casi todos los días iba al aula de baile, y Remus me acompañaba. Ocasionalmente cuando terminaba mi sesión de danza Lunático y yo observábamos a Riley y James jugar al quidditch desde los ventanales.

Me recordaba a papá, su forma de moverse, su rapidez, parecía un rayo, una chispa.

—Chispa... — susurré en voz baja, casi para mis adentros.

—Es un buen mote, le viene como anillo al dedo— Habían pasado tantos tiempo juntos que casi se leían la mente.

Ambos se miraron y comenzaron a reír.

—Vamos a la gradas quiero ver a Riley un poco mejor.—Tome mis cosas y me abrigue el otoño ya se notaba en Hogwarts.

Íbamos hablando de quedar mañana en las cocinas para preparar chocolatinas, cuando nos encontramos a nuestra jefa de casa.

—¿Mérida Potter?

Al escuchar mi nombre nos paramos en seco.

—Si soy yo— conteste algo nerviosa.

—Mañana después de clase de pociones, la profesora Mcgonagall quiere verte en su despacho— sentenció la chica.

— ¿Sabes si ocurre algo? — seguro que era por culpa de Sirius.

—Creo que es para ser tutora de un alumno. Me tengo que ir.

No nos dio tiempo a despedirnos, pues salió corriendo y se perdió entre los pasillos del castillo. Agradecía que la calefacción estuviera puesta en algunas zonas.

Remus y yo nos acomodamos en la gradas viendo a Riley y James entrenando, mientras estudiábamos. El capitán era bastante estricto y duro con los chicos, pero estaba claro que quería ganar la Copa a toda costa. No se porque pero me vino Sirius a la mente, así que sacudí la cabeza intentando no pensar en él, de seguro estaba con alguna chica.

Al cabo de una hora más o menos el entrenamiento había terminado, decidí tirar confeti a los de Gryffindor solo para molestara a Ry. A James tampoco le hizo mucha gracia así que me gane un golpe en la cabeza de su parte.

—¡Eso dolió!— me froté donde me había dado mientras le sacaba la lengua.

— Te lo merecías — ambos primos hablaron a la vez, pasaban mucho tiempo juntos y eso me alegraba.

Yendo de camino a la Torre de Gryffindor nos cruzamos con Peter, quién iba en dirección opuesta.

—¡Ey, Peter! —Lo saludo James, a lo que esté respondió con un rápido movimiento de mano y continuó su camino.
—¿Siempre ha sido así? — pregunté confusa.

—No, pero siempre ha sido un poco callado y muy cerrado en sí.—añadió Lupin.

—Si que es raro, apenas lo vemos — finalizó mi melliza.

La hora de la cena se echó encima. Hoy había sido un día bastante largo y estaba agotada, pero no más que Riley. Ella calló redonda en la cama.

Nuestro cumpleaños se acercaba, y aún no estaba preparada para ello.

A la mañana siguiente el despertador sonó temprano y decidí, salir al patio y dejar que mi Halcón volara un poco. Maze era muy reacio a las personas, solamente me toleraba a mí y de vez en cuando a Ry.

Cuando entre en la habitación todas aún dormían, pero Acua, la gata de mi melliza, vio algo cuando casi cierro la puerta y salió disparada.

—¡Acua! — grité más de lo debido, despertando a mis compañeras.

—¿Qué pasa? — Riley se levantó sobresaltada.

—Acua ha visto algo y ha salido disparada. -- metí el halcón y cerré la jaula.
Riley salió de una de la cama y se fue en busca de su gata.

—¡Ry! ¡Espera! — Grité pero ya se había ido.

En la cabeza me dio una punzada de dolor. Casi me caigo al suelo pero Lily tuvo reflejos y me sujetó

El dolor era tan intenso que no pude pronunciar palabra alguna.

—Ry, busca a Riley. — fue lo último que dije antes de que se volviera todo negro.

Los ojos me pesaban pero el dolor de cabeza era aún insoportable.

Mire alrededor, aún estaba en la habitación y Riley también.

Me levanté pero la cabeza dio un vuelco. Que estaba pasándole a mí cabeza.

Me senté en la cama de Ry y le aparté un mechón de pelo.

Aún me dolía, pero teníamos cosas que hacer.

Llamaron a la puerta y observé cómo mi melliza aún dormía. Cuando abrí la puerta vi a la profesora Mcgonagall. Se la veía preocupada.

—Hola Mérida, me he enterado de lo ocurrido ¿Cómo se encuentran?— entorne la puerta tras de mí, no quería despertar a Ry.

— Profesa Mcgonagall, la cabeza parece que me va a explotar, pero supongo que se pasará. Riley está aún durmiendo, ¿ La despierto?

— No, no es necesario, quería hablar contigo. Cuando te encuentres dispuesta pasate por mi despacho.

Le dedique mi mejor sonrisa y cuando se marchó me tumbe en la cama junto a Ry, y de esa manera el sueño me volvió a invadir.

—Mer, despierta — escuché una voz y una mano acariciándome la cara.

Abrí lentamente los ojos y me encontré con la mirada de mi melliza.

—¡Mierda! —Me levanté de golpe, la cabeza ya no me dolía, pero había quedado en ir al despacho de Mcgonagall.

—¿Qué ocurre? — Ry se sobresaltó.

— Tengo que ir al despacho de Mcgonagall, quiere verme.

Riley me miró y empezó a reír. No sé cuál fue el motivo pero su risa contagiosa se me pegó y yo también estallé a carcajadas.

—Te deseo suerte — habló entre risas.

— Eres una distracción hermana. — cogí mi cartera y me dispuse a dejar a Ry sola en la habitación.

Estaba muy nerviosa, no sabía lo que necesitaba de mí, solo esperaba no haberla liado.

Mi pasos iban a paso acelerado hacia la oficina, cuando estuve delante de la puerta, repuse todo el aire, me arregle el pelo y toque la puerta.

—Adelante. — escuché desde el otro lado de la puerta.

— Buenas tardes, perdón por la demora. — me disculpé avergonzada.

— No es nada señorita Potter, ya veo que se encuentra mucho mejor. — me invitó a sentarme enfrente suya.

— Gracias por preocuparse por nosotras. — sonreí.

—Que menos, y más por todo lo que han pasado. — bebió de su taza. — Quería hablar sobre sus notas en pociones, me he fijado que son perfectas y tengo un alumno que requiere su ayuda, es el señor Black.

Espera, acaba de decir Black. Mi corazón se detuvo durante un momento. Mi cara de sorpresa era genuina.

—¿Estamos hablando de Sirius?

La profesora levantó la mirada por encima de sus gafas y sonrió.

—Oh señorita Potter, claramente no — rió levemente ante mi cara de alivio— estamos hablando del joven Regulus Black.

Como si estuviera escuchando todo el rato, paso por el marco de la puerta, con su cara seria, sin ninguna expresión aparente, se colocó a mi derecha; mirándome fijamente sonriendo.

Espero que no sea un inconveniente la clara rivalidad entre Gryffindor y Slytherin, no quiero ningún problema con mi mejor alumna de pociones, señorito Black. — habló la profesora Mcgonagall, mirando fijamente a Regulus.

Si las miradas matasen Regulus estaría bajo tierra. No se porque ese odio hacia él, pero bueno.

—Ya está todo, pueden retirarse, Señorita Potter espero que no me decepcione. — finalizó.

— No lo haré, profesora — sonreí.

Salí de la oficina y escuché los pasos suaves pero firmes de Regulus detrás de mí.

Tenía que dar ejemplo y brindar mis conocimientos, así que gire sobre mis talones y le planté cara a Regulus. Mi mirada era fría y seria.

— Esta bien, pequeño Black, tendremos cuatro horas a la semana, solo espero que no faltes a ninguna. Te estoy haciendo un favor, te estoy brindando mis horas valiosas. Espero que seas más responsable que tú hermano y acudas a todas mis clases. Serán los miércoles y viernes dos horas, después de tu última clase.

No dijo nada, solamente levantó una de sus cejas y comenzó a reír.

Me miraba desde arriba, como era posible ser tan alto ¡Yo medía 1.70 y parecía un elfo!

— A sus órdenes señorita— dejó de reír para mirarme con su rostro serio.

POV RILEY

Las dos semanas siguientes fueron agotadoras en todos los aspectos, pero también fueron instructivas.

Los entrenamientos con James me dejaban agotada, pero lo agradecía, no me daba a tiempo a pensar y todo estaba reciente, y no quería derrumbarme. No debía.

Respecto a Wyatt no le dirigía mucho la palabra, me daba vergüenza, y más desde el incidente del otro día. Al menos a él no parecía molestarle. Y eso era de agradecer.

Al finalizar las clases salí corriendo, apenas pasaba tiempo con Mer o con los chicos, ya James me robaba todo el tiempo restante.

Una vez en la habitación, saludé a Alice y me coloqué el traje de quidditch, íbamos a hacer un entrenamiento antes del partido de mañana contra Hufflepuff. Estaba de los nervios, y más al pensar que jugaba de cazadora.

De camino al campo de Quidditch me crucé con Sirius, llevaba mucho tiempo sin verle el pelo.

—¡Ey, Ry- Ry!— saludo, a pesar de ir con una chica de Gryffindor, creo que se llamaba Marlene.

—¡Hola, Sirius! ¡Adiós, Sirius! — sonreí y caminé hacia mi destino.

—Dile a James que te dé un respiro— lo escuché gritar y después reírse.

Después del partido de hoy estaba segura que los entrenamientos serían menos intensos. El capitán quería ganar contra Hufflepuff para pasar a la final, que se jugaría contra Ravenclaw.

El buscador de Slytherin tuvo un accidente y chocó contra el de Ravenclaw al coger la Snitch dorada. Gabriela Duson, fue más rápido y la atrapó, dándole así la victoria a los azules. El partido fue intenso pero el mejor hasta ahora.

Me monte en mi escoba y empezamos el entrenamiento.

—Chicos, ¿Pueden acercarse?— habló James. — mañana tenemos el partido así que será un entrenamiento muy suave, solo repasar posiciones y jugadas. Los necesito al 100% en el partido.

Y James cumplió su palabra fue un entrenamiento muy suave, apenas hicimos esfuerzo y gastamos energía.

Al acabar Mérida y Remus estaban en las gradas, Remus juntaba los libros de ambos, eran bastante nerds, y vi a mi melliza tirarnos confeti. Qué vergüenza.

Nos reunimos los cuatro en la parte de abajo de las gradas y mi primo le propinó un golpe en la cabeza a mí hermana, lo que me hizo reír.

—¡Eso dolió! — se frotó en la zona y le sacó la lengua.

—Te lo merecías— James y yo hablamos a la vez. Ambos nos miramos, cómplices.

Comenzamos a reír y caminar hacia la Torre de Gryffindor, cruzandonos con Peter, quién iba en dirección opuesta.

—¡Ey, Peter! —Lo saludo mi primo, a lo que él solo respondió con un movimiento rápido de mano y continuó su marcha.

—¿Siempre ha sido así? — preguntó mi hermana, como si me leyera la mente.

—No, pero si ha sido un poco callado y muy cerrado en sí mismo— añadió Remus.

—Si que es raro, apenas lo vemos— finalice.

Después de la cena me tumbe en la cama y no tardé más de dos minutos en dormirme.

—¡Acua!— el grito de Mer me despertó de golpe.

—¿Que pasa? — mi corazón iba muy rápido debido al susto.

— Acua ha visto algo y ha salido disparada — me explicó mi hermana mientras metía a Maze en su jaula.

Maldita Acua, salí de la cama de una y fui en su busca.

Escuché que Mer me gritó, pero no me detuve, fui a buscarla por todo el castillo.

Justo al girar una esquina un dolor punzante apareció en mi cabeza, tuve que apoyarme en la pared, pero era tan intenso que mis piernas fallaron.

Cerré los ojos y al abrirlos vi a Wyatt con cara de preocupación.

Quería intentar recomponerme, pero todo se volvió negro.

—¡Chicas! — un grito hizo que volviera a abrir los ojos, el dolor de cabeza aún estaba y parecía más intenso.

—Merlin...— reconocí la voz de Wyatt —¡Ayúdame!

Su voz sonó angustiada y desesperada. Me incorporé del sillón y me dispuse a andar, pero estaba mareada.

El Hufflepuff se dio cuenta y me agarró, por segunda vez antes de caer contra el suelo.

— No puedo subir las escaleras — se frustró.

— No pasa nada — susurré, el dolor de cabeza sólo iba en aumento— acercarme hasta ellas y yo subo...

—Si ni siquiera te mantienes en pie, Ry. — él estaba aguantado casi todo mi peso, en eso tenía razón.

—¿Qué pasa? — vi a Lily y a Alice bajar corriendo las escaleras.

— Le he llevado a la enfermería pero no había allí, así que la traje aquí. Estaba en el pasillo y se desplomó.

— A Mérida le ha pa...— Lily le dio un codazo a su amiga para hacerla callar.

—Quiero verla, ahora mismo— sentencie, necesitaba ver qué Mérida estaba bien.

Wyatt me dejó en manos de las chicas y me subieron a la habitación.

—Ella está bien, lleva dormida un rato— habló Lily mientras me dejaban en la cama, no tenía fuerzas. Que mierda estaba pasando.

Nos dejaron solas en la habitación y se fueron a clase. El dolor era inaguantable.

La puerta se abrió y Acua entró maullando. Se subió a la cama y se hizo un ovillo a mí lado.

Al cabo de un rato el dolor menguó. Y así fue como el sueño me invadió.

Cuando me desperté Mérida estaba en mi cama. El dolor era apenas insistente.

¡Mierda el partido! Me levanté con cuidado. Decidí despertar a mi hermana.

—Mer, despierta— susurré y acaricié su cara.

Sus ojos se abrieron lentamente, conectado con los míos. Los suyos eran iguales a los de mi padre, azul intenso.

—¡Mierda! — se levantó de golpe.

—¿Qué ocurre? — me sobresalte.

— Tengo que ir al despacho de Mcgonagall. — entonces me entró la risa. Yo me había despertado de la misma forma que ella con prisas y aún estaba aquí, James me iba a matar.
Mer miró raro y comenzó también a reír a carcajadas.

—Te deseo suerte— hablé entre risas.

— Eres una distracción hermana — cogió su cartera y salió pitando de la habitación.

Acaricié a Acua después de haberle echado de comer y fui a buscar a mi primo, pero primero pase por mi casillero, aún me daba tiempo a ordenarlo un poco.

Estaba hecho un desastre, en las últimas semanas no había podido dejarlo decente, solo tiraba mis cosas dentro.

Después de dejarlo ordenado me coloqué el traje y fui en busca de Lynx. Cuando volví al casillero para cerrarlo me encontré a Wyatt descansando sobre la taquilla al lado.

Estaba sonriendo, se le veía nervioso y yo también lo estaba.

—Me alegro de estés mejor. — dejó ver su sonrisa. — Puede que suene raro, te gustaría que quedemos algún día, y así te enseño el castillo ¿Te gustaría? —desvió la mirada hacia sus pies y manos, estaba sonrojado como mi uniforme.

Nuestras miradas conectaron y mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Su mirada me estaba poniendo nerviosa.

— Claro, me encantaría— ¿eso lo había dicho yo? No dejaba de mirarme y encima sonrió provocando que me pusiera roja de vergüenza. Desvíe la mirada a un costado, necesitaba recomponerme, nunca me había pasado algo así y no sabía cómo reaccionar.

Su mano acomodó un mechón de pelo lo que me obligó a mirarlo, en su rostro se podía observar una sonrisa.

— Mañana te busco. Suerte en el partido, leona. — paso por mi lado rozando nuestros trajes de quidditch.

Cerré la puerta del casillero y contemple cómo se marchaba mientras apoyaba mi espalda en las taquillas.

—¿Dónde estabas metida?— gritó, se notaba que estaba nervioso.

— Se dice: hola prima— Rei a lo que él respiró hondo y me lanzó una mirada de disculpa.

— Pensé que no vendrías — se ajustó las gafas.

Una ráfaga de aire me golpeó en la cara, va a ser un partido duro.

—Nunca te abandonaría primo. — besé su mejilla y me subí en la escoba.

Estaba nerviosa, el aire venía a Ráfaga muy seguido.

—¡Leones vamos! — gritó mi primo en el centro de todos.

De fondo se oía: Gry- Gry Gryffindor.

Mire a las gradas y vi a todos animándonos. Eso hizo que me llenara de alegría.

El partido comenzó, y ambos equipos nos saludamos. Wyatt me guiñó y eso me puso nerviosa. Sacudí mi cabeza varias veces y me centré en el partido.

La Quaffle fue fácil quitársela al rival. Me dirigí al arco y enceste.

Las gradas de Gryffindor gritaron de emoción.

El viento estaba muy inestable pero eso no me paró, estaba en racha y James también.

Vi la Snitch delante mía un segundo y de pronto noté un fuerte dolor en el brazo. Intenté subir mi escoba hacia arriba pero tenía el brazo roto, no dejaba de dar vueltas. No podía mantener el control. Caí contra el suelo. Lo último que vi fue a James volando hacia mi.

N/AS: Janna💛🦡 & Lu 💚🐍

¡¡¡Holaa bebés!!! Quería daros las gracias por todo el apoyo que nos estáis dando, este capítulo creo que es el más largos de todos.

Muchas gracias a las personas que votan y cometan. Tienen un lugar en nuestros corazones. Gracias por apoyar nuestro trabajo y por poner vuestro granito de arena. Nos ayudáis mucho aunque no lo parezca.

Dadle mucho apoyo y comentad mucho para que Lu y yo trabajemos más rápidas y subamos contenido más rápido.😍😍

¿Momento favorito?

¿Con quién shipeeais a Riley?

¿Y a Mérida?

¿Os están gustando los capítulos?

¿Lo preferís más largos ( aunque tardemos más) o más cortos ( y más de seguido)?

¿Qué crees que puede ser el dolor de cabeza?

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