Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Catorce

Capítulo 14

POV RILEY

Mi mirada se clavó en el techo una vez más. No recordaba cuánto tiempo llevaba despierta, siquiera podía afirmar que en algún momento hubiera dormido.

Me incorporé con el regusto amargo de la sangre en la boca. Con los nervios me había mordido demasiado fuerte el interior de las mejillas y ahora me dolía como el infierno. Suspiré tomando la nota mental de evitar comer sólidos durante un tiempo.

Nada más incorporarme un movimiento a mi lado llamó mi atención. Acua me había acompañado toda la noche y ahora refregaba su cara contra mi brazo de forma cariñosa mientras maullaba por lo bajo. Sonriendo la acaricié y la tomé en brazos para bajarla de la cama.

Me dirigí al baño con la intención de darme una ducha rápida, necesitaba despejarme y esconder las ojeras junto a la herida en la frente.

Una vez me duché me miré en el espejo. Me sentía como una extraña al mirarme, más parecida a un muerto que a una persona sana.

Sin pensarlo mucho me preparé y ordené la habitación, aprovechando para sacar el transportín de la gata.

-Vamos Acua, entra.

La gata sólo me miró inquisitiva, acercándose para olerlo sin llegar a meterse. Aprovechando la agarré por detrás y la metí dentro, obviando sus maullidos de protesta.

-Lo sé pequeña -intenté tranquilizarla. -Sé que no te gusta, pero debes estar dentro para ir a Hogwarts.

Una vez dentro bajé a desayunar, sorprendiéndome al encontrar a mi hermana en la cocina.

-Hoy estamos madrugadoras por lo que veo -bromee, a lo que Mer respondió sacándome la lengua.

El comienzo del desayuno juntas fue extraño, ella no dejaba de mirar por la ventana perdida en sus pensamientos, y yo me sentía tan cansada que era incapaz de hablar y preguntarle qué era lo que le pasaba.

Aunque, de todas formas, tampoco me habría contestado.

Al rato, llegaron todos los demás bostezando y hablando sin parar rompiendo el incómodo silencio que, al parecer, sólo yo sentía.

Tras terminar de desayunar todo el mundo salió a preparar el equipaje, excepto Sirius, que se acercó a mí una vez estuvimos a solas.

-¿Cómo llevas la herida? -preguntó.

-Bien, ya no me duele, aunque es algo molesto tener que ocultarlo-le respondí completamente sincera, demasiado cansada como para mentir.

Él ante mi respuesta frunció el ceño.

-Sabes que no hace falta que la escondas, ¿verdad?

-Sirius...-Suspiré.- Ya están lo suficientemente preocupados como para añadir una caída tonta.

Su rostro se relajó y me dió un suave apretón en el hombro.

-Recuerda que si necesitas algo nos tienes aquí, y que si necesitas más clases de relajación estoy dispuesto a darte clases magistrales. - Lo último lo dijo hinchando su pecho con orgullo señalando con una sonrisa.

-Tomo nota -respondí con una suave sonrisa.

En poco tiempo todos estuvimos preparados y nos dirigimos hacia la estación.

Allí nuestros tíos nos dieron un abrazo mientras nos hacían prometer que les enviaríamos cartas.
No mucho después de despedirnos Mer salió corriendo sin decir nada.

Al ver que había ido hacia Remus me acerqué lentamente junto a Sirius y James, llegando justo para ver como mi melliza volvía a desaparecer corriendo.

Nada más llegar al lado de Remus miró a Sirius y James y, sin darle tiempo a saludar, nos lanzamos sobre Remus dándoles un fuerte abrazo entre los tres.

-Te echamos de menos.

-Teníamos ganas de verte.

-Que buen culo tienes.

Le dijimos atropelladamente, riendo todos juntos segundos después abrazándonos más fuerte.

Tras esto nos separamos aún sonriendo.

Comenzamos a contarle nuestras vacaciones hasta que Sirius comenzó a mirar a su alrededor.

-¿Dónde está Mérida? -preguntó para sí mismo, pero lo suficientemente fuerte como para que los demás lo oyéramos.

Comenzamos a buscarla con la mirada hasta que la vimos con la familia Black.

Algo incómoda miré a mi amigo, viendo como su mirada se oscurecía por segundos y cómo su cuerpo se tensaba. Iba a abrazarlo cuando mi primo se me adelantó, pasando un brazo sobre sus hombros, relajándose visiblemente al sentirse acompañado.

-Bueno... -comenzó a hablar James desviando el tema. - ¿Les he contado cómo derroté a Ry jugando a quidditch?

-¡Perdona pero no me derrotaste, yo me dejé ganar! -solté orgullosa haciendo que riera.

James y yo empezamos una pequeña pelea sobre quién era el verdadero ganador, haciendo el tonto para asegurarnos que Sirius riera. Al poco tiempo Remus se unió y, antes de que nos diéramos cuenta, estábamos los cuatro riendo y molestándonos mutuamente.

Hasta que mi melliza llegó a nuestro lado.

Una vez Mérida se acercó a Sirius centró toda su atención en ella y le preguntó algo en voz baja. Sea lo que fuera lo que hablaron, hubo algo que terminó por enfadar a Sirius.

Estuvimos un rato bromeando, intentando que nuestro amigo olvidará su enojo o que, por lo menos, se relajara una vez más. Pero no lo conseguimos.

Al ver que nuestros esfuerzos eran en vano decidimos subir al tren y esperar dentro, pero me detuve al oír como alguien me llamaba a lo lejos.

-!Riley, por aquí!

Entre las personas que intentaban subir pude distinguir a Tanya junto a un muchacho rubio de Ravenclaw que se movía nervioso. Me acerqué a ellos y saludé a mi amiga.

_¡Tanya, te he echado de menos! -Nada más decirlo se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

-¡Yo también! -rió en mi oído para después alejarse.

Una vez separadas mi mirada se centró en el joven rubio, que se iba poniendo cada vez más nervioso.

Al darse cuenta de que le estaba mirando, Tanya pareció recordar algo y muy exaltada agarró al muchacho por los hombros.

-¡Riley, te presento a Xenophilius! -gritó acercándonos.

Pero antes de que pudiera presentarme, comencé a sentir como el mundo me daba vueltas. Un dolor agudo me atenazó, subiendo desde la punta de mis pies hasta mi cabeza.

-¿Estas bien Ry?-me preguntó la morena.

-Sí... sólo... ha sido algo momentáneo...- Pude decir mientras el dolor se suavizaba poco a poco.

-Toma -dijo de pronto el rubio, acercándose con una pequeña botella con un líquido verduzco. - Te ayudará con el dolor.

Sin mediar palabra tomé la botella y la tomé de un trago, a lo que inmediatamente me arrepentí.

-¡Puaj, sabe a estiércol! -Grité asqueada.-¿Que lleva?

-Muérdago y savia de roble
- respondió Xenophilius mirándome extrañado.- ¿Realmente no te gusta? ¿Te sientes mejor?

-¿Le has dado muérdago? -preguntó Tanya por detrás siendo ignorada por completo.

-No me gusta, lo odio. -Saqué la lengua con asco. - Pero... me siento mucho mejor.

-El bueno de Xenophilius, hace cosas increíbles, pero más raras que un troll tejiendo -bromeó Tanya que nos abrazó a ambos por los hombros y nos dirigió al interior del tren, adentrándonos al primer compartimento que vimos libre.

Una vez nos acomodamos la puerta se abrió dejando entrever a Alice y Lily.

-¡Oh!, creíamos que estaba vacío -dijo la pelirroja paseando la mirada entre nosotros.- ¡Ry, no te había visto!

Las dos se acercaron para saludarme, a lo que Tanya aprovechó para convencerlas de quedarse en el compartimento.

El viaje fue divertido, estaba feliz de ver como amigas mías hacían buenas migas y Xenophilius, aunque era raro, no parecía ser mala persona.

-Ah, por cierto, ¿es normal que a Riley le den dolores que le dejan quieta en el sitio? -soltó de pronto el rubio haciendo que todas las miradas se centraran en mi.
Tal vez no fuera tan buena persona.

-¿Cómo que dolores, otra vez? ¿Estas bien? -preguntaron Alice y Lily prácticamente al unísono.- ¿Quieres que vayamos con James?

-Estoy bien, estoy bien- intenté tranquilizarlas. - Sólo me ha pasado un par de veces.

El resto del trayecto se la pasaron preguntándome como estaba e insistiendo a que les explicara cómo me había ocurrido. Fue bastante tedioso, pero no pude evitar sentirme querida al ver cómo todos se preocupaban por mi.

Tal vez no fuera tan malo contarle todo a los demás.

Una vez llegamos a Hogwarts bajamos apresuradamente del tren pero, una vez salí de este, sentí como el dolor volvía, esta vez más fuerte.

Caí de rodillas al suelo mientras me agarraba la cabeza con las manos, tenía la sensación de que mi cabeza se estaba partiendo en dos, como si miles de afiladas y diminutas agujas se clavaran a lo largo de todo mi cerebro, adentrándose cada vez más adentro y retorciéndose por dentro.
Intenté gritar pero de mi garganta seca sólo salió un agudo sonido sollozante.

No veía nada, solo una oscuridad que poco a poco me engullía y manchas que se movían de un lado a otro y me llamaban, silenciadas por el dolor.

Tras un par de minutos el dolor desapareció tan rápido como había aparecido, dejándome confusa en el suelo.

Lentamente volví a la realidad viendo como todos mis amigos me rodeaban viéndome preocupados, y cómo un corrillo de gente curiosa nos rodeaba para ver qué pasaba. Enseguida sentí cómo James me alzaba, ayudándome a levantarme. A lo que yo sólo pude dirigirle una mirada agradecida.

-Después tu y yo tenemos que hablar -dijo James. A lo que Tanya dió un paso adelante.

-Todos tenemos que hablar con ella, que somos sus amigos y queremos ayudar también -soltó sería, recibiendo una mirada de curiosidad por parte de Sirius, que no pudo sino asentir junto a los demás.

-Está bien...- Suspiré.- Pero dadme tiempo.

Remus estaba con Mérida, sujetándola como James estaba haciendo conmigo.

Mi melliza agarró mi rostro con ambas manos, analizando cada centímetro, nuestros ojos demostraban terror.

Me abrazó con fuerza y me susurró en nuestro idioma que inventamos de niñas:

《Debemos averiguar el dolor de cabeza, ry es demasiado extraño》

Me limité a asentir, aún había demasiada gente como hablar.

Una vez en el castillo Remus se acercó a mí y, aprovechando que McGonagall nos hacía una breve bienvenida, me preguntó al oído:

-¿Qué tal, mejor? -Me sonrió con cariño, aún algo preocupado.

-Mejor. -Le sonreí de vuelta, para tranquilizarlo.

El discurso de bienvenida no duró mucho, y enseguida tuve que despedirme de Tanya, que se había alejado en cuanto Remus se acercó a mí, y de Xenophilius.

Ya que ellos tenían que irse a sus respectivos dormitorios.

Tras esto volví a juntarme con mis compañeros, yéndonos todos juntos a los dormitorios de Gryffindor.

Durante el camino aproveché para mirar a Mer, que estaba bastante callada.

-Mer, ¿estás bien? -le pregunté, aún no muy segura de si a ella le había pasado lo mismo.

-Sí -asintió.- ¿Y tú? Te veías bastante mal antes.

-Bastante bien ahora mismo.

-No pude evitar sonreír.

-Lo que no está bien ahora mismo son mis brazos. -Bromeó James detrás nuestra.-Pesas más que un gigante gordo.

Le miré indignada.

-Lo que pasa es que eres más flojo que un Diricawl- le solté y le dí un golpe en broma, saliendo corriendo hacia mi habitación siendo seguida por este.

Conseguí llegar a la habitación pero James fue más rápido y, antes de que cerrara la puerta me abrazó por la espalda y comenzó a hacerme cosquillas hasta que no pude más y le rogué que me soltara.

Al rato le echaron de la habitación dado que había entrado a la torre de las chicas, por lo que aproveché para ordenar mis cosas mientras mi hermana se quedaba hablando con Alice y Lily.

-Chicas, yo ya he terminado de ordenar, voy a pasearme un rato. -Les informé.

-Vale, ve con cuidado -dijo Mer preocupada, aún no nos había dado tiempo a hablar sobre lo ocurrido.

-Que alguien te acompañe-siguió Lily.

Sabía que lo decía por el dolor, así que la tranquilicé afirmando que iría con alguno de los chicos. Pero cuando bajé a la zona principal de los dormitorios ninguno de ellos estaba, seguramente estaban ya en sus habitaciones.

Encogiendome de hombros me dirigí al exterior. Siempre podía encontrar compañía por el camino.

En un principio pensé en ir a tocar el piano, pero realmente me apetecía salir al aire libre, así que me encaminé al patio, donde únicamente estaba la gárgola, que me miró curioso.

-¿Vienes a jugar? Ahora mismo no hay nadie para jugar -inquirió con una voz gélida y dura.

-No, no vengo a jugar. -Le sonreí.- Quería tomar aire fresco.

La gárgola simplemente asintió con la cabeza y se acomodó de vuelta en la dura roca. Me quedé mirando un rato, pensando a dónde podría ir a continuación, la lechucería no estaba muy lejos, pero seguramente estaría vacía todavía.

Viendo que no me iba, la gárgola se volvió hacia mí.

-¿Esperas a alguien o lo estás buscando?

-¿Qué? -Pregunté sorprendida. - No, no, es sólo que no sé adónde ir ahora.

-Últimamente la gente que viene aquí después se dirige al Noroeste, donde parece ser hay un pasadizo secreto tras un cuadro. - Dijo señalando una de las puertas.

Le miré algo sorprendida, ¿por qué me decía aquello?

-¿Pero por qué...?

-Eres sangre pura. -Me cortó.- Todos los sangre puras van hacia allá, tal vez puedas enterarte de que hacen, y contarme que hacen. Seguramente se lleven un castigo, y yo quiero que se lleven un castigo. Pero no se lo digas a otros, solo a mi.

Lo último lo dijo con rabia, y pude fijarme en que la roca de sus alas y sus cuernos se encontraban dañados.

Comprendiendo asentí con la cabeza, prometiendo que en cuanto me enterara de que hacían, se lo contaría a él el primero.

Me dirigí hacia donde me había señalado y comencé a buscar un pasadizo, teniendo cuidado de que nadie me encontrara. Por suerte sólo pasaron por el pasillo dos jóvenes de Hufflepuff y Peeves, que me estuvo molestando hasta que se aburrió.

Una vez sola seguí buscando levantando a todos los cuadros, que se quejaban en cuanto los movía, hasta que llegué a uno de un hombre imponente. Nada más levantarlo pudo ver una pequeña manija que abría una pared falsa. Sorprendida la abrí y me adentre, sorprendida de lo bien escondida que estaba la puerta. Esta daba a un pasillo largo y estrecho, por el que estuvo andando durante mucho tiempo.

Tuve que hacer un Lumos para iluminarme por el camino, hasta que llegó un momento en que encontré una apertura aún más pequeña que el propio pasillo.

Salí por ella arrastrándose, apareciendo en las raíces de un árbol grande y oscuro.

Miré a mi alrededor aún con el Lumos en marcha, era de noche y el lugar no me resultaba familiar. Hasta que me dí cuenta de dónde estaba, perdiendo el aire por unos segundos.

Estaba en el interior del bosque prohibido, de noche y sola.

Aunque tal vez no estaba tan sola como creía, dado que comencé a oír voces cerca de ella. Antes de poder decidir entre volver por el agujero o esperar a las voces que cada vez se oían más cerca, una mano me atrapó por detrás mientras que otra me tapaba la boca.
Solté la varita por la sorpresa e intenté moverme asustada.

-No digas nada- dijo por lo bajo una voz conocida en mi oído.-Toma tu varita y salgamos de aquí.

Me solté y tomé mi varita. Sin mediar palabra me volví hacia Wyatt.

-Te sigo -fue lo único que le dije como respuesta.

Tomó mi mano y me guió a través del bosque, alejándose de la trampilla y de las voces. Miré nuestras manos unidas, decidiendo si soltarla o dejarlo pasar, pero finalmente no pude sino apretar más fuerte.

No volvimos a hablar hasta que estuvimos fuera del bosque ya entrada la noche. La luna creciente brillaba en lo alto del cielo iluminando el castillo. La visión era hermosa, y había mucho en lo que pensar, pero lo único que llegó a mi mente fue lo muy preocupados que estarían los demás.

-No deberías estar allí. -Me miró serio. - ¿Cómo has llegado hasta allí?

-Me encontré con un pasadizo secreto sin querer, lo seguí y... pues... llegué... -Intenté excusarme, sin decirle lo que me había dicho la gárgola.

Sin creerme mucho asintió, guiándome hasta el interior del castillo, evitando a los prefectos y a los profesores hasta llegar a la puerta de mi sala común.

-No vuelvas a salir sola a estas horas. -Me advirtió más tranquilo acercándose un poco más a mi hasta juntar su frente con la mía.- Ten más cuidado, ¿sí?

Nada más decir esto se alejó sin decir nada, dejándome aún más confundida.

Entré en la sala común y no pude ni dar dos pasos ya que unos brazos me rodearon por completo.

-¿¡Cómo se te ocurre desaparecer así!? ¡Nos tenías preocupados idiota! -gritó Mérida completamente aterrorizada.

Acaricié su cabello y su espalda cariñosamente, asegurandole que estaba bien mientras miraba al interior de la sala.

Alice y Lily se estaban acercando hacia nosotros y nos envolvieron a ambas en un abrazo a la vez que Sirius y Remus, intentaban tranquilizar a James, que se encontraba completamente tembloroso, con el rostro rojo y los ojos hinchados por llorar.

Me alejé de mi melliza, dándole un apretón en la mano, y me acerqué a James abrazándolo. Él me devolvió el abrazo con tanta fuerza que por un segundo pensé que me iba a partir, pero no me quejé, no podía cuando él había sufrido tanto por mi culpa.

-Dos veces. -Oí que decía bajito, mientras mi camiseta iba mojándose poco a poco. -Hoy casi te pierdo dos veces.

-No volverá a ocurrir.-Aleje su rostro de mi hombro con las manos, aún abrazados, y le besé la frente. -Te lo prometo.

Note otros brazo a mí alrededor, sabía que era Mer. Los tres nos abrazamos, como familia que éramos.


POV MÉRIDA

Los baúles estaban listos, los uniformes estaban planchados, él sol empezaba a salir y no había podido conciliar el sueño, ordene las cartas las cuales había intercambiado con las chicas y Remus las até con un lazo y las guarde en la cajonera.

Él no poder manejar mis emociones, él no saber, las miles de preguntas que rondaban en mi mente eran muchas, el viento helado se empezó a colar por mi cuarto, decidí levantarme e ir a asearme.

《Clic Clic》

El sonido de los picotazos de Maze en su jaula hicieron que me detuviera de todo lo que estaba haciendo, me acerqué a ella, la abrí y le tendí mi antebrazo, ya sus garras no me lastimaban, por lo que él brazo de cuero había quedado en el olvido.

-Va, te dejo salir pero más te vale volver antes de partir a Hogwarts-cómo si el ave me entendiera, se fue hacia la ventana y partió vuelo, a los segundos se metió en otra ventana de la casa, supuse que era el dormitorio de Sirius, ya que la muy arpía, que no quería a nadie fue a ver como figura paterna a aquel individuo que invadía mi mente más de una vez al día.

Me dirigí al baño a asearme y cambiarme el pijama por ropa para poder viajar, la casa estaba en completo silencio, baje por las escaleras rozando mis dedos por el barandal de madera, que claramente no se encontraba ni un centímetro de polvo.

Visualicé el Gran festín que estaban preparando las elfinas, o el desayuno mejor dicho. Tome una taza de café que pude ver y me escabullí de las cocinas con los reproches de la elfina mayor.

Me dirigí a tomar aire fresco al jardín, la brisa congeló la punta de mi nariz, entre mis dedos yacía la taza caliente de café, el café era una de las cosas que podían cambiar mi humor en menos de un segundo, lleve aquel magnífico líquido a mis labios y deje que calentara mi garganta.

Una mano acarició mi espalda, y besó mi cabellera.

-¿Qué te anda sucediendo por esa cabecita?-dijo mi tía intentando indagar, miles de pensamientos vinieron en cuestión de milisegundos-.

-Son tantas cosas, en especial el no tener control de mis emociones, preocuparme por las personas, él no poder cuidar bien a mi hermana-dije apoyando mi cabeza en su hombro, suspirando-¿No te pasó alguna vez el sentir, al tocar una persona que está en peligro?

-Mer, querida debes dejar fluir tus sentimientos, no eres una planta hija-dirigió su mirada a mi rostro-Sobre aquella intuición, tienes un don, quizás tu hermana también-mi cara de confusión era palpable-Pero más adelante tendremos esta charla.

Me dejó sola allí con miles de preguntas, pero decidí alejarlas sabía que no iba a responder ni una, por lo que me devolví a la casa y me encontré a mi otra mitad.

-Parece que estamos madrugadoras-soltó con su característica tono burlón, me limité a sacarle la lengua.

Empezaron a llegar los restantes de la casa para desayunar, procedí a darle una mirada a mi hermana para darle a entender que estaba bien y debíamos hablar luego.

Debía quitarme el peso de encima, aún no encontraba las palabras pero era un deber.

Mi tía nos llamó para que nos dirigimos al carruaje familiar para que nos dejará en el andén 9 3/4.

Llegamos allí saludé a mis tíos con un abrazo del cual no me quería ir, me sentía tan cómoda.

Los 4 nos quedamos charlando animadamente hasta que mi vista se dirigió a un castaño, al cual había extrañado a montones.

-REMUSS-grité llamando la atención de medio andén pero no me importo, corrí hasta él haciendo que me levantara en el aire abrazándolo con demasiada fuerza, me separé de él sonriendo-Te he extrañado demasiado pequeñín-apreté su nariz-.

-Ya suéltame-dijo riendo-tenemos que ponernos al día ¿Dónde están los chicos así puedo saludarlos- Dijo mirando alrededor por lo que procedí a señalar dónde se encontraba el grupo-.

Cuando volví mi vista hacia Remus a unos metros detrás visualice al menor de los Black, le di un beso en la mejilla a Remus y antes de partir le dije-Iré a hablar con Regulus, te contaré todo en el tren-.

Me puse en marcha a donde se encontraba Regulus y cuando nuestras miradas conectaron podía ver que sus ojos verdes ya no tenían el mismo brillo que antes, se veían en dolor.

-Regulus...-lo abracé a lo que no tardó ni medio segundo en responder con mayor fuerza aspirando el aroma de mi cabello, volví mi vista a sus ojos, y apoyé mi mano en sus antebrazo a lo que él reaccionó de mala manera y los sacó algo que me dejo confundida-¿Estás bien? ¿Por Qué no escapaste igual que Sirius-.

Se separó de mí, llevando ambas manos a sus bolsillos, mirándome como si fuera ingenua-Él es un cobarde, un traidor, nos abandonó, no lo entenderías Mérida-Y así sin más se alejó de mí yéndose con sus primas y Lucius Malfoy.

Mi decepción era enorme, mi enojo era peor pero no iba a mostrar la más mínima emoción por él, me volví con mi grupo visualizando a mi Pelirroja favorita a la cual no dude en regalarle una de mis sonrisas y abrazarla.

-Lily-dije sin dejar de abrazarla-te he extrañado tanto, lo poco que hablamos por carta me dejaron con la intriga-dirigí mi mirada a Alice a la cual le di un beso en la frente- y tú pero niña misterio-las 3 reímos.

Me situé junto a Sirius el cual se inclinó hasta mi estatura junto a mi oído y susurró-¿Cómo esta mi hermano?.

-Esta actuando raro no sé, me trato mal-dije para que él solo escuchara y pude ver como su enojo se expandió a través de aquella mirada gris, procedí a abrazar su brazo, acto que él hizo que se tensara y suspirara.

Nos subimos al tren, yo me fui con los chicos y Ry se fue con las chicas no me pareció extraño ya que ella no había hablado con ellas.

Me senté junto a Sirius y enfrente tenía a James, Remus y Peter. Pasamos la mayor parte del viaje hablando.

No me di cuenta y me dormí, unos nudillos rozando mi rostro fueron los que me despertaron.

-Mer, ya llegamos-dijo Remus mirándome, a los ojos mientras yo me estiraba.

En el momento que quise levantarme, caí de rodillas, mi vista se nublo, el dolor es como si me estuvieran lanzando miles de crucios, lleve ambas manos a la cabeza como si aquello fuera a detener el dolor intenso. No escuchaba nada a mi alrededor, sentí unos brazos abrazándome, conteniéndome. A los pocos minutos pude abrir mis ojos y allí estaba remus sosteniendo un pañuelo para que me limpiara algo.

A los pocos segundos caí en cuenta que mi nariz no dejaba de sangrar, su cara de preocupación estaba plasmada.

-¿Que paso?-su respiración era acelerada-No es la primera vez que pasa Mer, esto es raro

-Riley-fue lo único que formule-Y no tengo la menor idea que es remus...no se.

Salimos del tren y encontré a mis amigos sosteniendo a Riley que intentaba levantarse, supuse que habíamos tenido el mismo episodio, Remus no se alejó de mi lado. Visualicé como James alzaba a mí melliza, a los segundos reaccioné y me acerqué a ella.

Tome su rostro con ambas manos, analicé cada centímetro para ver cómo estaba ella, sus ojos demostraban terror la abracé con fuerza y le hable en un idioma que inventamos cuando eramos unas niñas así nadie nos comprendería.

《Debemos averiguar el dolor de cabeza, ry es demasiado extraño》 ella se limitó a asentir con su cabeza ya que teníamos espectadores alrededor.

Llegamos al castillo y escuchamos el discurso de bienvenida, cada uno se dirigió a sus respectivas salas comunes. No dejaba de pensar en porque los dolores de cabeza y cada vez iban a peor.

-Mer, ¿Estás bien? - la voz de mi hermana me sacó de mi pensamientos mientras nos dirigimos a nuestra sala.

-Sí -asentí.- ¿Y tú? Te veías bastante mal antes.

-Bastante bien ahora mismo. -No pudo evitar sonreír.

-Lo que no está bien ahora mismo son mis brazos. -Bromeó James a nuestras espaldas. - Pesas más que un gigante gordo.

Mi Melliza lo miró indignada mientras yo no podía evitar sonreír ante aquel comentario.

-Lo que pasa es que eres más flojo que un Diricawl-
Ry le dio un golpe en broma, saliendo corriendo hacia los dormitorios seguida de James.

-Vaya par - Remus echó un brazo sobre mis hombros.- Estás mejor ¿verdad?- se notaba que estaba preocupado.

-Si, mucho mejor. Pero tengo que averiguar porque nos está pasando esto... - me senté en el sillón delante de la estufa, con Canuto a mí lado.

-Voy a colocar las cosas - beso mi frente y se marchó subiendo las escaleras.

Solo asentí hasta que vi a Lily y Alice me uní a ellas. Nos pusimos hablar en la habitación, mientras observaba como Ry colocaban sus cosas.

-Chicas, yo ya he terminado de ordenar, voy a pasearme un rato.- Ry nos informó.

-Vale, ve con cuidado- hablé preocupada. Tenía que hablar con ella, pero tenía muchas cosas en la cabeza.

-Que alguien te acompañe - continuó Lily.

Me quedé pensando en todo lo ocurrido. La reacción de Regulus, los dolores de cabeza, ahora que sangraba. No era muy normal, y encima a ambas a la vez.

-Regulus...- hablé casi para mis adentros, pero las chicas me escucharon.

-¿Has dicho Regulus?

No contesté y salí corriendo de la habitación escuchando mi nombre en un grito proveniente de mi mejor amiga.

Bajé las escaleras todo lo rápida que mis piernas me permitieron, tropezando con el último escalón.

Me preparé mentalmente para el impacto que nunca llegó.

Unos brazos fuertes me sujetaban, los brazos de Sirius.

-¿A dónde vas tan rápido?- su cara expresaba preocupación. - Tienes que ir con cuidado.

-Gracias Sirius - me limité a contestar sin responder su pregunta.

Me encaminé lentamente creyendo que me había librado de su pregunta pero su mano agarró mi brazo.

-¿A dónde vas? Es tarde- lo miré a los ojos.

Respire hondo y solté:

-A ver cómo está Regulus - su rostro cambió en cuestión de segundos.

-Está bien- me soltó y subió la escalera mosqueado.

Seguí mi camino hasta que escuché unas voces hablando, no sabía quienes eran hasta que escuché una parte de la conversación.

-Debemos hacerlo Regulus, no podemos dejar cabos sueltos-Decía bellatrix, la cual reconocí su voz al instante, me daba escalofríos su forma de hablar-Tu hermanito mayor sabe todo, debemos sacarlo del camino-.

-Concuerdo con Bella-dijo ahora Lucius Malfoy.

-Por más rata asquerosa, despreciable, traidor, la decepción andante... sea mi hermano no podemos-dijo cargado de ira, por lo que escuché era Regulus-.

-Acaso tu princesa Gryffindor se pondría triste-rio cínicamente Bellatrix, y a los segundos un golpe y un grito ahogado-.

-No vuelvas a meterla en el medio sino quieres un problema con él-dijo entre dientes-Váyanse de mi vista.

Unos pasos se fueron alejándose mientras otros se acercaban a mi escondite, empuñe mi varita.

-¿Como te atreves a hablar así de tu hermano? - mi varita estaba apuntando en el pecho.

Su respiración era agitada, estaba conteniendose.

-Habla... -la lágrimas cargadas de ira amenazaban con salir pero me mantuve en mi sitio.

No entendía su actitud, su forma de odiarlo, como si no conociera a Sirius, él lo adoraba y lo protegería siempre...eran como completos desconocidos.

-Ya basta, Mer- sin esperarlo agarró mi varita y me acorralo contra la pared. - No te metas donde no te llaman. - su voz era firme. Respiró profundamente y me devolvió mi varita.

Me miró a los ojos y se marchó.

Estaba al borde del colapso, como era posible que alguien pudiera despreciar a su hermano de esa forma.

Me dirigí a mi cuarto, todo esto me estaba sobrepasando.

Al llegar a la sala común, estaban todos reunidos.

-¿Qué ocurre? - una sensación mala se instaló en mi cuerpo.

-Es tarde y Ry aún no ha llegado. No se ha ido con ninguno de nosotros, no se donde está desde hace horas- los ojos de James estaban rojos.

Por un momento me mareé y alguien me sujetó acomodandome en un sillón.

Me faltaba el aire. No podía respirar. No podía perder a Ry.

-Voy a salir a buscarla, me da igual que me expulsen - vociferó James.

- Voy contigo- me levanté para dirigirme en su busca.

-Es muy arriesgado chicos- habló lily intentando tranquilizarnos

El retrato de la señora gorda se abrió. Sabía que era Riley sin haberla visto.

Me lancé a sus brazos. El aire entraba en mis pulmones con normalidad.

-¿¡Cómo se te ocurre desaparecer así!? ¡Nos tenías preocupados idiota! -grité completamente aterrorizada.

Acarició mi cabello y mi espalda cariñosamente, dándome a entender que estaba bien.

Alice y Lily se acercaron intentando calmar mi ataque de nervios y abrazaron a Ry porqué estaban preocupadas.

Sirius y Remus, intentaban tranquilizar a James, que se encontraba al borde de un ataque, con los ojos hinchados por llorar.

Se alejó de mí dándome un último apretón en la mano y se acercó a James abrazándolo, quién la estrujó en sus brazos.

Por un momento creí que no volvería, por muy extraño que suene por más que estuviéramos en Hogwarts el lugar más seguro, tenia una sensación extraña.

Me acerqué a mí Melliza y mi primo y los abracé.

Una lágrima solitaria cayó por mi rostro. No quería perder a nadie más, no lo soportaría.


N/A:Lu💚🐍 & Janna💛🦡

MIÉRCOLES SORPRESA 🎊

Este es el capítulo más largo hasta ahora 😱😱

Os amamos❤️ gracias por los 2.48k de leídos.

¿Momento/os favorito/os?🙄😏

¿Esos dolores de cabeza?¿Que creéis que puede ser?🧐🤯

Gárgola pillina 😳🤫

¿Que creéis que es lo que traman Regulus y las Primas?🤔😰

No olvidéis seguidnos en Instagram

@MellizasPotter subimos imágenes y adelantos 😏😏.

Seguidnos en tiktok y nuestros Instagram personales 😍😍

TIKTOK:
Lu_ferraro y Jannahufflepuff_hp

INSTAGRAM:
Johannanicolees y Lu_ferraro1

Os amamos 😍😍😍😍

ACTUALIZACIONES LUNES Y VIERNES

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro