Mi hora de la mañana ha terminado, tengo dos horas para descansar y por alguna razón me siento perdido con todo a mi alrededor, y es que a pesar de que he tratado de quitar el sabor que ha quedado de mi boca por la impulsiva acción que hice la sensación y gusto sigue, como si le hubiese dado un trago hace un momento. Además es como si mi hambre hubiese desaparecido, es como algo malo que estuviera sucediendo de mí; tengo frio, quiero llorar y necesito un abrazo o alguien que me consuele porque siento que estoy por desmayarme. Es raro.

— Ey, Simón.

Me sorprendo a encontrar a Raphael de nuevo, aunque en si siempre nos encontramos, quizás supo que Maia vino y quiso saber si estaba bien, ya que siempre me pregunta eso, si estoy bien después de lo que pasó con ella, como me siento con lo que hizo ella, entre otros temas. Al principio pensé que se trataba de alguien que quería meter cizaña y ya me estaba molestando porque no quería odiar a Maia o a Jordán a ese punto, pero ahora creo que es un chico de mi edad que solo está preocupado por su amigo, porque somos amigos. Mi primer amigo.

— Raphael— sonrío— ¿Qué haces aquí?

— Andaba por el lugar y recordé que era tu descanso— responde— ¿Quieres caminar un rato por el parque? si ando solo piensan que es sospechoso, ya me han pedido la identificación dos veces, pero si van dos o tres personas no lo hacen.

— Esta bien, aunque pediré un café aquí al lado— digo caminando a la tienda— ¿Quieres algo?

Lo veo negar así que pido algo para mí y algo para comer, no sé porque me siento de buen humor al verle, todo mi malestar ha desaparecido por un momento, además el café va a hacer desaparecer este gusto de mi boca y no tendré que preocuparme de que Raphael sienta el olor de mi aliento; no quiero incomodarle y tampoco contarle que estoy teniendo comportamientos extraños, como beber la sangre hace rato, sufrir insomnios y las pesadillas repetitivas, y este sentimiento raro dentro de mí, no quiero espantarlo cuando es mi único amigo.

— Vamos— digo algo al acercarme.

Algo que he descubierto de Raphael, es que trabaja mucho en su cuerpo aunque diga que no, pero no para exagerar, solo se le nota por la anchura de sus hombros y como las remeras a través de los trajes informales que usa, su cuerpo tiene todo en su lugar y creo que lo envidio un poco, porque posee una buena apariencia.

Además es un chico que ni parece de esta época, sabe muchos idiomas, habla con terminologías que no entiendo hasta que me explica, y sus ojos son muy expresivos, además ha disminuido en dar fingidas sonrisas y está demostrando su verdadero yo. Y a pesar de que es un corto tiempo, me he vulnerado y le estoy mostrando quien soy, alguien que Maia no acepto, y aunque no sé porque lo hago, me siento tan cómodo en tener un amigo.

— ¿Dijiste que terminaste toda la temporada en una noche? — Pregunta Raphael— intente verla porque me la recomendaste, pero llegue al episodio tres y me quede dormido ¿Cómo es que adolescentes se van como si nada para poner en riesgos sus vidas en luchas sin sentido?

— ¡Oye!

Lo escucho reírse y también lo hago, creo que desde su presencia he reído mucho porque no compartimos muchos gustos pero él trata de adaptarse, yo aún no encuentro los libros que le gustan pero pronto lo haré para ponerme a su ritmo, pero creo que burlarnos del otro será el motivo de este vínculo que tenemos. Me agrada y me hace olvidar que es pariente del amante de mi ex novia.

Veo como el centro del parque está transitado, cada tanto vemos dos parejas o tres, es como si todos se sintieran seguros cuando los efectivos policiales están en cada lugar, pero al contrario de ellos a mi me pone nervioso, quizás teman que el descorazonador aparezca.

— ¿Sabías que mi vecino contó un mito de la laguna diferente al que pensábamos? — Pregunta Raphael mirándome— ni siquiera yo lo había pensado, pero este está obsesionado con lo de su obra de teatro e investigo mucho.

— ¿Y cuál es la historia?

— Dicen que hace millones de años las lagunas se usaban para tirar cuerpos o hacer ritos, ya sabes cuestiones que ahora se hacen fuera de ellos, entonces había una tribu que pensaban que dejar el cuerpo de uno de los suyos en las profundidades y hacer entrar a una persona horas o días después haría que la fuerza de esa persona fuera transmitido— dice Raphael suavemente— pero solo funcionaba en su tribu, dice mi vecino que una vez la tribu estaba haciendo el proceso, pero una persona de otra tribu cayó a la laguna sorpresivamente, y cuando intentaron sacarlo el hombre asesino a todo el mundo, tuvieron que matarlo y quemarlo.

— Wow, es mucho mejor que el que dicen todos— digo sonriendo— la creatividad de las personas es inalcanzable.

Por un momento en su historia sentí un escalofrío porque me hizo recordar lo que vi bajo el agua cuando era niño, pero solo lo saco de mi sistema porque es solo una historia. Sé que tengo una condición en mis ojos que no es normal, ver el futuro de manera tan exacta es algo más allá de la realidad y mis conductas últimamente tampoco son del todo normales, pero si algo tiene que pasar solo lo hará, mientras tanto quiero disfrutar quien soy. Creí que perder a Maia haría perder mi vida normal, mi sentimiento de ser una persona normal, pero ahora mismo aun tengo este sentimiento, soy alguien normal con una condición oculta y que he aprendido a controlar.

— ¿Qué miras?

Desde hace rato Raphael me mira fijo, y aunque sus ojos no me muestran nada como la primera vez, solo con mirarme siento que quiere expresar algo ¿Le agrado? ¿Piensa que soy raro? ¿Qué sucede?

— Me gusta el tono de tu risa, es contagiosa.

— Oh— respondo riendo.

Me toma de sorpresa sus comentarios porque siempre me dice cosas agradable de alguna manera, si nos encontramos antes de entrar a trabajar me desea suerte, si es después me dice buen trabajo, si hago una buena acción frente a él me dice que está orgulloso, si digo alguna broma me dice que soy divertido, si escucho sus problemas me dice que soy una buena persona, entre otros comentarios y eso me hace sentir bien. Estoy por responderle cuando pasamos por frente a un grupo de personas del cual me retraigo un poco porque conozco a dos personas que iban conmigo a la secundaria, siento que algo va mal.

— ¡Simón! ¡Cierra los ojos!

Pero no puedo hacerlo, veo como un chico con capucha negra sale de los arbustos y con sus propias manos agarra a un hombre por la espalda, veo las garras que salen de sus dedos y como estas se incrustan en su pecho sacando algo mientras sangre se esparce. Veo su rostro a pesar de que Raphael trata de colocarse como una barrera pero puedo ver a aquella persona, al asesino, al descorazonador, y ahora mismo me está mirando; un chico de risos ocultos en una sudadera ancha y negra, ojos rojos, colmillos afuera mientras se lleva aquello que ha arrancado a su boca para darle un mordisco salvaje, manchando su piel nívea. Pero lo sorprende es que no le tengo miedo, solo siento que lo conozco.

Comienzo a huir cuando me doy cuenta que todo el lugar ha quedado vacío, toda las personas han huido y no tengo razones para quedarme, le grito a Raphael que se vaya por otro lado para tener más posibilidades de huir si nos sigue, pero mientras me adentro a los arboles me doy cuenta que fue un error, deje solo a Raphael a la deriva, si éramos dos podríamos protegernos ¿Y si lo atacó?

Me detengo cuando escucho un ruido arriba de los árboles y entonces cae delante de mí, caigo al suelo asustado mientras me arrastro hacia atrás, entonces lo veo, es el asesino que ahora se está quitando la capucha para mostrar su rostro.

"Estoy viendo el rostro del descorazonador."

Me sorprendo al verlo ponerse de rodilla frente a mí, su boca y mentón están sucios con sangre, también puedo presenciar el tinte de sus ojos rojizos, su cabello rizado está desordenado y sucio, sus manos también están con la evidencia de su asesinato, pero por alguna razón está frente a mí, tan dócil, como si fuera un niño perdido que necesita cariño. Muevo mi mano temblorosa hacia delante, mientras él me mira, no quiero probar ver sus ojos por ahora, solo quiero tocarlo.

— S...Simón— balbucea.

Acerca su rostro a mi mano y toco su mejilla, no sé quién es, nunca lo he visto en mi vida y parece un chico joven, además el acento que ha dicho al decir mi nombre ni siquiera lo conozco, y su apariencia tampoco es de aquí ¿Pero porque está cometiendo asesinatos en este lugar? ¿Está siendo controlado? Acaricio su mejilla un poco más y llevo uno de mis dedos a su labio para abrirlos un poco, entonces veo algo puntiagudo salir de sus dientes. Me sobresalto pero no me alejo, no quiero que reaccione para mal si ni siquiera sé que criatura es, porque una persona normal no es y no sé si me quiere hacer daño. Y a pesar de que sea un asesino frente a mí vista solo parece un adolescente que busca ayuda.

— ¿Cómo te llamas?

— Fran.

— Tu cara está muy sucia ¿Por qué haces esto?— susurro ahora acariciando su pelo— ¿Qué eres? ¿Por qué sabes de mí?

— Te estoy esperando— sigue balbuceando— tu eres yo y yo soy tú, nosotros somos uno.

— ¿Ah?

— ¡Agárralo Ragnor!

Veo como la persona frente a mí me agarra de la mano y adopta una postura de ataque, como si fuera un animal que está luchando para no ser cazado, entonces veo a Raphael y a otro hombre, ambos traen dos palos con una soga o fierro fino en el final del palo, nunca había visto a Raphael de esa forma y parece como si supiera del tema. La persona que está frente a mi parece notar que no va a poder escapar por lo cual se voltea a mirarme, las otras dos personas se detienen, me agarra cada lado de mi cara y me hace ver sus ojos y en ellos aparece mucho más de lo que pensé. Puedo ver cantidad de cosas y creo que he descubierto la verdad.

— Tú eres yo y yo soy tú— susurro acariciando su mejilla.

— Sálvame Simón.

Asiento mientras muevo su rostro para escuchar como alguien grita que no lo haga cuando Fran, está persona que acabo de conocer, que acaba de mostrar nuestra historia en sus ojos, incrusta sus colmillos en mí y antes de absorber solo siento como un contenido entrar en mí.

"Nosotros somos uno."