Capítulo 25
Ese sábado, Lucas y Ariel decidieron quedarse en la habitación, sumergidos en su propio mundo. Habían encendido la televisión para ver alguna película, pero pronto se dieron cuenta de que no pudieron prestarle atención debido a la intensa conexión que sintieron entre ellos. En cambio, charlaron y compartieron sus emociones, sintiendo una felicidad que no habían experimentado en mucho tiempo.
Entre risas y caricias, se entregaron a la pasión una vez más, dejando que el amor y la lujuria los llevara a un mundo de sensaciones y emociones que solo ellos conocían. Después de la intensidad del momento, se acurrucaron en la cama, disfrutando de la calidez y el confort del uno y el otro, dejando que el tiempo pase sin preocupaciones ni prisas.
Se tomaron descansos para disfrutar de una deliciosa comida, al pedir el almuerzo y la cena en un restaurante cercano que daba servicios de entrega a domicilio. No querían salir de la habitación, ya que estaban decididos a recuperar el tiempo perdido. Se entregaron a la satisfacción de estar juntos, sintiendo la felicidad y la plenitud en cada momento compartido.
Así transcurrió ese sábado, en la comodidad del dormitorio de Ariel, donde el mundo exterior desaparecía y solo existían ellos dos. Juntos, se sumergieron en un remolino de emociones, creando recuerdos inolvidables que atesorarían para siempre.
El domingo, Lucas y Ariel decidieron dar un paseo por la ciudad. Fue su primera cita como novios, tomados de la mano y con una sonrisa en el rostro, disfrutando de la brisa fresca y el sol que se filtraba entre las nubes. Descubrieron nuevos rincones de la ciudad, se detuvieron en un café acogedor para tomar algo caliente y disfrutaron de la compañía del otro en cada momento.
Ariel se sentía radiante, al tener la atención y el cariño de Lucas, y por su parte, Lucas no podía dejar de sonreír al lado de Ariel, sintiéndose agradecido de tenerla nuevamente en su vida. Se dio cuenta de que su conexión era especial y que esta primera cita, era solo el comienzo de una nueva etapa en su relación.
A medida que el día daba tintes anaranjados y el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, regresaron al departamento de Ariel, abrazándose con nostalgia, sabiendo que Lucas tendrá que regresar a su hogar pronto.
Ya de noche, Lucas se despide de su novia en la puerta del departamento, pero ella tenía una mirada triste, porque no quería dejarle ir, y aunque le había propuesto que pasaran esa noche juntos, él declinó la oferta.
—Mañana nos veremos en la oficina, te llevaré un rico desayuno, lo prometo. —dice Lucas para animar a su novia.
—Si, te veré mañana —responde Ariel, que ya no podía controlar su sentir, comenzando a llorar, mordiendo sus labios y presionando sus manos para controlar su temblor.
—Preciosa ¿Qué tienes? No llores. — Lucas le habla con voz cariñosa, abrazándola y besando su frente.
—Es que tengo miedo —responde Ariel, aferrándose con fuerza a él.
—¿Miedo? ¿Por qué?
—De que todo esto no sea real, de que al despertar te olvides de mí y que te arrepientas de estar conmigo.
—Amor, eso no pasará. Me encantaría quedarme, pero no tengo alguna muda de ropa aquí, y no puedo ir con esto a la oficina mañana.
—Lo sé. Estoy sensible, no hagas caso. —dice Ariel secando sus lágrimas y dando un paso atrás para que él pueda marcharse. —Nos veremos en la mañana.
A pesar de que quería ser fuerte, ella había apartado la vista al ver el rostro de preocupación en su novio, volviendo a llorar.
—Ven conmigo, quédate en mi departamento. Yo no tengo mi ropa aquí, pero tú puedes traer la tuya.
—No quiero ser molestia.
—No lo eres. Me gusta estar contigo, además, nunca he querido que te fueras de ahí.
Rápidamente el semblante de Ariel cambió del llanto a una sonrisa radiante.
—No tardaré mucho.
—Empaca con calma. —responde Lucas riendo al ver cómo ella ingresaba rápidamente al departamento para recoger algunas cosas.
Ariel y su maleta regresaron al departamento de Lucas, pero esta vez se dirigieron al dormitorio principal. Al estar allí, Ariel experimentó una extraña sensación de haber vuelto a su hogar.
Temprano por la mañana los novios se dirigieron a su trabajo en el edificio de TecTrain, subiendo por el elevador como era habitual, solo que está vez, Lucas mantenía abrazada a su novia por la cintura, tomándole de la mano al salir e ingresar en la oficina.
A pesar de que caminaron juntos hacia su lugar de trabajo como una pareja, nadie pareció prestarles mucha atención. La mayoría de sus compañeros de trabajo saludaron a Lucas y Ariel como de costumbre, ya que habitualmente los veían juntos, y pocos notaron el pequeño detalle de que ahora estaban tomados de la mano y se despidieron con un beso antes de tomar asiento en sus cubículos respectivos.
Las amigas de Ariel no habían dejado pasar lo que había ocurrido, y se acercaron emocionadas al cubículo de Ariel para felicitarla. Con una sonrisa en el rostro, Ariel les confesó que estaba en una relación con Lucas. Sus amigas se sintieron muy contentas por ella, ya que habían sufrido junto con Ariel durante todas sus decepciones pasadas, y estaban genuinamente felices. Hubo abrazos, risas y palabras de aliento, y Ariel se sintió reconfortada por el apoyo y la alegría sincera de sus compañeras.
Con el paso de los días, Ariel había vuelto a su departamento, solo con el propósito de buscar alguna que otra pertenecía para trasladarla al departamento de Lucas, que cada vez se volvía más propio.
Una tarde, después del trabajo, Lucas se reunió con su amigo Félix en un café, ya que no habían tenido tiempo para verse y sentarse a charlar.
—Te he notado algo tenso, creo que algo te preocupa ¿Qué es? —comenta Félix.
—Es verdad, algo me preocupa, porque no sé cómo tomarás la noticia —Lucas da un carraspeo de garganta —Estoy en una relación con Ariel.
—Me alegro, felicidades.
Aquella reacción sorprende a Lucas.
—¿No te burlarás o dirás que estoy enfermo de la cabeza?
— ¡Vamos viejo! Aunque hagas de bobo, yo sabía que le querías, a pesar de negarlo. Con Ana siempre nos pareció estúpido que le dejaras por ser trans.
—Aun así, no me ha sido de todo fácil.
—¿Por qué lo dices?
—Sé que no debería de importarme, y que con el paso del tiempo está sensación desaparecerá, pero percibo como el mundo me juzga, como si me digieran homosexual con la mirada.
—Aún tienes dudas y miedos que son normales, pero lo importante es que eres feliz y estás con quién quieres. Al carajo el que piense algo distinto.
—Estaba preocupado por lo que pudieras opinar, te agradezco tu comprensión.
—No tienes por qué. Para mí y Ana, consideramos que Ariel es una chica encantadora y muy hermosa, tienes suerte.
Aquello calma el sentir de Lucas, ya que Félix era como un hermano para él, y le importaba su opinión.
—Ariel pregunta si podríamos reunirnos los cuatro, quiere preparar una cena para ustedes en el departamento.
—El próximo sábado estaremos libres. A Ana le encantará verla, ya sabes que se llevan muy bien, creo que será la más feliz al saber que han regresado.
—No imaginé que apoyaban mi relación con Ariel desde antes.
—No era prudente decírtelo, porque sabíamos que el tema con Ariel te afectaba, por eso, que vuelvan a ser pareja, no me sorprende, pero me alegra.
—Bueno, aparte de que hemos regresado, ella está viviendo conmigo.
—Que intenso. En concubinato, ¿Tan pronto? —ríe Félix.
—En un comienzo, ella tenía miedo de que le abandone nuevamente, pero ahora, soy yo el que no desea que se vaya.
—Nunca lo has querido. ¿Recuerdas cuando salió del hospital? Siento que tardaste mucho en decidirte.
—Ni que lo digas, por eso siento culpa de tener la sensación de ser juzgado.
—Eso ya se te quitará, lo importante es que tú lo has aceptado. Siempre existirá algún retrógrado que no lo comprenda, pero ese no es tu problema. Solo te daré un consejo, jamás le transmitas esa inseguridad a Ariel, porque le dañarás.
—Lo sé. Me gustaría darle un bonito regalo, algo para que se sienta segura de que no le dejaré.
—Es tan fácil, regalarle algo a una mujer es sencillo. No importa lo que le des, importa con la intención con la que se lo entregues.
Después de charlar en el café, Félix acompañó a Lucas para ayudarle a elegir algún regalo para su novia, en una tienda que conocía y que tenía productos a precios convenientes.
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