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Capítulo 1

                Naruto acariciaba el pelo de su madre. La que antes era conocida como la más escandalosa de las alfas, se encontraba postrada en una cama con aspecto pálido, casi febril. La causa de su estado se debía a un suceso ocurrido hace  un par de meses atrás en el que un grupo de cambiaformas cuervo atacaron a una de las familias que se hospedaba en las periferias del territorio por protección. Esa noche Kushina acudió rápidamente para cumplir con su deber como gobernante, se metió en una pelea con los cuervos eliminándolos a todos pero ella acabó desmayada. Cuando llegó la ayuda no pudieron despertarla, pocos días después se despertó pero no se encontraba lúcida.

Los médicos de los cambiaformas han intentado encontrar remedio a su "enfermedad" pero ni siquiera descubrieron que era lo que tenía. Lo poco que pudieron revelar, gracias a las observaciones que le hicieron, era que se trataba de algo que le afectaba a la mente.  Ya que tenía episodios donde estaba  totalmente  ida, y otras en las que pedía perdón por su comportamiento.

                - Madre... -le quitó uno  de sus largos mechones de la cara- encontraré al responsable y... te curará ya lo veras estarás sana en poco tiempo. Te lo prometo.

                Con esas palabras salió de la sala de descanso de su madre.

                En el edificio principal encontró a su padre mandando unas misiones a los guardianes. Ahora que la alfa estaba enferma los cuervos vieron que era el mejor momento para acabar con ellos. Podía ver las oscuras ojeras en la cara de su padre con ellas parecía que había envejecido 30 años de golpe, claro que en el recuento hay que tener en cuenta que los cambiaformas envejecían lentamente, en comparación a los humanos.

                Su padre se dio cuenta de su presencia nada más poner un pie en la sala, le miró y sólo hizo falta una mirada para saber que quería que le siguiera a su despacho. En el interior, junto a su padre, se encontraba Kakashi Hatake, beta suplente y hermano suyo.

                Kakashi Hatake es un cambiaformas lobo gris, se unió a la manada oficialmente cuando su familia fue atacada siendo él el único superviviente de la masacre. Ese noche murieron sus padres y hermanos, los cuervos los atacaron porque eran una de las familias más alejadas que vivían en el territorio de Kushina. Cuando ocurrió aquello Kakashi no llegaba ni a los 12 años de edad, en otras palabra, no había pasado por su primer cambio así que no pudo ayudar a su familia biológica. Su madre y hermanos se quedaron luchando con los cuervos. Su padre le ordenó que avisara a la alfa del ataque, eso fue lo que le llevó a sobrevivir. Sin dudarlo la alfa lo acogió y se hizo cargo de él junto con su pareja. No podían ponerlo en cualquier familia ya que pertenecía a uno de los linajes de lobos más antiguos y podrían venderlo a los traficantes de cambiaformas. A Kakashi no le interesaba para nada eso de pertenecer a tal linaje solo le importaba seguir las órdenes de su padre adoptivo: Minato.

-Naruto, sé lo que tienes planeado. -dejó un suspiro- Hijo no quiero perderte. Sé que eres fuerte. Uno de mis mejores soldados pero no te voy a permitir que vayas de cabeza a la boca del lobo. Bueno en este caso del cuervo.

-No puedo permitir que mamá esté en ese estado. ¡Ya ha sufrido bastante!

Como siempre, Naruto mostraba sus emociones intensamente. Nunca fue el tipo de persona que ocultaba sus sentimientos, siempre mostraba lo que sentía sin importarle lo que dijeran los demás.

- ¡Naruto! No iras. No te perderé a ti también. -Minato lo dijo con voz ronca que hacía las palabras sonaran como un gruñido.

- ¡Aún no has perdido a mamá! -No entendía porque su padre ya daba por perdida la vida de su pareja- Me da igual lo que digas padre, iré a buscar a uno de esos malditos cuervos y le obligaré a que me dé respuestas.

Finalizando la conversación salió de aquella habitación que le empezaba a agobiar. Fue directo al almacén de armas y pidió a Tenten, la encargada de las armas, que le diera las que él normalmente utilizaba.  Tenten miró a los lados antes entrar dentro de una habitación y entregarle unas armas.

- Encuentra a uno de esos malditos y hazle hablar de la forma que sea para que vuelva nuestra alfa.

Naruto con una expresión tensa asintió la cabeza. Sabía que Tenten se ganaría una reprimenda por parte de su padre, ambos eran conscientes de eso. Eso le demostraba el valor de Tenten.

-Dile a mi padre que volveré pronto.

- ¡Sí! -dijo también seria.

Naruto ya había preparado su mochila, se dirigió a su coche, un Subaru Forester de un color rojo.  Sabía perfectamente por donde tenía que comenzar: Por los halcones Hyuga. Los mayores informadores en la esfera cambiaformas.

Sasuke era apegado a su hermano pero desde su primera trasformación se había separado un poco. Ya que a ambos los mandaban a misiones y casi no se veían. Podía contar con los dedos de una mano cuantas veces había visto a su hermano en los últimos 3 meses. Sasuke se dio cuenda de su alejamiento cuando era hora de celebrar su veintisiete aniversario. No había nadie. Su madre le había dejado un pastel en la nevera para que se lo comiera con Itachi, su hermano mayor. Estaba preparado para una de las típicas jugarretas de su hermano, se puso en guardia y se dirigió a la habitación de este.

Lo vio en su cama medio dormido, parecía mirar  a la nada. Cuando se acercó para decirle algo sobre su cumpleaños. Solo escuchó un "felicidades" y un "estoy cansado. Dormiré durante todo el día".

Fue cierto, su hermano no salió de su habitación en todo el día. Al principio lo dejó estar pero cada vez era más palpable la distancia. Intento hablar con su hermano de nuevo para ver si le sucedía alguna cosa. Pero no hubo manera.

Estuvo días comiéndose la cabeza pensando si era una broma de su hermano o de verdad le pasaba algo. Hubo un momento en que quería pedirle perdón por alguna cosa que haya hecho. Pero luego volvió a pensar más y veía que él no había hecho nada por lo que disculparse así que deshechó esa opción de inmediato.

Cansado comenzó a recordar desde cuando su hermano se encontraba de ese modo. Enseguida vino a su mente la misión que le encargo su padre a su hermano hace un tiempo. Le había dicho algo de destruir una familia de felinos que había estado buscando demasiada información sobre los Uchiha.

Ninguna otra raza de cambiaformas sabía que existía otro tipo de cuervos que no sean los putrefactos y malolientes soldados de ataque. Ya que así podían operar desde la sombra. A todos los Uchiha se les enseñaba desde pequeño las artes de la lucha y las letras. Todos tenían que ser brillantes para reaccionar rápido a las situaciones límites en las que estaban sometidos a diario.

Sasuke que se regocijaba de ser la persona que más sabía todo sobre las técnicas de los Uchiha, incluso las prohibidas. Esas se las enseñó su madre y le hizo jurar que solo las utilizaría en caso de emergencia.

Pensó que su hermano había cometido algún error en la misión, tuvo muchos problemas para llegar a esa conclusión ya que un error por parte de su hermano era, para él, imposible. Su hermano era, no, es perfecto. Todo lo que hace y como lo hace, lo es.

Cuando vio que ya no había mucho más opciones decidió investigar lo que su hermano había hecho en aquella misión. Por eso la semana anterior había ido a ver el lugar pero solo se encontró con una llanura donde antes había existido una casa.

Frustrado decidió  ir esa misma noche, de nuevo, a ver si encontraba algo con lo que poder relacionar el comportamiento de su hermano. A lo mejor se le había escapado alguna pista.


Naruto se encontraba en la puerta de una pensión de estilo japonés. Al entrar se encontró con una mujer en la recepción. Al darle un código la mujer le indicó donde ir. Caminó por la dirección por donde le había indicado llegando al final de un pasillo toca la puerta con el puño, al escuchar "Pase" por parte de una voz del otro lado, entró.

En el lugar se encontraba un hombre con aspecto serio de cabellos largos y de ojos blancos. Eso era lo que los hacía especial. Todos los Hyuga tienen los ojos blancos.

-Alfa -se arrodilló y agachó la cabeza dejando al descubierto su pescuezo la acción era para reconocerlo como alfa. Todo cambiaforma lo sabía, ya que dejando el pescuezo al descubierto le daba la oportunidad de eliminarlo o en este caso de asumir que era superior a él.

El hombre se levantó y le tocó el hombro aceptándo su sumisión.

- Eres el hijo de Kushina. Dime, ¿A qué se debe tu presencia?

-Sé que vosotros sois los mejores buscando información.

-No te andes con rodeos.

Naruto hizo un apretó sus manos para tranquilizarse ya que no sabía cómo preguntarlo educadamente. Ya le costó suficiente el hecho de dejar su cuello al descubierto siendo él mismo un alfa.

- Señor... desearía saber todo lo que saben sobre el día del ataqué de los cuervos a la familia de ginetas.

- Supongo que te refieres a lo que le paso respecto a tu madre. Tu madre nos ha ayudado mucho pero no puedo hacer nada. Teníamos sospechas de que había cuervos cerca de la zona pero nada confiable. Fue tarde, cuando nos dimos cuenta los cuervo ya habían arrasado con la casa.

El hombre lo dijo casi agachando la cabeza, eso claramente era por vergüenza.

- No se preocupe -le disculpó

Iba a continuar hablando pero sonó la puerta. El alfa al también se sorprendió ya que estaban en una reunión y el resto del personal sabía que no debían interrumpirle. Igual dio permiso para que la persona al otro lado pasara. Entró una chica de cabellos largos azabaches y los ojos habituales de los Hyuga.

- Hinata, ¿qué se te ofrece?

La muchacha se puso nerviosa mirando a Naruto y jugando con los dedos de sus manos.

- Padre... yo... bueno. Es que he escuchado... que Naruto iba a investigar sobre su madre...

- ¡¿Qué es lo que sabes?! -gritó Naruto girándose totalmente para mirarle a la cara a Hinata.

Hinata se sintió intimidada pero se puso recta, en posición soldado, mientras recitaba en voz alta: - La semana pasada registramos el movimiento de un cuervo cerca de donde atacaron a los felinos.

- ¿Estás segura que era un cuervo? -preguntó su padre.

- Sí, a pesar de que su olor era ligeramente diferente, tenía el aspecto de uno que lo delataba. Su entrada dentro del recinto de la antigua casa fue a las 19 horas a pesar de que ya era de noche se movía rápidamente. No sabemos su objetivo pero parecía que buscaba alguna cosa.

- ¿volvió a venir otra vez? -preguntó esta vez Naruto.

- No, señor -respondía al instante Hinata.

Naruto se puso a pensar un momento. Pero al final sabía perfectamente que tenía que hacer.

- Muchas gracias por la información. -le dijo al otro hombre de la habitación.

- Espero que encuentres la cura para salvar a tu madre, es una mujer a la que todos necesitamos.- dijo el halcón en respuesta.

Con esas palabras se despidieron. Naruto vio como Hinata lo seguía hasta la entraba cuando se ponía los zapatos, al fin la chica habló.

- Naruto... permíteme ayudarte.

- No, gracias.

- Sé que quieres a tu madre, pero si tu madre te viera de esa manera se pondría triste. Tu comportamiento ha cambiado. Ya no... no eres alegre y locuaz como lo eras. Todos estamos preocupados por ti.

                - Hinata, somos amigos desde pequeños. Continuemos siéndolo.

- ¡Pero Naruto!

- Adiós.

Sale por la puerta dirigiéndose hacia su coche. La muchacha lo continuaba viendo desde la puerta pero sin salir de ella. Naruto comenzó a conducir el coche hacía donde ocurrió la tragedia familiar de hace unos meses.


Ya llevaba conduciendo durante 15 minutos hasta que vio un punto más oscuro que la noche nublaba, eso solo podía significar una cosa, el cambio de un cuervo. Precavido, apaga las luces del coche y lo aparca en el arcén. Baja del coche despacio intentando hacer el mínimo ruido. Desde su posición podía distinguir el cuerpo de una persona adulta caminando por la llanura. A ojo no podría tener más de 25 años teniendo en cuenta lo que tardan en envejecer los cambiaformas. Parecía buscar alguna cosa, lo que le ponía en su lista mental como sospechoso.

Se queda detrás de un árbol más cercano para poder observar mejor a aquel muchacho. Con la luz de la luna podía ver que tenía las características de los cambiaformas cuervos: piel pálida, pelo negro como el carbón y ojos negros como pozos sin fondo. las similitudes terminaban en eso, su pelo no estaba grasiento ni sucio, su piel pálida parecía saludable y bella al contrario de los anteriores cuervos que había visto, que la tenían de un pálido enfermizo, como si nunca se lavaran . Tampoco llevaba es mismo estilo de la ropa negra y desgastada, que los hacía verse como delincuentes de un barrio marginal. La persona que estaba delante suyo llevaba una sudadera de color negro opaco que con la luz de la luna parecía gris, debajo de ella se podía ver percibir que había una camiseta blanca, llevaba unos pantalones cortos de un color oscuro acompañándolo con unos zapatos cerrados de montaña.

Sube un poco la nariz para olerle. Y como lo pensó, Hinata tenía razón, el olor no es igual al de los otros cuervos, no tiene el aroma repugnante que acompañaba a los cuervos. Su olor,  ese aroma era como hierba fresca después de una noche de neblina, un olor salvaje y fresco. Sin darse cuenta suelta un gruñido de satisfacción por aquel aroma.

El cuervo enseguida se gira hacía él al oír el ligero gruñido.

Donde se posó su mirada se halla un hombre de cabellos rubios alborotados con una cinta en su pelo, su piel tostada se dejaba ver por sus brazos y ojos azul brillante que reflejaban la luz de la luna.

Una ráfaga de viento trajo hacía él su aroma, un zorro, junto el olor a bosque había otro olor, sí, excitación. Se pone en guardia para poder defenderse. Los zorros siempre han sido conocidos por su astucia de poder engañar a la gente. Y aunque no le importaría hacer guarradas con ese zorro de buen ver, tenía que preocuparse más por su hermano.

- ¡Sal de ahí, ya sé que estás ahí!

Naruto sale mostrándose del todo, su mirada no se aparta del azabache.

- ¿Qué eres? Hueles a cuervo, pero a la vez no hueles igual ni te pareces a ningún otro en aspecto. -no oculta cuales eran sus intenciones.

- No te acerques más. Por supuesto que no soy un cuervo normal, ellos no me llegan ni a la suela de los zapatos. Yo soy...

Está apunto de decirlo, no puede revelar su identidad. Esa era la primera norma de la familia.

- ¿Qué? ¿Qué eres?-exige Naruto acercándose más.

- Mierda, se está acercando mucho -pensó Sasuke. Tenía que buscar una forma de largarse del lugar para no tener que afrontarlo, no llevaba sus armas en ese momento, solo era una misión de búsqueda de información como la anterior vez. Pone sus manos hacía atrás para untarlos con un veneno especial para cambiaformas, eso le tenía que ayudar a ponerse en igualdad de posiciones si comenzaban una lucha.

- No te interesa.

- ¿Por qué no me debería de interesar? -la expresión de Naruto cambió a una de furia. Ya recordó a qué había venido. Información.

El cuervo se sintió acorralado de repente, prefería el olor de lujuria que desprendía antes del olor de rabia que empezaba a supurar del rubio.

Da un gran salto hacia atrás preparándose para atacar con sus garras. El zorro no se quedó atrás. Sacó sus armas, dos espadas de tamaño mediano, poniéndose en posición de combate que siempre guardaba en la parte posterior de su cinturón especial de combate.

- Tienes razón no hace falta que me lo digas. Después de que esto acabe te haré hablar. —Avanzó para atacarle.

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