Capitulo 6: Cosechas lo que siembras, Lottie
En medio del salón principal, el héroe Elliot hace su aparición...
Todos los presentes estaban desconcertados ante la persona que estaban viendo. Aquel héroe que habían visto morir en la plaza imperial, estaba ante ellos.
—¿Qué pasa? Parece que vieron a un fantasma. —
—Es imposible. Te vi morir. —dijo un noble.
—Oh... En eso estoy de acuerdo contigo. Me viste morir, ¿verdad? —dijo el héroe mientras miraba a todos. —Todos me vieron morir, ¿verdad? —
Los nobles entendieron al instante a qué se refería con eso.
—Ah... Entonces, ya saben por qué estoy aquí. Eso facilita las cosas. —
Sin embargo, siempre hay un estúpido que no entiende en la situación en la que se encuentra.
—¡Guardias! ¡Maten a este sucio impostor que se hace pasar por el héroe! –
Lamentablemente, nadie respondió a su llamado.
—¿Te refieres a estos guardias? —dijo el héroe sacando de su miasma negro unas cabezas.
—¡Ahhhhhh! —grito una noble.
—¡T—t—tú! ¡¿Sabes lo que acabas de hacer?! —dijo temblorosamente aquel noble.
—Sí. Solo me deshice de estos molestos hombres. Aunque, si prefieres...—dijo el héroe poniendo su mano sobre su garganta. —También les puedes hacer compañía. —dijo mientras le mostraba las cabezas con la sangre aún goteando.
—¡Hieeeeeeeee! —
—Veo que entendiste. —dijo soltándolo del ahorque.
—Bueno... Ya tengo un show listo para todos ustedes. Nada más hace falta la estrella principal de este evento. —dijo el héroe mirando a Charlotte.
Con eso en mente, el héroe puso un círculo mágico invisible en el suelo para que nadie pudiera moverse.
—¡NO! ¡TÚ ESTÁS MUERTO! ¡ALÉJATE! ¡LARGO! —dijo Charlotte mientras corría hacia su habitación.
—¿Eh? ¿A dónde crees que vas? —dijo chasqueando los dedos.
—¿Q—qué es esto? No puedo moverme. —
—Claro. No deberías irte aún. Tenemos taaaaanto de que hablar. —
—¡NO! ¡VETE! ¡NO TE ACERQUES! ¡TÚ ESTÁS MUERTO! ¡MUERTO! —
Mientras el héroe caminaba hacia las escaleras, Charlotte se ponía; con cada paso que daba, más desesperada. Incapaz de moverse, estaba a su completa merced.
—¡¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO?! ¡PROTÉJANME! —les ordenó a sus sirvientas.
Las sirvientas se miraron.
—¡¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO?! ¡¿ACASO ESTÁN SORDAS?! ¡PROTÉJANME! ¡HÁGANLO, INCLUSO SI LES CUESTA LA VIDA! –
Las sirvientas, ante tales amenazas, se movieron temblorosamente para hacerle frente al héroe.
El héroe, al llegar a la escalera, vio como unas asustadas sirvientas intentaban bajar para hacerle frente. Él simplemente se rio.
Lentamente, subió las escaleras, poniendo más nerviosas a las sirvientas; aunque esa era su intención.
Con cada paso que daba, el salón emanaba una tensión. Los nobles intentaron escapar, pero el héroe los inmovilizó con su magia.
Ya a pocos escalones de llegar a Charlotte, el héroe estaba en frente de aquellas sirvientas.
—¿Me pueden dar permiso? Tengo algunos asuntos que atender con su ama. —
—N—n—no te dejaremos pasar. —dijo temblorosamente una de ellas.
—E—e—es la orden que nos dio. —
Al ver a estas siete sirvientas con miedo en sus palabras y temblando, el héroe tuvo una idea.
—Oh... Sí que son unas fieles sirvientas, eso es muy conmovedor. —
Ellas aún temblaban por lo que iba a hacer el héroe con ellas.
—No se preocupen, no les haré daño. Es más, son libres. –
Las sirvientas se sorprendieron.
—¿L—libres? —
—Así es. No les haré daño. —
—¿L—lo dices en serio? —
—Claro. Soy un hombre de palabra. –
Las sirvientas se alegraron, pero se olvidaron de algo importante.
—¡¿QUÉ ESTÁN HACIENDO?! ¡LES DI UNA ORDEN! ¡PROTÉJANME Y MATEN A ESE TIPO! ¡ESE NO ES EL HÉROE! ¡ES SOLO UN IMPOSTOR! ¡ES UNA ORDEN! ¡MATEN...—!
—Shh... Haces mucho ruido. —dijo chasqueando los dedos.
—¡HMMMMM! ¡HMMMMMM! —
—Así está mejor. Ahora, chicas, ustedes son libres. Pueden irse. Solo tengo unos asuntos con estos nobles y su molesta ama, mejor dicho, ex—ama, ¿verdad? —
—C—con irnos. ¿Te refieres a....—?
—Sí, son libres. No les haré daño. A menos que...—dijo el héroe lamiéndose los labios. —Quieran quedarse y participar de este show. —
—¡No! ¡Nos iremos! ¿Verdad, chicas? —
—¡S—si! —respondieron.
—¿Y qué están esperando? Salgan. —
Las sirvientas salieron despavoridas de las escaleras y se dirigieron a la puerta principal mientras los nobles las veían iracundos al dejarlos atrás.
Al estar a pocos metros de la puerta, el héroe habló.
—¿Seguras que quieren irse? ¿Dejando atrás todas estas cosas valiosas? —dijo agarrando una jarra de oro. —¿Se irán así sin más? ¿Sin salir con algo valioso? ¿Únicamente con lo que tienen puesto? —
Las sirvientas se detuvieron al escuchar las frases tentadoras del héroe.
—Pero si desean irse dejando atrás todo esto, no las detendré. —
Con eso será suficiente...—pensé
Las sirvientas se miraron entre sí. Sabían a qué se refería con ello, pero tenían miedo de responder ante tales provocaciones.
Una sirvienta, al recordar todo lo que vivió en esta mansión, todas las humillaciones y miedos que tuvo que enfrentar a la ira de su ama, dio media vuelta y miró al héroe.
Ella merecía una compensación por todo lo que había pasado. No podía irse de este lugar con las manos vacías.
—Veo que te convencí. —
—¿E—es verdad? Lo que dijiste... ¿Es verdad? —
El héroe sonrió.
—Claro. Puedes tomar todo lo que quieras de esta mansión. Tómalo como una recompensa por tu arduo trabajo en este lugar. —
Dando un paso a la vez, la mucama se acercó hacia el héroe y, este viendo su actitud tímida, camino hacia ella y, en cuestión de segundos, él estaba en frente suyo, cara a cara.
—¿Aún dudas de mí? —
—N—no. Es solo que...—
—Todo este oro puede ser tuyo. Lo único que tienes que hacer es simplemente TOMARLO. —
—P—pero ellos...—dijo mientras miraba a los nobles.
—No te preocupes por ellos, no se pueden mover. Y si preguntas por tu ex ama, ella solo se quedará mirando mientras tú...—dijo el héroe mirándola directamente. —Lo tomas todo. —
—Ahora, dime, ¿Aún tienes dudas? —
—No. Ya no. —dijo mientras miraba todo el lugar.
—¿Qué estás esperando? Quítales todo. —
La mucama, rápidamente, se dirigió a la cocina y agarró todos los cubiertos bañados en oro.
—Y, ustedes, ¿Qué están esperando? Si no se apuran, ella se lo llevara todo. —
Con esas palabras, la última resistencia de aquellas sirvientas se desvaneció. En diferentes direcciones, las mucamas corrieron por toda la casa. Con un frenesí, buscaron cuarto por cuarto, intentando llevarse cada cosa de valor. Agarraron sábanas y lo usaron como bolsa para aumentar la riqueza que se llevaban consigo. Todo esto ante la mirada impotente de cada noble y, especialmente, de Charlotte.
Llena de ira, Charlotte miraba a cada sirvienta como se llevaban todo lo que era suyo, aunque ellas simplemente ignoraban su mirada y seguían con el saqueo a su mansión. Impotente ante este ultraje, ella miraba al héroe, el causante de su desgracia.
—Vaya... Parece que quieres decir algo, Charlotte. —
—¡HMMMMM! ¡HMMMMMM! ¡HMMMMMM! –
—Ok, ok, te dejaré hablar. —dijo chasqueando nuevamente los dedos.
—¡¿QUÉ CREEN QUE HACEN?! ¡¡USTEDES, SUCIAS TRAIDORAS!! ¡¿CÓMO SE ATREVEN A ROBARME?! ¡¡JURO QUE LAS MATARÉ A TODAS POR ESTO!! ¡¡LAS MATARÉ!! ¡¡LAS MATARÉ!!—
Las sirvientas, al escuchar esos gritos, tuvieron miedo y, por un instante, se dejaron de mover. De esto se percató el héroe.
—Sigan en lo suyo, chicas. No hay porque temerle. Solo está gritando como una loca. Ustedes sigan en lo suyo. —
Ellas se miraron entre sí y, con plena confianza en sus palabras, siguieron saqueando.
—¡¡DETÉNGANSE!! ¡¡DIJE QUE SE DETUVIERAN!! ¡¡USTEDES SE VAN A ARREPENTIR POR TODO ESTO!! ¡¿ME OYERON?! ¡¡SE VAN A ARREPENTIR!!—
Entre los gritos incesantes de Charlotte, el saqueo siguió continuando. Con todas las bolsas que podían cargar, las mucamas bajaron hacia el primer piso, claro está, con bolsas repletas de objetos valiosos.
—Veo que no desaprovecharon esta oportunidad. —dijo el héroe mientras las miraba. —Bueno, con esto sería suficiente, ¿verdad? —
Las criadas, aun nerviosas ante su presencia, solo agarraban con ahínco sus bolsas.
El héroe las miró y, luego, puso sus ojos en los nobles. Al verlos, una idea cruzó por su mente.
—Bien, con esto terminamos. Chicas, ustedes ahora son libres. Pueden dejar este lugar. —
Las sirvientas se alegraron. Finalmente, podrían salir de esta mansión ostentosamente pútrida.
Pero, el héroe tenía otros planes.
—Aunque... ¿Aún están satisfechas con eso? —dijo mientras se acercaba a una noble y la tomaba por el cuello. —Ellos aún tienen algo de valor. —dijo mientras aquella mujer, totalmente asustada, derramaba lágrimas que caían en su collar dorado.
—Aunque si quieren irse y dejar todo esto atrás, no se los impediré. —
Las sirvientas soltaron sus bolsas.
—Eso creí. —
Las sirvientas se abalanzaron sobre los nobles, despojándolos de todo objeto de valor que traían consigo.
A cada noble que veían en su visión, lo saqueaban de sus pertenencias, mientras ellos, sollozamente, en algunos, e iracundamente, en otros, intentaban decirles que se detuvieran, pero era inútil.
La sed por el oro se había apoderado de ellas por completo.
Entre el forcejeo y los esfuerzos inútiles de los nobles por resistirse, el héroe simplemente reía mientras las miraba.
En su mente, el héroe ya tenía idea de qué hacer con ellas.
Con más objetos en su botín, las bolsas de cada sirvienta estaban repletas y, con ello, su sed por el oro, también.
—Ahora sí. Diría que ya tienen suficiente. Ahora, salgan de aquí. —
—Pero aún queda...—
—¿Huh? ...—dijo el héroe con una mirada fría. —¿Aún no tuvieron suficiente? —
Las criadas se paralizaron al ver esa expresión, mientras él se aproximaba hacia ellas.
—Creo que escuche mal... ¿Acaso dijeron algo? —dijo mirándolas fríamente a todas.
—N—n—no. No dijimos nada. —
—Menos mal. Por un momento, pensé que querían más. Solo fue mi imaginación, ¿verdad? —dijo con una expresión infantil pero siniestra.
—S—sí. Seguro escuchó mal. —dijo una criada temblorosamente.
—Ok. Ahora ya pueden irse. —
Las sirvientas agarraron sus bolsas y, rápidamente, salieron de la mansión, dejando atrás a todos los nobles a merced del héroe.
—Ja, ja, ja, se fueron corriendo del miedo. Creo que exagere un poco, pero no importa, ya tengo preparado algo para ellas. Ahora...—dijo el héroe volteando a ver sus presas. —Es su turno. —
Los nobles vieron como el héroe se lamía los labios y los miraba sádicamente.
—Ahora... ¿Están listos? Este día será uno para recordar. —
Entre llantos y quejidos, los nobles intentaban buscar una forma de escapar de ese lugar, pero era inútil, la magia del héroe les impedía huir.
—Mi error. Olvide que no podían hablar. Eso se soluciona rápido. —dijo chasqueando los dedos. —Con esto, ya puedo oírlos. —
Disipado el hechizo mágico, diferentes gritos hicieron eco en toda la mansión. Ira, rabia, lamento eran los gritos que vociferaban aquellos aristócratas al héroe.
Aunque poco le importaba, él solo quería escuchar esos gritos. Eso alimentaba aún sus ansias de sangre y le daba nuevas ideas de como vengarse de ellos.
Ignorando los gritos, el héroe caminó hacia Charlotte.
—¿Te gustó el espectáculo, Lottie?—
—¡¡TUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!! ¡¡TODO ESTO ES TU CULPA!! ¡¡TU CULPAAAAAAAA!!—
—¿Mi culpa? Yo no hice nada. Solamente estaba parado. —
—¡¡ES TU CULPA!! ¡¡POR TI, MIS SIRVIENTAS SE REBELARON CONTRA MÍ!! ¡¡ME ROBARON TODO LO QUE ES MÍO!! ¡¡TODAS MIS JOYAS!! ¡¡MIS VESTIDOS!! ¡¡TODO!! ¡¡TODO!!—
El héroe, al verla en ese estado, se agachó y se acercó hacia una alterada Charlotte.
—Y eso fue... Lo que sintieron todas esas familias a las que les quitaste todo lo que tenían solamente para saciar tu sed de riqueza, Lottie. ¿No lo recuerdas? —le dijo mientras la miraba a los ojos. —¿No recuerdas cómo saqueabas y quemabas sus casas, con ellos adentro, mientras tú veías como suplicaban por piedad? ¿No recuerdas esa sonrisa que ponías cada vez que veías a esas familias morir mientras te llevabas sus pertenencias? —
—... Como... ¿Cómo sabes eso? —
—Pues... ¿Por qué no se los preguntas tú misma? —dijo el héroe chasqueando los dedos.
Al tronar los dedos, cuerpos putrefactos hacían su aparición en la puerta de la mansión.
Los que alguna vez fueron víctimas de las crueles acciones de Charlotte, ahora están a las puertas de este lujoso lugar.
—¿Los recuerdas? —dijo el héroe agarrándola de los cabellos. —Ellos son todos nobles a los que tú mandaste a matar. Míralos bien, Lottie. Están esperándote, ¿por qué no los saludamos? –
Dicho eso, el héroe agarró a Charlotte y la llevó al primer piso.
—¡NO! ¡SUÉLTAME! ¡SUÉLTAMEE! —
—Vamos. Solo les vamos a dar un saludo, ¿Qué te asusta? —dijo burlonamente.
—¡NO! ¡¡NOOOOO!! —
—En cuanto a ustedes...—dijo mirando a los nobles. —Necesito que se levanten. —
Con una frase, los nobles se levantaron y se pusieron de pie, como unos auténticos soldados a la espera de la orden de su general.
—¡¡SUÉLTAMEEE!!—
—... Está bien. —dijo el héroe lanzándola contra los muertos.
—¡AHHHHHH! ¡NOOOO! ¡ALÉJENSE DE MÍ! —
Los no muertos empezaron a rodear a Charlotte.
—Hey, chicos. —dijo el héroe a los no muertos. —No se olviden de ellos también. —dijo señalando a los nobles.
—¡¿QUÉ?!—dijo un noble.
Los no muertos restantes empezaron a acercarse a ellos.
—¡NO! ¡POR FAVOR! ¡ALEJA A ESAS COSAS! —
—¡AYUDA! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! —
—¡HÉROE! ¡PIEDAD! —
Con cada lamento y grito que daba cada noble, los no muertos se acercaban aún más.
Ante esto, las ansias del héroe por sangre aumentaban más y sus ojos grises empezaban a brillar aún más.
—Hahaha... Es muy gracioso viniendo de ustedes. —dijo el héroe caminando hacia ellos. —Me pregunto dónde habré oído eso antes... Ah, es verdad. —dijo mirándolos con una sonrisa sádica.—¿No fueron también ellos víctimas de su codicia? ¿No los recuerdan? Mírenlos bien. —
Los nobles, al ver esa sonrisa y ver que, en efecto, esos no muertos eran antiguos nobles que mandaron a asesinar para quedarse con sus riquezas, empezaron a temblar.
—¿Por qué tiemblan? El que nada debe, nada teme, ¿verdad? —
Los nobles se quedaron en silencio.
—Bueno... parece que no quieren hablar. Chicos, son todos suyos. —
Con esa orden, los no muertos se acercaban más rápido hacia ellos.
—¡NOOO! ¡HÉROE! ¡DETENLOS! —
—¡HAZ QUE PARE! ¡HÉROE! –
—¡HÉROEEEEE! —
—¿Por qué gritan? Ustedes no hicieron nada malo, ¿cierto? —dijo el héroe con un tono burlón. —Ellos sólo atacarán a los que causaron su muerte. Así que no hay nada que temer. Ustedes son inocentes... ¿O me equivoco? —
—¡SIIII! ¡YO MANDE A MATAR A ESOS TIPOS! —
—¡YO TAMBIÉN! —
Como piezas de dominó, aquellos aristócratas empezaron a confesar todos los asesinatos que hicieron.
—¡¡YA TE DIJIMOS TODO!! ¡HAZ QUE SE ALEJEN!!—
El héroe simplemente se rio y, nuevamente, chasqueó los dedos haciendo que los no muertos avanzaran más rápido.
—¡¿QUÉ ESTÁN HACIENDO?! ¡¡ESTÁN AVANZANDO MÁS RÁPIDO!! ¡¿NO DIJISTE QUE SE DETENDRÍAN?!—
—¿Yo? ¿Cuándo dije eso? Solo les pregunté si se consideraban inocentes o no. Ustedes pensaron en eso. —
—Tú...—
—¡Son todos suyos chicos! —
Con eso, dicho, los no muertos se abalanzaron contra ellos.
—¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! —
Con los sonidos de cuerpos siendo despedazados, el héroe se dirigió hacia Charlotte.
—¡Muy bien, chicos! Esperaron como se los indiqué. —dijo el héroe hacia los no muertos. —Veo que aún no la han devorado. ¡Buen trabajo! —
Al escuchar esas palabras, Charlotte miró al héroe.
—¿Devorarme? —
—Acaso no has visto a tus "amigos" atrás. —dijo señalando el festín que los no muertos están teniendo con sus cuerpos.
—No... No... No... Esto es una mentira... ¡Si!... ¡Tú no estás aquí! ...—
—Ay, Lottie. Yo no quería llegar a estos extremos, pero creo que con esto vas a aceptar la realidad de tu situación. –
—¿Qué? —
Charlotte, en un primer momento, no sintió nada, pero al verlo poner una risa sádica, pudo notar como de su brazo derecho empezaba a brotar sangre y, en ese instante, se percató que su mano ya no estaba.
En un pestañeo, la mano de Charlotte salió volando de su cuerpo.
—¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡DUELEEEEEEE! ¡DUELEEEEEEEE! ¡AHHHHHHHHHHH! —
—Con esto es más que suficiente, ¿verdad? —
—¡¡MI SANGREEEEEE!! ¡¡ESTÁ SALIENDO DEMASIADO!! ¡¡AHHHHHHHH!! ¡¡DETENLO!! ¡¡MORIRÉ!! ¡¡DENTÉNLOOOOOOO!!—
—¿Por qué lo haría Lottie? —
—¡¡ME ESTOY MURIENDO!! ¡AYÚDAMEEEE!!—
El héroe se acercó a una desesperada y asustada Charlotte
—Esto es lo que cosechaste durante todos estos años de vida y lujo, Lottie. —susurró el héroe al oído de Charlotte.
Con esas palabras que dictaminaban su sentencia final, Charlotte vio los ojos de aquel hombre que alguna vez amó. Aquellos ojos que antes de su vida de lujos, le daban calma y paz...
Ahora, esos ojos reflejan un oscuro y profundo vacío en él.
Lo único que emanaba de esos ojos era la muerte...
—¡A comer chicos! —
Con esa frase, el héroe libero las ataduras de los no muertos y, en segundos, se abalanzaron contra Charlotte.
—¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡¡ELLIOOOOOOOOOOOOOOOOOOT!!—dijo Charlotte antes que empezaran a devorarla.
Lo único que pudo ver poco antes de ser comida fue una sonrisa macabra en él.
Con los gritos desgarradores de "La Duquesa dorada" y su séquito, el héroe se sentó en una silla y, sirviéndose una copa de vino, apreciaba esa dulce y deleitosa escena.
Ahhhhhhhhh... ¡Maravilloso! ¡Simplemente magnífico! ¡Sus caras de desesperación fueron dignas de ver! ¡Sinceramente, valió mucho la espera!... Aunque creo que fue muy rápido esto, ¿No crees?... Bueno, yo lo sentí así... Por eso, vamos a divertirnos un poco más con ellos... ¡Ya sé! ¡Cambiaremos de escenario! ¡Uno más fresco! Y.... creo que tengo un lugar en mente... Así que, espera un poco más, ¿si, Lottie? ... ¡Te aseguro que nos vas a divertir! —dijo Elliot levantándose de la silla, con su copa terminada, y dirigiéndose hacia los no muertos con un círculo mágico en su mano.
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