Un año después
Un año más tarde
Cuando un edificio se quema, no quedan más que cenizas, yo pensaba que con todo pasaba igual. Familia, amigos, sentimientos. Pero hoy sé, que a veces, si el amor es verdadero, a dos personas que nacieron el uno para el otro, nada las separa.
Ahsoka Tano, buscada por el imperio, aún permanecía en Coruscant, oculta a simple vista. Era la mejor forma de huir de ellos, ya tendría la fuerza suficiente para enfrentarlos. Un año había pasado desde ese fatídico día, un año desde que los que consideraba su familia y sus guías habían muerto. Ellos la habían acogido cuando había dejado la orden jedi, él la había guiado, y Padme, había sido como su madre, siempre enseñándole a confiar en si misma.
Pero ellos habían muerto, asesinados por el imperio hace un año ya.
Habían culpado a los jedi, pero los que hicieron eso, no fueron jedi, fueron clones, mismos que ella consideraba sus amigos, mismos que ella intentaba salvar, sin éxito alguno. Al menos uno de ellos había sido salvado, Rex, que suerte fue que sufriera aquel accidente que borró su memoria, que suerte fue que él no tuviera que sufrir aquella orden que obligaba a sus amigos a convertirse en monstruos. Pero había más, esas órdenes habían venido directamente de emperador, para ensañarse con Anakin por no unirse al lado oscuro de la fuerza. Lord Sidious, él era el culpable, Tarkin y muchos más. Algún día ella podría vengarse de ellos, cuando no tuviera que huir, cuando encontrara a alguien con la fuerza para enfrentarlos.
Ahsoka visitaba las tumbas de Anakin y Padme Skywalker, en un cementerio abandonado en los lugares desconocidos de Coruscant. Ni siquiera habían sido quemados como un funeral normal, habían sido arrojados allí, como todos los otros jedi muertos ese día. Nadie podía saber de esa matanza. Ella se encargó de enterrarlos a todos, solo con sus manos que habían quedado heridas por semanas.
- Nos vemos luego- dijo mirando los nombres en las lápidas, dejó dos flores, blancas, como el amor de ellos dos. Ellos no merecían esa muerte.
Ahsoka salió del cementerio, oculta, y sintió un disturbio en la fuerza, ¿Tal vez alguno de los inquisidores? No, no eran ellos. Preifiró ignorarlo y salió de allí. Pensando en como y cuando podría derrotar al imperio.
Rex patrullaba por las calles de Coruscant, había sido degradado a ser un simple oficial de patrullas, él sentía que había nacido para algo más. El imperio era orden y control. Casi no habían disturbios, salvo, por el día de la creación del imperio donde algunos rebeldes, causaban desmanes en la ciudad imperial.
De pronto una mujer encapuchada llamó su atención, la conocía, no debería hablar con ella, debería arrestarla, esa era la orden, capturar a todos los jedi, pero algo, un presentimiento le decía que no debía hacerlo.
- Ahsoka ¿Qué haces acá?- preguntó Rex entrando con ella a un callejón
- Ha pasado un año- respondió Ahsoka con tristeza
- ¿Has venido hasta acá en el día de la creación del imperio solo para verles? Ahsoka podrían matarte, yo, ni siquiera debería estar protegiéndote
- Sabes que nunca me he ido Rex, siempre me he ocultado a simple vista- respondió tranquilamente Ahsoka, deseando que él la recordara, deseando que él recordara algo siquiera
- Ahsoka- dijo Rex con tristeza, aquella mujer, era tan hermosa y parecía tan triste, lo que tuvo que vivir ese día. Ver morir, de esa forma a quienes consideraba como sus padres. Era horrible.
De pronto fuerzas imperiales pasaron por el lugar, y Rex ayudó a Ahsoka a ocultarse.
- ¿Otro jedi?- preguntó Ahsoka con tristeza- Iré- dijo debía ayudar, no podía permitir que mataran a otro jedi
- Ahsoka te matarán, vete de aquí, yo iré a ver- dijo Rex
- No, iré yo, tu mantente seguro- dijo Ahsoka besando la mejilla de Rex y saliendo del lugar. Rex tocó su mejilla ¿Por qué le parecía tan familiar? ¿Ella estaría bien?
Ahsoka llegó al lugar. Los inquisidores estaban allí. Si la veían la descubrirían, ella era más buscada que cualquier otro jedi. Pero el hombre al que estaban por matar, lo era aún más que ella. Obi- Wan Kenobi. Golpeado y herido a punto de ser asesinado nada más ni nada menos que por el gran inquisidor, él había sido un guardia del templo jedi, conocía muchos secretos, incluso había estado involucrado en el bombardeo al templo jedi, aquel donde por culpa de Barris casi la matan. No, no podía dejar morir a Obi- Wan, él, era lo único que le quedaba de aquellos días.
Saltó en el aire, recordando antiguos movimientos y atacó, no tenía mucho tiempo. Obi- Wan necesitaba despertar. Usó la fuerza para despertarlo y él comenzó a reaccionar. Mientras luchaba Ahsoka sabía que la batalla contra el gran inquisidor sería difícil, él, había sido entrenado por el mismísimo Lord Sidious. Obi- Wan comenzó a despertar. Observó la batalla ¿Esa era Ahsoka? Estaba débil y herido, y más inquisidores llegaron al lugar. Debían huir. Vió su sable de luz en la cintura del inquisidor y en una distracción se lo arrebató, momento justo para bloquear a la séptima hermana que llegaba al lugar. De pronto dos granadas de humo cubrieron el lugar. Ahsoka tomó la mano de Obi- Wan y corrieron, lejos perdiendose en los barrios bajos de Coruscant.
- Gracias Rex- susurró Ahsoka sabiendo que había sido él quien los había ayudado.
Ahsoka los ocultó y se dedicó a atender las heridas del maestro Kenobi, que una vez estuvieron seguros, volvió a caer en la inconsciencia.
Esa noche seria el aniversario de la creación del imperio. Todo ese día, celebraciones obligadas, rostros tristes que se obligaban a sonreír. Todo para celebrar, la supuesta paz, justicia y seguridad del nuevo imperio.
Ahsoka recostó la cabeza del maestro Obi- Wan en sus piernas, mientras ella meditaba. Intentando comprender porque aún sentía un gran disturbio en la fuerza.
Sin embargo, esa noche no sería solo una noche más, porque en el cementerio clandestino de Coruscant, la fuerza, había cambiado el destino temporalmente.
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