
Gracias por estar aquí
Una semana después de la fallida cita, Alec llamó a una florería y encargó un ramo de tulipanes, pero después de unos segundos se arrepintió y cambió su pedido por un pequeño muñeco de cartón sin gracia llevando un girasol con las palabras "discúlpame, lo olvidé" escrito en su pecho, la florista sintió pena por la pobre alma que recibiría aquel presente.
Después de ello Alec siguió con sus obligaciones, tenía mucho trabajo ya que tenía problemas con sus proveedores y algunos clientes. Su padre estaba haciendo de todo para llevar a la quiebra su empresa, pero no contaba con Clary que era la mejor en relaciones públicas y ahora estaba dándole batalla a Isabelle.
—La zorra de tu hermana se acostó con el presidente de Audi, es por eso que canceló nuestro contrato, pero no te preocupes cielo ya hablé con su esposa, ella me aseguró que todo sigue como antes, en estos momentos debe estar cortándole las pelotas al estúpido que tiene por marido. También me pidió que te diera las gracias por salvarla aquella noche, dice que su cena fue un éxito gracias a tus concejos de cocina ¿Debería preocuparme Alec?
—Soy gay — respondió Alec sin levantar la vista de los papeles que estaba firmando.
Clary lo miró con los ojos entrecerrados —Hay veces que lo dudo, no puedes ser gay cuando todas las mujeres quedan encantadas contigo y más cuando la pesada de Claudia anda diciendo que eres uno de sus mejores amantes, le dije que era imposible y que dejara de mentir, pero ella me dijo algo que es cierto y no había manera que lo supiera a menos que te haya visto desnudo, me dijo que tenías un lunar en el...
—Clary, mira por la ventana, Jace está siendo acosado por Katy de contabilidad, le va a robar su pureza como no hagas algo —Clary salió corriendo y Alec agradeció por fin poder disfrutar del silencio, amaba a su amiga pero cuando empezaba a hablar no había quien la pare.
A media mañana decidió bajar a los talleres, quería ver los avances de los nuevos modelos que pronto saldrían al mercado y vio a Lily detrás de Simon espiando lo que miraba en su tablet. Por el aura asesina que ella desprendía su mejor diseñador estaba en peligro de muerte así que decidió salvarlo, se acercó cautelosamente cuando ella habló.
—Vaya Simon, miras esa foto con corazones en los ojos ¿te debe de gustar mucho no es así?
—Es un sueño, mira esas curvas..., estoy enamorado —Simon respondió por inercia, ni siquiera se había percatado en Lily quién lanzó su puño y recién entonces Simon saltó sobre su asiento, cerró los ojos fuertemente pero el golpe no llegó, Alec lo estaba deteniendo.
La tablet cayó al suelo y mostró la imagen de Isabelle Lightwood y entonces Alec considero soltar a Lily para que le diera un correctivo.
—Te enamoraste de la zorra, como te través a traicionarnos.
—Me enamore de la zo... —Simon miró la foto y luego a Lily, luego de nuevo a la foto, repitió esto hasta que entendió y de inmediato levantó las manos negando las acusaciones —no estaba mirando a Isabelle...
—No mientas...
—Estaba viendo el motor —Lily levantó su ceja en señal, no te creo, así que Simon levantó la tablet y les mostró la foto, Isabelle estaba sosteniendo un pequeño motor que usaba energía renovable y era una novedad en el mercado.
Alec sonrió aliviado, no podía permitir que Simon se enamorara de su hermana, ella no merecía a alguien tan noble como él. Después de aclarar las cosas y que Lily le dijera que aún era traición lo que estaba haciendo volvió a su oficiona y se encontró a Magnus esperándolo.
—Hola Alexander
Alec le gruñó por el uso de su nombre —no me llames así
—Asi te llamas, Alexander, si no quieres que diga tu nombre entonces como debo llamarte.
—Ey chico, según recuerdo así me solías llamar para todo. Que la tradición no cambie —Magnus se quedo mudo, no quería recordar que por mucho tiempo se había dirigido a él como si fuera un extraño, en aquella época pensaba que Alec no era lo suficientemente importante como para recordar su nombre.
—Eso..., Tú nombre es Alexander, te diré Alec como los demás —dijo un poco cohibido, no sabía a donde mirar.
Alec lo miraba fijamente, tratando de adivinar en que pensaba el hombre frente a él hasta que decidió dejar de prestarle atención y seguir con su trabajo, Magnus se mantuvo callado por varios minutos hasta que el sonido del reloj anunciaba la hora del almuerzo, observó por las paredes de cristal como la secretaria apagaba el computador y tomaba el teléfono para avisarle a Alec que saldría un momento, luego se levantó y observó por la ventana cómo gran parte del personal dejaba el edificio.
—¿Quieres salir a almorzar conmigo?
Alec ni siquiera levantó la vista de los papeles que leía —no puedo, tengo mucho trabajo, tal vez otro día.
—Vamos Alec, solo será una hora a lo mucho, tengo una reservación en el Hilton, vine aquí con el propósito de agradecerte el gesto que tuviste conmigo al enviarme tus disculpas, la vez pasada no pudimos encontrarnos, pero ahora...
Alec dejó de escuchar y empezó a evaluar si le convenía ir con él, no había planeado nada así que no creía que sacara algo con ir, estaba a punto de rechazar la invitación otra vez cuando una llamada entró al celular de Magnus y él se disculpó para contestar
—Estoy ocupado Isabelle..., ya tengo planes para el almuerzo..., yo te aviso si cambian mis planes.
Alec no podía permitir que Magnus fuera con su hermana así que se levantó y salió de la oficina esperando que el moreno entendiera y lo siguiera.
—¿A donde vas Alec? —preguntó Magnus aún con Isabelle en la línea.
—Dijiste que iríamos a Almorzar —contestó Alec sin voltear a verlo.
Magnus olvidó a Isabelle y cortó la llamada para seguir a Alec con una sonrisa, estaba feliz, cuando fue a verlo no creía que él aceptaría su invitación.
Isabelle miraba incrédula su teléfono, jamás en la vida un hombre se había atrevido a cortarle una llamada, maldijo y lo lanzó contra la puerta justo cuando Max entraba totalmente distraído. El celular golpeó su cabeza y se rompió por la fuerza del impacto, Isabelle vio a cámara lenta como su pequeño hermano cerraba sus ojos y caía al suelo inconsciente.
En el Hilton, Magnus y Alec ya estaban esperando les sirvieran el almuerzo, por más que el moreno trataba de hacerle conversación su acompañante solo respondía un monótono "si" o de vez en cuando un "no", la mayoría de las veces ni siquiera respondía, él estaba más atento a su tablet leyendo un nuevo contrato, Magnus frunció el seño, quería lanzar esa tablet muy lejos. El almuerzo fue servido y cuando pensó que por fin podría disfrutar de un momento junto a su ojiazul, un desconocido que Alec saludo se sentó con ellos, Magnus fue dejado de lado, Alec se enfrascó en una conversación de negocios con el recién llegado por más de una hora, incluso se despidieron con un abrazo y la promesa de ir por unas copas.
Alec le agradeció el almuerzo y se despidió, no le dio un abrazo, solo un simple adiós, lo dejó sentado sin siquiera decirle si se iba con él. Magnus quería reír, sabía que Alec no lo planeó, no había forma de que lo hiciera, entonces llegó a la conclusión que era el destino. Ese almuerzo había sido copia exacta del primer almuerzo que tuvo con Alec años atrás.
Magnus se quedó un par de horas más, bebía un dulce jugo de moras aún pensando en el fracaso del almuerzo cuando su celular timbró, vio el nombre de Isabelle en la pantalla y considero el no responder, pero al segundo intento de comunicarse con él, tomó la llamada.
—Magnus que bueno que me contestas, no se que hacer, necesito el apoyo de una amigo, por favor ven, mi hermano sufrió un accidente y lo están operando, yo... Magnus necesito a alguien a mi lado, necesito....
Magnus dejó de prestarle atención, solo pensaba en si Alec sabría que uno de sus hermanos estaba en el hospital, el llanto de Isabelle lo trajo de nuevo a la realidad —¿En que hospital estas? —una vez obtuvo la dirección, salió presuroso a tomar un taxi.
Primero fue por Alexander que le puso mala cara nada más verlo, pero eso no le importó a Magnus, se acercó a él y le contó lo que Isabelle le dijo. Alec palideció y estuvo a punto de caer pero Magnus lo sostuvo entre sus brazos, minutos después ya estaban en el hospital.
—¿Tú que haces aquí? lárgate ahora mismo Gideon o te haré sacar a la fuerza...
Magnus no podía creer lo que sus ojos veían, la persona frente a él no era para nada la dulce Isabelle que el conocía.
Cuando ella se dio cuenta de la presencia del moreno, se calló y corrió hacia el esperando ser recibida por sus brazos, pero Magnus solo la detuvo y fue al lado de Alec, no sabía si tocarlo o no, su pequeño se veía realmente desesperado, nadie quiso darle información de su hermano, Isabelle lo había prohibido.
—Ese rubio teñido, creo que se llama Jace, el dijo que era médico, tal vez pueda ayudarnos y averiguar cuál es su estado de tu hermanito.
Alec levantó la vista y se centró en Magnus por primera vez, tembloroso tomó su celular y se comunicó con su amigo y el quedó en ir de inmediato.
No pasó mucho tiempo en el que Jace obtuvo la información, el golpe había sido muy fuerte y un pedazo del cristal de la pantalla atravesó el párpado comprometiendo su ojo, el objeto estaba tan profundo que los médicos habían llegado a la conclusión que perdería la vista.
Isabelle se llevó la mano a la boca nada más escuchar a Jace y Alec estaba por entrar en un ataque de pánico, era la primera vez que Magnus veía en ese estado a Alec, vio como el rubio lo tomaba en sus brazos y le hablaba para tranquilizarlo, logrando su objetivo después de unos minutos. De pronto una enfermera salió pidiendo a la familia consiguiera sangre ya que el tipo de sangre de Max era muy raro y no había en el banco del hospital.
Isabelle empezó a hacer llamadas a sus conocidos, Jace salió a ver si en otro hospital había la sangre que necesitaba y Alec palideció, el tenía el mismo tipo de sangre que su hermano pero la noche anterior había bebido y en la mañana tomado medicina para la resaca, la culpa por no ser de utilidad le estaba provocando otro ataque, dejó de respirar, Alec se estaba ahogando y Magnus al ver que sus palabras no funcionaban lo besó, solo unos segundos, luego lo tomó en sus brazos —Cálmate Alec, no te preocupes yo voy a donar, tengo el mismo tipo de sangre, no te preocupes.
Tomados de la mano fueron con una enfermera y en todo el tiempo que se demoró en llenar la bolsa jamás se soltaron, sus manos seguían entrelazadas.
—Gracias, gracias por estar aquí, Magnus.
El moreno solo sonrió, se levantó y tomó a Alec en sus brazos, ahora su pequeño era más alto que él, pero aún así escondió su rostro en su cuello y lloró por varios minutos, Max era la única familia que tenía. Y sin darse cuenta, Alec empezó a contarle las aventuras que tuvo con su hermanito, cómo le cambio los pañales porque sus padres estaban ocupados en sus negocios e Isabelle con sus amigas, como Max le obligó a hacer una trampa para atrapar al ratón Pérez cuando viniera por su diente, como su hermanito se empeñó a hacer un pastel para él y asi celebrar su cumpleaños, fueron unas horas en las que Magnus escuchó encantado muchas anécdotas de su infancia.
Frente a ellos Isabelle apretaba los puños furiosa, ella había llamado a Magnus para que la consolará a ella, jamás imaginó que aparecería con Alec y que le diera todo su apoyo a él. Los celos la estaban consumiendo, no perdonaría a su hermano por esto, Magnus era suyo, su hombre, tenía hecho todos sus planes a futuro alrededor de él, ella sería a futuro la señora Bane. No iba a permitir que Alec le quitará lo que ella consideraba suyo.
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