Capítulo 1
Los gemelos a velocidad vampírica corrieron a Aladiah abrazándola.
- Mía - gruñó Alec rozando su cuello con la nariz.
- Nuestra - corrigió Jane haciendo lo mismo que su gemelo.
Aladiah ronroneó haciendo felices a los hermanos pues significaba que los aceptaba.
- Me llamo Aladiah.
- Yo soy Alec y ella es mi hermana Jane - dijo sin apartarse de su compañera.
Aladiah rió y los atrae más a ella.
- Unos niños como vosotros no deberían estar solos a estás horas - dijo una voz detrás de ellos.
Los tres se separaron molestos por la interrupción.
- ¿Porqué no te vas y me dejas con las jovencitas? - le dijo a Alec - jugaremos un rato.
Aladiah gruñó haciendo sobresaltar al hombre.
- La comida quiere jugar - dijo Alec molesto por como había mirado a su hermana y a su compañera.
- Pues juguemos - medio sonrió Jane - dolor.
El hombre cayó al suelo de rodillas con las manos en la cabeza gritando de dolor.
- ¿¡QUÉ ESTÁIS HACIENDO!? ¡MONSTRUOS!
Aladiah chasqueó la lengua.
- He oído tantas veces esa palabra - oyó a sus compañeros gruñir y ella se puso de costado al hombre - pero ahora veré si tú lo eres.
Aladiah se separó despacio viendo la mente del hombre y lo que vio la disgustó. ¿Y se atrevía a llamarlos monstruos? Alec y Jane parecían fascinados observando a su compañera. Podían ver que también tenía un don y uno bastante poderoso.
- Ahora estás sintiendo todo el miedo que les proporcionaste a tus víctimas, todo el sufrimiento y dolor.
- ¡PARA! ¡PARA POR FAVOR!
- Alec hazle callar - dijo Jane fastidiada por los gritos del hombre.
Alec comenzó a dejar salir el humo negro de sus manos cubriendo al hombre dejándolo inmóvil y en silencio. Aladiah ladeó la cabeza observando el don de su compañero y le pareció curioso; el don de él hacía que no sientan nada sin embargo el don de ella era todo lo contrario, sentías todo el dolor.
- No importa - dijo ella - todavía está gritando, aunque no tiene voz - sonrió divertida.
Los gemelos también sonrieron de igual forma, consciente de que su compañera amaba hacer sufrir a quién se lo merecía.
- Cariño, tenemos prisa - dijo Alec mirándola con amor - acabemos con esto, ¿sí?
Aladiah hizo un puchero pues quería torturar por más tiempo al hombre cosa que hizo enternecer a los hermanos.
- Bueno - suspiró, miró al hombre de forma indiferente.
- ¿Qué vas a hacer? - preguntó con pánico.
- Matarte, ¿qué más? - le lanzó una bola de poder violeta haciéndole estallar todas las células hasta convertirlas en nada. Se pasó las manos por el vestido para limpiar las manchas inexistentes y luego miró a los hermanos.
- Fascinante - murmuró Jane al observar que no había quedado ninguna evidencia.
Aladiah se acercó a los hermanos.
- Te hemos visto alimentarte de un humano, sin embargo, tus ojos no son rojos - dijo Alec.
- Os contaré mi historia, más bien verla - dijo poniendo sus manos en la frente de los gemelos, pues no quería tener secretos con sus compañeros de vida.
Ellos empezaron a ver imágenes de Aladiah, su vida con su padre y la institutriz lo que les puso furiosos por como sufrió su compañera con un hombre tan asqueroso pero sonrieron al ver su venganza. Les mostró su vida como neófita y se dieron cuenta que ni cuándo "nació" sus ojos tampoco cambiaron. Al salir de esas imágenes la observaron orgullosos de tener a alguien tan fuerte de compañera.
- No volverás a estar sola nunca más - dijo Jane agarrando su mano suavemente.
- Siempre estaremos contigo - siguió Alec agarrando su otra mano.
- Y yo siempre estaré con vosotros - sonrió Aladiah.
Los tres se marcharon contentos de haber encontrado a sus compañeros, los gemelos le contaron su propia historia de cómo habían llegado a ser vampiros mientras iban hacia Volterra a que Aladiah conociera a los reyes Vulturis.
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