Tierno y Dulce
La historia me pertenece, los personajes(algunos), por otro lado, pertenecen a Masashi Kishimoto.
LA UNIÓN
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Capitulo VIII
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El hombre que no conoce el dolor, no conoce ni la ternura de la humanidad ni la dulzura de la conmiseración.
Jean-Jacques Rousseau
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Tierno y Dulce
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Naruto apoyó suavemente a Hinata en la cama. Se quedó mirando su rostro pálido y demacrado. Las heridas ya no eran mas que pequeñas marcas gracias a la pomada curativa de Tsunade. Aún así, se veía cansada y muy pálida. No estaba acostumbrado a ese color en la piel, y le preocupó un poco. Pero se relajó cuando vió el constante movimiento de sus senos subir y bajar, la respiración lenta y tranquila gracias al sueño. Sintió a su Kyubi removerse en su interior, y recordó que tenía a la guardiana en el bolso aún. Con un suspiro lo sacó lentamente y lo dejó sobre los pies de la cama, abriéndolo lentamente. Pensó que la guardiana estaría agotada, igual que su dueña, pero ella saltó del bolso y salió de la habitación.
Naruto frunció el ceño al verla salir, su andar tranquilo y algo pretencioso. Dejó de prestar atención cuando volvió a sentir que le quemaba el estómago. Salió de la habitación, sin antes darle una última mirada a Hinata que seguía dormida. Dejó la puerta asomada y caminó a la cocina donde dejó salir a su Kyubi.
—Naruto, ¿me darías algo de comer por favor?— el gato sentado frente a su surtidor.
—Claro—, él caminó y pidió la comida para ambos guardianes y se las dió.
Naruto no tenía hambre, sabía que debía comer, guardar todas sus energías para el día siguiente que sería su prueba o por lo menos prepararse mentalmente para ello. Se desplomó sobre uno de los almohadones y suspiró apoyando su mejilla sobre la pequeña mesa. Su cuerpo estaba prácticamente doblado en dos, su mirada clavada en el pasillo.
En su cabeza se repetía una y otra vez esa escena. Hinata cayendo de la espalda del enorme y peligroso Jinjo. Su brazo había sido cortado, casi se lo había arrancado, aunque Tsunade la había atendido a tiempo, no quedaría ni una marca para atestiguar su valentía y locura. Había querido preguntarle por qué había elegido al Jinjo. ¿Ella sabía que su puntaje sería mas alto si lo lograba? ¿Ella había sido influenciada por sus palabras de honor para los Uzumaki? De verdad esperaba que ese no fuera el caso.
La culpabilidad le golpeaba el pecho.
Cerró los ojos, su cuerpo estaba bien, pero su mente estaba cansada. Todas las emociones que había vivido ese día... No había sido su primera vez en la Unión, pero jamás había estado tan nervioso, asustado, enojado y tantas emociones que le habían consumido en un lapso.
Siguió pensando en ese día, aunque escuchó el ruido del balcón supo que era su Kyubi y estaba relajado ya que él estaba afuera de su cuerpo. Su mente sólo pensando en Hinata, como había unido sus mentes de nuevo, transmitiendo tranquilidad y serenidad para ella, tomando su angustia y dolor para él.
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Naruto se despertó de golpe cuando escuchó el grito. Su cuello, espalda y piernas dolían, por la horrible posición que había tomado sobre la mesilla. Pero no le prestó atención al levantarse y correr a la habitación.
Hinata se revolvía entre el edredón de debajo de ella, de alguna forma había terminado enredada y daba patas y puñetazos al aire. Naruto la redujo con su cuerpo, arrullando en voz baja. Hinata se calmó cuando conectó su mente con la de ella, el golpe de ansiedad y temor lo dió tan duro que lo dejó sin aliento. La apretó mas fuerte en sus brazos mientras ella se relajaba lentamente. Hinata suspiró relajada, envolvió sus piernas con las suyas y siguió durmiendo.
Naruto separó sus mentes y miró el techo de su habitación, aún rodeado de Hinata. Ella se aferró a él, estaba helada y Naruto quiso levantarse para buscar algún edredón más, pero ella no lo permitió. Lo tenía tan enganchado como una sanguijuela. La acomodó mejor en su pecho, dejando que prácticamente la mitad de su cuerpo estuviera contra él y ella suspiró feliz en sueño.
Acarició el cabello de ella mientras cerraba los ojos, diciendo que dormiría sólo un poco y luego se iría antes de que Hinata despertara y lo encontrará en la cama.
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Hinata se despertó. Estaba cómoda en la cama, caliente y reconfortante. Sintió a Hime en sus pies y suspiró. La almohada que abrazaba parecía una térmica, suave aunque algo dura , aún así cómoda.
No quería abrir los ojos y salir del dulce estupor del sueño. Había tenido un horrible sueño de ser secuestrada por extraterrestres y pasar por una horrible prueba. Rió un poco por su loca imaginación, aunque no todo había sido mal en su sueño. Naruto había estado allí...
Sus ojos se abrieron de golpe y se dió cuenta que no había sido un sueño. La grande habitación estaba allí, con las paredes de un color bordo oscuro, teniendo una enorme ventana que daba a más edificios, aunque entre éstos, y mucho más allá, se podía ver un prado vacío. Las blancas cortinas de una suave tela, muy parecida a la seda, estaban abiertas.
Parpadeó al sentir que su extraña almohada se movía y miró, curiosa. Sus ojos abriéndose al darse cuenta que no era una almohada, sino Naruto. Su cara se calentó en seguida, al darse cuenta que en algún momento de la noche él habría venido a verla o tranquilizarla y ella se había pegado a él como lapa. Hinata se sentó, algo brusca, logrando que Naruto murmurara dormido con el ceño fruncido.
Hinata se mordió el labio y vió horrorizada como su camiseta tenía un manchón húmedo. Llevó una mano a su boca y, avergonzada, se percató que era su baba.
—Oh Dios...— Hinata susurró mientras se limpiaba con la mano toda la barbilla.
Un movimiento en su espalda llamó su atención y vió al Kyubi moverse un poco, aunque estaba profundamente dormido. Hinata arrugó su frente y unas ganas terribles de reír vinieron a ella. A duras penas consiguió mantenerse callada. En algún momento de la noche había terminada rodeada de todos, su corazón calentándose por ese hecho.
Ella seguía teniendo la misma ropa que el día anterior, así que sabía que Naruto no había intentado desvestirla. Volvió su mirada al rubio, su ceño seguía fruncido y ella se estiró, inconscientemente, pasó su índice por la línea que se formó entre sus cejas. Cómo si sintiera su toque, Naruto suspiró y se relajó. Hinata miró a la ventana, pero no había señal del Sol aún. Se preguntó qué hora sería, no quería levantarse. Supuso que Naruto se levantaría cuando tuvieran que ir de nuevo a la Arena, él le había explicado eso antes de salir de allí el día anterior.
Hinata se mordió el labio inferior, preguntado en su mente si estaba mal volver a acostarse sobre Naruto. Había sido cómodo... pero tampoco quería propasar su amabilidad. Obviamente Naruto no tenía atracción sexual por ella, le había demostrado al no responder a su beso y se lo había dejado claro la primera noche. Y eso no le pareció raro a ella, después de todo, las mujeres de su raza, «hembras»(aclaró en su mente) no eran muy parecidas a ella. Naruto tampoco se parecía a los hombres que había conocido.
Si tenía algo de cavernícola pensó con una sonrisa, pero también era amable, tierno y comprensivo. Le sorprendió encontrar un extraterrestre así...
Decidió acostarse, pero no encima de Naruto, sino darle la espalda, con algo de distancia para no molestarlo en su descanso. Cerró los ojos, sin sueño, pero disfrutando del descanso tan necesario para su cuerpo. No los abrió cuando sintió que el Kyubi se despertaba y salía de la cama silenciosamente. Si ya no hubiera estado despierta, seguramente no se habría ni enterado de sus movimientos.
No pudo evitar que sus pensamientos estuvieran en el día anterior, pero más que en la dura prueba, quiso recordar el beso. Sin pensarlo saboreó sus labios, y suspiró triste al no sentir ese gusto particular que Naruto le había dejado en la boca después... bueno, más que dejado ella se lo había robado. Por primera vez se le ocurrió que tal vez él no sabía besar y por eso no había sabido cómo reaccionar a eso. Hizo una mueca con los ojos cerrados. Tal vez ahora él pensaba que estaba medio loca y que era una descarada con costumbres raras...
Bueno, iba a tener que acostumbrarse pensó con una sonrisa. Siguió con los ojos cerrados, aún cuando sintió que Hime se estiraba y ronroneaba al levantarse. Su gata saltó de la cama y ella se mantuvo quieta, sintiendo la mirada analítica de Hime en ella. Se relajó cuando sintió sus pasos suaves llendo a la cocina. Pero duro poco, su cuerpo dió un respingón al sentir que Naruto la abrazaba desde atrás.
Tragó saliva cuando sintió algo duro y (muy) grande chocar contra sus nalgas. Una mano pesada y firme abrazó su cintura hasta que está se apoyó en su estómago y sintió el aliento del rubio golpear su nuca cuando él suspiró. Su cuerpo pesado y relajado le dijo que él seguía durmiendo, entonces se obligó a soltar el aliento retenido.
Su mano, más suave y pequeña, se posó sobre la masculina, curtida y bronceada. Acarició sin pensar en ello, perdida en las posibilidades que le darían está supuesta unión. Ella no había querido casarse, no en ese momento de todos modos, pero Naruto no era como los hombres que había conocido hasta antes de que la llevarán desde la tierra. Se preguntó qué tan malo sería intentar algo con él. Naruto había conocido lo peor de ella, con sus arranques y listilla boca, pero él no había reaccionado como lo habría hecho su padre(sólo para citar a alguien). Él había sonreído, disfrutado de su arranque de furia (justificada, obviamente) contra él.
Le había dicho que sería fiel, que no pasaría necesidades al él ser de una familia acomodada. Le había jurado que ayudaría a criar a sus niños... Hinata no pudo evitar sonrojarse con ese pensamiento, se removió incomoda. Se detuvo abruptamente cuando el brazo de Naruto se tensó y un gemido salió de él.
Hinata tomó aire cuando el rostro de Naruto se hundió en su cabello y su ingle frotó su trasero.
¿Q-que...?
Todo pensamiento se borró de su cabeza cuando Naruto gimio otra vez, casi adolorido. Sus pezones se pusieron duros con el sonido ronco y algo vibró en su interior. La mano de Naruto tomó su camiseta y la apretó en un puño fuerte cuando Hinata sintió el aliento caliente en su cuello, casi sobre su oído. Ella tembló, no por miedo, sino de anticipación.
—Hinata...
La voz pastosa y baja de Naruto despertó algo en ella, sintió la humedad mojar su coño y no pudo evitar que su columna se doblará por el placentero escalofrío. Por ese movimiento, su trasero frotó la dura protuberancia de la cintura del extraterrestre tras ella, y la boca terminó sobre su oído.
Naruto retuvo el aliento, todo su cuerpo rígido, aunque sintió una parte de él palpitar tras ella. Hinata quería restregarse contra él, y sabía que era un pensamiento atrevido para alguien que no actuaba de esa manera en situaciones normales. Pero nada de lo que había vivido desde que despertó en ese extraño planeta, era normal. Pero antes de que pudiera hacerlo, Naruto aplano su mano en su estómago, logrando que su cuerpo se pegará completamente contra el de él.
—¿Na...
—No.. — Hinata se detuvo al escuchar la voz grave de Naruto en su oído, apenas un susurro, pero detuvo hasta su respiración.
Hinata cerró con fuerza los ojos.
¿Qué había hecho? ¿En serio quería jugar y provocar a un extraterrestre que le doblaba el tamaño? Naruto podía romperla en la mitad con sus propias manos si así se lo proponía, pero también recordó que esas mismas manos habían sido suaves y ligeras como una ala de mariposa cuando había acariciado sus rasguños.
—No te muevas—, Naruto volvió a hablar mientras respiraba fuertemente por la nariz. Su pecho vibró con un gruñido.
Hinata se mordió el labio para silenciar un gemido. Cuando estaba por preguntar que sucedía, Naruto se separó de ella rápidamente. Su movimiento fue tan brusco que terminó de espaldas en la cama mirando el techo. Giró su rostro para ver la ancha espalda de Naruto caminando a la puerta, se detuvo antes de cruzarla.
— Prepararé la comida, por favor levanté— pidió sin mirarla y salió sin más.
Hinata suspiró.
—Buen día para ti también— susurró con el rostro, y muchas partes de su cuerpo, caliente.
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Hinata se sentó, Hime en su regazo. No paraba de sacarle el aliento cada vez que alzaba la mirada y veía tantas especies juntas, riendo, hablando en las demás tribunas. Aunque estaban tan lejos que parecían puntos lejanos de distintos colores, el murmullo inentendible llegaba a sus oídos.
La mañana había sido incómoda entre Naruto y ella, no había podido hablar con él después del bochornoso incidente que habían tenido en la cama. Ninguno de los dos comió mucho, Hinata tenía algo revuelto el estómago, mientras que él parecía no poder verla a los ojos. Era casi cómico ver a un hombre como Naruto, de su aspecto y tamaño, parecer avergonzado, tímido.
Llegó a creer que ella era una depravada, una pervertida que intentada degenerar a un chico inexperto.
Pero no lo creía posible, Hinata no podía concebir que Naruto fuera virgen.
La sala donde ella estaba se empezó a llenar de hembras, las que habían pasado la prueba anterior. Hinata entrecerró los ojos al ver cómo algunas la miraban de forma extraña. Desvío su atención al frente, a la Arena, aunque había una especie de vidrio que protegía todo, podía verlo como si en realidad no estuviera. Hime se había acurrucado en sus piernas y respiraba pausadamente, dormida y ella se preguntó cómo podría hacer eso. Hinata estaba tan nerviosa que saltó cuando alguien se sentó a su lado.
—¡Saludos pequeña terrícola!
Hinata hizo una mueca cuando escuchó el pequeña, pero sonrió a la hembra que había conocido el día anterior. Ten-Ten le devolvió la sonrisa, sus dientes eran todos puntiagudos y se preguntó si era una híbrida de dos razas. Obviamente creyó que era de mala educación preguntarle eso, así que se guardo sus dudas.
— Saludos Ten-Ten. ¿Cómo te fue en la prueba?— ella sabía que había pasado, de otro modo no estaría allí. Pero no había revisado la supuesta lista de puntajes. Naruto le había dicho que ella había quedado en primer lugar, pero nunca se le ocurrió preguntar por Ten-Ten a él.
— Muy bien, aunque no tanto como a ti. Eres una de las primeras.
Hinata asintió por más que haya sido una declaración más que una pregunta.
—Dejaste fascinado a la mayoría de los machos. Mí felicidad— Ten-Ten sonrió, Hinata se sintió incómoda—. Tendrás muchas opciones.
Hinata no supo a qué se refería, pero Ten-Ten ya tenía los ojos puestos al frente, llena de ansiedad con una enorme sonrisa. Parecía una niña a punto de ver una película de princesas. Hinata dejó pasar su comentario confuso, después le preguntaría a Naruto, no quería parecer ignorante frente a la única hembra que la había tratado con suficiente amabilidad.
—Ya está por empezar— el susurro lleno de emoción vino de su amiga y ella no pudo evitar sonreír. No podía esperar a ver qué harían con los machos.
—¡Demos la bienvenida a los machos de este giro, listos para competir por sus hembras!
Hinata aplaudió como las demás, viendo cada uno de los machos tan distintos pero todos era muy atractivos de alguna forma. Sus facciones eran afiladas y se dió cuenta que todos eran Konoha. Recordó que Naruto dijo que sólo las hembras eran tomadas de otros planetas y casi puso lo ojos en blanco. Obviamente todos iban a ser del mismo planeta.
Se puso tensa al ver a Naruto salir, su mirada clara fija en la espalda del macho frente a él. Era el extraterrestre más atractivo que había visto, con sus anchos hombros y musculosos brazos apretados brillando por el sol de la arena. Sintió su cara arder al ver qué no llevaba camiseta, sólo con una especie de pantalón oscuro que parecía al cuero negro que ella había llevado el día anterior. Su pecho era cruzado por correas del mismo material, dos espadas más pesadas en su espalda de forma cruzada. Sintió un revoloteo en su vientre, su centro vibrando de forma escandalosa. Era como ver a un antiguo romano llendo a los juegos Olímpicos o una gladiador listo para la batalla. Era una de los machos más alto, aunque todos eran enormes. Su cabello dorado y corto brillando era distintivo.
Hinata no apartó la mirada de él, ni siquiera cuando Hime se estiró en sus piernas mirando a la fila de machos avanzar hasta que se detuvieron.
— Presentemos nuestro respeto a nuestro honorable Consejo—. Hinata se paro cuando las demás hembras de la habitación lo hicieron, Hime saltando de su regazo.
Los vidrios sacaron la imagen de los machos y enfocaron a los tres extraterrestres que Hinata había visto el día anterior. Ahora entendía qué los vidrios eran como pantallas de televisión muy grandes. Todo vibró cuando los machos hicieron un gritó de guerra, llevándose un puño al pecho para terminar con una reverencia.
Hinata observó al ser alado, su cabello castaño algo largo y sus ojos marrones. No era llamativo como lo sería Naruto con sus facciones, pero su sonrisa era tan carismática o más que la de su futuro compañero. Su vestimenta era completamente blanca y Hinata estaba cada vez más segura que si alguna vez habían visitado la tierra, los humanos lo hubieran descrito como ángeles.
El que se parecía a un demonio se inclinó al ser alado y le susurró algo al oído, tapándose con una mano. El de blanco río entre dientes, junto con el otro ser con cuernos. Este tenía colmillos prominentes pero ahora que no estaba tan en shock por la vista, se percató que era tan atractivo como lo era su compañero del consejo. Ambos le dijeron algo al gris, pero este ni siquiera movió sus labios. Los otros dos rieron más obviamente. Hinata se preguntó si éste podía comunicarse mentalmente como decían los que habían tenido alguna experiencia con ellos, según internet.
Hinata se sentó cuando las demás hembras lo hicieron. Estaba ansiosa, sabía que la prueba de Naruto no sería peligrosa por lo que le habían dicho, pero deseaba que fuera algo rápido. No se sentía cómoda entre esas hembras, podía sentir sus miradas en ella de vez en cuando, los pelos de la nuca se le ponían en punta.
— Ahora daremos paso a las presentaciones. ¡Machos, prepárense para presentarse frente a sus hembras!
Ahora Hinata estaba curiosa. ¿Qué podría hacer Naruto?
Hinata se fue relajando mientras machos pasaban, se dió cuenta que era una buena técnica para mantener entretenido a la "gente". Generalmente mostraban movimientos de pelea, hubo unos que eran muy rápidos, hábiles. Cuando fue el turno de Naruto, Hinata se sentó más recta y centró toda su atención en él. Para ella, Naruto la miró fijamente y no pudo evitar sonreír, intentando darle ánimos.
Cuando la campana sonó, donde sea que estuviera, el humo dorado salió de su tatuaje en el estómago. Fue hermoso ver cómo el humo iba tomando forma del Kyubi adulto, pero Hinata se percató de algo más. La piel de Naruto había empezado a brillar, como si tuviera diamante en sus poros. El rubio se puso en cuclillas cuando el Kyubi estuvo completamente fuera de él, y mostró sus dientes en un gruñido. Los ojos de Hinata se abrieron al notar cómo sus colmillos habían crecido más de lo que recordaba, su rostro más anguloso, junto con las marcas de sus mejillas parecían hacerse más anchas. Ella jadeó cuando las garras crecieron en sus manos y parecía que sus músculos se hinchaban más.
—¿Q-que.. — Hinata estaba sin aliento.
El Kyubi se lanzó a él, Naruto moviéndose en el último momento, ambos enfrascandose en una batalla. Naruto era rápido, sigiloso, un depredador nato. Todos en las tribunas jadearon cuando el Kyubi saltó y más humo salió de él. El piso tembló cuando las gigantescas patas se apoyaron en la Arena. El pequeño zorro alienígena se había convertido en su estado supremo y Naruto se movió tan rápido que era sólo un borrón. En un momento estaba parado en la Arena y en otro estaba sobre la cabeza del Kyubi justo cuando la campana sonó y el guardián rugió, logrando que hasta el vidrio vibrará.
Hinata aplaudió, con una sonrisa clavada en su rostro. Su expresión dudo cuando escuchó murmullos en su espalda de otras hembras, evaluando a su pareja. Algo se revolvió en su estómago y quiso mirarlas con el ceño fruncido. Si bien Hinata no había elegido a Naruto, no tenía duda que lo preferiría a él.
Más vale mal conocido que bueno por conocer ¿no?
Aunque ese pensamiento pasó por su cabeza, sabía que Naruto era su mejor opción si lograba pasar todas las pruebas. Él ya había demostrado ser un verdadero caballero esa mañana, prácticamente podría haberla follado, de seguro que ella no se iba a quejar. Pensaba que el hecho de estar en otro planeta le había afectado algo en su sistema. Jamás había sido una mujer lanzada, sólo había estado con un hombre y la relación fue dolorosa e incómoda, logrando que ella no se sintiera en lo más mínimo atraída por compartir sexo con otro. Pero desde que estaba con Naruto, su libido había crecido tanto que no llevaba a reconocerse.
Salió de sus pensamientos cuando la voz volvió a llamar la atención de todos.
— ¿Están preparados para la primera pruebas de machos? — las tribunas rugieron su entusiasmo—. Esta será una muy particular, no tengo recuerdo de haberla visto en todos estos giros y me emociona saber qué pasará. Todos saben que los machos son excelentes cazadores, pero ¿qué pasa con la carne de la caza? Nuestros machos deberán cocinar un exquisito manjar para presentar a nuestro jurado con las presas que han cazado sus futuras compañeras. ¿Creen que están listos?
Hinata parpadeó.
—¿Esto es en serio?
Hinata había hecho esa pregunta en voz alta, aunque no se había dado cuenta. Hime rió en sus piernas.
—Naruto te dijo que sus pruebas eran tontas.
—¿Pero cocinar? ¿En serio?
Ten-Ten le contestó con la voz llena de humor.
—Para nosotras es una prueba tonta, casi todas las hembras saben cómo despellejar una presa y qué parte se cocina mejor y la forma. Pero no todos los machos son buenos en eso. Pero Naruto tiene una gran ventaja.
Hinata se sintió algo molesta, la forma tan íntima de la cual Ten-Ten hablaba de Naruto, le hacía sentir incómoda. Sabía que conocía a su compañero desde pequeños, y el hecho de que ella supiera más de él, le picaba... sólo un poco.
—¿Por qué? ¿Naruto sabe cocinar?— Le pregunto cuando no le aclaró eso.
Ten-Ten se rió a carcajadas.
—No tengo la más mínima idea.
Hinata siguió esperando que le aclara y con un suspiro decidió preguntarle más directa.
—¿Entonces por qué tiene más ventaja?
—El Russ es un animal proteico, pero difícil de cocinar. Mientas que el Jinjo es suave y delicioso, muy difícil que algo salga mal.
Hinata se volteó para ver quién le había hablado. Unos ojos grandes, redondos y verdes la miraban. Hinata jamás había visto una mujer tan bonita como la que le había contestado y se quedó asombrada. Su cabello rosa era largo hasta los codos, finos y lacio, le remarcaban el rostro anguloso. Sus facciones completamente femeninas pero duras, no dudo que ella era una Konoha, igual que Naruto, una de un clan poderoso.
—Saludos Sakura-Kya.
Hinata miró a Ten-Ten, su tono duro la alertó. La supuesta Sakura hizo un movimiento de cabeza pero no le contestó a Ten-Ten. Hinata hizo una mueca y se volvió para mirar al frente sin presentarse ni hablarle a la hembra que se había metido en la conversación que obviamente ella no estaba incluida. Si la hembra no podía decir aunque sea un saludo, ella no necesitaba agradecer una información que no le había pedido a ella, específicamente.
Miró a Hime y está le hizo una seña para que se acercara.
—Ten cuidado con esa hembra.— susurró.
—¿Por qué?
—El trozo caliente había arreglado con ella para que sea su compañera. Pero fue elegida por otro, puede querer sacarte del camino ahora que estás en la sima de la lista.
Hinata frunció el ceño, pero asintió. Sus labios en una mueca de disgusto.
Así que ese era el tipo de Naruto, pensó y no pudo evitar ver que ella ni siquiera se acercaba a su estilo. Sakura era delgada y alta, su rostro aunque hermoso, era duro, muy parecida a la madre de Naruto. Transpiraba autoridad.
Hinata se mordió el labio, pensando en que no le extrañaba que Naruto no haya ni querido o intentado tocarla esa mañana. Si él había arreglado con Sakura, era obvio que a él le gustaba ella. Por primera vez se preguntó si de verdad ellos, los machos, elegían de verdad a las hembras. Naruto no había tenido elección con ella, Hinata había terminado última y si Naruto no la tomaba no podría participar, entonces, acabó con ella.
Agitó la cabeza, sacándose esos pensamientos de la cabeza. Puede que Naruto haya arreglado con Sakura en un principio, pero había terminado con ella. Y la peli rosa tendría una sorpresa si intentaba meterse con ella...
Alzó la vista cuando una campana sonó. Tan perdida estaba en sus pensamientos que no se había percatado que la prueba habían empezado.
El enorme vidrio se había separado, mostrando a un macho por pantalla. Su mirada buscó rápidamente a Naruto, lo encontró mirando al Jinjo con una expresión pensativa. Caminó alrededor de él, con una mano tomando su barbilla, el Kyubi sentado al frente del hocico, parecía aburrido.
Hinata sonrió. Si a ella le hubieran dicho que tenía que abrir a esa asquerosa bestia y cocinar algo, se habría enfermado.
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Naruto se rascó la cabeza, se percató que casi todos los machos ya habían empezado a cortar al russ, pero él jamás había cocinado un Jinjo. Termino con un suspiro al lado de su Kyubi y lo miró. Su guardián lo observaba como instando a qué empiece de una vez.
—Muy bien— suspiró sacando las espadas de su espalda—, empecemos.
Naruto comenzó a cortar, separando primero la cabeza y las extremidades. No era bueno haciendo estofados, así que haría unos pinches. El orador había explicado que no necesitaba usar todo, sólo para el Consejo, lo que sobrará se curaría y se daría a los concursantes como reserva alimentaria. Si bien Naruto había comido Jinjo unas cuantas veces en su vida, jamás lo había hecho y no había prestado atención cuando su Yeye lo había cocinado. Pero esperaba que no fuera difícil. Creía recordar que Minato había dicho que la carne era tierna y no se le podía pasar.
Esperaba no quemarla.
Los pinchos era una comida de baja cuna, pero Naruto había disfrutado comiendo unos cuantos en los giros que vivió solo.
Cortó un gran pedazo del lomo del Jinjo, lo tomó y lo colocó en la mesa que habían preparado. Se miró las manos cuando quiso rascarse la naríz, e hizo una mueca. Estaban llenas de sangre negra, abrió el grifo y se limpió bien.
Mientras se movía por la mesa que había distintos productos vegetales, buscando que más agregar a los pinchos, pensó la diferencia de las pruebas. Como varias hembras habían muerto intentando cazar una de estas cosas y ahora, al otro día, ellos lo cocinaban tranquilamente en la Arena en distintas mesas. Lo más peligroso para ellos era hacer el fuego.
Naruto se detuvo y miró a donde estaban las compañeras, buscando a Hinata. Como si supiera que la estaba viendo, ella sonrió haciendo un gesto con la mano. Naruto no pudo evitar sonreír con ella y agitó el cuchillo que tenía en la mano, devolviendo el gesto. Frunció el ceño cuando por su cabeza paso las sensaciones de ese amanecer, como había reaccionado y como el pequeño cuerpo de Hinata se había moldeado a él. Como si no pudiera saber que era un mal momento, su aparato reproductor se despertó dolorosamente. El dolor era peor de lo que recordaba, punzante, le dió un calambre en el bajo vientre. Fue tan repentino que se dobló, soltando el cuchillo. El Kyubi estaba ahí antes de que este golpeara el suelo de la Arena.
Naruto respiró por la boca, sintiendo la energía de su guardián ir al lugar doloroso. Cerró los ojos, intentando pensar en otra cosa, pero no podía. Sabía que era culpa del té de reproducción, pero cuando había frotado su adolorido miembro con el trasero de Hinata... gimio al sentir otra punzada.
El Kyubi gruñó cuando él cayó sentado, aunque quería hacerse una bola, se tiró para quedar boca arriba. Respiró por la boca más fuerte, sintió que un poco de líquido salía de su miembro y un quejido salió de él. ¿Que pasaba? Podía sentir el fuego del té peleando con el líquido refrescante de la cura de su Kyubi en su estómago, pero hasta ahora el té estaba ganando.
Se había sentido tan bien cuando lo froté contra Hinata, una y otra vez eso pasaba por su cabeza y se preguntó cómo se sentiría si ella lo tocaba...
El dolor fue tan abrazador que se terminó haciendo una bola, con los ojos fuertemente cerrados, abrazó su estómago bajo. Gimió, adolorido y excitado.
Gritó cuando sintió un dolor mucho más fuerte en su pierna. Levantó su cabeza para ver a su Kyubi, con los colmillos fuertemente clavados en su canilla. Sus ojos rojos furiosos le devolvían la mirada, Naruto no podía más que mirarlo asombrado. El Kyubi separó sus dientes de él.
—Maldito mocoso pervertido, más te vale que te levantes y termines está patética prueba.
Naruto lo miró, su boca abierta y su erección olvidada y perdida gracias al mordisco.
—Tu...
—Si, si. Hablo, y si, siempre lo hice. Kushina no quería que lo supieras — . El Kyubi se sentó, escupiendo un poco de la sangre de Naruto en la Arena—. Ni siquiera me preguntes por qué no quería que te hablé, sólo ella lo sabe. Pero ahora no podemos hablar, debes terminar esta estúpida prueba.
Naruto parpadeó, hasta que las palabras de su Kyubi se fundieron en él. Se dio cuenta que estaba acostado en el suelo aún y se paró rápidamente. Miró dónde estaba Hinata y la vió parada, su hermoso y redondo rostro lleno de preocupación. Naruto dejó que la convicción llenará el suyo y sonrió.
Terminemos esto de una vez...
Uuuhhh...
Se destapó la olla... ¿Qué pasará ahora?
¿Qué hará Naruto?
¿Kushina oculta algo?
¿Cuándo cátsup Naruto y Hinata harán el sin respeto(jajaja)?
Algunas de estas preguntas se contestaran el Domingo que viene, a esta hora y en el mismo lugar...
¡Nos leemos!
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