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Segunda Prueba

La historia me pertenece, los personajes(algunos), por otro lado, pertenecen a Masashi Kishimoto.

LA UNIÓN

Capitulo X

§

Muévete hacia la meta con la certeza que tu esfuerzo dará frutos.

§

Segunda Prueba

Kushina entró furiosa a su recámara y Minato la miró, sintiendo enseguida la mezcla de emociones que emana de su compañera.

Furia, traición, angustia. Todo lo golpeó logrando hacerlo tambalear cuando se alzó de los almohadones. Abrió los brazos, listo para calmar a su amada compañera de vida y ella no dudó en ir. Tomándose de los brazos, Minato apoyó su frente en Kushina, tomando todas las malas vibraciones y dándole la paz que necesitaba.

Minato, sintió el cuerpo relajarse contra el suyo, cuando ella suspiró más calmada. Disfrutó del aroma picante que siempre había tenido su compañera, mientras acaricio sus delgados brazos.

—¿Que ha sucedido?— le pregunto en un susurró mientras inhalaba profundamente en su sedoso cabello de fuego.

— Él lo sabe, Minato.

Él frunció el ceño cuando la sintió temblar en sus brazos. Tantos giros que había estado con su compañera, sólo una vez la había visto así de vulnerable.

Puede que en el exterior, Kushina halla sido dura, tal vez demasiado dura, pero era porque ella sólo conocía eso. Había sido criada para ser una monarca al tener el sello del Kyubi, y había intentado criar de la misma forma a su cría, Naruto. Minato había respetado su punto, pero él jamás lo había aprobado. Él le había dicho que en algún momento Naruto se daría cuenta de las mentiras y engaños que ella misma había formado alrededor de él. Pero Kushina, testaruda y caprichosa, no lo había querido escuchar.

—Shhh— le susurró cuando volvió a temblar—. ¿Sigue en el terreno del clan?

Kushina asintió.

—Esta con esa terrícola...

Minato apretó sus brazos antes de que ella dijera algún comentario de mal gusto y se separó de ella.

— Hablaré con él—. Volvió a apoyar su frente en su compañera, transmitiendo toda la paz que pudo, antes de salir de la habitación.

—¡No puedo creerlo!

Hinata rió cuando el animal corrió a ella. Alzó su mano cuando éste agachó su cabeza en forma de saludo. Naruto se acercó a su lado.

—El Consejo decidió que era tuyo, así que lo trajeron al territorio Uzumaki.

Hinata sonrió al acariciar al Russ, su pelaje suave y grueso. Él le dió unos leves empujones con su hocico en la palma, ella le arrulló.

—¿Entonces es mío?— preguntó mirando a Naruto, él asintió y ella quiso gritar de alegría. Pero en cambio se volteó hacia él y saltó, abrazando a su cuello—¡Gracias!

Naruto rió, pasando sus anchos brazos por su cintura.

— No tienes que agradecer, lo ganaste.

Una sonrisa radiante iluminó todo el rostro de Hinata y Naruto sintió que de pronto le faltaba el aire. Su mirada se clavó en su boca y todavía podía sentir el cosquilleo en su cuerpo por ese acercamiento que habían compartido. Sin saber, un peso más lo había dejado cuando ella supo lo que pasaría en la última prueba.

Naruto le había explicado que los competidores se pondrían en dos filas, y dependiendo de los puestos de la lista, cada hembra decidiría si se quedaba con el macho que la había seleccionado o se uniría a otro. Hinata lo había escuchado atentamente y cuando terminó él espero que dijera algo. Ella no había dicho nada y Naruto había tenido que hacer la pregunta, que no sabía si quería saber la respuesta.

«¿Uno de los machos llamó tu atención?»

Naruto se había tensado cuando ella le había dicho que sí y le exigió que le dijera su nombre. En su cabeza ya estaba planeando la forma de enfrentar a su enemigo y demostrarle a Hinata que él era el mejor compañero que iba a conseguir. Pero ella le sorprendió diciendo su nombre.

« Sólo Naruto Uzumaki a logrado tomar mí interés», había dicho.

Naruto había intentado ocultar su sorpresa, y su inmensa alegría al comprenderlo. Hasta que se dió cuenta que con Hinata no necesitaba fingir. Ella le había pedido que fuera sincero con ella, que fuera auténtico y Naruto de verdad quería serlo.

Naruto pasó su dedo por su mejillas hasta que llegó a la comisura de sus labios. La expresión de Hinata cambió por una que calentó su sangre. Su boca se entre abrió, su dulce aliento golpeando en su rostro.

—¿Cómo se llama eso que hiciste?— su voz, extraña hasta para sus oídos, había salido más profunda.

Hinata frunció sus lindas cejas y lo miró con confusión.

—¿Que cosa?— le susurró.

—Cuando... unimos nuestras bocas—, Naruto se saboreó los labios.

—Beso—, contestó sin aliento.

—Beso— repitió él de la misma forma—. ¿Por qué?— cuando ella no contesto, él hizo la pregunta completa —. ¿Por qué me diste un beso?

Hinata parpadeó, alejándose un poco de él, su ceño acentuándose.

—Porque quise, ¿no te gusto?

Ahora fue el turno de Naruto de parecer confundido.

—No, digo si—, agitó la cabeza—. Me gustó. Mucho— la sonrisa de Hinata volvió—. Sólo quería saber si, es una costumbre en tu planeta. ¿Es algo... de compañeros o seres queridos? ¿O puedes darle un beso a cualquiera?

Hinata soltó su cuello, dando un paso hacía atrás y él la dejó ir de mala gana. Amaba sentir su pequeño cuerpo contra él. Ella se volteó y empezó a acariciar al Russ, que obedientemente, había esperado que su dueña le dijera lo que tenía que hacer. Se sintió un poco molesto que la criatura recibiera la atención que él quería, pero la dejó hacer.

—Yo no beso a cualquiera— dijo ella mientras pasaba sus uñas romas por el largo cuello del russ.

La esperanza nació en su pecho, una llama que podía quemarlo más rápido que cualquier cosa. No quiso presionar, así que espero pacientemente a que ella se sintiera lo suficientemente cómoda para terminar.

Hinata suspiró.

—En la tierra, las personas se besan—, dijo sin mirarlo—. Muchos besan sintiendo sólo deseo. Pero es normal que una pareja se bese. Es una forma de demostrar cariño y...— se calló de pronto. Naruto dió un paso hacía ella, necesitaba saber—. Es... es como... mmm... como una p-previa.

Naruto frunció el ceño.

—¿Que es una p-previa?— preguntó ladeando el rostro a su dirección.

Hinata hizo un ruido ahogado y la vió mover los hombros, enterrando su rostro en el grueso pelaje del russ. ¿Había dicho algo malo? Se preocupó cuando los hombros comenzaron a moverse más fuerte y dió otro pasó hacia ella. Su mano nado sobre su espalda, sin saber si quería que la tocará para darle consuelo o tal vez no quería que ni siquiera la mirará.

En ese momento odió su falta de experiencia e información de los humanos.

Hasta que ella separó el rostro del cuello del russ, su cara mirando el cielo, y la risa brotó de sus labios.

—¿Te ríes de mí?— preguntó con la mirada ofendida a su compañera, pero por dentro podía sentir a la llama crecer en su pecho.

Hinata agitó la cabeza, pero no pudo parar de reír, sus ojos se desbordaron de lágrimas por tanta risa. Naruto jamás había visto a alguien llorar de felicidad, pero se sintió orgulloso de lograr eso con su compañera. Hinata intentó hablar, pero las carcajadas no le daban tregua y él sonreía cada vez que ella no le miraba.

Hinata se tomó el estómago con las manos mientras intentaba respirar entre risas.

—¡Bas-Basta-a!... ¡Hay! ¡N-no pu-puedo!

Naruto aún no sabía qué había causado este ataque de alegría, pero lo disfrutaba. Podía sentir las oleadas y oleadas de felicidad brotando del pequeño cuerpo de su compañera. Era algo dulce, caliente y reconfortante.

—Me gusta tu risa—, las palabras brotaron de él.

Las carcajadas de Hinata fueron disminuyendo mientras se limpiaba las lágrimas de las comisuras de los ojos. Ella lo miró y aunque la diversión seguía nadando en sus ojos lilas, había otra emoción que empezaba a emanar. Una que golpeó el pecho de Naruto de tal manera que podría haber logrado ponerlo de rodillas ante ella.

—¡Hinata!— ambos se voltearon para ver a la guardiana de su hembra correr a ella.

Naruto frunció el ceño y empujó a Hinata a su espalda cuando vió a Yahiko acercarse con Kurama caminado lentamente atrás de él. Naruto se percató que el sirviente principal lo veía sólo a él, en ningún momento su mirada se había centrado en Hinata y lentamente se relajó. La guardiana se interpuso entre la pareja y el recién llegado, su pelaje erizado y siseando una advertencia que hizo que Yahiko se detuviera a unos cautelosos pasos lejos de ella. Él hizo una reverencia completa.

—Saludos Naruto-kyu, Hinata-kya— el rubio sonrió al ver como Yahiko demostraba el respeto correspondiente a su compañera—. Minato-Kyu desea hablar con usted.

—¿Mí Yeye?— preguntó Naruto. Yahiko asintió —. Muy bien, dile que iré enseguida.

Yahiko asintió y se marchó después de otra reverencia, evitando al Kyubi que se había sentado a su espalda.

Naruto suspiró mientras se relaja y se volteó para ver a su compañera.

—Debo irme, pero dejaré a Kurama contigo.

—¿Kurama?— preguntó Hinata sin comprender a quien se refería.

—Ah, no te he contado sobre eso. Él es Kurama— le dijo señalando a su Kyubi—. Puedo explicarlo más tarde o él te lo puede explicar—, Hinata lo observó con el ceño fruncido y él la tomó de los brazos con una sonrisa—. No tardaré— le susurró apoyando su frente en ella, transmitiendo tranquilidad, logrando que ella se relajará.

—Ok.

Hinata parpadeó cuando Naruto volvió casi enseguida. Creyó que tardaría más y ella se había quedado acariciando al Russ, o tal vez el tiempo había pasado más rápido de lo que se había percatado. Naruto parecía pensativo y ella se acercó a él.

—¿Todo bien?— preguntó cuando esté estaba a unos pasos de ella.

Naruto asintió aún con una expresión ausente.

—Humm, debemos ir a la ala médica, casi me he olvidado— dijo haciendo señas al Kyubi para que se acercará.

Hinata hizo una mueca, pero decidió dejarlo pasar. Tal vez cuando estuviera listo le diría lo que pasaba.

.

Minato observó desde la distancia como su nino tomaba entre brazos a su pequeña compañera y saltaba a los árboles. Suspiró, entendiendo su posición. Hablaría cuando los sentimientos no estuvieran tan frescos. Al principio se había sorprendido que Naruto le haya dicho que no le interesaba hablar de su Yaya, y él decidió no imponerse.

Su Nino necesitaba este tiempo con su compañera, la pequeña terrícola estaba consiguiendo meterse en el corazón de Naruto. Kushina terminaría aceptado esto o terminaría perdiendo a su Nino menor. Y aunque amaba a su compañera, sabía que ella no era perfecta. Era una hembra temperamental, y aún así mantenía su amor profundamente escondido. Al él ser empático, podía sentir todos sus emociones, por más que ella quisiera ocultarlo para los demás.

El amor que tenía por sus ninos era enorme, tan grande como el que había sentido por su guardián. Su pérdida había sido un golpe duro para ella y para todo el clan. Se había sentido pérdida sin su Kyubi, pero ninguno había esperado que pasará ello.

Con un suspiro volvió hacia la casa, su compañera tendría que tener paciencia y, aunque sabía que no le gustaría la idea, tendría que pedir disculpas a su Nino menor por mantenerlo en las sombras.

Hinata salió de la ducha secándose el cabello. Todavía se sentía extraña, el "té" que le habían suministrado no le había afectado como la primera vez, pero aún podía sentir algunos relámpagos dolorosos. Le había preguntado a Tsunade para que se daba esa inyección y la hembra, con paciencia, le había explicado.

La inyección consistía en hormonas, o así había entendido ya que había utilizado otra palabra, para la fertilidad. Una vez al mes, desde que despertaban los genes de reproducción en los machos, se les suministraba un té que dormía ese gen. Lograban suprimir los deseos del macho para la reproducción y sólo se despertaba cuando se le daba el Té de Fertilidad. En cambio, a las hembras no se les daba nada, pero como la mayoría eran de otras razas, debían reforzar sus genes para aceptar la semilla de un macho Konoha.

Hinata había enrojecido al saber que la estaban preparando para quedar embarazada de Naruto. Y también había entendido por qué él le había dicho que su sistema estaba dormido la primera noche. Pero la mirada que le había dado Naruto esa tarde después que le dieran el segundo té, era depredadora.

Se mordió el labio y junto los muslos al ver la espalda desnuda de Naruto moviéndose por la mesa. Sólo necesitaba verlo para que su centro se humedeciera y sus pezones se alzaran. No ayudaba el hecho que no tuviera ropa interior. Cruzó sus brazos sobre sus pechos, queriendo ocultar sus pezones duros, justo cuando Naruto la miraba sobre el hombro.

Él sonrió, pero no le pasó desapercibido el calor de su mirada, como recorrió su cuerpo con ella. Un escalofrío hizo que la piel de gallina estallará en sus brazos. Hinata sonrió, buscando la forma de aligerar el ambiente lleno de tensión sexual. Había sido difícil desde el primer momento evitar desear al alien frente a ella, pero con dos inyecciones en su sistema que "despertaba" su deseo, era un asunto casi imposible.

Naruto le hizo una seña para que se sentará en un almohadón y ella se apuró a hacerlo. En su prisa casi tropieza con el ruedo del vestido vaporoso que llevaba. Se incorporó antes de que Naruto pudiera agarrarla y se sentó, casi cayendo de espaldas en su apuro. Sus mejillas ardieron cuando vio la expresión de sorpresa y luego divertida del alien. Ella bajó la mirada a su plato, parpadeando al ver un filete bastante grande de una carne grillada.

Naruto se sentó a su lado, haciéndola terriblemente consiente de su cercanía, su olor picante y fuerza masculina. Pero como siempre, él no impuso una conversación. Ahora entendía porque él siempre sabía respetar sus silencios, al él poder sentir sus emociones. Mientras cortaba la carne esperaba relajarse lo suficientemente para entablar una conversación o por lo menos saber qué lo había tenido tan molesto después de la prueba.

El primer bocado le hizo gemir, había cortado un pequeño trozo y lo probó, dudosa. El sabor explotó en su lengua, haciendo que cerraron los ojos, la carne se deshizo en su boca. Jamás había probado algo más delicioso. Cortó un pedazo más grande y lo comió rápidamente, sin poder evitar el gemido de nuevo.

Hinata miró hacia Naruto para decirle que estaba sabroso, y se detuvo. Naruto la miraba con una intensidad que la dejó sin aliento.

—Esta delicioso— susurró con la mirada clavada en los labios del alienígena frente a ella.

Naruto asintió.

—Es como uno de tus besos— dijo mientras se llevaba un trozo de carne a su propia boca.

—¿Eh?— Hinata parpadeó mientras enrojecía hasta la raíz de su cabello.

—Es delicioso, delicado y no puedes tener solo un bocado—. Naruto recorrió con la mirada toda su cara en llamas, clavándose en sus labios—. Quieres comerlo todo— dijo con su voz ronca.

Hinata se quedó con la boca relativamente abierta. ¿Era consciente de eso? Oh, si. Y también lo era su centro que palpitó como si tuviera vida propia.

¿Sentía ganas de tirarse encima de él? ¡Claro que si!

¿Lo haría?...

Mmm... No.

Se aclaró la garganta e intentó sonreír.

—Humm.. ¿Gracias?

Naruto asintió, como si fuera algo común tirar esos halagos que la dejaban sin habla. Se concentró en comer, intentando que los sonidos no estuvieran presentes. Decidió intentar una conversación que sabía que los desviaría a ambos de sus "genes" alocados.

— Mañana será la próxima prueba ¿no es verdad?

— Así es. ¿Estás nerviosa?

No tanto como me pone tu mirada caliente...

— Extrañamente, no. ¿Eso es malo?

—No creo que lo sea. ¿Te puedo hacer una pregunta?

Puedes hacerme lo que quieras...

—Dos—, contestó agitando la cabeza, intentado sacarse de su cabeza las respuestas de doble sentido.

—¿Que hiciste en tu demostración?

Hinata lo miró confundida.

—¿En mí demostración?

—Antes de que empezara la primera prueba—, dijo asintiendo.

—¡Ah! Tú hablas del baile— dijo con una sonrisa—. Fue una coreografía de baile.

—Este baile... ¿Lo haces para tu futuro compañero?

Hinata parpadeó confundida, dejando los cubiertos sobre el plato miró directamente al rubio.

—¿Por qué piensas eso?

Naruto apretó los labios.

—Los movimientos...

—¿Que tiene?— preguntó con el ceño fruncido cuando él se detuvo.

—Aparentaba ser un reto. Por lo menos la mayoría de los machos pensaron ello. Era como si estuvieras invitando a pelear contigo y si lograba dominarte, podría tener sexo. Por eso te lo pregunto. ¿Esta es la forma en la que en tu planeta le dices a un macho tu interés en copular?

Hinata lo miró fijamente, parpadeó una, dos veces.

—Mmm... Que yo lo sepa, no lo creo. Es sólo un baile.

Naruto frunció el ceño y parecía muy confundido, Hinata suspiró, había cosas que simplemente no podía explicar tan fácilmente como le gustaría. Mientras masticaba de su carne y Naruto intentaba entender lo que había dicho, ella se percató de algo.

—¿Y Hime?

Naruto alzó la mirada.

— Salió con Kurama, ella dijo que necesitaba salir antes de ponerse de mal humor—, Hinata sonrió—. ¿Por qué?

—Hime siempre le gustó salir a andar sola después de comer su comida. Es su instinto supongo— se encogió de hombros—, simplemente me asusta que esté sola...

—Kurama fue con ella—, se apresuró a aclarar Naruto.

—¿Kurama?— preguntó Hinata divertida—¿Te haz decidido ponerle nombre ahora a tu Kyubi?

—Yo no se lo he puesto, ya lo tenía— dijo antes de meter un trozo de carne en su boca.

—¿Ya lo tenía?— preguntó ella mientras cortaba la de su plato—. Pero si me dijiste que...

—Bueno, sobre eso quería hablar contigo.

Hinata masticó lo último mientras esperaba, Naruto dejó sus cubiertos sobre la mesa mientras se pasaba ambas manos por su cabeza.

—Mi guardián habla— largó sin más, logrando que Hinata casi se ahogara. Ella quería preguntar cómo recién se había enterado, pero se detuvo al ver su mirada celeste perdida y enojada centrada en el plato—. Mí Yaya me mintió...

—Ooh, Naruto...

Él negó con la cabeza.

—No deseo hablar sobre ella en este momento— tomó los cubiertos y empezó a machacar la carne.

Hinata hizo una mueca al ver la forma en que trataba a la pobre comida. No pudo evitar alargar la mano y ponerla sobre la suya. Todo movimiento se detuvo por parte de Naruto y la miro de nuevo. Ella sonrió, aunque está no llegó a sus ojos.

—No es necesario que me lo cuentes ahora—, susurró—, pero puedes hablar conmigo de cualquier cosa que quieras Naruto. Yo no te juzgaré. Seremos compañeros ¿o no?— Él asintió enseguida—. Yo no quería un compañero—, dijo, decidiendo ser sincera primero ella con él. Después de todo no podía pedir algo que no estaba dispuesta a dar. Acarició su mano al sentir como se tensaba, centrándose en la diferencia de tamaño y coloración en su piel—. Mi padre o Yeye como lo llaman aquí, era un macho muy importante en mí planeta. Tenía mucho dinero y una empresa muy rica, él era poderoso ¿entiendes?

Naruto asintió, volteando su mano, encerró la más pequeña de ella en la suya. Su mirada también se centro allí.

— Él jamás se había interesado en las cosas que a mí me habían gustado. Mí madre había estado mucho conmigo en mí infancia. Mí Yaya. Mí Yeye por otro lado, él había estado demasiado ocupado con aumentar sus ingresos más que con su familia.

—¿Qué le pasó a tu Yaya?— le pregunto cuando Hinata se detuvo, ahora él acariciando su mano con sus yemas gruesas.

—Murió —, su ceño se frunció al recordar como la había visto por última vez, delgada, pálida como un papel, sin su hermoso cabello largo que alguna vez había tenido—. Ella murió de cáncer.

—Lo siento— susurró apretando su mano.

Dudaba que él supiera que era cáncer, pero lo que le importaba era el sentimiento. Ella intentó sonreír mientras retenía las lágrimas, habían pasado años de eso, pero el dolor seguía estando.

— Me jure que no me casaría con un hombre como mí padre. Él no es malo— Hinata negó con la cabeza—, él sólo no supo darse cuenta de las prioridades. Y cuando mamá murió, él se apartó de mí y yo de él. Éramos dos desconocidos. Él quiso imponerse y yo no pude doblegarme. Dos personas con carácter demasiados parecidos, éramos como dos polos idénticos. Nos repelíamos. Pero...— Hinata alzó la mirada, clavando directamente en la celeste de Naruto—, sé que lo intentó Naruto. Nuestros padres o progenitores, como quieras decirlo, no son perfectos. Ellos intentan criarnos de la manera que pueden. Cometen muchos errores, sí, no están exentos de eso. Pero al menos lo intentan ¿no crees?

Naruto frunció el ceño y desvío la mirada, sin querer contestar. Hinata sonrió, sabía que él creía eso, pero todavía no estaba listo aún. Ella respetaría eso.

— Creo que es hora que vaya a dormir. Mañana tengo mí segunda prueba— dijo intentado soltarse de la mano de Naruto.

Él la detuvo, apretando sus dedos y Hinata lo miró. Parecía que Naruto quería decirle algo, pero a último momento sé arrepintió.

—Es verdad, debes dormir— le dió un último apretón a sus dedos y la soltó con una sonrisa alentadora.

Hinata sonrió.

—Gracias por la comida— dijo mientras se levantaba.

Naruto logró que se detuviera en seco antes de entrar al pasillo para llegar a la habitación cuando le dijo:

—Gracias a ti, por cazarla.

Hinata cerró los ojos y siguió caminado, sin ganas de querer saber lo que había significado. Aunque lo sabía muy bien...

—¿Puedes confiar en ella?

Kurama bajó la mirada a Hime cuando perdió de vista a la hembra que había citado.

Si no lo hiciera, no le hubiera pedido que viniera. ¿No lo crees?

Hime bufó, entre divertida y hastiada. Kurama alzó la vista a las estrellas y frunció el ceño.

Tardamos más de lo esperado. Debemos irnos.

Hime saltó sobre el lomo del Kyubi en estado adulto y clavó las uñas. En un principio había creído que podía lastimarlo, hasta que él le dijo que tenía la piel demasiado dura para que ella lo logrará. Además de que sanaba muy rápido. Kurama comenzó a correr y ella aprovecho para hablarle por el comunicador de neuronas.

—Lo que aún no entiendo, es ¿qué ganará la hembra si ayuda a Hinata?

— ¿Además de subir el puntaje? Eso no es importante, yo he arreglado todo.

Hime hizo caras, aprovechando que el Kyubi no la podía ver. ¡Cómo odiaba cuando la trataba como una ignorante!

—Espero que no te confundas...

— Jamás lo he hecho...

Hinata suspiró cuando terminó de atarse el cabello en una coleta alta. Se miró al espejo, reconociendo todo lo que había usado en la primera prueba. Hime estaba en el suelo, caminando de aquí para allá.

—¿Ya estás lista?— preguntó al ver que Hinata se había quedado quieta.

—Creo que si...— Hinata acomodó el arco en su espalda.

Estaba ansiosa más que nerviosa. Otra vez no sabía lo que pasaría y con sus problemas de ansiedad eso no era bueno.

—¿Qué crees que nos tocará?

—Me gustaría decir que es algo no muy peligroso, pero no lo creo. Eres consciente que debes hacer una alianza ¿o no?

Hinata asintió.

—Naruto me lo dijo temprano. Creo que ya se a quién hablar. Estaba por ir...

—¡No!— Hinata se detuvo en seco y alzó una ceja cuando Hime saltó en su camino gritándole—. Debes esperar que la prueba empiece, aprovechar que el Cus sólo trasmite video y no audio.

Hinata no supo el por qué su gata quería hacerlo así, decidió preguntárselo y ella le contestó:

—Puede decir que sí, sólo por saber que habrá personas escuchando. En cambio, si le preguntas sin testigos, ella demostrará su verdadera cara.

Hinata pensó que era una idea muy rebuscada, pero aceptaría lo que Hime decía.

—Todas las hembras presentarse en la Arena... Todas las hembras presentarse en la Arena...

Hinata se acomodo una última vez el corset negro y apretó más la cola de su caballo. Le hizo señas para que Hime subiera a su hombro y cuando abrió la puerta quedó congelada.

Ten-Ten estaba parada al frente de su puerta con los brazos cruzados. Hinata se alegró de encontrarla, después de todo, con ella quería hacer una alianza. Pero rápidamente su ceño se frunció al ver dos mujeres más. Una rubia, su cabello larguísimo atado en lo alto de su cabeza dejaba que un mechón ocultara la mitad de su rostro. Sus facciones afiladas y tez blanca le dijo que era Konoha, y cuando está sonrió se lo confirmó. Un par de colmillos de asomaron entre sus labios. La segunda mujer tenía el cabello rojo oscuro, pero su tez no era clara como las Konoha, era muy morena. Está sonrió, pero no fue cálida como la rubia, fue más como burlona, sus dientes todos puntiagudos como los de Ten-Ten.

— Saludos Hinata— se adelantó Ten-Ten, logrando que su atención fuera a ella. Hinata asintió con la cabeza, sin saber qué era lo que pasaba—. Vinimos a ofrecerte una alianza.

Hinata parpadeó cuando escuchó gruñir a Hime en su hombro.

—Ella es Ino— siguió Ten-Ten señalando a la rubia que hizo una reverencia con la cabeza—. Ella es Karui— con su otra mano señaló a la pelirroja.

Hinata asintió para ambas y miró a Ten-Ten sin comprender.

—No sabemos que puede pasar en la prueba, nuestra idea es separarnos en dos grupos de dos. Pero si es demasiado difícil reunirnos las cuatro. ¿Qué dices?

Hinata cerró la boca, la cual se había abierto con la explicación e hizo una mueca cuando Hime le pinchó en los hombros para llamar su atención.

—Un momento— les pidió mientras le daba la espalda a las tres hembras.—¿Qué sucede?— le pregunto en un susurró lo suficientemente bajo para que sólo lo escuchará su gata.

A ella es quien planeabas pedirle la alianza, ¿no es así?— Hinata asintió—. ¿Qué piensas de las otras hembras?— Hinata hizo una seña que no sabía que pensar. Hime pareció perderse en sus pensamientos unos segundos.

—¿Qué dices?— le preguntó. Hime por toda respuesta, asintió levemente. Hinata se volteó con una gran sonrisa para mirar a las tres hembras que seguían allí—. Me parece bien.

—¡Perfecto!— saltó la rubia, con gran alegría se adelantó y tomó sus manos en un apretón amistoso.

Hime gruñó mostrando sus colmillos y la hembra retocedió con una risita nerviosa.

—Hime...— reprendió Hinata levemente.

—Debemos movernos— dijo Ten-Ten cuando la voz volvió a llamar.

Naruto observó las hembras salir en fila, una en una, aunque buscaba solo a la suya. Su vista se clavó en ella cuando salió, identificando enseguida a las hembras que estaban delante y detrás de ella. Ten-Ten e Ino. A ambas las conocía desde crías, junto con Sakura habían sido casi criados juntos. Aunque Ten-Ten no era de un clan poderoso desde hacía muchas generaciones, haciendo que las mayorías de los clanes rechazaran a Tuzi.

Las hembras se detuvieron justo frente al vidrio del Consejo, dando una reverencia delicada a comparación del gritó de guerra que compartían los machos antes de una prueba.

—Estamos iniciando la segunda prueba de este giro para nuestras hembras. En la prueba anterior han demostrado su fuerza y reflejos para cazar un animal. En esta, nos gustaría averiguar su ingenio. Pero no será algo fácil...

La pantalla se volvió negra mientras todo temblaba. Naruto aún no había entendido como hacía el Consejo para lograr los distintos lugares. No sabía si ellos lo invocaban en la Arena, o las hembras eran transportadas a otros lugares.

Pero ese pensamiento voló rápidamente de su cabeza cuando el vidrio iluminó a una solitaria Hinata con Hime en su hombro. Ambas parecían desorientadas y perdidas por estar solas. Un imponente y majestuoso castillo se alzaba frente a ella, haciéndola mas pequeñita de lo que ya era.

—Hinata, terrícola, serás la primera en empezar siguiendo la lista de posiciones. Debes entrar en el castillo de Leb, en la torre mas alta encontraras un tesoro que debes salvar—. El Cus enfocó la torre en cuestión mientras la pantalla se dividía para mostrar a Hinata en la otra mitad. La hembra asintió, sus finas cejas fruncidas en concentración—. Pero déjame advertirte algo, pequeña terrícola—, Naruto sonrió cuando una mueca cruzo en su rostro al escuchar su descripción—. El castillo de Leb es famoso por sus amplios pasillos, que se mueven sinuosos y caprichosos, criaturas peligrosas y seres mas inteligentes de lo que muchos pueden manejar. ¿Crees estar lista para entrar al laberinto de habitaciones y encontrar tu tesoro? Muchos han entrado, pero pocos han salido.

Naruto tragó con fuerza cuando la vió dudar. No creía que se echará atrás, ella era obstinada y se lo demostró cuando asintió sin mas y dió los primero pasos para entrar al castillo de Leb.

Hinata apoyó ambas manos en la rugosa puerta de madera y empujó lo mas fuerte que pudo. La apertura haciendo un ruido chirriante al arrastrarse, le dijo que necesitaba revisar los goznes. Su cuerpo tenso, lleno de anticipación, no sabía qué esperar. Dió los primeros pasos adentro y observó todo lo que pudo.

Sintió el calor correr por sus brazos cuando su corazón golpeó fuerte en su pecho. Pero sintió el sudor correr frío por su espalda cuando pudo distinguir todo.

—Oh Dios...— susurró sintiendo que sus rodillas se aflojaban.

Caminó lentamente a los escalones de la primera escalera que tenía frente a ella...

Era como estar en una pintura de Escher*.

* Fue un artista neerlandés conocido por sus grabados xilográficos, sus grabados al mezzotinto y dibujos, que consisten en figuras imposibles,teselados y mundos imaginarios.

Ahora empieza lo bueno...

¿Qué peligros enfrentará Hinata?

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