Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mí Compañera

La historia me pertenece, los personajes(algunos), por otro lado, pertenecen a Masashi Kishimoto.

LA UNIÓN

Capitulo XIV

§

Cuando elijes a tu pareja, buscas a alguien que sea compasivo, amable, trabajador, que pueda aceptar sus errores y esté trabajando en progresar. Alguien que te respete, que te acepte, que tenga metas similares a las tuyas, los mismos valores y que quiera aprender.

§

Mí Compañera

Hinata poco a poco fue saliendo de la neblina del sueño.

Manos fuertes y grandes apretaban sus senos mientras una boca caliente y húmeda nadaba sobre su cuello. Su espalda se arqueó por las sensaciones maravillosas y sonrió mientras llevaba su mano hacia atrás para acariciar la cabeza que estaba hundida en la unión de su hombro con su cuello.

Naruto hizo ruidos desde su garganta, murmullos alentadores mientras frotaba su miembro con el trasero de ella.

Es una bonita forma de despertar, pensó Hinata mientras sentía que lentamente se iba excitando con las caricias perezosas de su compañero. Había tenido el mejor descanso en años y tenía una sonrisa pegada a su rostro y ni siquiera habían llegado hasta el final. Hinata abrió los ojos cuando Naruto acarició su estómago, chocando su polla ya dura contra ella de nuevo.

—Buen despertar—, su aliento caliente y su voz ronca golpeó en su oído, provocándole escalofríos de los buenos.

Ella volteó su rostro y rápidamente Naruto la besó, logrando que Hinata se sintiera más despierta.

Con un gruñido, Naruto cortó el beso al escuchar rasguños en la puerta de la habitación.

—¡Oigan ustedes! ¡Dejen de copular y dennos de comer!

Hinata se tapó la boca para reír cuando escuchó la voz de Hime del otro lado, aunque sintió su rostro quemar. Naruto clavó la mirada en la puerta con el ceño fruncido, para luego bajarla a ella, sonrió con esa sonrisa que lograba que todo su sistema neuronal muriera y le dió un pequeño beso en la frente antes de levantarse. Hinata aprecio su cuerpo desnudo, su gran espalda y su trasero musculoso moverse por la habitación. Él no tenía problemas en mostrarle todo, con el gran cuerpo que tenía, le parecería extraño a Hinata que no lo hiciera.

Lo vió revolver un mueble hasta que sacó unos pantalones. Aún dándole la espalda, se agachó para ponérselos y ella no pudo desviar la mirada. Era el espécimen de macho más perfecto que alguna vez vería, de eso estaba segura. Naruto se volteó mientras fijaba el pantalón, la mirada de él recorrió su cuerpo acostado, tapado por la sábana arrugada y se sintió la mujer más sexy del mundo al ver el hambre en sus ojos claros. Hinata se apoyó sobre el codo para levantarse a medias y corrió su pelo revuelto sobre su hombro, con una sonrisa lo observó acercarse. Los movimientos de Naruto pausados, letales, era un depredador a punto de cazar a su presa. Apoyando su rodilla en la cama, a un lado de ella, se acercó lo suficiente para que Hinata se cayera de espaldas para no chocar caras.

Hinata rió mientras estiraba los brazos a su cuello y se volvían a besar lentamente.

—¡Tengo hambre!

Ambos se rieron al separarse con el gritó de Hime. Naruto se puso la camiseta rápidamente.

—Les daré de comer, espérame.

Hinata se mordió el labio, sabía lo que quería hacer Naruto cuando volviera, pero no quería tentar a su suerte. Así que cuando él se marchó, buscó rápidamente un vestido y corrió al baño para darse una ducha y levantarse. En su cabeza pensaba que era perfecto los momentos que estaban compartiendo, pero también estaba la sombra de la competencia que se cernía sobre ellos peligrosamente, como una guadaña, lista para cortarlos de tajo y separarlos para siempre.

Suspiró cuando el agua tibia golpeó en su cuerpo sensible y decidió no tentar a la suerte. Si una de las reglas de la Unión era no unir sus sexos, ella respetaría eso. Por más que Naruto le tentara con su cuerpo, su talentosa lengua y su increíble polla.

Naruto frunció el ceño, cuando escuchó el agua correr en la habitación de desechos, o como Hinata le llamaba, «baño». Suspiró, colocando la comida de los guardianes en el suelo. Se volvió al dispensador, pidiendo un almuerzo más que desayuno.

La segunda prueba de los machos se haría a primero hora de mañana, ya que la prueba de las hembras había terminado muy tarde la noche anterior. Puso la comida en la mesilla y se sentó mientras pensaba que podía hacer con su compañera ese lapso. Tal vez, podrían ir a la casa del clan, ya que la última vez no habían hablado mucho sobre la casa, ver qué le faltaba o le sobraba.

Sonrió al verla salir del pasillo con un vestido violeta oscuro, que resaltaba su piel clara y sus ojos lilas. No pudo evitar mirar su cuerpo, notando las puntas duras de su pecho contra la fina dela del vestido. Se mojó los labios, que de pronto estaban secos, cuando recordó su sabor, la suavidad de su piel, el color rosa de su pezón y como ella se había mojado y gemido por él. No pudo ocultar el hambre en su mirada, la lujuria que se alzaba rápidamente en su cuerpo, su polla dura como una roca.

Hinata se sonrojó, sabiendo muy bien lo que estaría pensando Naruto con esa mirada que le dedicaba. Caminó, muy consciente de su propio cuerpo, y terminó sentándose algo alejada de él. Sabía que no podría detenerlo si él la tocaba o besaba, se convertía en arcilla para él. Dedicó toda su atención al almuerzo y por un tiempo sólo se escuchaba los ruidos de que estaban comiendo. No levantó la vista, sabiendo que Naruto en vez de comer su comida, la miraba fijamente.

—¿Podemos hablar? Naruto.

Hinata alzó la mirada para observar al Kyubi. Este estaba parado en la puerta del pasillo, mirando directamente a Naruto. Él frunció el ceño, pero asintió, la miró con una sonrisa antes de levantarse.

—Cuando terminemos, iremos a nuestro futuro hogar. Quiero que me digas, qué te gustaría.

Hinata asintió, su expresión llena de curiosidad, los observó hasta que ambos entraron en el pasillo.

Naruto siguió a Kurama hasta la habitación de éste. No era gran cosa y no contenía una cama, sólo almohadones más grandes de los que había en el resto de la casa. Jamás había pensado que tal vez era algo desconsiderado de su parte de no ponerle algo más cómodo y ahora que él hablaba, se preguntó si le quería cambiar algo.

—¿Te gustaría una cama?— preguntó antes de que él pudiera hablar.

Kurama se detuvo cuando él habló, haciéndole una pregunta tan sorpresiva.

—¿Para que querría una cama?— preguntó a su vez, confundido.

Naruto se encogió de hombros.

— Me preguntaba si es suficientemente cómodo esto para ti. Ahora que puedes comunicarte mejor conmigo. Tal vez, para la otra casa, obviamente tendrás una habitación y Hime también. Tendré que preguntarle a...

—No me molesta— le interrumpió rápidamente mientras se sentaba frente a él—. No es de eso que quería hablar contigo. Puedes hacer lo que quieras, considero estúpido tener una cama, los almohadones están bien.

Naruto asintió, más que curioso por lo que le quería decir Kurama. Se acomodó en uno de los mullidos almohadones y lo miró fijamente, esperando que hablará.

Te escuchó.

—Quiero hablarte con respecto a lo que hiciste ayer.

Él alzó una ceja, el día de ayer había sido muy largo y había pasado muchas cosas, así que espero a que él se aclarar.

—Las reglas de la Unión dicen claramente, que la unión por medio de sexo está prohibido—. Naruto se tensó de inmediato y frunció el ceño—. Para ser más específicos, la descendencia procreada antes de la aceptación del Consejo, es una forma de descalificación inmediata y la prohibición de volver a participar.

Naruto tensó la mandíbula, sabía muy bien las reglas. Aún así no habló.

—Lo sabes, y aún así lo has hecho con Hinata. Si el Consejo...

—No copulamos.

—No me tomes por tonto cachorro— gruñó—. Reconozco el ruido de la copulación y el olor. Tu habitación apesta a sexo, tú apestas a sexo.

Naruto frunció el ceño y sintió sus orejas calientes cuando se explicó:

—Nuestros sexos no se unieron. No metí mí polla en ella.

—¿Tu qué?— Kurama lo miró confundido.

Naruto se rascó la nuca y el calor se transportó a su cara.

—Mi aparato reproductor, Hinata lo llama de esa forma.

Kurama suspiró, parecía aliviado.

—Esta bien. Sólo quería decirte, si quieres tener sexo con ella, puedes. Pero no le des tu semilla ¿Entiendes?

Naruto hizo una mueca.

—¿Y entonces qué?

Kurama suspiró.

—Tu cuerpo te avisará cuando estés por soltar tu semilla. Antes de que pase, debes salir de ella. Debes aprender a manejarte, antes de poder hacerlo debes tener práctica, conocerte a ti mismo.

—¿Cómo hago eso?

—¿Tengo que explicarte todo, cachorro estúpido?— Kurama soltó el aire—. Ahora, cuando vayas a bañarte, acaricia tu miembro e intenta reconocer el momento que soltaras tu semilla. Tienes que hacerlo varias veces, experimenta contigo mismo.

Kurama saltó del almohadón y salió corriendo de la habitación. Naruto se quedó mirando la puerta sobre su hombro y rió. Su Kyubi había estado muy incómodo al decirle esas cosas. Apreciaba el gesto, eso era algo que no se le habría ocurrido. Ahora entendía por qué las otras parejas no habían sido descalificadas antes.

Naruto suspiró mientras lavaba su cabello con lo ojos cerrados. Imágenes de Hinata, sin ropa, parpadearon atrás de sus párpados. La vió cuando se sentó sobre él y sacó su vestido, sus pechos grandes, redondos y pesados habían rebotado por el movimiento y abrió los ojos al sentir que su miembro se despertaba casi al instante.

Mordiéndose el labio bajo una mano llena de espuma de jabón y apretó el eje. Fue placentero, no tanto como cuando Hinata había posado sus pequeñas, pálidas y suaves manos en él, pero le bastaba. Comenzó a acariciar lentamente y cerró los ojos, apoyando la otra mano en la pared para sostenerse. Su aliento salió en un siseó entre dientes mientras las emociones y sensaciones subían en espiral.

Se imaginó a Hinata con él, sus manos trabajando en vez de las suyas. Recordó a su pequeña boca en la cabeza de su polla y las pelotas debajo de su miembro se apretaron. Jadeó, era un signo ¿no?

Siguió, intentando reconocer todo. Se mojó los labios secos y sus caderas se movieron cuando empezó a caricias más rápido, apretando con más fuerza su eje. La respiración eran rápidos jadeos, y sus piernas temblaron. Curvó su cuerpo hasta que apoyó la frente contra la pared fría y gimió cuando la cabeza de su polla caliente, también la tocó.

—Hinata— su voz en un susurró ronco.

Había sentido su coño con su boca y dedos, y había sido la experiencia más lujuriosa que había sentido. Su polla pareció ponerse más dura mientras sus bolas dolían de la forma más deliciosa que había sentido hasta ahora. Su coño había estado mojado, caliente y suave, como todo ella. ¿Cómo sería hundirse en ese lugar tan apretado? Su dedo había sentido las vibraciones de su orgasmo...

Su cuerpo tembló entero, un segundo después que se había puesto completamente tenso, hasta los dedos de sus pies se habían curvado, cuando sus bolas se apretaron fuertemente, un cosquilleo llenó su bajo vientre y espalda. Su rostro se retorció con la liberación, su respiración contenida cuando apretó casi dolorosamente los dientes para no rugir por el relampagaso de placer.

Con la respiración agitada y las piernas temblorosas, creyó reconocer todos los signos de la erupción de su semilla.

Hinata sonrió mientras observaba las distintas habitaciones de la pequeña casa. Era una parecida a la de Naruto, pero está tenía una habitación más. Naruto pasó un brazo por encima de sus hombros y pegó su cuerpo a un costado del suyo mientras también observaba.

—Creo que debería hacer una habitación más, para las crías—, dijo Naruto asintiendo a la última habitación—. Sólo había hecho tres, uno para nosotros, una para el Kyubi y uno para las crías. Pero ahora está Hime y ella querrá una habitación seguramente.

Hinata negó con la cabeza.

—No creo que sea necesario, ¿Por qué no comparten habitación Hime y Kurama?

—¿Por qué debo aguantar al gruñón?— preguntó Hime a sus espaldas, Kurama soltó un bufido.

Hinata y Naruto sonrieron juntos.

—No tienes que hacerlo. Puedes tomar otra habitación y yo...

—No, no. Nada de eso—, le interrumpió Hinata—. ¿Por qué no haces una división en una de las habitaciones y que compartan?

Hime bufó, pero no sé opuso.

—En serio Hinata, no tengo problema en hacer una habitación más—, le aclaró acariciando su brazo desnudo.

Hinata se movió para abrazar su cintura con ambas manos, alzó su rostro a él.

— Sé eso— ella ofreció su boca y Naruto bajó rápidamente su rostro para besarla.

— Acostúmbrate, van a estar todo el tiempo intercambiando saliva—. Hinata sonrió al escuchar el murmullo de Hime y el gruñido de Kurama.

Ambos se separaron y se sonrieron. Hinata jamás se había sentido así con alguien, era muy extraño y reconfortante también. La forma en que Naruto la miraba todo el tiempo y el hecho que buscará que siempre diera la opción de todo le llenaba el corazón. Le había preguntado su color favorito, para los almohadones, como le gustaría que fuera la mesilla y la cama, qué habitación quería para ambos, hasta la forma de la cama. Hinata no estaba acostumbrada a eso, que un hombre le pidiera su punto de vista para todo, no sólo la decoración o a las cosas femeninas. Y en ningún momento dijo que ella se encargará de algo, mientras ella le decía que le parecía, Naruto le daba su opinión y entre ambos encontraban un punto intermedio. Y eso le encantó.

Hinata sonrió cuando vio por la ventana al Russ, pastando no muy lejos de la casa. Miró a Naruto y como siempre, él había notado lo que quería.

—Ve a verlo, te debe extrañar.

Hinata sonrió y se estiró para darle un rápido beso y corrió a fuera. Ninguno la siguió, los guardianes peleándose por la habitación que querían y cómo sería la división. Naruto estaba anotando los cambios en una clase de tableta táctil que no había visto hasta ahora. Hinata rodeó la casa y cuando vió el russ, el pareció notarla ya que levantó la mirada rápidamente y corrió a ella. Se rió cuando la alcanzó mientras le acariciaba el cuello. Miró al rededor del terreno y al sólo ver árboles y pastizal, decidió que lo montaría por un rato, para despejarse.

No necesito silla, su lomo era muy cómodo y él simplemente hacía lo que ella le pedía. Porque cuando se dió cuenta que era muy alto, el se bajó un poco y ella lo miró asombrada. Era como si leyera su mente. Subió y le susurró que le llevará a algún bonito lugar. Había olvidado su gran velocidad y apretó su torso contra su cuello mientras el viento levantaba su cabello y golpeaba en su cara.

Bien, tal vez no había sido la mejor idea, susurró su cabeza cuando el russ volvió a detenerse y a girar para tomar otro camino.

El enorme russ la había llevado a un lugar muy bonito, con una cascada dorada y un montón de árboles marrones. Hinata había disfrutado pasar unos minutos allí, los ruidos de pájaros tan extraños y exóticos a la vez. Pequeños animales parecidos a ardillas pero con colas llenas de plumas corrían por todo el bosque y ella había estado tan ensimismada en el paisaje que no había notado que el Sol bajaba rápidamente.

Montó otra vez al Russ, pidiéndole que la lleve de nuevo al terreno Uzumaki, sólo que... parecía no poder encontrar el camino. Desde hace tiempo parecía moverse en círculos por el terreno, definitivamente ya habían pasado por el mismo lugar unas cuantas veces.

El russ se detuvo abruptamente, haciendo que su torso golpeara contra su grueso cuello cuando fue impulsado hacía adelante. Hinata lo sintió tensó y la cabeza del animal giró a ambas direcciones, sus orejas moviéndose nerviosamente.

Entonces Hinata lo escuchó.

Un gruñido aterrador que hizo que su sangre se congelará.

El sol se había movido lo suficiente para que las sombras jugarán en el bosque y todo su cuerpo tenía la piel de gallina cuando, más adelante, vió unos destellantes ojos verdes verla directamente. Apretó las manos en el pelaje del russ y trató de tranquilizar a su corazón acelerado. Ella no sabía si estaban muy lejos de donde estaría esperando Naruto y, hasta tal vez él ya la estaría buscando. Pero debía pensar rápido, ya que cuando ella estaba sobre el russ, este perdía su sentido de supervivencia, o algo así le había explicado Hime en la primera prueba. Si Hinata le pedía que se tirará contra lo que sea que los acechaba, él lo haría.

Y por más que había querido pensar en huir, no podía apartar la mirada de esos destellantes ojos esmeralda. Su cuerpo tembló cuando comenzó a acercarse, pero sus neuronas parecían muertas ya que su mente se mantenía en blanco. Pero mientras más se acercaban esos ojos, era como si su miedo se fuera. Su cuerpo se fue relajando, como si le hubieran puesto un calmante, la tensión la abandonó y su respiración se regularizó. Ahora más que miedo, sentía curiosidad y parpadeó cuando la figura salió completamente de la oscuridad.

—Esta tardando mucho—, susurró Naruto preocupado.

— Deberíamos ir a buscarla. Hinata no conoce el terreno.

—No puede perderse, el russ puede guiarla a donde sea que vaya—. Kurama miró hacia Naruto, ambos guardianes sentados a los pies de éste—. Tal vez, no se dió cuenta que se hacía tarde.

Naruto tenía un mal presentimiento, no podía ocultarlo en su expresión. ¿Y si los Nakys habían vuelta y se llevaron a su compañera pensando que era una Uzumaki? Juro entre dientes no volver a dejarla sola ni un momento mientras comenzó a caminar de un lado al otro.

Se detuvo, abruptamente, cuando una parvada de Xsda gritaron emprendiendo vuelo rápidamente no muy lejos de allí.

—Kurama—, gruñó mientras sentía su poder aumentar, sus músculos engrosar.

Emprendió la carrera antes de que Kurama le contestará, sólo miró sobre su hombro para ver a Hime sobre el lomo de su Kyubi corriendo a la mansión Uzumaki. Los guardianes avisarían que algo no andaba bien, mientras él iría a rescatar a su compañera.

Su sentido del olfato se intensificó y se detuvo dentro del bosque para oler profundamente. Cuando identificó el olor de su compañera, comenzó a correr otra vez. Su corazón latiendo peligrosamente, él podía retener un poco de su furia cuando ella estaba en las pruebas, pero afuera, destrozaría a cualquiera que se acercará a su Hinata.

Saltó sobre un árbol y se manejo entre ramas, su movimiento era más silencioso y rápido de ese modo. Se detuvo para oler otra vez y su corazón se subió a su garganta cuando escuchó el gritó de Hinata no muy lejos.

No pudo evitarlo.

Rugió, tan fuerte que los árboles temblaron. La neblina roja en su visión ocupó todo, lo único que necesitaba era encontrar a su compañera y dejó que su instinto se hiciera cargo.

Hasta que la vió.

Naruto solo era un borrón cuando se lanzó a lo que sea que estaba frente a su hembra. Tomó a la creatura de los hombros, desde atrás, y con un movimiento de muñecas lo lanzó contra los árboles. No pudo detenerse a mirar a Hinata, primero tenía que eliminar la amenaza y después podría comprobarla. Apoyó sus manos en la tierra, sus garras incrustrándose, tomó impulsó y se lanzó contra el ser. En un parpadeó estaba sobre el cuerpo desparramado sobre el suelo, alzó su mano en el aire, listo para desgarrar la garganta con sus garras cuando se congeló con los ojos enormes.

—¿Fusha?

—¡Lo siento tanto Fusha! ¡Naruto, detente!

Naruto se quedó mirando a la hembra bajo suyo y volvió a parpadear. La que era la compañera de su nano mayor estaba bajo él con una sonrisa de dientes puntiagudos y pequeños.

—Es bueno volver a verte, Naruto.

Naruto aún no podía reaccionar, su corazón todavía latía ferozmente en su pecho. Hinata cojeo hacia ellos y golpeó a Naruto en la espalda.

—¡Sal de encima Naruto!— le gritó, su rostro rojo.

Sus garras se escondieron lentamente cuando su corazón dejó de latir tan frenético. Parpadeó otra vez registrando los golpes débiles de su compañera en su espalda y sus demandas de que dejará a la hembra. Cuando Fusha rió bajo él, recién allí pudo moverse.

—Lo siento tanto, Fusha— dijo apresuradamente moviéndose a un lado y ayudando a la hembra a levantarse.

—No hay daño— respondió con una sonrisa divertida.

—¿Estás bien, Fusha?— Hinata parecía muy preocupada y miró a la hembra de arriba hacia abajo. Naruto le había lanzado tan fuerte, que había logrado rajar un tronco bastante grueso.

Naruto no se preocupó con la compañera de su nano, miró a Hinata comprobando que estuviera bien. Además del rostro rojo y ojos enormes, no parecía dañada. Tenía su hermoso vestido violeta oscuro lleno de fango en un costado, pero nada más. Él se adelantó los pasos que los separaban y la volteó para verla mejor. Acarició su mejilla, sólo porque necesitaba sentirla bajo sus manos.

—¿Estás bien mí dulce?

Hinata apretó los labios y lo miró enojada, le dió un pequeño golpe en su mano, alejando su toque.

—¿Cómo me preguntas eso? Lanzaste a Fusha contra un árbol y casi la matas ¡Naruto!—. Ella hizo una mueca y él no pudo evitar sonreír.

—Ella está bien, ¿no es cierto Fusha?

La hembra sonrió, Naruto conocía su raza y lo que había hecho no le había provocado ni una magulladura. La piel de Fusha era diamante puro, no tenía cabello en su cabeza y sus orejas eran huecos que se tapaban con una extraña aleta. Era la hembra más fuerte que conocía y la más cariñosa también.

—Obvio que si, lo que ha hecho Naruto no fue nada—, ella sonrió mostrando sus manos.

Hinata miró ceñuda a ambos, hasta que comprobó por ella misma que la hembra no había recibido daños. Naruto no pudo evitar comparar entre ambas hembras. Fusha era alta, como una Konohagakure, pero donde Hinata era curvada y suave, la otra era delgada y fibrosa. Si no fuera por los ojos verdes brillosos y suaves, Fusha podría pasar por un macho.

—¿Por qué tienes el vestido con fango? Te escuché gritar. ¿Te hiciste daño? ¿Por qué tardaste tanto? Estaba muy preocupado—, Naruto habló rápido, cada vez más enojado.

Hinata lo miró y pareció caer en cuenta de por qué Naruto había reaccionado así, sintiéndose algo avergonzada.

—Bueno, creo que tengo un poco la culpa de eso—, habló Fusha antes de que Hinata pudiera contestar.

Naruto alzó una ceja y cruzó los brazos mirando a la hembra.

— Ilumíname—, gruñó.

Naruto alzó la vista cuando escuchó más cerca los cascos de los jinetes, los guardias de la mansión Uzumaki. Kurama y Hime venían delante del grupo e hizo señas para que vieran dónde estaban. Él estaba llevando en sus brazos a Hinata ya que, por lo que le había contado Fusha, se había lastimado un tobillo cuando saltó del russ. Él venía atrás de ellos con la cabeza gacha, sabiendo que su ama se había lastimado por su culpa, aunque a veces se detenía para comer hojas de su golosina favorita.

Hinata había estado hablando con Fusha desde que empezaron a caminar hacía el terreno del clan y Naruto no participaba mucho de la conversación de las hembras. Él sabía que se llevarían muy bien, la compañera de su nano era alegre y cariñosa, y era una de las razones por la que él se enojaba tanto de que Menma eligiera las hembras de baja cuna para pasar su tiempo libre.

Fusha estaba hablando del huevo Nio y lo cerca que estaba su eclosión y como había salido ese día para disfrutar su último día sin cría. Estaba entrenando cuando vió a Hinata vagar por el bosque y no pudo evitar jugar con la mente del russ y Hinata. Fusha era una ilusionista, podía hacer ciertas vibraciones que lograban confundir al que los escuchaba y, admitió, algo avergonzada, jugar con la mente de su humana. Pero fue más que nada curiosidad, para poder conocerla y verla de cerca.

—¡Hinata! ¿Que sucedió?¿Estás bien?— Hime fue la primera en saltar de la espalda de Kurama y mostró los dientes a la hembra desconocida con un bufido.

—Estoy bien—, se quejó Hinata cansada.

Naruto no la culpaba, ella decía que ya no sentía dolor alguno y que podría caminar. Pero a Naruto le encantaba llevarla de esa forma, sentir su cálido y suave cuerpo contra él suyo, más duro y fuerte. Y más de una docena de veces, él ya le había hecho la misma pregunta.

— Naruto sólo está siendo exagerado— dijo, rodando los ojos.

Él ocultó la sonrisa, Hinata era demasiado preciada para él para perderla y no deseaba que nada malo le pasará. Si por él fuera, la tendría entre horios, una tela excesivamente suave y acolchonada, como un tesoro muy bien guardado. Pero también amaba demasiado su carácter para intentar cambiarla o controlarla. Hinata tenía la dosis justo de desafío y sumisión, y la amaba por eso.

—Fusha, ¿Qué hiciste?

Naruto se tensó al escuchar la voz de su nano, no se había percatado que venía con el grupo de guardias. Lo observó darle una mala mirada a su compañera, eso hizo que su ceño se frunciera.

Fusha se adelantó rápidamente unos pasos y bajó la cabeza en sumisión, quedando justo frente a Menma.

—Lo siento, compañero. Me cruce con la compañera de tu nano menor en el bosque y...

—Ella no es su compañera—, le interrumpió con un gruñido.

—¡Aún!— Naruto y Hinata se miraron con una sonrisa, cuando hablaron al mismo tiempo.

Menma ni siquiera los miró, sus ojos duros en la mollera de Fusha.

—Habla—, el tono duro hizo que tanto Hinata como Naruto se crisparan y el cuerpo de la hembra frente a Menma pegará un leve salto.

Naruto entrecerró los ojos al sentir las vibraciones de miedo de la hembra y bajo lentamente a Hinata. Ella no hizo ni una mueca cuando apoyó los pies en el suelo, y parecía ya curada de lo dolencia que había tenido hace unos momentos atrás. Ella quiso adelantarse para enfrentar a Menma, Naruto la conocía lo suficientemente bien para saber que quería defender a la compañera de su nano. Pero él la retuvo de un brazo con delicadeza. Hinata lo miró con el ceño fruncido y él le sonrió antes de adelantarse para ponerse a un lado de Fusha.

—... entonces yo...— Naruto detuvo la explicación que había estado dando la hembra con su mano en el hombro. Fusha lo miró con la cabeza gacha y él le sonrió para intentar calmarla.

—Menma, hablemos— dijo con su tono duro.

Su nano alzó una ceja, pero acepto con una inclinación de cabeza. Ambos machos caminaron alejándose del grupo de guardias que observaba todo, Naruto miró sobre su hombro para ver a Hinata caminar hacía Fusha. Kurama lo seguía tranquilamente desde atrás, mientras Hime se quedaba con las hembras.

Cuando estuvieron a unos pasos respetables del grupo, Naruto se detuvo.

—¿Cuál es tu problema?— preguntó sin poder ocultar su disgusto.

Menma se cruzó de brazos, y lo observó con sus ojos azules oscuros.

—Mi compañera ha dejado al huevo Nio para ir a jugar un rato al bosque, cuando está tan cerca de la eclosión—, gruñó—. Y, además de todo, molestó a la terrícola. No es aceptable su comportamiento.

Naruto apretó la mandíbula y no pudo retener sus críticas.

—Tal vez si le dieras más tiempo a tu compañera, y la ayudarás con el huevo Nio, en vez de pasar tiempo con las hembras de baja cuna, no tendría que dejarlo. Y no hubo daño en Hinata, así que no debes enojarte con ella.

Menma entrecerró los ojos, peligrosamente afilados.

—¿Tu me hablaras sobre compañeras? ¿Sabes algo de eso?

—Tengo a la mía— su barbilla se alzó, desafiándolo a que lo negará.

Menma sonrió con arrogancia.

— Aún faltan dos pruebas para que digas que es tu compañera y después de eso, tienes que llegar al podio. ¿Te sientes muy confiado, nano menor?

Naruto chirrió las muelas.

—Hinata es mí compañera, sin necesidad de la Unión—. Naruto quería gritar la afirmación, pero salió entre dientes—. Si no llegamos al podio, no me importa. Ella es mía igual—, su pecho se hincho de orgullo y dió un paso hacía su nano, invitándolo a qué negará ese hecho de nuevo.

—Ella no es tuya, no te merece. Su raza es subdesarrollada, ensuciaras la sangre Uzumaki con una terríco...

Menma no pudo terminar con sus injurias cuando Naruto lo tomó de la camisa fina con un puño y lo acerco a su rostro. Los colmillos le habían crecido casi el doble, aún tenía su poder corriendo libremente desde que había ido a buscar a Hinata al bosque. Le gruñó cerca del rostro, sus ojos brillando peligrosamente.

—Ten cuidado lo que dices de Mi compañera, Menma—, refunfuñó.

Su nano mayor parpadeó, pareciendo asombrado por su brusca reacción, pero era algo que no podía evitar con Hinata. Sus emociones eran demasiado inestables, en subida y bajada, eran pico peligrosos.

Menma puso su mano sobre el puño de Naruto mientras entrecerraba los ojos.

—O sino... ¿qué?— lo provocó.

Naruto estuvo apunto de contestar cuando Hinata los interrumpió.

—¡Tu! ¡Maldito bastardo!

El cuerpo de Naruto se tensó completamente mientras miraba sobre su hombro a su compañera, listo para desgarrar a quién sea que la estaba molestando. Pero sus ojos se abrieron al ver qué se acercaba rápidamente, con sus pequeños puños apretados a los contados mientras caminaba hacía ellos.

—¡Hijo de perra! ¡Te sacaré la polla y haré que te la comas! ¡Infeliz!

Naruto detuvo a Hinata cuando se lanzó contra Menma, interponiéndose entre ambos, sus celos queriendo explotar cuando ella dijo que tocaría la polla de su nano, aunque no sería de una manera tan satisfactoria como lo había hecho con él.

—Hinata, ¿Que sucede?

Su rostro volvía a estar rojo, y él se percató que estaba muy enojada. Respiraba con dificultad y tenía una mirada asesina sobre su nano. En ningún momento lo miró a él y empezaba a preocupase cuando no le contestó. Mantuvo la boca completamente sellada, mirando sólo a su nano. Naruto la agitó un poco desde sus hombros hasta que ella conecto con su mirada.

—¿Que sucede, dulce?— le susurró.

—Él...— la palabra salió entre sus dientes apretados y en murmullos—. Tu hermano...

Naruto frunció el ceño y miró sobre el hombro a su nano, volviendo de nuevo a Hinata.

—¿Qué pasó?— quiso saber, endulzando su tono.

—Yo no sabía qué significa, Naruto— su rostro se arrugó con disgusto—. Si yo hubiera sabido... —, Hinata volvió a detenerse mirando con ojos filosos hacía Menma.

Los músculos de sus brazos se apretaron, pero mantuvo su agarre gentil para su compañera.

—¿Qué no sabías?— Quería gritar cuando ella no le contestó—. Hinata—, insistió, su voz calmada.

—Me llamó Zinat— rezongó.

Kurama gruñó y Naruto rugió. Se volteó tan rápido, que Hinata casi cae, mientras él se lanzaba hacía su nano. Menma ya estaba preparado para su ataque y ambos rodaron por el suelo, una maraña de extremidades. Naruto acertó un puñetazo en la mejilla de su nano, esquivando al que iba a su rostro. Uso sus dientes para atrapar al brazo, y aunque sintió el gusto metálico de la sangre de Menma cuando mordió, no le importó demasiado. Menma gritó cuando sus colmillos crecieron más en sus ataque de furia, incrustrándose aún más en la carne.

Siguieron girando, Naruto quedó abajo y Menma aprovechó para morderle el hombro con sus colmillos también el doble de su tamaño. Naruto mantuvo su mordida, moviendo la cabeza de un lado al otro, queriendo arrancar el brazo de su nano. Uso las garras de una mano para hundirse a un costado de su torso. Menma gritó, soltando su agarre, Naruto aprovecho su distracción para poder posicionarse arriba de nuevo.

Levantó ambas manos, listo para desgarrar su garganta, aún manteniendo la mordida en su brazo, cuando fuertes manos lo tomaron de todos lados, deteniéndole.

—¡BASTA! ¡SEPÁRENLOS!

Escuchó los gritos en el fondo de la neblina de su furia, y peleó con las manos que lo retenían.

—¡Naruto! ¡Suéltalo YA!— Una mano firme lo tomó dolorosamente del cabello y lo empujó hacia atrás.

Aún así, no soltó su agarre, trabando su mandíbula. Todavía estaba lo suficientemente enojado y no soltaría a su nano hasta que recibiera el justo castigo. Sólo recordar lo que le había dicho a Hinata hizo su sangre hervir de nuevo, gruñó moviendo la cabeza de un lado a otro. La única forma que lo soltaría, es arrancándole un pedazo de brazo.

—¡MIERDA! ¡No lo soltará! ¡Házlo!

Naruto sentía su mandíbula y cuello de su camiseta mojadas con la sangre de Menma, pero el volvió a gruñir, pareciendo más un Scual hambriento a un Konohagakure civilizado.

Las fuerzas comenzaron a drenarse de él cuando sintió la conexión de mentes de su Yeye. Rápidamente comenzó a tomar su furia, transformándola en tranquilidad y la mandíbula de Naruto se aflojó. En un rápido tirón de pelo, cayó de espaldas, lejos de Menma.

Pero una vez que estuvo lejos de la conexión, su cólera aumentó peligrosamente rápido de nuevo. Rugió, listo para atacar otra vez. Se lanzó hacía su nano, pero se detuvo cuando su Yaya se colocó frente a él con los brazos extendidos hacia los costados.

—¡Basta Naruto! ¡BASTA!

Naruto observó a su nano que era ayudado por su Yeye a levantarse. Escupió un poco de sangre que aún tenía en la boca y se limpió la barbilla con la manga de la camiseta que llevaba.

—¡Aléjate de mí compañera!— le gritó a Menma, apuntándole con un dedo—. Te veo cerca de ella y te arrancaré la cabeza— bramó.

Menma gruñó mirándolo a los ojos, Naruto dió un paso amenazador hacía él.

—¡YA BASTA! ¡AMBOS!— rugió Kushina.

Naruto sintió la oleada de poder de su Yaya, y aunque no lo asustaba, volvió a su anterior posición, más que nada porque su Yaya mantenía la fama de una rebanadora sangrienta cuando estaba furiosa.

—Quiero una explicación—, exigió la monarca—. ¡AHORA!

Él apretó la mandíbula, todavía demasiado enojado para repetir lo que le había dicho Menma a Hinata. Por el rabillo del ojo vió el movimiento de su compañera queriendo adelantarse y siendo retenida por Fusha por el brazo. La hembra negó con la cabeza cuando Hinata la miró pidiendo una explicación.

—¿Y bien?— Kushina parecía haber podido bajar su temperamento y pregunto más calmada—. ¿Naruto? Dime por qué intentabas matar a tu nano mayor.

Naruto miró fijamente a su Yaya a los ojos, con la barbilla levantada. No sé avergonzaba de lo que había hecho y lo volvería a hacer si tenía la oportunidad.

—Menma a insultado a mí compañera. Aprovecho que ella no conoce los términos de los Konohagakure y le ha dicho...—. Respiró profundamente para calmarse y miró a Menma—. Zinat.

Kushina hizo un ruido de sorpresa y se volvió a su nino mayor, hasta Minato parecía asombrado, mirándolo.

—¿Qué?— preguntó la monarca mirando a Menma, una simple palabra con una gran amenaza detrás.

—No tienes pruebas sobre eso—, se defendió—. Es su palabra contra la mía. Jamás llamaría así a una competidora de la Unión—, su mirada se clavó en su brazo herido de dónde salía gran cantidad de sangre que goteaba al suelo.

—¡Tú...!— Hinata avanzó, queriendo encargarse de él, ella misma. De nuevo fue detenida por la compañera de Menma.

Kushina se volteó para mirarla, sus ojos violetas brillando en amenaza.

—Dime tu versión, terrícola— su tono y expresión parecía como si hubiera comido algo desagradable.

Hinata dió un pequeño tirón a su brazo, y la hembra la soltó, dió un paso más cerca de la madre de Naruto y alzó su rostro, crispando su columna.

— Después de la primera prueba de Naruto, él me trajo aquí para hablar con usted. Él entro y yo me quedé afuera esperándolo, me acerque para mirar una flor y Menma vino a hablarme. No dijo mí nombre—, rezongó mirando a el hermano de Naruto de nuevo—. Me dijo eso, ¿cómo sabría qué significaba?— se quejó.

—Ella dice la verdad— la apoyó Hime.

Hinata jamás se había sentido tan insultada en su vida. Todo había empezado cuando le pregunto a Fusha por qué él la trataba de esa forma. La hembra le había dicho que Menma tenía zinats con la cuál ocupaba su tiempo y ella debía mantener su posición de compañera sumisa si quería tener Huevos Nio. Hinata había recordado que la había llamado de esa forma y le pregunto qué significaba.

«Son hembras que no tienen derecho a tener compañeros, que se venden a machos emparejados para copular. Generalmente son las perdedoras de la Unión.»

En sí no le molestó que le dijera prostituta, su carácter reventó cuando dijo que era perdedora, y era lo que más le hizo hervir.

Hinata se asombró cuando, en un rápido movimiento, Kushina se volteó a su hijo mayor y le dió una cachetada con el dorso de la mano que lo hizo girar antes de caer a un par de metros. La hembra dió unos pasos a Menma, sus manos en puños apretados, hasta que la detuvo su marido.

Menma miró a su madre con ojos enormes, mientras se levantaba con movimientos medidos.

—¿Cómo te atreves, cría inrrespetuosa? ¿Sabes que Naruto tiene derecho a cortarte la garganta?— Kushina forcejeó con Minato—. ¡Crío estúpido!

Hinata corrió a Naruto cuando se dió cuenta que él iba a lanzarse contra su hermano ahora que su madre estaba distraída. Lo retuvo del brazo, y aunque Naruto podía deshacerse fácilmente de ella, él se mantuvo en su lugar con su toque. Hinata tiró la cabeza para atrás para mirar a su compañero, y le sonrió, buscando la forma de tranquilizarlo. Llevó una de sus manos al ancho pecho de Naruto y la colocó justo donde el fuerte golpe de su corazón se sentía constante y frenético.

—Ya está, Naruto—, le susurró—. No me importa lo que él diga. Tu eres mí compañero y yo soy la tuya, ganaremos la Unión y le cerraremos la boca—. Sonrió más cuando los azules claros ojos de Naruto se llenaron de amor para ella—. Te amo, Naruto Uzumaki—, acarició su mejilla y él la tomó de las caderas pegándolo a su duro cuerpo, besándola fuerte.

Hinata jadeó, nunca creyendo que él la besaría al frente de su familia, pero Naruto lo aprovecho para profundizar el beso. Sumergió la lengua entre sus labios, buscando a la suya con desesperación y ella no pudo evitar responder con su mismo fervor.

Naruto cortó el beso con un gruñido y ella parpadeó, sin saber dónde estaba ni con quienes. En un abrir y cerrar de ojos estaba en los brazos de su compañero y este se alejaba hacía la casa. Se detuvo después de unos pasos, y movió su torso para mirar a su hermano. Todos miraban hacía ellos con las bocas levemente abiertas.

—Le hablas de nuevo y te cortaré en pedazos— su voz era tan tranquila y controlada que Hinata sintió un escalofrío, aunque bien sabía que la amenaza no era para ella.

Hinata suspiró cuando se acostó en la cama, estaba cansada y su cuerpo agotado de todo lo que había pasado. Aún así, no tenía sueño. Sabía que no se dormiría, pero Naruto le había dicho que fuera a descansar que a primera hora tendría que ir a la Arena para la última prueba de él.

Tenía la esperanza de que él apareciera por la puerta y le hiciera olvidar de todo. De su estúpido hermano, de la peligrosa competencia. Sonrió cuando vió su forma bajo del marco de la puerta. Naruto pareció dudar y ella se apoyó en sus manos para sentarse.

—Ven, Naruto— le animó.

Naruto entró y cerró suavemente la puerta, con pasos lentos se acercó a la cama mientras se sacaba la camiseta y la dejaba caer a un lado. Hinata bebió de la visión de su pecho, jamás se cansaría de verlo, sus entrañas reaccionando a la exótica imagen. Ella observó sus grandes manos ir a la fijación de los pantalones y abrirlos. Su pulso comenzó a acelerarse cuando lo vio erguido y dolorosamente duro.

Naruto salió de los pantalones y se mojó los labios, pero apresuradamente se metió en la cama y se tapó con la suave sábana. Hinata tenía un fino camisón que no servía para nada, ella lo sabía, era una simple tela que dejaba muy poco a la imaginación. Ella se acercó al cuerpo caliente del macho a un lado suyo y se acurrucó, disfrutando de su calor, dureza y seguridad. Sólo eso necesitaba. Naruto era el hilo de una cometa para ella, la mantenía cerca y segura, pero también podía hacerla volar lejos y tocar las nubes con un simple beso, sin dejar de sentirse conectada a algo, sin sentirse perdida. El hacía temblar la fibra más profunda de su ser.

Naruto bajó su rostro, buscando el de ella, que gustosa le complació. Un beso lento, su cuerpo derritiéndose por él, uno tierno y perdió su corazón. Sólo él lograba derribar todas las murallas que había alzado, y ni siquiera sabía cuántos días había pasado con él. Con el tan poco tiempo que habían tenido, Naruto la conocía y comprendía mejor que nadie. Podía entender que con lo que habían pasado, todo eso sirvió para que su relación se afianzará. Las emociones estaban a flor de piel y se dió cuenta, que por más que haya peleado, le iba a ser imposible no enamorarse profundamente de él. Con todo lo que era Naruto, con todo lo que representaba, ella ya estaba segura que caminaría a las puertas del infierno con él de la mano.

Poco a poco el beso fue siendo cada vez más exigente, pidiendo que Hinata le diera más. Su núcleo respondió mojándose, sus pechos se pusieron pesados y sus pezones se endurecieron dolorosamente. Ella fue consciente que el cuerpo de Naruto también contesto al suyo, sus músculos se tensaron, la temperatura subió, frotó en su muslo su duro miembro, dejándole una mancha de humedad preseminal.

Cuando Naruto sacó su camisón y subió en su cuerpo, con lentos movimientos se instaló entre sus muslos, ambas respiración eran jadeos fuertes y calientes. Sus manos curtidas acariciaron lentamente sus pechos, logrando que un siseó se escapara de ella. Era tan tierno sus movimientos, que los ojos de Hinata, sin entender el por qué, se llenaron de lágrimas. Beso su cuerpo, como si fuera la cosa más delicada y sabrosa del universo, tocó cada rincón de su piel y de su alma. Suspiros y gemidos suaves salían de su boca y ella sólo podía acariciar su ancha espalda, llena de músculos marcados en movimiento.

Jugo con su sexo, con su lengua y dedos haciéndola gemir pidiendo más, pero él nunca fue lo suficientemente rápido o duro para que llegará su clímax. Se sentía como una hoja que se mueve al capricho del viento, meciéndola hacía arriba y arriba, para bajar lentamente y subir de nuevo.

—P-por favor, Naruto— gimio apretando sus manos en puños en su cabellera.

Un quejido la abandono cuando el beso en su cadera y comenzó a subir lentamente por su cuerpo, besando cada rincón que tenía al alcance. Cuando Naruto hundió la lengua en su boca, Hinata ya estaba temblorosa de necesidad. Apretó las uñas en sus brazos cuando él frotó su polla dura en su lloroso calor. Tuvieron que separarse para jadear fuertemente cuando la ancha cabeza del miembro de Naruto profundizó en su coño. Los músculos de su vagina se resistieron al intruso, pero estaba tan mojada que él apretó un poco más logrando sumergir su cabeza en forma de hongo.

Hinata se quejó, apretando los ojos fuertemente cerrados. Naruto se mantuvo quieto sobre ella y no se impuso a su necesidad y las lágrimas cayeron por sus mejillas. Un ráfaga de recuerdos la hizo temblar y querer llorar a mares, ella había tenido miedo del dolor de la primera vez antes. Hinata no había disfrutado su experiencia con el sexo, había sido doloroso e incómodo. Ella había llorado, y se había aguantado mientras el otro tomaba todo lo que ella había querido dar, pero Hinata no recibió nada más que un dolor sordo.

Ahora había sentido una molestia parecida, o bien había pasado tanto tiempo que su himen había crecido de nuevo o Naruto era demasiado grande. Sospechaba que era la segunda opción.

—¿Estás bien?

La voz profunda y ronca de Naruto le hizo abrir los ojos y mirarlo profundamente. Sus iris azules apenas era visibles gracias a sus dilatas pupilas. Ella sintió a su centro humedecerse cuando acarició sus caderas y pechos hasta que llegó a sus mejillas. Sus manos eran tan grandes que casi ocupaban todo el perfil de su rostro. Sus pulgares frotaron lentamente su labio inferior y ella se sintió bañada en su seguridad, en su amor.

—S-si, sigue— le pidió en un susurró.

Ambos se miraron fijamente cuando Naruto comenzó a sumergirse más en ella. Hinata gimio, pero esta vez no de molestia, sino de placer. Naruto se quejó, bajando sus párpados en una pesada media hasta mientras se mordía el labio inferior.

—Estas tan apretada— gimoteo—. Tu coño es tan caliente. Eres un tesoro Hinata, eres mí tesoro.

—Naruto... —, ella no supo que más decir cuando sus neuronas se chocaron entre sí mientras él se retiraba para volver a entrar lentamente.

Las manos de Hinata bajaron y subieron por sus poderosos brazos hasta que rodeó su nuca, acercándolo a ella. El cuerpo caliente de Naruto era la manta más segura y reconfortante que había sentido jamás. Sus bocas se unieron en un tórrido beso, él acariciando sus mejillas con las manos, mientras ella masajeaba su cuero cabelludo con las uñas.

Naruto fue subiendo el ritmo de sus embestidas, a la par que subían las sensaciones. Hinata lo sentía en todo ella, todas terminaciones nerviosas que ni siquiera sabía que existían, él las frotaba y provocaba. El nombre de Naruto salía de su boca, como si él fuera el aire que respiraba. Los dedos de sus pies se curvaron, sus uñas se clavaron en la espalda de él.

Naruto gruñía y hacia ruidos, que tal vez en otro momento la hubieran asustado, pero en ese momento la ayudaron a subir más y más. Hinata sintió como su coño comenzaba a apretarse fuertemente, su respiración se cortó mientras se sumergía y salía con movimientos rápidos y, escandalosamente, húmedos.

—¡Si! si, si— respiró, subiendo sus piernas a las finas caderas, logrando que Naruto no pudiera retirarse mucho—. No te detengas—, gimio fuerte cuando el hueso púbico de él se frotó contra su palpitante clítoris—... me voy a correr... ¡Aah! ¡Naruto!

Naruto gimio bajó mientras arremetía con fuerza contra ella. Sus embestidas perdieron el ritmo y sintió todas las señales de que iba a perder su semilla. Su cerebro estaba frito, sólo quería dejarse llevar por la delicia caliente del coño de Hinata, y gruñó mientras ella le apretaba fuertemente la polla, casi parecía poder arrancarla de su cuerpo. En el último segundo salió de su estrecho y cálido canal para soltar su semilla en la puerta de la abertura. Rugió mientras frotaba su polla contra ella, los ojos fuertemente cerrados, su semilla volcada por los muslos y estómago de ambos gracias a la fuerza de su erupción. Sus extremidades perdieron fuerzas y se movió lo suficiente para no aplastarla y llevó al inerte cuerpo de Hinata con él.

Ambos con la respiración agitada, se abrazaron y besaron languidamente, disfrutando de los temblores que persistían después de sus orgasmos.

—Te amo, mí compañera— le dijo con la voz enronquecida sobre sus labios.

—Te amo también— respondió Hinata con una sonrisa en su dulce boca.

U

uh, yo también los amo
(^._.^)ノ

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro