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Lealtad

La historia me pertenece, los personajes(algunos), por otro lado, pertenecen a Masashi Kishimoto.

LA UNIÓN

Capitulo XVI

§

El respeto se gana, la confianza se construye, la lealtad se retribuye.

Agradece quien es honesto contigo, y remueve de tu vida aquellos que no lo son.

§

Lealtad

Los brazos de Hinata temblaban, igual que todo su interior mientras Naruto embestía desde atrás suyo. Las patas de la cama crugían y el cabecero se golpeaba duro contra la pared. Esos sonidos de juntaban con los gemidos de ella, los gruñidos de él y las palmadas que producían sus cuerpos al chocarse una y otra vez. Su piel llena de sudor brillaba por los rayos del sol de la mañana, que entraban por la ventana.

-¡Oh! ¡Si!... ¡Follame!- rogó.

Naruto la había despertado temprano con besos y caricias que le hicieron mojarse instantáneamente. Su coño de seguro se quejaría más tarde, pero ahora estaba húmeda y chorreante gracias a las atenciones que le estaba dando su compañero, no podía más que rendirse a sus deseos.

Su interior convulsionó y Naruto se quejó.

-Si, así- gimio mientras arremetía con más ímpetu y bajaba una mano con fuerza sobre la mejilla de su trasero-. Te sientes tan bien- gruñó.

Hinata lloriqueo al sentir el escosor mezclarse con el placer, encerró las sábanas en puños apretados. Sus brazos fallaron y terminó cayendo de cara a la cama, pero Naruto la sostuvo desde las caderas para mantener su culo arriba. Giró su rostro para ver a Naruto desde arriba de su hombro y su coño se cerró con fuerza ante la visión. Los ojos del rubio estaban a media asta, oscuros y hambrientos, sus labios retraídos en un gruñido silencioso y los dientes apretados. Su expresión parecía adolorida y muy caliente, el sudor hacía que su cabello rubio se pagará a su frente. Sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo.

Cuando sus miradas se encontraron, él soltó un quejido.

- Córrete dulce, vamos- gruñó mientras sus embestidas se volvían más salvajes, Hinata gimoteo-. Abrázame la polla con ese calentito coño tuyo que me vuelve loco-, su voz era grave y casi animal.

-Oh, si. Tan cerca...- dijo ronca, casi sin voz por sus constantes gritos-. Me voy a correr... de nuevo- sollozo.

Una de sus manos dejó su cadera para adelantarse y tocar su montículo. Hinata gritó cuando Naruto apretó su clítoris hinchado entre sus dedos y se corrió con fuerza, gritando el nombre del rubio.

Naruto rugió apretando la mano que tenía anclada en la cadera de su compañera y salió un segundo antes de explotar. Hinata cayó completamente en la cama cuando él la soltó para sostenerse y no colapsar sobre ella, con su cuerpo fundido y la respiración agitada, intentó recuperar el aire perdido. Naruto se dejó caer de espaldas al lado suyo, su cuerpo relajado y sus facciones llenas de asombroso deleite. Aún no podía creer lo delirante que era compartir sexo con su compañera.

Él se había vuelto completamente adicto a ella, no podía besarla sin que su polla se alzara, ansioso de sumergirse en su jugoso y caliente coño. No podía acostumbrarse a la explosión que era su cabeza cada vez que soltaba su semilla y estaba ansioso por dejar de desperdiciarla y comenzar a crear vida con ella.

Naruto fue el primero en recuperarse, levantándose de la cama, buscó un trapo para limpiar su semilla del trasero de su hembra. Hinata sintió cosquillas cuando él la limpió suavemente, casi con ternura. Ella lo observó por encima de su hombro y Naruto le sonrió mientras descartaba la tela subiendo a la cama para tomarla y acomodarla en sus brazos.

-Buen amanecer, dulce compañera- susurró con los labios pegados a su sien para después darle un tierno beso allí.

Hinata sonrió, se preguntaba cómo podía ser un salvaje en la cama, siendo que hace unos pocos días era virgen, y después de unos segundos ser tan tierno y dulce. A veces parecía que tenía dos personalidades, era lujurioso e insaciable, pero también era tierno e inexperto. Naruto lograba despertar en ella demasiadas emociones, su corazón parecía inflarse con helio, porque se sentía flotar.

-Buen amanecer nene-, le dijo para acurrucarse más en el calor de su cuerpo.

Naruto tiró hacía atrás unos mechones de su pelo hecho un desastre, gracias al sudor y que él la había tomado desde allí para follarla al estilo perrito cuando ella se lo había pedido. Hinata sintió sus mejillas calientes mientras recordaba como le había dicho que la tomará de esa forma, como su mirada se había vuelto salvaje y primitiva. La tomó con tanta fuerza, que se había corrido dos veces antes de que él llegará a su propio clímax.

Hinata alzó la mirada hacia él sonriente, mientras él le devolvía el gesto.

-¿Qué es nene? ¿Un apodo cariñoso entre compañeros?

Hinata asintió.

-Hay muchos, de hecho-, le contó mientras su dedo dibujaba, distraídamente, los remolinos de los sellos.

-¿Cómo cuáles?- le pregunto mientras se acomodaba mejor en la cama, apoyando su espalda en la cabecera.

-Mmm, está: cariño, nene, bebé, amor. ¡Hay un montón de ellos!- Hinata rió entre dientes pensando en las cosas tontas que había escuchado a sus amigas decirles a sus novios.

-¿Y cómo llaman los machos terrícolas a sus compañeras?

-Cariño, bebé y amor se puede usar para ambos, o nena y cosas así- contestó con un leve encogimiento de hombros. Jamás había pensado en ello, puesto que sólo había tenido un "novio", y él no había sido muy cariñoso.

-¿Quieres que te diga de alguna forma que llaman los compañeros terrícolas?

Hinata lo pensó unos segundos para después descartarlo.

-No me molesta. Puedes decirme cómo quieras.. Mientras no sea pequeña- gruñó. Odiaba sentirse menos por su estatura, en la tierra se habían metido mucho con ella por su estatura.

Naruto rió bajo y asintió mientras tomaba un mechón de su pelo y lo acariciaba. Hinata vió como sus claros ojos se suavisaban mientras llevaba ese mismo mechón a sus labios.

- Quiero que seas feliz a mí lado, Hinata-, admitió-. Sé que sacrificaste mucho para quedarte conmigo y quiero darte todo lo que puedo.

Hinata se mordió el labio al sentir que los ojos se llenaban de lágrimas. Naruto le hacía sentir que su corazón podía explotar con sus palabras. Siempre sabía que decir para desarmarla y dejarla sin palabras.

-Soy feliz-, le dijo con la voz ronca, llena de emociones.

¿Cómo no podía serlo? pensó mientras lo miraba profundamente.

Naruto sonrió mientras acariciaba su mejilla sonrojada ahora. Él parecía no poder dejar de tocarla, siempre que estaba al alcance de su mano estaba acariciándola, siempre buscando un contacto directo.

-Yo lo soy inmensamente... nena-, le regaló esa sonrisa que le provocaba estragos, en su cabeza y corazón.

Su cuerpo sufrió por un buen escalofrío gracias a su voz ronca y baja. Tomó las mejillas masculinas para bajarlo y besarlo lentamente. Amando sus labios gruesos y suaves, la calidez y el gusto de su boca picante. Ella gimio cuando Naruto mordisqueó su labio inferior. Cuando lo había conocido no sabía besar, ni siquiera sabía lo que era un clítoris (aunque se había enterado que las hembras Konoha también los tenían); pero ahora él era un experto para despertar a su cuerpo.

-Te amo- le murmuró contra sus labios.

Hinata frunció el ceño mientras bajaba los platos a la mesa, los guardianes detuvieron su conversación en una esquina de la habitación y el agua que se escuchaba de la ducha de Naruto se cortó. La puerta volvió a sonar con golpes firmes pero suaves de cierta forma. Hinata se acercó al pasillo justo cuando Naruto salía apresuradamente del baño, con el pelo aún mojado y la ropa pegada a su cuerpo, se notaba que no se había secado.

-Justo iba a preguntarte si debía abrir la puerta-, le dijo mientras él se acercaba con grandes zancadas.

Naruto acarició su cabeza mientras se detenía a su lado, su expresión seria.

-Nunca la abras si no estoy yo-, le susurró antes de seguir hacía la apertura.

Hinata le frunció el ceño a su ancha espalda a punto de preguntarle la razón, lo siguió, tuvo que correr para alcanzarlo justo en la puerta.

-¿Por qué no puedo?- le susurró a su vez.

Naruto le sonrió mientras ponía su índice en sus gruesos labios, pidiéndole silencio. Hinata hizo un mohín, pero selló sus labios.

-¿Quién es?- gritó Naruto a la persona del otro lado.

Hinata escondió su sonrisa, pensando que su forma extraterrestre más avanzada, tendría una forma más tecnológica para ver quién estaba del otro lado de la puerta, que no sea gritando.

-Saludos, Uzumaki-Kyu. Le traigo una citación del Consejo.

Todo el cuerpo de Naruto se tensó a su lado y ella frunció el ceño, su humor escapando rápidamente. El macho abrió la puerta después de moverla a su espalda. Hinata pudo ver por un costado del torso de Naruto a un macho reptiliano con la expresión indescifrable mientras extendía una clase de tableta. Naruto la tomó y la leyó rápidamente; al estar tan cerca de él, Hinata pudo ver como, en su mandíbula, un músculo se contrajo.

Naruto apoyó su dedo pulgar en la pantalla y está se iluminó de celeste, después le entregó la tableta al reptiliano con una inclinación de cabeza y cerró la puerta sin esperar que el macho terminará la reverencia.

-¿Qué pasó?- preguntó cada vez más preocupada cuando Naruto ni siquiera la miró cuando camino a la mesa-. ¿Naruto?- lo llamó mientras él se sentaba y ella caminó hacia él.

Los guardianes ya estaban cerca de la mesa, mirando expectantes a Naruto. Pero él no hizo ademán de hablar mientras tomaba los cubiertos y comenzaba a cortar la carne. Hinata se sentó junto a él, tal vez no era empática como Naruto, pero se daba cuenta que estaba preocupado y enojado. Su ceño estaba fruncido, su mandíbula seguía apretada y miraba de tal forma a la comida que podría haberla evaporado.

-¿Vas a decirme o no lo que estaba escrito en eso?- le pregunto un poco molesta por su silencio.

Naruto suspiró mientras dejaba los cubiertos y se frotaba con ambas manos la cara.

-El Consejo me ha pedido una audiencia y un exámen físico para ti-, dijo al fin-. Yo hablaré con el Consejo, mientras a ti te revisan para saber si hemos copulado.

Hinata lo miró con ojos enormes y la boca abierta. El pánico subió rápidamente por su sistema y entendió por qué él estaba tan preocupado y enojado también.

-¿Por qué? Digo, sé que es una regla pero...- se detuvo maldiciendo por lo bajo.

Ella había sabido que era una regla y aunque se había dicho mil veces que no iba a ceder, cuando Naruto la tocaba no podía evitar que su cuerpo respondiera. El Kyubi gruñó y Hime gimió.

-¿Qué vamos a hacer?- Su mirada quedó clavada en su plato de estofado. Su estómago se revolvió, ya no tenía ganas de comer.

Naruto volvió a suspirar y estiró la mano para tomar la suya, le dió un apretón para que lo mirará. Sus ojos azules estaban llenos de confianza.

-No nos separarán, nena. Todo saldrá bien.

-Pero...- ella quería gritar de frustración y temor.

Justo ahora, que estaba profundamente enamorada de ese extraterrestre, iban a querer separarla de él. No le parecía justo. Era como darle un pastel, hacerle probar un bocado para que supiera que era delicioso y perfecto, para que después se lo quitarán.

-¡No es justo!- gruñó con los ojos aguados.

Naruto le sonrió, aunque no llegó a sus ojos y la acercó para juntar sus frentes. Hinata inmediatamente sintió la tranquilidad inundar su cuerpo, pero en el fondo podía sentir que acechaba el miedo. El miedo de perder a su compañero y todo lo que había descubierto que le gustaba.

¡No es justo!

Hinata tragó saliva cuando la puerta se cerró en su espalda. Miró lentamente todo el lugar mordiéndose el labio.

Hime se había quedado en la casa y Naruto se había ido hacia la reunión que tenía con el Consejo. Así que estaba sola y muy nerviosa, su corazón golpeando en su garganta. Una médica le sonrió y se acercó a ella con una carpeta. La doctora era tan alta como lo era Tsunade, pero su cabello era un negro muy brilloso que le llegaba hasta los hombros. Sus ojos oscuros era cálidos y amables. Aún que era muy parecida a una humana, su piel era de un color celeste muy claro, muy bonita.

-Hinata Hyūga, terrícola-, aunque no fue una pregunta, Hinata asintió-. Por favor, siéntese en la camilla, ya la revisaré-, su voz tranquilizadora.

Hinata se frotó las manos, ansiosamente, mientras daba los pocos pasos que la separa de la camilla y se subió a esta, dejando sus pies colgando unos cuantos centímetros. Miró a la doctora volver a su escritorio y agarra una carpeta que hojeo rápidamente.

-Usted fue atendida por Tsunade, ¿no?- preguntó casualmente y sin borrar su sonrisa.

-Si.

Hinata la vió anotar algo, para después pasar a la próxima hoja.

-Su compañero es Naruto Uzumaki y están compartiendo vivienda.

Hinata tragó saliva y su afirmación apenas fue un susurró.

-¿Han copulado?- la doctora preguntó sin levantar la mirada de sus hojas y con más curiosidad que reproche.

Hinata no iba responder a eso, sabía que si mentía, la revisaría y tal vez se daría cuenta que, en efecto había compartido relaciones sexuales con Naruto. Pero las cosas fueron tan rápidas que les fue imposible armar un plan. Naruto sólo le había dicho que no dijera nada, que si no decía algo no era mentir. Pero Hinata estaba demasiado nerviosa y era horrible mintiendo de todos modos. Sus ojos se movían frenéticamente por toda la habitación.

-Yo.. -dudo y se mordió una uña.

La doctora dejó de mirar sus hojas y se volvió a ella, Hinata esperó que la mirará de forma reprobatoría, después de todo había roto las reglas. Pero ella sonrió y se acercó a la camilla.

-No pasa nada, terrícola. Puedes negarte a contestar-. Hinata la miró con grandes ojos y la doctora le guiñó un ojo-. Es un derecho que usan la gran mayoría- dijo resaltando el «gran».

Hinata asintió y se sintió mejor por eso. Mantendría la boca cerrada y no diría más nada.

-Por favor, acuéstate. Te revisaré- le pidió amablemente mientras acercaba un tipo de carrito de donde saco los guantes para ponerse.

Hinata subió las piernas y se acostó, intentando pensar en cualquier cosa menos en que una desconocida, de piel celeste, miraría en su vagina para ver si encontraba alguna prueba de que había follado con Naruto. Su cuerpo estaba tan tenso que saltó cuando la doctora sacó unos soportes de rodillas del costado de la camilla.

-Por favor, pon las piernas en alto.

Hinata tomó valor y colocó sus rodillas dónde estaba el hueco para estás. Respiró lentamente mientras centraba su mirada en la luz del techo. Si podía, se imaginaría que estaba en la tierra y estaba en una cita con su ginecólogo.

-Con su permiso- susurró suavemente la doctora cuando corrió su vestido hasta tener toda la parte baja de su cuerpo desnuda.

Hinata cerró los ojos fuertemente y se mordió el labio.

Por favor, por favor que no encuentre nada, susurraba en su cabeza una y otra vez. Su cuerpo estaba completamente tenso, esperando el primer toque o algo, pero sus ojos se abrieron de par en par cuando la doctora le habló.

-Ya está, Hinata-Kya.

Hinata la observó moverse con una especie de hisopo largo y entubado hacía la mesa y dejarlo allí. Mientras bajaba las piernas, la doctora tomó una tableta y comenzó a teclearla rápidamente. Sacó el hisopo del tubo y lo insertó a un costado de la tableta, dejándola sobre la mesa y se volvió a Hinata mientras ella acomodaba su vestido.

-No tardará mucho en dar resultados, no te preocupes-. Hinata le sonrió débilmente y la doctora se acercó unos pasos a ella para susurrar muy bajo:-. La gran mayoría de los participantes tienen sexo antes de la aprobación del Consejo, lo importante es que el macho no deje su semilla en su interior. ¿Naruto-Kyu te ha dado su semilla?

Hinata parpadeó asombrada y negó con la cabeza, sintiendo su rostro caliente. La sonrisa de la doctora regreso con toda su fuerza.

-Entonces no debes temer- le dijo con un guiño.

-¿Entonces por qué...?

-Es una prueba para los machos, si son capaces de tener un control con su cuerpo. Muy pocos se dan cuenta de eso, pero la gran mayoría sabe que no deben dejar premiadas a sus compañeras antes de tiempo. Es bueno que Naruto-Kyu lo entendiera.

La tableta hizo un pitido y la doctora fue hacía allí rápidamente. Hinata parpadeó de nuevo, todavía estaba demasiado asombrada para hacer algo al respecto. Jamás le había preguntado a Naruto él por qué siempre se corría fuera de ella, no es como si pudiera pensar en ese momento después de todo.

-¡Perfecto! No hay residuos del gen de reproducción dentro tuyo...-, su sonrisa murió y su ceño se profundizó mientras seguía leyendo.

Hinata sonreía, era un excelente noticia, pero al ver su expresión se preocupó.

-¿Qué sucede?- susurró, temerosa de que algo hubiera salido mal.

La doctora la miró con asombro por unos segundos para después mirar otra vez la tableta, era como si no pudiera creer lo que estaba leyendo.

-¿Hay algo malo?- preguntó Hinata con la voz suave.

-Yo.. Jamás había visto esto-, la doctora negó con la cabeza-. Tu gen... la médica Tsunade no ha revisado tu gen de reproducción ¿verdad?

-Ella dijo que era compatible con la raza Konoha, ¿qué sucede?

La doctora siguió moviendo su dedo índice por la pantalla, anonadada.

-Eres compatible con el 88% de las razas existentes.

Hinata parpadeó, no sabía que significaba eso.

-¿Eso es malo?

La doctora de pronto soltó una risa fuerte.

-¡No! ¡Es asombroso!- gritó eufórica-. Tu raza podría ser la esperanza de razas que se están muriendo. Hay muchos machos que no pueden reproducirse sin sus hembras de pura raza, pero con ustedes si podrían. Lo mismo pasa con hembras, pero para ello deberíamos ver los genes de los terrícolas machos-. La doctora parecía muy emocionada cuando comenzó a teclear en la tableta, dándole la espalda.

-¡Ustedes no pueden hacer eso!- Hinata se bajó de un salto de la camilla, pero dió un paso atrás golpeando su espalda baja contra ésta cuando la doctora se volteó con los dientes descubiertos. Un fuerte gruñido salió de ella y Hinata miró a todos lados buscando algo para defenderse por si la atacaba.

-Lo siento, terrícola- dijo la doctora después de unos segundos, cuando se dió cuenta que estaba acechando a Hinata. Su expresión de furia fue remplazada por una melancólica-. Tu gen es compatible con mí raza de machos. Las hembras tenemos una enfermedad en el vientre que nos hace perder las crías. Todos nosotros somos clones de nuestras antepasados, pero las hembras somos estériles. No somos aptas para la Unión y nuestros machos están perdiendo la esperanza...

-Pero aún así- le interrumpió al ver qué ya no representaba una amenaza para ella-, no pueden tomar a las humanas para reproducirse por qué pueden. Los terrícolas tenemos derechos que se deben respetar igual que cualquier raza.

La doctora pareció arrepentida y derrotada.

-Tienes razón, mis disculpas.

Hinata sintió que el enojo bajaba mientras veía el rostro cabizbajo de la doctora mientras ésta dejaba la tableta en su escritorio.

-Lo siento mucho por tus machos, ojalá puedan encontrar una solución.

La doctora sonrió, aunque no llegó a sus ojos.

-El Consejo lo hará. Ellos respetan todas las razas y conseguirán un acuerdo con los terrícolas-. Hinata quiso discutir ello, pero desistió cuando la doctora le dijo:- Ya puedes irte, tu compañero debe estar nervioso.

Hinata asintió y comenzó a irse, antes de abrir la puerta se volteó a la doctora.

-Gracias- dijo con una sonrisa genuina. Puede que no le gustará que quisiera tomar humanas para sus machos, pero sin duda la había ayudado con el exámen.

La doctora le sonrió, está vez más sincera y le hizo una reverencia con la cabeza.

Naruto mantuvo la mirada baja en señal de respeto frente al Consejo. Él sabía que en ese momento Hinata debía estar siendo revisada. Él esperaba que ella no dijera nada de sus relaciones, pero él no podía mentir al consejo.

-Macho, Naruto Uzumaki, ha sido llamado por pruebas de copulación con su compañera-. Habló el Deus- ¿Cómo responde a estás?

-Me gustaría verlas, admirable Consejo- pidió Naruto con la voz grave.

El Shart hizo una seña con la mano y un guardián Snaffss abrió una puerta de costado. Naruto abrió los ojos grandes cuando vio pasar a Sakura Haruno. Ella no lo miró, sus ojos verdes estaban fijos en los tres del Consejo que la observaban caminar a ellos.

-Sakura Haruno nos ha dicho que durante la duración de la segunda prueba de hembras, estaban en el apartado compartiendo una costumbre escandalosa-, dijo el Deus cuando Sakura se arrodilló frente a ellos-. Di tu versión, hembra.

Naruto miró la cabeza de Sakura, ya que mantenía su rostro oculto por su cabello rosa.

- Honorable Consejo-, comenzó-. Uzumaki-Kyu y su pareja, la terrícola, estaban boca a boca, sus lenguas estaban tocándose-, dijo con cierto asco en su tono. Naruto ocultó su sonrisa, ella no sabía lo maravillosa que podía ser esa experiencia-. La hembra estaba sentada sobre él y el olor de ambos estaba por todo el apartado.

El Deus estaba por hablar, pero el Shart levantó su mano. El ser alado le hizo una seña para que hablará.

-¿Viste su órgano reproductor?

Sakura levantó la cabeza y miró al Shart con sorpresa.

-¡Claro que no!- respondió.

-¿La hembra hizo gemidos? ¿Algún ruido que demostrará que estaban copulando?- su tono parecía bastante molesto.

Sakura negó con la cabeza mientras Naruto miraba asombrado a Lax, el macho rojo del Consejo, parecía estar defendiéndolo de cierta forma.

-Esto de estar boca a boca es una costumbre terrícola-, habló el Deus después de un soplido astiado de Lax-. Se llama beso y es algo que generalmente comparten los compañeros o parejas. Eso no es copulación, hembra.

Naruto sonrió y miró a Sakura, la hembra que conocía desde cría y si todo hubiera salido como había planeado, habría sido su compañera. Nunca había estado más feliz por haberse quedado dormido.

-P-pero.. - susurró, pero cerró la boca cuando Lax levantó una mano nuevamente.

-¿Tienes otra prueba?- bufó.

Sakura observó a los tres seres del Consejo, todos mirándola fijamente. Ella tragó saliva y miró a Naruto, él también la miraba con una ceja rubia alzada.

-No-, dijo al fin bajando sus ojos al suelo.

-Puedes retirarte- dijo el Deus.

Se mantuvieron en silencio mientras Sakura se levantaba y caminaba cabizbaja. Naruto se volvió al consejo una vez que la puerta fue cerrada cuando la hembra Konohagakure había salido.

- Admito que he compartido besos con mí compañera, Hinata. Pero eso no es copulación-, Naruto se sintió orgulloso de no haber mentido aún.

El gris podría darse cuenta en seguida si llegaba a mentirles y ese sería su fin. Debía ser astuto y conseguir mantener esa información guardada. Lax sonrió mostrando sus colmillos y el Deus hizo una mueca para mirar al gris. Naruto mantuvo la mirada extraña del gris, sus párpados entrecerrados, le daban una expresión amenazadora. Pero Naruto estaba decidido a quedarse con Hinata y no admitiría que había completado su unión.

Naruto sintió un extraño cosquilleo en su cabeza y frunció el ceño.

-Tranquilo cachorro, está queriendo ver tus recuerdos, pero no lo dejaré- gruñó.

Naruto agradeció haberle hecho caso a Kurama cuando, prácticamente, lo obligó a que lo llevará.

Los minutos fueron pasando, el silencio parecía cada vez más pesado hasta que el gris apartó la mirada de él.

-Muy bien, puedes marcharte- dijo el Deus.

Naruto hizo una reverencia y caminó a la puerta. Respiró aliviado y sonrió cuando está se cerró atrás suyo. Pero se tensó completamente cuando la hembra Haruno caminó hacia él.

-Sakura-, le saludo con una inclinación y su expresión sería, pero no se detuvo. Caminó por el pasillo, llendo a buscar a Hinata.

-¡Naruto! Espera- Sakura corrió trás él y lo tomó del brazo para detenerlo.

Naruto se detuvo, aunque el reflejó de apartarse fue fuerte, él jamás dañaría a una hembra. La observó con frialdad, aún no podía creer que la hembra que conocía desde crías le haya traicionado de esa forma.

-¿Qué necesitas Sakura?- preguntó sin poder ocultar su mal humor-. No puede creer que puedas hablar con alguien que rompe las reglas, según tú.

Sakura hizo una mueca.

-Yo...- ella se mordió el labio-. No sabía que era una costumbre terrícola, Naruto- susurró.

-¿Y eso que cambia?- Naruto le frunció el ceño-. Pareciera que no me conoces...

-¡Si! Si que te conozco...

-Pero no dudaste en echarme sobre el Consejo- gruñó-. Sabías perfectamente que si no gano está Unión no podré tener descendencia-. Naruto suspiró, su molestia transformándose rápidamente en tristeza-. Me haz traicionado.

Sakura hizo una mueca dolorosa.

- Todavía tendrías otra..

-¡Sabes que no!- explotó. Respiró profundamente, queriendo calmarse y bajó la voz-. Si soy descalificado no podré tener otra oportunidad, Sakura. Lo sabes perfectamente, así que no te hagas la inocente conmigo-. Naruto negó con la cabeza, ya estaba cansado que los juegos de las hembras de su raza-. ¿Cuál es tu problema? ¿No eres feliz con tu compañero?

-Si que lo soy, esto no tiene que ver con eso-, ella hizo un mohín.

Antes, Naruto habría pensado que era tierno, pero ahora sólo Hinata despertaba esos sentimientos en él.

Él esperó una aclaración y al ver qué no contestaba, le volvió a preguntar. Sakura respiró hondo y le susurró:

-Ella no tendría que estar aquí.

Naruto frunció el ceño.

-¿Quién?

-Tu compañera- gruñó-, la terrícola-, ella se acercó un poco más a él para susurrar, con voz compasiva:- Ella es tan débil Naruto, no sabe nada de nuestro planeta o costumbre-. Su expresión se endureció de repente-. Ella te corromperá y...

Naruto se separó de un tirón de ella y dió un paso hacía atrás con obvia sorpresa, pero rápidamente su expresión se convirtió en cólera contenida.

-Agradece ser hembra, Sakura-, gruñó profundamente-. Te cortaría la garganta por lo que dices de mí compañera.

La hembra lo observó anonadada por su reacción, hasta que apretó sus finos labios.

-Ella ya te ha corrompido-, levantó su mentón y lo miró como si fuera lo más sucio que había visto en su vida.

Naruto dió un paso más cerca de Sakura, agachando su cabeza para estar cerca de su rostro. No se sintió culpable de mostrarle los colmillos como una amenaza silenciosa.

- Mantente alejada de Hinata, Sakura-, su voz baja pero peligrosa-. No me importará arrancarle el corazón a tu compañero si algo le llega a pasar a ella. La amo y es mía, ¿te queda claro?

Sakura le mostró los colmillos también, su rostro torcido en furia. Gruñó profundamente, pero no dijo nada. Naruto se alzó en toda su estatura para darle otra mirada fría, antes de voltearse y detenerse en seco.

Hinata lo miraba desde el otro lado del pasillo, sus ojos enormes y llenos de lágrimas le preocupó en seguida.

-¿Hinata?- la llamó cuando comenzó a caminar a ella, pero su hembra negó con la cabeza y salió corriendo.

Naruto se detuvo, sólo un segundo, por la sorpresa y salió a correr siguiendo la.

Maldijo cuando llegó a la puerta de la sala de Consejo y nadie había allí. Hinata había corrido hacía el mercado y ya la había perdido de vista. Corrió intensificando su olfato, una vez que entro en los intrincados pasillos del mercado, el aroma dulce de su compañera se mezcló con los olores del mercado y maldijo interiormente.

Hinata se detuvo cuando el pasillo se cerró con una gran pared. Los puestos de diferentes cosas quedaron atrás, igual que los extraterrestres de distintas razas.

¿Por qué había huido? Ni ella se entendía.

Respiró profundamente, sintiendo una bola pesada en su pecho. Ella sabía que Naruto era incapaz de traicionarla, ¿entonces por qué había corrido? ¿Por qué se había alejado de él?

Una parte de ella le decía que Naruto era demasiado perfecto para ella, que él estaría mejor con una mujer como Sakura, de su propia raza. Esa misma voz que le había dicho antes que dejará todo y volviera a la tierra. Pero su corazón había tomado el control y ella se había enamorado de Naruto, había bajado la guardia y le había permitido entrar allí.

¿De verdad creías que Naruto podría amarte? Le pregunto la voz de su cabeza. Eres muy ingenua, Hinata. Un macho como él...

Hinata hizo una mueca, apretando su mano en su pecho.

Naruto me ama, discutió consigo misma. Él es tierno y me quiere...

Naruto te desea, desea tu cuerpo porque eres diferente a las mujeres que está acostumbrado. Pero ¿De verdad te ama?

Hinata se apoyó contra la dura y fría pared, hacía mucho tiempo que su cerebro y su corazón no se peleaban entre sí. Ella siempre había seguido a su corazón, hasta que se lo rompieron y su cerebro tomó la delantera, cuidándolo y haciendo un duro muro para no volver a lastimarse. ¿En qué momento Naruto había roto sus defensas y había sacado su corazón de las sombras?

Su trabajo había sido tan silencioso, que ella simplemente se dió cuenta de ello cuando Naruto ya tenía al corazón en sus grandes manos.

Le diste el poder para que pueda destruirte, susurró su cerebro.

¿De verdad? ¿Crees que Naruto no nos ama? Estás muy resentida, él sólo nos ha acompañado y apoyado cuando lo necesitamos. Él solamente nos ha cuidado y respetado. ¿Y dudas de él sólo por ver qué habla con esa hembra?

La voz de su cerebro se mantuvo en silencio.

Ella de verdad se sintió culpable y tonta. ¿Cómo no podía confiar en él?

Respiró profundamente y cuando se volteó para volver, lo vió apoyado en la pared del callejón. Naruto tenía sus grandes brazos cruzados en su ancho pecho, apoyando sólo un sólido hombro contra la pared y con los tobillos cruzados. Su rostro eran una mezcla de emociones, preocupado, curioso y enojado. Cuando Hinata reaccionó, parpadeó y desvío la mirada.

-Naruto...- susurró.

-¿Por qué te fuiste?

El cuerpo de Hinata se crispo cuando el tono duro de su voz llegó a ella. Se mordió el labio, sin saber si decirle las cosas tontas que había llegado a pensar. Él se sentiría muy desilusionado cuando lo supiera.

Hinata saltó cuando dedos firmes tomaron su barbilla y tiró su rostro hacía atrás. Su mirada culpable se conecto con la de Naruto, sus ojos azules llenos de incertidumbre.

-Nos prometimos ser sinceros, Hinata-. Una sonrisa bailó en sus labios-. A calzón quitado.

Hinata se ahogó con una risita, aún recordaba como Naruto había querido desnudarse cuando ella le había dicho eso cuando se conocieron. Y se sintió más culpable aún.

Naruto frunció el ceño al sentir esa enorme sombra cernirse sobre su compañera. El sentimiento era terriblemente doloroso y asfixiante. Lo que sea que estaba preocupando a su hembra no le gustó ni una pizca. Alcanzó su brazo con su mano libre y la empujó contra su pecho, encerró su suave cuerpo contra él y la abrazó fuerte. Había sentido un gusto feo en su paladar con el sentimiento que había sentido cuando la encontró. La había observado encorvada, parecía derrotada y enojada, pero rápidamente había cambiado a dulce y particular, ese que sentía cada vez que decía que lo amaba, para cambiar drásticamente de nuevo. Sus sentimientos había subido y bajado junto con ella, y estaba algo mareado cuando Hinata se había vuelto hacía él. Ahora sólo quería consolarla, apartar cualquier cosa que le molestará.

-¿Qué sucede mí dulce?- le susurró al oído.

Hinata tembló, se sentía débil cuando Naruto la tomaba de esa forma. Lloró, porque sabía que no tenía derecho de desconfiar de él, y aún así... aún así ella había pensado lo peor de él. Se aferró a su camiseta, no queriendo separarse de él nunca.

En los brazos de Naruto estaba su hogar, ella reflexionó. Se sentía segura, amada y aceptada.

- Perdóname- susurró contra su duro y caliente pecho.

Naruto frunció el ceño, pero acarició lentamente su espalda, sintiendo su pequeño cuerpo temblar contra el suyo. Esperó, pacientemente, hasta que ella se calmó para separarse sólo un poco de ella para poder mirar su hermoso rostro.

-Te amo nena, no huyas de mí-, le pidió suavemente-. Jamás permitiré que nos separen. Si te enojas conmigo, golpéame, gritame, o lo que sea. Pero jamás te alejes de mí de nuevo. ¿Si?

Naruto tomó un mechón de su pelo negro azulado y lo colocó, con delicadeza, trás su oreja y le sonrió. Hinata estaba pérdida en sus ojos tan llenos de amor y comprensión y lo supo en seguida.

Naruto no permitiría que ella se escondiera, él siempre la buscaría, así que no podía hacer lo que siempre hacia en la tierra. Correr y esconderse mientras se lamía las heridas pasadas. Naruto la arrastraría a su presente y la obligaría a afrontar sus miedos y defectos. Él no sólo peleaba contra los de su raza para que la aceptará, también lucharía contra sus inseguridades y, con lo testarudo que era, ganaría.

-Nunca más lo haré- prometió con una sonrisa, que Naruto le devolvió.

-¡Bien! Porque siempre te encontraré, nena.

Hinata parpadeó las lágrimas que quisieron escapar y sonrió mucho más.

- Cuento con ello.

Hinata respiró profundo y abrió la puerta del apartado para salir a la arena a encontrarse con Naruto para la última prueba. Hime en su hombro la acompañaba.

17 hembras en fila entraron a la Arena. Hinata sintió la pesada mirada de Sakura Haruno sobre ella, pero en ningún momento la miró. Naruto le había contado lo que había pasado en la sala del Consejo y se sintió furiosa con la hembra. Ella había tenido que confesar por qué había huido del edificio y Naruto se había asombrado de su pensamiento. Pero no sé había enojado, él le entendió, diciendo que como los terrícolas no tenían los sentidos tan desarrollados como los Konohagakures, no había podido sentir el fuerte olor a rechazo que él sintió por Haruno. Pero, no tuvo problemas en mostrarle todo lo que él sentía por Hinata parte de la noche, cuando estuvieron solos en la cama.

La mirada de Hinata se clavó en Naruto cuando lo vió, con Kurama a su lado Su pecho sólo cubierto por las dos correas que se cruzaban y sus piernas con pantalones negros y ajustados, los mangos de las largas espadas se asomaban por encima de sus anchos hombros. Hinata se detuvo a unos pasos de él y todas las hembras y machos, se voltearon para presentar sus respetos al Consejo.

Extrañamente, se sentía muy tranquila mientras, después de la reverencia, se acercaba los dos pasos que la separaba de su compañero. Naruto tomó su mano y la apretó levemente. Hinata bajó la mirada allí, para después ver el perfil del rostro de Naruto a su derecha.

Naruto miraba fijamente la pantalla donde estaba el Consejo, su expresión llena de resolución, sus rasgos duros y extraños, pero a la vez tan familiares, fueron una ola de seguridad. También vió al Kyubi en forma adulta a la izquierda de Naruto, su rostro tan altanero y lleno de inteligencia. Sus brillantes ojos rojos llenos de sabiduría, estaba resuelto a pasar esa última prueba.

Hinata sonrió para después mirar a Hime a su izquierda. Su pequeña gata sonreía y estaba ansiosa. De repente se sintió contagiada de todas las energías que había a su alrededor. Las tribunas llenas de carteles por primera vez le llamaron su atención y sus ojos se abrieron asombrados cuando vio una especie de pancarta con su imágen. Fue difícil, pero le pareció escuchar su nombre gritado por varios. Su rostro se coloreo, pero su expresión se volvió decidida. Apretó la mano de Naruto, lista para terminar esa competencia de una vez.

-Les damos la bienvenida a las diecisiete parejas que han llegado a la prueba final-. Las tribunas rugieron con distintos nombres y la arena tembló bajo los pies de los concursantes-. ¿Están listos para la última prueba?

Tanto Hinata, como Hime, como Kurama y Naruto lo estaban.

-¡Muy bien! Demos comienzo a la última prueba de este giro, y así sabremos quienes tendrán su Unión.

La oscuridad engulló a todos cuando la voz se detuvo y Hinata respiró profundamente. Aún podía sentir el apretón en su mano de su compañero y a Hime en su hombro. Se sentía tranquila de todos modos, era muy diferente enfrentar una prueba solamente con Hime, que hacerlo con Naruto a su lado. El sólo hecho de sentir su presencia, era tranquilizador.

Hinata sintió el suelo temblar bajo sus pies y la gran mano que la sostenía se apretó un poco más. La luz comenzó como un punto lejano y como si estuvieran en un túnel, comenzó a acercarse y agrandarse. Rápidamente, la cegadora luz los golpeó con la sufriente fuerza para que tuvieran que taparse los ojos para evitar algún daño en sus retinas.

Cuando sus ojos se adaptaron a la luz, miraron el lugar donde se encontraban. Una pequeña cabaña de madera estaba en medio de lo que parecía un bosque. Naruto, Kurama y Hime seguían con ella. Naruto fue el primero en reaccionar y caminó, soltando su mano, hacía la puerta de la cabaña. Hinata se acercó a su espalda mientras Hime saltaba de su hombro, ambos guardianes a la espalda de la pareja.

La gran mano de Naruto casi comió el picaporte, mientras lo apretaba la miró sobre el hombro.

- Quédate atrás mío, nena- advirtió en voz baja-. No sabemos lo que haya aquí.

Hinata asintió sin ganas de contradecirle.

-Te mantendré a salvo, dulce- le prometió.

-Lo sé- Hinata confiaba en él ciegamente.

Naruto le sonrió, tranquilizador, antes de que su expresión se endurecierá y sacará con su mano libre una de sus grandes espadas. Hinata se alejó un poco de él, dando unos pasos al costado, apoyando su espalda en la dura pared de madera de la cabaña. Su corazón comenzó a golpear en su pecho, sus brazos comenzaron a quemar y ella supo que era el té, que estaba activando sus neuronas de supervivencia. Un cosquilleo subió por sus cuatro extremidades y ella también sacó su espada más corta y liviana.

Kurama se colocó entre ella y Naruto, Hime a su espalda. El pelaje del Kyubi se erizó, pareciendo el doble de su tamaño y ella se sintió agradecida. Kurama iba a protegerla tanto como lo haría Naruto mientras Hime cuidaba sus espaldas.

Por fin Naruto abrió la puerta de un tirón y entro rápidamente, era sólo un borrón cuando se sumergió a la iluminada cabaña. Ella entró tras Kurama, lista para pelear pero se detuvo en seco cuando vió lo que había en su interior.

-¿Qué...?- susurró sin poder creerlo.

¡Kyaaaa! ¡Que emoción!

Ni siquiera sé sabe cuál será la última prueba... ¿qué creen que pase?

Me costó escribir un poco esto... Quise poner algo de drama y después dije"Pa'qué" XD... estamos cerca del final, creo que mí mente no quiere terminarlo jaja XD. Pero le digo que puede seguir con la próxima historia, así que se calma bastante. UwU

Si, lo sé. Estoy bastante loca jajaja.

Saben que siempre espero ansiosa sus comentarios, me ayudan mucho cuando estoy estancada porque me impulsan a seguir con la historia. GRACIAS ʕ·ᴥ·ʔ

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