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Familia

La historia me pertenece, los personajes(algunos), por otro lado, pertenecen a Masashi Kishimoto.

LA UNIÓN

Capitulo V

§

La Sangre te hace pariente.

Pero la Lealtad te hace Familia.

§

Familia

Naruto se despertó sobresaltado cuando algo fuerte cayó en otra habitación. Se sentía desorientado, preguntándose dónde estaba, se sentó en el suelo.

¿El suelo?

Miró a su Kyubi observarlo sentado en su almohadón, y le frunció el ceño.

—No digas una palabra.

Naruto se pasó la mano por la barbilla, le dolía el cuello y la espalda por no dormir en su cama. Todo por culpa de una obstinada terrícola que lo echó de su propia habitación. Después de decirle que debía dormir en su cama, porque no esperaba que su elegida se quedará con él y no había preparado nada, ella prácticamente explotó. Gritándole palabras, de las cuales más de la mitad no entendió, pero si comprendió que ella pensaba que él quería copular con ella. Naruto se había horrorizado, además que su sistema estaba dormido y que estaba prohibido para los concursantes tener relaciones físicas antes del mandato del Consejo, le había aclarado que no sentía esa necesidad por ella.

Eso había sido un error.

Ella se puso más violenta, tirándole almohadones, aunque sin hacerle daño. Se fue muy ofendida a la habitación, su habitación, y se encerró con su guardiana.

Naruto volvió a suspirar cuando se escuchó otro ruido y un pequeño chillido. Se levantó y se estiró los huesos adoloridos.

—Vamos antes de que rompan algo.

Abrió la puerta de la habitación de su Kyubi y ambos salieron.

—No creo que funcione de ese modo Hinata—. Se escuchó la voz del gato mientras se acercaban.

—¿Que tan difícil puede ser?— la voz de Hinata se escuchaba algo frustrada—. Mmm, no entiendo ni una palabra—, se lamentó.

—Es dialecto alienígena.

—El premio para lo obvio es paraaa...— Su tono alto y cantarín—. Ya lo sé Hime—, se quejó cambiando el timbre—.¿Crees que debería despertarlo?

—Creo que deberías disculparte...

—¿¡Disculparme!?

—Sabes de lo que hablo.. Tu reacción fue exagerada.

—¿¡Exagerada!? Hime...— Hinata se detuvo y Naruto se asomó para observarla en una lucha de miradas con su guardiana, la pequeña en el suelo y la terrícola parada frente a su surtidor.

—¿Tengo que volver a decirte la razón por la cuál creo que te ofendiste tanto? — Hinata bufó y se concentró en la pantalla del dispensador, tocando o arrastrando el dedo—. Si, sigue negándolo. Las dos sabemos la razón—, Naruto se asombró cuando la guardiana lo miró directamente—. Por favor, ven a darnos el desayuno antes de que Hinata saque a otro ser vivo de allí para comer.

Naruto se acercó, notando la columna tensa de la hembra.

— Buen amanecer— saludo cuando estuvo a su lado. Hinata no lo miró, aunque él notó la extraña coloración de su rostro. Por un momento creyó que había comido algo, que le cayo mal, antes de que él se levantará—. ¿Te encuentras bien?

—Perfectamente —, respondió automáticamente y alejándose de Naruto.

Él se encogió de hombros y pidió el desayuno para todos en su dispensador. No había tiempo para otra discusión, tenía que llevar a Hinata a la ala médica y después ir a ver a su Yaya.

Sería una larga rotación.

Naruto bajó lentamente de sus brazos a Hinata cuando aterrizó en la puerta del edificio médico. El olor fresco y algo dulce de su piel limpia se impregnó en él. Antes de salir Hinata le exigió que le mostrará la ducha, aunque no quiso ponerse ropa de él. Naruto no se preocupaba por ello, le pediría a Tsunade ropa de su medida.

Esta vez había decidido no llevarla sobre su hombro cuando la hembra le explicó que eso no le hacía bien a su estómago y que, precisamente eso, había provocado que se activará su sistema de defensa(aunque ella lo llamó vómito). Llevarla en sus brazos no fue una gran tarea, no era muy grande y no pesaba mucho, Naruto se cansó de decirle que había entrenado con cosas muchísimos más pesados que ella. Hinata se había aferrado a él cuando había empezado a saltar por los techos, pero Naruto no podía arriesgarse a otra pelea si iban por las secciones. Su raza era desconocida en su planeta y era normal que llamará la atención.

Había odiado su olor a miedo cuando el día anterior, otros seres se acercaron demasiado a ella.

Se preguntaba, cómo lo haría en las pruebas si no podía aguantar un poco de interés. Esperaba que lo intentará, al menos. Ambos dependían de ello.

Naruto guió a Hinata por las habitaciones, llendo directamente a la ala médica de Tsunade. Ella sabía que él llegaría ese día para los respectivos tés para ambos. Se detuvo en la puerta y llamó para abrirla al momento siguiente.

— Tsunade—, llamó entrando primero y sosteniendo la apertura para que pasara su compañera.

Hinata pasó lentamente y observó todo con los ojos enormes. Ninguno de los guardianes estaban con ellos, habían decidido dejarlos en su hogar, después de todo no tardarían mucho con esas dos visitas.

Esperaba que su Kyubi no peleará con la guardiana de su hembra. Ahora que sabía que ese era su estado normal, se preocupaba más. Ambas hembras eran pequeñas y débiles, físicamente hablando. Por un momento pensó si podía entrenarla, pero no tendría el tiempo suficiente.

Tsunade apareció por una puerta de un costado, su bata médica impecable, igual que su apariencia. Se sorprendió al ver cómo sus pechos habían crecido y sonrió.

—Mi felicidad. Una nueva cría en camino— dijo dando un paso a ella.

Tsunade tomo sus brazos, igual que él para poder completar sus felicitaciones, mientras una suave risa salía de ella.

—Gracias mí Nino, estamos muy complacidos con Dan.

Tsunade dió un pasó atrás soltando su abrazo, aún con la sonrisa brillante de una mujer premiada y miró a un costado de él. Sus ojos miel se agrandaron un poco al ver a su hembra. Naruto sonrió, Hinata era muy llamativa y, en el fondo, sabía que era muy bonita. Esperaba poder ganar la Unión, sería muy fácil mantener su lealtad con ella.

Naruto dió un paso al costado mientras instaba a Hinata a dar un paso adelante, apoyando su mano en la espalda de su hembra.

—Ella es mí futura compañera, Tsunade. Hinata, terrícola. Es rara ¿no?

La médica miró a Hinata intensamente, y su ceño se frunció, gruñó violentamente mostrando sus colmillos, logrando que Hinata diera un paso atrás. Naruto se sorprendió por la reacción de la antigua amiga de su clan. Tsunade tomó su codo y lo empujó a un costado, lejos de Hinata mientras miraba en advertencia a la pobre hembra que cada vez parecía más aterrorizada.

—¿Que significa esto Naruto?— preguntó con los dientes apretados, sin apartar la mirada de la otra.

Naruto miró sobre su hombro a Hinata, ahora su miedo estaba dando paso a otra emoción que aún era demasiado débil para saber de qué se trataba, pero crecía potencialmente.

—Ella es mí selección para la Unión.

Tsunade volvió a gruñir y miró a Naruto.

—¡Ella está premiada! ¡Mira sus pechos!

Naruto rió, no pudo evitarlo, cuando escuchó el jadeó de Hinata.

—¡No estoy embarazada!— gritó ella cruzando sus brazos sobre su abundante pecho.

Naruto no pudo evitar que su miraba fuera allí. Bien, él había creido lo mismo cuando la vió.

—No te preocupes Tsunade, su raza no necesita las hormonas de la cría para que crezcan—. Aclaró él sin apartar la mirada.

—¡Hey amigo! Mis ojos están arriba.

Sonrió cuando volvió a ver los extraños ojos de su compañera. Puede que ella fuera singular, si ella lograba pasar las pruebas, él sería la envidia de muchos machos.

Tsunade ahora la veía con una ceja alzada y se acercó unos pasos a la otra hembra. Caminó a su alrededor, Hinata, apesar de su terror inicial, miraba desafiante a la médica y Naruto se sintió complacido. Puede que sea pequeña, hasta Tsunade era más alta, pero no sé achicaba y eso le daba esperanzas.

—Por ella fue el informe con una actualización del traductor ¿no?

Naruto se encogió de hombros.

—Supongo, a mi me dieron una actualización cuando la elegí—. Dijo apoyándose en la mesa de exámen.

Tsunade dirigió su mirada preocupada a él.

—¿No había una mejor especie Nino? — Hizo una mueca observando a Hinata—. Parece tan pequeña.

—No había —, no quiso admitir que se había quedado dormido.

Tsunade suspiró mientras caminaba a su escritorio.

—¿Saben que entiendo cada palabra de dicen o no? Hablan de mi como si fuera una cosa—. Hinata lo miró con una mirada furiosa.

Naruto intentó parecer culpable, pero sólo estaban diciendo la verdad.

—No hay animos de ofender, terrícola—, dijo Tsunade mientras se sentaba y buscaba los tés entre sus cajones—. Sólo estoy señalando algo obvio, las pruebas de la Unión son feroces, tu piel parece suave y no tienes músculos—. Sacó un papel y comenzó a hojearlo—, no tienes sistemas de defensas incorporados. Tus uñas son inútiles y tus dientes son romos. Tus huesos son frágiles y tus venas están muy cerca de la superficie, lo que logra hacerte moretones fácilmente. ¿Me equivocó?— La médica alzó la mirada, observando a Hinata.

Naruto también la miró, preocupado. Era mucho mas frágil de lo que pensaba. Hinata tenía una mueca, pero su expresión desafiante no desaparecía.

— Puede que no sea súper fuerte, pero tengo intelecto. Le aseguro que puedo ganar las pruebas.

Naruto sonrió, así que al fin había aceptado su destino.

Ambos ganarían.

Hime observó curiosa hacia abajo por el balcón, pensando en cuánto tardarían Hinata y Naruto en volver. Estaba muy aburrida y ya se había cansado de dormir. El Kyubi se había encerrado en su habitación y no era una gran compañía.

Suspiró y volvió al departamento, decidida a echarse otra siesta. ¿Que otra cosa podría hacer en un planeta desconocido? Si estuviera en la tierra, podría dar una vuelta por los tejados y entretenerse un rato. Pero aquí no podía salir. En la tierra ella era la depredadora, pero aquí podía haber alguna creatura voladora que la comiera en un dos por tres.

Eligió una de las tantas almohadas que había en el piso y se enroscó, lista para echarse una cabeceada cuando sintió el olor de el guardián de Naruto. Los pelos de su lomo se elevaron al sentir el peligro y saltó justo a tiempo cuando el gran cuerpo del Kyubi cayó dónde antes estaba ella. Con otro salto rápido llegó a la mesa, sintiendo el gruñido del zorro.

Hime se volteó, mostrando sus dientes y bufando. Se preocupó cuando lo vió en su "estado adulto", como lo había explicado la noche anterior Naruto. Ella estaba segura que podía hacerle frente con su estado anterior, pero con ese tamaño tenía las de perder.

No se movió, no habló, sin estar segura si él la entendería. Nunca lo había escuchado hablar hasta ahora.

Su columna se arqueó cuando él dió un paso a ella, una sonrisa depredadora. Su cola se agitó de un lado a otro, nerviosa.

Pensó que era peligroso salir y, tal vez era más peligroso quedarse.

Soltó un gruñido, no quería pelear, pero lo haría si él la provocaba. El Kyubi se detuvo, observándola.

¿Qué quieres?— siseó, ya sin poder evitar hablarle.

No recibió respuesta del zorro, con un rápido movimiento, éste saltó aterrizando justo frente a ella en el suelo. Hime actuó por instinto. Su pata golpeó su hocico, sus garras hundiéndose, y alejándose de nuevo. Sólo fue una advertencia, que solamente sirvió para que él Kyubi le gruñera.

Su gran hocico se abrió listo para morderla, Hime saltó al suelo, del otro lado de la mesa y el Kyubi la siguió, volcando todo a su paso. Ella corrió sin detenerse hasta la pared, dónde tomó impulso y se volteó en el aire para terminar en el lomo del zorro. Ancló sus dientes en su cuello y trabó su mandíbula cuando él comenzó a agitarse. No le sirvió de mucho, ella voló lejos de él con una sacudida fuerte. Aterrizó en sus cuatro patas y se erizo de nuevo, está vez dándole alaridos amenazantes, enojada.

El Kyubi se acercó lentamente, depredador, con la cabeza gacha, los ojos rojos fijos y los dientes descubiertos. Hime alargó sus uñas, lista para defenderse cuando él se detuvo a pocos pasos.

—¿Así cuidarás a tu hembra?— Hime se asombró al escucharlo. Su voz profunda y casi un gruñido—. Eres débil, como ella. Ambas morirán en las pruebas.

Hinata miró las prendas que le había dejado Tsunade después de que la había revisado. En un principio quiso negarse a que ella la viera, pero decidió que era lo suficientemente mayor como para hacer un escándalo por un mero capricho.

Se vistió con uno de los vestidos holgados, sin preocuparse en el color. Ella nunca fue de los vestidos ni de las polleras, le gustaba los pantalones. Eran mejores para moverse. Se sentía algo desnuda al no tener ropa interior, pero la había guardado junto con su ropa en una bolsa.

Salió cuando Naruto estaba poniéndose la camiseta y se acercó cuando la doctora le dijo que lo hiciera. Miró a Naruto sentado, que la observó fijamente mientras se acercaba y se detuvo repentinamente con su intensidad. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos vidriosos, como si estuviera un poco borracho. Su boca se abrió levemente, pero Hinata pudo ver sus colmillos asechar.

— Acuéstate un momento Nino, mientras le doy el té a tu compañera—. Dijo Tsunade apoyando su mano en el pecho de Naruto, intentando que él se recostara en la cama médica.

Hinata sintió su cuerpo apretarse cuando Naruto no desvío la mirada acalorada de su cuerpo. Sus ojos celestes se oscurecieron y gruñó cuando Tsunade quiso que desviará la mirada. Él lo hizo a regañadientes, cerrando esos pozos que le habían sacado la respiración. Tsunade se movió a la otra cama y la llamó con una seña. Hinata caminó a ella, observó de reojo a Naruto que respiraba pesadamente.

—En unos momentos podrá controlar el té—, le dijo la doctora cuando también miró a el rubio en la cama médica—. Por favor, siéntate.

Hinata así lo hizo, preguntándose por primera vez que sería este té del que tanto hablaban. Había pensado que le darían unas hierbas para una infusión, pero se asustó cuando la vió sacar una jeringa de la mesa que arrastraba con ella.

—¿¡Que haces!?— Chilló cuando Tsunade se acercó a ella con la jeringa lista.

— Suministrarte el té para la reproducción—, dijo como si fuera obvio.

—Eso no es un té de dónde vengo—, se quejó.

—¿A no?— Tsunade parecía curiosa— ¿Cómo le llaman?

— Inyección, ¿Tienes que pincharme eso?— La doctora asintió—, el té se bebe, no se suministra en una jeringa.

Tsunade alzó las cejas y miró la inyección que tenía en su mano. Lo que sea que estaba pensando pareció no durar mucho, porque se encogió de hombros.

—Nombres diferentes, pero te la debo suministrar igual.

Hinata decidió dejar de pelear, quería terminar este asunto lo más rápido posible. Dejó que Tsunade le pusiera un aerosol que parecía para limpiar la zona y le inyectó rápidamente. No fue doloroso, pero cuando la doctora sacó la jeringa sintió que un calor corría por su cuerpo desde ese punto. Le sacó la respiración.

—¿Q-que..

— Tranquila—, Tsunade le hizo señas para que se acostara mientras Hinata empezaba a jadear por aire—. Sólo dura unos instante.

Hinata no peleó para acostarse, cerró los ojos con fuerza y se retorció. Sentía su cuerpo caliente, como si estuviera volando de fiebre. Había una presión en su vientre, parecía que le estuvieran estrujando sus ovarios y gimio. Nunca le habían dicho que sería doloroso. Su respiración se cortó cuando su clítoris se hinchó y sintió la humedad filtrar por su vagina. Apretó sus muslos, queriendo liberar un poco de la presión.

Una mano callosa acarició su mejilla y abrió los ojos de golpe. Su respiración salían en fuertes jadeos cuando pudo enfocarse en la cara que nadaba sobre la suya.

Los ojos celestes la absorbieron y se perdió en la profundidad de su mirada. Naruto seguía acariciando su mejilla, un toque que la calmaba y agitaba a la vez. Sus pezones se endurecieron dolorosamente.

Naruto la arrullo cuando quiso hablar y sólo un gemido salió de ella.

—Shh pequeña—, Naruto bajó su mirada a su boca mientras uno de los grandes dedos acariciaba su labio inferior.

— Haz que termine—, suplicó en un susurró doloroso.

Algo en las pupilas de Naruto cambio, los ojos de Hinata se cerraron cuando acercó su rostro al suyo. Contuvo la respiración cuando sintió el aliento caliente de él golpear contra sus labios, los abrió ligeramente esperando, ansiosa, por su primer toque. No entendía el por qué pero deseaba, no necesitaba, su boca sobre la suya. Su clítoris latió como si corazón estuviera allí y volvió a retorcerse.

Se sintió derretirse cuando sintió el primer contacto, pero no fue donde ella lo esperó. Naruto apoyó su frente en ella y por alguna razón lo sintió mucho más profundo que un beso. El dolor se detuvo tan rápido como empezó y Hinata comenzó a respirar mejor.

—Ya está, mí pequeña compañera.

Kurama observó la expresión de sorpresa en la pequeña criatura de la compañera de Naruto.

Él estaba seguro de que está hembra no era la guardiana de la otra, pero actuaba como si fuera una. Decidió tomarla por sorpresa, probarla y sólo confirmo sus sospechas. Sus pequeños colmillos no lo habían lastimado mortalmente, no como un Kyubi o cualquiera criatura de este planeta podría haber hecho. Se sintió furioso, porque no podría ayudar a la terrícola en sus pruebas.

Naruto no lo necesitaba en las pruebas, eran francamente aburridas hasta la última. Donde la pareja era probada y peligraba ambas vidas. En el giro anterior, no había podido ayudar a la pobre hembra que se había precipitado por el acantilado. Él había estado en frente, cuidando y protegiendo al huevo Nio, Naruto había confiado mucho en la fuerza de su futura compañera, pero en un descuido ella cayó al vacío. El rugido de ambos se había escuchado en todo la sección de la prueba.

Kurama de rabia, Naruto de dolor.

Naruto se había endurecido con esa prueba y con la desaprobación de sus progenitores. Kurama había rabiado por los comentarios mal intencionados del Nano de Naruto. Había decidido quedarse sumergido en la oscuridad hasta que pudieran revertir sus errores, sabía que si salía desgarraría la garganta de Menma sin dudar. Nadie lo echaría de menos, ni siquiera su compañera, pero debía mostrar más dominio que el pobre Konohagakure.

Su protegido no había querido admitirlo, pero se había encariñado con la participante anterior. Eran de diferentes razas y seguramente incompatibles sexualmente, pero a Naruto no le importaba eso. Él lo conocía mejor que su propia Yaya.

Naruto ansiaba amor, aceptación y compañía. Nunca había experimentado con una hembra, su Yaya era demasiado exigente con él y no había tenido las libertades que su Nano mayor había disfrutado. Más que nada era por la presencia de un Kyubi en su interior. Kushina lo entrenó, le exigió ser el mejor. Kushina lo alejó del amor de su Yeye, que era incondicional con su familia, pero para la hembra era una debilidad.

Kurama no tenía voz en esos asuntos, es más, nunca había tenido voz. La comarca le obligó a no tener conversaciones con su protegido, diciéndole que no necesitaba las distracciones.

Pues bien, ya me canse.

Estaba cansado de ver lo que pasaba y no poder hacer mucho... y le costaba admitir que le caía bien la futura compañera de Naruto. No quería que muriera y tenía un plan para que la balanza se inclinara de su lado esta vez.

Naruto sintió su ansiedad crecer cuando entraron al territorio de su clan. No ayudaba que Hinata estuviera tensa en sus brazos, estaba así desde que le habían dado el té para la reproducción. Trastabillo cuando el calor corrió por la parte baja de su cuerpo, casi haciéndolos caer. Hinata apretó más su agarre en su cuello y él maldijo por lo bajo recuperando sus pasos.

No era su culpa, el té había activado su sistema reproductor y ahora no podía dejar de notar su aroma en el aire. El giro anterior, con su antigua selección, no le había pasado eso. Si, había sufrido por el té, pero no había tenido la necesidad de calmar a su compañera (aunque ella hubiera demostrado debilidad, cosa que no hizo). Jamás se había conectado con ella, como lo hizo con Hinata tocando sus mentes.

El saludo de los seres queridos sólo lo usaba con su Yeye. No podía verla a los ojos, se sentía vulnerable al demostrar esa debilidad. Su Yaya estaría furiosa si se enterará. Ella lo había entrenado para no dar rienda suelta a sus impulsos, controlar sus acciones.

Siempre disciplinado, siempre correcto.

Se sentía un poco culpable al haber disfrutado de sus escapes con su Yeye. Él siempre lograba darle cariño a escondidas de su Yaya, y más crecía, más crecía su necesidad. Cuando tuvo la edad suficiente, fue un alivio salir de su hogar.

No estaba seguro de cómo tomaría su Yaya conocer a Hinata. Pero, ya era momento de averiguarlo.

Bajó a Hinata lentamente de sus brazos, la tela fresca y suave de su vestido rozando sus manos. Ella no lo miró, con la vista baja, él se acercó a la puerta y la tocó. Carraspeó, incómodo.

—Debes dirigirte a mí Yeye como Minato-Kyu y a mí Yaya como Kushina-Kya y... no bajes la mirada— le susurró.

Hinata al fin lo miró con el ceño fruncido, pero asintió. Naruto suspiró, no quería otra discusión en la casa de su clan.

La puerta se abrió y uno de las sirvientas hizo una reverencia a él y Hinata.

— Saludos, vengo a ver a mí Yaya.

La bonita sirviente asintió y le hizo señas que pasará, su mirada baja. Naruto avanzó a paso firme, la sirvienta ya debía haber avisado por el interlocutor porque cuando se acercó a la puerta de la sala común, Yahiko ya estaba allí.

— Naruto-kyu. Que bueno es verlo— el sirviente principal del clan hizo una reverencia formal.

A Naruto no le pasó por desapercibido la mirada que le dedicó Yahiko a su compañera. Logró silenciar a tiempo el gruñido que quiso escapar de él.

— Anuncianos— su tono más duro de lo que quería.

Yahiko parpadeó, apartando la mirada de su compañera, recuperándose. Hizo un asentimiento y entró en la sala común. A los pocos minutos salió, manteniendo la puerta abierta, le pidió que entrarán. Naruto endureció su expresión y miró a Hinata. Ahora más que asustada, estaba curiosa, con su mirada perdida en los cuadros de sus antepasados.

—Hinata, — la llamó haciendo una seña para que pasará con él.

Ella asintió, caminando a su lado, se sentía tan orgulloso de su expresión regia. Si no supiera, podría decir que era una princesa. Su postura recta, su mirada altanera. Era la actitud de una digna Uzumaki y no podía esperar ver la expresión de todos cuando la conocieran.

Ambos caminaron a dentro, rectos y confiados. En el rostro de Naruto estaba la seriedad, pero por dentro sonreía. Puede que Hinata no hubiera sido su primera opción... ni la segunda o la tercera, pero no sé arrepentía de la compañera que había puesto en su camino el gran Hashirama.

Hinata sintió su corazón tronar en su pecho.

Conocería a su suegra extraterrestre.

Después de la inyección se dió cuenta que no había vuelta atrás con su desición. Ya estaba empezando a aceptar que se quedaría en ese planeta, que sería la compañera de Naruto y tendría una familia. Si mi padre me viera, pensó con algo de nostalgia. Naruto había logrado lo que él, con tanta lucha había intentando. Era una pena que su padre no lo supiera.

No quiso pensar mucho en ello, nunca habían sido cercanos, pero era su padre después de todo...

Conocería a su nueva familia ahora.

Lo primero que observó fueron los altos techos que brillaban como si fueran de oro. No necesito ser muy inteligente para saber que la familia de Naruto era rica, poderosa. Lo ostentaban en todo. Naruto no era así, pensó mirando su perfil mientras él hacía una reverencia formal. Su departamento de soltero era pequeño y simple.

—¿¡Que significa esto Naruto!?

Hinata se puso tensa al escuchar el gritó de mujer. No era la primera vez que lo escuchaba, recordaba que Tsunade había reaccionado de la misma forma, y creía que no sería la última tampoco. Con una expresión fría miró hacía dónde Naruto veía.

Una mujer alta y majestuosa la miraba de arriba a abajo. Sus ojos violetas llenos de horror. Su piel blanca y pulcra, aparentaba ser joven, pero algo le dijo que era la madre de su futuro compañero. El cabello largo le llegaba hasta la cadera, de un color rojo sangre, acentuando aún más su tez. La madre de Naruto era delgada, pero musculosa, destilaba fuerza y poder por los poros. Hinata quiso escapar de sus ojos cuando se fijó en ella directamente.

No bajes la mirada...

La voz de Naruto en su cabeza le hizo ponerse más recta aún, su barbilla arriba.

Todos la creían débil y se decidió que no se dejaría pisar por extraterrestres que la habían sacado de su tierra. Puede que todos fueran muchos más altos que ella, pero Hinata les mostraría que su fuerza venía más de su interior que su exterior. No doblegarían su carácter, en su hogar nunca habían podido y, en este planeta desconocido, tampoco podrían.

—Es un honor conocerla, Kushina-Kya—. Hinata imitó la reverencia que Naruto había hecho.

Kushina apretó los finos labios en una línea tensa, para después centrar sus ojos en su hijo.

— Entonces es cierto. Seleccionaste a la más débil de las hembras—, Kushina escupió las palabras con tal desprecio que Hinata apretó los puños.

El silencio fue tan tenso e incómodo que Hinata no sabía si saltar a la yugular de la mujer o de su hijo.

Una de las puerta del lado derecho se abrió y dos hombres entraron a la habitación, se detuvieron abruptamente al ver a los tres allí. Hinata los observó, agradecida por la distracción de la esnob madre de Naruto.

Uno de los hombres, el primero, se dió cuenta que era el padre de Naruto. Era algo demasiado obvio. Piel bronceada, musculoso y enorme. Cabello rubio, más largo que el de su hijo, pero brilloso y sedoso. Ojos amables y celestes, una pequeña sonrisa en su rostro le recordó la arrebatadora risa de Naruto.

El de atrás era levemente más bajo y delgado que Minato-Kyu. Las mismas características físicas, algunas diferencias con Naruto. Él no llevaba esas marcas de bigotes y era, considerablemente menos musculoso. Pero su parecido físico era asombroso, se pregunto si fotocopiaban a sus hijos y ese pensamiento la hizo sonreír inconcientemente.

—Usted debe ser Minato-Kyu—, dijo Hinata dando un paso al hombre—. Es un honor conocerlo—, volvió a repetir la reverencia.

Esperaba que el padre no fuera tan altanero como la madre, Hinata quería creer que no. Después de todo, de alguien tuvo que salir Naruto. El hombre mayor sonrió, una sonrisa completa y camino hacia ella. Mantuvo su mirada, que era mucho más fácil que con la mujer y se sorprendió que él la tomará de los brazos. Le recordó al extraño abrazo que había tenido Naruto con la médica cuando se dió cuenta de su estado de embarazo. Intentó imitar los movimientos, poniendo sus manos en sus bíceps, tal como él la sostenía a ella.

—Bienvenida a la familia, Nana. Por favor, llámame Yeye— dijo—, serás la compañera de mí Nino cuando la Unión termine.

Hinata sonrió, era la primera persona que no la miraba con desprecio, sorpresa o asco. Kushina resopló.

—¿Minato de verdad?— Ambos se soltaron cuando la mujer camino al lado de su esposo.— ¿De verdad crees que está cosita podrá pasar la Unión? La edad te a ablandado.

Hinata se mordió el interior de la mejilla para no decirle algo desagradable. Maldita mujer.

Minato no le prestó atención y se dirigió a su hijo, con una sonrisa mucho más grande, el amor desbordando de sus claros ojos. Hizo el mismo movimiento de manos con él, Naruto respondiéndole. Minato le susurró unas palabras que hicieron sonreír levemente a Naruto, y se dió cuenta que había estado tenso desde que habían llegado. Ella estaba tan concentrada en sus pensamientos, que no había prestado atención a sus actitudes.

Su padre se alejó y la armadura volvió a subirse en Naruto. No supo por qué, pero quería darle apoyo. Le recordaba a cuando ella visitaba a su padre, él siempre quería que actuara como una "mujer". Que le gustará los vestidos, pintarse, que no hablará con tanto volumen ni tanta autoridad. Desgraciadamente, ella tenía su mismo carácter y no se dejaba doblar.

Hinata se acercó más a Naruto y tomó su mano, dándole un apretón. Él la miró desconcertado por unos segundos, Hinata lo miró con una sonrisa alentadora. Bien, no se conocían mucho, pero ella decidió que eso cambiaría a partir de ese momento. Se debían lealtad, le confiaría su vida en estas pruebas y él ya había demostrado ser comprensivo y amable. ¿Qué más quería? Lo demás se podía trabajar con el tiempo.

Naruto se quedó mirando sus manos unidas, ella levantó la mirada para enfrentarse con los padres. Minato sonreía más, mientras Kushina los veía con desaprobación. El tercero, que no había sido presentado miró con curiosidad y Hinata tuvo un escalofrío involuntario cuando vio el hambre en sus ojos cuando su mirada se centro en sus pechos. El reflejo de querer taparse fue fuerte, pero se resistió. El que ella estaba segura que era el hermano de Naruto, camino a ellos, pavoneándose.

Ya me cae mal, pensó con una mueca que no fue capaz de ocultar.

—¿Sabes quién soy yo?

Hinata alzó las cejas, sintiendo como Naruto se tensa a su lado. Él la había dicho que tenía un hermano mayor, pero jamás le dijo su nombre.

El sentimiento de querer bajarlo de la nube fue demasiado fuerte para resistirse.

— Francamente—, dijo con una sonrisa tierna y falsa—, no me interesa.

Hinata se sintió tan satisfecha al escuchar el jadeó de Kushina, el "guh" de Minato y la tos de Naruto. Seguramente habría querido reír, y ella hizo un gran esfuerzo para no hacerlo, la cara del engreído era de puro shock.

¡Ja! Chúpate esa.

Hinata apretó fuerte la mano de Naruto y él la miró. Sus ojos zafiros llenos de un sentimiento que no pudo explicar, que la hizo sentir cálida por dentro. Quiso comunicarle con la mirada que ya quería irse, y él la entendió.

— Ya debemos irnos—. Dijo mirando a su familia.

El hermano de Naruto parecía que se había recuperado, dio un paso al frente.

— Pero acaban de llegar, Nano menor—, caminó directo a Hinata, ella quiso retroceder—. ¿De qué especie eres pequeña? Jamás había visto un ser tan delicado—, su mano se alzó y apenas rozó la punta de sus cabellos.

Naruto le apretó la mano, pero no se movió.

— Soy de la Tierra—, dijo Hinata levantando la barbilla, ese hombre le revolvía el estómago.

—Eres...— su mirada descarada viajo por su cuerpo sin disimulo, ella apretó los dientes— fascinante— dijo al final con sus ojos en sus pechos.

Hinata sabía que él ya tenía una compañera y se sintió enferma de que él la mirará de esa forma. Ella también quería decirle lo que le parecía, pero Naruto hablo.

—¿Cómo está tu compañera, Menma?— le pregunto con los dientes apretados, pero educadamente.

Hinata entrecerró los ojos cuando Menma le sonrió de forma coqueta.

—Arriba, falta poco para la eclosión del huevo Nio— nunca apartó la mirada de ella, e hizo una señal despreocupada con la mano.

— Dale felicidad de nuestra parte, ¿no es así Hinata?— Naruto volvió a apretarle la mano, ella estaba más concentrada en enviarle dagas con los ojos al idiota.

—Si, claro— El hermano de Naruto pensaba que podría seducirla con su ropa elegante y su mirada asquerosa, pero no sabía que iba a chocar con una pared de ladrillos con ella. Hinata sonrió, de repente, una sonrisa melosa y apoyó la mano en el ancho y duro pecho de su compañero—. ¿Ya nos vamos cariño?— Quiso reír cuando Naruto la vio tan asombrado como todos en la sala, su voz dulce.

—Ehh...— Naruto estaba tan tierno con las mejillas sonrojadas y nervioso—. Si, ya debemos irnos.

Hinata se soltó de la mano de Naruto e hizo una reverencia exagerada, con un revoleo de la mano.

Cuando al fin salieron por la puerta principal, Hinata respiró aliviada.

—Tu familia apesta—, lo dijo sin pensar, pero no sé arrepintió. Naruto la miró desorientado.

—¿Se echan demasiado perfume?

Hinata rió, una verdadera risa.

Naruto miró a su compañera agarrarse del estómago mientras una risa melodiosa salía de ella. Él sonrió sin poder evitarlo.

Aunque no sabía la razón, se sentía ligero en su interior.

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