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Asombrosa y Única

La historia me pertenece, los personajes(algunos), por otro lado, pertenecen a Masashi Kishimoto.

LA UNIÓN

Capítulo VII

§

Es asombroso cuando alguien llega a tu vida sin que lo esperes

y resulta ser lo que siempre has buscado.

§

Asombrosa y Única

Naruto apretó los puños cuando encontró la imagen de Hinata, su Kyubi gruñó. Estaba corriendo y cuando el Cus se movió, se dió cuenta el porqué. Un Jinjo estaba comiendo una presa ya, respiró mas tranquilo cuando lo notó.

—Sarai...— un voz gimió en el fondo.

Naruto no quiso mirar atrás, un macho había perdido a su compañera y por el movimiento que se escuchaba, este se estaba llendo. Sabía que algunos se unían a las hembras de forma sentimental y que cuando estás morían, ya no querían participar de la competencia.

Él respetaba eso.

El Cus siguió moviéndose, siguiendo a Hinata, varios cristales divididos mostraban a todas las hembras, uno se volvió negro avisando que una de ellas habían muerto. Naruto buscó más pantallas, en una vió a una rápida Sakura subiendo a un árbol. Saltó a una rama silenciosamente y sacó su espada, el Cus mostró a un Russ mirando a varias direcciones.

El Russ era herbívoro, su carne deliciosa y nutritiva, muy valiosa en Konoha. Pero también era extremadamente veloz y tenía una excelente audición. Sakura apoyo mal un pie en la rama y el Russ corrió lejos de ella. Naruto desvío la mirada al Uchiha. Los ojos completamente rojos con tres pupilas negras observaban los movimientos de su compañera, no parecía preocupado, sino aburrido. Él sabía que Sakura era la mejor cazadora de su clan y de muchos más, no tenía dudas que lo pasaría, igual que su compañero. Él pareció notar su mirada cuando se movió para que sus ojos se encontrarán.

Sasuke, el segundo del clan Uchiha. Su primera Unión. Él hizo una reverencia con la cabeza, la cual Naruto respondió. Era un ser frío, Naruto no entendía cómo podía emparejarse con una Haruno.

Su Kyubi llamó su atención cuando se paró en sus cuatro patas a su lado. Naruto volvió rápidamente su atención a la pantalla que mostraba a Hinata.

—Oh, no...— susurró sintiendo su cuerpo enfriarse.

Hinata tomó aire, sus pulmones ardían y no importaba si ella se hubiera obligado a correr más. Su cuerpo había llegado a su límite.

Hime pareció darse cuenta y se volvió, aún corriendo, hacia ella.

—¡Debemos movernos! No nos hemos separado lo suficientemente—. Su voz era desesperada.

Hinata se inclinó, intentando recuperar el aliento. ¿Por qué hacía esto? En ese momento quería abandonar todo, ella no había pedido ésto, ella sólo había querido paz.

—¡Hinata! Maldita sea, ¡muévete!

Ella gruñó, y cuando levantó la vista para contestar a Hime vió algo entre los enormes troncos de los árboles.

Su instinto entró en acción.

Giró su cuerpo rápidamente, ocultándose tras el tronco más cercano. Miró hacía arriba y saltó para tomar la rama más baja, sus brazos protestando cuando quedó colgando. El arco golpeó su hombro cuando se deslizó por su brazo desde su mano y ella tomó fuerzas de la desesperación cuando escuchó los gruñidos acercarse. Subiendo sus piernas, se abrazó a la rama, volteando su cuerpo para quedar encima, empezó a moverse hacía el enorme tronco de tal vez unos dos metros de circunferencia.

Miró hacía abajo, Hime comenzó a subir por el tronco, usando sus garras para anclarse en la madera. Hinata envidio eso, pero recordó los pequeñas cuclillas que tenía guardadas en sus botas y las sacó.

Escuchó al enorme jabalí oler, una, dos veces, gruñendo al final. Hinata apuñaló la madera, usando las cuchillas como si estuviera escalando. Podía anclar los pies lo suficientemente fuerte para no deslizarse hacía el suelo. Su respiración en jadeos mientras subía lo mas rápido que podía, no se anima a mirar al suelo.

Piensa que estás en tu clase de escalada. Esto no es un gigante árbol, esto es una pared y hay una colchoneta en el suelo.

Hinata repetía las palabras en su cabeza, cuando fue pequeña su madre la había llevado a varias actividades. Era una niña revoltosa, y había practicado de todo. Con la muerte de su madre, se había calmado un poco.

El árbol se sacudió cuando el jabalí se apoyó en él. Hinata jadeó por aire y estuvo apunto de ver hacía abajo.

—¡Hinata!— la mirada de ella clavándose en los ojos grises de su gata que estaba en una rama más alta.— ¡Vamos! No mires hacia abajo.

Hinata se aferró a las cuchillas cuando el árbol se quejó, el movimiento violento hizo que sus ojos se cerraran con fuerza y apoyó la frente en el tronco. Un gritó de terror quedó trabado en su garganta. Movió sus pies cuando sintió el aliento caliente del jabalí en sus piernas desde abajo. No necesito ver para saber que se había apoyado en el tronco, intentando alcanzarla.

Algo rozó su talón y su gritó salió, pateó lo que sea que le había tocado y reanudó su subida, aún gritando. No dejó de hacerlo hasta que llegó a la rama dónde Hime estaba. Se sentó, abrazando el enorme tronco, temblando como una hoja en plena tormenta, queriendo fundirse con el árbol.

Naruto apretó los puños, se sentía tan impotente. Ver a Hinata en peligro era algo de lo que nunca se podría reponer. Su instinto gritaba para que fuera ayudarla. Ella era pequeña, era frágil y suave. Jamás había sentido ese sentimiento de dolor, de angustia. Ni siquiera cuando vio con horror como su antigua futura compañera caía por el acantilado.

Se tensó cuando el colmillo del Jinjo rozó sus pies, pero ella subió rápidamente al árbol. Sabía que no tenía garras para hacer eso, como los de su especie, pero había usado hábilmente unos pequeños cuchillos para anclarse. Jamás había visto esa jugada y de pronto se sintió orgulloso.

Su compañera era ingeniosa.

No supo cuánto tiempo estuvo en el árbol, sin mirar hacia abajo. Ni cuando el jabalí gruñó ni gritó por no poder alcanzarla, ni siquiera cuando el cargó contra el gigante árbol. Ella se mantuvo con la frente presionada contra la madera, con los ojos fuertemente cerrados. No se movió ni cuando Hime le dijo que el jabalí se iba, sólo se concentró en respirar, su corazón latiendo en sus oídos era la confirmación que todavía estaba viva.

Habían pasado horas o unos minutos cuando Hime volvió a hablarle.

—No huelo nada cerca. Debemos movernos.

Hinata al fin miró a su gata.

—No puedo—, susurró.

El miedo la había dejado aterrorizada, sus brazos sin fuerzas cayeron a sus costados. Era como si la adrenalina hubiera drenado todo lo que la impulsaba.

—¡Si que puedes!— gruñó entre dientes Hime—. Vamos a demostrarles a esos idiotas extraterrestres que la tierra puede con lo que sea que le pongan en frente—. Hime apoyó sus patas delanteras en una de sus piernas, acercando su rostro al de ella. Hinata no pudo separar la mirada—. Eres humana, Hinata. Desde el inicio de los tiempos tu gente a peleado con cosas mucho más grandes. A domesticado animales salvajes, a hecho ciudades. ¡Diablos! A sobrevivido y si ellos pudieron, ¡tú puedes hacerlo!

Hinata endureció su expresión, su pequeña gata tenía razón. Ella era Hinata Hyuga, de la tierra, terrícola. Humana. Ella podía con esto y les iba a demostrar a todos esos aliens que habían dicho que era débil que equivocados que estaban.

Hinata se ocultó, observando a una buena distancia. El que se parecía a un caballo estaba pastando las extrañas hojas naranjas de un arbusto alto. Le sacaba fácilmente una cabeza de altura y era magnífico. Su pelaje ámbar brilloso, su lomo enorme, su rostro era algo extraño entre la mezcla de una caballo y un ciervo, sin olvidar las enormes cornamentas que salían de su frente.

Sintió a Hime a su lado, agazapada, sus pequeñas uñas clavándose en la tierra. El instinto de caza era natural en ella, pero Hinata no sabía que hacer. Pero de todos modos lo intentaría. Sus músculos protestaban, no sabía desde cuándo había empezado la prueba, para ella habían pasado días. Había encontrado un pequeño arroyo y Hime le había dicho que era potable, aunque el agua había sido amarilla. Hinata la había probado, definitivamente agua, sin gustó a nada pero saciando su sed.

Hime la había guiado, no sabía de qué forma, pero ella sabía cómo manejarse en ese extraño bosque. Se preguntó si todavía estaba en la Arena o había sido transportada a otra parte del planeta.

Lo más silenciosa que pudo, sacó lentamente una flecha del carcaj, la punta golpeando con el borde. El Russ subió su cabeza de golpe, sus orejas moviéndose para atrás y adelante. Hinata se tensó, retuvo la respiración, ni siquiera parpadeó.

Los segundos más largos de su vida.

El Russ miró a ambas direcciones, sus patas delanteras moviéndose nerviosamente.

Un ruido provino del otro lado y él Russ se movió rápidamente hacía donde ella estaba. Hinata puso la flecha en el arco torpemente y apuntó. Su mirada fija en el animal que se acercaba veloz a ella. Tomó una profunda respiración, sin apartar la mirada de los enormes ojos violetas. El mitad caballo y ciervo se detuvo a unos diez pasos de ella. Alzando sus patas delanteras, como lo haría un potro asustado. Hinata tensó la cuerda, lista para disparar, Hime le había dicho que su punto débil era justo entre las dos cornamentas.

El animal bajó, mirándola directamente, Hinata no pudo apartar la mirada, su brazo temblando por la tensión.

Ahora, ¡Dispara!, Hinata escuchó la voz de su cabeza gritar, pero estaba absorta por los extraños ojos de animal frente a ella. El Russ se había detenido, mirándola directamente y por extraño que parezca, no pudo matarlo.

Con movimientos lentos, relajó la cuerda del arco y bajo el arma. El animal no se movió, ella se dió cuenta que estaba asustado y sonrió triste. Con movimientos medidos, temerosos, el Russ dió unos pasos a ella, Hinata no podía creerlo. Dejó el arco en el suelo, ella era una amante de los animales, por eso había ayudado en una veterinaria. Los gatos, perro y caballos sus favoritos. Con tristeza se dió cuenta que no podría matar a ese extraño, pero hermoso, animal frente a ella. Cortó una rama del arbusto donde estaba y se lo extendió.

Sonrió cuando él se acercó un poco más.

—Ven, pequeño—, susurró con su voz más dulce.

—¡Nadie puede creer ésto!

Naruto tenía los ojos abiertos de par en par, sabía que todos estaban mirando lo que él. Algo se apretó en su pecho.

¿Cómo?

Hinata había tenido la oportunidad de terminar esa prueba, matar al Russ frente a ella. Cuando la vió con su arma lista, el russ ya se había resignado, se había entregado a su destino, había sabido que moriría. Pero, como siempre, la terrícola lo sorprendió. No sólo no lo mató, sino que ahora estaba dándole su golosina favorita. El temeroso russ, no corrió, no huyó, fue con ella.

El silencio que había en la Arena era asombroso. Hinata se había ganado a muchos machos con su presentación, pero ahora mostraba una bondad nunca vista... o una estupidez muy especial. Aún así Naruto no podía apartar la mirada de la escena, mientras le decía algo al Russ, acariciando su rostro, para ver la reacción de los demás machos. Era como si sólo estuviera ella, sus ojos brillosos y su sonrisa a medias.

Naruto no se perdió nada, fascinado como estaba. El Russ se había unido a su hembra, su mirada se había conectado con Hinata y ahora él haría todo lo que ella le pidiera. Generalmente así se cazaba un Russ, una mirada profunda, para que se quedarán quietos y para que él tiro fuera certero. Pero ella no lo mató.

No.

Ella le sonrió, le dió de comer.

¿Que extraña criatura era su compañera?

Se comportaba de una manera tan rara, pero no era una mala rareza.

Hinata era única y sería sólo suya. Naruto sonrió.

Una pantalla se iluminó, una hembra había cazado, pero Naruto no dejó de ver a su hembra. Nadie podía, se percató con una rápida mirada alrededor. El orgullo hinchó su pecho. El orador dijo el nombre de la hembra y su puntaje, pero sólo fue ruido para Naruto. Vió como Hinata se enfrascaba en una discusión con su guardiana, no pudiendo escuchar, pero si observando su ceño fruncido, la resolución en su mirada lila.

Era hermosa. Su corazón golpeando en su pecho fuerte, pero está vez no por miedo por ella, fue otra cosa que él no supo identificar. Un calidez extraña pero reconfortante llenando su interior. Hinata terminó la discusión y volvió a acariciar al Russ. Naruto estaba seguro que su guardiana le había dicho que matará a la presa, que terminará con la prueba, pero ella no lo haría.

Gracias al Cus Naruto pudo ver la devoción en la mirada del Russ, el extraño lazo que había formado Hinata. La miraba como si fuera una cría a su progenitora. Naruto jadeó cuando ella fue a su costado, hablándole, tranquilizando a la criatura y saltó en su espalda. Hinata se sentó sus piernas a ambos costados, acariciando el esbelto cuello, murmurando palabras, el Russ ni siquiera se agitó. Haría lo que fuera por ella. Luego subió la guardiana y Hinata se tomó del cuello. En un rápido movimiento, el Russ comenzó a correr, el Cus los perdió de vista.

Pero lo último que vio Naruto fue una sonrisa auténtica en el rostro de su hembra.

—Es sorprendente—, Naruto asintió sin saber quién lo había dicho.

Hinata era sorprendente, en su exterior y su interior. Pero ahora se preguntaba que haría. Si no cazaba al Russ, lo que habían hecho todas las hembras hasta ahora, huyendo del Jinjo y cazando a la criatura más débil.

¿Qué haría?

—¡Allí!

Naruto miró otro cristal, Hinata pasando rápidamente. Amplió su visión, ella pasando por varias Cus. La cola de su caballo volando en su espalda mientras miraba al frente.

—Gran Hashirama...— un jadeó en la otra punta—. Está llendo directo al territorio Jinjo.

—Hinata...— susurró Naruto y apretó los puños.

El Kyubi saltó de su asiento, corriendo a los cristales dónde se veía mejor. Naruto se alzó impulsivamente, llendo tras él. Se paró frente a los cristales, su Kyubi a su lado. Sabía que estaba dando un espectáculo, él debía mantenerse sentado, esperar pacientemente el final de la prueba. Pero no quiso ni pudo. Su mirada siguiendo a su hembra por varios cristales. Naruto sintió que no era el único que se paraba, sentía a los demás machos parados, mirando junto a él. Perdió de vista de nuevo a Hinata con el Russ.

—¡Aquí!

Naruto corrió a la otra dirección. Se asombró al verla sobre la magnífica criatura, su espalda recta, su expresión decidida, su arco tenso con una flecha. Su gato estaba en su hombro, Naruto llegó a mirar que movía la boca. El Cus, queriendo seguirla.

—¡Nunca se a visto antes! Hinata, de la Tierra, quiere cazar un Jinjo. Cabe aclarar que si lo logra, seguramente tendrá un puntaje muy por delante de las demás hembras.

Hinata...

Había alrededor de cincuenta hembras aún en la prueba, pero de repente varios Cus rodearon a Hinata. Siguiendo sus movimientos, queriendo anticipar los rápidos reflejos del Russ. Naruto miró en una esquina, dónde se podía ver al Consejo. El más pequeño de los tres, era difícil de describir sus expresiones, pero se lo veía concentrado. Era el que manejaba los Cus, su poder mental el más alto del universo. Seguramente él había hecho que la siguieran. Mientras tanto los otros dos del consejo se veían... felices. Naruto no entendía la razón, pero no pudo mantener la mirada muy lejos de su hembra por mucho tiempo.

De repente los cristales hicieron un centro, mostrando sólo a Hinata con su arco tenso, las demás hembras en cristales más pequeños por el borde. Su hembra era el centro de atención, era la más llamativa, valiente, feroz y decidida.

Hashirama lo había bendecido.

Hinata soltó su flecha cuando el russ se detuvo, el Cus mostrando como el metal se hundía en un Jinjo lejano. Naruto vió como el rugía, pero ella necesitaría más que una flecha para matarlo. Naruto se tensó. Rápidamente ella sacó otra, algo torpe la volvió a colocar en el arco y disparó. El Jinjo embistiendo hacía ella, su colmillo evitando que la flecha se hundiera en el.

El Jinjo estaba casi sobre ella, el Russ corrió, no asustado, manejado por su hembra se había mantenido en su posición hasta que ella le pidió que se moviera. Su instinto de supervivencia suprimido por la unión.

El corazón de Naruto rugía en sus oídos, ¿cómo podía una hembra tan pequeña manejar eso, esa situación? Hasta los más experimentados Konohagakures, dudaban a la hora de cazar a un Jinjo. Su carne era muy cara, demasiado valiosa, su piel, su grasa, sus colmillos. Pero el Jinjo había evolucionado para ser un depredador violento, fuerte, demasiado masivo para intentar controlar.

El Russ saltó un árbol caído, el Jinjo corriendo trás él. Pero el primero era mucho más rápido, moviéndose zigzagueante. Hubo un jadeó colectivo cuando Hinata giró sobre la espalda del Russ, apuntando una nueva flecha al Jinjo.

Disparó.

La flecha falló.

Naruto apretó los dientes, su Kyubi gruñó. Hinata volvió a darse medía vuelta, agarrando el cuello del russ. Movió sus labios rosas, diciendo unas palabras que no entendía a su guardiana, ésta asintió. Hinata palmeó el cuello de la criatura y cambió de dirección, el Jinjo deteniéndose cuando el russ comenzó a correr a su alrededor en un claro. El Jinjo rugió, siguiendo con la mirada a Hinata mientras ella volvía a poner una flecha en su arco. Disparó dándole en una pata. Naruto abrió sus ojos con asombro cuando le dió en una circulación y su pata se dobló.

¿Cómo en el nombre de Hashirama...?

Hinata volvió a disparar, sin dejar de rodear al Jinjo, el rugido de la multitud alocada por lo que todos veían. Volvió a darle en la otra pata delantera, justo en el mismo lugar, con el mismo resultado. El Jinjo bramó, furioso, pero indefenso.

Naruto sonrió, dando un paso hacía adelante, su mirada anclada en su hembra cuando está redujo la velocidad del russ. Se bajó de la espalda de la criatura, su guardiana siguiéndola. Sacó su espada y la multitud aulló, excitada. Aún tenía que esquivar los colmillos y cuerno del Jinjo, ella caminó a su alrededor, deteniéndose en su espalda. El Jinjo queriendo levantarse, pero fallando miserablemente. Sangre negra corriendo por el suelo, ¿le había dado en alguna arteria? No entendía cómo Hinata lo había sabido, pero estaba pasmado.

Hinata tomó impulso y todos aguantaron la respiración cuando ella subió a su espalda, esquivando las patas pequeñas que habían querido patearla. La cabeza del Jinjo agitándose con violencia, pero sin poder lograr nada.

—¡Hinata!— el gritó fue involuntario al ver cómo el cuerno lograba enganchar en un brazo, tirándola al suelo.

Apretó los puños, sintiendo sus colmillos crecer. Hinata giró lejos cuando el russ embistió contra el costado del Jinjo, su cabeza volando contra el herbívoro. Ella se levantó de nuevo, aprovechó la distracción del animal herido y volvió a subir. Naruto vió la resolución en los ojos de Hinata, la mandíbula tensa cuando ella levantó la espada.

El silencio era ensordecedor ahora.

Fue como si sus movimientos se hubieran vuelto lentos, observó como la espada de su compañera se hundía en la unión de la cabeza y la espalda del Jinjo. Retuvo el aliento, la cabeza del Jinjo se detuvo abruptamente y cayó al suelo. Su respiración en rápidos jadeos parecía imitar la de Hinata, su corazón golpeando su garganta, el ruido de su sangre correr llenó sus oídos.

La pantalla se iluminó de blanco.

La multitud rugió, fascinada, eufórica con la caza de su hembra.

—¡Asombroso! Jamás he visto una hembra sola cazar un Jinjo. ¿Hinata se a vuelto una de las favoritas?— El orador se detuvo, la multitud gritó—. Su puntaje es de 1500, sobrepasa por la mitad a todas las demás—. El cristal mostró una imagen de Hinata con su guardiana en su hombro, colocándola en la punta de lista—. Selección de Naruto Uzumaki, del poderoso clan de los Kyubi. ¿Será una de las parejas ganadoras de este giro? No puedo esperar para ver con qué nos sorprenderá está terrícola en la próxima prueba.

Naruto reaccionó cuando alguien palmeó su hombro, saliendo de su estupor. Su mirada justo captó como su Kyubi se iba por la puerta, él empujo a los machos que querían felicitarlo, corriendo a la salida. Su Yaya estaría furiosa si supiera que corría a su hembra, pero no podía evitarlo. Estaba orgulloso, pero preocupado, no pasó por desapercibido por él como las lágrimas habían corrido por sus mejillas al último momento. Como una expresión de dolor había transformado la de resolución. Sin mencionar el golpe que había recibido en su brazo.

¿Estaría herida?

Llegó cuando su Kyubi gruñía a un soldado postrado en la puerta.

—¡Apártate! — ordenó Naruto, queriendo entrar.

El soldado se mantuvo, un macho Snaffss.

—No esta permitido pasar hasta que termine toda la prueba, Uzumaki-Kyu. Usted lo sabe.

Naruto apretó los dientes.

Naruto entró en los pasillos de las hembras. Había una euforia de la aprobación de la primera prueba, las hembras riendo y charlando entre sí o sus machos. Él caminó, buscando la puerta de su compañera, siguiendo a su Kyubi.

Dobló en un pasillo y se topó de frente contra Sakura. La tomó de los hombros antes de que cayera.

—¿Naruto?— ella parpadeó, algo confundida por el choque improvisto.

—Sakura, que bueno es verte—, él se movió al rededor de ella, viendo a su Kyubi entrar en una de las últimas puertas—. Mí felicidad por tu prueba—, dijo ya llendo a esa dirección.

Sakura parpadeó al ver correr a Naruto, se mordió el labio cuando recordó quién había terminado siendo su selección. Ella le había prometido esperarlo, pero cuando vió al Uchiha elegirla, no pudo decir que no. Por lo menos sabía que había pasado la prueba, no sabía el puntaje porque, según sus cálculos, ella había terminado justo antes de la extraña hembra de Naruto y estaba demasiado agitada para prestar atención, cuando volvió, a las que seguían. Ella suspiró cuando lo vió entrar en la puerta de la pequeña terrícola, esperaba de verdad que pudiera ganar está Unión. Aunque quedarían en segundo lugar, obviamente.

El primero sería suyo y de Sasuke.

—¡Hinata!

Hinata levantó la vista cuando Naruto entró tropezando con el arco que estaba tirado en el suelo. La escena era tan graciosa que no pudo evitar sonreír. El masivo cuerpo de Naruto siendo casi tirado por un pequeño arco. La expresión de Naruto, entre asombrado, preocupado y asustado, tampoco ayudó. Su sonrisa se convirtió rápidamente en risa.

Estaba sentada en una esquina, sobre una de las almohadas del camarín. Hime en su regazo y el Kyubi sentado a su lado, apoyando su cabeza en su hombro. Hinata se detuvo cuando juró ver una expresión de hastío en el Kyubi. Lo miró más de cerca, pero él sólo le devolvió la mirada, hasta le pareció sentir que Hime se tensaba en sus brazos.

Naruto se arrodilló frente a ella, sacándola de su escrutinio al Kyubi. Él la miró de arriba a abajo, pero no hubo calor en sus ojos, sólo era un exámen de su exterior. Su ceño se frunció cuando vio las vendas cubrir su brazo. Hinata suspiró.

—Estoy bien— sabía que esa sería su pregunta. Sus ojos se abrieron cuando él acarició con un dedo uno de los raspones de su frente—. Debes estar feliz, soy la primera— no lo dijo con arrogancia, había querido pareces orgullosa pero su voz salió ahogada y lastimera.

Naruto la miró largo rato, sus ojos la mantenía en su lugar. Él negó con la cabeza cuando tomó un mechón de su enredado cabello, que lo había soltado apenas salió de la prueba, y lo puso detrás de su oreja, sus dedos acariciando el borde.

—¿Por qué?— su voz apenas un susurró.

El Kyubi se movió hacía la puerta, Hime saltó de su regazo y lo siguió, era como si le dieran privacidad y Hinata no sabía si agradecerlo o obligarlos a qué se queden. Con la intensa mirada de Naruto recordó su beso antes de la prueba. Sus labios eran suaves y cálidos, llenos de magia y eso que no le había devuelto el beso. Se mordió su propio labio inferior y sintió el gusto cobre de la sangre e hizo una mueca al olvidarse que se había lastimado allí también.

Naruto tomó su mentón con dedos cariñosos, con su pulgar acarició el corte de su boca. Hinata miró sus ojos y su aliento se atoro en su pecho. Sus pozos cristalinos estaban llenos de culpa y ella sintió un golpe en la boca de su estómago. Sus ojos se llenaron de lágrimas por la compasión que vió en los del macho y parpadeó queriendo limpiarlos, pero se llenaron demasiado rápido y no pudo evitar el desborde. Naruto hizo un ruido ahogado, tomando sus mejillas con ambas manos y acercó su rostro al de él. Hinata cerró los ojos, necesitando el contacto de sus labios pero él de nuevo la sorprendió. Apoyando la frente en la de ella, Hinata sintió como la paz la llenaba y suspiró, más relajada.

Kurama sonrió de lado al ver la escena desde la puerta, la hembra pequeña sentada a su lado.

—Lo hiciste bien— le dijo por el comunicador que había integrado en su oreja.

Hime miró al Kyubi desde abajo.

—Sin tu ayuda jamás podríamos haberlo logrado.— Le contestó por el mismo medio.

Kurama asintió, casi imperceptiblemente, aceptado un hecho.

Igual, tu hembra a sorprendido a todos con su audacia.

— Hinata jamás a hecho lo que esperaban de ella—, sonrió aún mirado a su dueña junto con el alien abrazados.

—Se arriesgo demasiado.

Hime asintió.

— No quiso matar al Russ y si soy sincera, si de ella dependía, jamás hubiera matado al Jinjo. Ella sólo... ella cazó a uno que había matado a una hembra.

Kurama se había percatado de eso, había querido matar algo cuando Hime le había dicho que Hinata se había decidido por cazar el Jinjo. Él no podía hacer nada desde donde estaba sentado, así que le dió todo la información que estaba guardada en su memoria compartida con todos sus ancestros sobre la criatura que había elegido. Jamás creyó que pudiera lograrlo, pero la hembra lo había hecho.

Ahora Naruto estaba consolando a la hembra, la arrullaba, le acariciaba cada corte que había a la vista. A Kurama le sorprendió un poco eso, en la unión anterior, la hembra había tenido unos raspones en las dos pruebas, pero él jamás había respondido de esa forma.

Se percató que había mucho más en juego ahora.

Si la hembra Hinata moría en alguna prueba, Naruto no podría soportarlo. Podría hacer una locura si la veía en una situación muy peligrosa, si sólo tenía la amenaza de muerte. Le costó todo de sí no dejar que su energía se desbordara cuando Hinata había sido tirada por el Jinjo. Estaba cansado, desde el exterior podía sincronizar ciertas emociones, que desde el interior hubiera podido hacerlo mejor. Pero a eso le sumaban la comunicación con la gata, y su mente estaba adolorida.

Había valido la pena.

La hembra había pasado, ganando el mejor puntaje. Si ella llegaba a tener poco en la próxima, no tenía que preocuparse. Sólo Naruto debía hacer mejor puntaje y estarían ganados. Dió unos pasos fuera de la habitación y miró a un costado.

Reconoció enseguida a Sakura con el Uchiha, mostró los dientes, por la energía de la hembra. Miraban a esa dirección, el macho más curioso, mientras que la hembra era una energía negra, llena de envidia y codicia. Sus ojos se achicaron al recordar algo.

Hinata tendría que tener mucho cuidado en su próxima prueba, podría ser atacada por otra hembra o varias para que bajara de la cúspide de la lista. Kurama miró sobre su hombro a la pareja, Naruto susurrándole palabras. Ella había marcado su destino al ser la primera, ahora se formarían conspiraciones y él tendría que buscar la más adecuada para la hembra de Naruto.

Esto recién había empezado...

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