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Alianza

La historia me pertenece, los personajes (algunos), por otro lado, pertenecen a Masashi Kishimoto.

LA UNIÓN

Capitulo IXX

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El progreso es imposible sin el cambio, y aquellos que no pueden cambiar sus mentes, no pueden cambiar nada.

George Bernad Shaw

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Alianza

Hime se mantuvo cerca del Bekirot, aunque esté ya se había acurrucado y estaba durmiendo una siesta. Ella envidio eso, después de la pelea y, aún con la preocupación a flor de piel por Hinata, no podría dormir aunque quisiera. Miró a Naruto que seguía sosteniendo a Hinata, le susurraba al oído cosas que nadie más que la inconsciente hembra podría escuchar. Naruto parecía haber envejecido diez años en los últimos minutos estresantes que pensaron que la habían perdido. Ella no podía culparlo, Hime misma se sentía más vieja y cansada.

Lo malo es que ni siquiera habían llegado a la mitad de la prueba.

Por lo menos parecía que la panza falsa estaba intacta, aunque era lo que menos le importaba.

Ella observó a las otras parejas y frunció el ceño al ver a Ten-Ten con la mirada melancólica mirando a Naruto y Hinata. Ella no estaba muy lejos, así que le llamó para que sentará a su lado. Ten-Ten así lo hizo, mientras masticaba algo que había sacado de su bolso, Hime se preguntó si en algún momento ella dejaba de comer.

—¿Por qué tienes esa cara?

Ten-Ten la miró con una ceja alzada.

—¿Qué cara?— le pregunto cuando tragó su comida.

—Cara de derrota.

Ten-Ten la observó asombrada para luego fruncir el ceño. Su mirada se desvío al macho que era su compañero en la Unión y, recién en ese momento, Hime se dió cuenta.

—¿Y tu Bekirot?

Ten-Ten suspiró mientras volvía a concentrarse en su bolso.

—Lo perdimos, mí futuro compañero y yo estábamos peleando en el bosque Dorek y nos lo quitaron.

Hime parpadeó y entendió el por qué de su cara después.

—Entonces perdiste la competencia.

La hembra asintió mientras le ofrecía carne seca que Hime aceptó.

—Debo terminar la prueba si quiero participar en el siguiente giro. Mi futuro... bueno, el macho está muy molesto. Porque supuestamente yo debía cuidar al Bekirot—, se encogió un hombro, como restándole importancia. Pero Hime vio que eso le dolía profundamente.

— Puedes terminar la prueba con nosotros y que ese macho se maneje.

Ten-Ten sonrió, está vez llegando a sus ojos. Hime sonrió, pero en seguida su expresión se volvió preocupada al mirar a la pareja. La hembra pareció notarlo.

—No tardará mucho en despertar. El agua tiene vitaminas que la ayudarán.

—Eso espero— por el bien de Naruto, ella de verdad lo esperaba.

— Jamás te alejarás de mí vista de nuevo. No puedo vivir si te pierdo, nena. Prefiero perder la competencia y ser expulsado de mí clan. Vivir en la indigencia no sería nada, sólo te quiero a mí lado...

Naruto acarició la mejilla de Hinata sin dejar de susurrar para su compañera. Le dijo cuánto la amaba y cuánto la deseaba, pero no era sólo su cuerpo. Era ella, su fuerza de voluntad, su valentía de enfrentarse a nuevas cosas, su inteligencia, su sonrisa. Ella había logrado que él amará.

—Me haz robado el corazón, dulce. No puedes dejarme...— se detuvo cuando sintió que los ojos se llenaban de líquido de nuevo y escondió su rostro en el cuello de Hinata.

Hacía tanto tiempo que no lloraba, que casi no recordaba lo que era. Un macho adulto no lloraba, un macho adulto enfrentaba lo que sea con entereza. Pero, como siempre, los sentimientos, cuando estaba relacionado con Hinata, lo desbordaba.

Había limpiado lo que podía del cuerpo de su compañera la sangre del tentáculo con telas que le habían dado tanto Sakura como Ten-Ten. Todavía no salía de su asombro que le ayudarán otras parejas, más que nada Sakura, que había querido sacarlo de la competencia. Pero en ese momento, no le importaba las razones, él estaba agradecido que lo hayan ayudado a mantener segura a su hembra.

Alzó la mirada cuando sintió que alguien tocaba su hombro y miró con ojos húmedos a la hembra que conocía desde crías. La expresión fría de Sakura había cambiado, era casi compasiva y consoladora.. Ella le ofreció un pedazo de carne y él frunció el ceño, para negar la comida. Sakura suspiró y se sentó a su lado.

—Debes comer Naruto—, lo regañó suavemente.

Naruto apretó los dientes, su estómago estaba totalmente cerrado y había decidido que no comería hasta que Hinata lo hiciera. No le importaba perecer en las pruebas con su hembra.

Él volvió a negar.

—¿De verdad quieres protegerla?— le pregunto mientras señalaba con el mentón a Hinata—. Debes mantenerte fuerte si quieres cuidarla.

Naruto no quería, de verdad que no.

Pero también sabía en el fondo que Sakura tenía razón. Si él se mantenía fuerte, podría pasar esa prueba hasta con Hinata inconciente y llevarla a Tsunade para que la atendiera.

Tomó la carne con una expresión sombría y comenzó a comerla, su mirada volviendo a Hinata. Cada minuto confirmando que siguiera respirando.

Sakura carraspeó.

— Quería pedirte una sincera disculpa—, dijo logrando que Naruto la mirará a ella—. Por todo. Pero fue bueno al final que yo me fuera con Uchiha, si no hubiera sido así, no habrías conocido a la terrícola ¿no?

Naruto asintió.

—No te guardo rencor, Sakura. Sabía que serías una de las primeras elegidas y agradezco haberme quedado dormido ese día—, recordó con una sonrisa, pero que no llegó a sus ojos—. Aún no sé por qué, pero le agradezco al universo haberme bendecido con Hinata.

—Con respecto al Consejo...

Naruto negó con la cabeza.

—Eso ya no importa, Sakura. Agradezco tu ayuda... y la de tu compañero— agregó mirando al Uchiha que estaba dándole de comer a su clon.

Sakura asintió.

— Él se había enojado conmigo.

Esa información hizo que Naruto subiera una ceja al mirarla. Sakura parecía algo cohibida, una acción muy extraña en ella.

—Se enteró lo del Consejo y quiso abandonar la competencia. Él dijo que quería ganar, pero no ensuciando a los demás, sino gracias a nosotros mismos—, Sakura sonrió al mirar a Sasuke.

Naruto pudo notar como sus ojos verdes se llenaban de algo más.

—Lo amas.

Sakura volvió su mirada a Naruto, asombrada por su afirmación.

—Puedo verlo— dijo mientras usaba una de sus manos para hacer una seña en su rostro—, lo dice tu mirada. No es malo amar—, le aclaró cuando ella abrió la boca, seguramente lista para negarlo—. Yo amo a Hinata y no me da vergüenza decirlo.

Sakura hizo una mueca.

—Ella también te ama...

Naruto acarició la cabeza de Hinata que mantenía en su regazo, mientras miraba al Uchiha.

—Puede que él también lo haga—, dijo cuando vio que Sasuke los miraba con sus extraños ojos—. A algunos les cuesta demostrarlo.

Naruto volvió a ver a su vieja amiga y se asombró de verla con una sonrisa y el rostro lleno de amor para su compañero. Cuando lo volvió a mirar se puso sería.

—Nos gustaría hacer una alianza, para terminar esta prueba juntos. Fue una idea de ambos, mientras estemos más unidos, más fuerte seremos.

Naruto lo pensó unos minutos mientras miraba a Hinata. Si ella no lograba recuperarse, iba a necesitar ayuda. Él haría cualquier cosa por ella.

—De acuerdo, gracias.

Sakura sonrió, pero fue a medias.

—Espero que se recupere pronto, tu compañera— apoyó su mano en el hombro de Naruto y lo apretó, antes de irse.

—Yo también— susurró para acomodarla mejor en sus brazos he intentar descansar para poder afrontar el resto de la prueba con más fuerzas.

Hinata sintió que su garganta se cerraba cuando la arena la engulló.

Sus ojos se mantuvieron cerrados, el agarre de su espada irrompible. La arena le araño la piel mientras el tentáculo la hacía bajar y bajar, cada vez más profundo.

Sus oídos pitaron tan fuerte que creyó que le sangrarían, sus brazos y piernas comenzaron a vibrar como si tuviera electricidad corriendo por sus venas. Las fuerzas le invadieron y casi desbordaron. Comenzó a moverse desesperada, buscando la forma de zafarse del agarre mortal del tentáculo. Cuando por fin la soltó, fue cuando la dejó caer sobre algo húmedo y oscuro.

Con asco y pánico, Hinata se dió cuenta que la criatura, animal o lo que fuera, la había tragado. El lugar estaba húmedo y ella quiso abrir sus ojos, cosa que hizo pero no le sirvió para nada. El lugar era tan oscuro como si estuviera en un agujero negro.

Las paredes viscosas comenzaron a cerrarse a su alrededor.

Producto de la desesperación, sacó su daga, como pudo gracias al poco espacio en el que estaba, y comenzó a acuchillar. Las paredes vibraron con un gemido y se aflojaron al rededor de ella.

Hinata sentía que su garganta comenzaba a quemar.

Aire.

El oxígeno no estaba entrando en ella. Por más que abría la boca, buscando que el preciado aire entrará, nada pasaba.

Sus movimientos se volvieron tan frenéticos que cuando sacó la daga de la piel de la criatura en un movimiento demasiado violento, se cayó a sus pies. Hinata se raspó con sus propias manos su garganta.

Necesitaba respirar.

Sus pies pisotearon lo que sea en que estaban apoyados y comenzó a golpear las paredes con sus puños cerrados. Aflojándolas un poco más.

Al tener más espacio agarró la espada y vandió sin descanso.

Cuando ya estaba quedándose sin fuerza, por la falta de aire, sintió algo áspero con las yemas de sus dedos, diferente a la otra piel que había tocado hasta ese momento. Sabiendo que era su última oportunidad, hincó su espada allí.

Fue tan rápido, que no supo que pasó muy bien. El suelo en sus pies se elevó muy deprisa y la expulsó fuera de la criatura y de la arena.

Hinata se sentó tomando una profunda y violenta respiración, aún sentía al tentáculo alrededor de ella, apretando su cuerpo. Pero esta vez estaba fuera de la arena.

Ella peleó.

Peleó salvajemente, con manos y pies, queriendo soltarse.

—¡No! ¡No!— Gritó una y otra vez, peleando sin descanso.

Hasta que escuchó las voces en el fondo de su cabeza, los gritos de Hime pidiéndole que se calme. Y su mente al fin registrando que no eran tentáculos que la sostenían, sino los fuertes pero tiernos brazos de su compañero.

Naruto por fin pudo apoyar su frente en Hinata y ella se relajó completamente. Y con el sentimiento de seguridad, llegó el llanto de angustia y miedo. Naruto la siguió apretando en su abrazo y cuando ella al fin pudo calmarse, abrió los ojos para poder mirarlo.

Sus ojos se abrieron, sorprendidos al ver, no tanto a Kurama en su estado adulto, ni a Hime o al Bekirot. Sino de ver a Ten-Ten, Sakura y a su macho de ojos extraños. Ella se percató que era de noche y se movían suavemente, como si estuviera en un bote. Su mirada confundida miró al cielo, para ver el oscuro firmamento lleno de puntos brillosos extraños pero parecidos a la vez.

—¿Dónde estamos? ¿Que paso?— susurró con la voz rasposa.

Hinata parpadeó cuando Naruto terminó de contarle que había estado muchas horas inconciente, demasiadas. Habían salido de las Arenas verdes, para entrar a un lago. La prueba seguía y ellos habían tomado uno de los botes para moverse, mientras ella seguía dormida.

Naruto también le dijo como las parejas habían ayudado en las peleas con los tentáculos. Pero que antes de entrar al agua habían perdido a la pareja de Ten-Ten. Él simplemente no había querido viajar con ellos y como Ten-Ten había perdido el Bekirot, a él ya no le importaba participar porque había sido su última oportunidad. Entonces ella se había quedado con ellos para terminarla, con su panza falsa, para intentarlo al año siguiente.

Hinata le sonrió con algo de pena cuando Ten-Ten le ofreció comida y los demás volvían a sus provisiones. Naruto en ningún momento se separó de ella y, Hinata se sintió culpable de repente. Cuando volvieron a estar solos ella lo miró.

—Lo siento—, su voz estaba algo ronca, su garganta se quejaba cada vez que tragaba o hablaba.

Naruto acarició su cabello y la miró sin comprender, pero se notaba más lo aliviado que se sentía porque ella había despertado al fin.

—¿Por qué dulce?

— Compliqué todo, desde un principio estoy siendo una carga para esta prueba—. Naruto abrió la boca para debatir lo que dijo pero ella lo detuvo—. Siento haberte puesto en este asunto, si yo fuera mas fuerte...

Hinata se calló cuando Naruto la abrazó contra su pecho. Con una facilidad que no dejaba de asombrar a Hinata, la sentó en su regazo y beso su frente.

— Pasaría por todo—, comenzó a susurrar Naruto con voz ronca—, desde el principio, mil veces si el resultado es tenerte en mis brazos para siempre nena.

Ella cerró los ojos y se dejó consolar por su macho, su compañero extraterrestre.

—Yo también...

Hime observó con una sonrisa a una despierta y vulnerable Hinata en los brazos de Naruto. Con pasos silenciosos y tranquilos, se alejó de un dormido Bekirot que estaba junto con el clon del macho Sasuke. Ambas crías habían jugado y se habían entretenido entre ellos. Cosa que ayudo en su tarea de niñera mientras los demás hacían sus cosas. A ella no le importó mirarlos y fijarse que no se metieran en problemas.

Se sentó cuando estuvo al lado de Kurama, justo en la parte delantera de su bote. Ambos miraron la segunda luna que comenzaba a salir, como persiguiendo a la más grande.

Cuando Hinata se había despertado había asustado a todos.

El bote había estado en un silencio sepulcral que sólo era interrumpido por los Bekirot jugando. Cuando de repente ella se sentó y comenzó a pelear con Naruto. Jamás olvidaría como ella había luchado como si no lo conociera, la había asustado lo suficiente para que le pidiera a gritos que se calmará. Ver a Naruto consolarla, le calmó hasta a ella. Hime tampoco había perdido las miradas de las otras dos hembras. Cómo observaban detenidamente todos los movimientos de Naruto.

—No saben lo que es el amor, ese que siente Naruto por Hinata—. Dijo Kurama por medio del comunicador neuronal.

Hime lo observó desde su posición baja. Parecía muy cansado y serio. Ella volvió la vista a la segunda luna nuevamente.

—¿Por qué no descansas?— le pregunto por el mismo medio.

—Cuando la prueba termine—, por su tono, ella supo que no daría el brazo a torcer.

— Está bien.

Se mantuvieron en silencio unos minutos hasta que ella volvió a hablarle.

—¿Confías en ellos?

Kurama se mantuvo en silencio, pensando, hasta que suspiró.

—No. Pero no podemos atacar sin razones, sólo mantente alerta. Si la vida de Hinata, el Bekirot o Naruto están en peligro, puedes atacarlos—. Kurama bajó la mirada a ella, clavando sus ojos rasgados tan seriamente, que Hime no pudo apartar la mirada—. Si te dan un problema, mátalos.

Los ojos grises de Hime se abrieron con sorpresa y el Kyubi se alzó en sus cuatro patas. Empezó a darse la vuelta, pero la miró una vez más antes de marchar para decirle de forma contundente.

—Si ellos hacen una traición, Hinata o Naruto, o ambos, pueden morir. No temas atacar.  Si ellos tuvieran una oportunidad, no dudarían en matarte para llegar al podio. Tú no cometas ese error.

Hime se recuperó y asintió, sabiendo que Kurama tenía razón. Él había empezado a irse, para detenerse abruptamente y girarse a ella una vez más.

—Y la próxima vez usa el comunicador neuronal antes de sacrificarte—. Hime abrió grande sus ojos, con la sorpresa—. Nada sería igual si no estás.

Hime parpadeó al ver las colas del Kyubi moverse mientras caminaba hacía los Bekirot y se acostaba al lado del clon de Naruto.

Queda muy poco para el final... DIOS, no quiero terminarlo, pero debemos darle un cierra... ¿Tal vez dos capítulos más (de los largos)? Puede ser... hay hay...

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