Capítulo 28: Recuerdos, ira y tristeza (Parte II)
Light se encontraba sentado a un lado mientras escuchaba a Sara contar esa triste y trágica escena. El nunca había vivido algo así, tampoco había leído cuentos o escuchado algo similar, por lo que se le era difícil imaginar esa "masacre". Pero aún así, debido a la expresión de Sara y la tristeza que inundaba sus ojos llenos de lágrimas, Light podía sentir igualmente un sentimiento de simpatía.
Light al escuchar cada palabra que decía Sara, se le era imposible no sentir también miedo. Cada vez que mencionaba la palabra muerte y destrucción, se le hacía un nudo en la garganta al pequeño Light.
El cuando entrenaba se decía así mismo que se volvería fuerte para enfrentar los peligros, para defender a los suyos, pero la verdad era que con solo oír como era una batalla y un asalto por bandidos, su piel se erizaba y su espalda se volvía fría.
Light tampoco pudo evitar recordar cuando le dijo a su padre que él también quería ayudar al pueblo, defender su pueblo. Simplemente eso era algo estúpido viniendo de un niño de 5 años... A pesar de ser talentoso, de ser "fuerte", ¿él podría tal vez tener la voluntad y el coraje de enfrentarse a una escena que estará llena de sangre y muerte de los suyos?
Light no podía imaginarse un escenario así, no aún.
Mientras estaba sentado y pensando en lo tono e ingenuo que era, Light apretó sus manos y agachó un poco la cabeza. El solamente no podía dejar de pensar en lo inmaduro que era todavía.
Pero, Light tampoco pensaba en vivir con miedo o con ingenuidad. La mente del pequeño también tenía un fuerte deseo de enfrentar los peligros y volverse más fuerte. Él sabía que aunque no estaría de igual forma ayudando a su pueblo en primera mano, estaría resguardando la seguridad de su casa y los que residían ahí.
Light levantó la cabeza y colocó una mirada de resolución. El entro en esta habitación para saber más, para tener en claro lo que era una verdadera pelea, una verdadera batalla, de como era la cruda realidad. Él entro en esta habitación para templar su mente y su corazón, para hacer crecer su voluntad se seguir volviéndose fuerte.
Si solo un simple relató lo dejaba así, ¿como enfrentaría la escena en carne propia? Light tenía que tener un coraje fuerte y decidido.
Lenear sentía pena y condolencias por Sara, pero a la vez miraba cada expresión y gesto de Light vió el cambio y la convicción en los ojos del pequeño, no podía evitar sentir admiración y asombro.
"Increíble, totalmente increíble". Eran las palabras de Lenear al presenciar tal rapidez de desarrollo de Light.
Las razones se hacían cada vez más fuertes de querer salvar a su pueblo cuando veía a Light y a su nieto. Tener dos grandes talentos ayudaría mucho en el crecimiento del pueblo. Nutrirlos poco a poco en un lugar tranquilo era lo primordial.
Por eso, Lenear tenía que hacer lo posible no solo por Light y Helleans. Si no por todos los habitantes de su preciado pueblo, cada uno de ellos eran importantes, cada niño, niña, adultos y ancianos, todos eran importantes para Lenear y su pueblo.
Lenear y Albert no eran los únicos que pensaban en hacer lo imposible para salvar su hogar y sus seres queridos. Zirion también se sentía así.
Por ese motivo, aunque fuese un poco despreciable revivir tal pasado trágico a una pobre mujer, tenían que saber lo necesario para poder hacerle frente al peligro. Aún así era imposible no sentir un pequeño atisbo de odio al forzar a qué Sara siguiera hablando.
Tanto Lenear, como Zirion y Albert, sabían que forzarla más ya sería demasiado, por lo que intentaron calmar a Sara y preguntarle:
—¿Te sientes mejor? ¿Quieres dejar así por hoy el tema y descansar? —preguntó con voz consoladora Albert.
Sara negó levemente con la cabeza y se secó las pocas lágrimas que le quedaban.
—No, el tiempo es importante, y también la información —respondió ella—. Estoy bien, contar esto me relaja y me hace quitarme un peso de encima.
—¿Estás segura? Si crees que hablar más sobre el tema es doloroso, podemos dejarlo así —agregó Lenear en forma de consuelo.
—No tiene porqué preocuparse, estoy bien, puedo seguir.
Albert y Lenear dejaron de persuadir a Sara, por lo que solo pudieron asentir a su respuesta. Si ella se sentía segura y bien de seguir, la dejarían hablar entonces.
—Otra cosa que noté del hombre que parece ser el líder de los bandidos, era que a pesar de ser alguien normal como nosotros, era mucho más fuerte, rápido y ágil. No tengo idea de porque lo es, pero gracias a eso asesinó a muchos inocentes y muchos guardias.
—Eso hay que tomarlo muy en cuenta. Si es ase de fuerte y feroz, además de tener una gran experiencia en el combate, no cabe duda de que será el mayor problema a enfrentar —opinó Zirion mientras colocaba su mano en su barbilla en modo pensativo.
—Eso está claro. Ese hombre por como lo describes, Sara, parece ser muy peligroso, ¿Tienes alguna otra información de los bandidos o de ese hombre? —afirmó y preguntó Lenear con una mirada seria.
—De los bandidos, nada importante que ya haya contado. Son ágiles y astutos, y saben atacar bien en grupos. Sobre el hombre... Se su nombre, se llama Marlok Kolls.
Tanto Albert como Zirion, se pusieron a indagar en sus recuerdos para vir si conocían a alguien con ese nombre o por lo menos haber escuchado algo sobre él. Lastimosamente, no tenían nada.
En cambio Lenear, cuando escuchó ese nombre, de una vez se puso a pensar y al cabo de unos minutos, su expresión cambio un poco, como si hubiese recordado algo.
—Marlok Kolls... Marlok, él... Si es la persona que creo recordar, entonces se muy bien quien es él —la mirada de Lenear mostraba una pizca de confusión y nostalgia, pero rápidamente cambio a una de irá y resentimiento.
—¿Sabes quién es, padre? —preguntó Zirion.
—No estoy muy seguro de que sea él, pero el nombre es idéntico. Tal vez alguien por casualidad del destino tenga el mismo nombre y apellido, pero... A la vez se me hace imposible.
—Tengo una última información sobre Marlok. El antes de volverse bandido, era un mercenario —comentó por última vez Sara.
Lenear al escucharla, su expresión ahora detonaba una ira más profunda que antes. Al parecer, según su rostro, si podría ser la persona en la que Lenear estaba pensando.
—Después de tanto tiempo. Vuelvo a escuchar otra vez ese nombre... Ese maldito traidor vuelve a aparecer —la furia con la que hablaba Lenear era notable para todos, por lo que Zirion volvió a preguntar.
—Padre, si sabes algo, ¿crees poder contarnos?
Lenear al escuchar a su hijo, rápidamente volvió a su habitual serenidad y soltó un suspiro para apasiguar su ira.
—Hace mucho tiempo, cuando trabajaba para el conde Valorant, yo había reclutado a más guardias para la guardia personal bajo la orden del conde. En ese tiempo yo tenía un amigo, quien era bueno en el combate y la espada, por lo que lo reclute. Ese dicho amigo y yo nos llevábamos muy bien y se podría decir que estábamos igualados en fuerza. Todo en él estaba bien, salvo su interior y su mente. Ese bastardo se había unido al atentado de los mercenarios —Lenear mientras hablaba, se levantó del asiento en dónde estaba y se asomó por la ventana que tenía atrás—. Yo consideraba a Marlok mi amigo. Pero todo se fue por la borda por culpa de la codicia...
Lenear no pudo evitar soltar un suspiro. Recordar momentos tristes y dolorosos siempre será amargo. Al mismo tiempo pensaba en lo mal que se tuvo que sentir Sara al contar su tragedia.
—Sara, agradezco enormemente tu colaboración. Eres totalmente bienvenida a vivir aquí en mi pueblo; si tienes alguna petición que quieras decirme, no dudes en comentarlo —agradeció Lenear mientras la mirada con una sonrisa.
—Oh, no se moleste. Todo lo que hice fue por pura sinceridad —Sara inmediatamente se negó de forma amable a tal petición por parte del jefe del pueblo.
Ella sabía que actualmente todos estaban ocupados trabajando para cuidar el bienestar de su gente. Además de que dentro de pocos días será el gran festival que organizan cada 5 años y no tendrán tiempo libre para cumplir los caprichos de una forastera.
Sara no quería llenar más de lo que ya estaban los pueblerinos de trabajo.
—Sé en lo que estás pensando, Sara, y créeme cuando digo que haré todo lo que esté a mi alcance para que tengas una buena estadía aquí —volvio a recalcar Lenear el tema—. Escuché de Albert que te estás quedando en su casa, por lo que hace, te ofrecere esto. Construiré una casa cerca del hogar de Albert. Ya que te llevas bien con su familia, no hay porque alejarlos. No solo eso, también arreglaré un trabajo en el que te sientas cómoda. Eso haré, y no aceptaré ningúna objeción.
Sara estaba sorprendida, ella había viajado desde su pueblo natal el cual fue saqueado y posiblemente destruido sin dejar ningún sobreviviente, para llegar a otro pueblo dónde ni siquiera sabía si la iban a recibir bien.
El mismo jefe del pueblo le ofrezca un hogar y un trabajo, fue suficiente para que Sara se sintiera sumamente agradecida y feliz. Tan feliz que no podía ocultar derramar lágrimas.
Tanto Albert, como Zirion y Light, se sentían feliz por ella y por la decisión que tomó Lenear.
—Muchas gracias —agradecía Sara de todo corazón mientras se limpiaba las lágrimas—. No sabe cuánto le agradezco.
—No hay nada que agradecer —dijo Lenear—. Albert, tu te encargas de llevar a cabo la construcción de la casa de la señorita Sara. Además, tu esposa tiene buenas relaciones con algunas dueñas de tiendas en el pueblo. Puedes decirle que ayude a Sara conseguirle un buen trabajo.
—Como usted diga, señor. Con gusto lo haré —respondió Albert honestamente y con respeto.
—Zirion, tu te encargas de conseguir los materiales necesarios para la construcción, al igual que de buenos obreros.
—Si, padre, haré lo que me pides.
Lenear asintió satisfecho. Volviéndose a sentar y tomando un pequeño trago de alcohol, Lenear seguía hablando.
—El gran festival se llevará a cabo dentro de una semana y media, ¿Crees poder lograr construir la casa en ese tiempo? —preguntó Lenear a Albert.
—Haré todo lo posible por completarlo.
—Bien. Zirion, una vez termines en tu labor, prepara a todos los guardias y entragales esto —Lenear extendió su mano y le dió dos rollos a su hijo—. Son planos de todo el pueblo y sus terrenos. Allí señalé lugares tácticos y estratégicos para crear emboscadas y tener mayor vigilancia.
Zirion tomó los dos rollos rápidamente y asintió en respuesta a su padre.
—Una última cosa antes de que se retiren, Zirion, Albert, quiero que sus esposas se encarguen de difundir el ataque a los bandidos, pero que lo hagan con precaución y la menor preocupación posible.
Tanto Zirion como Albert se miraron, para luego responder.
—¿Está seguro, señor? Los habitantes entrarán en pánico y eso podría sacudir un poco el pueblo —comentó Albert.
—Lo sé, por eso quiero que lo hagan de la forma más tranquila y menos preocupada posible. Sus esposas son buenas persuadiendo a las personas, también son capaces de dar calma a los alterados. Si logran hacer lo que digo, la seguridad del pueblo estará mucho más asegurada.
—Entiendo —respondieron Albert y Zirion al mismo tiempo.
—Bien, pueden irse, eso es todo.
Al terminar de aclarar todo y de decir los detalles de los sucesos, ya no había razón alguna para permanecer allí en la habitación.
Justo cuando Zirion iba a abrir la puerta, sintió que alguien estaba del otro lado, escuchando la conversación. Rápidamente Zirion la abrió y para su sorpresa, pudo escuchar los pasos de alguien subiendo las escaleras.
Albert y Zirion sonrieron con ironía, ya que se daban una idea de quién pudo a ver sido. Light tampoco era tonto, ya que el incluso antes de que Zirion sintiera que alguien había estado escuchando, él niño ya tenía presente su presencia.
Una persona al despertar su núcleo de mana, empieza a almacenar la nombrada energía y a canalizarla por todo el cuerpo, purificando cada parte y desarrollando sus sentidos.
Light desde un principio había tenido buenos sentidos, y cuando despertó el núcleo de maná, aumentaron a otro nivel. Por esa razón, Light pudo notar a la persona que estaba detrás de la puerta.
—Al parecer, su hijo también se sentía curioso al respecto —comentó Sara con una sonrisa amable.
Zirion en respuesta solo se echó a reír.
—Supongo que así son los niños talentosos. Están llenos de curiosidad y vigor —terminó Zirion agregando.
Después de eso, Albert, Sara y Light, se dirigieron a su hogar.
Albert en el camino iba pensando en cómo decirle a su esposa lo que se avecinaba, no solo a ella, también debía decírselo a Susan. Aunque pensando de mejor manera, Susan era mucho más comprensiva, por lo que primero iba a decírselo a ella.
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