Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 32

Capítulo 32: Tienes que aprender de tus errores, no ahogarte en ellos.

28 de mayo del 2022.

POV of Rodrigo.

—¿Es la primera vez que viajas por una final de Champions?—cuestiona Álvaro.

—No, ya había ido a Lisboa hace ocho años con mi madre—comento.—A veces recuerdo que la experiencia me estaba pareciendo de lo peor hasta que Ramos empató y me olvidé de lo demás.

Nos dirigimos hacia una panadería para comer algo antes de ir al estadio, encontrando a unos fanáticos ingleses en el camino que nos gritan y hacen gestos pero no entiendo nada de lo que dicen.

—¿Qué nos han dicho?—pregunto.

—Algo de que vamos a perder, la gente de Liverpool es extraña—argumenta.

Compramos un montón de pan y justo noté que estábamos muy cerca de la Torre Eiffel, así que me pregunté qué tanto podríamos tardar de acá al estadio si parábamos un rato a hacer turismo.

—Difícilmente volvamos a venir a Francia juntos, hagamos que nuestro dinero valga—me dice Álvaro como si hubiera leído mis pensamientos.

Siempre pensé que París era una ciudad un poco sobrevalorada, y nunca se me pasó por la cabeza la idea de venir por mi propia cuenta, pero no sé como explicar el aire que tiene la ciudad en general. Tiene algo que le da como un aire majestuoso, en pocas palabras.

Álvaro en este momento en lo único que parece estar interesado es en comerse todo el pan, ni siquiera tiene la decencia de preguntarme si quiero probarlo.

—Dame acá, no vas a comerte todo ese pan tú solo—exijo mientras le arrebato la bolsa.

—Hay uno que es buenísimo, tiene chocolate—contesta con indiferencia.

Le hago caso y busco en la bolsa, encontrando el dichoso pan francés con chocolate.

Y sí, realmente es buenísimo.

***

—¿Qué hiciste al final con todo el tema de Julia?

No será la respuesta que quiera escuchar pero es lo que hay...

—Nada, aún no sé cómo arreglar las cosas, siento que si yo estoy en un lío mental ante todo esto, ella seguramente está peor—argumento.

Álvaro no dice nada, parece analizar con pinzas lo que dije.

—Rodrigo, dime una cosa—empieza.

Hago un ademán para que continúe.

—¿Aún crees que sólo ella necesita tiempo para asimilar lo que pasó?—cuestiona.

—No te entiendo...

—A ver, creo que en todos estos años de conocerte nunca le habías hecho daño a alguien, al menos no de la forma en que lo haría yo. Pienso que toda esa culpa que sientes eres tú mismo sin lograr perdonarte, porque no crees que ella  pueda perdonarte a tí, sino todo lo contrario.

»No harás nada dándole vueltas a lo que hiciste, porque adivina qué, eso no hará que cambie. Tienes que aprender de tus errores, no ahogarte en ellos, porque sino entonces nunca podrás avanzar.

Me cuesta aceptar el sermón, quizás porque se siente extraño que Álvaro me aconseje, pero realmente tiene razón.

—Y ojo, comprendo lo difícil que es hacer lo que te digo, pero si sigues dándole vueltas al hecho de que la cagaste, lo único que provocas es aumentar ese tormento que sientes.

Tengo que aceptar lo que hice, pero sobretodo, perdonarme a mí mismo, quizás es más probable que ella también lo haga.

—Iré a verla cuando volvamos a Madrid—es lo único que le respondo, y Álvaro sonríe en respuesta.

—Perfecto, ahora olvidemos esta conversación y termina tu trago, que quiero descansar para hacer más turismo mañana y volver a Londres a celebrar la catorce.

***

4 de junio del 2022.

Después de mi estadía en Francia (más larga de lo que tenía pensado y por lo cual seguramente me descuenten una semana de mi sueldo), he vuelto a casa... Lo que significa que ya no puedo seguir huyendóle a mis problemas.

Así que, sí, estoy frente al piso de la primera mujer a la que le hice daño de forma consciente, esperando que salga para darle la cara ante todo lo que pasó.

Deseando también que no sea tarde para disculparme con ella.

Lo primero que hace al abrir es mirarme de arriba a abajo, deteniéndose en las flores que traje conmigo... Y antes de cualquier cosa, sí, es bastante cliché un hombre regalando flores después de haberla cagado, pero qué voy a decir, siempre habrá una excusa para dar flores.

—¿Qué haces acá?—cuestiona, no de forma agresiva, pero sí bastante a la defensiva.

Bueno, te preparaste para esto, tú puedes.

—Creo que cualquier cosa que te diga será insuficiente para remediar aunque sea un poco el daño que causé, así como creo que estás en todo el derecho de odiarme si así lo quieres...—Hago una pausa mientras trato de respirar y relajarme.—Sin embargo, quiero pedirte perdón por haberte lastimado, mereciste más de lo que pude darte y realmente debí haber sido claro contigo antes de que pasara algo más. Fuí cobarde por haber huido aquella noche cuando la situación terminó por cachetearme y hacerme ver que no debía estar ahí... Lo lamento mucho.

Julia se queda un rato mirándome, luego baja la mirada al suelo y vuelve a posar sus ojos en mí, permanece unos pocos minutos en silencio pero a mí se me hacen eternos.

—Dime algo, lo que sea—pido en un susurro apenas audible.

—Me desperté en el momento en que buscabas tu ropa para irte—declara.

—¿Por qué no dijiste nada?

Piensa por un rato su respuesta, hasta que responde.

—A pesar de sentirme lastimada y usada, siempre creí conocerte lo suficiente para jurar que había una razón al menos comprensible de lo que hacías... Supongo que preferí creer en tí, para bien o para mal.

»Ahora respondeme tú una cosa, ¿fue por otra mujer?—cuestiona.

Mantuve silencio, analizando qué responderle, pero termino optando por decir la verdad.

Sí—respondí temeroso.

Su ceño se frunce, luego baja la mirada al suelo y suspira, para luego volver a posar sus ojos totalmente en mí, y creo que lo hace al menos diez minutos sin decirme nada. Hago mi mejor esfuerzo por mantenerme firme pero me carcome la ansiedad de esperar que diga algo mientras nos vemos fijamente. 

Se acerca y me abraza para romper el silencio y decir lo que quizás tanto quería (y necesitaba) escuchar.

—Te perdono, Rodrigo, pero no quiero volver a verte nunca más—dice tajante.

Le extendí las flores, y ella entra para dejarlas rápido en una mesa, pero regresa y sin pensarlo dos veces me besa por última vez.

Y creo que es por mucho el mejor beso de mi vida, o al menos se siente totalmente diferente a todos los anteriores, pero no explicaré porqué.

—Extrañaba eso—dice sonriendo.

Terminamos de despedirnos, y empiezo a pensar en que ese momento entre los dos pudo ser fácilmente el final de un libro... Debería volver a leer más seguido

Salí del edificio y busqué el coche de Alessandra, a quien le pedí acompañarme a comprar las flores y además a traerme porque sabía que de haber dudado aunque fuera un poco, habría decidido huir.

—¿Cómo te fue?—pregunta con la indiferencia de siempre mientras mira el móvil.

—Estaremos bien—respondí sonriente.—Vayamos a comer un helado, yo invito.

***

26 de junio del 2022.

—¿Quieres hacer algo este año para tu cumpleaños?—cuestiona mi madre.

—Define hacer algo.

—No sé, podríamos salir a comer a un restaurante caro e invitar a Alessandra y Álvaro, aprovechando que estará aquí dentro de dos semanas por toda una semana—argumenta.

Suena a buen plan, la verdad, y realmente tampoco pensaba hacer algo más allá de quizás verme con el par de ineptos y comer un helado, algo parecido a lo que hice el año pasado.

Con sus respectivas diferencias, claro está.

—Está bien, haz una reservación y sorpréndeme... Pero no tanto, me gustan los sitios donde la comida es fácil de masticar—digo riéndome.

Mi madre ríe igual y justamente escuchamos el timbre sonar, así que ambos bajamos a ver quién vino porque ni ella ni yo esperábamos recibir a nadie.

Y definitivamente ella es la última persona a la que esperábamos ver el día de hoy.

Mi madre es la primera que la recibe, abrazándola y diciéndole cuánto ha cambiado en todo este tiempo desde que se fue.

—Cuánto ha pasado sin vernos, ¿diez meses?—pregunta a nuestra sorpresiva invitada.

—Quizás un poco más, la verdad no sabría decirle—responde con una sonrisa.

Y ahora posa su atención en mí.

—Te ves diferente, y no precisamente porque te hayas cortado el cabello.

—Yo también me alegro de verte, Eva—reí.

Mi madre la invita a sentarse y hablarle sobre la vida en California y ella acepta gustosa, mientras que yo, decido enviarle un mensaje a alguien.

Rodrigo: Si te cuento no me crees quién está en mi casa.

Álvaro: ¿El rey?

Rodrigo: Era más probable que Felipe estuviera aquí, la verdad.

Álvaro envía algo en respuesta pero no lo veo porque Eva se sienta a mi lado y no puedo evitar preguntarle:

—¿Pasarás el verano acá?

—No... Vine a ver pisos acá en Madrid y luego me voy con mis padres de vacaciones.

—¿Volverás?—cuestiono nuevamente.

—Ya tuve suficiente del sueño americano, extraño estar en casa—es lo único que dice mientras me sonríe antes de que mi madre vuelva a llamarla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro