Capítulo 25
Capítulo 25: Traumas familiares no superados.
20 de marzo del 2022.
Decidí venir otra vez al parque, estaba harto de las cuatro paredes de mi habitación y era esto o ir a un bar un domingo, esta era la opción más sana para mí.
El clima hoy se me hace un poco parecido al que había en Londres en invierno, hacía más frío seguramente, pero se asemeja bastante, con la diferencia de mi estado de ánimo quizás.
Estos días donde la extraño no suelen ser tan recurrentes como antes, pero siguen apareciendo, y es complicado, porque no la quiero de vuelta, quiero que nunca se haya ido, que le hubiera puesto las mismas ganas que le puse yo a nuestra relación para que funcionara, extraño lo que fue el verano.
Y es horrible, porque aunque quiero avanzar y olvidarla, todo me sigue recordando a ella, incluso lo que no debería. Me siento agotado de esto.
Antes cuando estaba triste leía mi libro favorito, pero es que hasta eso me quitó... O bueno, en todo caso; hasta eso le dí de mí.
—Hola.
Por un momento pienso que es Isabella, pero me desilusiono al notar que es ella.
—Pensé que estarías a esta hora en el bar—respondo sin mirarla nuevamente.
—Es muy temprano, y la verdad no voy a ir hoy, quiero hacer otra cosa.
—Ya...—digo.
No dice nada más y se queda un rato conmigo hasta que vuelve a levantarse de la banca para irse, pero vuelvo a hablarle antes de eso.
—Te estuve llamando, quería hablarte—enuncié.
—¿En serio? La verdad es que no me dí cuenta, estuve ocupada—alude, pero formula otra pregunta rápidamente.—¿Quieres acompañarme?
Me lo pienso por un rato, pero tomando en cuenta que dijo hace un rato que no quería ir al mismo bar de siempre, quizás tiene algo interesante que hacer en mente.
Además tampoco tengo algo mejor que quedarme sentado en un parque.
—Bien.
***
—Mi lugar favorito en Madrid—anuncia.
O soy yo que no valoro la fuente de Cibeles o ella es rara, pero este lugar me gusta solamente cuando el Madrid gana un título, de resto siempre me ha dado igual.
Se encuentra bastante solitario alrededor, Julia y yo buscamos un lugar donde sentarnos y ella comienza a hablar.
—Mi hermano solía traerme aquí cuando era pequeña.
Vale, una razón debía haber detrás como para que entre tantos este sea su lugar favorito, reflexioné.
Parece querer seguir hablando sobre su familia, pero se interrumpe a sí misma con otra pregunta.
—Rodrigo, tú ya sabes bastante sobre mi familia, ¿qué me dices de la tuya?—interroga.
—¿Qué quieres saber?—cuestiono.
—Sorprendeme.
—Bueno, mi padre murió cuando estaba recién nacido, mi familia paterna detesta a mi madre, no sé nada de ese montón de personas desde que cumplí nueve años... ¿Suficiente?—consulto.
—¿Por qué detestan a tu madre?—pregunta.
—Clases sociales, el cliché del niño rico de la clase alta y la chica pobre de la clase baja. Mi familia paterna siempre trató a mi madre como si ella fuera una simple plebeya y ellos parte de la realeza o algo así. Juzgaron mucho a mi padre cuando decidió mudarse con mi madre porque esta estaba embarazada de mí, pero preferían eso antes que tenerla viviendo en el mismo techo que ellos, supongo. Por lo que, le dieron una casa a mi padre y lo suficiente como para vivir tranquilo mientras encontraba un trabajo decente, supongo que tampoco eran tan malas personas como para dejarlo con un hijo y viviendo debajo de un puente, quizás sintieron compasión de mi existencia.
»Al final, él tuvo el accidente y la casa junto al dinero quedaron a nombre de mi madre, por lo que empezaron a verla como una aprovechada, pero intentaban mantener las apariencias por mí, hasta que un día simplemente no volví a saber de ninguno de ellos, ni tampoco intenté buscarlos luego, me resigné mucho antes de que desaparecieron a la idea de que nunca sería querido por mi familia paterna, y me dió un poco lo mismo al final—culmino.
—Bastante complicado, entonces—fue lo único que dijo.
—Sí, tampoco es como si me he puesto a pensar demasiado en eso—señalé con una breve risa.—¿Por qué tu hermano te traía aquí?
—Lo hacía cada vez que mis padres peleaban, te harás una idea de cuántas veces me trajo aquí como para que se volviera mi lugar favorito en la ciudad—ríe por lo bajo.
Al parecer alguien más tiene traumas familiares no superados, pensé.
No debería ser casualidad que todas las personas en mi vida los tengan, ya se me hace raro.
A excepción de ya sabes quién, dijo la voz de mi cabeza.
***
26 de marzo del 2022.
—¿Por qué Madonna quiere conquistar el mundo entonces?—pregunta desconcertado.
—No estarías tan sorprendido si llamaras más seguido para saber como estoy, cocinero estrella—respondo.
—Las cosas aquí han estado ajetreadas, hace tiempo que me siento un zombie porque sólo llego a casa para dormir, pero me pagan bien y tengo tiempo para salir cada dos semanas, así que no me quejo—argumenta Álvaro.
—Sí, sí; te pagan mucho y todo eso, que pesado eres—reí.
—Podrías venir a Londres unos días, el Madrid jugará aquí en dos semanas, no estaría mal ir.
Pensé en la posibilidad, pero desistí en un principio por algo simple, no deseo volver a Londres, al menos no por ahora.
—El partido de vuelta es aquí, prefiero siempre el Bernabéu—traté de disimular mi obvio temor.
Álvaro no negó mi punto, y aunque insistió un poco, se resignó y prometió que vendría pronto a Madrid para joderme la existencia unos días.
Decido que es buen momento para hacer un trabajo que tengo que entregar esta semana en la universidad, y que además, lo envió el único profesor en toda la carrera que pareciera que detesta enseñar y sólo va para humillarnos recurrentemente por hacer preguntas que para él son absurdas, pero en realidad son lógicas cuando vienen de estudiantes.
No pensaré en eso, necesito centrarme para terminar esto rápido.
Definitivamente debería preguntarle al desgraciado cuanto vale su renuncia, estoy a nada de decirle que yo se la pago, ¿qué mierda de trabajo es este? No tiene razón de ser, es sólo maldad.
Antes de dedicarme enteramente a hacer el trabajo mientras digo en voz baja hasta el mal del que se morirá mi profesor, escucho una notificación de mi móvil, la cual es sólo un mensaje de Alessandra con un enlace de una canción.
Ah, y otro mensaje diciendo lo graciosa es la letra de la misma.
"¡Julia!"
"Para tenerme así"
"¡Julia!"
"¿Por qué no me dejas ir?"
"Cómo me destruye verte cuando estás con alguien más"
"¿Qué más quieres de mí? (¿Qué más quieres de mí?)"
"Que no me matas, ni dejas vivir (No me dejas vivir)"
"Dime que pierdo mi tiempo"
"Que esto es solo compañía"
Y nada, básicamente de eso se trata la canción, llorarle a una tal Julia. No tengo tiempo para esto Alessandra, busca algo más que hacer.
Mi móvil vuelve a sonar, esta vez por una llamada de un número desconocido, pero cuelgo inmediatamente y bajo el volumen para no volverlo a escuchar en lo que resta del día, lo que me funciona perfectamente, porque logré avanzar en casi todo el trabajo y ni volteé a mirar el móvil en toda la tarde.
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