Capítulo 18: ¿Quieres salir de fiesta esta noche?

10 de noviembre del 2021.

Álvaro no salió del bar tan borracho como para traerlo en brazo de amigo, pero no estaba en un estado como para quitarle el ojo de encima, aunque yo tampoco estoy muy sobrio como para decir nada.

Ciertamente, al principio me negué a la idea de beber, pero ver a Álvaro terminó por hacerme ceder. En fin, le avisé a Isabella que me quedaría con él, me preocupa dejarlo solo ahora, y ella dijo que estaba bien, que le avisara si pasaba algo y ella vendría.

Terminé por contarle a Álvaro mi problemas con mis pesadillas (obviando que tenía que ver directamente con Isabella), y no supo decirme demasiado, supongo que por lo mismo de no poder darle detalles de lo que sueño porque no me corresponde a mí contar experiencias que no son mías.

Sabía que extrañaba a Álvaro, pero estar hoy con él se ha sentido triste, no se siente como cuando estábamos en Madrid preguntándonos a dónde iríamos ese día.

Se siente mal, supongo.

***

12 de noviembre del 2021.

—¿Quieres salir de fiesta esta noche?—pregunta Isabella mientras termina de anotar algo de la universidad.

—No estoy muy seguro, ¿cómo se supone voy a comunicarme con alguien aparte de tí?—respondo dudoso.

—Siempre puedo traducirte, además, no eres tan malo con el inglés, sólo necesitas practicar, pero entiendes bastante más de lo que crees—argumenta muy segura.

No sé, la idea no me termina de gustar...

—Si vienes conmigo te dejo hacerme lo que quieras cuando volvamos—susurró a un volúmen perfecto para que yo la escuchara.

Sonrío, y contesto.

—Yo ya te hago lo que quiero, pero tomaré tu propuesta y aceptaré ir de fiesta contigo y conocer a tus amigos británicos.

—Perfecto—responde fingiendo calma, a pesar de que está sonrojada y su mano dejó de anotar, y no creo que precisamente sea porque haya terminado.

***

13 de noviembre del 2021.

—Él es mi novio, Rodrigo.

Fueron las palabras que Isabella le dijo a sus amigos hace al menos unas dos horas, y que todos parecieron captar perfectamente sin darme demasiada importancia y simplemente saludarme, algunos tratando de hablarme en español mientras que yo trataba de hablar en inglés. Todo parecía ir bien, hasta que entonces uno de ellos dijo.

—Hasta que por fin comprobamos que sí existes.

No sé porqué me tomé tan a pecho ese comentario, y me sorprende haberlo entendido, ya que realmente no he entendido casi nada de lo que me dicen, pero ese tipo (al parecer llamado Matthew), me da menos buena vibra que Álvaro viviendo solo.

Realmente no tengo demasiado que hacer, al final de cuentas, estoy en una fiesta con gente desconocida, en un país desconocido y con personas que no hablan mi idioma, y aparte de eso, sólo conozco a mi novia.

Así que, decido salir a hacer algo que hace bastante no hacía; fumar.

Y es de esas veces en las cuales realmente lo disfruto, cada calada del cigarrillo se siente mejor que la anterior, el frío londinense golpeando mi cara y el casi perfecto silencio que hace, es prácticamente majestuoso.

O bueno, lo era hasta que escuché una voz detrás de mí.

—Te ves deprimido, amigo.

Volteo y veo al británico que me habló con un perfecto español.

—Eres el novio de Sofía, ¿no?—cuestiona mientras bebe de un vaso.

Sólo asiento con mi cabeza.

—Por tu cara de confusión, te estarás preguntando quien soy y como sé español. Soy amigo de Sofía, mi nombre es William, apenas estoy llegando y me dijeron que habías salido a tomar aire, sé español porque mi madre es latina, y quiso que aprendiera español para cuando fuera a su país no tuviera que traducirme todo.

—¿Vale?—respondo bastante abrumado por este ataque de datos que no pedí.

—¿Estás bien?—continúa.

Fíjate que estaba disfrutando la majestuosidad de este lugar que encontré para despejarme hasta que llegaste a atosigarme con datos que no me importan y preguntas estúpidas, William.

—Sí, ¿por qué no lo estaría?—cuestiono ahora.

—Pues, para una vez que ves a tu novia, no sé como se sentirá ver como otro coquetea con ella en tu cara—destacó.

—¿Ah?—no pude evitar responder con irritación, dejando caer mi cigarrillo al suelo.

No me dice más, sólo esboza una sonrisa y se marcha, dejándome solo otra vez y ahora, con ganas de quemar Inglaterra.

Ingleses de mierda.

Decido escribirle primero a Alessandra antes de entrar nuevamente al lugar al que me trajo Isabella.

Alessandra: Hasta que por fin decidiste escribirme, stronzo. ¿Qué tal el aire inglés?

Rodrigo: ¿Cómo sé si alguien me coquetea?

Alessandra: Empezamos fuertes. Supongo que podrías analizar como te miran, el lenguaje corporal o como habla.

Alessandra: ¿Exactamente por qué preguntas?

Rodrigo: Te explico cuando vuelva a Madrid, no me queda mucho tiempo aquí.

Rodrigo: Gracias por tu ayuda.

No observo lo que Alessandra me haya respondido porque estoy desesperado buscando a Isabella.

Y la encuentro justamente con Matthew, así que, decido no intervenir y observarlos a lo lejos. Isabella no hace nada muy extraño, o al menos no nada que me haya dicho Alessandra que podía ser una señal, sin embargo el inglés la mira como si quisiera hacerla suya en este mismo momento, y busca constantemente estar más cerca de ella, aunque ella lo evita.

Definitivamente no voy a quedarme a ver esto.

Rápidamente me acerco a donde están ambos, y, o estoy volviéndome paranoico o cualquier cosa extraña, o Matthew cambió monumentalmente de expresión.

Y yo creo que es la segunda opción.

—Vamos a bailar—exijí a Isabella, arrastrándola conmigo sin darle tiempo de reaccionar.

Está sonando una canción de mierda que no sé bailar, pero en realidad yo sólo quiero abrazar a Isabella.

Y es lo que hago, quedarme en medio de extraños que bailan mientras la abrazo a ella, o mejor dicho, me aferro a ella.

—¿Estás bien?—me mira con preocupación.

—No, quiero irme, Isabella, no quiero estar aquí.

—Vale, nos vamos ya—responde angustiada pero sin poner objeción alguna.

***

15 de noviembre del 2021.

—Me convenció de salir esa noche diciendo algo así como que me dejaría hacerle lo que quisiera cuando llegáramos, pero sólo pude quedarme mirando al techo mientras ella dormía... Tampoco logré dormir en lo absoluto—alego.

—¿De verdad sólo se fue contigo sin decir nada?—pregunta Alessandra con bastante incredulidad.

—Sí, realmente era lo que quería en el momento, sin embargo aún así me sorprendió—respondo.

—Bueno, al menos ya sabes que te elije a tí por sobre todo lo demás, debería ser prueba suficiente para que no le hagas caso a lo que dijo el supuesto amigo de ella, ni pienses que el otro es algún tipo de amenaza a su relación—argumenta Alessandra bastante segura.

Realmente sigo abrumado por ello, me aterra que Isabella simplemente un día tome y me diga que ya no quiere estar conmigo porque no puedo estar cerca de ella.

—Rodrigo, sabes perfectamente que Sofía te ama, no dejes que dos estúpidos te hagan dudar de eso—dijo Alessandra, respondiendo a mis pensamientos.

—Supongo que tienes razón.

—No basta con que sólo lo supongas, stronzo.