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Capítulo 16

Capítulo 16: Hola, lindo.

5 de noviembre del 2021.

—¿Entonces, quieres que te deje libre la próxima semana para ir a Londres?

—Exactamente, don Francesco—afirmo temeroso.

—¿Y quién se supone ayudará a los nonnos a dar pizza?—exclama con un muy marcado acento italiano.

—Yo lo haré, dale la semana libre—responde Alessandra a lo lejos a su abuelo.

En estos dos meses he logrado entablar una muy buena relación con Alessandra. En vista de que mi novia y mi mejor amigo se encuentran en Inglaterra por tiempo indefinido, y que mi única amiga se fue también, he tenido que ampliar mi círculo social.

Hasta ahora sólo he logrado hacerme amigo de alguien más, y es más o menos algo así como mi jefa, sólo que se ve más tierna que sus abuelos y habla mejor español que yo (y eso que nací aquí).

La verdad es que en la universidad se me ha hecho más difícil que antes poder socializar, supongo que nunca ví la necesidad de hacerlo debido a que siempre tuve a Eva siendo mi sombra, y yo era la de ella. Ciertamente debo decir que la extraño, aunque Isabella me ha contado que le está yendo muy bien en Estados Unidos, cosa que me alegra.

También ha sido extraño no tener a Álvaro jodiendo cada semana con sacarme de fiesta y argumentando porqué terminaría volviéndome loco estando encerrado en mi habitación leyendo cualquier cosa que encontrara o que me recomendara Eva.

Extraño a mis amigos, supongo.

—Que te quede claro que vas a invitarme a una cena por tener que trabajar por tí durante una semana, stronzo—se queja Alessandra.

—De igual forma podías pedirme un millón de euros por cubrirme y aceptaría—sonrío.

Essere così sdolcinato dovrebbe essere punito dalla legge.

***

—¿Cómo está todo?—me pregunta Alessandra, quien me ofreció comer lo que sobró de hoy con ella, debido a que trabajé hasta más tarde que de costumbre.

—Para ser sincero, desde que todos se fueron a otros lugares mi vida se volvió aburrida—respondo, aunque no estoy seguro de si debería entrar en detalle sobre ello.

Durante este tiempo he estado batallando contra mí mismo, cada noche es peor que la anterior y sólo tengo múltiples pesadillas que simulan aquella fatídica noche que vivió Isabella hace unos años y que relató con tanta crudeza hace ya meses.

Las primeras noches después de que se fue hablábamos mucho por llamada, me habló más sobre aquél hombre. Sus razgos físicos, su forma de hablar, de caminar, sus gustos, etcétera. Me enferma saber que en teoría es alguien normal, no tiene fetiches raros (al menos Isabella no los mencionó), ni habla mal, ni siquiera es alguien poco agraciado físicamente según Isabella.

Le pedí de favor que no tocáramos más ese tema, me volvía loco apagar la luz de mi habitación y ver como Isabella era abusada físicamente.

—Rodrigo, ¿estás bien?—cuestiona Alessandra sacándome de mis pensamientos, disocié por un momento.

—Sí, no te preocupes. ¿Estás segura de que podrás estar una semana entera sin mi hermosa presencia?—respondo en un intento de cambiar de tema.

—Me preocupa más bien lo que puedas llegar a hacer estando en Londres quedándote con Álvaro, pero como no eres mi hijo y sé que vas a volver en una pieza porque sino mi abuelo irá a buscarte él mismo para que vuelvas a trabajar, te aseguro que dormiré tranquilamente—argumenta Alessandra.

Se fossi un po' più stupido smetterei di esserti amico—respondo.

—Sabes que no puedes vivir sin mí, stronzo.

***

8 de noviembre del 2021.

—¿Seguro que no se te olvida nada?—cuestiona mi madre, quien revisa mi maleta para asegurarse de ello.

—A menos que haya una forma de poder llevarte a tí en la maleta, diría que no dejo nada aquí—respondo entre risas mientras empiezo a bajar las escaleras.

Mi teléfono vibra, avisando que el taxi me está esperando, por lo que me dirijo a la entrada de casa.

—Cuídate, Rodrigo, dale mis saludos a Álvaro y a los Nuñez—pidió mi madre mientras me abrazaba.

Subí al coche del taxista y le dije que me llevara al aeropuerto. Comencé a hablar con él y cuando me preguntó que haría en Londres no pude evitar hablarle de Isabella, y empezó a contarme como en su juventud también conoció a una vasca en un verano, de la cual se enamoró, pero por la distancia ella volvió a Bilbao y él por miedo no quiso ir tras de ella.

Mientras me va contando aquella historia, me veo reflejado en este hombre, y estoy seguro de algo; no quiero cometer el error que cometió él de dejarla ir.

Justo en ese momento siento vibrar mi teléfono, y cuando lo enciendo veo un mensaje de Isabella.

Isabella: ¿Quieres que pase a buscarte al aeropuerto más tarde o crees poder llegar hasta aquí por tí mismo?

Rodrigo: Ven por mí, así te veo más pronto y no me pierdo.

***

Nunca había viajado en avión, mucho menos había salido de España, y debo decir tres cosas:

1.-Los baños son realmente muy pequeños.
2.-Los sobrecargo son un poquito antipáticos.
3.-No me gusta estar tanto tiempo sentado.

Pero, obviando esas cosas, ya estoy en Londres, y luego de avisarle a Isabella donde estoy y dar un par de vueltas por el aeropuerto, veo sus ojos marrones.

Dios, nada en mi vida sería igual sin ver esos ojos.

—Hola, lindo—me dice con una voz tímida.

Y aunque sí quiero hablar con ella, necesito desde hace meses que me abrace. Me estaba volviendo loco sin hacerlo por tanto tiempo.

—No sabes cuanto deseé estar contigo nuevamente—digo, sintiendo como si hubiera sido una eternidad desde que la tuve cerca.

—Lo mismo digo—responde.

Dejamos de abrazarnos y empezamos a caminar hacia la salida del aeropuerto mientras hablamos un poco sobre qué hacer, ya que realmente no me siento tan cansado como para no poder hacer nada ahora mismo. Además, sigue siendo bastante temprano.

—Siempre dijimos que iríamos a tomar café y galletas cuando estaba en Madrid y nunca lo hicimos, ¿qué te parece si vamos ahora?—pregunta sonriendo.

No puedo parar de detallar cada gesto y movimiento que hace, me encuentro en una nube ahora mismo.

—Perfecto, guíame—respondo, e Isabella empieza a llevarme de la mano como si fuera un niño perdido en un centro comercial.

Lindo, no creo que se haya dado cuenta que le tomé una foto.

***

Por un momento pensé que caminaríamos demasiado hasta encontrar un café, pero no pasaron ni diez minutos cuando ya estábamos entrando a uno.

No entiendo nada de lo que me dice la mujer que nos atiende, sólo entiendo cuando Isabella dice dos cafés y no sé cuantas galletas en inglés.

La mujer se va rápidamente a traer nuestro pedido y le dice algo a Isabella en inglés mientras me sonríe también, quiero creer que dijo algo como "si quieren algo más no duden en llamarme" o yo que sé.

—Veo por tu cara de tonto que no entiendes nada de lo que nos están diciendo desde que llegamos—comenta riéndose de mí.

—Digamos que me olvidé de ir a clases de inglés antes de venir—contesto tomando de mi café.

Demasiado amargo, descartado.

—Recuerdo que alguien dijo que me diría cómo pagó un boleto de ida y vuelta a Londres una vez me tuviera de frente—menciona.

Había olvidado eso, debo admitir.

—Álvaro me pagó la mitad del boleto, dijo que me extrañaba y que necesitaba de mi conocimiento fotográfico—respondo.

—¿Algo así como un trabajo?—cuestiona.

—Más o menos. Debo ir mañana temprano a verlo para darle las gracias en persona y ver para qué me necesita—le informo a Isabella.

—Yo tengo que ir a la universidad, pero si quieres puedo acompañarte, Álvaro no vive muy lejos de mí—señaló.—¿Vas a tomarte eso?

—No, ten—digo en respuesta mientras le extiendo mi café, del cual toma un trago.

—Muy amargo para tí, ¿verdad?—inquiere.

—Me conoces tan bien, hottie— repliqué.

—Supuse que me llamarías así en algún momento.

Casi al instante salimos del café en el que estábamos y empezamos a caminar, aunque no tengo muy claro a donde vamos.

Lo más lejos que llegué a estar de mi casa alguna vez fue cuando mi madre me llevó a Barcelona, y aunque todo se veía gigante, yo tenía apenas nueve años, supongo que era lógico ver todo de esa forma.

Ahora con diecinueve años, tengo esa misma sensación de sentirme pequeño, es extraño.

—¿No estás cansado de llevar esa maleta? Pareces MC Mochila—argumenta Isabella mientras ríe.

—¿Qué me parezco a quién?—pregunto, desconcertado.

—A nadie, sigue caminando que ya casi llegamos.

Essere così sdolcinato dovrebbe punito dalla legge: Ser tan cursi debería ser castigado por la ley.

Se fossi un po' più stupido smetterei di esserti amico: Si fueras un poco más estúpida dejaría de ser tu amigo.

Hottie: Se refiere a alguien atractivo, hermoso o sexy en inglés coloquial.

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