Capítulo 14: Ha sido tu única excepción, al parecer.

No respondo, sólo mantengo mi mirada fija en ella.

—Mis padres decidieron que era buena idea dejarme aquí en Madrid todo el verano para ellos poder coordinar todo en Londres, dónde viviríamos, qué haría mi madre, qué haría yo si no me aceptaban la beca, absolutamente todo.

—¿Sabes algo sobre ese libro que acabo de darte?—cuestiono mientras ignoro todo lo que dijo antes.

—No...—responde dudosa.

—¿Te gusta mirar a la luna por la noche?—continúo.

—No entiendo a qué tratas de llegar.

—A que, a veces sólo hace falta mirar la luna para sentirte cerca de otra persona—digo con una leve sonrisa.—No me importa que estés en Bilbao o Londres, corazón, yo seguiré queriendo estar contigo.

—No tendremos la opción de viajar en tren.

Asiento.

—Y será mucho más difícil que podamos vernos con regularidad.

Asiento, nuevamente.

—Y quizás...—empieza a decir pero la interrumpo.

—¿Terminaste?—replico.

—¿De verdad aún quieres estar conmigo?—cuestiona con sorpresa.

—Me aterra la idea, pero aún así quiero hacerlo. Quiero arriesgarme a algo que sé que no haría con alguien que no fueras tú, y precisamente me quiero arriesgar por eso, porque eres tú—digo esto último acariciando su mejilla.

—Hace un tiempo me había jurado a mí misma que estaba feliz en mi soledad, no valía la pena volver a correr el riesgo, pero Rodrigo, tú has sido la única excepción.

Y me besa, como si fuera la última vez que lo va a hacer, como si me necesitara más que a cualquier cosa.

Y no sé si realmente me necesita en su vida, pero yo la necesito a ella, muchisimo más de lo que cree.

Incluso de lo que yo creo.

***

—¿Entonces se irá a Londres y no a Bilbao?—pregunta mi madre.

—Exactamente.

—¿Y qué harás?—cuestiona.

—Vas a pensar que estoy loco, pero realmente no quiero dejarla irse de mi vida, no quiero que sea sólo un amor de verano... Aunque me aterra la idea de que esté tan lejos, más que antes—culmino.

—Sabes, Rodrigo, amar es algo hermoso, me habría gustado permitirme hacerlo después de la muerte de tu padre. Si de verdad amas a Isabella, inténtalo, no creo que pierdas nada—me anima sonriendo.—Te ves más feliz desde que ella está aquí, realmente ha hecho algo en tí.

—Ella ha hecho que quiera hacer todas esas cosas románticas que siempre aborrecí, mamá; nunca pensé que después de tener catorce años una chica tendría tanto efecto sobre mí.

—Ha sido tu única excepción, al parecer—ríe.

***

17 de septiembre del 2021.

Le he pedido a Álvaro que me acompañe a la universidad hoy porque necesitaba resolver ciertas cosas y luego podría aprovechar de hablar con él, debido que tiene días insistiendo en que tiene una noticia que darme.

Así que, luego de irnos de la universidad, nos dirigimos a un café, el cual no está muy lejos.

Rápidamente ubicamos una mesa en la cual sentarnos y pedimos café y galletas, mientras que Álvaro no pierde el tiempo y habla.

—¿Recuerdas que hace dos semanas me asustaste cuando llegaste al café donde te conté lo que había pasado con Eva?—pregunta con cierto tono de resentimiento ante lo primero.

—Ah, sí. Recuerdo perfectamente tu cara pálida del susto—respondo de forma burlesca.

—Hijo de puta—dice mientras da un sorbo a su café.—Obviando eso, estaba hablando con alguien—vuelve a tomar café, y hace una larga pausa.

—¿Vas a decirme o te seguirás haciendo el interesante con tu café, subnormal?—rechisté con desespero.

—Resulta que Angélica se tomó la molestia de recomendarme a un amigo de ella dueño de un restaurante que precisamente buscaba a un ayudante de cocinero—anuncia.

—Eso está genial—alegué.

—Hay una cosa... Es en Londres.

Mierda.

—Tendría que irme por un tiempo, pero me aseguraron que no sería más de cuatro meses. La idea es tomar experiencia y luego volver acá, es un trabajo rápido—culminó.

Supongo que está bien, Álvaro no tendría porqué darme falsas ideas; volverá.

—¿Y qué pasará con tu madre?—cuestiono, no queriendo ser imprudente.

—No voy a reprimir lo que soy sólo porque ella así lo quiera, merezco vivir.

Sonrío, entendió lo que tenía que hacer, y me alegra.

—Estoy feliz por tí, amigo, sé que te irá bien—le aseguré con orgullo.

—Yo también—responde.

***

POV of Isabella.

—No pensé nunca que iba a tener un motivo para ir a Londres y ahora tengo dos—ríe Rodrigo.

—Tu vida cambió mucho en muy poco, al parecer—no puedo evitar burlarme de él.

—Me gusta el cambio, tiene ojos lindos—responde coquetamente.—Voy a extrañar que seas mi vecina... O bueno, en general extrañaré tener una vecina.

—Aún me toma por sorpresa la decisión de Eva de mudarse a Estados Unidos, ¿supo algo sobre que Álvaro se irá a Londres?—interrogo.

—No, sólo lo sabe la familia de él, tú y yo—replica.

—Supongo que quiere empezar de cero también, no sé.

—Está bien, puede que sea mejor así para ella—contestó.

—Bueno... Aún me tendrás aquí un fin de semana más—aclaro mientras me desplazo hacia él, quien está acostado en su cama mirando al techo.—Y me parece que tenemos tiempo de sobra para estar juntos, ¿no crees?—termino de decir al sentarme a horcajadas de él.

—Tentador, aunque nunca será suficiente tiempo, si me preguntas—responde.

Ambos reímos y comenzamos a besarnos.

Cuando supe que me tendría que ir a Inglaterra, empecé a dudar de si estaba enamorada de Rodrigo, o si realmente valía la pena, pero estando aquí con él, me doy cuenta de que lo vale, no habrá forma de que otro me haga sentir como lo hace él.

Realmente me he vuelto suya, en todo sentido.

Y no hay forma de que deje de serlo.

—Soy tuya—enuncié en medio de un jadeo.

Rodrigo deja de besar mi cuello sólo para decir:

—Sofía, te pertenezco más a tí que a mí mismo, mi cuerpo y alma te pertenecen—habló a mi oído, provocándome un escalofrío.

Bastante intenso, y eso es... Lindo.

—Te amo—murmuré.

Debo admitir que envidio la forma en que logra decir las cosas con tanta naturalidad en este momento; me impresiona, porque yo estoy en blanco.