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Capitulo 6: Katherine Van Helsing. Mensajes de las Tumbas

Este bella imagen fue hecha por Jeral_love y la verdad me encantó. Perfecto para este capítulo. 🌙💫




Aun en mis sueños, no hallo descanso… 
                                                                    Sigo sufriendo, sigo llorando, sigo gritando. Estoy confundida: Siempre sueño con aquellos niños muertos, sus cuerpos demacrados y ensangrentados, mientras yo me hallo en el medio con lágrimas de sangre manchando mi pálido rostro. Sus cuerpos yacen en el suelo formando un círculo macabro que me encierra. Fuera del círculo, cuerpos muertos de monstruos que he matado yacen inmóviles con olor nauseabundo contaminando el aire.

He cazado. He matado.

He arrebatado vidas a cambio de dinero.

Para sobrevivir, para huir de la pobreza. ¿Qué me ha servido todo eso? pensé que, si ignoraba estos pensamientos, no sentiría culpa. De todos modos, nade siente culpa haciéndome daño. Si los demás pueden hacerme daño con la conciencia tranquila. ¿Por qué yo no puedo jugar sucio, aunque fuera para sobrevivir? 
 
Sigo sola, sola, sola, sola. Todos me abandonan.

Mi familia aparece ante mí. Todos ellos me miran con odio. Debería devolverles el mismo gesto, pero mi rostro se constriñe de dolor… ¿Por qué? ¿Por qué nunca me amaron? ¿Qué he hecho? ¿Qué hice para hacer que ellos me despreciaran desde que tengo memoria? ¿Por qué nunca me mataron? ¿Acaso previeron que sufriría en este mundo cruel y confuso? ¿Por eso me dejaron vivir, para sufrir? Sigo rodeada de cuerpos y cadáveres que, minutos después, se levantan con expresiones ausentes, pero con ojos llenos de miedo, odio y dolor. Me quedo paralizada al ver como se me acercan en pasos amenazantes. Todos me señalan y con voces horribles me culpan de sus muertes: 

–…Mira lo que nos hiciste.

–…Pudiste habernos salvado.

–…Podrías habernos ayudado, por tu culpa estamos muertos.

–…Peleas para ti misma, para llenar tu egoísmo, y permites que cosas horribles nos sucedan aun y cuando podrías haber usado tu verdadero potencial para evitar nuestro trágico final…

–…Nunca te importamos, seguiste adelante, intestas olvidarnos para liberarte de la culpa. Sabes que no puedes limpiar tus manos manchadas de sangre.

Trato de alejarme de ellos, intentando razonar con ellos.

Entiendo que estén molestos –les digo –pero no es mi culpa, es de mi familia.

Mentiras… –gritan, enojados – ¡Mentiras! ¡Mentiras!

No, no son mentiras, nunca quise que esto pasara; nunca pedí que algo así les sucediera. Ustedes saben que los he ayudado, pese a que muchos hallaron como obstaculizarme, gente peligrosa que no les convenía que una chica como yo les diera ayuda.

–…Y aun así no pudiste salvarnos. Susurra una voz femenina tras mis espaldas. Me quedo inmóvil. Reconozco esa voz.

Volteo lentamente por temor de descubrir a quien le pertenece esa voz tan familiar. <<Que no sea ella, por favor, que no sea ella…>>

–…Tanto que te vanaglorias de no ser vencida en una pelea, y permites que maten a tus mejores amigos… –la chica que habla me mira con tristeza mientras reconozco su rostro, perturbándome –Si bien es cierto que eres una excelente Cazadora, no eres buena salvando a otras personas.

Estoy sin palabras.

Oh, por los dioses…

Danhali, Jezù, Anìrbas, Maraì, Farael, Jèso. Todos ellos ensangrentados como el dia que los vi morir…

El dia en que la Casa Van Helsing envió esa jauría de monstruos de Rango Alto para atacarme:  Una estampida que nos tomó por sorpresa cuando viajábamos juntos por última vez aquel dia. No recuerdo a dónde íbamos, pero ellos llegaron y tuvimos que pelear. Ninguno me hizo daño. Intentaba llegar a mis compañeros porque a causa de los incontables monstruos que nos atacaban nos vimos obligados a separarnos. Fue tan sencillo matarlos. Uno por uno caía bajo el filo de mi espada. Era fácil y agotador. El tiempo transcurrió y la batalla parecía no tener fin. No sabía cuántas energías  me quedaban. Danhali y Jezù peleaban juntos, lograron contener a muchos de ellos. Farael y Jèso defendían desde las alturas y Anìrbas nos cubría las espaldas gracias a su fuerza bruta de luchadora.

Eran fuertes, valientes, jóvenes guerreros, apenas unos adolescentes. El único grupo con el que he trabajado en equipo y los perdí a todos. Les ordene que fueran retirándose: no me hicieron caso. Insistían pelear. Cuando por fin los convencí, era demasiado tarde. Eran demasiados y uno por uno fue cayendo.  El dolor oprimía mi pecho cada vez que morían frente a mis ojos. Impotente, luchaba por abrirme paso de esa multitud de monstruos que no conseguían hacerme ni un solo rasguño. Eran incontables y mis amigos seguían muriendo.

Lucharon hasta el final. Sus gritos rompieron el eco de los gruñidos salvajes del clan enemigo.

Lloré, con un grito rasgando el aire, cuando despedazaron  a Remliw: un chico guapo y atractivo, un poco más alto que yo, de contextura atlética. Piel clara, labios carnosos, cabellos color café y ojos verdes como la hierba fresca. De expresión felina, cálida, y rasgos masculinos que acentuaban su porte de soldado.  Era el primer chico que se ganó mi amistad. El primer varón en entrar mi círculo de amistades. (Pues en aquel entonces yo odiaba a los varones, y sigo odiándolos, pero a estas alturas no tengo un odio ciego hacia ellos porque  preferiría tener amigas. Aunque puedo hacer  una pocas excepciones.) Fue mi llave para hallar amigos que había pasado por alto, sin darme cuenta. Pese a que descargaba su amargura y sus frustraciones conmigo mientras yo lo amaba en secreto, trataba de ayudarlo. Pese a que no tomó en cuenta mis sentimientos por él, siempre fue caballeroso conmigo, a pesar de que, con el tiempo, se alejó de mí. Sentí que lo perdí como amigo: Por miedo a perderlo, terminé perdiéndolo.
  
Lloré  cuando un monstruo traspasó su mano grotesca en el pecho de Danhali: una chica muy alta y esbelta de piel ligeramente morena. Cabellos ondulados y espesos como el color de la tinta. De rostro ovalado. Había algo en ella que causaba que todos los chicos se fijaran en ella pese a que no era extraordinariamente hermosa; es bonita. Adorable. Muy tímida. Los chicos la pretendían y las chicas se sentían cómodas con ella. Era mi mejor amiga. Fue la que me recomendó las mejores canciones y agrupaciones musicales. La que me compartió las mejores novelas. La que por mucho tiempo fue paciente con mi extraña y desesperada manera de ser participe en el grupo. La que siguió conmigo cuando todos querían que me apartara de ellos por ser un “estorbo.” A pesar de que salió con el chico que me gustaba y no me lo dijo. A pesar de que tenía preferencias con otras chicas que conmigo. A pesar de que, por un tiempo, quería alejarse de mí. Por ser rara. Ambas escribíamos. Ambas queríamos ser escritoras. Contra todo pronóstico nos volvimos más cercanas, ella aprendió a valolarme como amiga cuando todos me veían como un bicho raro.

Lloré cuando Anìrbas fue devorada por varios monstruos: era corpulenta, de baja estatura. Su rostro era como la luna llena mientras sus cabellos del color del mar caían en rizos, con las puntas teñidas de violeta, contrastando su piel blanca. Fue mi mejor amiga y una cómplice de libros y novelas gráficas. Le gustaban mis poemas. Se identificaba con ellas. Era una luchadora que con ella también le compartí muchos secretos al igual que Danhali.

Muchas bromas y consejos compartí con Jezù: era alto, delgado y su piel era blanca como la leche. De cabello gris y ojos oscuros. Era un poco loco, leal, astuto. Muchas historias contábamos cuando salíamos de caza. Aprendí a tener un sentido del humor gracias a él. Sigo sin entender el sarcasmo pero, aprendí a manejarlo un poco con su ayuda. Me agradaba charlar con él para pasar el rato.   

A Farael y a Jèzo no les caí bien por un tiempo. Nunca me entendieron, pero al final se disculparon por no ser justos conmigo.  No sé en qué momento fue, pero me confesaron que ambos pasaron por situaciones que le hicieron reflexionar como debía de sentirme yo cuando me molestaban por ser una “chica muda” para ellos. Pese a ello, no esperaba recibir una disculpa de su parte, y me hubiera gustado ver hasta donde llegaba nuestra amistad. Fueron los primeros en morir.

En el sueño…

No, en la pesadilla, me rodean amenazantes y me culpan por sus muertes. Era fuerte y veloz, igual que los monstruos. ¿Cómo es posible que siendo las guerrera más mortífera no haya sido capaz de  salvarles? Siempre me lo pregunto. Ahora ellos me acusan de sus finales. Y no lo puedo negar. Recibo sus insultos. Su odio. Su tristeza. Su frustración. Me exigen respuestas que no puedo darles aunque quisiera. Intento ayudarles; pero no me lo permiten. No sé qué hacer. No estoy segura de lo debo hacer.

No lo sé.

No lo sé…

Lloro de pena y vergüenza.
Soy una inútil. Soy débil. Estoy hecha un desastre. ¿Nadie lo ve?

Soy solo una asesina, no una heroína. Soy una cazadora, no una chica normal...

***

Me desperté.

Me incorporé abruptamente tras la perturbadora experiencia. Solo fue una pesadilla. No fue real. Solo es un sueño horrible. Intento calmarme. Dios mío… ¡Se sintió tan, tan  real! No me di cuenta que estaba dormida, si bien una parte de mi tenia conciencia de que estaba atrapada en un sueño…

No puedo evitarlo, lloro por aquellas personas que perdí. Por los amigos que no recuperaré: Danhali. Anìrbas. Farael. Jesò. Jezù. Todos ellos. Solo eran niños que, al igual que yo, querían sobrevivir. Incluido Remliw, el chico quien me gusta…

Mi Remliw

Pierdo la noción del tiempo tras sollozar en silencio en mi alcoba, desahogando todas mis penas y frustraciones encerradas en el rincón de mi corazón; por ello tardo un tiempo en darme cuenta de algo: no soy la única que llora. El sonido de un llanto lejano y desgarrador retumba en las paredes de la habitación. Miro a mi alrededor, confundida. Agudizo más los sentidos para buscar la fuente de aquel sonido. ¿Es una mujer o un hombre quien llora? Me levanto pesadamente de la cama para averiguar la ubicación del sonido, pero apenas di unos pasos cuando observo una mancha negra cubriendo el alfeizar de la ventana…

<<Una araña negra –mi corazón acelera al pensarlo, odio a la arañas, especialmente las grandes –Pero… ¿Qué clase de araña es esa? Es mucho más grande que mi mano, y es tan chiquita…>> Tras acercarme para mirar con más claridad los detalles me detengo.

No es una araña.

Es una mano.

Un sonido horrible y perturbador resuena y yo me paralizo de miedo, tratando de hallar una explicación lógica a todo esto.

Grito y salgo corriendo cuando la sombra de un rostro humano, demacrado, carbonizado y terrorífico asoma para lanzarme un espantoso chillido. Mi corazón late contra mi pecho hasta dolerme.

Corre.

Corre. Corre.

Es lo único que pienso. Miro atrás y descubro para mi horror que muchas siluetas inhumanas me siguen con pasos extraños y siguen apareciendo desde muchos rincones. Salen de las tinieblas. Del piso helado. Intentan entrar por las ventanas.

Están en todos lados. Sin poder evitarlo, grito clamando ayuda.
No sé adónde me dirijo, no me fijo en qué dirección estoy huyendo y  me recrimino por eso: llego a un pasillo sin salida, ni ventanas, ni puertas, y estoy acorralada. No tengo a donde escapar. No puedo volver. Los espantos y espectros, con sonidos horribles lanzan alaridos furiosos de las cuales hablan en un idioma extraño; un idioma que, poco a poco, voy entendiendo para mi sorpresa…

– ¡…Vas a morir por lo que has hecho…!

– ¡…Por tu culpa perdimos nuestras vidas!

– ¡…Mi hijo murió por tu culpa, mi familia murió por tu culpa; tu egoísmo, tu ira, odio y delirios de grandeza nos mataron antes de perder el hogar que destruiste con fuego…!

– ¡…eres una vergüenza para nuestra patria…! ¿No podías simplemente renunciar tus metas y sueños por el bien de todos? ¡¡Podríamos haberte escuchado si tan solo hubieras escuchado a tu pueblo…!!

Me quedo inmóvil. Petrificada.

No, no estoy soñando, no estoy dormida. Aun así, se siente igual que en el horrible sueño que tuve hace pocos minutos: todos echándome la culpa. Todos odiándome por algún motivo en concreto. Creí que soñar algo así era una pesadilla. Y no, esto es mucho, mucho peor. De repente, un espantoso pensamiento cruza mi mente…

No, no pueden ser ellos. ¿Serán sus familiares…? No entiendo. ¿Y a que se refiere uno de ellos que había matado a su familia antes de arrasarlo todo con fuego? ¿Acaso me confunden con alguien más? ¿Con quién? ¿A quién estarán buscando? Asustada, sin saber cómo salir de esto, veo con terror las siluetas altas, bajas, medianas que se me acercan amenazadoramente; con cuerpos esqueléticos del color de la noche que parecen flotar ligeramente en el aire, envueltos en un  brillo fantasmal impregnado de oscuridad, sombra, y muerte; sus ojos pozos del color de la tinta  que impregnan espanto o locura. Llenos de odio, un odio hecho al fuego, sus rasgos son vagos e inciertos, el fantasma de lo que fueron cuando vivían. Están a tan solo unos pasos.  Su presencia es asfixiante. No tengo a donde huir. No puedo seguir mirando sus putrefactos y terroríficos rostros, me cubro el rostro con las manos para  no verlos más mientras el miedo me ahoga, los latidos golpean frenéticamente mi pecho, y con la respiración agitada todo mi cuerpo tiembla contra mi voluntad. 

Con los ojos vendados, oigo sus alaridos. Sus gritos. Palabras y maldiciones salen de sus toscas gargantas con sonidos raros y siniestros.

–…Todos estamos muertos por tu culpa…

–…Has avergonzado a tu linaje y a nuestra gente, humillándonos frente a otros clanes por rebajarte tan bajo al enamorarte de un guerrero que es hijo del clan enemigo –me sorprendo oír aquello, y me pregunto si no se referiría a Remliw (él era un mestizo, como yo, pero de la Tribu de la Luna, del Clan de los Monstruos –…¡¡¡tus decisiones nos ha condenado…!!!

–…Muere, hija de Loto, muere, muere, muere…MUERE. MUERE. Exigen al unísono.

Yo grito de terror al imaginar lo peor.  El silencio se rompe y solo mi voz quiebra el vasto silencio, clamando por ser oída y acorralada. Un frio helado me abraza al sentir más fuerte su cercanía.

Entonces algo sucede.

Lo sé por el silencio que envuelve mi entorno: sin gritos. Sin alaridos. Sin palabras, ni maldiciones. Solo el sonido de mí entrecortada respiración. La sensación de terror, perturbación y miedo que ellos transmiten sin que los vea…ha desaparecido. Reúno el poco valor que me queda y empiezo a bajar con temor los brazos. No hay nada. Entrecierro los ojos para acostumbrarme a la brillante luz que me rodea y no, no veo nada. ¿Me lo habré imaginado? No, no es posible. Sigo preguntándome que ha sucedido, si todo ha sido producto de mi imaginación o no, cuando me percato de algo que, por unos terribles segundos, un alarmante pensamiento me asalta por esta razón: no hay ventanas. Ni candelabros encendidos, sin embargo, una luz de color oro envuelve el rincón donde me hallo, hace unos momentos a oscuras. Volteo lentamente para descubrir la causa de esa misteriosa luz, para descubrir con confusión, sorpresa y alivio una silueta humana hecha de luz. Al principio no hallo palabras para describir la sensación cálida y acogedora que me embarga al verlo, de repente, los rasgos se vuelven más nítidos y logro reconocer al fin quien es la persona que me ha salvado de esos espantos.

Lo veo y no lo creo: Es Abraham Van Helsing.

Aquel que, según la leyenda, fue bendecido por la Diosa Malhira: La deidad femenina más poderosa y misteriosa que regaló a nuestro ancestro un don que le permitiría derrocar al Clan de los Monstruos y, aunque por extrañas razones nunca sucedió, gracias a él la Casa Van Helsing se vistió de gloria, fama y poder por las hazañas que nos ha legado ese hombre. El mismísimo guerrero que por un tiempo tuvo por prisionero a Drácula. Estoy en shock, me han pasado muchas cosas extrañas e insólitas esta noche: descubro que la Casa Van Helsing me engañó a mí y al Clan de los Mortales. Que fui vendida a los monstruos para que los humanos vivieran en paz sin importarles mi libertad al menos. Huyendo, me percaté de que Drácula me seguía, creí que fue enviado a traerme de vuelta y por eso lo confronté, quedando ambos en empate. Luego, nos acorraran una manada de Infernales, criaturas que se suponía que estaba extintas. Tras matarlos a todos, tengo una extraña conversación con Drácula, quién me convence de hacer un trato con él, en el cuál me ofrece todo lo que me arrebataron: una nueva vida; también la venganza que debo saldar con los mortales y con mi casa por lo que me hicieron.

No es lo correcto pero, yo no tengo nada que perder, si fuera otra persona habría propuesto otra cosa o simplemente me habría negado, pero no lo hice. Otra persona se negaría porque tiene familia, moral o humanidad. Razones éticas que en mi caso escapan de mi alcance por las cosas horribles que me hicieron. Tuve paciencia. Quise tener fe en ellos. Quise creer que tal vez habría algo de bueno en todo esto después de todo. Aún así...perder a alguien a quién quieres por culpa de tu familia y por la crueldad del hombre, o por desprecio por lo que soy, es mucho más abominable que exterminar a una raza. De todos modos, si tengo sangre humana podré engendrar hijos hunanos solo por piedad de ellos, es lo menos que puedo hacer…

Lo sé.

No es correcto. No es justo. No es humano. No es ético. Es todo lo contrario. Y es pasarse de la raya, irse a los extremos.

En mi defensa:  yo solo voy a devolverles el daño que me causaron; a mí y a otros individuos que he conocido y han sido tratados del mismo modo. Sufriendo un destino incluso peor que el mío... Los recuerdos dolorosos y espantosos que yacen enterrados en mi corazón se escapan y me asaltan si previo aviso, corriendo el riesgo de perder el control de mí misma, pero logro recuperarme. Ahora, repasando la lista de cosas raras que han sucedido está noche...

Ah sí, ya me acordé: Pensando en estas cosas, me pongo a la defensiva. Seguro está aquí para hacerme daño. Sé que no ve con buenos ojos a una mestiza, si nadie lo hace… ¿Cuánto más él, y con más razón viniendo él de otra época?

–Katherine Van Helsing hija de Víctor Van Helsing o Guerrero del Alba, hija de Silha, de la Tribu de las Sagradas –mis oídos se agudiza más al oír sus nombres… ¿así se llamaban mis padres? El cuerpo de Abraham se torna borrosa y me sobresalto –no tengo mucho tiempo, y descuida, no vengo hacerte daño pero me queda poco tiempo. Solo tengo unos segundos para advertirte de algo: aléjate de la serpiente de oro. Ve a las Tierras Prohibidas y busque allí la Tabla de Profecías, no la que posee el Rey de Sombras, sino la original, la que lleva los verdaderos escritos de una antigua profecía que dicta nuestros destinos. Caminos que solo tú, puedes ayudarnos a cumplir.

No le entendí.

– ¿De que estas hablando?

–Por favor, te lo suplico… –su rostro se torna triste –ve y haz lo que te pido, solo así evitaras tu trágico fin. Sin embargo, antes tienes que salvar al Héroe del Otro Mundo; encuentre pistas o cualquier información que obtengas de ese personaje y escucha tu instinto, del cual te dirá si la información es viable o no. confía en mí, confía en ti misma, confía en Drácula.

Me quedo perpleja al oír la última frase. ¿Escuché que debo confiar en Drácula? Ya de por sí todo lo que acaba de decirme no tiene sentido…lo último es más descabellado todavía. Es confuso cuando me lo dice alguien que debería odiar a Drácula, o es lo que digo. Lo otro seria que han vuelto a darme información incompleta y por eso estoy hecha un enredo con las cosas que me dijo.

–Lo siento, estoy confundida –admito apresuradamente – ¿No se supone que debo desconfiar de él, matarlo si es posible? Además de maldecirme por las cosas que he hecho.

– ¿Qué cosas has hecho? Katherine Van Helsing.

–No lo sé, no sé por dónde empezar… ¿Nacer mestiza? ¿Cazar monstruos por dinero? ¿Ser amiga de una semihumana? ¿Ese tipo de cosas? ¿Además de hacer un trato con un monstruo?

– ¿Y tú crees que esas cosas que has hecho, todo lo que tuviste que hacer para sobrevivir…está mal? ¿Consideras tus actos los pecados que tanto juzgan los mortales? ¿En verdad crees que ayudar a una niña huir de unos pervertidos está mal? ¿En serio crees que tratar de sobrevivir por ti misma por temor a que alguien más te arrebate lo que más amas…está mal? ¿Es un pecado querer adaptarse? ¿Querer ser libre? sea lo que sea que te han hecho o dicho, no eres tu quien está equivocada. Es la sociedad. Si bien hay muchas cosas de las cuales debes corregir, no significa que debas ser tratada del  mismo modo que te han tratado hasta ahora.

Lo miro sorprendida. ¿Cómo es posible que entienda mi situación?

Katherine, por favor, deshazte de  esas ideas que no harán otra cosa que llevarte a la condenación. Tienes un propósito que cumplir, una meta que llegar y es salvar a ambos clanes. Eres la clave para unir a las razas enemigas…

–No entiendo… –le interrumpo –Si de verdad eres nuestro ancestro, aquel que fue bendecido por la Diosa Malhira… ¿Por qué me pides unir a los clanes enemigos, si fuiste tú quien inició esta guerra? ¿No fuiste tú quien dijo que nuestras razas no pueden ser aliadas, que había que exterminar a los monstruos?

–Es una larga historia y no  me queda mucho tiempo para contártela, pero puedo asegurarte de algo: nunca inicié esta guerra. Todo esto es un malentendido. Un error que nos condenó a todos y que Drácula, en su dolor, tuvo que declarar la guerra a nuestra familia para vengarse. La cuestión es que…los problemas no empiezan allí. Todo comenzó mucho antes de existir los monstruos y todo por culpa de ella, de…mierda, no puedo ni si quiera decir su verdadero nombre. La maldición que  ha lanzado sobre nosotros, incluso a los espíritus,  no nos permite pronunciar el nombre original de aquella perra.   
 
¡¡¿Qué?!!

–Espera… ¿Quién es ella realmente? ¿De quién hablas?

Antes de decirme algo, su cuerpo empieza a desaparecer y el rostro de Abraham se crispa de dolor y sorpresa.

–Ay no, ya no podré seguir… por mucho tiempo… –murmura con dificultad –escúchame, tienes que buscar esa Tabla de Profecías, la original. Allí están todas las pistas. Debes ser paciente a la hora de hallar respuestas a tus preguntas, tarde o temprano lo sabrás, de eso nos encargaremos…

–Ok, pero… ¿Cómo piensas que voy a unir los clanes? Hice un trato con Drácula que consiste en que yo extermine a la raza humana y el a cambio me dará lo quiero. Estamos bajo Juramento Prohibido. ¿Qué voy a hacer si lo que dices es cierto?

En ese caso desbloquearé tus poderes, solo algunos porque no tengo suficiente energía para abrirte acceso a tus habilidades al 100 por ciento, mucho menos despertar el don que heredaste de mí… –dicho esto, toca mi frente y una extraña calidez me envuelve –por ahora, tendrás visiones de cosas que no han sucedido y que han ocurrido. Tardaras un tiempo en controlarlo. Esa habilidad te ayudará en muchas cosas, úsalo prudentemente. En cuanto a tu trato con Drácula, aprovecha la ocasión para ganarte su confianza antes de tener que cumplir tu parte del trato, haré lo que esté en mi mano para evitar que tengas que hacer eso. Tienes que entender que él está en una situación emocional inestable por un suceso que causó esta guerra. Te guste o no, Drácula es la clave para hallar las respuestas que buscas. Pronto sabrás que es. Por ahora, ve con él y busque información en su biblioteca, ahí tiene mucha fuente que podrás leer. Si es necesario, pide su ayuda.

–Lo haré, pero desconfío de  sus intenciones aún y después del Juramento Prohibido; algo me está ocultando.

Ciertamente, pero si sigues mis consejos podrás evitar lo que tienen planeado para ti, no solo te han escogido los Hijos de Lilith, también la Casa Van Helsing y otro grupo de gente que aún no conoces. Ten mucho cuidado y abre tu tercer ojo para no caer a las trampas. Buena suerte.  

Su silueta desaparece al igual que su resplandor.

Y yo me quedo allí, asimilando todo lo que me dijo. ¿Por qué  yo? ¿Por qué soy yo la elegida de todos sus planes? Abraham me confirmó lo que me temía a pesar de que deseaba hacerle más preguntas;  algo más extraño y misterioso le impedía a  permanecer por mucho tiempo en este plano. ¿Por qué? Antes de seguir pensando más en este asunto, todo lo que me rodea empieza a desvanecerse, el escenario cambia para ser reemplazado por un sitio vagamente familiar. Al principio no entiendo lo que sucede hasta que las palabras de Abraham retumba en mi cabeza: <<En ese caso desbloquearé tus poderes…>> <<despertar el don que heredaste de mí…>> <<…por ahora, tendrás visiones de cosas que no han sucedido y que han ocurrido…>> Las visiones me narran lo que sucede al otro lado de la mansión a través de imágenes, sonidos, olores y sensaciones que van reproduciéndose en mi mente con todo lujo de detalles…

…Vi en visión, y cuando la vi, una espesa oscuridad arropaba el helado pasillo donde siluetas macabras, fantasmales e inquietantemente aterradoras rodean en círculos a un joven atractivo que se halla vulnerable ante ellos: es Drácula. Su rostro esta contorsionado de dolor, pena, humillación. Lo veo de un modo que nunca lo he visto. Los espantos lanzan alaridos, insultos, palabras crueles con voces siniestras mientras Drácula se vuelve hecho un ovillo….

Cuando vuelvo en sí,  recuerdo la pesadilla que sufrí: todos muertos por mi culpa, mientras lloro de culpa y remordimiento. Sabiendo que tal vez no es buena idea salvar al Rey de Sombras, no puedo ignorar la voz que me susurra que haga algo por él; no sé porqué. Salgo corriendo para dirigirme al sitio donde se encuentra Drácula. Mientras corro apresuradamente, me pregunto cómo detener a esos espectros. Yo no pude si quiera defenderme, sobreviví solo y porque apareció Abraham…envuelto en una luz dorada… Un momento. ¿Acaso la luz o el fuego los espanta a ellos? Casi no veía nada por causa del resplandor. Si es así, entonces hay un modo de socorrer al Rey de Sombras, aunque no es seguro que funcione mi alocada idea. ¿Sirve una antorcha o tiene que ser una luz mágica? Ojala supiera usar el don de la visión, me sería útil para saber que tengo que hacer para salvar a Drácula si es verdad que él es la clave para encontrar las respuestas a mis preguntas. ¿Cómo usar este poder? Corro, corro y sigo corriendo. La mansión es muy, pero muy grande. ¿Qué sucede si no llego a tiempo? ¿Qué quieren esos espectros?

<<Abraham, ayúdame –rezo, con la esperanza de que, sea donde sea que esté pueda oírme –No sé qué hacer… ¿Cómo voy a salvar a Drácula sin morir en el intento? ¿Qué hacer para ahuyentar a esos espantos?>>

Voy en dirección al ala oeste de la propiedad. El piso esta helado y el aire frio pese a que estamos en pleno verano en la Capital, como si la presencia de estas criaturas ahuyentara el calor sofocante. Es difícil ver con estas tinieblas, la luna ha sido oculta por nubarrones de color carbón, de modo que no veo nada y mucho menos  sentir algo…
Me detengo cuando me pareció ver a alguien. Empiezo a sobresaltarme ante la idea de que no estoy sola en este pasillo. Un sudor helado resbala en mi espalda. Mi corazón se acelera agitadamente como una polilla que inultamente intenta escapar de su jaula. Poco a poco mi cuerpo tiembla mientras doy unos pasos, lentamente, hacia el final del pasillo, donde espero cruzar la esquina si es que no hay algo allí. 

<<Que no haya nada, por favor, que esté sola. Que este miedo sea solo una ilusión mía…>> Temblando, logro cruzar la esquina y ver que no hay nada; relajo los hombros, sin embargo, no siento alivio. Sigo caminando, apresuro el paso hasta llegar al sitio donde Drácula estaba siendo perturbado. El problema es que no hay nadie. ¿Dónde está? ¿Qué pasó? Me dirijo a la zona donde vi al chico acurrucarse como un niño que teme a la oscuridad. Sin saber qué hacer, extiendo mi mano y rezo a Abraham a la espera de que responda mi oración silenciosa.

<<Dame una señal, Abraham –le pido –toca mi mano y guíame hacia Drácula…>> Nada. El silencio se torna más asfixiante.  Espero, con la sensación de que este sitio albergaba algo, aunque no sé cómo describirlo. Sigo esperando. Entonces siento un tirón que jala mi mano violentamente para señalar arriba…: Donde el cuerpo de Drácula flota en el techo con siluetas de color tinta encerrándolo en una cascara de cuerpos grotescos y oscuros, apenas se ve el rostro de Drácula y parece inconsciente. O peor….

Dios mío. ¿Qué hago?

–Dame una señal, por favor, para detenerlos… Digo con voz clara. Las tinieblas que arropan a Drácula allá, en el aire, va adquiriendo vagos rostros fantasmales que amenazan en acercarse a mí tras escuchar mi voz. Doy unos pasos hacia atrás cuando una voz extraña y vagamente familiar susurra en mi oído: –Invoca el fuego que corre en tus venas. Grito, miro a mi alrededor para buscar la fuente de esa voz. No hay nadie.

Tranquila… –me sobresalto al oír aquella voz siniestra –No te voy a hacer daño, soy tu aliado. Sé que todo esto es confuso para ti, pero debes obedecerme si quieres sobrevivir tú y tu novio.

–Él no es mi nov…

Invoca el fuego… –me interrumpe antes de aclararle que no es mi novio –hay llamas de fénix corriendo en tus venas, solo visualiza el calor, el color, la forma del fuego para que lo canalices y pueda manifestarse en la palma de tu mano. Usa tus manos. Tus brazos. Lo que sea que te permita usar el fuego que mora en ti como un arma. Es sencillo, así que hazlo.

Un horrible gemido brotó de los labios de Drácula, todavía inconsciente.

Cierro los ojos.

Sentí sus miradas sobre mí mientras me concentraba en exponer ese poder, ese fuego que según el espíritu, sea quien sea, corría en mi sangre. Me sacudieron temblores nerviosos al tanto que me esforzaba por imaginar ese fuego brotando de mi piel, deseando desesperadamente que surgiera ese milagro. Imagino el fuego, veo las llamas escarlatas bañando mi cuerpo como un escudo, anhelando esa sensación de seguridad.

Porque lo siento muy cerca, siento sus presencias acercándose en silencio. Está muy cerca, muy cerca. Esta aquí, puedo sentirlo, no hay duda…Un aliento helado roza mi piel, confirmando mi temor. <<Por favor, por favor, por favor. Si no puedo liberar fuego, entonces permíteme quemar lo que sea que toco, con eso será suficiente>> Imagino el sonido de dolor de esas criaturas cuando me toquen y no puedan hacerme daño al ver que mi piel los quema…

Estoy bajo presión y eso no me está ayudando.

Salto del susto al oír unos horribles chillidos. Abro los ojos y una columna de humo sale de la silueta que se aparta de mí. Otras intentan acercarse y yo intento liberar el fuego, pero no puedo. Cuando la certeza de morir está latente, ellos me tocan y me estremezco de frio ante el tacto de su piel. No obstante, mi piel desprende pavor cuando me tocan. Se apartan de mí con expresiones semejantes al dolor mientras los miro asombrada tanto a ellos como a mis manos.

<<Funciona… –pienso, asombrada –lo estoy logrando, ya sé que debo hacer entonces. Solo tengo que imaginar lo que quiero…>> Perdiendo poco a poco mis dudas, las llamas van surgiendo lentamente alrededor de mi cuerpo hasta que, por fin, estoy bañada en un fuego carmesí, con chispas eléctricas y  rayos de color rojo brotando de mi piel; extiendo mis brazos como si fueran alas, y no sé por qué pero, me pierdo en el extraño poder que me embriaga y que tanto se me  hace familiar… (No me explico el raro motivo de sentir algo familiar cuando nunca lo experimenté, como en este caso.) Sin saber qué hacer, mi cuerpo automáticamente sí supo aunque desconozco el motivo; cierro los puños y la luz se intensifica y va expandiéndose en una ola de calor y llamas que siguen a los espantos que intentan escapar. Inútilmente. Mi fuego los consume en un abrir y cerrar de ojos. Cenizas quedan y el cuerpo de Drácula cae pero logro atraparlo con un halo de luz y calor que se ve como una pluma rojiza. Colocándolo delicadamente al suelo. Sintiendo que no hay más espantos por ahí paseándose, mi poder se desactiva al no percibir ninguna señal de peligro.

Me arrodillo  e intento despertar a Drácula, que parece sumergido en una pesadilla. No fue fácil despertarlo, murmuraba en sueños y su rostro estaba pálido, perlado en sudor. Buscando algo con que despertarlo, veo un jarrón de flores que lleva un poco de agua; me levanto, saco las flores y le echo el agua fría en el rostro del chico. Quien se despierta sobresaltado, respirando entrecortadamente.

–Drácula… ¿Estas bien? Le pregunto. Sus ojos se encuentran con los míos y parece reconocerme. 

– ¿Hatalaya…eres tú?  Murmura, esperanzado.

¿Quién es Hatalaya? Niego con la cabeza.

–Soy Katherine Van Helsing… ¿Unas horas durmiendo y ya te olvidas de quién soy?

–Espera… ¿Cuánto tiempo llevo dormido?

–No lo sé, lo importante es que ya estas a salvo.

¿Qué? ¿Qué fue lo que sucedió? Se incorpora, desorientado.  Esta más grave de lo que habría imaginado. ¿Qué le habrán hecho esos espectros? No es el mismo de siempre, luce más perturbado y atormentando que nunca, del cual no me sorprende si hablamos de esos espantosos espíritus.

– ¿Qué es lo último que recuerdas? Le pregunto.

–…No sabría decirlo, todo es tan confuso… –intenta levantarse, no sin cierta dificultad –iba a salir cuando percibí algo maligno rodando en la mansión, creí que eran Infernales hasta que me tomaron por sorpresa los espectros…nunca creí en esas cosas.

–Tampoco yo… –confieso, el arquea las cejas al oírme, suspiro ante la idea de explicarle –los Llanos, en el Continente sin Nombre, aquí en el Capitolio, son escenarios de leyendas y mitos que, al igual que tú, no quería creer porque los consideraba supersticiones de la gente. Hasta esta noche.

–Espera… ¿También los viste, cuándo? ¿En qué momento huyeron y cómo?

Bajo la vista, a punto de decirle lo sucedido cuando me llega la idea de que, es preferible mantener esta habilidad en secreto por estas razones: no confió en él. En el futuro puede serme útil si tengo que pelear contra Drácula, pues pese al Trato que hemos hecho, quiero estar preparada para cuando los planes cambien; no quiero quedarme sin opciones y vulnerable ante los cambios repentinos como me sucedió con mis parientes. Tampoco puedo decirle que vi a Abraham, de la cual aún sigo con la duda de haberlo visto realmente… ¿No pudo haber sido otro espíritu que haya tomado su apariencia y fingir que es Abraham para que yo haga lo que el farsante quiere? Tantas preguntas que necesito averiguar. Y muchos hilos que llevar a cabo. No mentiré, pero, tampoco le diré del todo la historia, mucho menos que un espíritu me dijo como usar este poder.

–Me desperté en mi alcoba cuando me percaté de que había algo allí... –me estremezco ante el recuerdo –lo que sea  que era me asustó, y, escapé, el problema es que estaban en todos lados. Fue horrible.  Nunca estuve más asustada en toda mi vida, no tenía como defenderme y me hallaba fuera de sí por causa del miedo que esas cosas impregnan. Estaba acorralada. No quiero pensar que pudo haber sido de mí cuando alguien los asustó. O algo, no lo sé, sé que estaba hecho de luz y fuego. Me salvó y me dio aviso de tu paradero, sin tener idea de que seguías aquí, cuando te encontré esas cosas te habían atrapado y estabas inconsciente –se pone más pálido al oír aquello –no estoy segura que hacían contigo pero, el fuego de ese espíritu…creo que era un espíritu o un ángel, no lo sé, lo usó como arma y los quemó a todos. Al menos los que estaban aquí.

– ¿Dices que hay más? Me pregunta, perturbado.

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