No sabía que iba a doler tanto una despedida. Jamás lo habíamos hecho, juramos y perjuramos jamás despedirnos, y aquí estoy, esperando un "adiós" que sé que jamás llegará. Existen dolores que son pasajeros y al final desaparecen, otros vienen y van, pero el que tengo yo se ha quedado a habitar en lo más hondo de mi ser. Vivir sin Valeria, ¿difícil? Una mierda, dificilísimo.

Vivir sin Valeria significa no volver a sentir su respiración acariciando mi barba sin afeitar de tres días, no volver a acariciar su piel deliciosamente impecable, no volver a sentir sus abrazos ni volver a verla sonreír. Vivir sin Valeria significa tantas cosas que no puedo ni llegar a imaginar el dolor que podría soportar. Es más, ¿lo podría soportar?
Sentir es lo que ha dado sentido a nuestras vidas durante años aquí encerrados, era lo único que nos mantenía cuerdos, lo único que nos mantenía unidos. ¿Qué ocurriría si todo eso acabara? ¿Qué es lo que se siente al morir? Seguramente sea muy parecido a estar sin Valeria.

Val y yo nos lo hemos preguntado una y mil veces mientras estábamos juntos. Pensamos en enterrarnos juntos o quemar nuestros cuerpos unidos de la mano, pese a ello, ¿qué es lo que implica morir? ¿Cuándo una persona muere siente frío? ¿Y miedo? ¿O acaso no siente nada? Los sábados en el Salón de Actos a veces nos ponían series donde las personas morían y veían pasar su vida como si fuera una película, ¿acaso ambos saldríamos en la película de cada uno? Eso significaría que seríamos importantes el uno para el otro, ¿no?

A Valeria siempre le había dado miedo dejar de sentir, no volver a notar el increíble calor del sol pegándole en la cara, no sentir nuestras caricias, nuestras miradas cómplices, los aromas de la primavera, el canto de los pájaros, las teclas blancas del piano rozando la yema de sus dedos... siempre decía que debía ser horrible y que le gustaría ser inmortal, pero nadie lo es. Nadie vive para siempre, aunque se le recuerde eternamente.

Sabía que vivir sin Val iba a ser como coserme el alma a carne viva, pese a ello, nada se compara con lo que vivo día tras día. El dolor se hace notorio a cada paso que doy y aunque sé que en lo más profundo de mi interior hay una pequeña raíz de rosal a punto de florecer, siempre hay alguien o algo dispuesto a marchitar este pequeño jardín.

Cuando me enteré de lo ocurrido me sentí morir, algo en mí se rompió de la peor forma posible y me dolía hasta el alma solo de imaginar lo que había pasado. Tuve ganas de salir corriendo, de dejarlo todo, pero no podía, al final los kilómetros de más siempre hacen que llegues tarde a todos los sitios. Sabía que estaba en buenas manos, que no iba a faltarle de nada y yo tenía que arreglar toda la mierda que me había pasado antes de volver a verla, sin embargo, todavía a día de hoy sigo esperando a mi pequeña, a mi niña, a mi mejor amiga, al amor de mi vida. Todavía tengo la puerta abierta, la cama caliente y los mejores gofres con chocolate esperando por y para ella. Todavía tengo la esperanza de que aparezca por la puerta de nuevo, de despertar y que todo sea una puta pesadilla, pero sé que ya nada de eso volverá, porque Valeria se ha ido y puede que para siempre.

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✨Bueno, bueno, buenooooo✨

Damos comienzo a esta segunda historia. Sé que dicen que las segundas partes nunca son buenas, pero os prometo que lo será. Esta aventura promete cosas muy buenas 🥰🥰

Decidme qué os parece, necesito opiniones 🙏🏽

Os quiero 💖