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Capítulo 1: ETHAN

Estoy destrozado.

Hoy hace justo una semana que Valeria se esfumó de este maldito e insípido lugar, sin mirar atrás, sin decir adiós, sin despedirse de mí. Desde entonces llevo en un bucle constante de hablar mal a la gente, ponerme nervioso a la mínima de cambio, discutir con Camila y Fabio e intentar matar a Carlos porque le encanta sacarme de mis putas casillas. No sé en qué puto momento tuvo que meterse en mi vida, pero me encantaría coger todos sus piercings y quitárselos uno a uno para no volver a verle respirar.

Llevo una semana en la cama, literalmente, no me levanto nada más que para ir al baño y para comer algo que Camila me ha traído del comedor. Cosas que saben a mierda y cuando no me ve tiro la mayoría al cubo de la basura. Seguramente haya perdido entre dos y cuatro kilos, pero es que me la suda absolutamente todo.

A las Profesoras les he dicho que estoy enfermo y en varias ocasiones ha venido una de ellas que es médico y me ha dicho que seguramente esté incubando algo, pero que estoy bien. Ja, ella no me ha visto por dentro. ¿Será que puedo coserme el corazón con aguja e hilo?

Sigo sin entender nada de lo que ha pasado esta semana, no entiendo por qué se fue sin decirme adiós, sin un "te quiero" o un beso de despedida. ¿No le gustó la noche que pasamos juntos? ¿Fui para ella todo un juego? Joder, es que no entiendo nada.
Ella era, bueno, lo es todo para mí, es mi mundo, mi vida, mi familia y lo único bueno que he tenido nunca. Y ahora, se pira, sin más, sin dejar rastro y sin saber dónde coño está. No la voy a volver a ver nunca y eso me está matando en todas las formas verbales.

De tanto discutir con Fabio se ha pedido un cambio de habitación, y la verdad es que yo se lo agradezco, no puedo tener a nadie en esta puta habitación que me recuerde a ella. Y él me recuerda a Valeria, y Camila muchísimo más. Ella ha sido una completa pesadilla esta semana que no ha estado Valeria conmigo. Ha hecho de madre, abuela, mejor amiga, enfermera, cuidadora, cocinera y limpiadora para mí, pero yo no le he pedido nada de eso, ella sobra en mi vida.

De hecho, todo el mundo sobra en mi vida ahora mismo. Solo quería estar con Valeria y ahora todo se ha ido a la mierda.

Maldigo a esa familia que ha tenido que adoptarla, maldigo a Camila y a Fabio por recordarme todos los jodidos días que ella ya no está aquí, maldigo a Carlos por querer formar parte de mi reducidísimo círculo de amistades, maldigo a las Profesoras por querer hacer que vuelva a vivir sin ganas, y maldigo a Valeria, porque si ella no existiera, ahora no tendría ganas de pegarme un tiro para dejar de sufrir.

Sufrir, esa es la palabra. Esta semana no he dejado de hacerlo. Sufro cuando pienso en que no he sido tan importante para ella, como ella lo ha sido para mí. Sufro porque sé que he sido un puto juguete de usar y tirar para ella. Sufro porque pensaba que éramos el amor de nuestras vidas. Sufro porque me ha demostrado que no está enamorada de mí y todo ha sido una mentira. Sufro porque aún recuerdo sus tiernos besos, sus suaves caricias y la forma en la que gemía mi nombre. Todo parecía tan real que no puedo comprender por qué se ha ido sin más, se ha esfumado de mi vida y creo que de un momento a otro me voy a desmayar de tanto dolor físico y mental que siento.

—Bueno, bueno, aquí está mi nuevo compañero de habitación.

< ¿Qué cojones hace este pimpín en mi habitación? >
—¿Qué haces tú aquí?

Me reincorporo de la cama y camino vacilante hacia él. Vaya, nada ni nadie ha
conseguido que me levante de la cama en días y ahora viene este y con una frase ya ha hecho que tenga ganas de levantarme para echarle a patadas.

—Soy tu nuevo compañero de habitación, ¿no es genial?

—No, no lo es. Vete o te echo yo, tú eliges.

—Eh, cara sapo, cálmate.

Le pego un empujón que hace que se tambalee. Jamás dejaré que nadie me vuelva a
llamar así, y menos este tonto del culo con pintas de emo.

—No vuelvas a llamarme así en tu vida, imbécil.

—Cálmate, Ethan, tío, estás demasiado agresivo, tienes que cambiar tu vida. Y yo soy
uno de esos cambios. De nada, colega.

—Carlos, tío, lárgate de mí puta habitación, lo digo en serio. ¿Es que acaso no te dejé bastante clara mi opinión sobre ti cuando te reventé la cabeza después de verte con Valeria desayunando?

—Mmmm... sí, pero en realidad, no puedo irme de aquí. Me han puesto contigo porque a Fabio lo tiraste de malas formas y no hay más espacio. Así que, te jodes. Las gallinas que entran por las que salen.

—Qué asco me das.

—Tranquilo, el amor es mutuo.

Vuelvo a la cama.

Mientras observo cómo Carlos guarda en el lado del armario de Fabio su ropa, me quedo
mirando al techo, pensativo. ¿Esto es lo que veía Val cuando hicimos el amor? Unas vistas de mierda. Normal que no se despidiera.

—¿Cómo sabes lo de "cara sapo"? — pregunto sin más girando la cabeza hacia el energúmeno que acaba de instalarse en mi habitación.

No tenía bastante con estar una semana sin ella hecho mierda, que ahora encima, aparte de preguntarme el porqué de las cosas, tengo que aguantar al primer imbécil que le ofreció su chaqueta en el Salón de Actos y por el que me dio un ataque de pánico que no pude controlar y acabé estampando el puño contra una taquilla.

—Camila me lo contó — dice mientras se dirige a su cama y se sienta sobre ella para probar su comodidad —. Esta cama es una mierda, la mía era mejor.

—Pues ahí tienes la puerta — le sonrío.

—Tío, vas a tener que aprender a vivir conmigo — niega con la cabeza riéndose. Pongo los ojos en blanco. Es que no me puedo creer que tenga que aguantar a este tonto del culo.

—¿Por qué Camila te contaría nada sobre mí?

—Supongo que quería que tuviera algún tipo de información sobre ti que utilizar en
momentos en los que pierdas la compostura y te apetezca patearme el culo.

Levanto una ceja y sin poder pronunciar palabra, él continúa.

—Era broma. Me lo dijo para conocerte un poco. Bueno, en realidad le pregunté yo.
Supongo que tengo derecho a saber con quién voy a dormir cara a cara.

—¿Y qué se supone que te contó?

—Pues nada, poca cosa. Me dijo que Valeria te empezó a llamar "cara sapo" cuando jugasteis una vez en el miniparque. Se ve que antes había toboganes o algo así, ¿no?

Asiento.

—Pues eso, en realidad me ha contado más sobre Valeria y tú que sobre ella y tú.

—¿Cómo qué?

—Pues me dijo que la empujaste de un tobogán de esos, que se calló encima de un charco y para insultarte te llamo "cara sapo" y que tú después la llamaste "ratita" porque te reíste de su insulto y para ti ella minúscula.

—La verdad es que era enana — sonrío con incredulidad. Esto todavía duele demasiado. ¿Se me pasará algún día?

—Pero bueno, si sabes sonreír.

—Lo intento.

—Debes de cambiar el chip, no puedes estar así eternamente, Ethan. — Parece como preocupado. ¿Eso es posible?

— Déjame en paz, mi vida se acabó cuando ella se fue de aquí.

— No, tío, la vida no se acaba cuando una persona te deja.

— Ella no me ha dejado, me ha abandonado, no he significado nada para ella. Nada. —
¿Estoy llorando?

— Tío, debes de cambiar eso. Hace una semana... si no sabes nada de ella, pasa página. — Déjame en paz, ¿vale?

— No, qué va. Voy a ser el plasta que te saque de esto.

—¿Por qué?

—Una vez, cuando tenía quince años, una niña preciosa me dejó, igual que a ti, no me dijo ni una palabra y yo me quedé un año reventado. Y eso, no voy a dejar que te pase. ¿Me entiendes? Al fin y al cabo, soy buena persona, y las Profesoras creen que te vendrá bien un amigo, ya que el único que tenías lo has mandado a la mierda sin previo aviso.

—¿Ahora me vienes de amigo, Carlos? Intentaste meterte en sus bragas.

—Eso es cierto, pero ella sólo tenía ojos para ti, lo supe desde el primer momento que la conocí. Además, el puñetazo que me metiste después de enseñarle mi piercing de la lengua me dejó bastante claro que tres son multitud.

—Sí, ya, claro... todo tiene mucho sentido. Me amaba, le encantaba, me folla y se larga. Sí, solo tenía ojos para mí.

Me río amargamente. Escucharlo en voz alta todavía tiene más gracia.

—Va, es hora de cambiar esto — se pone en pie y se queda frente a mí —. El nuevo Ethan está a punto de resurgir de las cenizas, como un ave fénix.

Con una sonrisa estúpida en la cara y sin que yo quiera, me coge del brazo y me levanta. Joder, este tío sí que está fuerte, aunque no más que yo.

—Date una ducha y ponte tus mejores prendas, hoy vamos a salir.

__________

✨Hola, hola corazones✨

¿Qué os ha parecido este capítulo? Yo la verdad es que estoy muy contenta del nuevo dueto, ¿qué os parecen Carlos y Ethan? 🤭🤭

Os leo y os quiero 💖

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