Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XIX

Mini-maratón 1/2

XIX - BRINDIS

No me puedo creer que siga aquí.

Eso pienso al acabar de despertarme y ver que sigue durmiendo debajo de mí, tan tranquilo. Me he pasado más tiempo del que querría admitir mirándolo como una psicópata y pasándole los dedos por los hombros y el cuello. Jared murmura algo en sueños que no puedo entender cuando decido que ya es hora de apartarme. Consigo caer de espaldas a su lado con sumo cuidado para no despertarlo y suspiro.

Y todo esfuerzo ha sido en vano porque noto que me engancha con un brazo y vuelve a pegarme a él. Aunque sospecho que esta vez no ha sido dormido.

—Buenos días —lo miro por encima del hombro.

—Mhm... —pone una mueca sin abrir los ojos—. ¿Por qué no te molesta la luz del sol?

Miro las cortinas abiertas y el rayo que le da directamente en la cara, intentando no reírme.

—La costumbre.

—Sabes que tienes cortinas, ¿no? Esos trozos de tela bastante útiles en ocasiones así.

—Es que nunca me acuerdo de ponerlas. He terminado acostumbrándome al sol.

Él niega con la cabeza y me engancha de nuevo cuando ve que intento ponerme de pie.

—¿Dónde vas?

—A ducharme —replico—. Más que nada porque no lo hice anoche y doy asco.

—Dudo que alguna vez des asco —sonríe, divertido.

Intento replicar, pero me gira la cara con una mano y me da un beso que me pilla completamente desprevenida por la intensidad. ¿No acaba de despertarse? Madre mía, y yo que odiaba las mañanas... están empezando a gustarme.

Suelta un gruñido de protesta cuando su móvil empieza a sonar. Se separa de mí —sin desengancharme del brazo, por cierto— y se estira para alcanzarlo.

—¿Qué? —pregunta directamente.

La respuesta es tan fuerte que incluso yo puedo oírla.

—¡¿Se puede saber dónde estás?!

Oh, oh. Es la voz de Cris. Yo doy un respingo, pero Jared ni siquiera parpadea. Me da la impresión de que no es la primera vez que le pasa.

—Relájate.

—¡¿Que me relaje?! ¿Has visto cómo está la prensa con esa foto, Jed?

—Avisé yo a Ally, por si se te había olvidado. Sé perfectamente cómo está.

—Por al amor de Dios, y yo que creía que tú eras el tranquilito de la...

Se detiene abruptamente y yo frunzo el ceño.

—¿Quién publicó esa foto?

—Nadie importante.

—Jed, por favor, dime que no has hecho nada contra ese chico.

Miro a Jared. Él me dedica una breve mirada antes de apretar los dientes.

—¿Lo sabe alguien? —pregunta Cris al instante—. ¿Te vio alguien?

—Solo una amiga de Brooke.

—¿Y cómo sabes que nadie dirá nada?

—Lo sé. Créeme.

—Como te caiga una denuncia...

—No me caerá nada, ¿puedes relajarte?

—Que me relaje —repite Cris como si no pudiera creérselo—. ¿Dónde has pasado la noche?

Jared pone los ojos en blanco.

—Sabes dónde la he pasado.

Silencio. Me sorprende ver que él se tensa un poco.

—¿Estás en un episodio? —pregunta Cris en voz baja—. ¿Te has revisado los ojos? ¿Te estás tomando la medicación?

—Estoy bien.

—¿Estás seguro? Jed, no quisiera...

—Vale, me has pillado. Mis ojos están tan negros como mi alma. ¿Contenta?

—No tiene gracia.

—Brooke —él me mira—, ¿de qué color tengo los ojos?

—Tan negros como su alma —sonrío, divertida.

Jared empieza a reírse y oigo a Cris suspirando.

—Mira, haced lo que queráis, sois unos niños —dice, irritada—. Pero más os vale tener cuidado. La próxima vez, os las arregláis solitos. Y espero que, al menos, hayáis usado protección.

Cuelga sin más y yo me quedo mirándolo un momento. Jared lanza el móvil a un lado y se frota la cara. Yo acabo de darme cuenta de algo.

—No te pusiste condón —murmuro.

Él me mira de reojo.

—No.

¡Y se queda tan tranquilo!

—¿Y... no te preocupa un poco? —enarco una ceja, perpleja—. Sabes lo que pasa normalmente cuando uno tiene sexo sin condón, ¿no?

—No me salté las clases de educación sexual —me dice, extrañamente divertido.

—¡Jared, no deberías estar tan tranquilo!

—¿Quieres relajarte?

—Pero...

Jared sonríe de lado y alcanza algo en mi mesita auxiliar, enseñándomelo.

—Las vi la primera vez que estuve aquí.

Mis pastillas. Oh, vaya. Menos mal que no dejé de tomármelas al dejarlo con Nick.

Sé que a estas alturas es un poco estúpido, pero me pongo roja y se las quito de la mano. Mis pequeñas aliadas.

—Todas mis profesoras de educación sexual están ahora mismo agonizando —murmuro—. Igual no estoy embarazada, pero eso de hacerlo sin protección...

—Siempre uso condón —me mira—. Y Cris nos obliga a revisarnos una vez cada seis meses. Más por Kevin que por los demás, pero te aseguro que estoy limpio. Y la verdad es que me fío de ti.

—¿Y cómo sabes que no he ido por ahí acostándome con el primero que he encontrado durante toda mi vida?

Enarca una ceja, un poco divertido.

—¿Qué? —frunzo el ceño, confusa.

—Nada.

—No, ¿qué?

—Bueno... creo que lo habría notado —parece divertido mientras lo dice.

Tardo unos segundos en comprender lo que está diciendo. En cuanto mi cerebro lo capta, le doy un manotazo en el hombro que creo que no ha dolido pero espero que sí.

—¡¿Estás diciendo que soy mala?!

—No he dicho mala —aclara, entre la sorpresa y la diversión.

—¡¿Y qué has dicho?!

—Solo... novata.

—¡¿Nov...?! —mis mejillas ya están del color del estúpido tanga que me regaló—. ¡Fuera!

—¿Eh?

—¡Fuera!

—Brooke, era broma, rel...

—¡Yo soy muy buena! ¿Vale? —lo señalo con las pastillas.

—Sí, vale lo eres —levanta las manos en señal de rendición.

—¿Soy qué? ¿Eh?

—Muy buena —pone los ojos en blanco—. La mejor que he tenido el placer de conocer.

—Así me gusta —salgo de la cama todavía con el ceño fruncido.

Me sonríe un momento antes de incorporarse.

—Bueno, que conste que no es porque intentaras echarme hace diez segundos —murmura, poniéndose los bóxers y los pantalones—, pero la verdad es que tengo que irme. Como me salte un ensayo, me van a matar.

Me estiro en la cama sin muchas ganas de moverme.

—¿No están fuera por el cumpleaños de Kevin? —pregunto, curiosa.

—Después de la que se montó anoche, no les quedó otra que volver —sonríe un poco—. Pero puedes estar tranquila. Kevin ya estaba borracho por la mañana. Pudo celebrarlo tanto como quiso.

Oh, mierda. Anoche. Se me había olvidado. Miro mi móvil, encima de la cómoda, un poco asustada. Él se da cuenta y se vuelve a acercar, ahora vestido. Me gira la cabeza hacia él con una mano en mi mentón.

—Ya está solucionado, no te preocupes.

—¿Por qué estás tan seguro? —pregunto, extrañada—. Nick nunca había hecho esto. Ha cambiado. No sé si volvería a hacerlo. O a hacer algo peor.

—No lo hará.

—¿Y cómo...? —me detengo de golpe y aprieto los labios—. No le diste el dinero, ¿verdad?

Él suspira largamente.

—Brooke, no necesito la mitad del dinero que tengo.

—¡Jared, le diste tu dinero a ese...!

—Eso no importa. No volverá a molestarte.

—¡Yo no quería...! —me interrumpe dándome un beso en los labios.

—Tengo que irme.

—¡Pero...!

Me quedo mirando la puerta que acaba de cerrar y me cruzo de brazos. No me puedo creer que le diera el dinero al idiota de Nick. Y por mi culpa. Mierda. Tiene que devolvérselo. Ni siquiera sé lo que tuvo que darle al idiota. Definitivamente, va a devolvérselo. No pienso dejar que ese imbécil se aproveche de él.

Estoy a punto de vestirme cuando la puerta se abre y las caras de Lexi y Liam se asoman felizmente. Suelto un chillido y subo el edredón a mi mentón.

—¡¿Se puede saber qué hacéis?!

—¿Podemos hablar del ruido que provenía de esta habitación anoche? —pregunta Lexi, levantando y bajando las cejas.

—Acabamos de ver que el otro partícipe de tu extraña relación sin confirmar se iba —sonríe Liam ampliamente.

—¿Habéis estado esperando? —pregunto, perpleja.

—¡No queríamos interrumpir! —Liam abre la puerta del todo y se deja caer en mi cama, sonriendo.

—¡Liam, fuera de mi cama, estoy desnuda!

—No tienes nada que no haya visto cincuenta veces —pone los ojos en blanco—. Además, eres como una hermana. Puedes estar tranquila.

Lexi se cruza de brazos, mirándolo.

—Date la vuelta, venga.

Liam suspira largamente y rueda en la cama, hundiendo la cara en el colchón. Aprovecho para ponerme una camiseta cualquiera y unas bragas. Él vuelve a mirarme con una sonrisita.

—¿Podemos hablar ya de que nuestra querida Brookie-tookie se ha zumbado un famoso?

—¿Se ha qué? —arrugo la nariz.

—¿Cómo fue? —Lexi también se ha dejado caer en la cama con una sonrisa, muerta de curiosidad—. ¿Es bueno?

—¡No pienso decirlo!

—¿Por qué no? —pone una mueca triste.

—Es privado, ¿vale?

—Mis apuestas siguen en que es malo —dice Liam.

—Pues... has perdido lo que sea que apostaras —me irrito.

Ellos se quedan en silencio un momento antes de intercambiar una mirada. Mierda. Debería dejar de ser tan manipulable.

—¡AAAAAHHH! ¡LO SABÍA! —Lexi le da a Liam en la cabeza con una almohada de la emoción, a lo que el pobre le pone una mueca—. ¡Quiero detalles!

—Yo no. Me pongo celoso —Liam me señala—. ¡He estado pidiéndote un polvo en el baño de tíos del bar desde hace un año y siempre me has dicho que no! En cambio, viene un guaperas con guitarra y lo traes a tu habitación. ¿Es por eso? ¿Por la guitarra? Yo de pequeño tocaba la flauta, ¿sabes?

—Liam, cariño, no te ofendas... —Lexi busca las palabras adecuadas—, pero... no hay punto de comparación.

Cuando Liam ve que asiento con la cabeza, se cruza de brazos, mirándonos.

—¿Y eso qué quiere decir?

—Jed es como... un mito erótico. Tú eres el bueno de Liam.

—Y los tatuajes son un buen añadido —murmuro.

—Y la guitarra.

—Y los ojos...

—Oh, y el culo...

—Y la cara...

—Si queréis que me sienta mal, lo habéis conseguido.

Pero no puede evitarlo y empieza a sonreír también tras unos segundos de fingir indignación.

—Bueno, ahora en serio, ¿nos vas a dar detalles o no?

—¡Claro que no! ¡Os repito que es privado!

—¿Privado? —Lexi me mira, indignada—. ¡Entre amigos no hay privacidad!

—Eso ya lo veo. Acabáis de colaros en mi habitación después de espiar para saber si mi... eh... si Jared se había ido.

—¡Eso no es invasión de privacidad!

—¡Exacto! ¡Es... dile lo que es, Lexi!

—¡Es curiosidad amistosa!

—Como sea —señalo la puerta—. Tengo que vestirme e ir a clase.

—Sí, porque parece que alguien necesita una buena ducha —Liam empieza a reírse, a lo que Lexi lo sigue.

Pongo los ojos en blanco, avergonzada, y consigo echarlos para poder seguir con mi vida.

***

Liam ha decidido que era una buena idea que fuéramos todos —Lexi, Sam, Riley, él y yo— a un bar después de nuestro turno. Y también, por algún motivo, han asumido que sería buena idea mandarme a por las bebidas con Lexi. No sé cómo no nos hemos matado por el camino.

—¿Un brindis porque dentro de poco termináis las clases? —propone Liam.

—¿Tú no? —pregunto, curiosa.

—Yo ya he terminado los exámenes finales —sonríe ampliamente.

—Bueno, a nosotros no nos queda un mes —dice Sam—. Son solo tres semanas.

—Como sea. ¡Levantad esas jarras!

Sonrío al levantar mi jarra de cerveza y chocarla por encima de la mesa con las de los demás. Es cierto que dentro de poco terminamos. He estado intentando estudiar mucho durante las últimas semanas. Espero que sea suficiente. No querría perder la beca.

—Sam... —empiezo a reírme cuando la espuma le forma un bigote gracioso y él se lo quita, avergonzado.

Sam y yo volvemos a estar en buenos términos. Al menos, eso creo. No es que hayamos podido tener una charla privada, precisamente. De hecho, estamos ocupados escuchando los detalles —no pedidos— de la noche que tuvo Liam después de su turno con una clienta.

—¿No dijiste que nada de clientas? —pregunta Lexi, sacudiendo la cabeza.

—Pero es que esa... —suspira—. Deberías haber visto sus tetas. Eso sí que eran dos monumentos a la patria.

—Liam —Sam pone una mueca, sacudiendo la cabeza.

—Perdón. Se me había olvidado que mamá gallina estaba entre nosotros.

Sam lo mira un poco fastidiado mientras Riley sonríe, pasándole un brazo por la cintura.

Y, justo ahí, es cuando me doy cuente de que Lexi me clava una mano en el brazo, señalándose la oreja.

—¿Eso es...?

Sí, es una maldita canción de Brainstorm.

—¡El destino intenta decirnos algo! —canturrea Liam, moviendo los hombros al ritmo de la música.

Miro el móvil instintivamente. Lexi se ha encargado de borrar todos los mensajes indeseados para que no los viera. Pero acaba de llegarme otro. Esbozo una sonrisa de idiota cuando veo de quién es.

Jared: Kevin está tarareando la canción de Rocky y creo que del trauma voy a dejar de llamarte así.

Brooke: ¿A qué no adivinas qué canción está sonando en el bar en el que estoy?

Jared: Voy a necesitar un poco más que eso.

Brooke: Es de un grupo que no me gusta mucho. Dicen que su guitarrista es el peor de la ciudad.

Jared: Espero que Ally no te oiga decir eso de ella.

No puedo evitarlo y esbozo una sonrisa de idiota.

—¿Con quién hablas, Brooke? —Riley levanta y baja las cejas.

Me vuelvo a centrar en ellos al instante. Mis mejillas se vuelven coloradas cuando veo que todos me están mirando.

—¿Eh?

—No te hagas la tonta —me dice Riley, riendo.

—Yo... no...

—¡No me lo creo! ¡Esto es genial! —y Liam empieza a reírse, pero no entiendo el por qué.

En realidad, sí lo entiendo. He desarrollado el maldito don de percibirlo en la misma sala aunque no pueda verlo. Me doy la vuelta y veo a Kevin, Ally, Jared y Hunter entrando en el bar. Al instante en que lo hacen, todas las cabezas de los clientes de giran hacia ellos. Y la canción sigue sonando. Veo que Jared frunce un poco el ceño al oírla, pero no dice nada porque se acaban de acercar a él —sí, directas a él— tres chicas de mi edad con los móviles en la mano.

Como siempre, veo que les dice que no a las fotos, pero les firma sus autógrafos. Al igual que los demás. Kevin no. Él se está haciendo fotos como si la vida le fuera en ello. Y parece muy feliz por ello. Lexi pone los ojos en blanco al verlo.

—¿Por qué, gustándole tanto las morenas, siempre está con rubias cuando lo veo?

—Los idiotas no siguen mucha lógica —dice Sam, simplemente.

—Por una vez, tienes razón.

—¿Por una vez?

Ellos empiezan a discutir mientras yo veo que Jared y los demás van a una mesa que está a tres de distancia de la nuestra. Él se deja caer en la parte del sofá con su inexpresión habitual y mira a su alrededor. No sé por qué, pero quiero que no me vea. Y no lo hace porque, cuando está a punto de llegar en mi dirección, el camarero se acerca a ellos.

—¿A nosotros no nos han hecho ir a buscar las bebidas a la barra? —quiere saber Lexi, irritada.

—Desventajas de no ser famoso —le dice Liam—. Hasta que yo me haga modelo, claro. Entonces, os prometo que podréis abusar conmigo de los servicios públicos.

Los ignoro bastante al ver que él vuelve a revisar el local con los ojos mientras dos chicos piden un autógrafo a Hunter. Kevin está parloteando y Ally le dice que se calle varias veces. O de eso da la impresión. Jared los ignora, también.

No puedo más y alcanzo mi móvil.

Brooke: ¿Apostamos algo?

Lo miro de reojo y veo que alcanza su móvil cuando la pantalla se ilumina. Tras una momento, enarca una ceja con curiosidad y el móvil me vibra en la mano. Me doy la vuelta y finjo que escucho a los demás mientras sigo escribiendo.

Jared: ¿Qué quieres apostar, Rocky?

Brooke: Quiero librarme de las tres preguntas que te quedan.

Jared: De eso nada.

Brooke: Es mi apuesta. Si adivino dónde estás ahora mismo, gano. Si no, ganas tú.

Jared: ¿En un intento?

Sonrío maliciosamente.

Brooke: En tres. Para ser justos.

Jared: Si esto fuera justo, no me habrías visto entrar.

¿Eh?

Levanto la cabeza instintivamente y lo veo mirarme y sacudir la cabeza. Me pongo roja como un tomate. 

Ups.

—Muy hábil —me dice Lexi, que ha seguido toda la jugada.

—Si hubiera un premio por hacer el ridículo, me lo llevaría cada año —murmuro en voz baja, escondiéndome en el asiento.

—Eso pondrá en mi lápida —me dice Riley.

Liam sonríe ampliamente.

—En mi lápida pondrá: desde aquí te veo las bragas.

Pese a que eso de hablar de lápidas es muy interesante, vuelvo a mirar mi móvil. Me ha hablado otra vez.

Jared: Eres muy mala disimulando.

Brooke: Bueno, tampoco has dado señales de verme.

Jared: Si ahora mismo me acerco a ti, van a empezar a molestarte con fotos otra vez.

Para mi sorpresa, me encuentro a mí misma no tan molesta con la perspectiva de tener fotos con él. Lo pienso un momento, mirando el móvil.

Justo antes de que note que Lexi me da un golpecito en el hombro. Levanto la cabeza y veo que Sam tiene una mirada de desaprobación clavada encima de mi cabeza. Y ya sé quién es sin necesidad de girarme.

—Hola, Jed —canturrea Lexi felizmente.

¿En serio vuelvo a estar roja?

—Lexi —sonríe él—. Brooke.

—Hey —mascullo sin levantar la cabeza.

—¡Siéntate! —Lexi me aparta de malas maneras para dejar lugar a Jared junto a mí en el sofá—. ¿Cómo estás, Jed?

—Bien —noto que me mira de reojo con una sonrisita antes de centrarse en Sam y Riley.

—Ellos son dos viejos amigos —presento torpemente—. Sam y Riley. Él es Jed, mhm... un... eh... mi...

—Un placer —Riley le sonríe, entusiasmada, apretándole la mano—. Hemos oído hablar mucho de ti.

Por un momento, Jared no contesta y me fijo en que ha clavado una mirada en Sam, que se la devuelve. Sin embargo, vuelve a centrarse en Riley como si no hubiera pasado nada.

—¿En serio? —me mira de reojo—. Tengo mucha curiosidad por oír más de eso.

—Es mentira —digo enseguida—. Si yo no hablo nunca de nada.

Liam empieza a reírse y Lexi le da un codazo.

—Bueno, Jed —Lex intenta sacar tema de conversación al ver que vuelve a mirar a Sam de reojo—, ¿es verdad que os tomáis un descanso los del grupo?

—Solo por un tiempo. En un mes volvemos a reanudar la gira —dice él tranquilamente.

Lo miro de reojo, extrañada. No sabía eso.

—Nos lo han dicho esta mañana —añade al ver mi mirada acusadora.

—Oh —me aclaro al garganta. Tampoco tengo por qué pedirle explicaciones.

—Debe ser genial eso de poder ir por el mundo y que la gente te persiga —dice Liam, pensativo—. A mí me encantaría.

—Pues a mí no —dice Sam.

—Entonces, suerte que tú no eres famoso —le sonríe Lexi.

Veo que intercambian una mirada asesina entre ellos antes de que Jared se gire hacia mí.

—En realidad, creí que querrías saludar a los demás —me dice—. Ally quería verte.

¿En serio? Los miro de reojo y veo que los tres nos miran fijamente con sonrisitas. Kevin me saluda con el brazo sin disimular ni un poquito.

—Eh... claro. Ahora vuelvo, chicos.

Jared se pone de pie y yo lo sigo hacia su mesa. Estoy segura de que mis amigos siguen mirándonos fijamente, sin disimular. Ally sonríe ampliamente al verme llegar.

—¿Quieres una foto o un autógrafo? —bromea.

—Yo sigo dispuesto a firmarte lo que quieras —me dice Kevin.

Jared lo aparta dándole un empujón en la cabeza para dejarme lugar en el sofá. En cuanto me acomodo, se sienta a mi lado y pone un brazo por encima del respaldo.

—Nunca he entendido lo de las firmas —dice Hunter, pensativo—. Es decir, solo es una firma. Tampoco es para tanto.

—Es simbólico —Ally pone los ojos en blanco—. Es un recordatorio de que has conocido a tu ídolo.

—¿A mi ídolo? Mi ídolo era Doraemon. Dudo que él me firme algo nunca.

—¿Doraemon? —repito, divertida.

—¿Qué pasa? —pregunta Hunter, enfurruñado—. Es un buen ídolo. El de mi infancia.

—Pues mi ídola era Jessica Rabbit —sonríe Kevin ampliamente.

—Podemos imaginarnos el por qué —Jared le enarca una ceja.

—Ese personaje está demasiado sexualizado —protesta Ally.

—Ya empezamos con tu afán de sexualizar el mundo entero —Kevin pone los ojos en blanco—. Me gustaba por muchas otras cosas.

—¿Como cuál?

—Sus escenas eran muy interesantes, ¿vale?

—No es que tuviera muchas —recuerdo, confusa—. Y en una solo cantaba.

—Y se contoneaba —remarca Ally.

—¡Bueno, también me gustaba Sailor Moon!

—Y por el mismo motivo exacto —Hunter empieza a reírse.

—Siempre has sido un pervertido —Ally también se ríe.

Mientras ellos siguen discutiendo con Kevin, me giro disimuladamente hacia Jared y veo que niega con la cabeza, como si se avergonzara de ellos. Cuando se gira hacia mí, borra un poco la sonrisa.

—¿Qué pasa? —pregunta, a ver que yo no sonrío.

—¿Dentro de un mes vuelves a irte?

Él aparta la mirada un momento, suspirando.

—Sí.

—¿Por qué no me lo has dicho?

—Me he enterado en el ensayo, Brooke, no me has dado mucho margen de tiempo —sonríe de lado.

—Pero... ¿cuánto tiempo duran esas... eh... giras?

—¿Por qué? —parece divertido cuando se inclina hacia mí—. ¿Me vas a echar de menos si me voy por mucho tiempo?

—¿Eh? No...

—¿Ni un poco?

—No.

—Ya.

—No me mires así. He dicho que no.

—Yo sí te echaría de menos. Más que un poco.

Le pongo mala cara y él se ríe.

—Es difícil hacerte cumplidos, ¿lo sabías?

—No necesito... eh... cumplidos. Además, dentro de un mes habré terminado los exámenes y el curso.

—¿Y dónde vives cuando no estás en la residencia? —pregunta, curioso.

Oh, mierda.

Aparto la mirada y la clavo en cualquier otro lugar. ¿Y ahora qué digo?

—Eh... —empezamos mal—. Seguramente me quede en casa de Lexi por una temporada.

—¿En casa de Lexi? —repite, extrañado.

—Sí. A veces, lo hago.

—¿Y tus padres?

—Te dije que no me hablaba mucho con ellos.

—Sí, pero... —frunce un poco el ceño—, ¿no puedes ni volver a casa en vacaciones?

Me aseguro de que los demás siguen centrados en discutir sobre Sailor Moon antes de encogerme de hombros.

—Es una larga historia. Pero a los padres de Lexi no les importa. Además, viven junto a la playa. Nunca viene mal.

Él me observa por unos segundos, pasando un dedo por el borde de su vaso. Cuando lo veo, recuerdo dónde estaba esa mano la noche anterior y me pongo roja irremediablemente.

—¿Quieres dormir en mi casa esta noche? —pregunta de pronto.

Parpadeo, sorprendida.

—Directo al grano —bromeo en voz baja.

—¿Eso es un sí?

—No lo sé. ¿Qué tienes pensado?

Sonríe. Me aseguro por enésima vez de que no nos están escuchando y me centro en él, que sigue pareciendo divertido.

—Sabes en qué estoy pensando.

—¿Jugar al parchís?

—No. Al ajedrez.

Sonrío negando con la cabeza.

—El ajedrez suena bien.

—Genial. Vámonos.

—¿Eh? —doy un respingo—. ¿Ahora? ¿Ya?

—Sí, ya. Ahora.

—P-pero... mis amigos...

—Ve a avisarles.

—¿Ya os vais? —pregunta Ally al ver que nos ponemos de pie.

—Yo también me iría si fuera ellos —Kevin todavía seguía irritado por lo de Sailor Moon.

—Pasadlo bien —Hunter nos guiña un ojo.

Cuando me acerco a la mesa de los demás, Jared sigue detrás de mí. Tiene las llaves del coche en la mano, detalle que no se pierde Sam, que tuerce el gesto en mi dirección.

—Nos vemos mañana —les digo con una pequeña sonrisa.

—Sí, pásatelo bien —Liam se ríe disimuladamente.

—Muy bien —añade Lexi.

Me pongo roja y veo que Jared oculta una sonrisa. Voy a matarlos algún día. A los tres.

—Nos vemos otro día —me sonríe Riley.

Sam no dice nada. Niega con la cabeza sin molestarse en disimular. Suspiro cuando noto que Jared se da cuenta, pero no dice nada.

—Adiós, Sam —remarco.

—Sí, adiós.

Le frunzo un poco el ceño, pero decido irme de todas formas. Noto varias miraditas encima cuando Jared me sujeta la puerta del local. Veo que mira de reojo a Sam antes de soltarla y seguirme.

—¿Es tu ex? —pregunta cuando llega a mi altura.

—¿Quién? ¿Liam?

—No. El otro.

—¿Sam? No. Ha estado con Riley desde el instituto. Los presenté yo. Éramos mejores amigos.

Cuando llega a su coche, veo que mira con un una ceja enarcada.

—¿Qué?

—¿Empezó a salir con ella porque tú lo rechazaste?

—¿Qué? —repito como una idiota—. No, claro que no.

—¿Estás segura? —él no lo parece mucho. De hecho, creo que me está intentando dar a entender algo que no quiero entender.

—Jared, me habría dado cuenta.

—A ver... —lo considera, apoyando el hombro en su coche—, tenemos dos parejas de amigos. Por un lado, ellas dos. Por otro, vosotros dos.

—Sí, ¿y qué?

—Durante todo ese tiempo en que fuisteis amigos, ¿Sam nunca intentó nada?

—¡No!

Se me queda mirando un momento.

—No hace falta que mientas, Brooke.

—Solo... fue una vez. Y yo le dije que no —me cruzo de brazos.

—¿El qué fue una vez?

—Una vez él... bueno... dos semanas antes de conocer a Riley —intento ignorar su sonrisa de triunfo— me preguntó si quería ir al cine con él. Me lo tomé como una salida con un amigo, así que lo hice y... él... mhm... intentó besarme. Lo rechacé porque me gustaba Nick. Sam no era... mi tipo de chico. Y quedamos como amigos.

—Y, mágicamente, dos semanas después empezó a salir con una chica que acababa de conocer —sonríe, negando con la cabeza—. ¿No crees que puede tener algo que ver, Brooke?

—No tiene por qué.

—Eres demasiado inocente —niega con la cabeza, divertido—. Sigues gustándole, ¿lo sabías?

Me quedo mirándolo cuando se sube al coche y me apresuro a subirme a su lado para fruncirle el ceño mientras arranca el motor.

—No le gusto a Sam.

—Sí.

—¡No!

—¿Por qué te crees que le caigo tan mal? —enarca una ceja en mi dirección.

—Tú... no... ¡nunca te he dicho que le cayeras mal!

—No necesito que me lo digas. Solo necesito verlo. Hacía tiempo que no intentaban matarme de esa forma con los ojos.

—Solo somos amigos. Está preocupado porque no quiere... bueno... no quiere que terminemos como Nick y yo terminamos.

—Y también odiaba a Nick, ¿no?

—¡Porque era un capullo!

—Brooke, no es cuestión de que sea un capullo o no —me mira—. Es cuestión de que no es él, ¿lo entiendes?

Abro la boca y vuelvo a cerrarla, indignada y perpleja. Él suspira.

—Mira, quizá soy yo quien se lo imagina y el chico solo quiere ser tu amigo —se encoge de hombros—. Solo te digo lo que me ha parecido a mí.

—Pues céntrate en la guitarrita, que se te da mejor —murmuro, enfurruñada.

Él se ríe abiertamente de mi enfado repentino y sale del aparcamiento.

En realidad, no estoy enfadada. Solo... pensativa. Me niego a creer eso de Sam. O que alguien esté con otra persona como él ha estado con Ally solo para poner celosa a otra. No lo sé. No creo que ese sea el motivo. O no quiero creerlo. 

Lo último que me faltaba ya es gustarle a mi amigo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro