Capítulo 3
ALLEN
La noche había caído en el pequeño campamento donde me encontraba, y para ser sincero, estaba mucho más cómodo de lo que esperaba, pues mantuve la tarde leyendo "El Instituto – Stephen King" además de pensar sí era una buena idea aceptar la propuesta de Cedric.
En algún momento se me pasó por la cabeza la idea de ir a echar un vistazo y sí resultaba prometedor, quedarme un rato para no ser tan aburrido por pasar mis ratos libres encerrado en aquella cabaña, y sin darme tiempo arrepentirme de mi decisión, mi compañero entró un poco apurado.
—Dentro de poco comenzará — Exclamó al verme mientras se lavaba la cara — Así que prepárate porque no pienso dejarte aquí como un abuelo amargado.
—Soy más divertido de lo que crees — Su expresión de incredulidad generó una sonrisa que me costó reprimir.
—¡Por favor Allen! — Suspiró — Llegamos como a las nueve de la mañana y desde ese entonces no has salido de esta cabaña ni siquiera para medio conocer dónde estás, pero has aprovechado todas esas horas para organizar tu equipaje en el armario y hasta en el mismo escritorio que estoy seguro, eres el primero en usarlo desde hace mucho tiempo, ¿Me vas a decir que eres divertido?
Sí bien el idiota de Cedric tenía un poco de razón, la certeza de que hace unos años atrás definitivamente habría hecho lo contrario y quizás ya tendría amigos en ese lugar, me creó ciertas ganas de volver a ser ese chico, por lo que no tan seguro de mi atrevimiento, me levanté provocando satisfacción en él y me decidí por acompañarlo a donde sea que era la fogata.
Aunque estaba un poco oscuro, todavía se podía apreciar la belleza de ese lugar. Comenzando por el reflejo del pequeño lago que estaba a unos pocos metros de nosotros, y la luz pura de la luna, cosa que me hizo prometer ir a verlo cuando estuviera soleado, estaba seguro que sería un paisaje al que admirar.
La ubicación de Cedric era sorprendente, pues mientras yo ya había olvidado cómo volver a nuestra cabaña, él caminaba como sí conociera el lugar a la perfección y de hecho, luego de seguir unos cuantos metros, a lo lejos pude observar la intensa luz de la fogata que habían creado los estudiantes, además de un puesto de bebidas y algunos snacks.
—Es increíble que te veas tan bien con una pijama — Dijo Cedric a mis espaldas, por lo que un poco extrañado me giré para observarlo, pero para mi sorpresa, se estaba dirigiendo a una chica que se acercaba hacia nosotros.
En definitiva no iba a llegar muy lejos en crear amistades si pensaba que todas me elogiaban a mí.
—Lástima que no pueda decir lo mismo — Le sonrió la chica mientras lo abrazaba con entusiasmo.
Las luz de la fogata me permita observar su tez blanca y su cabello castaño que le llegaba un poco más abajo de los hombros, la verdad, había que aceptar que la chica era como una versión de mi compañero de piso femenina, cosa que me produjo cierta gracia al verlos juntos.
—Muy graciosa — Replicó Cedric con diversión — Nena, te presento a mi nuevo amigo Allen.
—Hola mucho gusto, Amelia — Me ofreció la mano y no tuve reparo en estrechársela, de hecho, su rostro me pareció conocido — Compartimos unas pocas clases el semestre pasado.
Supongo que mi cara de sorpresa era tan distintiva, que Amelia soltó una pequeña risa.
—Y a pesar de eso, nos conocemos por primera vez, que gusto Allen, admiro que soportes a Cedric — Me guiñó el ojo mientras entre reclamos de él, nos adentramos al lugar.
Se escuchaban murmullos de cada grupo hablando entre sí, unos cuantos me observaban con atención, pues si bien no tenía muchas amistades, era reconocido por mi inconsistencia en la carrera y que era muy solitario por lo menos en las clases, Blair era la única con la que hablaba y así ella no me lo diga, estoy seguro que ha recibido ciertas burlas por eso.
No se lo decía mucho pero agradecía su compañía, más de lo que ella podría imaginarse.
—¿Quieres una cerveza? — Me preguntó Cedric — Es para entrar en ambiente.
—No gracias, el alcohol y yo no nos llevamos bien — Mi cuerpo se tensó al recordar la adición que tenía mi madre con esa bebida, y Cedric al notarlo, solo sonrió para volver a sentarse con Amelia.
Él estaba siendo mucho más comprensivo de lo que me imaginé, y eso de alguna manera, me abrió esperanzas para seguir encontrando personas que sean capaces de entenderte sin atacarte con preguntas que no estás listo para responder.
—¿Por qué arquitectura? — Preguntó de repente Amelia.
—En algún momento de mi vida, una de mis razones era construir el hotel de mis sueños — Suspiré mientras recordaba al pequeño Allen — Ahora no tengo muy claro el por qué, pero supongo aún quedan estragos de mi pasión por ello.
—Te entiendo — Sonrió de forma genuina — Yo quería construir centros comerciales como los de Dubái y así — Me estudió un momento antes de continuar — Pero ahora luego de unos meses, esa razón comienza a desvanecerse sin siquiera desearlo.
—Yo quería leer mentes — Intervino pensativo Cedric — Pero luego descubrí que necesito un psicólogo.
—Espera, ¿Leer mentes? — Dije intentando suprimir una carcajada. — ¿Quién te dijo que podrías hacer eso?
—¡Vamos chicos! — Replicó mientras Amelia se divertía con su indignación — No me digan que nunca en sus vidas lo han escuchado.
—Pues sí pero se supone que la respuesta es muy obvia — Ya no podía más así que reí con total libertad del mundo, cosa que me hizo sentirme un poco extraño.
Pocas veces reía de esa forma....
—No te hagas el inteligente Allen, sé que también lo creíste — Cedric se cruzó de brazos mientras Amelia y yo compartíamos una mirada cómplice.
—A ver, mírame a los ojos y dime en qué estoy pensando — Dijo mientras se giraba hacia él — Si lo adivinas, Allen y yo haremos cualquier cosa que pidas.
Me estaba divirtiendo hasta que escuché mi nombre, no podía ser cierto.
— ¿Cómo que Allen y yo? — Pregunté alarmado.
—Tranquilo, sabes que no lo hará — Susurró con serenidad
— Gracias por la confianza, mi amor — Cedric con toda la seguridad del mundo, se acercó a ella y entrecerró los ojos.
—Estás pensando en lo sexy que es tu novio — La burla era clara, y aunque pensaba que había fallado, Amelia lo ratificó.
—Tenías razón— Gracias a eso, Cedric estaba dando saltitos por todo el lugar ganándose ciertas miradas curiosas — Necesitas un psicólogo — Esta vez el turno fue para nosotros de ver como poco a poco iba perdiendo su sonrisa.
—No es justo — Exclamó — Amelia me debes...
No alcanzó a terminar la frase porque entonces un chico se acercó al lugar y grito que la directora se había dado cuenta, porque era obvio que se suponía este tipo de actividades no se podían hacer, así que como sí hubieran visto al mismísimo diablo, todos comenzaron a correr.
Cuando estaba cerca de la cabaña, Cedric me dijo que iba a acompañar a Amelia así que continúe mi camino hasta llegar por simple inercia, y con un cansancio que se hizo evidente solo en el momento en que me recosté en la cama, no bastó mucho tiempo para que me durmiera.
***
A la mañana siguiente, tanto Cedric como yo, nos preparamos con rapidez para alcanzar a llegar a la primera actividad del campamento que para nuestra mala suerte, era un poco lejos de nuestra cabaña, así que casi corriendo alcanzamos a llegar justo a tiempo.
Cada facultad estaba organizada en grupos con su color respectivo, así que mientras yo me acerqué al banderín azul, Cedric se mantuvo en el rojo.
—Buenos días a toda la comunidad estudiantil, antes de explicar la actividad, quiera hacer un llamado de atención a aquellos que estuvieron presentes en la "fogata" el día de ayer — Tanto mi compañero como yo compartimos una mirada cómplice — Espero no se vuelva a repetir porque las consecuencias serán muy graves.
¿Hace cuánto no hacías este tipo de cosas Allen?
Mi hermana se hubiera burlado de mí sí se diera cuenta de lo nerd que parezco ser ahora...
—La actividad consistirá en que cada estudiante debe encontrar por lo menos 5 banderines de su facultad que estarán distribuidos por todo el campamento, en el caso de que se lleguen a alejar, pueden buscar el camino a este punto de encuentro que estará marcado en los árboles. La facultad ganadora, tendrá la posibilidad de pasar un día en el hotel de lujo que queda cerca de aquí como regalo de la universidad — La rectora observando que ya todos habían entendido, dio la señal para comenzar la búsqueda.
Por mi parte, dejé que los desesperados se adentraran en el bosque primero, así no estaría enfrentando empujones e insultos. El hotel de la universidad era un completo sueño para cualquiera que lo conociera, y las directivas lo pensaron bien porque es un buen incentivo para querer ganar.
Mientras caminaba, divisé un lago igual de bonito que aquel en la cabaña, así que me acerqué ignorando el pequeño hormigueo que sentía en mi manos.
Aún le temes, ¿No es así?
Ignorando mis pensamientos, y como si fuera una señal, me encontré un banderín azul, así que me senté en una piedra mientras respondía en mi cabeza sí aún me seguía provocando el mismo miedo que hace unos años.
Es curioso como algunas personas se aprovechan del miedo, cuando es algo tan natural que un ser humano debe temerle a algo, pero es triste como la sociedad nos ha obligado a ocultarlos, como nos juzga por tenerlos, y como esta misma se bula de ellos.
Que hipocresía.
—¡Joder! — Exclamó una voz femenina a mis espaldas, cosa que de alguna manera me puso en alerta porque no sabía de donde provenía hasta que a mi izquierda, una chica apareció.
Hasta ese momento no había notado mi presencia, así que me permití observarla, era un poco baja, pero su largo cabello castaño le llegaba a la cintura, y no sé sí era impresión mía, pero brillaba con la luz del sol de una manera increíble. Llevaba un top blanco junto con unos vaqueros algo desgastados, pero me llamó la atención lo delgada que era.
Mientras intentaba ver su rostro, ella me notó y para no parecer un imbécil me limite a concentrar mi vista en el agua, acción que no fue buena idea porque mi pulso cardiaco se aceleró respondiendo a mi propia pregunta.
—Hola — Exclamó sentándose a mi lado.
Maldije tantas veces que perdí cuenta, la verdad este no era el mejor momento para socializar.
—Hola — Intenté concentrarme en mi respiración para calmar mi ansiedad.
Me enojaba que aún no pudiera superarlo, era increíble que con solo ver el agua me pusiera de esta forma.
—Me llamo Cassandra — Dijo un tanto animada.
—Allen.
—Me encanta esta vista, sí supiera nadar no dudaría en lanzarme — No entendía como seguía tratando de crear una conversación, pero no quería ser idiota así que hice mi mayor esfuerzo, quizás hablar me distraería del ataque de ansiedad que empezaba a sentir.
—¿No sabes nadar? — Admito que no era lo mejor pero a estas alturas, necesitaba hacer algo para poder tranquilizarme.
—Nunca me interese por aprender, pero en este momento admito que me estoy arrepintiendo — Se levantó para acercarse un poco más a la orilla.
—No deberías acercarte tanto.
—Es la única forma de admirar la vista por completo — Su emoción logró desconcertarme pero aún tenía bajo control la situación, así que concentré mi vista en el cielo.
Me estaba replanteando advertirle que estaba muy cerca, pero entonces un sonido nos alarmó, aunque cuando observé, pude reconocer una ardilla un tanto enojada huyendo, así que me tranquilicé, pero no me duró mucho porque en segundos escuché un grito y solo cuando observé el lugar donde antes había estado la chica, me fijé que ya no estaba.
Pero mi pánico apareció cuando descubrí que se había caído y estaba gritando mi nombre.
Intenté acercarme a la orilla pero al ver el agua y esa chica luchando contra ella comencé a sentir que me faltaba el aire, tenía que hacerlo porque nadie estaba cerca y para mi suerte ella no sabía nadar.
Mis manos temblaban de forma violenta y los gritos de ayuda me estaban desesperando, pero algo cambió, y es que su voz era muy similar a la de mi hermana, cosa que me transportó a ese día, a ese maldito día.
¡Allen!, ¡Ayúdame!
Ve por ella, estaba cerca de la piedra
Dígame que está bien doctor
Se ahogó en el mar, lo siento, no pudimos salvarla...
Un grito de dolor salió de mi garganta, no me gustaba recordarlo, no me gustaba revivir ese momento donde lo perdí todo.
Tienes que ayudarla Allen, hazlo por mí
La voz de mi hermana retumbó por mi oídos, sabía que era imposible que fuera real, pero extrañarla tanto y tener la oportunidad de escuchar su voz otra vez, era sentir que estaba conmigo de nuevo.
—No puedo Meghan — Dije con dificultad — Soy un cobarde — Lágrimas invadian mis ojos además de ese llanto doloroso que he intentado reprimir.
En ese momento recordé a mi terapeuta Luisa, se suponía que mi cita era en un día pero la cancelé por este campamento, así que la vería hasta cuando llegara de nuevo a la ciudad.
Ya llevaba un tiempo con ella, así que gracias a mis avances íbamos a una piscina privada de vez en cuando, donde me ayudaba a enfrentar poco a poco ese miedo. Había llegado al punto de mantenerme en el agua hasta 15 segundos, cosa que me alegraba porque ya estaba ganando esa batalla, pero en este momento saber que eran aguas abiertas y que Luisa no estaba junto a mí, era un ambiente por completo diferente y aterrador.
"Respira, eres fuerte y tiene todas las herramientas para enfrentarlo, no pasará nada, confía en mí"
La voz de Luisa invade mi cabeza como si fuera un eco.
Con el corazón a mil, camino a paso rápido con Luisa en mi mente y me tiro al agua. No iba a dejar tiempo de pensar porque sabía que me arrepentiría.
Tomé el brazo de la chica que aún mostraba señales de vida, pero mientras intentaba llegar a la orilla, no lograba distinguir aquel recuerdo con mi hermana de la realidad, porque me sentía que había viajado al pasado y eso me congeló cada músculo de mi cuerpo.
Me estaba ahogando junto a ella y solo cuando pude ver sus ojos de desesperación, esos ojos que alguna vez me recordaban a unos que me vieron de la misma forma hace años atrás, una energía me impulsó para con una fuerza extraña llegar a la orilla.
Cassandra estaba inconsciente así que con mis últimos esfuerzos y el ataque de pánico en su mayor esplendor, hice presión en su pecho pero no había alguna reacción por su parte, así que intenté con respiración boca a boca y solo entonces ella comenzó a toser con desesperación. Estaba a salvo.
Cuando me senté a su lado, comencé a sentir mis brazos temblar de una forma más agresiva y mi respiración se estaba acabando, además la vista que tenía sobre aquel lago no me ayudaba pero era como sí me hubiera congelado porque no podía moverme.
Padre yo...No pude salvarla
¡Mataste a tu propia hermana!, ¡Eres un monstro!
No sé en qué momento el rostro de Cassandra apreció en mi campo de visión, pero para ese momento estaba perdiendo la conciencia aunque todavía escuchaba murmullos extraños de su parte y otras voces, por más que intenté hablar, me sumí en una oscuridad sin poder evitarlo.
*******
PDT: Tardé un poco más de la cuenta en tener este capítulo porque estuve apretada de tiempo e hice el mayor esfuerzo para plasmar la realidad de Allen.
Gracias por apoyar mi historia... ❤️
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