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Capítulo 1

ALLEN

Mientras me recostaba en mi lugar favorito, siendo este un pequeño muro que me daba la vista tanto al campus de fútbol americano de la universidad, donde se estaba creando una multitud de estudiantes de todas las carreras siendo llamados por las altas directivas y toda la ciudad de Londres.

Usualmente siempre iba para distraerme observando como la vida de miles de personas pasaba en cada minuto, era relajante y en cierto sentido, lo tomaba como una distracción del caos que era mi vida.

—Buenos días a todos los estudiantes de la universidad de Oxford — Saludó una mujer ya de edad, con un impecable vestido rosa junto a unas perlas alrededor de su cuello, sonreí imaginando la similitud que tenía con la reina Isabel II — Los hemos llamado, debido a que como sabrán, se aproxima el aniversario número 100 de la institución, por lo que en pro de mejorar las relaciones entre las diferentes carreras, las directivas hemos decidido realizar un campamento este fin de semana, donde los estudiantes podrán interactuar entre ellos — Cuando ella terminó, otro hombre un poco más joven tomó la palabra.

—El lugar será el bosque privado de la universidad que se encuentra a las afueras de la ciudad, por lo que se les pide a todo el alumnado, empacar los utensilios necesarios y básicos como ropa, carpas, linternas y, si quieren comida, pero cabe aclarar que la institución se encargará de este último aspecto...Sin más que decir, mañana a primera hora los esperamos. — Cuando este último terminó, los gritos de todos se elevaron mientras la señora que se parecía a la reina Isabel intentaba calmarlos.

Pero se resignó cuando fue consciente de que era imposible, la verdad hasta yo mismo estaba sorprendido, ya que al ser una universidad tan prestigiosa, siempre la exigencia radica en torno a lo académico, y los aniversarios han sido un tanto aburridos, así que muy pocos estudiantes asistían pues la gran mayoría los celebraba por su propia cuenta haciendo fiestas en diferentes discotecas de la ciudad.

No había que ser muy inteligente pasa darse cuenta de lo ridículo que sonaba usar esa excusa para embriagarse.

No era muy amante de los campamentos, de hecho, cuando mi padre me invitaba junto a mi hermana pequeña, que le encantaban, siempre buscaba una excusa para quedarme en casa, donde en las madrugadas al no poder conciliar el sueño, trepaba por las tejas del techo hasta sentarme en el muro donde los estragos de la chimenea siendo encendida por mi madre se percibían en el aire, pero lo importante, era la vista.

En sí, siempre me ha encantado admirar la naturaleza, comenzando por las mañanas cuando el sol es una pequeña luz en el horizonte, las tardes con el encantador crepúsculo, o, en definitiva mi momento favorito, las noches, pues la pálida luz de la luna, era de esas imágenes que amaba observar, era de esas pocas cosas que lograba transportarme a otro lugar donde olvidaba mi vida, donde olvidaba mi pasado que tantas cicatrices me dejó y por supuesto, que ha pesar de que lo intentara, era imposible eliminarlo, porque ya me había marcado.

—Por alguna extraña razón, una parte de mí sabía que estabas aquí, rarito — Exclamó Bella a mis espaldas — Espero y estés ya imaginando como seríamos en el campamento, porque claro que vas a ir, ¿Cierto? — Una sonrisa expectante apareció en su rostro.

—No voy a ir, sabes que no me gusta — Me dispuse a seguir con mi concentrada vista hacia la ciudad, cuando sentí una fuerza que me haló hacia el suelo, y si no fuera porque puse mis manos para evitar la caída, tendría ya un buen golpe en la cabeza — ¡Eres una idiota Bella! — Dije levantándome mientras ella soltaba una carcajada.

—No está en tu elección, tendrás que hacerlo bebé — Fruncí el ceño por la forma en que me había llamado, pues ella sabía que lo odiaba — Luego de mi maltrato con Anatomía y Bacteriología, iré a tú casa.

—Ya sabia yo que no me dejarías ir tan fácil — Suspiré mientras tomaba su rostro con ambas manos — Quiero que sepas que te odio y que me debes una, porque solo voy a ir por ti.

—Yo sé que me amas Allen — Me tomó de la mano mientras guiñaba su ojo derecho — Como estoy a punto de entrar a clase y mi profesor es un intenso de primera, debo llegar con antelación, nos vemos en unas horas bebé — Se despidió mientras a pasos largos se reunía con su nueva conquista.

Bella Wilson, ella se había convertido en mi mejor amiga desde que llegué a Londres, al parecer es de las pocas personas que aún considero una amistad, y que se ha ganado mi confianza, aunque fue fácil, su madre y la mía son mejores amigas, por lo que ella sabia mi historia, pero no era eso lo que hizo que se ganara mi aprecio. Fue la manera en como me miró a los ojos y en ningún momento me demostró lástima como usualmente harían las demás personas que llegaban a saber de mí.

A pesar de que ya iba tarde a mi clase, no aceleré el paso, no interrumpirían las cosas por un simple estudiante de arquitectura ausente.

Un sueño que comencé al ser admitido en una universidad tan prestigiosa como esta, pero que a medida que pasó el tiempo se fue desvaneciendo como sí de humo se tratara, y solo cuando me detenía a pensar en como habían cambiado las cosas, es que me daba cuenta de la versión desconocida que representaba al que alguna vez había sido Allen Chester.

—¿Allen? — Preguntó alguien a mis espaldas que por casualidad, era uno de los profesores en dibujo arquitectónico, y al parecer, uno de los pocos a los que aún mi presencia era de su agrado.

—Está en lo correcto señor Brown — Me acerqué para quedar frente a frente, donde podía ver mi propio reflejo en sus impecables lentes, aunque lo cómico era que solo me llevaba unos 7 años, a simple vista podría ser mi hermano mayor.

—Se supondría que deberías estar en clase — Dijo acercando su muñeca para ver la hora en su reloj — Hace 20 minutos han comenzado, ¿Por qué estás por fuera?.

—¿La verdad? — Suspiré — Estaba en la facultad de medicina con Bella, y pues como sabe el camino es un tanto largo.

—Una buena excusa — Sonrió — Pero como yo sí te conozco no voy a caer tan fácil — Sacó una nota donde dejó su firma para excusarme de mi ausencia con el profesor — Sabes que me caes bien, así que no tienes que mentirme.

—Me creería si le digo que fue así, pero la verdad no me importaría llegar tarde, ya sabe, me gustan los paseos matutinos — Una carcajada salió de su boca.

—Supongo que sí — Se tomó un momento mientras sus ojos me recorrían — Me alegra volver a verte, y espero que esta vez sea para que dentro de poco, seas un arquitecto — Acercó su mano a mi hombro, y había algo en su expresión que a pesar de intentarlo no pude llegar a descifrar del todo — Serás un gran profesional, no es por nada, ni siquiera porque seas de mis estudiantes favoritos, es la verdad, tienes mucho talento Allen, y lo sabes muy bien.

—A veces no es solo de talento — Intenté resistirme, pero salió un tono tan sarcástico que hasta yo mismo me sorprendí.

—Lo sé, no sabes cuanto lo sé...Pero eso no determina el final, puede ser duro, hasta imposible, pero hay una frase que hace mucho me dijeron, y no la he olvidado hasta le día de hoy, así que quiero que también la tengas presente en tú vida, "No tengas miedo cuando se pone oscuro, recuerda que en la oscuridad es cuando salen las estrellas".

Nos sumimos en un silencio mientras él, se perdía en algún lugar de su memoria y yo, recordaba el momento en que por primera vez, había sentido como la oscuridad me había atrapado, como en un solo segundo, mi mundo se fragmentó hasta que solo quedaran pedazos que aún sigo intentado unir, que aun sigo intentado conservar, porque ya muchas veces me he derrumbado, y han sido tantas, que comienzas a perder la cuenta, pues te acostumbras a prepararte para lo peor.

CASSANDRA

—Cassandra — Exclamó mamá al otro lado de la línea — No puedo creer que me llames diciéndole a Mike, que es una emergencia para que luego solo sea para pedirme que te compre tiendas de acampar.

—Sabes que soy la besttie de Mike — Dije riendo, y es que el jefe de mamá, a pesar de que en las revistas y como imagen de la editorial de la cual es dueño, intente mostrarse como un tipo duro, en la vida real es todo lo contrario, tanto que de las miles de tardes que me quedaba sola en la sala de espera mientras mi madre hacía entrevistas a diversos autores best-seller, él se acercaba y me invitaba a su gigante oficina, para ver películas.

—Tienes que recordar los límites — Dijo seria — Respeta eso, por favor.

—Está bien — Suspiré derrotada. — Tú eres su empleada favorita, por Dios — Intenté ocultar mi exasperación pero me fue imposible.

—Eso no tiene nada que ver...Volviendo a lo otro, ¿Para qué necesitas esas cosas?, sé que ya eres mayor pero no pienses que te dejaré ir al bosque con tus amigos porque estarías siendo muy ilusa.

—No es eso — Rodé los ojos — En la universidad harán un tipo de campamento el fin de semana por el aniversario, por ahora tengo que cortar, ya voy a entrar a clase, no te olvides de comprar lo que te dije, Bye.

—Está bien, yo me encargó — Sin más que decir terminamos la llamada.

Mi madre era un tanto sobreprotectora y bueno, tampoco es que la culpara, pero la verdad a veces terminaba siendo sofocante el hecho de que no me dejara hacer ciertas cosas.

Actualmente vivía en un apartamento en el centro de Londres, cuando me mudé a vivir sola fue toda una odisea con ella, me llamaba todos los días, y bueno, a medida que pasaron los años, las cosas fueron bajando lentamente.

—Buenos días — Saludó el profesor Mark — El día de hoy la clase será un poco diferente, pues quiero contarles ciertas historias de una de las enfermedades más comunes y fuertes en el mundo...Como ya sabrán, es la depresión, este tipo de padecimiento, es mucho más que sentirse triste, o desanimado como muchas personas del común lo catalogan, así que ustedes como los futuros profesionales que serán, tienen que tener eso más que claro, ¿En qué categoría pondrían a un psicólogo que subestime una de esas enfermedad que se supone él debe tratar?

La clase transcurrió en un video en el que entrevistaban a distintas personas tanto del exterior como pacientes que padecían aquella enfermedad, para que al final, cuando todos disponíamos a retirarnos, el profesor nos detuvo.

—Como saben mañana comienza el campamento del aniversario de la universidad, así que entre esos tantos ejercicios, nos uniremos con la facultad de arquitectura.

Tenía una leve curiosidad por la unión tan repentina de las dos facultades, pues no sabía que nos dividirían de esa forma, además tenía una extraña emoción respecto al viaje, era la primera vez que se enfrentaba a un ambiente completamente desconocido.


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