Episodio 9
"Sin darse un momento para respirar, corrió detrás de esa persona.
Los demás solo vieron una luz fugaz pasando delante de ellos.
Para Sálum, fue un momento de descontrol que nunca dejaría pasar.".
Las clases de Ozunma eran muy diferentes a las de los demás profesores; los estudiantes pensaban que quizá porque ya estaba cerca de su límite de vida era más estricta. Incluso los estudiantes que se quejaban de las clases Bester estaban seguros de que estas eran mucho mejores que las de Ozunma.
Las clases impartidas por Ozunma eran más teoría que práctica, por lo que no muchos estudiantes le daban valor.
El salón de clases de Ozunma era mucho más pequeño que el de Bester, pero a diferencia de este último, esta tenía más estudiantes.
Un gran objeto horizontal contenía su información, mientras ella se apoyaba en la mesa, observando a los estudiantes. Cuando el salón se llenó, se levantó lentamente y los inspeccionó uno a uno.
—Supongo que no necesito presentación —señaló la pizarra—, pero lo haré de todos modos. Mi nombre es Ozunma Alek, única y última descendiente del clan Mausk. Todos aquí ya han de saber que soy su maestra de Historia. Primero que nada, tengo que dejarles en claro que, aunque esta materia no está directamente relacionada con las misiones, si se descuidan y no prestan suficiente atención a los datos que mencione, no será mi culpa si encuentran alguna bestia y terminan casi muertos.
»En mis clases, siempre pido el respeto que les he de dar —hizo una pausa. Caminó otra vez alrededor de los estudiantes. Se detuvo por un momento detrás del asiento de una chica y extendió su mano, haciendo algunos hechizos.
Era la primera vez que los estudiantes veían y sentían la magia de una manera tan directa. Todos estaban sorprendidos al ver la escena a sus alrededores; hilos de magia viajaban por el salón de clases. Rojos. Azules. Verdes. Todos se conectaban hasta crear una nueva escena.
Viendo cómo los estudiantes quedaban absortos, Ozunma estaba satisfecha.
—Desde el primer solsticio de la Guerra hasta el fin de su pico; todos ustedes, descendientes de los clanes principales..., con obvias excepciones, son los encargados de llevar su linaje hasta el punto máximo, por lo tanto, espero su esfuerzo —se detuvo detrás de uno de los chicos de un clan principal, apretando sus hombros sin mucha fuerza—. Así que espero que den todo de sí.
Caminó una vez más hasta llegar al frente de todos los estudiantes.
Los hilos de magia aún seguían allí, lo que iluminaba. Parecía que tal luz no era capaz de provocar efecto alguno en los ojos de la profesora, ya que no hubo reacción por parte de esta.
Soltó un suspiro, antes de sonreír levemente y dar pasos lentos alrededor del salón de clases:
—Bien, supongo que todos ustedes han oído mencionar al Emperador de Hierro y la guerra que dio creación a esta escuela —en el momento en el que comenzó a hablar sobre asuntos del pasado, como si fuera una diapositiva la escena comenzó a cambiar. Fueron transportados a un espacio diferente; una caballería se apresuró a llegar al lado del líder de escuadrón. Aunque las palabras fueron inaudibles, el ambiente no fue dañado. Todo lo contrario. Eran niños que aunque con magia fluyendo dentro de su cuerpo, nunca la habían experimentado de tal manera. Nunca habían probado el crear mundos con solo el poder de la mano.
No había árboles ni aguas en los alrededores, solo una basta extensión de lo que en esos momentos había sido la transformación de Parska.
Sin embargo, Sálum podría haber jurado que ninguno de los estudiantes estaban tan sorprendidos como él.
Después de ver a las pequeñas Alesfaxar y Alesfatar volar y usar su fuerza, sabía que todo podría estar más allá de lo que jamás podría haber visto en su Era original. Pero después de tan solo un día, algo realmente volvió a sorprenderlo.
No fue la escena cambiante ni las palabras de Ozunma, fue eso.
En su última misión antes de haber sido transportado a otra Era había visto registros perdidos hace mucho tiempo. Fue algo extraño. La misión no había sido difícil. Unos cuantos matones habían visitado un campo que estaba en sus últimas horas; los ancianos y los niños abundaban. No había nada para robar, por lo que, aunque su límite de vida estaba casi al alcance de la mano, llevaban una vida cálida..., complicada, pero cálida.
Pero quién podría haber imaginado que en aquel lugar, una noche llegarían unos desconocidos que raptaron, violaron, comieron y que destruyeron aquella aldea hasta dejarla desolada.
Esa había sido la escena con la que se había encontrado Sálum al momento de llegar a aquella aldea.
Los alrededores habían sido quemados y demolidos.
No quedaba una sola sombra de lo que antes había sido.
La aldea, antes habitada por niños tontos y sucios que corrían mientras jugaban; mamás que, después de terminar de cocinar les gritaban, avisando que la comida ya estaba; por hombres y mujeres que habían salido a cazar para llevarles el pan de cada día y por ancianos que sobrevivían lo más que podían, esperando el último aliento, dejó de existir.
Inicialmente, no estaba interesado en escoger ese caso.
Siempre que aceptaba alguna misión, era alguna que de una u otra manera estaba conectada a la vida que habían llevado sus padres. Después de todo, ese había sido el único hilo que le decía que podría darles el descanso eterno.
No obstante, había recibido aquella misión de una manera extraña. Aquel día, de los raros en los que dejaba su rostro al aire; estaba sentado, mientras tomaba un té, escuchando los murmullos de los alrededores.
La jefa de la casa de té se había escondido detrás de la meseta, sin dejar de echar unas ojeadas al rostro de Sálum.
Había intentado restarle importancia, pero subconscientemente había agarrado el sable que colgaba de su cintura. Tomó un sorbo despacio, para después pararse lentamente.
Aún con la mano colgando de la empuñadura, avanzó a paso lento hasta pararse frente a la jefa de la casa de té.
Intentó relajar la expresión en su rostro, como le había enseñado antes el Hallabir.
Las palabras en su mente avanzaban a paso rápido, ya sabiendo todo lo que tenía que decir para ganarse la confianza de la mujer. No pudo siquiera llegar a pronunciar la primera palabra cuando sintió que alguien lo tocaba. Inmediatamente atacó, pero el sable no llegó a cortar.
—Oh, ¡¿qué ha sido eso?! —la mujer exclamó mientras señalaba con la mano, temblando, lo que fuera que había tocado a Sálum.
Sin darse un momento para respirar, corrió detrás de esa persona.
Los demás solo vieron una destello fugaz. Para Sálum, fue un momento de descontrol que jamás olvidaría.
Aquella persona era incluso más rápida y ágil que él, lo cuál no era de sorprenderse por las increíbles leyendas que iban creciendo a través de los años. Pero no sabía por qué alguien así lo enfocaría como su objetivo.
Después de todo, había estado sin capa y no había nadie que pudiera reconocerlo. Ni en los propios Antiguos Ríos había personas que pudieran reconocer su rostro sin velo, a excepción del Sacerdote, claro está.
En el momento en que ingresó a la aldea, vio todo estaba destruido.
Recorrió la aldea durante dos horas antes de darse por vencido, aceptando el hecho de que el objetivo se le había escapado de las manos.
No iba a ser un asunto que dejaría pasar tan rápido, pero no esperaba que tan solo un día después de regresar a los Antiguos Ríos el caso de la aldea llegara a sus oídos. Después de resolver el caso, había planeado investigar más acerca de aquella persona, sin embargo, la noticia que el Sacerdote le había dado lo tomó por sorpresa..., pero no recordaba nada más aparte de eso.
Fue solo cuando vio una escena similar a la aldea que la recordó.
La guerra que tomaba lugar ante sus ojos no era de tanta importancia. De vez en cuando escuchaba jadeos de asombro a su alrededor, pero nada demasiado impactante.
Trató de hacer todo lo posible para volver a ver el lugar donde originalmente se encontraban, pero fue solo cuando Ozunma deshizo la ilusión que la escena frente a sus ojos cambió.
Mantuvo los ojos fijos en la mujer, notando solo ahora que estas dos Eras —tanto la suya, como esta, originaria de los Parska— podían estar entrelazados de una manera mucho más peligrosa de lo que antes había imaginado. Y ese secuestro..., solo ahora comenzó a preguntarse qué había pasado con el alma Zhalir.
Mientras las dudas y los porqués giraban en la mente de Sálum, la clase de Ozunma comenzó.
Las clases con Ozunma duraban alrededor de dos horas, obviamente dependiendo de cuáles serían sus estudiantes internos. En el caso de Sálum, no tendría muchas horas de clases con Ozunma ya que no era con esta con quien tenía clases especiales, si no con Bester, a quién ya había visto unas horas atrás.
La clase continuó de una manera bastante fluida.
A pesar de que los pensamientos de Sálum se habían convertido en un desastre después de una breve cercanía a su Era, aún prestaba atención a los acontecimientos del pasado de esta Era. Quién sabría que tipo de complot había detrás de esto o incluso si la propia escuela estaba involucrada en esta.
Sin embargo, tal y como era de esperar, la información no fue mucha.
Además de explicar los conceptos básicos de cada clan y sobre como habían influido en la guerra, dedicó más tiempo a hablar sobre las Santas Deidades que habían construido este mundo.
Los estudiantes observaban en silencio, conscientes de que más tarde podrían tener exámenes sobre dicho tema, pero no tenían prisa por tomar notas.
Cuando la hora de clases finalmente terminó, todos se escaparon para poder respirar en paz.
Ozunma obviamente notó este comportamiento y siendo ya una mujer mayor, aunque infeliz por la disciplina que estos estudiantes habían recibido en casa, sabía que con un riguroso entrenamiento estarían más que listos para dejar su marca en la historia.
Se detuvo delante de la mesa mientras observaba como el último estudiante se paraba de su asiento, sin muchas prisas.
Ese era el chico por el que había peleado durante mucho tiempo, pero al final, aquella persona sin estudios del Área Verde se la había llevado. Hubiera peleado más, pero incluso el director, aunque fuese por boca de Romi, estuvo de acuerdo en que Zhalir fuera uno de los estudiantes internos de Bester.
Suspiró mentalmente; aquel chico hubiese sido una buena plántula que cultivar.
No tenía mucho temperamento y parecía muy tímido. Obviamente, alguien fácil de manipular y, aunque la familia Xru trató de acallar las voces, aún no pudieron impedir que varias personas se enteraran de que el heredero había sido secuestrado. Sumando tal evento traumático a su temperamento, se había vuelto alguien frágil.
Había realizado un plan muy detallado sobre como convertiría este pequeño niño en el próximo y aún mejor, Zhasem, quién incluso por más que trabajara estaba destinado a no heredar el linaje de la familia Xru.
Los pensamientos que volaban por su mente cuando se vieron interrumpidos por el chico.
Zhalir parecía haber sentido su mirada y se detuvo por un momento antes de mirar hacia atrás. Entrando en contacto visual, Ozunma sonrió levemente, como si se estuviera despidiendo del chico; este correspondió su sonrisa, aunque de una manera mucho más cerrada y tímida.
Observando tal comportamiento, Ozunma pensó una vez más en su plan. Aunque esta vez no estaría tan cerca, bien podría influenciarlo, aunque más lentamente, sería a la vez más seguro.
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Hallabir: se explicará más adelante, pero para tener más contexto, aunque no es un cargo oficial dentro de las Sectas de asesinos, son personas escogidas por el Sacerdote para acompañar al asesino novato en al menos tres de sus primeras misiones.
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Nota de la autora: casi un mes sin actualizaciones, lo siento muuucho.
El capítulo es mucho más corto de lo que había imaginado porque estoy tratando de no sobreinformar (si tal palabra existe xD). Estaré editando de a poco los capítulos para una mejor calidad, ya que aunque la ortografía no es tan mierda (lol) hay párrafos..., que están curiosos. Sé que hay errores, pero no puedo ver dónde están y lo siento mucho, ya que no quiero utilizar la excusa de que soy una escritora novata y esta es mi primera novela, pero alv, la volveré a usar.
Así que..., XOXO!!! Y..., ya he entrado a la escuela (el infierno littt), deséenme suerte, chauuu
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