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Episodio 2

"Si lo tomas como un sacrificio, que así sea. Sin ellos, hoy nuestro linaje estaría cortado".


—Tal vez no dejarlo ir a esa escuela sea la mejor opción —las palabras de Jaxia resonaron en todo el salón, dejando a los hermanos sin saber que decir ante esta decisión, que la misma mujer frente a ellos había querido desde el principio.

—Madre, aunque estés preocupada por Zhalir, tienes que entender que esta es la decisión que ha tomado, no podemos hacer nada —le respondió uno de los hermanos.

—Zhasem tiene razón, madre —esta vez, quien respondió fue la mujer que había estado en el hospital con Sálum—. Además, él ya ha tomado su decisión, no podemos hacer nada más.

En aquel salón, los objetos de decoración eran unos que Sálum nunca había visto antes. Todo parecía más moderno, con un lujo que no tendrían nada que envidiarle a los Antiguos Ríos.

La familia del chico —Zhalir— pertenecía a una familia de Guerreros, en sus venas estaba el poder natural para luchar.

Aunque Sálum no había podido salir de la mansión familiar desde que le dieron de alta, por lo poco que había podido averiguar de la información que la propia familia había proporcionado, pudo deducir que; Zhalir era el hijo menor y aunque no le gustaba hablar mucho, era muy cooperativo en todo lo que su familia había decidido para él, hasta hace exactamente seis meses, cuando estaba a punto de terminar el último grado de la secundaria, decidió que no iría a la escuela de magia.

Nadie sabía porqué había tomado esta decisión de repente, pero ninguno estuvo de acuerdo.

Después de todo, en el linaje de esta familia estaba el poder de la guerra y aprender a luchar, era lo natural.

Además de Zhalir, estaba Lima, la mujer que había estado con él en el hospital. A diferencia de lo que Sálum había pensado, ella no era propia de la familia, ni pertenecía al linaje de los Guerreros; era una niña que habían adoptado para hacer de compañía a los hermanos.

Así que, contándolo de otra manera, los "hermanos biológicos" de Zhalir eran; Zhasem, Zhará y Zhalü.

Desde que llegó a la mansión, esa había sido toda la poca información que había reunido, quizá, en la próxima semana, cuando entrara en la escuela de magia, lejos de esta familia, podría averiguar más.

Hasta el momento, solo podía tratar de actuar como Zhalir.

Sabía que en el salón se estaba llevando a cabo una discusión sobre si entraba a la escuela de magia, sin embargo, no podía escuchar nada por más que lo intentara. Sus poderes y todo el entrenamiento que había pasado años para poder obtener, desaparecieron, así como así.

—Pero ese niño... —Jaxia estaba sentada, pero no parecía nada cómoda. Sus ojos estaban ausentes, como si la persona que estuviera hablando fuera una existencia diferente a la de ella—, no quiero que le vuelva a ocurrir algo así. Y si eso implicaría que no asista a la escuela de magia, estoy de acuerdo.

Ninguno de los hermanos pronunció una palabra, antes de que Zhará dijera, en un tono cansado: —Aunque el comportamiento de Zhalir ha sido extraño, aún no sabemos quién lo secuestró. Ni siquiera tenemos la mínima pista de sí está relacionado con su negación a entrar a la escuela de magia —sus ojos recorrieron a todos en la habitación, antes de continuar—. Dejemos que asista.

Entendiendo lo que su segundo hijo quería decir, Jaxia se negó: —No utilizaré a mi propio hijo como cebo.

—Mamá... —Lima trató de decir algo, antes de que Zhará la interrumpiera.

—Zhalir siempre ha hecho lo que le hemos pedido, madre. Hablar de utilizar a tu hijo como cebo es algo hipócrita cuando nunca antes habías dudado en ofrecerle como sacrificio a la escuela de magia —su tono era indiferente, como si a la persona a la que le estuviera hablando no fuera su madre, si no un cualquiera.

Ninguno de los hermanos frenó a Zhará de hablarle de tal forma a Jaxia, más bien, se quedaron a un lado, como si la conversación que estuviera ocurriendo no tuviera nada que ver con ellos.

Si Sálum estuviera ahí, encontraría la posible razón para esto; todos los hermanos y Jaxia no parecían compartir ningún rasgo, ni en las características físicas, ni en el comportamiento.

Jaxia parecía tener unos cuarenta años, era de tez clara y se había dejado las canas; aunque parecía ser joven, las arrugas en su cara y la forma en la que parecía que a veces se perdía en sus pensamientos aun cuando estaba conversando, demostraba que sus años de juventud no habían sido fáciles. Pero esto no era lo más importante.

Mientras que su madre tenía una tez blanca, Zhasem y Zhalü eran todo lo contrario a esta, con una tez mucho más morena. Aunque a esto se le podría argumentar con que quizá el color del padre era moreno, las pecas en la cara de Zhasem, la forma triangular del rostro de Zhará, los ojos verdes de Zhalü; ninguno de estos compartía similitud con el rostro de Jaxia.

—El deber de esta familia desde su nacimiento ha sido servir a los magos de la escuela de magia. Proteger a los alquimistas, adivinos y a todos aquellos que dieron su vida protegiendo al Emperador de Hierro en su última batalla —al decir esto, Jaxia pareció reencontrarse a sí misma, no pareciendo tan ida como antes—. Si lo tomas como un sacrificio, que así sea. Sin ellos, hoy nuestro linaje estaría cortado.

»Sin embargo —Jaxia se atragantó cuando pensó en como estaba Zhalir la primera vez que lo reencontraron—..., si alguien intenta hacerle daño a Zhalir por esto, no lo dejaré correr peligro.

—El niño dorado —se burló Zhalü mientras meneaba la copa de vino.

Esa había sido la primera vez que hablaba desde que entraron al salón a discutir sobre la situación de su hermano menor.

—¡Zhalü! —Lima lo reprendió en voz baja, fruncido el ceño.

Zhalü se encogió de hombros, tomando un sorbo y sin prestarle atención a la reacción de su madre, continuó: —Zhalir asistirá a la escuela de magia. Ha sido tomado de forma unánime, madre —después, abrió la puerta y salió del salón.

Jaxia solo pudo observar cómo su tercer hijo salía del salón, sin siquiera tener modales al despedirse y haciendo la vista gorda a todo lo que había dicho.

Enojada por esto, les dijo a los otros: —No pueden hacerle esto a su hermano menor.

—Madre —su hijo mayor la interrumpió.

Zhasem vestía de traje, como si hubiera entrado directamente al salón para esta reunión después de salir de su trabajo. Su cabello estaba perfectamente peinado, sin dejar una sola hebra afuera.

Sus ojos, sin dejar salir ninguna emoción, miraron directamente a su madre. Empujó sus lentes y dijo, mientras se paraba frente a ella: —Aunque Zhará no lo ha dicho de la mejor manera, lo mejor será resolver esto pronto. Zhalir correrá más peligro si no aprende como defenderse. Además —sonrió un poco—, es muy inteligente. No morirá tan fácilmente. No te preocupes —colocó una mano sobre el hombro de su madre, acariciándola, después, sin esperar, fue el siguiente en irse.

Aunque las palabras que su hijo mayor había dicho no contenían ni un rastro de amenaza, Jaxia se estremeció de miedo.

—Entonces está decidido —dijo Lima en un tono suave. Miró a Jaxia con una sonrisa sincera—. Como dijo Sem, no te preocupes. Mientras Zhalir aprenda a defenderse, de verdad, podrá..., sobrevivir ante todo peligro.

»Le iré a informar a Zhalir para que se vaya preparando, adiós —después, agarró a Zhará del brazo, y sin importarle la negativa de este, salieron juntos del salón.

Jaxia se quedó en el salón por un buen rato, mientras contemplaba a la nada. Su mente estaba vacía y no había una sola cosa en la que quisiera pensar. Muy en el fondo, solo deseaba poder acostarse y dormir para siempre, sin hijos problemáticos ni deberes que atender.

Pero salió de su ensoñación muy rápido.

Parpadeó varias veces al volver en sí y, al igual que sus hijos, salió del salón.

[...]

Sálum estaba acostado en la cama de Zhalir, mientras miraba hacia el techo, esperando la llegada de Zhará; este había sido el único hermano al que había conocido y, a la vez, el único que lo había recibido después de su llegada desde el hospital.

Cuando la puerta se abrió, no se sorprendió al ver que los que entraban eran Lima y Zhará, la primera abrazada del último.

Viendo esta interacción, se preguntó cómo era la relación entre los hermanos.

Por lo poco que había escuchado de Zhará, aunque Zhalir y este no parecían tener la mejor relación del mundo, no había sido falso cuando "Zhalir" volvió a casa. Todo lo contrario.

No bien entró por la puerta de la mansión, Zhará lo había estado mirando con preocupación, aunque después de ver que estaba bien, lo ocultó.

Le había palmeado el hombro y le había dicho, con una gran sonrisa:

—¡Primer secuestro, hombre! Ahora sí que eres bienvenido a la familia.

Además de eso, en pocas palabras, el día anterior le había informado que trataría de convencer a Jaxia de que lo dejara ir a la escuela de magia, aunque en boca de Zhará, sus palabras habían sido:

—Si quieres ir a la escuela de magia, irás. La vieja bruja no te detendrá si este hermano tuyo se opone.

Así que, desde el momento en que Sálum se despertó ese día, había estado inquieto. Incluso cuando los sirvientes vinieron a entregarle la comida, no pudo comer bien.

Quería saber lo que habían decidido, aunque sabía, que incluso si tomaban una decisión contraria a la que él quería, haría todo lo posible por cambiarlo; nada más y nada menos porque, desde el momento en que llegó, por como se había enfermado, no podía mover un solo pie fuera de su dormitorio sin tener un sirviente siguiéndole, por miedo a que se desmayara en el camino.

No podía oponerse a esto, porque aún no sabía cómo era la personalidad de Zhalir.

—¡Felicitaciones, en una semana puedes empacar e irte de esta casa! —aquello fue lo primero que salió de la boca de Zhará al entrar a la habitación.

Lima le dio una palmaba por ser tan escandaloso, pero no lo reprendió. Sonrió de oreja a oreja y se sentó al lado de Zhalir.

—Puedes ir la escuela de magia, así que no intentes escapar, eh —entrecerró los ojos y agarró la mejilla derecha de Zhalir: —Mientras, puedes visitar la biblioteca. Puedes ir averiguando lo suficiente como para que no te vean como un ignorante en esa escuela. Recuerda no dejar caer el prestigio de esta familia, pequeño Zhazha.

—Le hablas como si fuera un niño —Zhará se burló. Se dejó caer en el diván, mientras cogía uno de los libros que estaban cerca—. Lo importante es que aprendas a defenderte, estupidito. Quedarte leyendo todo el día y queriendo resolver misterios no te alimentarán el estómago —miró directamente a Zhalir, mientras decía: —Deja todo de lado por ahora, solo una vez que aprendas a defenderte y seas autosuficiente podrás hacer lo que quieres.

Sálum no apartó los ojos de Zhará, pero tampoco dijo alguna palabra, estaba concentrado sacando la más mínima información que este dejaba salir.

—Lo que dice Zhará es cierto, Zhazha. Aunque tengas sueños, tienes que priorizar lo que haces —suspiró—. No puedes poner en peligro tu vida por fantasías, ¿sí?

Como antes, Sálum solo pudo quedarse mirando a Lima, sin decir nada. Sin comprometerse.

Zhará frunció el ceño y le lanzó un separador de páginas. Obviamente, un separador de páginas no debería de doler ni recorrer el aire durante tal distancia, sin embargo, Sálum sintió como si un vaso de vidrio lo hubiera golpeado. Se llevó la mano a la cabeza, callando el grito de dolor que quería salir.

—Responde.

—¡Zhará! —Lima le reclamó, sin embargo, los ojos de Zhará seguían fijos en Sálum.

—Um —Sálum desvió la mirada hacia Lima, mientras respondía.

Contento, Zhará no volvió a molestar a Sálum por un buen rato.

Sentada al lado de Sálum, Lima comenzó a instruirle sobre que cosas podía y no podía hacer en la escuela de magia, después de todo, ella misma había estado allí durante un año, antes de salir, porque sus notas no habían sido suficientes como para poder seguir recibiendo clases.

Debido a esto, Sálum pudo informarse más sobre como esta Era funcionaba.

En una de sus conversaciones con el Sacerdote se había enterado de que años atrás, cuando lo impuro aún no había dañado el mundo, cuando el mundo estaba en pleno despegue, sin leyes, sin gobernantes; cuando el caos aún no reinaba, existían cosas que ya no.

Existía una magia pura.

Aquella magia era algo natural que cada ser humano llevaba. En ese tiempo, esa magia pura era lo que los hacía ser humanos.

En aquel entonces, la magia era algo normal, algo que todos llevaban, incluso los animales gozaban de ello, siendo estos apodados como Longevos, por la vida larga que llevaban.

El amor era aún una palabra que para ellos no existía, igual que el odio, la envidia y otros causantes de la caída del mundo mágico.

La indiferencia era lo único que había gobernado; la indiferencia a lo que tú puedes tener y yo no, la indiferencia al tiempo, la indiferencia hacia la jerarquía.

Según el Sacerdote, aquello había acabado después de unos pocos años, cuando seres humanos sin poderes comenzaron a llegar al mundo; nadie había podido descubrir cómo. Pero con ello, nuevos ideales fueron llegando al mundo.

La llegada de los sentimientos fue algo que los Seres Espirituales nunca habían conocido; ellos no buscaban los porqués, simplemente existían de la manera más pura que un ser podía existir.

Pero con la llegada de los seres humanos sin magia llegaron otras cosas; las diferencias.

Este fue el comienzo de la desgracia y así se fue extendiendo hasta que Sálum tuvo uso de razón, dándose cuenta de que la desgracia aún no se había podido parar, después de todo, aún existían.

Pero, claro, aquellas palabras, para Sálum, después de unos años, no fueron más que cuentos, después de todo, el Sacerdote sólo le había hablado de aquello en sus primeros dos años en la secta, después de eso, fue su debut y nunca más tuvo la oportunidad de tener una conversación a solas con el Sacerdote, que no fuera sobre misiones.

Solo ahora pudo volver a acordarse de esto.

Se preguntó si quizá había regresado en el tiempo, cuando aún la magia existía y los seres no se habían vuelto impuros, pero rápidamente descartó ese pensamiento.

Si aún no eran impuros, ¿por qué aquel hombre lo había golpeado de aquella forma, casi mandándolo a la muerta? Y, más aún, ¿por qué no había registros de esto?

Además, para haber regresado en el tiempo, lo mejor era decir que tal vez había viajado en este. Las cosas aquí parecían más..., innovadoras, por lo que definitivamente no pudo haber regresado en el tiempo.

—... también puedes tratar de tener conexiones con otros chicos de tu edad —continuó Lima—, en especial, con los alquimistas, te ayudarán mucho. Además, te otorgarán un compañero en tus misiones al que tendrás que proteger, procura que sea uno de ellos.

»Has nacido como guerrero, así que enfocarte en la elaboración de medicamentos no será algo bueno para ti —se detuvo por un momento—. Y juntarte con un adivinado será una pesadilla, así que olvídalo.

—Entiendo —dijo Sálum mientras le devolvía el vaso de agua que Lima le había entregado, preocupaba que no estuviera bien hidratado.

Unos minutos después, Lima y Zhará se fueron, diciendo que aún tenían cosas que hacer. Sálum tampoco pudo hacer gran cosa cuando estos se fueron, porque en ese momento entraron los sirvientes a servirle la cena.

Mientras cenaba, Sálum ordenó todo lo que Lima le había dicho: la escuela de magia aceptaba alumnos entre los 17/25 años de edad. Los años que estos durarían en la escuela iba a depender de cuan fuerte era su magia y de cómo podían desarrollarla.

La magia de Lima no era muy abundante, ni tampoco pura, por lo que solo duró un año en la escuela, saliendo a los 18 años.

Esto no significaba que no hacía nada, pues la escuela otorgaba varios niveles a sus estudiantes, siendo estos de la siguiente forma: Principiante < Medio < Maestro < Alquimista < Guerrero < Emperador.

En estos niveles se contaban una de las dos profesiones que la escuela admitía, que también eran de las más famosas; los Guerreros y los alquimistas.

Lima solo había llegado al nivel Principiante, por lo que las misiones a la que asistía no eran de mucho riesgo y tampoco sabía información confidencial.

Tanto Zhará como Zhalü había llegado al nivel de Guerrero, teniendo grandes conocimientos en la alquimia como para poder asistir a las misiones sin un compañero, pero teniendo gran información confidencial.

Entre los hermanos, aunque Zhará y Zhalü habían destacado, Zhasem había sido el único que había elevado el nombre de la familia.

Había pasado el nivel de Emperador, aún cuando no era necesario para su familia; tenía ya más de 31 años y no se dedicaba exclusivamente a la escuela de magia, ni a lo que su familia había hecho por generaciones, si no que manejaba un negocio en el Área Verde donde conseguía información confidencial para las misiones en la escuela de magia.

Cuan grande era el poder de este hermano mayor, Sálum quería descubrirlo.

Era una lástima que aún no supiera si Zhasem y Zhalir habían llevado una buena relación. Pero siendo hombre de negocio, Sálum no sabía si lo podría engañar.

Quitó esos pensamientos de su cabeza mientras pensaba en los planes para esta semana; se entrenaría adecuadamente e iría a la biblioteca a encontrar información, si no había nada útil, solo podría esperar visitar la escuela de magia y encontrar el por qué había venido a esta Era.  

Nota de la autora: si ven algún tipo de privilegio hacia cierto hermano mayor, hagan la vista gorda. Esta chica está obsesionada con chicos con traje.

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