Capítulo 5: Esta era mi realidad.
Pase todo el día ayudando a mi padre, él no era la persona más organizada al realizar alguna actividad; pero al final lo logramos a tiempo y a tiempo récord logramos hacer todo lo correspondiente a la organización de la reunión, pidiendo y cobrando algunos favores a una de mis compañeras, quién una de ellas tenía un padre con varias acciones en el hotel y logramos hacer la conexión rapidamente -, me di cuenta que después de todo lo que habiamos pasado en este lugar para sobrevivir,
Mi realidad era realmente patética un simple asco.
En el colegio me juzgaban, donde muchos comentaban sobre mi padre y sobre mí, todos a mi espalda hablaban, pero nadie hacia nada por temor a los japoneses y sabían lo que yo hacía para sobrevivir con cualquier general ya que no era ningún secreto en la ciudad.
Nosotros eramos igual de hipócritas que la familia de Adele o de mis compañeras, pero de mi se hablaba más y mucho mas que de las otras familias- tal vez ser hija de un viudo o vivir apartados de los extranjeros, nuestra nacionalidad de españoles que huyeron del conflicto en nuestro país, tal vez era lo que ayudaba o el otro pequeño detalle que era simplementr una prostituta.
Sin importar que tenía que ir a la fiesta obligatoriamente, con la obligación que tenía que vestirme con mi mejor gala:mi mejor kimono y además, con Patrick que me ayudo sin decir nada ni una palabra sobre mi aspecto aflijido yo solo lo veía por el reflejo del espejo ayudarme sin fruncir el ceño.
- ¿que piensas de las geishas y doncellas?—Pregunte curiosa-
-¿ por qué la pregunta?— Pregunto mientras ataba mi cinturón y lo arreglaba con agilidad.
- vi unas en la calle, son... "deprimentes" me parece tan triste ver como las juzgan.—agregue aflijida y Patrick se colocó frente a mi y miro a los ojos, su mirada profunda hacia que en este momento se...
- Yo...yo .—. pero fue interrumpido inmediatamente por mi padre.
- hija..!— Me llamo mi papá mientras tocaba desde el otro lado de la puerta, mire a Patrick nerviosa y le hice señas que se dirigiera hacia el baño, y salte para abrír la puerta rápidamente después que Patrick estuviera oculto en el baño, me encontre con mi padre que estaba intentando atarse el corbatín y yo le sonreí.
- papi, ¿ siempre teniendo problemas-con la corbata? —Pregunté sonriendo.
- siempre.. tu madre era que lo hacia siempre —-respondio y miro a mi alrededor—escuchaba ruidos cuando subia por las escaleras ¿estas bien?— Preguntó mirando aún las horquillas y cintas regadas en mi cama.
- si lo estoy., uno que otro problema maquillándome pero estoy bien. — respondí sonriendo, pero esta respuesta no fue suficiente para él, observándome con sus profundos ojos azules llenos de melancolía, notaba que se encontraba algo deprimido y me acarició la mejilla con cariño.
- lo siento hija. Por todo, yo soy el culpable de todo esto... — se disculpo y yo negué con la cabeza.
- lo hago para que cuando puedas irte, no te vayas sin dinero o sin nada... o peor, muerta—trato de no decir lo último sin n temblar la voz, pero era difícil no hacerlo, aún recordaba a mi hermana y a mi madre y yo le sonreí para no preocuparle, estaba nervioso y culpable por todo lo que nos ocurría.
— Tranquilo, todo esta bien. —dije abrazandolo.
—¿ estás lista?— Preguntó y yo asentí mientras me colocaba el calzado japonés.
Salimos de la habitación hacia el carro, esta vez él había contratado a un joven para no tener que conducir, con el corazón doliendome miraba el reflejo de las casas por el camino, mi padre me tomó de la mano tratando de darme fuerzas o más bien; buscando que yo compartiera lo poco que me quedaba de reserva. El automóvil se estacionó al llegar al hotel, y del brazo de mi padre observaba los lujos y luces de todos los invitados, allí vi a todos vestidos como occidentales y otros con sus trajes de gala militares.
Todo tan lleno de oro y brillos...
- papá, me siento ridícula—- le murmure molesta y él me miro sonriendo nervioso antes que hablara excusándose se acercó el comandante Akita luciendo su traje de gala perfectamente arreglado.
- ¿Ven? así es que deben expresar su amor por nuestra nación. Que patriota mi dagh- ne- san‐—dijo orgulloso vanagloriarse y yo hice una reverencia frente a él y al levantarme mire el joven sonreir orgulloso.
Todos nos miraron inmediatamente, quedamos como" lambe botas del pueblo"- suspire incómoda y sonriendo como una muñeca sin corazón, me tomó del brazo y me paseó orgulloso por toda la fiesta presumiendo de la prostituta de cabellos anaranjados que se acostaba con él.
Yo sabía lo que pasaría despues, por lo que intentaba tomar lo suficiente para estar sedada cuando me tocara decidir mi futuro.
A poco tiempo de ser medianoche mi padre se desapareció dejándome con el comandante y dos hombres que lo acompañaban, mejor era irse que quedarse viéndo como yo pasaría el resto de la noche.
Sola, sin la protección de lo que se llamaba mi padre, mi cuerpo temblaba sabiendo lonque ocurriría. El comandante me llevo del brazo hacia una habitación y allí- los cuatros compañeros del comandante reunidos en ese espacio nos esperaba, mire la botella de la mesa, podia partirla y escapar de esta situación o servirla sumisa a ellos. Pero decidí hacer la segunda opción, mientras loos miraba nerviosa como ellos hablaban y me miraban, sirviendo sus copas de vino sabia lo que pasaria después que él estuviera lo suficientemente aburrido de la fiesta privada .
- ya sabes que hacer extranjera—. Ordenó bruscamente el comandante akita sonriendo maliciosamente yo tragué en seco nerviosa por lo se venía al saber que nos dirigíamos a un lugar más privado.
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