Capitulo 11- la busqueda de la flor-
Emprender el mismo trayecto para regresar a Corea era agotador, aunque esta vez seria desde puerto de Shanghái donde zarpariamos, el viaje en tren y luego en barco, realmente habia pasado tanto tiempo que no regresaba a este lugar y lo mire desde la orilla del barco sentada observando con melancolía.
Desde que me separé de mi madre... tanto tiempo que todo seguía igual, mujeres usando ropas tradicionales y occidentales, hombres vestido de traje y soldados caminando co rapidez, nada cambiaba.
Había que tomar unos cuantos trenes para llegar al este destino, teníamos que ir de Shangai a Japón, con Patrick en silencio simplemente me tocaba estar mirandolo siempre para adivinar sus sentimientos, su rostro por mas calma que irradiaba muchas veces se mostraba miedo, pero jugaba con sus manos siempre, esto me hacía saber que a medida que las horas pasan se encontraba nervioso por lo que le deparaba el futuro.
En Shanghái en algun lugar de la capital cuyo nombre no podía pronunciar bien, más tarde luego de desembarcar nos encontramos a su grupo, aquella resistencia con la que siempre se mensajeeaba, Patrick esperaba buenas noticias... ansioso y esperanzado de que tuviera alguna pista de su hermana menor.
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Ellos le dijeron que la podían encontrar un un prostíbulo de Tokio,Zakura su hermana estaba desaparecida desde hacía unos meses en Shanghái, habia sido vista despues en aquél lugar, pero no sabian el nombre del sitió ya que las chicas las rotaban y solo la vieron en el camión que se dirigía a Tokio.
Y no solo era eso que los detuvo, sino que la acción militar estaba más fuerte en Japón en contra de los rebeldes, ella habia sido trasladada de Shanghái a Tokio y no pudo ser seguida, por la cantidad de chicas que habían viajado con ella, la resistencia dedujo que la presión sería bastante grande y muchos militares..."muchos enemigos" por lo esto era bastante peligroso, si lo reconocían como rebelde ya que sus rostros estaban fijados en cada poste y cada puerto, estaríamos perdidos.
Al arrivar al muelle en un barco lleno de militares japoneses, siempre tenia la sensación de que algunos parecían reconocerme de algun lugar pero me ignoraban de cierta forma, tal vez alguno me recordaría por los generales que estuvieron conmigo, y era claro que ya no me tratarían de la misma forma y tampoco era que ellos estuvieran seguros que era yo, aquella muchacha que colgaba de los sargentos y generales, ya que mi rostro no era algo que me diferenciará de las demás extranjeras que viajaban por esta zona, Con Japón aliada con Alemania, era común ver extranjeros en esta ruta, pelirrojas, rubias, castañas, ellos podían confundir y meterse en problemas con la embajada de cualquier país si se acercaban hacia mi con otra intensión.
Al llegar a la ciudad, luego de varias horas de viaje, nós hospedamos en un hotel decente, la noche era costosa en comparación con la calidad de sus camas, al cruzar la puerta del brazo de Patrick, todos miraban como seres extraños, ya que entrar de su brazo, quién no era completamente japonés, sus rasgos lo delataban y todos los trabajadores se dieron cuenta que era un coreano, sus ojos rasgados y piel bronceada por estar en la cubierta del barco en nuestro viaje, su elegancia era lo que hacia que a la vez no parecía uno, su acento era neutro y no parecia ser haber vivido en Asia, era una pelirroja alta y un asiático bastante atractivo que pedían una noche. No era común ver esto en los jóvenes de dinero asiáticos, pero tampoco era único ya que mayormente eran las doncellas japonesas que eran seducida por los soldados ingleses, americanos o alemanes que llegaban al puerto y terminaban con hijos mestizos.
Entramos a la habitación, luego de ser observados en la recepción por pedir una habitación matrimonial y subir juntos, cerrando la puerta, nós miramos aliviados por sobrevivir a ese recibimiento.
- ¿Cuál es el plan? —Pregunté mientras me dejaba caer en el sofá.
- La buscare... En todos los burdeles de la zona. La encontrare, —yo lo mire angustiada.
— Patrick... Necesitaras dinero. —Dije buscando en mi bolso varios billetes para entregárselos, él me miro y lo rechazo mientras apartaba la mirada y desviaba el papel moneda que le entregaba.
— Es para tu hermana.. no por ti yo buscare al Señor Matsuda, tal vez sea de ayuda.
Su rostro cambió inmediatamente al mencionar el nombre del señor Matsuda, con su rostro molesto y el ceño fruncido, tosiendo incómodo me miró —¿ te irás a acostar con él? —aquél tono sarcástico que llenaba la pregunta me hizo enfurecer, con odio en mi garganta por aquella pregunta, trate de no explotar pero era dificil.
- lo que haga con mi cuerpo no te importa ¡¡maldito!! —Le gritaba molesta mientras tomaba mi abrigo y salia de la habitación. Podía escuchar los pasos de él corriendo detrás de mi y su viz gruesa llamandome, pero no le hacía caso ya que aumentaba mi velocidad.
-¡ detente. Detente! —Decia a través del pasillo y al cruzar hacia el elevador ya no lo escuchaba. Deteniendome por un momento esperaba su llamado, pero era algo que no escuchaba nuevamente, por lo que camine mas rápido furiosa.
Me detuve frente al elevador para limpiar mis lágrimas, se notaba que no le importaba, pero desde atrás, Patrick me tomó del brazo con fuerza enfrentándome y colocandome frente a él.
-daphne, yo... Es ... que estoy celoso.. Solo es eso.. — se quejó, tratando de soltarme e ignorarlo le quite mi brazo yéndome en el ascensor que se abría frente a mi.
Patrick se quedó frustrado en el pasillo mirándome mientras me alejaba. No me siguió, no hubo un " te amo" ... ni un "detente".. no volvió a insistir por mi.
Alli nos separamos y otra vez molestos el uno con el otro.
Me dirigí hacia la embajada, para buscar al menos a alguien que me escuchara y quisiera detenerme, allí me había enterado que Matsuda se había ido de viaje hacia unas 2 semanas atras. Decepcionada por no tener al menos un motivo para quedarme afuera unas horas, decidí ir a ver donde quedaba su casa, ya que sentia curiosidad, él me había dicho que su hogar era el mas hermoso del barrio y era sdemas cercano a la embajada ya que quedaba a una cuantas cuadras.
Me arreglé los guantes y seguí caminando por las calles empedradas, observando las casas japonesas y sus jardines, tenía que entretenerme mientras Patrick no iba a estar en la habitación y mucho menos queria en este momento estar con él.
Solo tenía que pensar si este era el momento de regresar a la habitación, y llevarme mis cosas.
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