Capítulo 09- la separación
Pasaron varios días desde la última vez que vi a Patrick aquella pelea no habia sido más que un final que obviamente ya estaba anunciado, yo sabía ya que lo había perdido y en parte me sentía culpable, habían pasado casi dos años desde que había llegado a Corea de España, pero todo seguía igual en mi vida.
Me había acostumbrado a este estilo de vida pero debí detenerlo y explicarle la situación, ¿Esto servirá? Pues no, él había sido una bocanada de aire fresco, pero mi palabra en éste momento no tenía valor alguno debido a todo lo que yo reflejaba no solo a sus ojos. Mi padre no me preguntó nada del malentendido, Para él esta situación era un problema menos, inclusive capaz y ni cuenta se dio de que ya no estaba Patrick en nuestra casa por estar ocupado en su vida tratando de favorecer a los Japoneses donde iba.
Esos días el embajador Matsuda fue a buscarme para ir a una reunión de trabajo, su presencia que a pesar de no ser tan significativaen mi vida ya que estaba algo desanimada por lo ocurrido con Patrick y tener que sonreír ante todos... pero me rehusaba a perder mi vida.
Tenía que continuar el infierno que vivía, con Patrick o sin él.
Aunque no era mi favorito, seguía sin confiar en ese hombre por su amabilidad, pero con aquella invitación era algo que me hacía sentir miedo.
Ese miedo de que mi rechazó lo enfureciera y mandara a fusilarme.
Tenía que ir, aceptando sin rehusar aquella invitación y con mi armario lleno de vestidos y joyas para usar, me la pase mirando mis trajes de fiesta, aunque yo me coloque mi vestido nuevo que había sido comprado por Matsuda en una salida, con la ayuda de la señora Lee y me peine alto con mis cabellos casi alisados, clavando la horquilla a un lado, aquél regalo que Matsuda me había dado podía asegurarme unos días más viva en este infierno.
Bajando a la sala donde ya Matsuda me esperaba, los pasos por la escalera se hacían cada vez más ligeros, con la fina faja blanca rodeando mi cintura y mis pechos que sobresalían por el colgante que descansaba sobre ellos, él al verme simplemente yo podía observar como su rostro se iluminaba y era incómoda la sensación de ser admirada por su persona, esperandome al final de la escalera tomó mi mano con fina delicadeza, pero mientras no me golpeara era un poco de escepticismo que sentía, sus ojos marrones transparentes no eliminaban aquella semilla desconfiaba de su amabilidad.
Era un japonés, y yo una puta extranjera.
Salimos de la casa camino a una importante fiesta, en todo el camino parloteaba sobre los invitados, al llegar en aquella lujosa reunión, de su brazo entramos como si mi pasado no hubiera importado, me paseaba por las mesas y los pequeños grupos como si fuera aquella doncella pura siendo conocida por los comandantes como "la señorita Daphne Walker".
Trataba de alguna forma limpiar mi "honor", con toda la amabilidad y como nadie nunca me había tratado en este lugar, él era un viudo y podía ser un buen partido en éstos momentos de guerra para sobrevivir, pero a pesar de todo yo quería era a Patrick y Matsuda había notado que estaba afligida por lo cual no preguntaba nada, solo me recitaba poemas al oído para alegrarme, queriendo alegrar mi corazón; haciendome sonrojar y sacar una sonrisa.
Matsuda sin duda Sabía como tratar realmente a una dama, era educado, pero no me gustaba, cada vez que lo veía sentía era lástima de que mis sentimientos que poco a poco se hacían presentes... esos sentimientos que ocultaban mis temores de un hombre violento y salvaje... solo me hacia sentir lástima de lastimarlo con mi rechazó, ya que se notaba que le gustaba.
Cosa que me di cuenta esa noche.
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Después de dias sin saber de quién había sido mi "amigo" y compañero de habitación, llego Patrick a la casa. Asi como apareció a mi vida suplicando ayuda, volvía nuevamente, yo lo mire Sorprendida desde mi cama ya que apenas era de madrugada y su sombra sobre mi me levantó atemorizada.
–-¿Como entraste?
- tenía la llave.. Por favor, ocultame— rogó al frente a mi en la puerta de mi habitación, la vela que sostenía en su mano iluminaba su rostro, luciendo cansado y lo meti rapido a mi habitación observando a los pasillos, nerviosa que hubieran guardias; pero estaba en silencio... y abrí la puerta del estante nuevamente para ocultarlo, como si no hubiera pasado el tiempo.
- ¿Por donde entraste? —Pregunté nerviosa
- la puerta de atrás, ya los perros de la casa del vecino me conocen. Y no ladraron— Respondió mientras se acomodaba la camisa, lo poco que lo iluminaba me dejaba ver que estaba sucio casi igual que la primera vez que nos conocimos.
- ¿Qué hiciste esta vez?— Pregunté, él no dijo nada pero su semblante lo delato.
No había sido nada legal si necesitaba ocultarse nuevamente
— Entiendo— Dije mientras cerraba la puerta molesta, su silencio me ofendió. Pero no podía exigir saber de su vida. Simplemente me acosté sin pegar un ojo nerviosa y con el corazón acelerado.
La noche en la ciudad fue ruidosa, hasta fueron a la puerta a preguntar si habían visto algunos hombres, estaba incluido el señor park en esa lista.. Mi padre negó todo inclusive los invito a pasar a buscar.
Los ruidos de esa noche simplemente retumbaban en mi mente y mi corazón latía nerviosa con miedo de que los guardias llegaran y nos aniquilaran.
Mi padre tampoco dijo nada al respecto de la situación Al siguiente gracias a la señora Lee, solo nós enteramos que habían destruido un deposito de municiones japonés en esa noche.
Un gran golpe para el pueblo japones y la resistencia coreana haciendose mas fuerte por las acciones de vándalos a favor del Pueblo Coreano.
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Mientras los dias pasaban sentia como un abismo entre los dos se habia creado. Ya no nós hablábamos como antes, se entendía que estábamos molestos, tanto él como yo y en modo de protesta buscaba enfurecerlo más- ( idea bastante infantil) cada vez yo llegaba a la casa más seguido con la compañía del embajador Matsuda, salíamos de paseo a hablar, la cantidad de joyas y regalos aumentaban- sin pensar que lo más valioso era su regalo de despedida.
-Daphne, me iré a Japón un tiempo, no se cuanto tiempo será esta vez . Tienes que irte de este lugar, cada vez se vuelve más peligroso—.dijo tomando mi mano preocupado, yo lo mire sorprendida sintiendo el frío de su Palma sudorosa — Así como yo; llego llegaran otros,muchos mas malos ¿Recuerdas las veces que hemos estado juntos? paseos y comidas, tú compañía para mi es el placer del mundo y sé lo que hacen los hombres en la guerra y tú bien lo sabes, eres muy hermosa y no quisiera que te siquieran lastimando... Dime daphne,¿ te irías conmigo?— Preguntó sonriéndome con ternura.
Observándolo, vi como se dirigía a sacar una caja de su bolsillo.
¡¡no,no,no.!!.. me repetía internamente nerviosa ante la abrupta propuesta de obviamente matrimonio.
- no puedo, quisiera.. Pero..— a lo que él me interrumpió.—lo sé, no te gusto..entiendo, Aunque de verdad si...quieres...— continuó volviendo a guardar el objeto en su bolsillo nervioso, era obvio que era una pequeña caja... y sabía que allí habría un anillo,—tu solo me llamas, siempre te esperare..Por cierto necesitaras esto....— dijo buscando en otro bolsillo de su saco, unos sobres del otro lado como si ya lo hubiera preparado como plan B.
- ¿Qué es esto? —Mire tratando de ver que contenían a través de la luz.
. - favores que me otorgó el embajador para mi uso personal y tienen mi sello para que los uses tú , solo tengo estos por los momentos..
—¿Favores?
—. Tienen sello real.. Pueden ayudarte en cualquier momento, así que utilízalos con inteligencia...—
Yo lo mire sorpendida, apenas nos conocíamos poco tiempo pero él...
—¿Esto es de verdad?
Matsuda asintió y sonrió con cariño.
-— ¿Sacar a alguien de la cárcel o lo que sea? —pregunté tratando de procesar lo que ocurría.
- —Depende de quien sea y el delito, más que todo son para tramites . Si no aceptan la orden seria problemático. Y nosotros respetamos la palabra del emperador—dijo carraspeando—- Están a tu nombre, tu puedes usarlos como quieras ..— Dijo sonrojado.
— ¿Por qué eres tan lindo conmigo?— Pregunté con casi las lágrimas en mis ojos de la emoción.
— Creo que ya lo sabes tu me gustas.. Quiero que se seas feliz.. Si no es conmigo, no importa. .. Siempre sabrás que estaré para ayudarte—dijo mientras solo yo le sonreí agradecida .
Después de comer decidí hacer algo que jamás me imaginaba, me acerqué lo besé con cariño, tal vez por sentirme agradecida o conmovida por el momento, él se apartó y me miro sorpendido.
- es.. un agradecimiento— susurre mientras apartaba mis cabellos de la frente y sus ojos se iluminaron.
Acercándome más a él, sentia su aroma más cerca, aquel perfume de loción de afeitar y perfume francés suave, me golpeaba mi nariz seduciendome, él era un hombre de apariencia limpia y de piel algo bronceada por los viajes a la costa... pero aún así sus mejillas enrojecidas y sus orejas rojas me hacían notar su emoción.
- tú, has sido muy lindo conmigo— le susurre acariciando su rostro, apartando sus lentes y colocandolos en la mesa a un lado, él no era un hombre que desviará la mirada hacia su presencia al pasar, de estatura algo baja para mi gusto ya que era de mi altura 1.67 con un rostro normal y con algo de panza por algunos kilos demas, entraba como un hombre promedio, nada que ver con el abdomen tonificado de Patrick por su trabajo pesado en campo y en acción, pero cada gesto que hacía mi visión de él cambiaba mucho más.
Justo como lo veía en este momento.
- es una despedida, señor Matsuda,... déjame.. despedirte— dije sonriendo mientras desabrochaba mi vestido dejandolo caer al piso, su boca se abrió y él me miro sorprendido sonrojado aparto su mirada ante casi la desnudez de mi cuerpo, con una delicada ropa interior, me dirigí hacia él me sente encima de sus piernas y bese su cuello con calidez.
.- No, no puedo hacerte esto...solo —dijo nervioso tartamudeando.
—¿Tu no quieres? —Pregunte extrañada.
—-Claro que quiero pero no hacerlo así, si quieres solo quédate a mi lado esta vez ¿Pero si tienes tu pene completó o tienes una enfermedad alli? —Pregunte curiosa él se río ante mi pregunta indiscreta.
-mi miembro y mi salud estan bien—contestó —- solo hay cosas, que por amor hacemos y otras por gusto quiero más de ti y de esta forma jamás me sentire feliz, esto seria como sexo por obligación ¿entiendes?.
Yo asentí, la verdad sentía su bulto crecer debajo de mi y con cada respiración que yo daba este crecía más, yo sonreí y lo bese con cariño.
— gracias por todo — dije abrazándolo por el cuello mientras él acarició mis brazos y me acostó en la cama mientras me observaba, sus manos acariciaban cada rincón de mi cuerpo y cada peca, cómo si tratara de recordarlas todas ellas. Me sentia avergonzada y expuesta, pero aquellos temores que tenía por él en un pasado se había desaparecido.
Él era bastante cálido, era como abrazar un osito afelpado, pornel vello sobre sus brazos hy su pecho, simplemente me quede dormida a un lado y él se fue a fumar afuera. Toda esta situación, en verdad fue realmente raro todo, nada sexual habia pasado entre nosotros- ¿No me deseaba? ¿No era lo que deseaban todos?.
Todos los hombres que sabían que iban a morir en un momento querían sexo... Pero Matsuda era tan distinto.
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Él partió hacia Japón 2 días después de nuestro encuentro. Yo miraba a Patrick con culpa, habia estado a punto de ofrecerme a Matsuda, y aún así yo fui quien lo hizo...
Yo... me habia sentido atraida por él, había engañado el sentimiento de amor y rabia qué sentía en este momento por Patrick.. Sin éxito alguno, pero no podía negar que en ese momento sí estaba dispuesta a aquello.
Y sin pensar en lo rapido que mi padre llegó con el pasaporte de Patrick, su ansiada libertad y nuestro final se acercaba.
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