Cap 5: La tercera Cita.
Al día siguiente:
- Me levante muy temprano y me arregle para esperar a que el Dr llegara.
Minutos después, Santiago llego con una gran sonrisa en el rostro- hola buen día, ¿como amaneciste hoy?
-yo no podía dejar de sonreír, la verdad es que cuando el doctor sonreía yo terminaba haciendo igual- sabe Dr. Estoy de muy buen animo hoy, realmente me siento muy bien.
¿Y eso? ¿A que se debe tanta alegría?- pregunta
-pues a usted, me agrada mucho su compañía, ya Ansío que llegue la hora de nuestra próxima cita- dije un poco ansiosa.
oooh vaya me da gusto- dijo sorprendido y luego de quien empezaba a razonar sobre lo que le estaba diciendo al doctor sentí mis manillas calientes, imagino que estoy sonrojada.
-hay por dios, no vaya usted a pensar que intento coquetearle-
Si lo hicieras yo no me negaría- dijo mientras se reía a carcajadas.
-Sentí tanta vergüenza ¿que pensaría el doctor de mi?, yo y mi bocota- no diga esa cosas Dr. Me hacen sentir muy apenada con usted.
La verdad no te entiendo, ¿porque no querría vivir una chica tan bella como tu?, Profesional y con una gran personalidad, sabes yo estoy seguro de que haya afuera hay al menos unos diez hombres que se morirían por que tu salgas con ellos.- dice mientas se queda mirándome fijamente.
-si antes estaba apenada, imaginen lo que sentí en ese momento- usted cree, si ni siquiera pude retener a mi esposo.
Tu esposo es un imbécil que no supo valorar a la gran mujer que tenia, el es quien debería venir al psicólogo- afirma enojado.
-gracias Dr.
¿y porque me agradeces? Pregunta mientras una gran sonrisa volvía a dibujarse en su cara.
-porque se que se esfuerza para ayudarme a salir del deprimente estado en el que me encuentro.
No digas eso, yo soy totalmente honesto con lo que digo, oye debo ver a mis otros pacientes, nos vemos a las 3:00pm para nuestra próxima cita.
- esta bien, me pasas buscando.
De acuerdo, recuerda tu vales mucho- dice para luego retirarse
Llegada las 3:00pm
Santiago toca la puerta, la cual se encontraba abierta, la verdad casi siempre mi puerta esta abierta-
¿Estas lista?- pregunta mientas asoma su rostro hacia adentro de mi habitación.
-Luego de todas aquellas lindas palabras que me dijo temprano, comenzó a subir mi autoestima, pase toda la tarde arreglandome, quería estar hermosa solo para que el me viera, pero cuando llego me sentí algo avergonzada- si ya estoy lista.
Vaya si que estas guapa, me encanta tu cambio de actitud- dice mientras se oye algo entusiasmado.
-yo intente sonreír pero la verdad estaba muy nerviosa, creo que empezaba a darle mas importancia a las palabras del Dr. Incluso mas de lo que debía- creo que ya es hora de irnos, llegaremos tarde a nuestra cita.
Oooohh esta bien, esta bien- asienta Santiago.
-Esta ves me llevo a una humilde casa en el centro de la ciudad, estaba muy ansiosa por ver con que me saldría esta ves.
Santiago -toca la puerta-
-Y habré una mujer de mediana edad, al verla creí reconocerla, alguna ves la habría visto mientras estuve en el centro medico luego de uno de mis numerosas intentos de suicidio.
Hola, Dr. bienvenido pase adelante. Pero ¿Que hace usted por aquí? Pregunta sorprendida por muestra vista- Oye tu ¿no eras paciente del centro medico Andaluz? - pregunta al percatarse de mi presencia.
-Rayos que vergüenza me reconoció- si alguna ves estuve allí internada- dije mientas sonreía rogando que no recordara la razón por la que estuve en el centro medico.
Gracias Mildreth, si ella es mi paciente, vinimos a visitar a Alex. Le traje un obsequio dejarme buscarlo se me quedo en el auto.
A ok gracias Dr no tenia porque molestarse- dijo- pero ven sientate- me pide, mientras Santiago sale a buscar el obsequio de Alex al auto.
-yo me puse cómoda en uno de los sillones, mientras Mildreth fue a buscar a Alex.
Alex era un chico de aproximadamente unos 12 años que se encontraba en silla de ruedas.
Cariño aquí te vinieron a visitar el Dr. Santiago y la señorita-
Marina mi nombre es Marina, y a partir de ahora quiero que seamos amigos, ¿si quieres?- cuando vi a Alex sentí una extraña sensación de tristeza, el llevaba toda su vida sin poder caminar, correr o bailar-
Aquí esta tu regalo, espero lo disfrutes amigo- oigo hablar a Santiago que entra de regreso con el regalo de Alex, se acerca y lo entrega en sus manos.
Vaya es una grabadora, gracias- Agradece Alex feliz por su regalo.
Me han dicho que te gusta cantar- dice mientras sonríe.
-en serio, ¿cantas?- pregunto sonriendo.
Solo un poco, sueño con que seré un gran cantante cuando sea grande.
- a pesar de que el tuvo una vida llena de necesidades, que su madre no podía pagar el era un chico muy alegre y optimista- yo se que si lo lograras- asiento.
quiero convertirme en una gran estrella, para que mi padre se sienta orgulloso de mi y vuelva- dice Alex mientras observo como su alegría se apaga.
-mis lágrimas brotaban de mis ojos sin yo poder evitarlo- ¿y donde esta tu papa?- pregunto acercándole a el.
El nos abandono cuando nos dijeron que Alex no iba a poder caminar, siempre hemos sido solo Alex y yo- responde Mildreth mientras baja su rostro llena de melancolía.
-lo siento, no quise sonar intrometida- me disculpo sintiéndome mal por recordarles ese mal momento.
No te preocupes ya es algo con lo que aprendimos a vivir- responde Mildreth obligándose a sonreír.
-yo estaba realmente muy triste se me ponía el corazón chiquitito de pensar todo lo que habrían pasado, solo alcanzó a decirle a Alex: serás alguien realmente exitoso en la vida, si tienes fe en dios todo es posible.
Luego de compartir un rato mas con Mildreth y Alex, Santiago me llevo de regreso al hospital psiquiátrico. Al llegar, salimos de su auto y de camino a mi habitación Santiago toma una extraña actitud. ¿Crees en Dios? Pregunta
-¿disculpa? Pregunto, por un momento pensé en que había escuchado mal.
Santiago -sube un poco su tomo de voz y vuelve a preguntar- ¿crees en dios Marina?
-yo estaba realmente sorprendida con su actitud no sabia que decir, el nunca me había hablado asi- pues alguna vez lo hice, yo era muy creyente- respondí en un susurro.
¿ya no?- pregunta pero esta ves mas calmado.
-me sentía un poco incomoda con sus preguntas, yo solo baje la cabeza- es algo complicado- respondí avergonzada, porque no sabia ni que decir, ¿como decir que si si me aleje del buen camino?, y ¿como decir que no si en mi corazón nunca e dejado de creer?
Si tu no puedes creer en dios ¿porque le pides a el que lo haga?- pregunta mientras me mira fijamente a los ojos y pone su mano en mi hombro-
pero es que... - ni siquiera podía terminar de hablar sus palabras me hicieron sentir muy mal, fue como si dejaran caer un gran cristal, pero en ves de romperse el cristal, se rompió mi corazón.
Descansa si nos vemos mañana- dijo y se marcho, sin esperar a que yo pudiera decir nada.
-luego de que el se fue no podía hacer otra cosa mas que llorar, me quede pensando en todo lo que había sido de mi vida hasta este punto, estaba al borde de la locura- no puede ser.
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