Salimos juntos los tres, decidí no llevar a Max para que no esté tan expuesto y para poder ir caminando al lado de los chicos. Me sentía bien, sabía que estaba protegida, me había olvidado de todos mis temores y reía sin problemas ni escalofríos, supongo que era porque en ese momento mis pensamientos se alejaban totalmente de Stefano y de la inseguridad que tanto me consumía.
Íbamos caminando yo estaba bien, no tenía miedo y me sentía protegida, avanzamos un poco más hasta que lentamente mi sonrisa se borró, sentí una sensación fría en el pecho, alcé la vista y divisé la casa de Fran, cuando mire hacia la izquierda vi el matorral donde me había escondido con Max y tuve la misma sensación que tenía en ese momento. "Por favor, volvamos" exclamé y dejé de caminar, los chicos me hicieron caso y dimos la vuelta, Francesco pasó su brazo por mi espalda y me abrazó, yo estaba tensa, no quería mirar hacia atrás.
Caminamos aproximadamente un minuto hasta que una voz me obligó a girar, no sabía de quién era, en ese momento dejé de sentir mi cuerpo, miles de ideas pasaban por mi cabeza, son tantas que son innombrables, me di cuenta de que estaba hundida en pánico, y mis rodillas se estaban aflojando, cuando los chicos también se dieron la vuelta mis ojos ya estaban llenos de lágrimas que no iban a escapar, solo iban a quedarse ahí, poniendo mis ojos mas húmedos de lo normal.
De repente todas mis sensaciones pararon y se juntaron en un leve mareo que me hizo caer en la realidad, recordé lo que dijo la voz "¡Fratello, aspetta!"
Cuando lo vi era Stefano, pude ver su rostro de cerca, me intimidaba, su mirada me quemaba. ¿Qué demonios significaba eso que había dicho? Fran pasó su brazo por delante mio y me empujó hacia atrás, Marco se adelantó y terminé detrás de los chicos. "No estamos en Italia Stefano, me hablás en español o no me hables" dijo Francesco muy seriamente. "Perdona chico americano, fue mi error, así que esta es tu noviecita y tu cuñado, apuntaste bastante alto a decir verdad" respondió su hermano con una sonrisa burlona y mirándome a mi de arriba abajo. "No te queremos cerca" exclamó Fran bastante enojado y cortante, el miedo me recorría, sabía que en cualquier momento algo podía pasar, el ambiente estaba tenso.
"Lo sé, querido hermano, lo sé muy bien, por eso estoy acá" respondió él con soberbia, luego largó una desagradable risa, dio la vuelta y se marchó sin mirar atrás. "Ya vámonos a casa" dijo mi hermano, yo lo miré y asentí con la cabeza, durante todo el camino pude escuchar a Fran maldecir y hablar entre dientes, le dije que se calmara, que nada había pasado, que todo iba a estar bien y que pronto se le iría el enojo, él me tomó de la mano y se calmó un poco.
Cuando llegamos a casa, casi no hablamos de lo sucedido, durante la cena no se mencionó la salida ni mucho menos el encuentro. Las horas pasaron muy rápidamente al igual que los pensamientos, y el momento de irse a dormir había llegado, sin dar demasiadas vueltas Fran y yo ya estábamos acostados y listos para dormir.
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