Mis horas con Max no se basan en charlas, porque él no me responde, es biológicamente imposible, las horas pasan y ambos seguimos sentados bajo el árbol, el caballo se duerme, mi cabeza no. Pensamientos, recuerdos, ideas y momentos pasan lentamente y son analizados dentro de mí, es inevitable.

No es tan fácil, esas cuatro palabras que definen toda mi vida y la de muchos más, no es tan fácil, pero ¿Qué cosa? En eso se basan mis pensamientos.

No es tan fácil olvidar, perder, lamentar, perdonar, superar, hacer feliz, que nos hagan felices, amar, que nos amen, odiar, que nos odien, conocer, ocultar, predecir, conectar.

Conectar, no es fácil conectar y describir esa conexión. Explicar lo que yo sentí por Fran esos días, mucho más difícil fue para mí describir esa profunda conexión que siempre sentí con Max. "Ay nena, es un caballo, no tu hermano", "Dios, ahora ésta que le habla al caballo". Simples comentarios que recibía a diario, obviamente no me importaban, Max era mi compañero de vida y eso no lo iba a cambiar lo que cualquier persona venga a decir.

Después de todo, los malos comentarios y las malas personas están por todos lados, siempre hay personas falsas, fingen apoyarte hasta que cuando te ven feliz te intentan hundir, arruinar. Eso pasó durante muchos años de mi vida, nunca pude encontrar a personas verdaderas, hasta que conocí a mis amigas y a Fran, jamás dijeron algo así de Max, o de mis logros y siempre me ayudaban a salir o a solucionar los problemas que se presentaban en mi vida y que me costaba resolver completamente sola.

La cuestión eran las malas personas que quedaban y que aún quedan en el camino ¿Puedo esquivarlas por mí misma?