Juntos reímos de la situación, ya ambos entendíamos lo que pasaba ¿Por qué seguíamos dudando? ¿Por qué intentábamos ocultarlo? Era obvio que nos gustábamos, ambos sentíamos lo mismo, pero aún así lo esquivábamos, ignorábamos cada beso, cada abrazo, simplemente decíamos que éramos amigos, pero los dos queríamos algo más que eso, y yo ya no lo soportaba, ya no quería tener que ocultarlo a mis padres, a Marco, a Max. Quería poder expresarlo sin problemas, se notaba que Fran también quería hacerlo.

Muchos pensamientos me recorrían, mientras él ajustaba una ventana yo no podía sacar mi vista de sus manos, como se manejaban para ajustar cada tornillo, después pasaba a su pelo, a sus ojos, a su sonrisa. Miles de ideas, ocurrencias y recuerdos se me cruzaban mientras lo miraba. Iba a preguntarle que había pensado de mí el día que nos encontramos en el puente, cuál había sido su primera impresión. Hasta que el maldito teléfono sonó, era de nuevo su madre, parecía que podía detectar cuando iba a acercarme a su hijo y trataba de evitarlo, era gracioso, pero también molesto.

Francesco miró con rareza el teléfono ya que no esperaba ninguna llamada y atendió. No salió afuera, simplemente se sentó a mi lado y me tomó de la mano mientras hablaba, yo no escuchaba. Me transmitía calor, paz, protección, no quería salir de ahí.

Estuvo hablando aproximadamente unos cinco minutos hasta que colgó. Me había dicho que sus padres deseaban regresar porque no tenían nada más que hacer en Italia y querían terminar de instalarse en la ciudad, por lo tanto en tres o cuatro días estarían nuevamente en su nueva casa, con la diferencia de que ahora son tres personas, su madre, su padre y su hermano Stefano.

Lo notaba decaído, tal vez medio preocupado. "No te noto muy contento con la noticia ¿no querés ver a tu hermano?" exclamé yo. "La verdad es que es un tipo muy difícil, no es alguien con quien me gusta compartir momentos, es molesto y egocéntrico, ya te dije, es igual a mi padre." Respondió él. Yo asentí y decidí no volver a tocar el tema.

Supuse que de alguna forma había leído mis pensamientos anteriores, sabía lo que me iba a decir. Me llamó con la mirada y fui con él, nos recostamos juntos en una de las camas, el cubrió mi cuerpo con sus brazos en un abrazo y comenzó a hablar. "Creo que es hora de darnos cuenta de que debemos avanzar un poco, sabiendo que mi familia no está durante unos días, aprovechando que le caigo bien a Marco y a tus padres, la verdad es que estamos estancados sin ningún motivo ni obstáculo en el camino ¿no crees? Estuve pensando mucho esto, y hablé con Mara antes de tomar valor para decírtelo por miedo a que me rechaces y a arruinar lo que tenemos, pero tu amiga me aclaró las cosas y eliminó mis miedos. Clara, ¿te gustaría ser mi novia?" dijo Fran con una hermosa sonrisa.

Yo sonreí y lo besé, "me encantaría" respondí yo. De repente una pequeña ola de gritos femeninos, es decir, de mis amigas y silbidos provenientes de mi hermano entró por la puerta, Marco, Vic, Lu y Mara estaban escondidos afuera escuchando todo, nosotros reímos con vergüenza, pero sabíamos que hermoso tener su apoyo en ese momento.

"Bueno bueno, más distancia príncipe azul" dijo Marco sentándose en medio de Fran y yo separándonos. Y si, era obvio mi hermano el sobreprotector seguía siendo el mismo de siempre aunque esta vez quiso disimularlo como si fuera una broma. Era lindo saber que todo estaba bajo control.