Maratón [2/3]
(Esta parte se centrara un poco más en el trío de oro )
Sin embargo, Quirrell debía de ser más valiente de lo que habían pensado. En las semanas que siguieron se fue poniendo cada vez más delgado y pálido, pero no parecía que su voluntad hubiera cedido.
Cada vez que pasaban por el pasillo del tercer piso, Harry, Ron y Hermione apoyaban las orejas contra la puerta, para ver si Fluffy estaba gruñendo, allí dentro. Snape seguía con su habitual mal carácter, lo que seguramente significaba que la Piedra estaba a salvo. Cada vez que Harry se cruzaba con Quirrell, le dirigía una sonrisa para darle ánimo, y Ron les decía que no se rieran del tartamudeo del profesor a todos los Slytherin en especial al grupito de Lyra, pero como siempre, Harry llegaba a defender a la niña de las groserías de su amigo para quedar bien con ella, acción que estaba poniendo de muy mal humor a Ron y Hermione.
Hermione, sin embargo, tenía en su mente otras cosas, además de la
Piedra Filosofal. Había comenzado a hacer horarios para repasar y a subrayar con diferentes colores sus apuntes. A Harry y Ron eso no les habría importado, pero los fastidiaba todo el tiempo para que hicieran lo mismo. La razón principal de la niña para sacar mejores calificaciones tenia nombre y apellido "Lyra Black", la castaña se había empeñado en superar a la pelinegra en todo lo que pudiera.
— Hermione, faltan siglos para los exámenes. — se quejo Harry mientras miraba pasar a Lyra Black colgada del brazo de Draco Malfoy riéndose de algún chiste que el rubio seguramente le había contado, algo que hizo rabiar al niño que vivió.
— Diez semanas, eso no son siglos, — replicó Hermione pero al ver que su amigo no le estaba haciendo caso volteo a verlo por lo consiguiente al par de Slytherins también — No sé que le ves, es solo una presumida de lo peor
— Tal vez lo sea — esas palabras alegraron el corazón de la niña pero las siguientes lo entristecieron — Pero por lo menos ella tiene con que y por que serlo, es bonita, inteligente, educada, tiene unos ojos hermosos, su risa podría ser la mejor medicina que se halla inventado...es el mejor partido para mi...ella simplemente es la definición de perfección
— Harry, tienes a miles de niñas que estarían felices de tener un poco de tu atención y tú se la das a esa...futura mortifaga — se metió Ron mirando con asco a la pelinegra — Ella no te...
— ¡Cállate! — el grito del Gryffindor llamo la atención de todos lo que pasaban por ahí incluida la misma Lyra — Sí alguno de ustedes se vuelve a referir de esa manera de Lyra, será mejor que se alejen de mi, ella lo es todo para mi...ella será mi esposa y la madre de mis hijos...nadie la puede insultar ni tocar...será completamente mía así como yo lo seré de ella, nadie nos va a separar...ni siquiera ustedes
— Harry...— susurro Hermione con dolor — Nosotros lo único que queremos es lo mejor para ti
— No Hermione, Lyra siempre va a ser lo mejor para mi — dijo nuevamente con el ceño fruncido — Y si quieren seguir siendo mis amigos es mejor que entiendan eso rápido
— Sí Harry — ambos respondieron, aunque uno lo dijo con rabia y el otro con dolor en su corazón
(...)
El show de la mañana estaba en boca de todos, pero a Harry eso no le importaba, es más eso le alegraba porque así Draco Malfoy se alejaría completamente de ella pensó él o más bien fantaseo, lastima que eso no seria posible.
Potter y Granger se encontraban buscando «díctamo» en Mil hierbas mágicas y hongos.
Ninguno levantó la cabeza hasta que oyeron que Ron decía:
— ¡Hagrid! ¿Qué estás haciendo en la biblioteca? — pregunto el pelirrojo con alegría de ver al semi-gigante
Hagrid apareció con aire desmañado, escondiendo algo detrás de la
espalda. Parecía muy fuera de lugar; con su abrigo de piel de topo.
— Estaba mirando — dijo con una voz evasiva que les llamó la atención —. ¿Y ustedes qué hacen? — de pronto pareció sospechar algo — No estarán buscando todavía a Nicolás Flamel, ¿O sí?
— Oh, eso lo encontramos hace siglos — dijo Ron con aire de suficiencia siendo asesinado con la mirada por la niña — Y también sabemos que lo que custodia el perro es la Piedra Fi...
— ¡¡Shhh!! — Hagrid miró alrededor para ver si alguien los escuchaba— No pueden ir por ahí diciéndolo a gritos ¿Qué les pasa?
— En realidad, hay unas pocas cosas que queremos preguntarte — dijo
Harry mirando mal a sus amigos, aun no los había perdonado por lo de esta mañana — Es sobre el resto de cosas custodian la Piedra, además de Fluffy...
— ¡SHHHH! — dijo Hagrid otra vez — Miren, vengan a verme más tarde, no
les prometo que les vaya a decir algo, pero no anden por ahí hablando de esto, los alumnos no deben saber nada, van a pensar que yo se los he contado...
— Te vemos más tarde, entonces — dijo Harry
Hagrid se escabulló con prisa.
— ¿Qué escondía detrás de la espalda? — se cuestiono Hermione con aire pensativo.
— ¿Creen que tiene que ver con la Piedra? — pregunto esta vez el Potter
— Voy a ver en qué sección estaba — dijo Ron, cansado de sus trabajos.
Regresó un minuto más tarde, con muchos libros en los brazos. Los
desparramó sobre la mesa.
— ¡Dragones! — susurró — ¡Hagrid estaba buscando cosas sobre dragones! Miren estos dos: Especies de dragones en Gran Bretaña e Irlanda y Del huevo al infierno, guía para guardianes de dragones...
— Hagrid siempre quiso tener un dragón, me lo dijo el día que lo conocí — dijo Harry recordando su conversación
— Pero va contra nuestras leyes — dijo Ron preocupado — Criar dragones fue prohibido por la Convención de Magos de 1709, todos lo saben. Era difícil que los muggles no nos detectaran si teníamos dragones en nuestros jardines, de todos modos, no se puede domesticar un dragón, es peligroso.
El suspiro negando con la cabeza.
— Tendrían que ver las quemaduras que Charlie se hizo con esos dragones salvajes de Rumania — contó caminando de regreso
— Pero no hay dragones salvajes en Inglaterra, ¿verdad? — preguntó Harry
— Por supuesto que hay — respondió Ron — Verdes en Gales y negros en
Escocia. Al ministro de Magia le ha costado trabajo silenciar ese asunto, te lo aseguro. Los nuestros tienen que hacerles encantamientos a los muggles que los han visto para que los olviden
— Entonces ¿en qué está metido Hagrid? — pregunto Hermione.
(...)
Cuando llamaron a la puerta de la cabaña del guardabosques, una hora más tarde, les sorprendió ver todas las cortinas cerradas. Hagrid preguntó «¿quién es?» antes de dejarlos entrar, y luego cerró rápidamente la puerta tras ellos.
En el interior; el calor era sofocante. Pese a que era un día cálido, en la
chimenea ardía un buen fuego. Hagrid les preparó el té y les ofreció bocadillos de comadreja, que ellos no aceptaron.
— Entonces ¿querían preguntarme algo? — les cuestiono el hombre sentándose en una de las sillas
— Sí — dijo Harry. No tenía sentido dar más vueltas — Nos preguntábamos si podías decirnos claro, sobre si hay algo más que custodie a la Piedra Filosofal, además de Fluffy.
Hagrid lo miro dudoso.
— Por supuesto que no puedo — dijo negándose rotundamente — En primer lugar; no lo sé. En segundo lugar ustedes ya saben demasiado, así que tampoco se los lo diría si lo supiera — suspiro — Esa Piedra está aquí por un buen motivo. Casi la roban de Gringotts...Aunque eso ya lo sabían, ¿no? Me gustaría saber cómo averiguaron lo de Fluffy.
— Oh, vamos, Hagrid, puedes no querer contarnos, pero debes saberlo, tú sabes todo lo que sucede por aquí — dijo Hermione, con voz afectuosa y manipuladora. La barba de Hagrid se agitó y vieron que sonreía. Hermione continuó — Nos preguntábamos en quién más podía confiar Dumbledore lo suficiente para pedirle ayuda, además de ti.
Con esas últimas palabras, el pecho de Hagrid se ensanchó, Harry y Ron miraron a Hermione con algo de orgullo.
— Bueno, supongo que no tiene nada de malo decirles esto...déjenme
ver...yo le presté a Fluffy...luego algunos de los profesores hicieron
encantamientos...el profesor Sprout, el profesor Flitwick, la profesora McGonagall — contó con los dedos — el profesor Quirrell y el mismo Dumbledore, por supuesto. Esperen, me estoy olvidado de alguien...oh, claro, el profesor Snape.
— ¿Snape? — preguntaron viendo incredulos al hombre
— Ajá... No seguirán con eso todavía, ¿no?, Snape ayudó a proteger
la Piedra, él no quiere robarla — aseguro sonriendo
Harry sabía que Ron y Hermione estaban pensando lo mismo que él. Si
Snape había formado parte de la protección de la Piedra, le resultaría fácil descubrir cómo la protegían los otros profesores. Es probable que supiera todos los encantamientos, salvo el de Quirrell, y cómo pasar ante Fluffy.
— Tú eres el único que sabe cómo pasar ante Fluffy, ¿no, Hagrid? — preguntó Harry con ansiedad — Y no se lo dirás a nadie, ¿no es cierto? ¿Ni siquiera a un profesor?
— Ni un alma lo sabe, salvo Dumbledore y yo — dijo Hagrid con orgullo.
— Bueno, eso es algo — murmuró Harry a los demás — Hagrid, ¿podríamos abrir una ventana? Me estoy asando vivo?
— No puedo Harry, lo siento — respondió Hagrid. Harry notó que miraba de reojo hacia el fuego.
Harry también miró.
— Hagrid...¿Qué es eso? — pero sin duda ya sabía lo que era.
En el centro de la chimenea, debajo de la cazuela, había un enorme huevo negro.
— Ah — dijo Hagrid, tirándose con nerviosismo de la barba — Eso...eh...
— ¿Dónde lo has conseguido, Hagrid? — preguntó Ron, agachándose ante
la chimenea para ver de cerca el huevo — Debe de haberte costado una fortuna.
— Lo gané — explicó Hagrid — La otra noche. Estaba en la aldea, tomando unas copas y me puse a jugar a las cartas con un desconocido. Creo que se alegró mucho de librarse de él, si he de ser sincero
— Pero, ¿Qué vas a hacer cuando salga del cascarón? — preguntó
Hermione curiosa
— Bueno, estuve leyendo un poco — dijo Hagrid, sacando un gran libro de
debajo de su almohada — Lo conseguí en la biblioteca: Crianza de dragones para placer y provecho. Está un poco anticuado, por supuesto, pero sale todo. Mantener el huevo en el fuego, porque las madres respiran fuego sobre ellos y, cuando salen del cascarón, alimentarlos con brandy mezclado con sangre de pollo, cada media hora. Y también dice cómo reconocer los diferentes huevos. El que tengo es un ridgeback noruego...son muy raros
Parecía muy satisfecho de sí mismo, pero Hermione no, nada fuera de lo normal ¿verdad?.
— Hagrid, tú vives en una casa de madera — dijo siendo ignorada
Pero Hagrid no la escuchaba. Canturreaba alegremente mientras
alimentaba el fuego.
Así que ya tenían algo más de qué preocuparse: lo que podía sucederle a Hagrid si alguien descubría que ocultaba un dragón ilegal en su cabaña.
— Me pregunto cómo será tener una vida tranquila — suspiró Ron, mientras noche tras noche luchaban con todo el trabajo extra que les daban los
profesores.
Hermione había comenzado ya a hacer horarios de repaso para Harry y Ron. Los estaba volviendo locos, lo peor para Harry era que de esa forma no tenia tiempo de observar a la niña Black como lo hacia día tras día.
Entonces, durante un desayuno, Hedwig entregó a Harry otra nota de
Hagrid. Sólo decía: «Está a punto de salir».
Ron quería faltar a la clase de Herbología e ir directamente a la cabaña mientras Hermione no quería ni oír hablar de eso.
— Hermione, ¿Cuántas veces en nuestra vida veremos a un dragón
saliendo de su huevo? — cuestiono tratando de convencerla
— Tenemos clases, nos vamos a meter en problemas y no vamos a poder hacer nada cuando alguien descubra lo que Hagrid está haciendo... — refunfuño enojada
— ¡Cállate! — le grito Harry, algo que se había vuelto habitual en ellos dos eran los gritos del niño hacia ella — Puedes por una vez en tu vida quedarte callada, desesperas a la gente Hermione
— Lo siento Harry — se disculpó dócilmente
Cuando al final de las clases sonó la campana del castillo, los tres dejaron sus trasplantadores y corrieron por el parque hasta el borde del bosque. Hagrid los recibió, excitado y radiante.
— Ya casi está fuera — dijo cuando entraron.
El huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara, algo se movía
en el interior y un curioso ruido salía de allí.
Todos acercaron las sillas a la mesa y esperaron, respirando con agitación.
De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en
la mesa. No era exactamente bonito. Harry pensó que parecía un paraguas
negro arrugado, sus alas puntiagudas eran enormes, comparadas con su
cuerpo flacucho, tenía un hocico largo con anchas fosas nasales, las puntas de los cuernos ya le salían y tenía los ojos anaranjados y saltones. Estornudó. Volaron unas chispas.
— ¿No es precioso? — murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón. Este le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos.
— ¡Bendito sea! Mirad, conoce a su mamá — dijo Hagrid rebosante de alegría
— Hagrid — dijo Hermione — ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?
— Bueno...— se negó a seguir hablando y los echó de la cabaña
Por fin apareció Charlie bombón Weasley.
Esperó que este capítulo fuera de su agrado.
Voten y Comenten
Gracias por leer.
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