✪Vîgintî octô✟
—¿Qué haces aquí? —fue lo primero que dijo Yekun cuando llegaron donde Mikhael.
—También me alegra verlos, hermanos —respondió con cierta ironía y, como siempre, sin dejarse intimidar por nada—. Vengo por Luzbel.
—Luzbel no está aquí.
—Eso supuse —miró a su alrededor con suma calma—. Eso significa que está en el mundo de los vivos, y eso también quiere decir que el eslabón perdido ya no está tan perdido, ¿cierto? —posó su mirada en Lilith.
La mujer no respondió, sin embargo tampoco le quitaba los ojos de encima. Ella estaba alerta, porque el ver a Mikhael ahí, además de hacer crecer su odio hacia él, sabía que las cosas se estaban volviendo mucho más serias y había que tener mucho cuidado.
—Yo solo... —exhaló. Su actitud desinteresada pero a la vez con expresión imperturbable, ponía de los nervios a sus dos hermanos presentes—. Tenía la curiosidad si por primera vez en toda su existencia, mis hermanos recapacitarían y harían algo bueno, como decirme dónde se encuentra el eslabón perdido.
—¿Cómo puedes ser así? —soltó Kesabel con la furia palpable en sus ojos—. Nos desterraste, cortaste las alas de cada uno de nosotros, ¿y ahora bajas al infierno esperando a que te ayudemos? ¡¿Con qué cara?! —gritó.
Yekun lo tomó del brazo cuando lo vio avanzar hacia Mikhael. No quería que las cosas empeoraran aún más.
—No sabemos dónde está Luzbel ni el eslabón perdido, y aunque lo supiéramos ninguno de nosotros te lo diría.
—¿Estás seguro de eso, Yekun? —cuestionó, dando dos pasos al frente.
—No nos puedes amenazar, hermano —sonrió altivo—. Ya estamos en el infierno, no puedes hacernos nada peor.
—Sí... tal vez a ustedes no —asintió con la cabeza. Y por un segundo pareció haber caído en cuenta de algo muy importante—. Gracias por la ayuda.
Lilith, Yekun y Kesabel no supieron cómo reaccionar ante eso. Los tres quedaron totalmente confundidos por su respuesta y porque luego de eso, solo se fue.
Por supuesto, Mikhael solo estaba perdiendo el tiempo allá abajo. Sus hermanos no hablarían porque aún sentían rencor hacia él, y mucho menos lo haría Lilith porque su odio hacia todo lo celestial o todo directamente enlazado con Dios o la humanidad, era notorio.
Pero Mikhael conocía a otro ángel caído que aún deambulaba por la Tierra, uno que nunca había pisado el infierno.
Y quizá a él sí le interesaría ayudar a cambio de no ir a ese lugar.
Un mes después
YoonGi pasó sus manos por su cabello mojado, haciendo su cabeza hacia atrás, disfrutando como nunca del agua tibia de la ducha.
Intentó contener la sonrisa cuando sintió dos manos ajenas iniciando a pasearse por todo su torso, ladeó la cabeza al momento que esos labios iniciaron a dejar besos en su cuello, y jadeó cuando sintió esa dureza frotándose contra sus redondos glúteos.
—Planeabas divertirte sin mí, ¿no es así?
YoonGi mordió su labio inferior. El aliento de ese hombre chocando contra su piel se sentía de maravilla.
—No se de qué hablas —soltó en un tono juguetón.
—Hablo de esto —sonrió satisfecho al escuchar el jadeo que soltó el contrario cuando presionó su erección. Su dedo pulgar comenzando a acariciar el glande, enviando miles de descargas eléctricas al chico de piel pálida—. ¿Te gusta o quieres que me detenga? —le susurró al oído, iniciando a subir y a bajar su mano en un ritmo pausado.
—Sigue —pidió con la respiración pesada—. JungKook, sigue. Te necesito.
Tras esas palabras YoonGi terminó siendo acorralado contra la pared. Sus manos se apoyaban sobre los azulejos y no se molestó en reprimir sus jadeos mientras sentía aquella mano ajena subiendo y bajando por toda su extensión. Con la otra mano el pelinegro lo tomó del mentón y le hizo girar la cabeza lo suficiente para devorar sus labios.
El menor ahogó suaves gemidos en la boca del contrario mientras llevaba su mano derecha al glúteo del pelinegro, incitándolo a pegar aún más su pelvis contra su cuerpo.
YoonGi se entregó completamente, la mezcla del agua junto con ese escultural cuerpo presionándose contra el suyo y las caricias que JungKook proporcionaba en cada zona sensible, lo llevaron directo al orgasmo.
Ya había olvidado cuándo fue la última vez que había tenido uno que lo dejara temblando de tal manera.
Abrió los ojos luego de varios segundos, intentando regular su respiración.
Sin embargo, volvió a la realidad cuando bajó la mirada y vio que era su propia mano la que sostenía su miembro. Recordó entonces que estaba en la ducha de su apartamento, sin ninguna compañía más que la suya propia.
—Mierda —apoyó la frente sobre la pared de cerámica, recriminándose desde sus adentros.
Quiso morir al caer en cuenta que se masturbó mientras fantaseaba con quien menos debía.
YoonGi no podía creer que estaba teniendo esa clase de pensamientos hacia él.
Sabía que se sentía seguro en cada momento que JungKook estaba a su lado, sabía que sus latidos se aceleraban cada vez que lo veía, que quedaba embelesado cada vez que lo veía sonreír o cuando escuchaba esa risita traviesa y divertida que antes no sabía que tenía, sabía que últimamente el más mínimo roce de JungKook le estremecía y él tenía que obligarse a fingir que todo estaba bien.
Sabía que estaba iniciando a sentir algo por él, algo más allá de lo que se hubiese planteado alguna vez.
Y eso no podía ser así. Era imposible que él sintiera algo por, literalmente, el diablo.
Le era imposible no sentirse culpable. No es que se hubiese tratado de un sueño húmedo que había creado su subconsciente y él había despertado con la piel de gallina. No. YoonGi estaba muy al tanto de en quién estaba pensando mientras se tocaba y eso no lo detuvo a llegar al final.
Se sentía sucio. Culpable y sucio. Sabía que JungKook cautivaba a las personas sin siquiera proponérselo, pero no le gustaba ser visto con lascivia, interés, ni nada similar... YoonGi había tenido un orgasmo pensando en él, ¿en qué categoría entraba eso?
¿Cómo iba a verle a la cara ese día que habían quedado de verse en la fogata?
Y además de todo eso, era un idiota por sentir algo por alguien que, visto de forma mundana, era completamente asexual, y tampoco le interesaba tener sentimientos románticos por nadie.
Su vida ya era complicada, pero ¿por qué siempre buscaba complicársela aún más?
Tras un suspiro salió de la ducha, se colocó una toalla alrededor, un poco más abajo de su cintura, y luego salió del baño para caminar hacia la sala.
No había nada ahí, más que un par de cajas y su celular que había dejado cargando.
Lo desconectó del cable para dedicarse a ver las nuevas notificaciones, las cuales no eran muchas, solo algunos mensajes de NamJoon y otro de JungKook. Entró al chat del pelinegro y soltó otro suspiro desganado al leer la pregunta.
"¿Paso por ti?"
Bloqueó el celular y lo dejó sobre una de las cajas antes de irse a la cocina y preferir enfocarse en buscar algo para comer.
Un mes había pasado. YoonGi había logrado encontrar un apartamento en el que podía vivir. Era más pequeño que en el que vivía con NamJoon, pero eso no importaba porque en ese lugar no vivía nadie más que él. A pesar del espacio y con lo poco que contaba el lugar, no era tan barato como lo que YoonGi buscaba. Sin embargo estaba convencido de que buscaría la manera de resolverlo sin necesidad de pedirle ayuda a JungKook ni a nadie más.
No fue fácil encontrarlo, tuvo que vivir con JungKook y HoSeok por un corto tiempo, no pudo rechazar la oferta de los chicos si no tenía dónde ir. Eso ya había sido suficiente molestia para ambos, no podía permitir que ahora uno de ellos siguiera insistiendo en ayudarle con cosas que él debería saber cómo resolver por sí mismo.
Alejarse de NamJoon no estaba resultando tan fácil. Él lo llamaba y le mandaba muchos mensajes pero YoonGi jamás le respondía. Intentaba contenerse para no hacerlo.
Todo era un sinsentido. Quería bloquearlo o cambiar su número para sentirse en paz de una vez, pero al mismo tiempo no quería hacerlo, porque lo extrañaba, por más loco que sonara, él lo extrañaba.
Aún sentía cierta dependencia emocional hacia él a pesar de que ya no lo amaba.
Pero claro, si no era NamJoon o su mediocre vida tomando todo el espacio en su mente, era JungKook. Y eso también le hacía sentir mal consigo mismo, porque no podía iniciar a sentir algo por alguien cuando aún ni siquiera olvidaba del todo a su ex.
Él realmente no había caído en cuenta de cuánto había crecido su "confusión", hasta ese día. Definitivamente haber vivido unas semanas con él y haber dormido en su misma cama, le había afectado, y mucho.
Cuando terminó de alistarse, se dirigió hacia la salida, tocando los bolsillos de su pantalón para asegurarse de llevar todo lo que necesitaba: celular, billetera y llaves.
Sin embargo por poco suelta un grito cuando abrió la puerta y lo primero que vio fue a JungKook con el puño levemente alzado, como si hubiese estado a punto de tocar.
Los nervios lo invadieron instantáneamente y su corazón parecía querer salirse de su pecho, más que todo debido a la vergüenza porque ahora no podía dejar de pensar en lo ocurrido en la ducha.
—J-JungKook —sonrió torpemente—. ¿Qué haces aquí?
—Nunca respondiste mi mensaje —se alzó de hombros—. Sinceramente no comprendo qué significa el que leas los mensajes y no los respondas. Así que ante las dudas, preferí venir.
Y por supuesto, no lo llamó porque estaba seguro de que tampoco le respondería.
—Ah, yo... lo siento. Lo olvidé.
—Bueno, ya estoy aquí —metió las manos en los bolsillos de su pantalón—. Podemos irnos juntos si eso quieres.
—Bueno, yo pensaba... hacer unas cosas primero —mintió—. No quiero atrasarte, puedes irte. Yo llegaré a la fogata después.
—¿Estás seguro? No es problema para mí ir contigo y hacerte compañía.
—No hace falta —cerró la puerta con más fuerza de la que pretendía—. No hace falta —repitió—. Nos vemos luego, ¿sí?
—Oye —lo tomó de la mano, evitando que saliera huyendo—. ¿Sucede algo? Últimamente te he notado muy diferente.
—¿Diferente? —preguntó casi con miedo. Bajó la mirada hacia sus manos, y apartó la suya casi al mismo instante en que recordó que con esa mano se había masturbado mientras fantaseaba con él tan solo unos minutos atrás—. No sé de qué hablas.
YoonGi se fue antes de que JungKook pudiera decir algo más. Maldición, en verdad quería desaparecer de ese maldito mundo.
Había un lugar en específico, en uno de los bosques ubicados dentro de la ciudad, donde se podía ir para hacer fogatas y armar tiendas de acampar para pasar la noche. Un lugar que era muy visitado por jóvenes que querían hacer reuniones o fiestas al aire libre sin que nadie los molestara. Claro, siempre y cuando a la hora de irse no quedara un solo rastro de basura.
Ellos por lo general solo le llamaban "La fogata". Y les gustaba ir ahí para beber y relajarse un poco. Algunas veces era tranquilo y otras veces EunWoo terminaba invitando a sus otros amigos, logrando que en ocasiones la fiesta se saliera de control.
Esa noche estaba siendo una de ellas. La música estaba a un volumen considerable, pero las personas eran más de las que JungKook pensó, pues creía que solo serían él, YoonGi, SeokJin, HoSeok, JiSoo, JiMin y EunWoo.
Quería aprovechar la ausencia del menor para quejarse un poco, pero la presencia de tantas personas no lo dejaban hacerlo en paz. Sin embargo, tampoco se detuvo en hacerlo. Ahora eran SeokJin y JiSoo quienes lo escuchaban atentamente.
JungKook por unos minutos dejó de lado el hecho de que era Luzbel y tenía problemas mucho más graves, para ahora estarse quejando como una persona cualquiera sobre su existencia, dudas, crisis emocional y otras cosas de "mundanos".
—¿A qué te refieres con que actúa extraño? —preguntó JiSoo.
Kim JiSoo se estaba volviendo más cercana al grupo de amigos de HoSeok, aparentemente estaban empezando a tener algo más serio.
Y ya que la chica frecuentaba el apartamento del pelinaranja, a veces se encontraba con JungKook y aprovechaban para conversar y conocerse un poco. Llegó un punto en el que el pelinegro casi podría llegar a considerarla una amiga. Sí, casi porque si ella supiera la verdad seguramente no querría acercársele nunca más.
—No lo sé —JungKook suspiró, acomodándose sobre el tronco donde estaban sentados—. Siento que ahora me evita, mucho, incluso más que cuando iniciamos a conocernos. Y si no es que me evita y milagrosamente me permite estar con él, igualmente actúa extraño.
—¿Extraño cómo? —habló SeokJin.
—Se pone nervioso de la nada, no me mira a los ojos, evade cualquier contacto físico, se sonroja, sus acciones se vuelven algo torpes... también he notado que en ocasiones sus pupilas de dilatan —mencionó, señalando sus propios ojos.
Mientras Luzbel seguía hablando, JiSoo y SeokJin intercambiaron miradas. La chica esbozó una suave sonrisa al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, SeokJin en cambio, se mantuvo con un semblante serio. Él ya sabía lo que pasaba con YoonGi, pero no podía decirlo porque el menor confiaba en él, y no podía traicionar esa confianza.
—No lo entiendo —finalizó el pelinegro. No obstante abrió los ojos, asustado, en cuanto algo se le vino a la cabeza—. ¿Estará enfermo?
Y finalmente SeokJin no tuvo que traicionar a nadie porque quien habló, fue JiSoo.
—JungKook, él no está actuando extraño y mucho menos está enfermo —rio, sintiendo un poco de ternura por el pelinegro. Parecía que era la primera vez que él pasaba por algo así.
—¿Ah, no?
—No —negó con la cabeza, completamente despreocupada—. Muchas personas actúan así cuando les gusta otra persona.
—No comprendo —frunció el ceño.
—Cariño, tú —lo señaló—. Le gustas a YoonGi.
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Doble actualización porque ajá UwU
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