✪Vîgintî novem✟
YoonGi llegó dos horas tarde a la fogata. No se preocupó mucho en no encontrar a nadie, ya que sabía que esas "reuniones" duraban casi hasta el amanecer.
Metió las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta, pasando entre algunas personas y sonriéndole a otras en forma de saludo.
Encontró a JiMin cerca de la fogata con la mirada perdida en quién sabe dónde, pero ya que era el primero que había visto de sus amigos cercanos, aprovechó en ir hacia él.
—Hola —frunció ligeramente el ceño al ver que el chico lo había ignorado totalmente—. ¿JiMin? —y otra vez no obtuvo respuesta alguna.
Chasqueó los dedos frente al rostro de JiMin, ahora sí logrando traerlo a la realidad.
—YoonGi —posó su mirada en él—. ¿Acabas de llegar? ¿Por qué tardaste tanto?
—Tenía unas cosas que hacer —claro, estar lejos de JungKook el tiempo suficiente como para ya no querer desaparecer a causa de la vergüenza—. ¿Qué hacías? ¿A quién mirabas?
—A nadie, solo... veía el bosque —llevó la botella de cerveza hacia su boca.
YoonGi asintió lentamente con la cabeza. Era evidente que estaba mintiendo, pero no tuvo intenciones de llevar el tema más allá. Era del conocimiento de todos que a JiMin no le gustaba mucho hablar de cosas tan personales, a menos que se tratara de HoSeok. Podría decirse que era uno de los más reservados de su grupo de amigos.
—Oye, por cierto, ¿has...? —carraspeó—. ¿Has visto a JungKook? —preguntó, buscando con la mirada al pelinegro. Aunque a esas alturas no estaba seguro si quería saber dónde estaba para evitarlo o para acercarse a él.
—¿JungKook? Él se fue.
—¿Se fue? —soltó sorprendido.
—Sí —se alzó de hombros—. Se fue hace como media hora.
—¿Y dijo adónde iría?
JiMin negó con la cabeza y volvió a alzarse de hombros. YoonGi suspiró, sin poder creer que JungKook realmente se había ido. Es decir, ¿por qué? Entendía que estaba entusiasmado por ir a la fogata.
Sacó su celular para llamarlo, pero inmediatamente fue mandado al buzón.
Mientras se perdía en su propio mundo e intentaba contactar a JungKook, YoonGi se alejó y dejó a JiMin solo nuevamente.
El chico aprovechó para regresar en lo que estaba, que no se trataba de nada más y nada menos que torturarse a sí mismo viendo a EunWoo coqueteando con una chica.
Luzbel caminaba de un lado a otro, no podía decidir si entrar o no. Después de salir de la fogata y querer tomar un poco de "aire fresco", perdió la noción de todo. Cuando menos se dio cuenta, ya estaba en Guangxi, China.
Más específicamente, estaba en la Colina de la Luna, como lo hacían llamar, en Yangshuo.
Lugar que contaba con uno de los únicos tres portales que existían para entrar al infierno. Claro, un humano jamás podría hacerlo por su cuenta, solo los seres del otro mundo tenían el conocimiento de cómo salir y entrar por ese portal.
Suspiró y revolvió un poco su cabello, sintiéndose algo abrumado. Había salido del infierno para tomar un respiro de su vida como el diablo, y ahora sentía que debía tomar un respiro de su vida como mundano.
¿Cómo no pudo haberlo notado? Él sabía percibir fácilmente muchas emociones, intenciones o deseos en una persona, y la lujuria estaba dentro de esa lista.
Pero no lo entendía, porque cuando veía a YoonGi, no veía lujuria en él. Bueno... tal vez solo en un par de ocasiones, como cuando vivieron juntos por unas semanas y tuvieron que alistarse dentro de la misma habitación. Notó varias veces cómo YoonGi lo miraba cuando entraba solo con una toalla cubriendo su parte inferior.
Realmente nunca le dio mucho interés a eso. Y ahora que lo pensaba, era raro porque sabía que normalmente se sentiría incómodo al ser visto de esa manera. Sin embargo cuando YoonGi lo hacía... a él le gustaba.
Pero era claro que nunca, jamás, hablaron de eso. JungKook no lo hizo porque esas pocas veces creyó haberlo malinterpretado, porque vamos, era YoonGi de quien se estaba hablando. Él jamás había mostrado algún tipo de interés hacia él, no que Luzbel lo haya notado. Y en todo caso, ¿por qué YoonGi haría eso?
Le gustas a YoonGi.
¿Gustar?
Eso era diferente a solo sentir deseo sexual, ¿no? ¿Eso significaba que había algo emocional de por medio? ¿YoonGi lo... quería?
Negó con la cabeza repetidas veces. YoonGi no lo quería. ¿Quién en su sano juicio querría a Luzbel? Exacto, nadie. Además, ¿por qué eso le importaba tanto? Aceptar sentimientos románticos de alguien no estaba en sus planes.
YoonGi no lo quería, ni siquiera quería a JungKook cerca de él en un inicio, sin mencionar que actualmente tenía cosas mucho más importantes en qué pensar.
Tal vez todo estaba siendo un malentendido. Tal vez JiSoo se equivocó. Sí, eso tenía que ser.
Debía dejar de huir de sus problemas, iniciando por esto. Regresaría a Corea del Sur y hablaría con YoonGi para aclarar las cosas.
Decidido a ello, dio media vuelta para salir de ese lugar.
Sin embargo, sus planes cambiaron drásticamente cuando otro ángel apareció ante sus ojos.
—¡Pero vaya suerte la que he tenido hoy! —exclamó Mikhael—. Ha pasado mucho tiempo, hermano —sonrió—. Sabía que de alguna u otra forma te encontraría. Mira que estar pendiente de tres portales y buscar a Semyazza al mismo tiempo, no ha sido tan fácil —vio a su alrededor, soltando un bajo silbido—. China, ¿eh? —volteó hacia Luzbel nuevamente, quien no se había inmutado por nada—. Esto hace preguntarme: ¿estás en este portal solo para despistarme o realmente el eslabón perdido está en este continente? —caminó un par de pasos hacia su hermano—. ¿Qué país será? Mm... —fingió pensarlo por unos segundos—. ¿China? ¿India? ¿Kazajistán? ¿Turquía? ¿Afganistán? ¿Singapur? ¿Japón? ¿Filipinas? ¿Vietnam? ¿Indonesia? ¿Corea...
Luzbel lo empujó contra la pared de roca, cambiando sus ojos a un tono completamente negro. Mikhael sonrió con cierta satisfacción al verlo. Disfrutaba de sacar a Luzbel de sus casillas.
—Escúchame bien, hermano —su tono de voz era bajo pero amenazante—. Si le tocas un solo cabello o si tan siquiera te acercas a él, haré que te arrepientas por el resto de la eternidad.
—Oh... así que es un él —sonrió aún más amplio.
—Estás advertido —lo soltó. Dio media vuelta y caminó, alejándose de él.
—Te tengo una oferta —dijo, esta vez más serio.
—No me interesa —metió las manos en los bolsillos de su pantalón, sin haberse detenido ni por un segundo.
—Yo creo que sí —esperó por una respuesta, pero su hermano ni siquiera volteó a verlo, solo siguió caminando. Eso hizo que soltara las palabras antes de que su hermano se fuera—. Regresa al cielo.
Y JungKook finalmente detuvo sus pasos al escuchar eso último. Le costó cerca de un minuto reaccionar, pero cuando lo hizo, sacó las manos de los bolsillos y lentamente se giró hacia Mikhael.
—¿Qué has dicho?
—Eso. Si lo entregas a él, como recompensa puedes regresar al cielo cuando quieras.
Luzbel soltó un pequeño bufido, sin poder creer lo que estaba escuchando.
—¿Lo dices en serio?
—Completamente.
—Entonces... —caminó hacia él, mostrándose algo dudoso e inseguro—. ¿Solo lo entrego y ya?
—Así de fácil como lo escuchas —asintió.
—¿Y qué harás con él?
—Sabes lo que haré con él —respondió con seguridad—. Pero te prometo algo: no sentirá nada de dolor.
Cuando JungKook llegó donde él, lejos de decir algo más, impactó su puño contra el rostro del contrario. Utilizó tanta fuerza que Mikhael prácticamente fue lanzado colina abajo.
Cuando finalmente tocó el suelo, tuvo que reacomodar algunas zonas de su cuerpo, como su pierna izquierda y cuello.
Soltó suaves quejidos mientras las heridas iban sanando solas. Lentamente se puso de pie pero reaccionó al instante y, con la furia recorriendo cada parte de su cuerpo, sacó sus alas dispuesto a defenderse y pelear contra su hermano.
—¡¿Cómo te atreves?! —gritó una vez que Luzbel bajó donde él, también con sus alas afuera.
—¿Qué tan ingenuo crees que soy? ¿Ir al cielo a cambio de entregar al eslabón perdido? —sonrió con ironía—. Contrario a lo que piensas, no estoy desesperado por volver a ese lugar. Dejó de ser mi hogar hace mucho tiempo.
—Tú...
Mikhael lanzó a Luzbel contra el suelo y se posicionó encima suyo, sujetándolo con fuerza de la camisa.
—Siempre creyéndote tan superior a los demás.
—No me culpes por tus inseguridades, hermano. Cada vez que estabas a mi lado creías que todo era una competencia, así que dime, ¿quién es realmente el que tiene problemas aquí?
Mikhael no respondió pero su rabia era notoria. Como si se tratase de una pluma, levantó a Luzbel y lo estrelló contra la colina, creando un pequeño hueco en ella. Luzbel también fue directo a su hermano, propinándole más golpes.
La fuerza de ambos era descomunal, y si no fuera porque eran inmortales, probablemente ya habría una terrible escena del crimen en ese lugar.
Muchas heridas y golpes fueron recibidos por ambos mientras que otros también fueron esquivados. Sus prendas terminaron sucias y rasgadas. El rostro de ambos junto con todo su cuerpo, terminaron manchados con una mezcla entre tierra y sangre.
Luzbel impactó la cabeza de su hermano contra una roca y lo mantuvo en esa misma posición mientras se acercaba para susurrarle al oído.
—Estás igual de podrido que nosotros. Uno más que debería ser desterrado del cielo.
—¿Me dices eso solo porque cumplo con las órdenes de nuestro padre?
Luzbel lo soltó haciéndose unos pasos hacia atrás. Mikhael se reincorporó, pasó el dorso de su mano por su nariz, quitando parte de la sangre que casi cubría todo su rostro, y se volteó hacia su hermano, quien tampoco lucía mejor que él.
—Solo tenías que obedecer a una cosa, y ni siquiera pudiste hacer algo como eso —su respiración estaba agitada, al igual que la del contrario—. Luzbel. El ángel dotado de belleza e inteligencia —soltó con sarcasmo—. Pero yo sabía que no eras tan perfecto como todos creían... Y tuve razón. Crees que hiciste lo correcto, pero lo único que lograste fue llevar a los humanos a una vida llena de oscuridad, y a nuestros hermanos los condenaste a pasar la eternidad en un lugar donde ellos no pertenecen... ¿Pero sabes qué? Se lo merecen, por confiar en ti y cuestionar a nuestro padre. Merecen estar en el infierno y merecen vivir sin sus alas. Porque ustedes no merecen ser llamados ángeles después de todo.
—Disfrutaste cortar las alas de cada uno, ¿no es así? —cerró sus puños con aún más fuerza, intentando contenerse.
—No. Lo que disfruté fueron sus gritos de dolor.
Luzbel no pudo contenerse más y regresó hacia Mikhael, dispuesto a matarlo solo para ver cómo regresaba a la vida, y luego volverlo a matar.
Lo tiró al suelo, se colocó sobre él y empezó lanzar puñetazo tras puñetazo, queriendo cobrar todo el dolor que Mikhael causó a sus otros hermanos.
Luzbel estaba tan cegado por el enojo, que no se dio cuenta de que su hermano había estirado su brazo derecho para tomar una roca. Fue demasiado tarde para el pelinegro cuando esta impactó contra su cráneo. Mikhael lo empujó, quitándoselo de encima. Se levantó, alzó a Luzbel y lo empujó contra el tronco de un árbol, ocasionando que una de sus gruesas ramas atravesara el abdomen del pelinegro.
JungKook soltó un grave quejido, porque a pesar de que sus heridas eran capaces de sanar rápido, el dolor del momento era inevitable. Escupió sangre de su boca y sin ser capaz de defenderse más.
—No importa cuántas veces te mate, ¿no es así? Jamás lo entenderás —empujó más el cuerpo del pelinegro, haciendo que la rama lo hiriera nuevamente—. ¿Sabes? No mentí cuando dije que disfruté de sus gritos —susurró en su oído—. Pero creo que nada será tan satisfactorio como escuchar los tuyos.
Luzbel no tuvo tiempo ni siquiera de voltear, lo único que sintió a continuación fue un dolor insoportable en sus omóplatos, que aunque cerró los ojos con fuerza y se contuvo para no hacerlo, terminó dándole la satisfacción a Mikhael cuando gritó de forma desgarradora ante el suplicio.
Sus alas estaban siendo desprendidas de su cuerpo.
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Se puede notar que no soy mucho de escribir acción, but... es trabajo honesto
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