✪Trîgintâ octô✟
Cuando llegaron al apartamento que compartían HoSeok y JungKook, este último dejó las bolsas de compras sobre el desayunador antes de avanzar hacia la sala. YoonGi cerró la puerta principal para luego caminar lentamente hacia donde estaba el pelinegro.
No habían hablado mucho luego de que JungKook se enfrentara a aquellos adolescentes. Pero YoonGi seguía igual de sorprendido que antes, pues Luzbel no era de los que buscaban pleitos, sino todo lo contrario. Le pareció extraño que hubiese actuado así.
—JungKook.
Cuando llegó a la sala se encontró con el pelinegro, de pie y de espaldas a él mientras que con su mano derecha parecía sobajear parte de su omóplato izquierdo.
No era la primera vez que YoonGi lo veía haciendo eso, lo cual era irónico porque Luzbel parecía querer mantenerlo en privado.
—Oye —llamó con voz suave. El pelinegro dejó lo que hacía y se dio la vuelta de inmediato—. ¿Estás bien?
—Sí —asintió con la cabeza—. Sí, es solo que esta camisa me incomoda mucho.
Sin decir nada más, el pelinegro inició a desabotonarse la camisa, tomando camino hacia su habitación.
—¿De verdad solo es eso? —cuestionó YoonGi, yendo detrás de él—. JungKook.
Cuando el menor quiso tocar su espalda para llamar su atención, Luzbel se giró rápidamente y sostuvo la mano de YoonGi para impedir tal acto.
—No lo hagas —dijo JungKook.
YoonGi no dijo nada durante varios segundos, analizando la situación. Aunque a decir verdad no tuvo que hacerlo tanto, le parecía evidente lo que estaba pasando.
—Esto es por tus alas, ¿cierto? —el contrario soltó su mano y apartó la mirada de él. Su silencio le había dado la razón—. ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque no tiene importancia —volvió a posar su mirada en el menor—. Si mis hermanos pudieron con esto, yo también lo haré. Solo necesito tiempo... YoonGi —lo interrumpió al ver que quería decir algo al respecto—. Por favor, no quiero hablar más, no de esto.
YoonGi suspiró resignado, evidentemente era un tema muy delicado para Luzbel.
—Bien. Si es eso lo que quieres, entonces está bien —asintió. Bajó la mirada hacia la mano derecha del pelinegro, y con cierta cautela la tomó. Entrelazó sus dedos una vez que notó que eso no creaba una reacción negativa en el contrario. Y así, lo guió de nuevo hacia la sala para tomar asiento sobre uno de los sofás—. Entonces, ¿quieres hablar sobre lo que pasó en el centro comercial?
—No hay mucho que decir sobre eso. Lo hice porque no dejaré que alguien vuelva a lastimarte, ya sea emocional o físicamente.
—JungKook, pudiste haberlo matado.
—No iba a soltarlo de verdad.
—¿Estás seguro de eso?
—Estoy seguro, YoonGi —dijo, convencido—. Solo quería asustarlo.
El menor suspiró, un tanto aliviado. En la escena JungKook se había visto realmente enojado, y por esa razón YoonGi temió que lo hubiese amenazado de verdad.
Sin embargo, decidió confiar en lo que le decía, porque después de todo, Luzbel jamás había lastimado a un humano. No tenía por qué hacerlo ahora.
—Bueno, en ese caso... —dejó un beso en el dorso de la mano del pelinegro—. Gracias por defenderme —le dedicó una pequeña sonrisa—. Pero no hace falta que te metas en problemas por mí.
—Lo haré si es necesario —respondió, muy seguro de ello.
—No lo hagas.
—Lo haré.
—No lo harás.
—Por supuesto que sí. Voy a defenderte de todos y de todo, Min YoonGi.
YoonGi quiso reír por la ternura que le transmitía el contrario, pero en lugar de eso, tuvo la osadía de levantarse del sofá únicamente para acomodarse sobre las piernas del mayor, sentándose a horcajadas sobre él.
—¿Por qué eres tan testarudo? —llevó sus manos al cuello de JungKook, dejando sutiles caricias con sus pulgares.
—Porque... me gustas y... quiero protegerte —respondió en voz baja, un tanto torpe por la sorpresa de tener a YoonGi encima de él. No era algo que se hubiese esperado en ese momento.
YoonGi sintió la tensión en el cuerpo ajeno, incluso por la ubicación de sus manos pudo sentirlo tragar saliva, por lo que intencionalmente acercó su rostro un poco más al del contrario.
—¿Por qué estás nervioso?
—Porque no estás respetando mi espacio personal.
YoonGi inevitablemente soltó una pequeña carcajada ante la ironía de esas palabras.
—Eres un bobo —dijo, negando con la cabeza. Y antes de que JungKook replicara, YoonGi lo besó.
El pelinegro no tuvo más opción que corresponder a ello porque, maldición, realmente le encantaba tener los labios de YoonGi junto a los suyos. Esa podía ser una de las cosas de las que jamás se cansaría, estaba más que seguro.
YoonGi continuó controlando el beso, moviendo sus labios de forma lenta pero provocativa. Y ya que estaban solos, estaba a la espera de que JungKook tuviera la iniciativa para hacer algo en específico.
Sin embargo, eso que esperaba nunca pasó. Por lo que optó por ser más directo.
—¿Sabes? —susurró el menor sobre los labios ajenos luego de unos segundos—. Puedes tocarme también.
YoonGi era muy consciente de que cuando JungKook le ponía las manos encima, jamás bajaba más allá de sus hombros. Y bueno, ahora ni siquiera eso porque al parecer, JungKook prefería mantenerlas a sus costados, aferradas al sofá.
—Es solo que no quiero incomodarte —respondió con el mismo tono.
—Si fuera así, no te pediría que lo hicieras.
YoonGi volvió a besarlo en un ritmo pausado. Y mientras estaban en ello, colocó sus manos sobre los hombros del pelinegro. Fue bajando lentamente por sus brazos, apreciando los músculos parcialmente marcados de su pareja, hasta llegar a sus manos, las cuales él tomó y fue guiándolas hacia sus muslos.
JungKook se separó tan solo un poco, para bajar su mirada hacia donde tenía las manos, aprovechando de paso la vista completa de YoonGi sentado sobre sus piernas, en una posición que Luzbel jamás creyó que llamaría tanto su atención. Sin comentar nada, volvió a subir la mirada hacia los ojos de YoonGi, esos ojos tan brillantes e hipnotizantes. Perdido en el anhelo de conocer más sobre todo lo que YoonGi le hacía sentir, relamió sus labios antes de volver a devorar los del menor.
YoonGi enterró los dedos de su mano derecha en el cabello del mayor mientras que la otra reposaba en su pecho. Sus besos usualmente eran inocentes, pero esta era la primera vez que sus labios se movían con verdadero afán. Y ciertamente se sentía muy bien.
YoonGi disfrutó de sentir las grandes manos de JungKook ejerciendo cierta presión sobre sus muslos, sentía su piel quemar por la gratificante sensación de las caricias que obtenía. Pronto esas mismas manos subieron a la cintura del menor, atrayéndolo un poco más hacia su cuerpo. YoonGi suspiró suavemente ante ese detalle.
Si algo era seguro, es que se estaban dejando llevar. Ambos querían obtener más, aunque aún no sabían qué tanto.
—Déjame protegerte también —susurró el menor casi sin aliento. Sus ojos aún seguían cerrados y sus labios creaban cierto roce con los contrarios que incrementaban mutuamente el deseo de seguirlos probando.
—¿Qué? —JungKook había quedado tan embelesado por YoonGi, que en un inicio no pudo procesar correctamente lo que había dicho.
Sentirse así era completamente nuevo para él.
—Sé que no puedo hacerlo de la manera en que tú lo haces —llevó sus manos a las mejillas del pelinegro—. Pero si tengo la oportunidad para protegerte de alguna forma, por favor, déjame hacerlo.
JungKook asintió levemente con la cabeza, aún muy sumido en aquella atmósfera tan embriagadora.
Sentirse tan querido por alguien también era demasiado nuevo para él.
YoonGi ladeó la cabeza hacia el lado opuesto en el que estaba, para luego proseguir a juntar sus labios una vez más. Gracias a que la camisa de JungKook estaba parcialmente desabotonada, no tuvo mucha dificultad a la hora de deslizar su mano hacia el interior de la misma.
JungKook sentía la temperatura de su cuerpo aumentar de una manera muy inusual, y la cálida mano de YoonGi paseándose por su pecho, pasando por su pectoral izquierdo antes de subir a su hombro con las intenciones de deslizar un poco más la prenda para tener mejor acceso a su cuello, solo acrecentaba más esa sensación.
Esbozó una sonrisa en medio de un pequeño suspiro cuando los labios del menor bajaron a repartir besos húmedos en su cuello.
—Eso... —relamió sus labios y cerró los ojos para sentir a detalle lo que YoonGi hacía con él—. Eso se siente bien —dijo, recostando su cabeza en el respaldar del sofá, dejándole más terreno libre al menor.
—¿Sí? ¿Quieres que siga haciéndolo?
—No me molestaría si lo hicieras.
YoonGi soltó una baja risita antes de continuar besando su cuello, creando un pequeño camino hasta llegar a sus clavículas. JungKook volvió a colocar sus manos sobre los muslos de YoonGi, acariciándolos mientras se dejaba hacer por él.
Sin embargo, no pudo ignorar el hecho de que iniciaba a sentir un cosquilleo en su abdomen bajo y, que parte de ese "calor" que sentía, se estaba acumulando allá abajo, comenzando a endurecer su entrepierna.
Se sorprendió, porque no le tomó mucho tiempo entender que se estaba excitando.
Otra cosa sumamente nueva para él.
Se alarmó un poco. No quería que el menor se diera cuenta de eso, pero necesitaba que se quitara de encima para poder lograrlo. Si seguía en lo que estaba, dentro de poco YoonGi literalmente lo sentiría también.
—Ahm... YoonGi... —llamó, un tanto incómodo.
No había que malinterpretarlo. Le gustaba lo que sentía, le gustaba que YoonGi era el único que lo provocaba, pero estaba consciente de que no era el momento.
—¿Sí? — el menor volvió a la altura de su rostro. Se mantuvo expectante por varios segundos, mas JungKook no dijo nada—. ¿Jung...
YoonGi guardó silencio cuando la puerta del apartamento se abrió, dejando entrar a HoSeok junto con JiSoo. YoonGi se quitó de encima de JungKook al verlos, cosa que el pelinegro agradeció en su interior. Soltó un largo suspiro antes de volver a abotonarse la camisa.
—Sí, fingiré que no te vi encima de mi amigo, degenerado —soltó el pelinaranja en son de broma.
—Hola a ti también —respondió YoonGi con ironía, ahora sentado al lado de Luzbel. Quiso fingir que ser descubiertos no le había provocado nada, pero fue en vano porque tenía las mejillas sonrosadas de la vergüenza.
JiSoo solo sonrió por la interacción entre esos dos. Las personas del círculo social de JungKook y YoonGi ya estaban enteradas de que estaban juntos, por lo que con ellos no había mucho problema en mostrarse como pareja.
—Oigan —dijo HoSeok—. Estoy muy feliz de que estén juntos, en serio. Pero por favor, si van a hacerlo, que no sea en ese sofá. Yo pongo mi cabeza ahí cuando veo televisión —señaló donde JungKook estaba sentado.
El pelinegro soltó un resoplido como respuesta.
—Como sea —dijo YoonGi—. Ya debo irme —posó su mirada en JungKook—. Nos vemos mañana, ¿cierto?
Cuando JungKook asintió, el menor se acercó a él para despedirse con un beso en los labios. Luego de eso YoonGi se levantó, tomando camino hacia la salida, queriendo huir de allí.
—¿Dónde está mi beso? —preguntó HoSeok cuando su amigo pasó por su lado.
YoonGi en respuesta, le sacó el dedo medio antes de salir por la puerta. HoSeok sonrió divertido antes de voltear hacia el pelinegro.
—Oye, ¿quieres cenar con nosotros? —alzó la comida que venía empaquetada—. Descubrimos un lugar que vende comida libanesa.
—No, estoy bien —hizo un gesto con su mano derecha, en forma de negación—. Estoy cansado así que... solo iré a darme una ducha antes de ir a la cama.
—Procura que el agua salga fría.
JungKook fingió no entender por qué lo decía, aunque incluso para él era muy obvio, más si su cuerpo estaba caliente. Y aunque no acostumbraba a sentirse avergonzado, lo estaba un poco. No quería que nadie más lo viera en esa situación. Nadie que no fuera YoonGi al menos.
No volvió a decir nada, solo se puso de pie y caminó a paso apresurado hacia el cuarto de baño, donde cerró de un portazo sin haberlo querido realmente.
—Ya deja de molestarlos —le recriminó JiSoo, dándole un codazo en las costillas.
—Lo siento —soltó una risa baja—. Fue inevitable. ¡Los has visto! Son muy adorables, y por ende, muy molestables.
La chica negó con la cabeza, quitándole la comida empaquetada a HoSeok para llevarla a la cocina.
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